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Una conspiración de los últimos meses del año 1960 en Sancti Spíritus fue la del [[Espíritu Santo (Organización contrarrevolucionaria)|Espíritu Santo]], apoyada y surgida dentro del clero falangista. En ese propio año se detectó en Sancti Spíritus otra organización contrarrevolucionaria cuyos integrantes procedían de la pequeña burguesía y la aristocracia obrera; el [[Directorio Revolucionario Estudiantil]] (D.R.E.), sus cuadros dirigentes eran [[Kemel Jamis Bernal]], coordinador en Las Villas, y [[Edel Causo Echemendia]], coordinador de acción y sabotaje, ambos residían en Sancti Spíritus. Era una agrupación extremadamente reaccionaria y agresiva, mantenía contactos con el clero católico y el cura de la [[Iglesia  de Sagua La Grande]] les suministraba bombas caseras. El D.R.E. mantuvo su independencia orgánica y posteriormente se integró al [[Frente Nacional Democrático]].
 
Una conspiración de los últimos meses del año 1960 en Sancti Spíritus fue la del [[Espíritu Santo (Organización contrarrevolucionaria)|Espíritu Santo]], apoyada y surgida dentro del clero falangista. En ese propio año se detectó en Sancti Spíritus otra organización contrarrevolucionaria cuyos integrantes procedían de la pequeña burguesía y la aristocracia obrera; el [[Directorio Revolucionario Estudiantil]] (D.R.E.), sus cuadros dirigentes eran [[Kemel Jamis Bernal]], coordinador en Las Villas, y [[Edel Causo Echemendia]], coordinador de acción y sabotaje, ambos residían en Sancti Spíritus. Era una agrupación extremadamente reaccionaria y agresiva, mantenía contactos con el clero católico y el cura de la [[Iglesia  de Sagua La Grande]] les suministraba bombas caseras. El D.R.E. mantuvo su independencia orgánica y posteriormente se integró al [[Frente Nacional Democrático]].
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El [[Movimiento 30 de Noviembre]] (M-30 Nov.) surgió aproximadamente en los últimos meses de 1960 en todos los municipios de la actual provincia espirituana, aunque con mayor incidencia en Sancti-Spíritus, Trinidad, Cabaiguán y Yaguajay.  Respondía a una Dirección Nacional con carácter civil pero tenía entre sus coordinadores un militar. Esta organzaición estaba agrupada en la región espirituana por cerca de 100 miembros, en su mayoría de la pequeña burguesía, propietaria, empleada, privilegiada y elementos del II Frente Nacional del Escambray.
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Sus dirigentes eran en Sancti Spíritus [[Gaspar Martínez]], en Cabaiguán [[Julio Denis Leiva]], primero y después [[Nolasco Curbelo  Ramos]], [[Orlando Pérez]] en Fomento, Eduardo García en Jatibonico, [[Dagoberto Cañizarez]] en Tuinucú, [[Roberto Méndez]] en Guayos, [[Hermes Hernández]] en Zaza del Medio y como Jefe de todas las brigadas [[Germán Rodríguez Medina]]. Estos contrarrevolucionarios realizaron acciones de sabotajes, pintaban letreros, suministraron armas a los alzados, hicieron contactos con el bandido Osvaldo Ramírez y mantuvieron ocultos en Fomento a los bandidos [[Ramonín Quezada]] y [[Merejo Ramírez]] para sacarlos hacia La Habana. Los contrarrevolucionarios del M-30 Nov. trabajan principalmente en las zonas rurales y uso de sus integrantes, Francisco Casadeval, era agente de la C.I.A.
  
 
=== Organización territorial ===
 
=== Organización territorial ===

Revisión del 15:14 21 sep 2014

Historia de Sancti Spíritus
Información sobre la plantilla
Escudo SSp.jpeg
Escudo de Sancti Spíritus
Cronología
Época precolombina
Corrientes migratorias
Comunidades existentes
Colonia
Fundación de la villa
Movimientos revolucionarios
Ocupación norteamericana
Etapa republicana
Primeros años
Entre el Machatado y 1940
Gobiernos constitucionales
Dictadura batistiana
Guerra de Liberación Nacional
Revolución en el poder
Movimiento contrarrevolucionario
Organización territorial
Provincia cubana

Historia de Sancti Spíritus. El actual municipio cubano de Sancti Spíritus, capital de la provincia de igual nombre, posee una rica historia que comienza con los asentamientos aborígenes establecidos en el territorio que actualmente ocupa el municipio, lo que se le denomina etapa precolombina, y llega hasta la actualidad, pasando por la ocupación española, las luchas de independencia, la etapa republicana o seudorepública hasta llegar a la etapa revolucionaria.

Los primeros hombres que habitaron el territorio espirituano fueron grupos de cazadores, con tradiciones paleolíticas, que llegaron a estas tierras procedentes de América del Norte hace unos 8 000 años. En este periodo precolombino existieron comunidades con características paleolítica, mesolíticas y neolíticas incipientes, las cuales se asentaron principalmente cerca de los ríos y las cosas. Estas poblaciones subdesarrolladas fueron las que encontraron los conquistadores españoles en 1514 cuando llegaron al territorio y fundaron la cuarta villa del Imperio Español en la isla de Cuba. Este hecho ocurrió a mediados de este año bajo la guía del Adelantado Diego Velázquez de Cuéllar.

Los movimientos abolicionistas y anexionistas estuvieron presentes en Sancti Spíritus durante la década de 1840 que azoto a Cuba estimulados por la campaña inglesa contra la trata y la esclavitud y especialmente con la llegada del inglés David Turnbull como Cónsul y superintendente de libertos. Se conoce de la llegada a Sancti Spíritus del pintor inglés James Gay Sawkins, conocido abolicionista, quien estuvo varios días en la villa, aparentemente dedicado a la creación artística. Además fue notoria la inquietud de negros y mulatos durante el proceso denominado La Escalera, tal vez por implicaciones que existieron en conspiraciones. El mulato Andrés Pérez de Ordaz y Quezada tuvo que huir hacia Santa Clara y sus bienes fueron embargados por el gobierno español. También se hizo sentir el movimiento anexionista pero en menos medida. El caso más relevante de este movimiento en la región fue la conspiración de la Mina de la Rosa Cubana dirigida por Narciso López, militar español que vivió en Trinidad y a finales de la década de 1840 pretendió levantarse contra el gobierno con el apoyo de pobladores de trinitarios unidos a hombres de Cienfuegos, Sancti Spíritus y Matanzas.

Sancti Spíritus también fue escenario del movimiento independentista y revolucionario que existió en la isla de Cuba durante el periodo colonial y que puso fin al régimen español en suelo cubano. La Guerra de los Diez Años (1868-1878) estuvo presente en suelos espirituanos desde el 6 de febrero de 1869, fecha en la cual el movimiento independentista espirituano se une a la Revolución Cubana con hombres como Honorato del Castillo Cancio, Marcos García, Serafín Sánchez, Federico Fernández-Cavada, Carlos Roloff y Ramón Leocadio Bonachea, entre otras valerosas figuras, como sus principales promotores y líderes militares.

Sumario

Época precolombina

El territorio que actualmente ocupa la provincia de Sancti Spíritus comenzó a ser habitada por seres humanos unos 8 000 años ante de la llegada de los primeros conquistadores españoles en 1514. En esta época, identificada por el nombre de precolombina, llegaron los primeros grupos de cazadores-recolectores. Desde aquellos tiempos hasta que se produce la conquista y colonización europea se establecen en el territorio espirituano comunidades con características étnicas y niveles de desarrollo económico diversos. De estas comunidades aborígenes, los cronistas sólo pudieron dar referencias, algunas distorsionadas, de las que encontraron en su paso por la región.

Los estudios arqueológicos efectuados hasta el presente han posibilitado la realización de una reconstrucción histórica, quizás bastante aproximada, de estas comunidades en lo tocante al desarrollo socioeconómico alcanzado y su filiación cultural a partir de las evidencias materiales descubiertas en diversas localidades de este territorio.

Corrientes migratorias

La llegada de los primeros hombres al territorio espirituano ocurrió en diversas o corrientes migratorias. La primera corriente migratoria se produce hace unos 8 000 años, cuando grupos de cazadores, con tradiciones paleolíticas, procedentes de América del Norte, se desplazaron a través de las islas que componen el archipiélago de las Bahamas y penetraron, a partir de la costa norte de las actuales provincias de Matanzas y Villa Clara, en estos territorios, logrando dispersarse algunos de estos grupos en la zona de la actual provincia de Sancti Spíritus.

Una segunda corriente llegó a este territorio central del país hace unos 4 500 años, en esta ocasión llegaron procedentes del continente suramericano (Venezuela, Nicaragua y Honduras), esta corriente esta formada por grandes grupos cuyo estadio se correspondía con el mesolítico temprano. Estas comunidades se establecen temporalmente en algunas áreas de la costa sur espirituana, otras se internan tierra adentro a través de los ríos que desembocan en dicha costa, mientras que otros grupos establecen sus asentamientos en determinados puntos de la costa norte y la cayería existente al norte del actual Yaguajay. La mayoría de los asientos de estas comunidades al norte de la provincia se ubicaron en cuevas y solapas de los cayos: Lucas, Salinas y Caguanes, mientras que los de tierra firme, no muy lejos del litoral. Al parecer estos últimos arribos debieron producirse por vía marítima, si se tiene en cuenta la barrera natural que impone las alturas del nordeste por un lado, y la distribución espacial de los sitios tipo reconocidos hasta el presente.

La tercera corriente migratoria se origina a partir del 500 a.n.e. Aquí se distingue claramente dos tipos de comunidades diferentes: una de ellas con características de la etapa mesolítica (tardías) con presencia de tradiciones neolíticas incipientes.

Los grupos pertenecientes a estas comunidades proceden de Norte América (Península de la Florida y Valle del Mississippi) y luego de su arribo a la costa norte de Matanzas se expanden al oriente y occidente de la isla de Cuba. En la provincia de Sancti Spiritus algunas agrupaciones humanas penetran por la costa sur hasta zonas mediterráneas, mientras que otros logran ubicarse hacia la porción norte del territorio.

Las restantes están constituidas por comunidades neolíticas (en Cuba también se denominan agricultores-ceramistas), del tronco étnico aruaco que, procedentes de la isla La Española, se asentaron en la región oriental de la isla y desde allí llegaron por la costa sur hasta el territorio espirtuano estableciéndose unas próximas al litoral, mientras que otras lo hacen en zonas mediterráneas[1].

Comunidades existentes

Paleolíticas

El manatí, uno de los mamíferos cazados por los grupos paleolíticos cubanos.

Las primeras comunidades existentes en el archipiélago cubano poseían, según las herramientas de piedras encontradas en investigaciones arqueológicas y su patrón habitacional, una economía de apropiación, un desarrollo socioeconómico de cazadores-recolectores y una división natural del trabajo por sexo y edad[2]. Emplearon piezas de piedra tallada de grandes dimensiones, como láminas puntiagudas para ser usadas en lanzas y otros artefactos cortantes, tales como cuchillos; que pudieran emplearse no sólo para la caza de pequeños roedores, reptiles, aves, etcétera; sino para la caza de animales de cierta corpulencia, como la foca tropical (Manachus Tropicalus), ya extinta y el manatí (Trichechus Manatus). También recolectaban moluscos terrestres y marinos, capturaban crustáceos y reptiles, practicaron la pesca y la caza de aves y jutías.

En el territorio de la provincia de Sancti Spiritus, se han reportado dos sitios de habitación correspondientes a los períodos más tempranos de su ocupación, localizados en la cayería al norte de Yaguajay, además de algunas evidencias aisladas hacia el centro del municipio de Cabaiguán en el contexto de grupos paleolíticos más tardíos.

Por lo general, sus asentamientos se localizan a cielo abierto, y en menor medida en cuevas y abrigos rocosos. La presencia de estas comunidades ha sido ubicada en las márgenes del río Zaza y algunos de sus afluentes, y en otros puntos de la provincia en los municipios La Sierpe, Sancti Spiritus y Cabaiguán. En cuevas pueden citarse los sitios de Cueva de la Guinea y la de los Cuchillos, en el municipio de Yaguajay. En estas cuevas se destacan manifestaciones del arte rupestre cubano, atribuibles a esta cultura, así como la presencia de entierros cubiertos con capas de moluscos terrestres[3].

Mesolíticas

Como pueblos que vivían de la caza y la recolección de productos terrestres y marinos, y de la pesca; estas comunidades tenían que moverse en un medio dado por las consecuencias estacionales, en las que las especies tengan ciclos de vida más abundantes y otros en las que son más escasas dentro de la misma zona.

Los ecosistemas explotados por los mesolíticos que habitaron el territorio provincial fueron muy variados, así tenemos las cuevas de los Cayos de Piedra, al norte de Yaguajay, sitios mediterráneos con fuerte énfasis en la zona de manglar como la Toma de Agua, en La Sierpe; mediterráneos hacia la zona de la llanura central con una explotación intensiva de los ecosistemas de tierra adentro y una dependencia menos marcada de los recursos de la zona de manglares y costeras, como son los casos de La Luisa y La Aurora, y aquellos que explotaban los ecosistemas de montaña, como El Garrote, en la zona de Banao, y los sitios ubicados en la parte montañosa de Fomento. Es de suponer que las especies obtenidas mediante la caza, pesca y recolección variaran según los ecosistemas en los que desarrollaron sus actividades subsitenciales, observándose acumulaciones significativas de conchas de moluscos marinos bivalvos y univalvos conjuntamente con abundantes huesos de jutías, algo menores de aves, de tortugas, de peces y reptiles en áreas de habitación costeras.

La elaboración y uso de los recursos maderables variados fue uno de los procesos de trabajo más comúnmente desarrollados por estos grupos aborígenes, lo que se infiere a partir de los resultados de investigación de las herramientas de piedra tallada en las que principalmente se emplean las muescas y los denticulados. De esta forma, construyeron canoas para el transporte fluvial y marítimo, levantaron viviendas, fabricaron un sinnúmero de utensilios, recolectaron frutos, semillas, raíces, tubérculos, huevos de aves, de quelonios, moluscos, etcétera.

La recolección de materiales y materias primas para la confección de medios de producción y objetos propios de los procesos de trabajo vinculados con la superestructura abarcó, a su vez, materiales silíceos, rocas tenaces, conchas de moluscos; así como ramas y troncos para el mantenimiento del fuego.

La presencia de instrumentos y artefactos de piedra y concha como majadores, piedras molederas y gubias, en cantidades significativas en sitios mesolíticos tardíos, en zonas bióticas de la llanura central, conjuntamente con la presencia de elementos transculturales neolíticos, hace suponer que ya para esta etapa; grupos mesolíticos conocían determinados cultígenos y debían practicar la agricultura como actividad subsistencial; con el conjunto herramental propio, que se desarrolla independientemente a la observada para los apuros neolíticos cubanos[4].

Construyeron herramientas de piedra tallada, empleando como materia prima el sílex, el chert, la calcedonia, el cuarzo y otras variedades, que por su alta dureza, les permitían la cumplimentación de diferentes procesos de trabajo (raspadores, raederas, muescas, buriles, denticulados, perforadores, etcétera.

Otro de los materiales ampliamente usado fue la piedra en volumen, de la cual se elaboraron diferentes tipos de herramientas (percutores, majadores, lajas molederas, lajas afiladoras, manos de morteros, morteros, así como artefactos mágico-religiosos, entre los que se destacan las esferas líticas.

Estas comunidades humanas poseían gran movilidad y flexibilidad en sus movimientos cíclicos estacionales, en los cuales, dadas las circunstancias, podían constituirse en grupos de propósito concreto para la caza, la pesca o determinadas actividades recolectoras; o grupos forrajeros integrados por distintas familias, en determinadas situaciones y épocas del año y bajo el influjo de condiciones especiales se produce, incluso la separación de familias aisladas. Estas relaciones gentilicias, establecidas a partir del derecho materno y de la división del trabajo por sexos y edades; son atribuibles, en sentido general, a las comunidades mesolíticas de Cuba.

Manifestaciones mágico religiosas

Un aspecto significativo es el culto a los muertos. Los mesolíticos tempranos sepultaban a los muertos tanto en los sitios de habitación como en los recintos dedicados a tales fines: abrigos rocosos y cuevas. Practicaban los entierros primarios y secundarios.

Las principales ofrendas que acompañaban a los muertos consistían en restos de alimentos, algunos objetos de concha (vasijas, gubias, platos, etcétera) y bolas líticas. Las primeras referencias de estas manifestaciones datan de 1888 (Cueva de la Boca del Purial, en el Pico Tuerto del Naranjal). También pueden citarse a modo de ejemplificación la Cueva de los Niños, en Cayo Salinas, al norte de Yaguajay. Otro caso particularmente interesante es el del sitio La Almendra, en el municipio La Sierpe (antigüedad: 2868 + 200 años a.p.) donde se colectaron 24 esferas líticas.

Las manifestaciones de sus concepciones mágico-religiosas quedaron plasmadas en sus expresiones del arte rupestre, cuestión que queda evidenciada con mayor profundidad en algunas cuevas de la zona de Caguanes y Punta Judas (Yaguajay), El Garrote (Banao, Sancti Spiritus) y Cueva de La Jía o María Teresa (Trinidad).

Neolíticas incipientes

Conocidas en Cuba por el término protoagricultoras, estas comunidades, a diferencia de las mesolíticas, se caracterizan por tener conocimientos rudimentarios relacionados con la elaboración de vasijas de cerámica y por la incorporación de ciertos cultivos de manera incipiente, como complemento de las actividades apropiadoras.

A pesar de no ser numerosos los asentamientos localizados en el territorio espirituano, se tiene una información bastante detallada de algunos de ellos. En primer lugar se advierten algunas diferencias sustanciales en cuanto a la economía, pues existieron comunidades con una fuerte orientación marina, como ocurre con las que habitaron Birama (Trinidad) y las de los cayos, al norte de Yaguajay; además, comunidades con economía típica mediterránea o de "tierra adentro": los emplazamientos de los territorios de Cabaiguán, Fomento y Sancti Spiritus; grupos que indiscutiblemente debieron haberse establecido mucho antes, o sea, emplazamientos de mayor antigüedad cronológica.

A excepción de Birama, en el resto de los sitios sólo se destaca la presencia de cerámica lisa dentro de su ajuar, y una industria de piedra tallada en lascas con dimensiones microlíticas; elementos que los distingue como grupos pertenecientes a la filiación cultural protoagricultores, sin embargo el resto de sus características muestra tendencias notables hacia la etapa mesolítica. En el territorio espirituano se dan dos vertientes diferenciadas, que supone una fase temprana, en lo esencial arcaica y con cerámica, y otra tardía, en la que se incorpora el componente agroalfarero aruaco[5]

Evidentemente la supervivencia de estas comunidades con modelos económicos orientados a la explotación del ecosistema de manglar era mucho más eficiente, si se tiene en cuenta toda la fuente protéica que se obtiene de su explotación. Dicha actividad estaba asegurada en el caso de Birama, pues el río Manatí posibilitaba no sólo el acceso hasta el manglar, sino que constituía a la vez otra fuente provisoria de alimento para esta comunidad.

Entre las actividades económicas subsistenciales fundamentales figuraron la caza, la pesca, la recolección y la agricultura de manera incipiente:

  • Restos óseos de jutías de diferentes especies, pertenecientes a los géneros capromys, geocrapomys y heteroxomys, así como de iguanas, almiquí, manatí y de diversas aves demuestran evidentemente la variedad de especímenes faunísticos que les servían de alimentos; a los que se incorporaban además moluscos marinos, terrestres y fluviales; así como también quelonios, tanto marinos como fluviales y crustáceos en menor escala. Dentro de los peces, ocupó un lugar preferencial la pesca de la cubera, el sábalo, el róbalo y la lisa y menos frecuente la barracuda y la levisa, elementos óseos también presentes entre los restos de la dieta en los emplazamientos de este tipo en nuestro territorio.
  • La recolección, se centraba en la colección de vegetales (tubérculos, frutas y semillas), como en la de animales. Esta última comprendía la recolección de moluscos marinos y fluviales; además de huevos de quelonios y de aves. A esto se suma la colecta de diversos materiales para la fabricación de herramientas y artefactos tanto de uso doméstico (majadores, morteros, vasijas de cerámica, etcétera); contemplados todos ellos en las diferentes industrias que llegaron a desarrollar, a parecer con cierta amplitud.
  • Sobre la agricultura se poseían conocimientos en el sitio Birama donde los restos arqueológicos indican el cultivo del maní o cacahuete (Arachis hipogea); según las investigaciones realizadas. La posibilidad de que el cultivo, por otra parte, de la yuca amarga de forma incipiente, haya sido practicado por esta comunidad se hace también evidente por la colecta en las capas más superficiales de dos fragmentos de burén, artefacto de barro sobre el cual se depositaba la torta de cazabe para su cocción.
Aspectos sociales y la superestructura

La ubicación espacial de estos grupos protoagricultores en el entorno de los ríos, permite suponer, ciclos económicos más extensos y dinámico, lo cual debió incidir en el papel de los grupos forrajeros, organizados en familias interclánicas, capaces de garantizar la reproducción generacional.

Otros grupos de propósito concreto pescadores, cazadores y recolectores- se integraban, en épocas específicas del año, a partir de campamentos base. Ello posibilita pensar en la existencia, durante buena parte del año, de una residencia también neolocal, lo que debió haber creado una situación que, en sí misma, implicaba el detrimento de las relaciones gentilicias[1]. La uniformidad de las pequeñas dimensiones de la cerámica y su carácter utilitario, así como el análisis de los ajuares de silex se corresponden con grupos más reducidos. Debía existir una división del trabajo por sexos y edades, tanto en las actividades de elaboración de materias primas como en las actividades apropiadoras.

A medida que el trabajo en la agricultura se fue consolidando, dicha actividad quedaría a cargo de las mujeres, mientras que los hombres proseguirían encargados de las actividades apropiadoras.

Técnicas de manufactura y tecnología

Estas colectividades se encontraban en una fase de neolitización, al elaborarse ya artefactos de piedra pulida, lo que introdujo nuevas técnicas en la producción y manufacturas tanto en sus útiles de trabajo como de otros componentes del ajuar.

La industria de la piedra tallada está representada principalmente por exponentes microlíticos, en lascas, con escasos representantes de medianas dimensiones y una baja frecuencia laminar microlítica, mostrando similitudes tipológicas con la de Playitas; entre las herramientas de silex más significativas aparecen: raspadores, perforadores, lascas retocadas, buriles, raederas y puntas, entre otras[4]. Estas herramientas cumplían diversas funciones dentro de las actividades extrativas (caza, pesca y recolección) y de elaboración de materias primas.

Hacha utilizada por los aborígenes cubanos.

Dentro de los componentes de la industria de la piedra en volumen se destacan los majadores campaniformes con superficies bien pulimentadas, lajas molederas, lajas afiladoras, morteros con sus manos, esferas líticas, pulidores, desbastadores, percutores, pesos para redes de pesca y hachas petaloides, los mismos intervenían directamente en diferentes actividades, ya sea preparación de alimentos, elaboración de medios de trabajo o elaboración de objetos utilitarios y no utilitarios[6].

La industria de concha la componen gubías y martillos, elaborados respectivamente a partir de los caracoles marinos strombus (cobo) y cassis sp., además diversos objetos de uso corporal, como cuentas de collar, pendientes y olivas sonoras, entre otros. Estos objetos fueron creados mediante las técnicas de rotura y fractura; además de la abrasión de las conchas.

Para elaborar la cerámica se basaron en el modelado mediante el acordonamiento o "acordelado", predominando las vasijas globulares o en forma de "boles" desprovistas en su mayoría de asas o decoraciones, salvo algunas excepciones, donde se presenta la decoración incisa de líneas. Hay una tendencia a la producción de vasijas de mediana a pequeñas dimensiones. El proceso de cocción de las vasijas resultó incompleto, sin lograr obtener una atmósfera oxidante, lo que demuestra que estas comunidades no habían logrado aún el dominio de las técnicas alfareras en esta etapa de desarrollo social. Dicha cerámica cumplía un fin más bien utilitario o doméstico[7].

Manifestaciones mágico religiosas

No resulta posible establecer una diferenciación entre las manifestaciones mágico religiosas de estas comunidades con tradicciones neolíticas incipientes y la de la etapa mesolítica, debido muchas veces a la convergencia y de manera reiterada- de útiles de ambas culturas. Los asentamientos de El Garrote (Banao) y cueva La Jía (Trinidad), donde fueron tallados en la roca un buen número de petroglifos, son ejemplos elocuentes de la presencia de algunas de estas manifestaciones[8].

En general, y como ha ocurrido en muchos pueblos primitivos los protoagricultores practicaron determinados ritos o cultos dedicados a los muertos, basados todos ellos en la creencia de una vida después de la muerte.

El hallazgo de una esfera lítica en el sitio Birama evidencia la utilización por el grupo que habitó el lugar, de estos artefactos como ofrendas funerarias.

Las prácticas funerarias debían estar impregnadas de un contenido mágico animista y totémico profundo, las que a su vez posibilitaban la confección de determinados objetos para estos fines.

Colonia

Fundación de la villa

Documentos fundacionales

Adelantado Diego Velázquez de Cuéllar, conquistador español que funda la Villa de Sancti Spíritus.

Aunque en ningún documento de la época se hace referencia explícita a la fecha de la fundación de Sancti Spíritus, existen tres textos imprescindibles para arrojar luz sobre este proceso y servir de fuente primaria a los investigadores. Ellos son: Las Cartas de Relación del Repartidor de Indios Diego Velázquez a Su Alteza Fernando II de Aragón, del 1 de abril de 1514 y el 1 de agosto de 1515, en Documentos para la Historia de Cuba, de Hortensia Pichardo Viñals, tomo I y la Historia de las Indias, del Padre Bartolomé de las Casas.

El análisis de la Carta de Relación que enviara el Adelantado al Rey, el 1 de abril de 1514, el documento más interesante que se conserva sobre la conquista de Cuba - al decir de la doctora Hortensia Pichardo:
(...) permiten afirmar que la erección de Sancti Spíritus nunca pudo ocurrir antes de esa fecha, pues el remitente no la menciona, olvido impensable en un informe de esa naturaleza.
Las palabras de Las Casas constituyen el único fundamento documental sobre la fundación de Sancti Spíritus[9]:
(... ) y porque Diego Velázquez con la gente española que consigo traía, se partió del puerto de Jagua para hacer y asentar una villa de españoles en la provincia donde se pobló la que se llamó de Sancti Spíritus, y no había en toda la isla ni clérigo ni fraile, después de en el pueblo de Baracoa donde tenía uno, sino el dicho Bartolomé de Las Casas, llegándose la Pascua de Pentecostés, acordó dejar su casa que tenía en el río de Arimao (...) una legua de Xagua, donde hacía sus haciendas, e ir a decirles misa y predicarles aquella Pascua.

Este testimonio permite enmarcar en tiempo la fundación de Sancti Spíritus. La Pascua de Pentecostés es una fiesta dedicada al Espíritu Santo - bajo cuya advocación estaba la nueva villa -, que varía del 10 de mayo al 13 de junio, y que de acuerdo al cronista Gonzalo Fernández Oviedo en 1514 correspondió al 4 de junio [10]. Si bien no podemos circunscribir a una fecha lo que constituye todo un proceso,[11] sí podemos afirmar que entre abril y mayo de ese año quedó establecida la villa de Sancti Spíritus en un punto no determinado de la región central de Cuba. Por la relación de Velázquez se sabe que el 1º de abril él todavía estaba en Jagua, donde agora dice que está, y que en esa fecha la villa espirituana aún no existía, pues de lo contrario no hubiera dejado de consignarla.

El padre Las Casas fue muy explícito[12]:
Velázquez partió de Jagua para fundar Sancti Spíritus y cuando se acercaban los días de Pentecostés - probablemente en mayo- el sacerdote marchó de Arimao en dirección a la nueva villa para predicarles a sus pobladores el sermón correspondiente a la festividad. Fue un momento crucial para él, porque la lectura de las sagradas escrituras para preparar su alocución antes de partir para Sancti Spíritus determinó una toma de conciencia que lo llevó a renunciar de inmediato a las encomiendas y a comenzar su prédica a favor del indio. Le comunicó su decisión a Velázquez y ambos, conocedores de la trascendencia y las consecuencias que traería tal acto, acordaron mantenerla en secreto durante un tiempo.

Ceremonia fundacional

Bartolomé de las Casas, obispo español que estuvo en la expedición de Velázquez y fue un digno historiador de los primeros años de la conquista española.

Por tanto, a falta de fuentes más exactas para precisar el origen de Sancti Spíritus, es lógico suponer que, entre marzo y abril, ocurrió la llegada del territorio, previamente escogido por los exploradores y los guías nativos, de los conquistadores –devenidos colonizadores-, el establecimiento del campamento, la verificación de la justeza de las informaciones anteriores y, solo entonces, se tomaría la decisión de erigir una nueva villa, lo cual requería de un acto de fundación, con su correspondiente ceremonia, avalada por la presencia de un sacerdote. Todo este proceso debe haber ocupado a los españoles entre abril y junio de 1514.

A diferencia del resto de las primeras siete villas, que se establecieron en la costa o cerca de ella, Sancti Spíritus se asentó en un paraje interior que, en medio de la isla, podría facilitar el acceso de la costa sur a la norte, al respecto se refería Bartolomé de Las Casas[13]:
/Diego Velázquez/ (...) Ordenó que se poblase otra villa más dentro en la tierra, cuasi en medio de las dos mares del Sur y del Norte, y llamóla la villa de Sancti Spiritus /sic/.

Otra razón importante podría ser la cercanía a las excelentes minas descubiertas en el territorio nombrado por los aborígenes Cubanacán - más al norte, en la región central de la isla -, hallazgo relatado también por Las Casas. En este sentido Sancti Spíritus podía funcionar como un sitio puntual en la carrera del oro en su tránsito del norte al sur para ser sacado por el puerto de Trinidad - único más cercano que por entonces había en la región centro-sur de la isla- y por las propias minas de su territorio, como lo demuestran la propuesta de la corona en 1517 y 1518 para establecer la fundición de oro en Sancti Spíritus, entre otros lugares de la isla, (24) y la producción aurífera de este territorio todavía significativa en la década del 30 del siglo XVI.

La ceremonia fundacional debe haberse efectuado el mismo 4 de junio, coincidiendo con el Domingo de Pentecostés y el famoso Sermón del Arrepentimiento, donde Bartolomé de las Casas, invitado especial del fundador Diego Velázquez, fustigara duramente la crueldad con que los colonizadores se servían de los indios, su ceguedad, las injusticias e iniquidades cometidas con aquella gente inocente y mansísima. Las Casas no regresó a las encomiendas y permaneció en Sancti Spíritus, de acuerdo con sus propias palabras:
(...) predicando el dicho clérigo, día de la Asunción de Nuestra Señora en aquel lugar en que se dijo que estaba.

Al contrario de Pentecostés, el Día de la Asunción es fecha fija y se celebra desde el siglo VI el 15 de agosto, por lo tanto, en esa fecha y en Sancti Spíritus Las Casas pronunció su famosa homilía que ha pasado a la historia como el Sermón del Arrepentimiento. Allí rompió su promesa de silencio al proclamar su toma de conciencia a favor del indio y conminar a sus compañeros a arrepentirse de su impiedad. Este sermón se convirtió en la más dura crítica a la injusticia y crueldad de los conquistadores con los indocubanos.

Sermón del Arrepentimiento
El sentimiento religioso que pretendía cobijar el egoísmo colonizador, fue también el formidable explosivo político que utilizó el Padre Las Casas contra el inhumano sistema de encomiendas:
Mancillada es la ofrenda del que hace sacrificio de lo injusto.

Como quien inmola al hijo a la vista de sus padres, así es el que ofrece sacrificio de lo robado a los pobres, mata al prójimo quien le priva su subsistencia, y demanda sangre el que retiene el salario jornalero.
Sobre el Sermón la doctora Hortensia Pichardo señaló:
A la villa de Sancti Spíritus le cabe la gloria de que en su suelo se haya escuchado por primera vez en la Isla una voz clamando por la libertad de los naturales, voz que, si fue combatida por muchos, tuvo también muchos seguidores, y logró fijar la atención de los monarcas y del Consejo de Indias en el problema indígena y en la necesidad de hallarse soluciones más humanas.

En un sentido más amplio. El proceso de fundación puede entenderse como el período inicial de creación y fomento de una villa, lo cual implicó, en todos los casos cubanos, el cambio de lugar de emplazamiento, buscando el sitio idóneo. Para Sancti Spíritus, este proceso abarcaría, desde la primavera de 1514, hasta su traslado definitivo a las márgenes del Yayabo, en 1522.

Traslado de la Villa

Río Yayabo en la actualidad, afluente de agua donde los espirituanos establecieron la villa actual en 1522.

Parece que a los pobladores de Sancti Spíritus en su primer emplazamiento y a los que fueron después no les satisfizo, o no estuvieron conformes con la elección del lugar, ya porque aquél no fuese sino zona minera, ya por encontrarse demasiado retirado de la costa, dificultando la comunicación marítima con Trinidad, Santiago de Cuba y La Habana, o porque se sintiesen atraídos por las fértiles sabanas que bañadas por el río Yayabo hacían de aquel lugar el de sus ensueños de riquezas, pensaron abandonar las riberas del Tuinucú para situarse en estas del Yayabo en el año 1522.

Las primeras casas se situaron muy próximas al río, ocupando la iglesia el mismo lugar que ocupa hoy la Iglesia Parroquial Mayor.

Respecto al traslado de la villa de Sancti Spíritus, no existe prueba documental ni arqueológica que los justifique, aunque esa cualidad de villa itinerante bien pudo tenerla como el resto de las primeras villas, excepto Santiago y Baracoa, de las que hasta ahora no existen pruebas fehacientes de ello. Una antigua tradición oral recogida por el primer historiador espirituano Tadeo Martínez Moles presupone un cambio de asiento en 1522 desde las orillas del río Tuinucú hacia las cercanías del Yayabo y le atribuye diversas causas, entre ellas la muy conocida plaga de bibijaguas que asoló la villa, que a pesar de su matiz de inverosimilitud resulta una interesante nota de carácter ecológico. Otros criterios se inclinan hacia un acontecimiento político que debe haber marcado la vida de la villa en el año 1521: la violenta represión a la llamada revuelta comunera en Sancti Spíritus por Vasco Porcallo de Figueroa, que, procedente de Trinidad con una partida de hombres armados, depuso del cargo en nombre del rey al alcalde Hernán López, elegido por los vecinos, para dejar en esa plaza al que él consideraba serviría a los intereses reales (¿o velazquistas?), Jorge Velázquez[14].

El historiador Manuel Martínez Moles aporta un criterio a favor de una traslación digno de ser tomado en cuenta: el probable deseo de acercarse a Trinidad y al puerto, también de que la salida por el río Yayabo, navegable hasta 36 Km de su desembocadura, se hacía más rápida, así como la comunicación con Trinidad. Además, considera el posible aprovechamiento de mejores pastos para la cría de ganado caballar, vacuno y de cerda y la proximidad a los terrenos auríferos para los que se dedicaban a buscar oro en las vertientes de las montañas[14].

Tras su traslado a las márgenes del río Yayabo, se inició un lento, pero sostenido proceso de crecimiento y desarrollo de la jurisdicción, a partir del desarrollo de la ganadería como fuente principal de riqueza.

Décadas de 1840 a 1860

En las décadas de 1840 y 1850 la región de Sancti Spíritus, de economía predominantemente ganadera, se ve afectada por problemas que solo se aliviarán en parte después de la Guerra de los Diez Años. Su desarrollo ganadero vinculado a las zonas plantacionales azucareras, al disminuir la demanda de boyadas y aumentar la aplicación de la máquina de vapor en los trapiches y desarrollarse los Caminos de Hierro, se resiente. A la par, los altos impuestos, la inadecuada política arancelaria española y los métodos de crianza rutinarios le afectan. La otra región ganadera se resistió dé tal forma que casi se anula su próspera industria de curtir pieles y tiene que importar quesos y arrobas de carne[15].

La industria azucarera espirituana que crecía a lento ritmo feudal, solo llegó a producir a mediados del siglo XIX el 2 % del total nacional; introdujo una lentitud el instrumental moderno en sus fábricas, a tal extremo que en 1859 tenia sólo el 43 % de sus ingresos con máquina de vapor[15].

La crisis económica de 1857 y 1866 afectaron considerablemente a la Isla debido a que ya se encontraba estrechamente vinculada a la economía internacional. La tendencia decreciente de los precios del azúcar arruinaba a los hacendados azucareros que caían en las guerras de los refaccionistas. Beneficiados en Sancti Spíritus y Trinidad serían, entre otros, los comerciantes alemanes cuyos ejemplos más significativos eran Fritze y Cia y Sehmidt y Cia[16].

Debido a la presión de Inglaterra y el mundo en la lucha contra la trata y la esclavitud el gobierno español dictó en 1845 la llamada Ley de Represión del Tráfico Negrero que establecía duras penas a los complicados en la trata esclavista. Esto provocó el encarecimiento del esclavo cuyo precio se elevó a mucho más de 500 pesos lo que lógicamente incidió en la situación financiera de los negocios.

La trata clandestina en la zona central de Cuba adquirió enormes proporciones. Barcos que huían de las persecuciones inglesas arribaban cargados de bozales a las zonas más apartadas y se hacían constantes las denuncias de comisionados británicos por desembarcos clandestinos en Trinidad, Cienfuegos, Sancti Spíritus y Remedios. Los sacarógratas eran vigilados y denunciados frecuentemente por su participación en el infame tráfico (10). A pesar de todos los problemas el número de esclavos continuó en ascenso. En Sancti Spíritus existían en 1846 un total de 5405 esclavos, mientras que en 1862 esa cifra se elevo a 8949.

Ante el encarecimiento de los esclavos y la necesidad de buscar fuerza de trabajo para los ingenios modernizados, se aplicaron soluciones como la inmigración yucateca y la asiática. La primera prosperó poco, pero la segunda adquirió cierta relevancia pues garantizaban una mejor atención al proceso fabril con inversiones limitadas para el pago de jornales. En 1861 en Sancti Spíritus ya se había introducido varios centrales por la sociedad de Naumamn y Panze, llegando a tener en 223 trabajadores asiaticos y 5 yucatecos.

Sorpresivamente el 24 de julio de 1867 se recibe en Sancti Spíritus la Real Orden de su Majestad la Reina Isabel II de España, fechada el 12 de mayo del propio año por la cual se otorgaba a la villa espirituana el Título de Ciudad, lo cual fue dado a conocer en Cabildo extraordinario el 27 de julio del mismo año.

Movimientos revolucionarios

Abolicionismo y anexionismo

Durante la década de 1840 toma auge las ideas abolicionistas en Cuba estimuladas por la campaña inglesa contra la trata y la esclavitud y especialmente con la llegada del inglés David Turnbull como Cónsul y superintendente de libertos.

Se conoce de la llegada a Sancti Spíritus del pintor inglés James Gay Sawkins, conocido abolicionista, quien estuvo varios días en la villa, aparentemente dedicado a la creación artística. Además fue notoria la inquietud de negros y mulatos durante el proceso denominado La Escalera, tal vez por implicaciones que existieron en conspiraciones. El mulato Andrés Pérez de Ordaz y Quezada tuvo que huir hacia Santa Clara y sus bienes fueron embargados por el gobierno español[17].

Ante la creciente ola abolicionista en Cuba y el temor a que la monarquía española cediera ante las presiones inglesas, los hacendados criollos comenzaron a pensar en la posible “salvación” de sus intereses económicos incorporando la Isla a los Estados Unidos.

Mariscal del Campo Narciso López, máximo exponente del anexionismo en la región central de la isla de Cuba en la década de 1850.

Los casos más relevantes de movimientos conspirativos anexionistas en el centro de la Isla fueron la conspiración de la Mina de la Rosa Cubana dirigida por Narciso López y el alzamiento coordinado del grupo trinitario y el camagüeyano en 1851. El Mariscal del Campo Narciso López, quien tenía buenas relaciones en el centro de la Isla por haber sido Gobernador del Departamento Central en 1842 en la ciudad de Trinidad, logró una vez cesado en el cargo, establecer la explotación de una mina nombrada la Rosa Cubana. Desde allí tejía los hilos de una conspiración que algunos autores señalan con probables ramificaciones en Cienfuegos, Sancti Spíritus y Matanzas.[18]

El historiador espirituano Segundo Marín García destaca la existencia de relaciones de amistad de López con los trinitarios Roque de Lara y Justo Germán Cantero y del Conde de Villamar, que era espirituano, pero no añade nuevos elementos con relación a la vinculación espirituana a la conspiración anexionista de la mina de la Rosa Cubana[19]. Más tarde aparecen los espirituanos Ignacio de Belén Pérez y Francisco Hernández Perdomo respectivamente en las conspiraciones de Camagüey y Trinidad de 1851 pero siempre, el citado autor señala que Sancti Spíritus no fue cuna de importantes acciones contra el poder colonial español en esta época[19].

Los espirituanos no eran seguidores de unirse al estados esclavistas del norte del continente americano. Se caracterizaban por una economía no sustentada en las grandes plantaciones azucareras, por lo que no temían a una posible abolición de la esclavitud por parte de España, y un apego a sus propias tradiciones y costumbres. Sus ideas en contra de la alianza con los estadounidenses fue expresada años después por el ayuntamiento espirituano, cuando en una extensa manifestación en contra una posible compra de la Isla por Estados Unidos manifiesta ese hecho como un acto humillante, con el que no están de acuerdo por que traería[20]:
(...) mezcla de idioma, sentimientos y costumbres con extranjeros de tan diversas inclinaciones y tendencias (...)

Movimiento independentista

Guerra de los Diez Años

Al producirse el estallido insurreccional de 1868 en el oriente cubano, se habían agudizado extraordinariamente todas las contradicciones sociales, políticas y económicas de la colonia cubana, además de haberse formado la nacionalidad cubana.

En cuanto a la economía la situación era grave por los efectos de los altos impuestos que gravaban el comercio con las naciones extranjeras, y los que aquejaban a los productores. A través de los mismos, España extraía de Cuba los recursos para costear sus aventuras bélicas. Todos estos problemas se agudizaban por la incidencia de las crisis económicas de 1857 y 1866 y la baja internacional de los precios del azúcar impedía la tecnificación de las fábricas y las conducía a la quiebra.

Desde el punto de vista político a la carecía de libertades políticas, civiles y religiosas se unía la crisis de las ideas reformistas más aguda aún tras el fracaso de la Junta de Información. Sumado a esto una plaga de funcionarios peninsulares cometía todo tipo de arbitrariedades sin que los cubanos tuvieran derecho a reclamas.

Sancti Spíritus no era ajena a toda esta situación general del país y específicamente en la esfera social, lo referente al miedo al negro no es el elemento dominante en el panorama. En primer lugar, porque los principales dirigentes de la conspiración en Sancti Spíritus y Trinidad no se comportaron como grandes terratenientes, tal es el caso de los Fernández Cavada, de Honorato del Castillo, Marcos García, Serafín Sánchez y otros. Si bien, algunos eran acaudalados su conducta desde los inicios de la guerra fue radical con respecto a la esclavitud y las propiedades pues aplicaron la tea, liberaron esclavos y los incorporaron a las filas insurrectas.

Con respecto a la población, válido es considerar que la cantidad de esclavos de Sancti Spíritus se limitaba al 19,5% y que el total de la población negra era el 35,18%[21]. Además la economía de dicha jurisdicción era predominantemente ganadera, no requería de grandes dotaciones de esclavos por lo que no tuve inconvenientes por esa parte para incorporarse a la guerra el 6 de febrero de 1869, como mismo ocurrió con las demás jurisdicciones de Las Villas.

Honorato del Castillo Cancio, líder indiscutido del naciente movimiento independentista de 1868 en Sancti Spíritus.

El pensamiento político predominante entre los criollos llegó a ser el independentismo y su modo de realizarlo, la lucha armada por lo que comenzaron a aparecer grupos que laboran por la independencia de Cuba. En Sancti Spíritus se comienza a conspirar en conexión con la Junta Revolucionaria de La Habana y muy vinculada a la Junta Revolucionaria de Santa Clara que presidía el patriota Miguel Jerónimo Gutiérrez. Entre los independentistas espirituanos quien mas se destacaba era el joven médico y profesor del colegio El Salvador, Honorato del Castillo y Cancio, quien mantenía relaciones con Rafael Morales, Luis Ayesterán, Vicente Antonio de Castro, y otros personajes notarios del reformismo habanero.

El Grito de Independencia o Muerte lanzado por Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1868, en el Ingenio Demajagua, había sido secundado por los Camagüeyanos el 4 de noviembre del propio año en Las Clavellinas y Las Villas, se preparaban para sumarse a la lucha por la independencia, pero al irse cercando la guerra al centro del país el reforzamiento por parte de las autoridades españolas de las regiones no imbricadas en la insurrección hacía muy difícil las labores conspirativas[22].

El historiador Segundo Marín García afirma que la Junta de Sancti Spíritus estaba constituida ya a finales de 1868, la componían mayoritariamente intelectuales, miembros de la clase media y el artesano urbano teniendo en su dirección a Honorato del Castillo y a Marcos García, ambos intelectuales seguidores de las prédicas de José de la Luz y Caballero en el colegio El Salvador. La Junta espirituana aceleró sus trabajos al calor de los acontecimientos de Oriente y Camagüey y de las primeras acciones en la región: Valdés Urra había tomado a Arroyo Blanco, Bernabé Varona, atacó a Guasimal mientras en Yaguajay se producían encuentros armados en el ingenio El Trapiche, el río Jatibonico y Mayajigua[23]. Hacia el Oeste, en la antigua jurisdicción de Trinidad, operaban los alzados del Partido de Sipiabo[23].

Levantamiento armado

Ante el aumento de las medidas represivas españolas se decide llevar a hechos el alzamiento el 6 de febrero de 1869 en cinco puntos de la Jurisdicción en forma simultánea de ahí que Honorato Jefe del Movimiento lo haga en Jobosí, Néstor Leonelo Carbonell en el Jíbaro, Leonte Guerra en Morón, Serafín Sánchez al frente de 45 hombres en la finca Los Hondones, zona de Bellamota y Marcos García en Banao, que protagoniza el levantamiento más nutrido, en los días sucesivos se levanta en arma el Partido de Yaguajay en coordinación con la Junta de Remedios. Hacia el suroeste, los trinitarios, mandados por Federico Fernández Cavada se pronuncia contra el coloniaje español, realizando exitosas acciones iniciales gracias a la labor organizativa de su Junta y al entrenamiento dado a los combatientes en la finca Boca de Camarones comprada para tal fin por el propio Fernández Cavada.

Seguidamente al levantamiento, todos los grupos envían sus representantes para la gran cita colectiva: el 7 de febrero en Cafetal González, Valle de Manicaragua, Villa Clara. Los objetivos eran pronunciarse contra el coloniaje y emprender la guerra unificadamente. El primero se logró, el segundo no, pues la guerra en Las Villas se mantuvo con criterios muy regionales aunque en determinados momentos se hacían algunas coordinaciones entre los diferentes grupos. En Cafetal se concentraron unos 5 000 hombres con sólo unas 200 escopetas lo que determinó la búsqueda de soluciones a la carencia de armas, acordándose marchar hacia el este en busca de ayuda en Oriente y Camagüey.

Acciones militares
Década de 1860
Serafín Sánchez, nativo de Sancti Spíritus y uno de los principales líderes del movimiento revolucionario en la región central de Cuba.

Después de la magna concentración de Manicaragua los diferentes grupos se reintegran a sus territorios de procedencia donde ya se realizan acciones combativas: Marcos García ha tomado a Banao, el mismo día 6 incendió los ingenios próximos y liberó los esclavos que se le incorporaron; Leonte Guerra con su grupo atacó a Mayajigua el 10 de febrero, se abasteció de recursos e integró más hombres a sus huestes, posteriormente combatió también en Chambas el 13 y 14 del propio mes.

En el momento de incorporarse Las Villas a la guerra los insurrectos de Camagüey se encuentran a la ofensiva, los de Oriente en defensiva, pero tienen los recursos mínimos para batirse, sin embargo los villaclareños no logran superar la carencia de armas que los golpea siempre y tienen que buscar soluciones tácticas de acuerdo al gran problema que presentan y al reforzamiento de la actividad enemiga.

Después de la Asamblea de Guaímaro Honorato, que había sido participante en aquel magno evento, regresa a su tierra y reasume el mando de la División de Sancti Spíritus manteniendo a Marcos García al frente de la zona occidental de su jurisdicción para ambos hostigar al enemigo en diferentes frentes.

Las Coloradas, las Yanas, Judas Grande, Santa Gertrudis y el Jobo se añaden a la cadena de éxitos de Honorato mientras que Marcos moviéndose hasta los límites de Trinidad, se llega a convertir en una amenaza para el gobernador Mediavilla que pide al Ayuntamiento fondos para fortificar la ciudad. Su habilidad guerrera se manifiesta en las acciones victoriosas del Hondón, Río Abajo, Las Angosturas, Loma de los Barriles y otras[24].

Luego de estas series de acciones favorables a las huestes dirigidas por Honorato la revolución sufre un duro golpe con la caída del iniciador del movimiento independentista en Sancti Spíritus Honorato del Castillo y Cancio el 20 de julio de 1869 en el Naranjo cercano a Morón, dejando detrás una gloriosa hoja de servicio a la patria, sucede en el mando de la división el General Camagüeyano Ángel del Castillo quien dirige el 7 de agosto del propio año la acción del Júcaro o Pitajones donde las fuerzas insurrectas vengaban la muerte del caudillo caído, pues además de causarle numerosas bajas al enemigo hicieron prisionero y fusilaron a su jefe Tte. Coronel Ramón Portal, se apropiaron de gran cantidad de armas y municiones así como un cañón[25].

Después de este encuentro la fatalidad siguió cerniéndose sobre las fuerzas Villareñas el día 8 de agosto se desató una epidemia de cólera morbo asiático que diezmó considerablemente dichas tropas lo cual obligó al General Castillo a diseminar las fuerzas hacia el Camagüey; días después de reagruparse sufren una baja sensible y es cuando el 9 de septiembre del propio año en el ataque del Foso de Lázaro López cae el digno General Ángel del Castillo quedando nuevamente las fuerzas sin un caudillo. Sucesivamente ocupan el cargo el venezolano Cristóbal Acosta y José Payán quienes no dan tregua al enemigo. Este último reorganiza y entrena sus tropas y llama a su estado Mayor a Villamil, Dorado, Néstor Carbonel y Serafín Sánchez, hombres que contribuyen a lograr victorias en La Salida, Loma del Guayabo, La Jeringa y Santa Teresa, pero su más brillante actuación fue en la Finca Atollaosa, próxima al Jíbaro, en julio de 1870 al sorprender a 300 hombres del Batallón de Tarragona con una hábil maniobra de caballería e infantería que dio por resultado la fuga del batallón español que abandonó armas y municiones en el campo[26].

A pesar de los éxitos alcanzados no era posible librar una guerra manteniéndose casi exclusivamente de lo ocupado al enemigo y con la agravante del aumento progresivo del número de efectivos de guerra españolas. Téngase en cuenta que los cubanos alzados en Las Villas, sólo recibieron una ayuda de 800 fusiles en 1869[27].

Década de 1870

En todo el año 1870 no se recibió ayuda del exterior y la única que pudo haber ayudado la expedición del El Salvador zozobró frente a la costa de Trinidad cayendo su contenido en poder de los españoles y sus expedicionarios perseguidos y aniquilados en su casi totalidad. A esto hay que unirle que la cantidad de soldados españoles ascendían ya a 34 500 (de línea) y habían llegado de la metrópoli más de 30 000 armas, varios millones de balas y 20 cañones KRUPP[28]. De ellos una buena cantidad se destinaba a Las Villas.

A esto hay que añadir las desapariciones físicas de jefes del movimiento revolucionario que lo van afectando considerablemente. Cayó combatiendo en la jurisdicción de Sancti Spíritus en el combate de Las Varas el 5 de enero de 1871 el valiente andaluz Coronel Diego Dorado; el General Federico Fernández Cavada, es fusilado por los españoles; el General Adolfo Fernández Cavada muere de fiebre; el General Juan Díaz de Villegas enfermo, tiene que marchar al extranjero; Jesús del Sol cae en acción de guerra; Guillermo Londa Ortegaza, Arcadio García y Tranquilino Valdés, jefes villaclareños, también pierden la vida.

Por otra parte se produjeron indisciplinas y sediciones que obligaron a pasar el mando de la División de Sancti Spíritus de José Payán a Francisco Villamil quien trata de imprimirle ánimo a sus tropas, combate en la Ceniza pero limitado por la falta de municiones. Villamil se vio precisado a salir hacia Camagüey, en marzo de 1871, al igual que gran parte de las tropas de Las Villas. Por el norte cruza la Trocha Roloff, más al sur, Villamil, Salomé Hernández, Carrazana, Payán y González Guerra. Serafín Sánchez que se encontraba enfermo la atraviesa más tarde el 25 de julio del propio año.

Comienza así el peregrinar de las fuerzas Villareñas, pues al llegar al Camagüey el Consejo de Gobierno los divide en dos columnas, la primera compuesta por 600 hombres bajo el mando del General Salomé Hernández es destinada a la zona de Bayamo y la otra 400 hombres a las órdenes de José Payán, se dirige a la Jurisdicción de Holguín. No va a ser hasta el año 1872 que por una comunicación de Gómez al gobierno donde le pide que reubique a los villareños a su distrito, pues poco hacían desarmados y semidesnudo en el Departamento Oriental y limadas las asperezas entre el Mayor General Ignacio Agramonte y el Consejo de Gobierno, es reintegrado el Mayor al frente del Ejército en Camagüey y las fuerzas villareñas destinadas a las órdenes del 3er Cuerpo de Ejército de Camagüey, creando Agramonte el Cuerpo de Rifleros de Las Villas del cual siempre se sintió orgulloso de pertenecer el capitán Serafín Sánchez, luego de la caída en combate del gran caudillo camagüeyano Ignacio Agramonte acaecida el 11 de mayo de 1873 le sustituye en el mando el Mayor General Máximo Gómez con el cual los villareños participan en importantes acciones como Palo Seco, la Sacra, ataque y saqueo de Nuevitas, toma de Santa Cruz del Sur y Las Guásimas, entre otras acciones gloriosas.

Las Villas queda con menos combatientes en acción, uno de ellos, el valiente José Antonio Legón[29] realiza acciones guerrilleras en la jurisdicción donde además son frecuentes los incendios a cañaverales y potreros, incluso en uno ubicado en tierras de la ciudad de Sancti Spíritus y del que se extrajeron 53 esclavos, lo que da clara idea del mantenimiento de la actividad insurrecta y su osadía, pues en junio de 1873 llegaron a incendiar el poblado de Guasimal, fortificado y comunicado por ferrocarril con la Villa.

Con respecto a este período en La Villas el historiador Ramiro Guerra escribió[30]:
La evidencia histórica es, que a pesar de todo, en ningún momento fue la pacificación Villareña, como proclamaron los españoles. En las seis jurisdicciones sostuvieron irreductiblemente algunos grupos en acción, obligando al mando español a mantener las guarniciones de ciudades, pueblos, ingenios y puestos o destacamentos armados, para proteger las comunicaciones ferroviarias, los lugares costeros y llevar la guerra a los lugares estratégicos de refugio de los insurrectos. En esta forma con sacrificios extraordinarios, Las Villas continuaron contribuyendo de un modo efectivo a sostener la revolución en toda la Isla, con la retención en el territorio de tropas españolas que de otra manera hubieran podido ser empleados en Camagüey, Tunas y Oriente. Los villareños en armas mantenían latente, además, la amenaza de invasión a Matanzas, La Habana y Pinar del Río.
Invasión de 1875 a 1876

El General Máximo Gómez con la plena convicción de la necesidad de invadir el occidente del país, ante la marcha exitosa de las acciones en Oriente y Camagüey, ya desde fines de 1873 había enviado a la Cámara un proyecto de invasión. Aprobado este, circunstancias excepcionales le obligan a aplazar la campaña iniciando un plan que incluía la desconcentración de fuerzas de caballerías, su actuación en diversos lugares de Camagüey; la estancia de la infantería en las cercanías de la trocha y el envío de una columna que cruzaría dicha línea fortificada que estaba dirigida por el Coronel Pancho Jiménez.

Entonces y durante todo el año 1874, se reactivan las operaciones militares en Sancti Spíritus, en ello tienen gran incidencia la labor de Pancho Jiménez, que cruza la Trocha la noche del 19 al 20 de abril y opera en Sancti Spíritus, Remedios y Trinidad asaltando fuertes y convoyes españoles, destruyendo fincas en producción e incorporando nuevos hombres de sus filas, -la incorporación del Coronel Francisco Carrillo con 60 hombres como refuerzo a Pancho Jiménez, -la muerte en combate el 26 de abril del cruel oficial Hilario Sandoval que alarmó a los españoles pues más de 70 hombres con armas y caballos se pasaron a las filas cubanas –la entrada del 14 de agosto de 1874 a Sancti Spíritus, ciudad que se encontraba custodiada por 800 voluntarios, 200 hombres y las unidades de la Guardia Civil que fueron burlados por el Coronel Pancho Jiménez; -y la respuesta dada por dicho oficial mambí a la propuesta de negociaciones que le hizo el Comandante General Acosta y Albear que, en resumen, fue el aniquilamiento de tres de sus compañías en los Charcos[31].

En la noche del 5 al 6 de enero de 1875 cruza la Trocha el contingente invasor mandado por el Mayor General Máximo Gómez Báez quien es herido en la garganta. De inmediato se le subordinan todos los combatientes villareños que se habían mantenido luchando al oeste de la Trocha, entre ellos Ramón Leocadio Bonachea, Miguel Ramos y José A. Legón. Ellos aportaron a Gómez sus conocimientos del terreno en que sabían pelear.

Máximo Gómez, por experiencias anteriores, conocía lo necesario que era contar con bases de operaciones en los proyectos invasores, por eso, comenzó a preparar a Sancti Spíritus como su futura base (con prefecturas y hospitales) desde donde apoyar las invasiones a otras jurisdicciones. Además estudió detalladamente la zona en que debían combatir, mientras tanto enviaba a sus mejores oficiales a operar en las diferentes regiones de Las Villas.

Gómez sin abandonar su objetivo estratégico, ordenó acciones simultáneas por todo el territorio que obligaban al enemigo a mantenerse desconcentrado, lo hacía mover tras sí pero evitó combates frontales realizando solo acciones que le permitieran acopiar recursos de guerra como en El Jíbaro, Río Grande, Lázaro López, Marroquín, Chambas y Jatibonico los cuales le aportaron más de 500 armas de fuego, 100 000 cartuchos, cientos de caballos y medio millar de nuevos combatientes que se le incorporaron. Uno de los hechos de armas de más repercusión fue el ataque a San Antonio Abad del Jíbaro el 18 de enero de 1875 que contaba con un fuerte guarnecido por 40 soldados y tenía abundante material de guerra. La guarnición española resistió con tenacidad pero terminó por rendirse, ante el empuje de los cubanos entre cuyos infantes se encontraba Serafín Sánchez. El pueblo fue incendiado después que la tropa se abasteció de todo lo necesario.

Todas las acciones citadas libradas en la jurisdicción de Sancti-Spíritus permitieron al Ejército Libertador, establecer la necesaria base de operaciones para seguir avanzando hacia occidente; tenía hospitales, campamentos permanentes, varias prefecturas y postillones de correos.

A fines de enero envió tropas a Las Villas Occidentales en momentos en que las tropas españolas recibían un refuerzo de más de 19 batallones y 1 200 jinetes comandados por experimentados oficiales. Más el reforzamiento del enemigo no logró detener el empuje del Ejército Libertador cuyas dos divisiones de Las Villas mantenían la iniciativa pero necesitaban refuerzos para irrumpir en el occidente. En abril de 1875 le llegan procedentes del Camagüey pero en mayo como consecuencia de la Sedición de Lagunas de Varona sólo pudo contar con 150 hombres de caballería con los que reforzó a sus unidades.

En Sancti Spíritus operaba la Primera División que también lo hacía en Remedios y el este de Trinidad. Esta es una zona donde los encuentros con el enemigo se sostienen frecuentemente. Se destaca la intrepidez de las acciones como la incursión de Pancho Jiménez en la barriada de la Caridad en la ciudad de Sancti Spíritus que termina con el saqueo a establecimientos e incendio de varios objetivos[32].

Serafín Sánchez oficial de la Primera División mantiene un duro batallar en 1875; toma el fuerte español Barricada, en la playa de los Perros; incendia el ingenio Constancia, cerca de Mayajigua y ataca el fuerte Rosa María. Más tarde, al mando de la zona de Trinidad, toma el fuerte Portillo, el poblado de Güinía de Miranda y a Polo Viejo, todos le aportan recursos para abastecer las tropas mambisas[33].

La actividad mambisa en Sancti Spíritus destruía decenas de fincas azucareras y ganaderas. Debido a los efectos de la política de la tea la situación de los propietarios espirituanos fue tal que se llegó a plantear en sesión capitular de 21 de enero de 1876 que sólo 7 potreros y 3 ingenios se encontraban en verdadera y útil producción [34]. Además la destrucción llegó a tal grado que, Máximo Gómez llegó a tener dificultades serias para darles pasto a sus caballos en la región espirituana.

En medio de esa situación de auge revolucionario empieza a frenarse la invasión a occidente debido a la falta de recursos, el reforzamiento de la actividad enemiga, al decaimiento del ritmo ofensivo de Camagüey y Oriente (con excepción del territorio de Antonio Maceo) y al estallido de problemas del regionalismo que llegaron a provocar una crisis político-militar en el seno de la Revolución.

Acciones finales

La crisis política dentro de las filas insurrectas, debido al regionalismo existente en varias provincias y zonas donde se encuentran las fuerzas mambisas, va a coincidir con la llegada del nuevo gobernador de Cuba, Arsenio Martínez Campos cuyo plan pacificador incluía una fuerte ofensiva militar apoyada por un contingente de refuerzos de 26.000 hombres pertrechados de buena cantidad de armas y una ofensiva política que atacaría la parte política de la Revolución.

Carlos Roloff puso la Brigada de Sancti Spíritus bajo el mando del Teniente Coronel Serafín Sánchez precisamente en momentos del avance pacificador español, sin embargo, Serafín fue capaz de propinar fuertes golpes al enemigo.

Bajo el mando del General Roloff y unido a Francisco Carrillo se enfrenta en Nuevas de Jobosí a una fuerte columna mandada por el Coronel Ayuso, compuesta de los batallones de la Reina y Pizarro. Tras seis horas de combate los españoles fueron derrotados teniendo un total de 250 bajas entre muertos y heridos, dejando en el campo, 60 fusiles Rémington, 14,000 tiros y un convoy completo.

Posteriormente hay encuentros en Paso de la Cabaña, Pozo Azul, El Guayo, La Campana, Banao, Paredes, llegándose a combatir en los alrededores de la propia ciudad de Sancti Spíritus[35].

Sin embargo, la fuerza de la ofensiva española va haciendo efectos y aumenta las deserciones y presentaciones. Solo en Arroyo Blanco en tres meses se presentaron 217 personas[36], sin que el heroísmo de los que se mantenían en pie de guerra, fuera suficiente, ya que otras jurisdicciones como Sagua, Cienfuegos y Villa Clara estaban prácticamente casi inactivas[37].

Después de firmado el Pacto del Zanjón en Camagüey el 10 de febrero de 1878, Serafín Sánchez (por orden de Pancho Jiménez Jefe de la División de Sancti Spíritus y de Marcos García quien fungía como inspector del ejército) convoca a Roloff para una reunión con Pancho Jiménez y demás jefes cubanos de la División de Sancti Spíritus. La reunión sería en Monte Oscuro, pero Pancho Jiménez no asistió. Hasta allí llega el brigadier Fuentes del Ejército Español con las bases de la paz y les comunica de que ya estaban en Las Villas comisionados cubanos enviados por el tal Comité de Paz creado en Camagüey, a saber, Juan B. Spotorno, Ramón Pérez Trujillo y Enrique Mola, además les anticipa que ya Pancho Jiménez ha aceptado las bases de la paz.

Roloff se niega a aceptar las propuestas del jefe español, días después recibe a los comisionados cubanos citados y les comunica que Las Villas tiene recursos para continuar la guerra y que todos sus hombres están dispuestos a seguir luchando.

Pero, unos días después 28 de febrero, Pancho Jiménez capitulaba con 700 hombres de la División de Sancti Spíritus en Ojo de Agua. Entre aquellos hombres se encontraba también Serafín Sánchez. Roloff trata de obtener noticias de la situación de Oriente pero también las fuerzas de Trinidad capitulaban por orden de Spotorno.

Roloff trata de obtener recursos de la Junta Revolucionaria de La Habana enviando un subalterno suyo a entrevistarse a la capital. Ante la imposibilidad de ayuda, Roloff tenía que sucumbir por el paso de los acontecimientos y el 18 de marzo capitulaban el resto de las fuerzas cubanas de Las Villas con excepción del irreducible grupo de Ramón Leocadio Bonachea[38].

Protesta de Jarao

La deposición de las armas de los principales jefes cubanos mediante el Pacto del Zanjón, no significó el fin de las operaciones en Las Villas, puesto que el coronel mambí Ramón Leocadio Bonachea, quien se oponía al Pacto, estableció juntos a un grupo de hombres leales su teatro de operaciones a ambos lados de la Trocha de Júcaro a Morón. Durante 14 meses se mantuvo operando en los territorios de Remedios y Sancti Spíritus, y aunque no tenía ayuda del extranjero, durante ese tiempo se las ingenio para burlar a más de 20 000 soldados enemigos que andaban tras él y su tropa.

La permanencia de Bonachea en la manigua estimulaba a sus compatriotas de tal forma que había dos grupos de hombres en Santa Clara prestos a lanzarse a la lucha y secundarlo. De ellos, uno materializó sus propósitos. Por eso, el mando español recurrió tanto a maniobras militares persuasivas, como a sucios manejos para tratar de eliminar su oposición a la pacificación[39].

El 14 de febrero de 1879 fue sorprendido por el enemigo sufriendo grandes pérdidas en desigual combate. Este encuentro hizo que su lucha fuera prácticamente insostenible, por lo que a instancias de los patriotas cubanos que se encontraban en el exterior, aceptó salir de Cuba. Bonachea aceptó deponer las armas rechazando todo tipo de negociación inmoral ni siquiera para salir de Cuba, aceptó otros fondos que los procedentes de la venta de una propiedad de su madre[40].

El 15 de abril de 1879, en la estación ferroviaria de Jarao, a unos 22 km de Sancti Spiritus, firmó el acta donde afirmaba que abandonaba las armas sin acogerse a ningún pacto. Solo aceptó de España que le proporcionase los medios de transporte para marcharse hacia Jamaica. Esta acción pasó a la historia como la Protesta de Hornos de Cal o Protesta de Jarao. En el acta firmada consignaba[41]:
que de ninguna manera ha capitulado con el gobierno español ni con sus autoridades ni agentes, ni se acogido al convenio celebrado en el Zanjón, ni con éste se halla conforme bajo ningún concepto.

Junto al General Bonachea firmaron otros patriotas como Serafín Sánchez Valdivia y otros compatriotas que ese mismo día partieron rumbo a Jamaica para organizar la lucha desde el exterior. Aquella viril actuación estimuló a los cubanos para lanzarse nuevamente a las armas solo unos meses más tarde. Era una nueva manifestación de la intransigencia mambí ante la paz sin independencia.

Periodo entre-guerras

En el período posterior al Zanjón, entre los cubanos se manifestaron dos tendencias políticas; las de los autonomistas, que querían fórmulas pacíficas para el problema cubano y las de los separatistas que seguían pensando en la independencia total de la Isla. El temor de algunos elementos de origen acomodado a un nuevo estallido bélico, unido a un derrotismo insuperable, hizo que ante la política de concesiones de la metrópoli a partir de 1878, resurgieran las ideas reformistas ya, sin el matiz progresista de otras épocas. Los hombres que detentaron la nueva ideología eran dirigidos por las élites compuesta por los Gálvez Montero, Giberga, Govín, Cortina y otros, fundadores del Partido Liberal. Pero también en el mismo se nuclearon algunos autonomistas formales e independentistas en potencia como Enrique José Varona, Eduardo Yero y José B. Alemán.

Una ruidosa campaña publicitaria apoyada por los hacendados debía lograr disuadir al pueblo cubano de volver a la manigua. En su empeño de captar a las masas de la población hicieron críticas al régimen colonial lo que, muy a su pesar, contribuyó a sensibilizar a las masas hacia la independencia.

En Sancti Spíritus en septiembre de 1878 se constituye la Comisión Organizadora del Partido Liberal que deja establecida, más tarde, la Junta de dicha organización política en la localidad. Integraban la Marcos García Castro, como principal figura, Rudesindo García Rijo, Panchito Rabel, Tomás Pina Gómez, Castro Marín, Díaz de Villegas y otros que la historia recoge después como independentistas, pero entre los más decididos autonomistas se mantiene Marcos García Castro. Este último, confiesa su poca fe en las capacidades del pueblo de Cuba para autogobernarse, su decepción total de la lucha armada y su plena confianza en los métodos pacíficos. Así, en la carta que dio a la publicidad escrita para José María Gálvez expresa:
(...) diez años de guerra trajeron a mi espíritu el convencimiento de que, si contábamos con un pueblo viril a prueba de todos los sufrimientos y de todos los heroísmos, nos faltaba en cambio, la preparación política que sólo se alcanza con los conocimientos de los principios y con la aplicación de estos, a la práctica de la vida pública. (...) vi en el principio autonomista (…) el medio evolutivo de llegar a la independencia en tiempo más o menos remoto, pero con las seguridades de educación política, de solidaridad de principios y fortaleza colectiva de que carecíamos.

Marcos García Castro participó en las elecciones municipales de 1885 saliendo Concejal; de 1886 a 1889 lo fue de Alcalde, designación que obtuvo también en varios años hasta el 8 de noviembre de 1897 que pasó a ocupar el cargo de gobernador de la provincia de Las Villas. Consecuente con su ideario se negó a participar en la lucha armada y rechazó las invitaciones que para tal fin, le hicieron sus antiguos compañeros José María Aguirre y Enrique Collazo. O sea, dio la espalda total y definitivamente a la Revolución. Sin embargo, su actuación personal durante su estancia en la Alcaldía espirituana se señalaba como muy humanitaria por diversos autores espirituanos.

Simultáneamente a las labores autonomistas espirituanas, en Trinidad el ex independentista Juan Bautista Spotorno se convirtió en autonomista intransigente que promovió mítines en su ciudad natal y rechazó las proposiciones de los enviados de José Martí en 1892 y 1894. Por su gestión, los autonomistas habaneros daban actos públicos en Trinidad y se vinculaban a las actividades culturales de la vetusta ciudad Villareña. Rafael Fernández de Castro, Alvaro Ledón, Miguel Figueroa, José A. del Cueto, visitaban la Villa y hacían sentir sus apasionadas prédicas liberales a las que se unían las del Periódico El Telégrafo y la del alcalde Estanislao Oloriz y el poeta Francisco Iracheta Mascortt.

Por contar con recursos económicos y ventajas políticas, el Partido Liberal Autonomista logró captar temporalmente a amplias capas de la población que desde luego, al reiniciarse el proceso bélico del 95, se vinculan a la lucha independentista y dan la espalda al autonomismo.

El Zanjón concedía a Cuba derechos muy limitados, entre otros, la representación en cortes, que se organizó por la ley del 9 de enero de 1879, que establecía elegir 16 senadores y 30 diputados. Sancti Spíritus no quedó al margen de esta situación. Con ruidosa campaña, autonomistas e integristas presentaron sus candidatos para aquella tarea que nada cambiaba los destinos de Cuba.

Después de 1878 Sancti Spíritus continuo con la categoría de municipios que detentaban desde la época de la conquista, pero desde entonces perteneciendo a la recién creada provincia de Las Villas. Con esta nueva división de 1878, el antiguo municipio de Sancti Spíritus quedaba reducido casi a la mitad de su territorio pues se establecía como su límite Oriental el Río Jatibonico del Sur y la parte existente al este de dicho río pasaba a formar parte de la provincia de Camagüey.

Para el gobierno y la administración de su territorio, cada municipio contaba con un alcalde municipal, cinco Tenientes de Alcaldes, 20 Concejales y Alcaldes de Barrios. Esta estructura se rigió hasta 1908[42].

Guerra Chiquita

Aunque una parte de la sociedad cubana estaba en calma aparente tras el fin de la Guerra de los Diez Años, otra se preparaba para el inicio de un nuevo alzamiento armado tratando de mantener el estado bélico de los insurgentes y el desgaste que había sufrido las fuerzas españolas. Este pensamiento era defendido y puesto en práctica por el General Calixto García desde el Comité Revolucionario de Nueva York, donde fomentaba la creación de clubes revolucionarios para unificar y dirigir la preparación de un nuevo alzamiento.

Estas actividades fueron infiltradas por los españoles y ante una inminente represión fue necesario precipitar los acontecimientos y el 24 de agosto de 1879 se levanta gran parte de la región oriental. Meses más tarde, el nueve de noviembre se produce la incorporación de los villareños Francisco Carrillo y Ángel Mestre en Remedios; Emilio Núñez en Sagua; Serafín Sánchez en Sancti Spíritus; Francisco Jiménez en Arroyo Blanco y Cecilio González en la Ciénaga de Zapata.

El propio Serafín escribió sobre su incorporación a la Guerra Chiquita[43]:
El 9 de noviembre de 1879 obedeciendo a órdenes superiores se lanzó al campo de la revolución y efectuándolo conmigo los Capitanes Bartolomé Gener, Carlos García, Domingo Chuchundegui, el Teniente Prisciliano Camejo; los subtenientes Eligio Giral y José Naranjo. Ocho días después se me incorporó el teniente Pio Cabrera. Además me acompañaban Río Entero y el sargento Anastasio Duarte y los soldados Longino Benítez, Plácido Sánchez, Julio Marín, Licito Cuervo, Enrique Piñero y Leoncio López.

Si bien el total de las fuerzas insurrectas en la antigua provincia de Las Villas se elevaba a cerca de 900 hombres, en la jurisdicción de Sancti Spíritus se incorporaron más de donaciones en varios grupos dirigidos por Serafín Sánchez, José Miguel Gómez y Juan Veloso.

Inmediatamente después de los alzamientos de Las Villas se hizo sentir la fuerza de la ofensiva española dirigida personalmente por el Capitán General de la Isla. A su vez los partidos políticos Liberal y Unión Constitucional coincidieron en emprender una campaña periodística en contra de los insurrectos. A esta se sumaron los diarios espirituanos La Conciliación y Guzmán de Alfarache, los cuales propagaban artículos contra la independencia, sumándose al resto de la prensa autonomista e integrista de la Isla que actuaba de igual modo. Sin embargo los alzamientos en Las Villas desvirtuaban en cierta medida, la propaganda enemiga de que se trataba de un movimiento racista y exclusivo de Oriente.

A un entusiasmo inicial derivado de acciones victoriosas siguieron problemas como el asesinato de Pancho Jiménez por un capitán del ejército español y la presentación de José Miguel Gómez al enemigo, todos ocurridos antes de finalizar 1879, manteniéndose en pie de lucha Serafín Sánchez que había sido ascendido al grado de Mayor general. En marzo de [[1880] se producen encuentros afortunados para las fuerzas espirituanas y por varias semanas se mantiene la decisión de permanecer en la manigua.

Ya por entonces se habían librado en Las Villas unas 30 acciones de guerra, Remedios, Camajuaní, Lajas, Sagua y Sancti Spíritus eran los principales escenarios pero factores adversos seguían incidiendo en el progreso de la guerra: falta de un plan único, de estrategia para las operaciones; discrepancias entre la Isla y la emigración; ausencia de un liderazgo político, carencia de armamentos y recursos, etc, que harían insuficientes el arrojo de los que se mantenían en la manigua. Ante la fuerte ofensiva española, Francisco Carrillo y Serafín Sánchez unieron sus fuerzas y continuaron el batallar: emboscadas, asaltos a caseríos e ingenios y afectaciones a la riqueza de los adictos a España.

Al correr peligro de muerte Serafín y sus hermanos Plácido y Tello (ya que el mando Español recurría a métodos ruines como tratar de envenenarlos y asesinarlos) Josefa Pina Marín esposa de Serafín acude a varios amigos entre los que se encontraban Sebastián Cuervo, Miguel Minués y Severo Pina Marín quienes gestionan y obtienen del Brigadier Español Berri (sin acuerdo previo con Serafín) la disminución del acoso sobre aquellas tropas cubanas, a la vez convencen a Serafín de salir de Cuba pero éste puso por condición no presentarse al enemigo ni aceptar dádivas del mismo. Recurriendo a dinero provenientes de propiedades de la familia de Serafín, los amigos adquieren pasajes y ésta sale de Cuba junto con Rafael Río Entero, José Medina y Plutarco Estrada, el primero de agosto de 1880, fecha en que prácticamente estaba liquidada la guerra en la zona de Sancti Spíritus[44].

Guerra Necesaria
Preparativos bélicos

Para hablar de los preparativos independentistas de la denominada Guerra Necesaria, antes se debe decir que en el territorio espirituano el Partido Liberal Autonomista, dirigido localmente por Marcos García, destacado combatiente de la Guerra de los Diez Años, tiene una fuerza destacada, la cual arrastraba parte de las masas y trataban de influir en ellas para impedir nuevos brotes independentistas, por lo que el trabajo de los revolucionarios se hace más difícil en esta región.

A pesar de lo expresado no pudieron impedir la influencia de los acontecimientos de la época: Guerra Chiquita, intentos separatistas, expediciones; el laborantismo y el movimiento conspirativo, todo lo cual expresa que se mantiene vivo el ideal independentista y que no se ha transigido con el autonomismo; a la vez que demuestra la inconformidad con el régimen al cual está sometido el país. Prueba de ello lo constituyen algunas actividades que se producen antes del levantamiento del 24 de febrero de 1895; desde 1890 Luis Lagomasino mantiene comunicación con los revolucionarios de Cayo Hueso, el 10 de febrero de 1891 se produce en el teatro municipal de Sancti Spiritus una congregación separatista en la que participan 25 personas presidida por Luis Lagomasino Alvarez, bastante audaz para ese momento; en junio de 1892 Lagomasino se traslada a Cayo Hueso y sostiene una reunión con el Club Luz de Yara donde propone un plan para el alzamiento de Las Villas y Oriente para el 25 de agosto de ese año, lo que no se logra por la labor preparatoria que Martí viene realizando en espera del momento preciso.

Estos prematuros intentos preocupan a Martí por lo que en agosto de 1892 decide enviar comisionados a la Isla con el propósito de coordinar las acciones; con relación a esto Martí le da orientaciones precisas a Gerardo Castellanos de las tareas a realiza en Las Villas y especialmente en Sancti Spiritus donde su misión sería cercar el peligro que representaba Marcos García, alcalde de la ciudad en esos momentos y de filiación autonomista; pero sin darle motivos para que se considerara excluido; así como explicarle bien a Lagomasino el plan del Partido[45]:
(...) para que con la esperanza de cosa mayor refrene su impaciencia noble.

Las instrucciones de Martí fueron cumplidas: Castellanos visitó a Marcos García y le dio el trato especial que le recomendara el Delegado; también se entrevistó con Lagomasino, quien planteó su decisión de continuar al frente de la jefatura de Las Villas; pero esto fue rebatido por Castellanos, señalándole que el Partido Revolucionario Cubano (PRC) y la Convención Cubana harían una reestructuración completa del movimiento conspirativo.

Como parte de la misión de Castellanos se convocó a una reunión que se efectuó en la casa del maestro Manuel Jané Román, sita en Céspedes # 54 (moderno) entre Pérez Luna y San Anselmo, Sancti Spiritus; allí fue creada la delegación o comité del PRC. A esta reunión asistieron 16 conspiradores y fueron elegidos Manuel Jané Román como presidente y Luis Lagomasino Alvarez como secretario[46].

A pesar de la organización del PRC en Sancti Spiritus y la posición que ocupaba Lagomasino en el mismo, él y sus principales partidarios mantenían la idea de provocar un levantamiento armado en la región a espalda de las orientaciones del Partido. Prueba de ello son las intentonas de marzo de 1893 con 200 hombres y de principios de mayo de ese mismo año[47]. En abril de 1895 se produce un nuevo intento que no pudo llevarse a vías de hecho. Estos intentos fracasaron; primero por no estar dadas aún las condiciones para ello y segundo porque los españoles y autonomistas dominaban todos sus planes, claves de aviso y sus seudónimos.

Independientemente que estas acciones están contra la línea del Partido y resultan ineficaces, se puede apreciar que ponen de manifiesto el interés de lo más radical de la población espirituana por lanzarse a la lucha por la independencia; además se mantenía la propaganda revolucionaria en el territorio, se propalaban noticias y se repartían periódicos y cartas que traían de Cayo Hueso Gerardo Castellanos, Raimundo Sánchez y Luis Lagomasino; lo que contribuía a crear un clima favorable con relación al movimiento independentista.

Al producirse el levantamiento armado del 24 de febrero de 1895 en la zona oriental de Cuba, la región espirituana, dada la fuerza que habían alcanzado los autonomistas, se siente segura y las autoridades españolas y cubanas autonomistas piensan que esta región no se un levantamiento armado en apoyo a la lucha iniciada. Así se refleja en la proclama de Marcos García alcalde de Sancti Spiritus, del 24 de febrero en respuesta al bando del gobernador general que señalaba la necesidad de mantener el orden y hacer sentir el peso de la ley a los que lo alteren; donde expresa que[48]:
(...) en Sancti Spiritus esas disposiciones no tendrán que aplicarse, sino antes bien, que todos á una resueltamente contribuirán conmigo al sostenimiento de la paz (...) que el trabajo honrado (...) y el respeto a la Ley, sea una vez más, la silenciosa pero enérgica protesta que los espirituanos saben oponer á toda tentativa de perturbación (...)

Según testimonio de Lagomasino a principio de 1895, estando en Cienfuegos, recibió en su escondite a Tranquilino Latapier enviado por Juan Gualberto Gómez y portador de la orden de alzamiento; que juntos tomaron el vapor, siguiendo Latapier para Oriente, mientras él se quedaba en tierra espirituana[49]. Al recibir la orden los independentistas espirituanos realizan todas las gestiones necesarias para levantarse en armas el 13 de abril, pero el día 11 es detenido Luis Lagomasino, que según su testimonio se debió a la traición de un conspirador nombrado Vicente Febles[50], por lo que el plan de alzamiento es fallido.

El 25 de abril de 1895 se produce el alzamiento del doctor Juan Bruno Zayas en Vega Alta –zona de Vueltas–, quien poco después se une al grupo de Joaquín Castillo López en Las Delicias, perteneciente a los términos de Sancti Spiritus y Yaguajay, sumando aproximadamente unos 60 hombres, el que poco a poco continúa incrementándose con nuevas incorporaciones. Unas semanas después, el 16 de mayo, se produce el alzamiento victorioso de Luis Lagomasino y sus hombres.

Alzamiento

El 24 de febrero de 1895, luego de una intensa preparación, los cubanos se lanzan nuevamente a la guerra contra España (este nuevo conflicto bélico es denominado por los historiadores como Guerra Necesaria o Guerra del 95) para darle solución a los problemas que el fracaso de la guerra anterior dejó pendientes y a los nuevos que se incrementan en el período 1878-1895.

Esta guerra, que en los primeros momentos se centró en la región más oriental del país, se extendió con rapidez hacia otras zonas y en abril –mes de la llegada de los principales jefes de la misma–, tiene lugar el levantamiento de Las Villas con el doctor Juan Bruno Zayas en la zona de Vueltas y Joaquín Castillo en la zona norte de la actual provincia espirituana.

Sancti Spiritus, por su parte se ve inmerso en este proceso; un grupo de hombres que nunca aceptaron el autonomismo, ni confiaron en otra solución que no fuera la independencia de Cuba; protagonizaron el alzamiento revolucionario el 16 de mayo de 1895 en la finca La Cueva, cerca de Tunas de Zaza. El alzamiento estuvo liderado por Luis Lagomasino, quien en su obra Las Selvas Cubanas[nota 1] de 1897 afirma que se escapó de un cerco español en Tunas de Zaza la tarde del 15 de mayo y que pronunció el grito de independencia en la madrugada del día 16[51]. Con este valiente revolucionario se alzaron los patriotas Ramón Solano, José Salina, José y Francisco Rosendo, José Cabrera, Rafael Mursulí y Manuel Gómez, armados con dos tercerolas, un rifle largo y cuarenta tiros[52]. A estos compañeros se le sumaron otros independentistas que ya el día 18 componían una fuerza inicial de 11 revolucionarios[53].

En cuanto a las primeras acciones de ese grupo de insurrectos, con poco parque y en condiciones difíciles tienen que subdividirse y sólo pueden operar durante varios días por los territorios próximos a Banao, limitándose a tiroteos, cortar líneas telegráficas, etc.; viéndose obligados a internarse en las lomas de esta localidad, producto de la persecución española y la escasez de armamentos y hombres, donde permanecen por algún tiempo, sin ser apoyados por grandes incorporaciones de hombres.

Desde que se produce el levantamiento la comandancia militar de la ciudad de Sancti Spiritus reaccionó inmediatamente comenzando los trabajos de fortificación, reparando las que se habían hecho para la guerra pasada. Por otra parte, desde el 12 de mayo, se encuentra el general Francisco Carrillo operando por el norte del territorio espirituano, en el que sostiene encuentros con columnas españolas como en Piñero el 19 y 22 de mayo y en Nuevas de Jobosí el día 27.

A pesar de que ya a principios de julio de 1895 se encuentran sobre las armas diferentes grupos de hombres en Trinidad, Sancti Spiritus, Fomento y el norte espirituano –zona de Yaguajay–, haber desarrollado algunas acciones y logrado un primer intento de organización; no es hasta la llegada de la Expedición Roloff-Sánchez-Rodríguez por Punta Caney, cerca de Tayabacoa, al sur de Sancti Spiritus, el 24 de julio de 1895, que se puede hablar de acciones importantes y de un verdadero estado de guerra en el territorio.

A su arribo a tierras espirituanas el general Serafín Sánchez Valdivia lanzó una proclama a los habitantes de Las Villas, que constituye un llamado a la lucha y la cual expresa entre otras cosas lo siguiente[54]:
Yo os invito, villareños, para que vengais á ocupar el puesto que el deber os señala en las filas de vuestros hermanos, para combatir contra el enemigo común de la libertad, el reposo y el bienestar de los habitantes todos de esta isla: el tiranico gobierno de España (...) Villareños! la ansiada hora de la reivindicaciones de nuestro pueblo ha sonado ya, y no seríais dignos de la patria y la libertad por que combatimos, si cobardes no viniérais á cubriros de gloria en las filas del Ejército Libertador.

Esta expedición aporta 150 nuevos combatientes, tres experimentados y prestigiosos generales y numerosos recursos necesarios para la lucha que permiten equipar convenientemente a muchos soldados que se incorporan a partir de este momento a la guerra. Por otra parte contribuyó notablemente a la cohesión del movimiento revolucionario en Las Villas, pues la presencia de Carlos Roloff y Serafín Sánchez implicaba mucho para los revolucionarios del centro, por su destacada participación en la contienda anterior. De ahí que a la llegada de Gómez y Maceo con la invasión se encontraran con un ejército equipado y organizado.

A partir del desembarco se produce la incorporación a los expedicionarios de los principales grupos que estaban sobre las armas: a finales de julio se les unen los capitanes Quirino Amézaga primero, y Federico Toledo después, más de 30 hombres entre ambos; en los primeros días de agosto se le unen el capitán Basilio Guerra con 123 hombres, el coronel Joaquín Castillo, teniente coronel Justo Sánchez, los comandantes Quirino Reyes y Pío Cervantes y el capitán José Joaquín Sánchez con sus fuerzas, que suman unos 500 hombres y parte de la fuerza del general Lino Pérez. En estos momentos –3 de agosto de 1895– cuenta con una fuerza de unos 800 hombres[55][56]. `

Organización combativa
Mayor General Carlos Roloff, Jefe del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador.

También a partir del desembarco, en los primeros días de agosto, se comienza la organización militar de las fuerzas que operan en Las Villas. Carlos Roloff asume la dirección del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador, estructura del Ejército Libertador cubano encargada de dirigir y ejecutar las operaciones militares en la región de Las Villas, que cuenta con dos divisiones; la Primera División para la cual nombra como jefe al general Serafín Sánchez, compuesta por tres Brigadas. La primera de estas brigadas tenía la misión de operar en Sancti Spiritus, estando al frente de las misma el coronel Joaquín Castillo. Dicha brigada estaba estructurada de la siguiente forma[57]:

Junto a la organización militar también se produce la civil, a través de la creación de las prefecturas y subprefecturas sin afectar las fuerzas del ejército, entre estas: Arroyo Blanco, Monte Oscuro, Gavilanes, Taguasco, Pelayo, Banao, El Jíbaro, Jobosí, Las Charcas, Jubainicú, Cabaiguán y Chorrera Brava en territorio espirituano. Estas tenían entre sus funciones: el control del orden en su zona, atender al servicio de postas correo, informar al ejército los movimientos del enemigo, atender heridos y enfermos, cuidar de las familias que estuvieran en los montes, establecer talleres de talabartería hacer sogas, sudaderas, etc.; abrir siembras de todas clases, destruir vías de comunicación del enemigo, impedir la entrada de ganado y productos del comercio a poblaciones enemigas, etc.

Además se tuvo en cuenta organizar las comunicaciones con el exterior, la inspección de costas con un cuerpo de inspectores, en el caso del municipio espirituano existían dos zonas de inspección: de Tunas de Zaza al río Ay bajo la inspección del ciudadano Emilio Ortega y de Júcaro a Tunas de Zaza con el alférez José R. Rendón como principal vigía[57]. Se emite también una serie de circulares para regular la vida de la población civil en el territorio, donde se establecen las normas a las que quedaban sujeto.

Año 1895

El Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador fue creado en plena guerra contra las fuerzas militares españolas y desde sus primeros días comenzó una serie de acciones militares contra estos uniformados. Durante los meses agosto, septiembre y octubre de 1895, las acciones de las fuerzas cubanas que están operando en el territorio, se han caracterizado por interrupción de las comunicaciones: destrucción de los puentes como los de Mayábuna, Los Muertos, Jarao, Cayajaná, etc.; destrucción de vías férreas, alcantarillas, postes de líneas telegráficas y telefónicas; con ello se proponen desconcertar el enemigo, obligarlo a emplear muchas tropas en cuidas sus vías de comunicaciones y tener que hacer las jornadas a pie.

Otras actividades son los asaltos a convoyes y almacenes para la obtención de víveres y armamento, como el de Sancti Spiritus a Iguará el 12 de agosto; hostilizamiento y ataque a columnas; ejemplo, en Pozo Azul 12-14 de agosto, donde muere el ayudante de Serafín Sánchez, Indalecio Martínez-Moles; ataque y toma de fuertes como el Taguasco el 6 de agosto, y ataques a poblados.

Estas acciones bélicas se corresponden con el tipo de guerra de desgaste al enemigo que estaba llevando a cabo las fuerzas cubanas, obligadas por las propias condiciones; incluso, Carlos Roloff en comunicación a Gómez, con fecha 1 de diciembre de 1895, así lo expresa al señalar que no ha empeñado combates de gran poder por no disponer de un contingente bastante disciplinado ni avezados aún a ellos, ni el suficiente número de armas; aparte de tratarse siempre de enemigos muy superior en número; sin embargo, señala que la situación es buena y que en los encuentros habidos, las fuerzas cubanas han obtenido el triunfo[58].

En esta etapa se convoca a las fuerzas de los distintos cuerpos de ejércitos para la celebración de la Asamblea Constituyente de Jimaguayú, la que se celebró entre el 13 y 16 de septiembre de 1895. Para la misma los representantes de La Habana, Matanzas, y Las Villas: Fermín Valdés Domínguez, Santiago García Cañizares, Severo Pina Marín, Enrique Loynaz del Castillo, Francisco Díaz Silveira, Pedro Piñán, Orencio Nodarse, Francisco López Leiva, José Clemente Vivanco y Raimundo Sánchez Valdivia; salen de la finca San Marcos –norte del territorio espirituano– el día 6 de septiembre, cruzan la Trocha el día 8 penetrando en territorio camagüeyano; según lo recoge el Diario de Operaciones del comandante Raimundo Sánchez Valdivia.

Ya de regreso los delegados a la misma, el 7 de octubre en la localidad espirituana de Piñero, se reúnen representantes de las tres Brigadas pertenecientes a la Primera División del Cuarto Cuerpo de Las Villas para dar lectura a la Constitución aprobada en Jimaguayú, la comunicación de Gómez a todos los jefes de cuerpos y la información sobre la composición del gobierno de la República en Armas[59].

El Consejo de Gobierno creado en Jimaguayú dictó la Ley del Gobierno Civil que dividió el territorio de la República en seis provincias, cada una de ellas en distritos y estas en prefecturas y subprefecturas. Sancti Spiritus quedó comprendido en la provincia de Las Villas con un teniente gobernador y catorce prefecturas. Por la misma ley se establecen talleres de armería, pólvora, herrería, fustes para monturas, carpintería, zapatería, tenería y sombrerería; además, del servicio de comunicaciones con casas, jefes e inspectores de postas[60]. Como se conoce, ya Roloff había atendido esto provisionalmente al organizar el Cuarto Cuerpo y la vida civil.

A partir de la puesta en marcha de los acordado en Jimaguayú se producen otras acciones en el territorio, que reflejan el auge de la lucha como el Combate de Las Varas el 23 de septiembre, donde resulta herido el General Serafín Sánchez –jefe principal de las tropas en combate–. En esta acción participan las fuerzas de los regimientos Honorato y Martí de la Brigada de Sancti Spiritus dirigidos por el brigadier Joaquín Castillo y el coronel Rosendo García; así como las tropas que comanda el coronel Pedro Díaz, jefe de la Brigada de Remedios. La columna enemigo se vio obligada a retirarse hacia Manacas Jobosí.

A partir de noviembre comienza un movimiento del Mayor General Máximo Gómez por el noreste del territorio espirituano recorriendo lugares claves como Pozo Azul, Las Damas, Saltadero, Los Pasitos, Pelayo, etc.; lugares próximos a los cuales pasaría después el contingente invasor. Durante este recorrido lanza circulares prohibiendo la zafra, disposiciones y medidas organizativas, aunando las fuerzas que están operando en el territorio y desarrollando acciones de hostigamiento y ataque; entre los que sobresalen la toma de Pelayo y destrucción de sus fuertes el 17 de noviembre de 1895, tomando prisionero al comandante del destacamento del lugar con toda la guarnición, liberándolos al día siguiente, hostigamiento y ataque al fuerte de Río Grande del 20 al 23 de noviembre, el cual no fue tomado, pero las fuerza españolas lo incendian y lo abandonan, por lo que realmente constituye una victoria. Gómez y sus fuerzas se quedan en el territorio.

Como se puede apreciar, la actividad de Gómez y las fuerzas de la Primera División del Cuarto Cuerpo en este territorio, tenía como objetivo principal preparar las condiciones para garantizar el paso relativamente fácil y exitoso de los invasores por la Trocha; operando constantemente para atraer sobre sí las fuerzas españolas de la zona que según su propio criterio son de unos 4 a 5 mil hombres.

Acampados en Los Hoyos, recibe la noticia que Maceo y el contingente invasor ha cruzado la Trocha –29 de noviembre–; parte a recibirlos encontrándolos en un lugar conocido por San Juan, produciéndose el encuentro de ambos y la celebración de un acto emotivo; después acampa en el potrero de Lázaro López. En este lugar se produce el día 30 la formación militar donde Gómez pronuncia a los invasores su famosa arenga, explica los objetivos de la invasión y las realidades que tendrán que afrontar durante la misma.

Columna invasora
Mayor General Máximo Gómez, el hombre que preparo en Las Villas las condiciones para el paso de la columna invasora por ese territorio.

A partir de ese momento comienza su avance por el territorio espirituano, dirigiéndose el día 1 de diciembre hacia La Reforma y de ahí el día 2 hasta Trilladeritas, donde acampan hasta el amanecer del día 3. En este lugar se produce la división del contingente invasor: una columna de infantería con 700 hombres bajo el mando del general Quintín Banderas y el teniente coronel José Miguel Gómez, partió en horas tempranas de ese día con órdenes de avanzar por el sur, destruir la riqueza azucarera del valle de Trinidad, sostén económico del régimen español en la zona y aplastar el enemigo para unirse posteriormente al ejército invasor en Matanzas o La Habana; el resto de las fuerzas y núcleo principal de la invasión –caballería– marcharía por el centro bajo el mando de los generales Máximo Gómez, Antonio Maceo y Serafín Sánchez, junto con esta fuerza avanza el Consejo de Gobierno, el que venía acompañando al contingente invasor.

Ese mismo día –3 de diciembre– al realizar el cruce sobre el río Jatibonico del Sur, se produce el primer encuentro con el enemigo en tierras villareñas: el combate de Iguará; al enfrentar una columna española de 800 hombres al mando del coronel Enrique Segura Campoy que se movía del fuerte de Iguará a Sancti Spiritus, la posición ventajosa de las fuerzas españolas, unido a las características del terreno, limitaban el movimiento de la caballería invasora; lo que obliga a los jefes de las fuerzas cubanas –Maceo y Gómez– a una peligrosa carga al machete.

La acción resultó una victoria para los cubanos después de dos horas de combate, obligando al jefe español a retirarse hacia el fuerte de Iguará en busca de refugio; lo que pudo lograr gracias a su serenidad, sus acertadas disposiciones y la bravura de sus soldados ante la persecución de los cubanos. Con el triunfo mambí le quedo libre el camino a las fuerzas invasoras en su avance; el día 4 pasan por La Campana donde entierran a los muertos, curan y envían los heridos a la prefectura de Taguasco y llegan a Ciego Potrero donde acampan.

Mayor General Serafín Sánchez, nombrado Jefe del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador en diciembre de 1895.

Temprano en la mañana del día 5 de diciembre en este lugar forman las fuerzas cubanas. El Consejo de Gobierno en la figura de su presidente Salvador Cisneros Betancourt, entregó al lugarteniente general Antonio Maceo, una bandera cubana enviada por jóvenes camagüeyanas para que acompañara a los invasores y la hicieran ondear en los confines de occidente; también le son ratificados a Serafín Sánchez los grados de mayor general y su nombramiento de jefe del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador de Las Villas.

Acto seguido se produce la despedida y separación del Consejo de Gobierno que marcha hacia Oriente, mientras la columna invasora continúa su marcha rumbo noroeste, encontrándose el día 6 en Remate de Las Vueltas –Remedios–, lugar donde Maceo lanza su proclama a los villareños. De ahí marchan hacia el sur, cruzan el río Zaza y acampa en Sabanilla el día 7. Después se dirigen casi en línea recta hacia el suroeste, acampando en Las Pozas el día 8. Emprenden nuevamente la marcha el día 9 con dirección oeste, cruzando por el norte y frente de Fomento, lugar bien defendido por las fuerzas españolas desde donde son tiroteados los invasores. En horas de la tarde sostienen un encuentro en el lugar conocido como Casa de Tejas o Los Indios, donde estaba emboscado el enemigo, causando un muerto y trece heridos a las fuerzas cubanas; Maceo ripostó el ataque y obligó a retirarse al enemigo. Después de esta acción –última en el territorio espirituano– continúan su marcha entrando en Quemado Grande, territorio actualmente villareño.

Durante el cruce de la invasión y los meses iniciales del año 1896, se observa que la mayoría de las fuerzas destacadas en la región marchan junto con los invasores, tal es el caso de las comandadas por el mayor general Serafín Sánchez Valdivia quien llegó hasta los límites de La Habana; donde una parte de ellas continúa con la invasión hasta el extremo occidental mientras que Serafín regresa con el resto al territorio villareño a principios de enero de 1896.

Durante esta etapa en el territorio se quedan operando solamente algunas unidades menores, como el escuadrón de caballería bajo el mando del teniente coronel José Rafael Legón y las principales acciones que se realizan son: hostigamiento sistemático como tiroteos a posiciones y columnas españolas en movimiento, emboscadas, destrucción de vías de comunicaciones, ataques a trenes en movimiento, e incendios de ingenios azucareros y cañaverales entre otros.

Año 1896

En los primeros días de este año el Mayor General Serafín Sánchez se dedica a la reestructuración del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador desde su campamento en territorio espirituano, buscando el aglutinamiento y cohesión de nuevas fuerzas para robustecer la guerra en Las Villas.

En breve recorrido en los primeros días del mes de febrero de 1896 por el norte del territorio de Las Villas: Placetas, Camajuaní, etc.; Serafín logra aglutinar unos 2 mil hombres, muchos de ellos desarmados, para entregarlos en Manajanabo a Quintín Banderas, según habían convenido y quien debía conducirlos hasta el Occidente; lo que no pudo ser, por no haber comparecido Banderas y tener que enfrentar el Combate de Manajanabo, que aunque victorioso, muy costoso.

A mediados de febrero de 1896 Serafín reinicia sus operaciones militares en la zona espirituana, dedicándose fundamentalmente a hostilizar con pequeños grupos a columnas españolas. En los Hondones se le unen fuerzas de Lino Pérez y Juan Bravo Pérez de la Brigada de Trinidad y de forma habilidosa eluden encuentros con columnas españolas en Saltadero, La Campana, Los Pasitos, etc.

El 14 de marzo penetra Gómez en Las Villas, lo que provoca una fuerte reacción española, el día 8 de abril llega a Sancti Spiritus y se encuentra con Serafín en Macaguabo, antes este había recibido (18 de marzo) el comunicado oficial del cese de su jefatura al frente del Cuarto Cuerpo y su designación como Inspector General del Ejército Libertador. Los dos líderes mambises permanecen juntos varios días durante los cuales Gómez le da las indicaciones precisas que debe cumplir en su nuevo cargo. El 24 de abril se dirige a la zona de la Trocha a cumplir su misión como inspector.

El Mayor General Francisco Carrillo asumió la jefatura del Cuarto Cuerpo en abril de 1896.

En 1896, mientras en Oriente se desarrolla la campaña de José Maceo y Calixto García y en el occidente se encuentra operando Antonio Maceo; a fines de abril –día 28– se produce la llegada del General Francisco Carrillo para ocupar la jefatura del Cuarto Cuerpo de Las Villas; mientras que el general José Miguel Gómez asume la dirección de la primera Brigada de Sancti Spiritus. Este hecho produjo un incremento del accionar de las fuerzas insurrectas sobre todo a partir de abril.

Entre abril y agosto de 1896, se aprecia un incremento de la actividad revolucionaria de las fuerzas que actúan en el territorio espirituano; las que ejecutan acciones tales como emboscadas a columnas españolas en movimiento: la del convoy de Arroyo Blanco 18 de abril, en Santa Teresa 21 de abril, Tuinucú 2 de junio, en Boquerones y La Sierpe 12 de junio y el 5 de agosto en Rosa Perdida y Constancia a una columna española que conducía un convoy a Mayajigua el 26 de agosto, entre otras; hostilizamiento de las fuerzas españolas: en Tuinucú el 16 y 18 de abril; el Majá y Siguaney el 22 de abril, en el camino de Paso de Las Damas a Sancti Spiritus 3, 4, 5 y 6 de mayo, en Las Delicias el 16 de mayo; en el Bejuco y Covadonga, así como en Bacuino y Yagunal el día 2 de junio; columnas con rumbo al Jíbaro y Trinidad el 11 de junio, columna que va de Sancti Spiritus a Tuinucú el 17 de julio y el 23 a otra que se dirige a Cabaiguán, el 27 al convoy que va hacia Pico Tuerto; el 4 de agosto a columna española de 1 500 hombres que se dirigen desde Sancti Spiritus hasta El Jíbaro; incendio de casas, cañaverales y campamentos españoles: 18 de abril campamento español en Cabaiguán, los cañaverales del central Tuinucú el 19 de abril; así como los cañaverales de los ingenios Mapos, Natividad y San Fernando.

Haciendo un balance del estado de la guerra en la zona, el general José Miguel Gómez en su comunicación a Máximo Gómez el 31 de agosto de 1896 expresa[61]:
Las fuerzas pelean y pelean bien. Como están tan diseminadas en tan grande extensión de terreno no paran un momento de una a otra acción. No puedo dar acciones de mucha importancia por razones que en otras anteriores le he dicho y porque no tengo parque.

El último tercio del año 1896 la actividad de las fuerzas cubanas en el territorio, presenta las mismas características del período analizado anteriormente, en cuanto a la forma y tipo de acciones combativas que se realizan; se mantiene la hostilización constante sobre el enemigo, en sus diversas formas: del 1 al 4 de septiembre tiroteos a columnas que se dirigían a Siguaney y Taguasco, batida una columna en el paso de Iguará del río Jatibonico el 6 de septiembre, tiroteo a columna que se dirige de Sancti Spiritus a Jarao, hostilizada de Taguasco a Iguará una columna española el 3 de octubre, tiroteo al enemigo en las cercanías de Las Guásimas el 10 de octubre, ataque a columna en el río Tuinucú el 4 de noviembre, fuego a columna española que se dirigía de Sopimpa a Fomento por fuerzas de Carrillo el 11 de noviembre, hostigamiento a columna que se mueve hacia Los Limpios de Taguasco el 26 de noviembre, hostilizada guerrilla por fuerza de José Miguel Gómez el 8 y 9 de diciembre, tiroteos a columnas que se mueven por Sabanilla, Sancti Spiritus, Jarao y otros lugares entre el 13 y el 25 de diciembre.

Se desarrollan emboscadas a los soldados del fuerte Manaca-Jobosí, el 15 de septiembre; también fueron emboscados cerca de Arroyo Blanco por fuerzas de Tello Sánchez el 26 de septiembre y a una columna española en Iguará el 5 de octubre. Las fuerzas españolas que cuidan el Batey del central Tuinucú fueron emboscadas el 4 de noviembre así como a las tropas españolas en Lebrije el 26 de ese mismo mes. En esta etapa se producen combates como lo fue el de Arroyo Blanco por fuerza de los regimientos Honorato y Máximo Gómez el 7 de septiembre y en la finca La Chucha, en Güinía, por fuerzas de la Brigada de Trinidad el día 19; se combate además en Los Pasitos contra una columna española que se dirigía a Manaca Jobosí el 6 de octubre.

Combate de Las Damas
Caída en combate de Serafín Sánchez Valdivia, pintura expuesta en el Museo Casa Natal Serafín Sánchez Valdivia.
En este año se produjo un enfrentamiento militar que ocasionó la lamentable muerte de una de las figuras cimeras del movimiento independentista cubano: Serafín Sánchez Valdivia. El General Sánchez Valdivia falleció en el Combate de Las Damas, el 18 de noviembre de 1896[62], en la quebrada del Paso de La Larga, cuando iniciaba la retirada con su cuartel general. Al volverse para observar el movimiento enemigo, un proyectil de máuser lo atraviesa del hombro derecho al izquierdo; aún así, su indoblegable voluntad y espíritu patriótico le dan fuerzas suficientes para exclamar:
¡Me han matado, eso no es nada! ¡Siga la marcha!

Así moría el insigne patriota mambí. Eran más de las cinco de la tarde cuando el héroe expiró. El patriota fue una de las 27 bajas del bando cubano y se contó entre los ocho muertos de la acción, mientras a los españoles se les atribuyeron 83 heridos y no menos de 30 fallecidos.

La muerte de Serafín enardeció a los cubanos: Enrique Loynaz del Castillo, jefe del Estado Mayor, arrebata una bandera cubana y carga frenético contra un frente español y lo hace ponerse en fuga; reforzado por la caballería que momentos antes había pedido Serafín hace en el enemigo una verdadera carnicería; el brigadier González Plana, desde la posición que defiende en el Paso de La Larga, bate también a los españoles, el brigadier José Miguel Gómez pelea hasta el último cartucho y el Mayor General Francisco Carrillo asume el mando de las fuerzas que entrada la noche abandona el campo de batalla llevando el cuerpo de Serafín. Fue una dolorosa victoria.

La muerte de Serafín Sánchez, más que disminuir la moral de los cubanos, lo que hizo fue elevó el espíritu combativo de las tropas que, incitadas por José Miguel Gómez, a la voz de:
(...) levantad vuestro esfuerzo a la altura del dolor que os embarga, que yo sabré compartir con vosotros –mis valientes compañeros–, la gloria de vengarlo.

Con estas palabras continuaron la marcha y cumplieron la orden de combate emitida por Serafín en su lecho de muerte.

A fines de diciembre de 1896, el general en jefe Máximo Gómez cruza la Trocha de Júcaro a Morón –día 26– y el 28 acampa en Santa Teresa, donde recibe la confirmación de la muerte de Antonio Maceo y su hijo Panchito; desde allí lanza una orden general dando a conocer este acontecimiento y declara diez días de duelo general para el ejército.

Año 1897
Valeriano Weyler, el Capitán General militar español que durante 1897 intensificó el ataque a las fuerzas de Máximo Gómez y el Cuarto Cuerpo con el fin de aplastar la revolución.

En los primeros días de enero de 1897 ya Gómez está nuevamente operando en el territorio espirituano. Ya en estos momentos tiene la concepción estratégica de lograr que el mando español desconcentre la gran cantidad de fuerzas que tiene operando en el occidente del país. De ahí, su genial plan de La Reforma con el que pretendía también, que el régimen colonial lanzara en su persecución gran número de fuerzas y que se vieran obligados a combatir en las condiciones que más le convenían y en el teatro de operaciones por él escogido.

Por su parte, el mando español, después de la muerte de Maceo. Cifró sus esperanzas en aniquilar a Gómez y con ello a la revolución. Es por esto que a principios de febrero de 1897 Valeriano Weyler se traslada hacia Las Villas y con su cuartel general instalado en Santa Clara tomó medidas para la reorganización de las fuerzas españolas del territorio villareño –Segundo Cuerpo del Ejército Español– y en particular la Segunda División Sancti Spiritus-Remedios, bajo el mando del general Agustín Luque, con dos Brigadas: Sancti Spiritus y Remedios.

Campaña de La Reforma

La campaña de La Reforma se desarrolló entre enero de 1897 y principios de 1898, al este del territorio espirituano, tuvo por escenario la zona comprendida entre los ríos Jatibonico del Norte y del Sur por el oeste, y la Trocha de Júcaro a Morón al este. La selección de este territorio como teatro principal de operaciones –que conocía muy bien desde la Guerra de los Diez Años– reflejó la gran capacidad táctica del general Máximo Gómez, pues reunía las condiciones necesarias para el tipo de lucha que concibió –irregular–; una zona llana con bosques, pastos y aguadas para operar con la caballería; así como pocos poblados y medios de comunicación.

El propósito de las primeras acciones desarrolladas por Gómez era llamar la atención del enemigo, sobre todo de Weyler, para obligarlo a mover hacia Las Villas las fuerzas que tenía sobre Matanzas, La Habana y Pinar del Río; para lo cual contaba con el apoyo decisivo de las fuerzas del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador de Las Villas y sobre todo con las de la Primera División con sus tres Brigadas: Sancti Spiritus, Remedios y Trinidad. En este marco se inscriben entre otras, acciones como: combate contra columna española acampada en Marroquí que fue obligada a retirarse hacia San Felipe el 2 de enero, por fuerzas del Cuartel General del General en Jefe, unido a la Brigada de Sancti Spiritus, donde resultó herido el brigadier José Miguel Gómez, jefe de la misma. En su retirada esta columna cae en la emboscada preparada por el comandante Jesús Pérez de las fuerzas del general Carrillo, jefe del Cuarto Cuerpo.

El 27 de enero se inicia el sitio al poblado de Arroyo Blanco, que se extiende hasta el día 2 de febrero; este poblado cuenta con 14 fuertes y 300 soldados. En el mismo participan fuerzas combinadas de los generales Máximo Gómez, Francisco Carrillo y José Miguel Gómez. Durante estos días el poblado fue atacado en dos ocasiones, no obstante, no pudo ser tomado, porque se reciben refuerzos de dos columnas españolas, que procedentes de la Trocha y Taguasco vinieron en auxilio de los españoles. Estas columnas fueron interceptadas por las fuerzas cubanas y sostienen un reñido combate en Juan Criollo, el 1 de febrero de 1897. El accionar contra Arroyo Blanco esta considerado como el inicio de la campaña de La Reforma; pues es una de las razones que obligan a Weyler a trasladarse hacia esta región.

Por estos días –30 de enero– Gómez recibe en su campamento de Arroyo Blanco la visita de un periodista del Herald de Nueva York, que lo entrevista por el rumor que circula de que él está dispuesto a aceptar la autonomía como solución al conflicto; su posición al respecto es muy clara[63]:
Pelearemos por la independencia absoluta: así se ha dicho y firmado en nuestra constitución y se dice y se afirma a diario y con sangre en los campos de batalla.
Por otra parte Máximo Gómez a través de cartas, distintos documentos, rumores, etc. hizo creer al mando español que se llevaría a cabo una segunda invasión a occidente. Sin dudas Gómez había cumplido los objetivos de su plan táctico; el mando español envió para Las Villas 33 batallones y 40 escuadrones que operaban en el occidente; con lo que contribuyó a aliviar la presión militar sobre ese territorio; incluso el propio Weyler trasladó su cuartel general para Sancti Spiritus, arribando a esta ciudad el 16 de febrero de 1897. El 2 de marzo Weyler le informa al Ministro de la Guerra, mediante un telegrama, las fuerzas españolas que operan en la zona[63]:
He situado fuerzas en Chambas, Arroyo Blanco, Guayacanes, Chorrera, Mayajigua, Yaguajay, Viana y Caballería (...) un total de 38 batallones y 4 regimientos de caballería operan en un radio de cuatro leguas, acampando en el círculo así formado.
A esta concentración de fuerzas hay que sumarles los guerrilleros y el Cuerpo de Voluntarios; unos 20 mil hombres más aproximadamente. Unido a esto, se puede señalar que el sistema de fortificaciones de la ciudad de Sancti Spiritus, iniciado desde los años anteriores, se incrementa a partir de 1897, planteando que se podían utilizar para dichos trabajos a los reconcentrados y a los que se reconcentren. Se dispone con toda urgencia[64]:
(...) se tapien todas las bocacalles de la población en el final de las mismas que dan al campo, a excepción de la salida por el puente de piedra situado junto al teatro (...) las tapias no deben bajar de dos y medio metros de altura.

Gómez, para realizar esta campaña, organizó sus fuerzas y contó con unos 600 hombres fundamentalmente de caballería, cuyo centro era el Regimiento de Caballería Expedicionario; pero por lo general operó aproximadamente con unos 400 efectivos y contó con el apoyo valioso de la primera y segunda Brigadas de la Primera División del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador; pues estas fuerzas se ven tanto operando en ocasiones junto a Gómez en La Reforma, como hostigando constantemente a las fuerzas españolas que se movían por este territorio, colindante con la misma. Esto sin dudas favorecía los planes de Gómez y constituía una ayuda de apreciable valor.

En estos primeros meses –febrero-mayo de 1897–, coincidiendo con la campaña de La Reforma, se producen en el territorio espirituano una serie de acciones que reflejan la situación de la guerra en la zona. Se produce un constante hostigamiento a las columnas españolas que desde Sancti Spiritus, San Felipe, Cristales, San Agustín, Marroquí, entran y salen del poblado de Arroyo Blanco, en esto participan las fuerzas de los escuadrones y regimientos de la Brigada de Sancti Spiritus al mando del brigadier José Miguel Gómez.

El 17 de abril fuerzas del cuartel general de Máximo Gómez hostilizaron a más de 5 mil españoles que permanecieron acampados por espacio de ocho días en La Reforma; después regresan a Sancti Spiritus. Durante el resto del mes continúa el constante tiroteo y ataque sobre las columnas que se mueven por la zona por fuerzas de la Brigada de Sancti Spiritus y de Remedios, mientras que en La Reforma lo hacía el Regimiento Expedicionario al mando del teniente coronel Armando Sánchez.

Durante el mes de mayo continúan intensamente las acciones de este tipo: el 3 de mayo en La Reforma una fuerte columna española de las tres armas es detenida por fuerzas del cuartel general del Ejército Libertador bajo el mando de Máximo Gómez. Poco después hay un fuerte movimiento de columnas españolas por el territorio, coincidiendo con el regreso de Weyler a Sancti Spiritus; éstas son hostilizadas constantemente, aunque sin atacarlas directamente por falta de parque. En lo que resta del mes continúa el fuerte movimiento de fuerzas españolas y el hostigamiento de las mismas por las fuerzas cubanas, prueba de lo anterior –según los datos que han podido ser localizados– es el hecho de que durante el mes de mayo se produjeron 52 acciones de diversa índole en 28 de los 31 días del mes.

Los meses que van entre mayo a octubre de 1897, coinciden con la temporada de lluvia en el país, uno de los factores muy bien aprovechado por Gómez de acuerdo a la estrategia a seguir, dado el tipo de guerra que se había planteado; recuérdese su célebre frase de que junio, julio y agosto eran sus tres mejores generales. Su objetivo, entonces, era provocar el mayor desgaste posible en las fuerzas españolas; pues el calor sofocante, las intensas lluvias, las plagas y las enfermedades que de ellas se derivan, inutilizaban una considerable cantidad de soldados españoles que tenían que permanecer en los hospitales de recuperación, donde incluso, muchos fallecían. Unido a ello se aprecia una intensificación de las actividades de las fuerzas cubanas, teniendo como propósito continuar desgastando a las fuerzas enemigas.

Continúan operando en el territorio las mismas fuerzas a que se ha hecho referencia anteriormente. Algunos ejemplos que ilustran lo anterior son: entre los días 26 de mayo al 1 de junio de 1897 fuerzas del Regimiento de Caballería Volante de Taguasco hostilizan columnas españolas por las zonas de Covadonga, El Majá, Ramón Alto, Ciego Caballo, Vega Grande y San José, mientras que las fuerzas de la Brigada de Sancti Spiritus hostilizan y atacan columna enemigas en El Jíbaro, Laguna de Miguel, Los Negros, Playa Alta, La Sierra, La Crisis y otras, en los meses de junio a octubre.

Así mismo, fuerzas del cuartel general de Gómez hacen fuego contra el poblado de Cabaiguán y destruyen la línea telegráfica de Placetas a este lugar, los días 7 y 8 de septiembre de 1897, mientras en Sabinal fuerzas del Regimiento Expedicionario sostienen encuentros con el enemigo el 20 de septiembre y lo obligan a retirarse[65].

No puede obviarse que todo este accionar de las fuerzas cubanas tiene lugar en medio de la política de exterminio de Weyler que se aplicaba en el país; pero en el territorio espirituano tiene la particularidad de que el propio Weyler en su propósito de acabar con la revolución se traslada hacia Sancti Spiritus desde febrero de 1897. Desde su llegada, el territorio sufre las consecuencias de su presencia y en tal sentido declaró al Ayuntamiento que venía a responder a la guerra con la guerra y que dejaría el territorio limpio como la palma de la mano[66].

Durante la estancia de sus numerosas fuerzas en la zona, destruyeron fincas, se apropiaron del ganado, incendiaron bohíos, zonas de cultivo; impuso multas al comercio, casi todo peninsular, y cometieron crueldades con personas humildes y pacíficas, tales como el asesinato de dos niños que llevaban comida para su madre enferma en un rancho en Juan Criollo[67]; asesinato del subprefecto de Cucharas, Joaquín Pérez, por el teniente coronel Gabriel Orozco –cubano al servicio de España– y el asesinato del Dr. Hernández –enfermo de tisis en último grado– fusilado delante de su esposa Luz Noriega de Hernández. La feroz represión desatada obligó a muchos campesinos a marchar hacia las ciudades y poblados en condiciones horribles.

En importante señalar que el resumen de reconcentrados en la ciudad de Sancti Spiritus, en diciembre de 1897 asciende a 1 501 mayores de 14 años y 1 716 menores, para un total de 3 217. Sirva como ejemplo que sólo en el barrio San Andrés aparecen reconcentradas 512 personas, alojadas en las calles Gloria, San Telmo, Santa Genoveva, Santa Ursula, San Ignacio, San Eugenio, San Andrés, Santa Brígida, Santa Bárbara, Jesús Nazareno, Nueva, Jesús María, Príncipe, San Alejo, Santa Lucía, San Pedro, Raimundo y Rosario. Llama la atención que en la calle Santa Genoveva se reconcentran 65 personas y en Santa Ursula 90. En esta calle en el número 10, aparecen 37 personas reconcentradas, y en el 26, se registran 32[68].

Estos datos permiten apreciar el grado de hacinamiento y las condiciones infrahumanas de tal procedimiento; lo que provoca enfermedades y epidemias que llevan a la muerte a muchas personas.

Por otra parte, desde la llegada de Weyler, todas las faldas de los montes de Sipiabo, Arriero, Macaguabo, Yayabo, La Sierra, Banao y La Güira, fueron recorridas por guerrilleros cubanos y fuerzas regulares, y como resultado de esto, las prefecturas y subprefecturas, talleres, hospitales, etc. Tuvieron que abandonar sus lugares habituales y trasladarse constantemente hacia otros, tratando de evadir la persecución y ser capturados. Esto, por supuesto, afectó el abastecimiento de las mismas, por lo que ven obligados a alimentarse de jutías, frutas silvestres, corojo y otros recursos naturales.

También esta situación perjudicó a las fuerzas cubanas que estaban sobre las armas, pues se afecta su base de sustentación a través del sistema de prefecturas, pero además, por el estado de ruinas en que quedan los campos y la escasez de animales que también fueron recogidos.

No sólo fue la política de reconcentración, la única arma utilizada por Weyler para neutralizar a las fuerzas cubanas; también utilizó otros procedimientos como por ejemplo, proclamas, en las que llamaba a abandonar la lucha, ofreciendo amplio perdón para todos los que se presentaran, indicando que se entregarían raciones, viviendas y trabajo; tal es el caso de la emitida desde Sancti Spíritus el 3 de julio de 1897, donde además trataba de desvirtuar la realidad existente, planteando que la insurrección en las provincias orientales estaba dominada.

No obstante, todo ello, las fuerzas cubanas en este territorio se mantuvieron activas, en pie de lucha y contribuyeron al fracaso de Weyler en su empeño de acabar con la revolución.

Un criterio acertado acerca del verdadero significado de Weyler y su política, es el que ofrece el patriota espirituano Raimundo Sánchez Valdivia en su diario de operaciones[69]:
(...) qué lleva a su patria el hombre en quien cifró el Gobierno Español su confianza? El desprestigio ante sus conciudadanos, la execración de los cubanos y la reprobación del mundo civilizado, esto en el orden moral; los restos de un ejército de más de doscientos mil hombres sacrificados inútilmente, la deuda de unos cuantos millones de pesos gastados al tesoro nacional, las cuentas pendientes con los industriales y comerciantes de esta Isla y la responsabilidad histórica de la ruina y devastación de las riquezas públicas, esto en el orden material.

Ante las difíciles condiciones que se le crearon al campo insurrecto durante el año 1897, el Ejército Libertador y las autoridades civiles del distrito de Sancti Spiritus aplican una serie de medidas para garantizar el abastecimiento del ejército y los hospitales de campaña.

Ya desde mediados de 1897 –junio– se puede apreciar que el gobierno norteamericano comienza a involucrarse en el problema cubano, envían nota de protesta a España, donde la presiona por el tipo de guerra “incivilizada” e “inhumana” que se está llevando a cabo en Cuba; pero en realidad lo que está preparando es el camino para la intervención en el conflicto hispano-cubano.

Por otra parte el fracaso evidente de Weyler con su política de exterminio, sangre y fuego; unido a las presiones del gobierno de los Estados Unidos, obligan a España a un cambio de política con relación a la guerra de Cuba, como último intento por preservar esta posición y la sustitución de Weyler a finales de octubre de 1897, por Ramón Blanco.

Ante la situación que se crea a fines de este año, la posición de las fuerzas cubanas es clara y precisa; lo que queda expresado en la proclama del general en jefe Máximo Gómez al Ejército Libertador el 8 de noviembre de 1897, desde La Reforma, donde expone entre otras cosas[70]:
(...) el sustituto del sanguinario Weyler, el General Ramón Blanco, (...) viene a imponer nuevos rumbos á esta guerra (...) En cuanto a nuestros propósitos ellos están bien definidos y proclamados ante el mundo. La independencia del País, Cuba para los cubanos. La América para los americanos. Las esperanzas de España para dominarnos son esperanzas muertas yá, y el General Blanco representa su postrer y último esfuerzo.

También José Miguel Gómez, jefe de la Brigada de Sancti Spiritus, se hace eco de este llamado y en una proclama dirigida a sus hombres, llama a mantener la lucha contra España, por la independencia definitiva y valora la llegada del general Blanco, como expresión de la derrota de Weyler.

A pesar de que cuando el general Ramón Blanco llega a Cuba ya se está maniobrando por parte del gobierno español para un cambio de política con relación a la Isla; éste no renunció al principio de tratar de sofocar la revolución y mantuvo la misma línea de su antecesor, por lo que centró su atención en tratar de cercar a Gómez en La Reforma; estrechando aún más el círculo sobre éste.

Gómez comprendió esta situación desde el principio y así lo expresa, señalando que Blanco tenía como propósitos fundamentales la realización de la zafra y hacer desaparecer a los principales jefes cubanos. Por lo tanto la posición sigue siendo la misma; es decir, proseguir la guerra hasta lograr aniquilar al ejército español. De ahí que se pueda apreciar que se mantienen los mismos tipos de acciones que se han visto hasta el momento. Prueba de ello lo constituyen las siguientes acciones: fuerzas del Cuartel General del Ejército Libertador sostienen fuego contra fuerzas enemigas en Corral Nuevo –1 de noviembre– y en Las Delicias, donde fueron sorprendidos por la avanzada de una columna española que penetró hasta cerca del campamento, pero lograr deternerla y retirarse. El día 6 de noviembre sostienen un encuentro en Los Hondones con una fuerte columna de más de mil hombres de las tres armas, obligándolas a retirarse. Esta misma fuerza el día 30 en el Ocujal, camino de Río Grande a Jicotea, cargó contra una columna española con resultados positivos.

Por otra parte, el 3 de diciembre, fuerzas combinadas de las Brigadas de Remedios y Sancti Spiritus, bajo el mando del general Carrillo, jefe del Cuarto Cuerpo, sostuvieron reñido combate en Las Delicias contra columna española, destrozando su caballería.

En un constante accionar el regimiento Honorato de la Brigada de Sancti Spiritus, sostuvo encuentros con fuerzas españolas en La Ceiba, camino de Taguasco; en el camino de Sancti Spiritus a Puerto Príncipe y en el poblado de El Jíbaro, los días 8, 10, 14, 16, 24 y 27 de enero de 1898.

La campaña de La Reforma, que tuvo por escenario parte del territorio espirituano se extendió hasta principios de 1898 y significó un duro golpe para el poder español. La forma en que Gómez concibió la misma llevó al aniquilamiento de las fuerzas españolas; las que se vieron sometidas al hostigamiento constante, largas marchas y contramarchas, los rigores del clima: sol, lluvia, plagas de insectos, etc. apenas se les permitía descansar y se les obligaba a pernoctar en lugares donde no podían reparar el sueño, o se les tiroteaba durante toda la noche. Como consecuencia de todo ello se afectó grandemente su capacidad combativa, víctimas del cansancio, el clima y las enfermedades. Ello obligó al mando español en el período 1897-1898 a tener que aumentar grandemente el número de camas en sus hospitales y clínicas; en el territorio espirituano se incrementaron 2 850 camas con relación al período 1895-1896[71].

En la campaña de La Reforma brilló la capacidad táctica de Gómez, que lo ratifica como un gran estratega militar en este tipo de guerra; por sus resultados, ésta a pesar de que se define como una campaña defensiva, se convirtió en una de las mayores ofensivas. Es necesario precisar que durante todo el desarrollo de la misma, Gómez pudo contar con el eficaz apoyo de las fuerzas de la Primera División y fundamentalmente con las de la Brigada de Sancti Spiritus.

Año 1898
Capitán General Ramón Blanco y Erenas, el hombre que envió España a Cuba para alcanzar la paz otorgándole más autonomía a la Isla.

El año 1898, comienza con la aplicación de la opción autonomista, puesta en práctica por el gobernador y capitán general Ramón Blanco y Erenas; pues la realidad de Cuba por un lado y la propia situación de España por el otro, obligaban al poder colonial a esta tardía concesión, que representa también la última acción reformista de la burguesía cubana. Aunque los autonomistas incrementaron sus actividades, tanto dentro como fuera del país, las condiciones históricas en que se desarrolló, no propiciaron que se estabilizara; siendo la decisión y la actitud del pueblo cubano de continuar la lucha, el factor decisivo de su fracaso.

Esto se aprecia en las propias orientaciones que emanan del jefe de las fuerzas cubanas, quien en carta del 26 de febrero de 1898, dirigida al comandante Raimundo Sánchez, jefe del distrito de Sancti Spiritus, precisa las medidas a tomar con relación a la propaganda autonomista y orienta que se detenga y se envíe al Cuartel General aquellas personas que sean sorprendidas en esa labor propagandística, para juzgarlos como traidores, y enfatiza en que la situación de España en Cuba es cada día más insostenible[72].

Con respecto a esta posición, el propio Raimundo Sánchez valora la esencia del régimen autonómico que España ofrece considerándolo el último esfuerzo para poner fin a una guerra que tantos soldados y dinero le cuesta.

En estos momentos Gómez se mantiene aún en su campo de operaciones de La Reforma, y a pesar de que desde fines de enero ya no se aprecia el mismo volumen de acciones en esta zona, pues España ha trasladado hacia Oriente gran parte de las fuerzas destacadas en la misma; no ocurre así en el resto del territorio, donde la Primera División se mantiene en un accionar constante. Debe tenerse en cuenta que a partir del 22 de enero de 1898 se han producido cambios en esta División: el general José Miguel Gómez ha asumido la jefatura de la misma y nombrado al general José González Planas, jefe de la Brigada de Remedios, como su segundo al mando; mientras que José Joaquín Sánchez asume la dirección de la Brigada de Sancti Spiritus. En muchas ocasiones se aprecia que se realizan acciones en las que operan combinadas todas estas fuerzas que se encuentran en el territorio. Prueba de lo anterior, con relación a la intensidad de las operaciones en la zona, es que en los meses de febrero a abril de 1898, hasta donde se ha investigado, se registran 42 días de actividad bélica con un total de 72 acciones desarrolladas durante esos días. Eso equivale a un promedio de 14 días de actividad con 24 acciones ejecutadas por mes.

Algunos ejemplos que ilustran lo anterior son: el Cuartel General del Ejército Libertador, sostuvo rudo combate en Guayacancito, contra fuerzas españolas procedentes de Sancti Spiritus y dos columnas procedentes de Ciego de Avila, el 1 de marzo de 1898. Los días 20, 21 y 22, hostilizan una columna enemiga en La Reforma. Por su parte las fuerzas del cuartel general del Cuarto Cuerpo en su operar por el territorio, sostienen fuego con una columna española en el paso del río Calabazas. De la misma manera el Cuartel General de la Primera División, unido a los regimientos de la Brigada de Sancti Spiritus realizan diferentes acciones en el camino de Iguará, cerca de Arroyo Blanco, donde es batida una fuerte columna española procedente de Sancti Spiritus, por el general de división José Miguel Gómez con su escolta y una fuerza del regimiento Máximo Gómez de la Brigada de Sancti Spiritus.

Otro encuentro similar se produce en La Crisis el 19 de marzo, donde se combate contra una columna española en acción dirigida por la jefatura del Cuartel General de la Primera División, un escuadrón del Regimiento Sancti Spiritus y la infantería del Regimiento Serafín Sánchez, ambos de la primera Brigada.

Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana

El gobierno español, antes las amenazas de una posible guerra contra Estados Unidos, y que además no ha podido ni con Weyler y la Reconcentración, ni con Blanco y el régimen autonómico, vencer la resistencia de los cubanos; toma la decisión unilateral de suspender las hostilidades el 10 de abril de 1898, con el propósito de que los cubanos hagan causa común con ellos para enfrentar a los norteamericanos. La respuesta de la parte cubana es un rechazo rotundo a tal proyecto. Esto se puede apreciar en la Orden General emitida el día 20 de abril de 1898 desde La Reforma por el General en Jefe Máximo Gómez, donde dispone que los jefes y oficiales del ejército a su mando batan al enemigo en cualquier situación que éste se encuentre, sin alterar en lo más mínimo el sistema de guerra que se lleva hasta el momento.

El 18 de abril de ese año la Cámara de Representantes y el Senado norteamericano, aprobaron la Resolución Conjunta, refrendada por el presidente William McKinley el día 20, lo que de hecho constituía una declaración de guerra y así, fue interpretada por el gobierno español. Por su parte conocida la declaración de guerra de Estados a España; el entonces gobernador de la provincia de Santa Clara, Marcos García, el 28 de abril de 1898 hace una alocución a cubanos y españoles para unir sus fuerzas, bajo la bandera española y así enfrentar a los extranjeros. Aunque valora de una forma clara lo que podía representar para el país una intervención y ocupación norteamericana, lo hace desde posiciones españolas[73].

No obstante las proposiciones españolas y sus reclamos a las fuerzas cubanas para enfrentar a los norteamericanos, el hecho de haber mermado las operaciones en el territorio, levantar sus campamentos de Santa Teresa y La Reforma, retirar sus fuerzas de Yaguajay, frenar el trabajo de las fortificaciones y abandonar algunos de sus fuertes; la posición de los cubanos es de continuar ahora más que nunca la guerra contra España. Es por eso que entre los meses de abril y junio de 1898 se producen en el territorio diferentes acciones. Las fuerzas del Cuartel General de Máximo Gómez atacan una columna española en La Herradura, mientras que la infantería le hace fuego al pasar el río Jatibonico, el día 2 de mayo; fuerzas del regimiento de infantería Serafín Sánchez de la Brigada de Sancti Spiritus, unido a fuerzas del Cuartel General de la Primera División, baten al enemigo en el camino de Pelayo a Covadonga y hostilizan los poblados de Sancti Spiritus, Arroyo Blanco, Cabaiguán y El Jíbaro, así como los fuertes de Pelayo y Covadonga.

El 2 de julio de 1898 llega por Palo Alto una valiosa expedición por el general Emilio Núñez con abundantes pertrechos de guerra, municiones y víveres. El día 4 Gómez llega a dicho lugar para recibir la misma; también lo hacen los generales José Miguel Gómez y Francisco Carrillo. Se realizó el desembarco y acarreo de los efectos sin ser molestados. En esta expedición arribó un escuadrón de caballería norteamericano compuesto por 50 hombres, los que fueron puestos a las órdenes del general José Miguel Gómez.

El 19 de julio de este año se produce el ataque y toma del poblado de El Jíbaro por el jefe de Primera División, general José Miguel Gómez, con fuerzas de la Primera y Tercera Brigadas de Sancti Spiritus y Trinidad respectivamente, al mando de sus jefes, coroneles, José Joaquín Sánchez y Juan Bravo. En esta acción participa También el escuadrón de caballería del ejército norteamericano, a las órdenes del teniente C. P. Johnson. Tras un fuerte combate de más de una hora, el enemigo se rinde e iza bandera de parlamento. Se ocupaba así, una importante y fortificada plaza española. Con gran entusiasmo se arrió la bandera española y fue izada la cubana, bajo gritos de ¡Viva Cuba y Máximo Gómez!.

El día 20 de julio, después de evacuar a los heridos que se encontraban en el fuerte principal, donde se había establecido el hospital de sangre por la sanidad cubana, el oficial norteamericano Johnson con sus fuerzas, haciendo uso de la violencia tomó dicho fuerte, arriando la bandera cubana, echándola al suelo y en su lugar izó la bandera norteamericana. Este hecho provocó la indignación de las fuerzas cubanas que querían protestar con las armas, pero la serenidad de José Miguel Gómez logró que los hechos tuvieran un matiz menos violento; no obstante obligó a retractarse al oficial norteamericano y rendir los honores correspondientes a la bandera ultrajada; saludando a la misma y rindiéndole honras con tres descargas de fusilería, delante de las fuerzas cubanas formadas para ello.

Incidentes posteriores con este mismo oficial determinaron su arresto y procesamiento por una junta de guerra siendo remitido con el expediente del caso al mando norteamericano, que los juzgó y degradó.

Días más tarde, el 27 de julio de 1898, se produce el ataque y toma del poblado fortificado de Arroyo Blanco, plaza más importante del poder español entre la Trocha y la ciudad de Sancti Spiritus, lugar obligado de tránsito de las columnas enemigas que se movían en esa zona, por las fuerzas del Cuartel General de la Primera División acompañadas por la Brigada de Sancti Spiritus, bajo el mando del general José Miguel Gómez. El ataque iniciado sobre las seis de la mañana duró casi todo el día, hasta que pasadas las cuatro de la tarde se levanta bandera de parlamento, una vez tomado los fuertes principales (La Quinta y El Heliógrafo). Se redactó la capitulación y se entregó el poblado a la autoridad civil, según lo establecido por el Consejo de Gobierno.

La toma del poblado de El Jíbaro y la rendición de Arroyo Blanco, constituyen las últimas operaciones militares de mayor importancia desarrolladas por las fuerzas de la Primera División y del Cuarto Cuerpo de Las Villas; ambas incluso posterior a la rendición de Santiago de Cuba.

Después de la acción de Arroyo Blanco, aunque las fuerzas cubanas se mantienen en sus campamentos sin desactivarse, no se producen acciones combativas en el territorio; la orientación de Gómez y Carrillo era no emprender acciones ofensivas, por lo que se aprecia un clima de paz.

Por otra parte las fuerzas españolas se retiran de sus posiciones, fortines, ingenios, poblados y comienzan a concentrarse en las ciudades.

A principios de agosto, José Miguel Gómez con sus fuerzas se trasladan para el territorio del sur espirituano y establece el cuartel general de la Primera División a su mando en el central Mapos. En este lugar se inicia la publicación del periódico La Nación, autotitulado Periódico Independiente Quincenal, con un consejo de redacción integrado por el general José Miguel Gómez, coronel licenciado Enrique Villuendas, coronel Francisco Díaz Silveira y los tenientes coroneles Orestes Ferrara, Jorge Villuendas, Tomás Armstrong y Francisco Peña.

Mientras tanto por estos mismos días, el general Máximo Gómez se mantiene en sus campamentos habituales de La Reforma, en espera de los acontecimientos.

Fin de la guerra
El 12 de agosto de 1898 se declara el cese de las hostilidades entre España y Estados Unidos, que en la práctica pone fin a la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana. Esta noticia se da a conocer en Sancti Spiritus el día 14 de agosto en el periódico El Fénix, órgano del Partido Autonomista en esta ciudad. En el mismo se expresa:
Viva la paz. Ha sido firmado el Protocolo de preliminares negociaciones de paz entre el Gobierno de España y el de los Estados Unidos; a consecuencia de lo cual han sido suspendidas las hostilidades por las fuerzas de mar y tierra.
Por su parte, Gómez, que ha recibido esta noticia en Punta Alegre, al regresar a La Reforma envía una carta a Estrada Palma el 26 de agosto de 1898, donde le expone los principios por los que han luchado los revolucionarios cubanos desde el inicio de la guerra y señala[74]:
(...) He leido el decreto de suspensión de hostilidades; pero no se nada oficialmente.
Se declaró la guerra y se firmará la paz sin que yo reciba ni la menor atención oficial de parte de los americanos; pero nada de eso ha hecho, ni hará mella alguna en mi espíritu (...)
(...) así como he sido uno de los más activos para hacer la guerra, ahora me brindo el más dispuesto para ayudar a consolidar la paz en esta tierra a la que tanto debo.

Del documento anterior se puede inferir, primero, que las fuerzas cubanas han sido ignoradas por las autoridades norteamericanas, sin reconocer lo que representa Gómez en este sentido; segundo, la inconformidad de éste con el proceder unilateral del mando norteamericano; y tercero, la disposición de Gómez de continuar contribuyendo con Cuba en la paz, tanto como lo hizo en la guerra.

A fines de agosto de 1898, ante la noticia de la llegada de una expedición por la costa norte, parte para Yaguajay, lugar al que arriba el día 29 de este mes y acampa en el central Narcisa. En esta zona se mantendrá hasta su posterior salida para La Habana a principios de 1899.

Mientras tanto en esta misma fecha, en la zona sur del territorio espirituano, donde se encuentra el Cuartel General de la Primera División, se da a conocer una serie de disposiciones, a partir de las indicaciones emanadas del Consejo de Gobierno. En estas, entre otras cosas se plantea que se prohíbe recolectar caballos, monturas, machetes y demás útiles de trabajo; así como prohíbe toda expropiación, respetándose la propiedad, fueran o no sus dueños, favorables a la causa[75].

Sin dudas, ya en el documento se expresa que se está en paz, y por ello, se están tomando medidas que tienden a evitar que se produzca cualquier incidente o exceso por parte de las fuerzas cubanas y que puedan alterar el orden.

Preocupados por la situación existente con el ejército norteamericano, el Cuartel General de la Primera División expone su criterio sobre la posición que deben asumir las fuerzas cubanas en estos momentos, lo que queda expresado de forma muy precisa en el artículo titulado “El Ejército Libertador”, publicado en periódico “La Nación”, donde se señala que firmada la paz entre los gobiernos de España y Estados Unidos ¿cuál será la suerte del Ejército Libertador?, y expone que todavía en las ciudades hay miles de españoles armados, que una parte del país todavía obedece a las órdenes del Capitán General; que el pueblo de Cuba no ha expresado su voluntad sobre el gobierno que desea, ni ha elegido sus representantes; por lo tanto, el ejército es necesario y debe mantenerse expectante, con el arma en brazos hasta tanto Cuba se consolide conforme a sus deseos, y añade[75]:
Si algún gobierno (el de España u otro) quisiera imponer soluciones contrarias a los deseos de la mayoría del pueblo cubano, el Ejército Libertador, tendría que continuar la lucha aunque el enemigo fuese extremadamente poderoso; pues no ha batallado hasta aquí, con heroísmo sin igual, por cambiar de dueño, sino por no tenerlo.

En este artículo advierte cuál debe ser la posición futura del ejército cubano, en caso de que Cuba no logre sus propósitos, señalando que se mantendrá en pie de lucha, hasta que muera el último de sus hombres y se vea realizado el ideal que le dio vida.

Aunque la posición de las fuerzas de la Primera División estaba bien clara con relación a estos problemas; el curso posterior de los acontecimientos demostró que no sería así; por un lado no se logró el status de país independiente, por otro, los norteamericanos maniobraron hasta lograr la destrucción de las instituciones cubanas, incluyendo el Ejército Libertador.

Desde octubre de 1898 se reúnen en París los comisionados españoles y norteamericanos encargados de concertar la paz, de estas conversaciones y por unidad de criterio entre las dos partes, serían excluidos los representantes de las fuerzas cubanas. El 10 de diciembre de ese año se firmaba el tratado de paz por el cual se ponía fin a la guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, con un sabor amargo para los cubanos. España entregaba el país a los norteamericanos y la independencia quedaba frustrada.

El general Máximo Gómez, que desde el mes de agosto de 1898, se había mantenido acampado en el central Narcisa y otros territorios del norte villareño, ya había expresado su inconformidad con el proceder norteamericano; ahora, tras conocer la firma del Tratado de París, la forma en que éste se había efectuado, así como sus acuerdos, consideró necesario dejar clara su posición al respecto, lo cual hace a través de su conocida Proclama de Narcisa (Yaguajay), el 29 de diciembre de 1898.

En esta proclama quedan expresadas sus principales preocupaciones; es decir, se produciría la retirada del ejército español y Cuba no sería ni libre ni independiente, por cuanto el gobierno norteamericano entraría a ejercer la soberanía sobre la Isla; la constitución inmediata de un gobierno propio como condición indispensable para el cese de la presencia extranjera en el país y el licenciamiento de una forma digna del Ejército Libertador.

Sin dudas, en esta proclama se puede apreciar la posición de Gómez; a éste le preocupa grandemente la nueva situación en la cual se ve envuelto el país y que resulta amenazadora para el futuro: la independencia no se ha hecho realidad y la presencia de un poder extranjero, que no se sabe por qué tiempo se mantendrá, es inobjetable. Si bien es cierto que consideró necesario –sin ver el alcance de lo que ello implicaba– la disolución del ejército; no es menos cierta su posición de mantenerse firme, dispuesto a ayudar a los cubanos para concluir la obra a la que había consagrado su vida.

Consideraciones finales

La guerra afectó sensiblemente la economía del país y la situación social de la población, también provocó considerables daños en el territorio espirituano, zona ubicada en Las Villas orientales, limítrofe con la Trocha de Júcaro a Morón y por tanto, sometida al constante movimiento de las fuerzas españolas, además de constituir el teatro de operaciones de la campaña de La Reforma.

La guerra significó para el territorio espirituano, entre otras cosas, la pérdida de su riqueza agrícola, azucarera y ganadera; la interrupción de sus actividades comerciales y la destrucción de sus vías de comunicación; el empobrecimiento de su población, sobre todo campesina y el exterminio de cerca de 7 mil personas, fundamentalmente civiles, como consecuencia del hambre, la miseria y las enfermedades derivadas de la salvaje política de la reconcentración y los efectos de la propia guerra.

Esta zona eminentemente rural, con una base económica sustentada en lo fundamental en la agricultura, sobre todo cañera y la ganadería; fue afectada en grado considerable, tanto por las acciones de guerra como por la política que aplican ambas fuerzas, lo que trajo como resultado la destrucción total de muchas fincas, incluyendo casas quemadas, cercados destruidos, siembras arrasadas y imposibilidad de desarrollar las mismas; a esto se suma la pérdida de ganado, así como la no atención a los cultivos por efectos de la insurrección y la reconcentración. Particular afectación sufrió la producción azucarera, por la imposibilidad de realizar las zafras, bien por la propia política de la revolución, por haber perdido sus cañaverales por la quema o por no poderlos atender por falta de mano de obra.

En cuanto al comercio de exportación, el mismo fue afectado, así como el abastecimiento a la población. Otra de las afectaciones es la destrucción constante de vías férreas, líneas telegráficas y telefónicas, que obligaba al mando español a disponer de fuerzas para el custodio de las mismas y las reparaciones sistemáticas. Por ejemplo, la Tuinucú Sugar Cane Manufacturning Co., en un informe emitido el 23 de septiembre de 1897 por el señor Francisco Rionda, administrador del central, se indicaba que ya en agosto de 1896 las pérdidas de la compañía por la insurrección, ascendían a $527,480.18 en moneda americana y que la zafra de 1896-1897 no se podía hacer porque las cañas habían sido quemadas, sin posibilidad de sembrar ni atender los cañaverales por la guerra y la reconcentración[76].

Desde el punto de vista social las consecuencias fueron considerables, por una parte la propia guerra, con todas sus secuelas, por otra la propia política española y la reconcentración provocaron grandes daños a la población; entre ellos, como un elemento importante está el despoblamiento, fundamentalmente de los campos, dado por las incorporaciones a la guerra y los reconcentrados en los poblados, lo que afecta grandemente la fuerza laboral con las consiguientes afectaciones productivas.

Las muertes también afectaron a la población, y aunque es difícil precisar el número de fallecidos víctimas de la guerra y la reconcentración, independientemente de los aportes que puedan brindar los estudios actuales que se realizan, sí hay datos que pueden servir como referencia de la magnitud del problema; sólo en la jurisdicción de Sancti Spiritus el censo de 1897 recoge 29 278 habitantes contra 25 709 en el de 1899; es decir, 3 569 habitantes menos[77]. Como causas de este fenómeno se pueden señalar las condiciones infrahumanas y falta de atención a que fue sometida la población reconcentrada; lo que generó una desnutrición crónica que la convirtió en víctima de múltiples enfermedades como el paludismo, fiebre amarilla, etc. Esto unido a la escasez de alimento y falta de atención médica y medicamentos, empeoraba aún más la situación.

El carácter fundamentalmente agrícola del territorio espirituano determinó que los más afectados fuerann los campesinos, que perdieron sus tierras, cultivos y ganado; los obreros agrícolas, muchos de los cuales quedaron desempleados como resultado de la destrucción de las fincas donde laboraban; los carreteros, que vieron interrumpidas sus labores de transportación de mercancías, instrumentos, alimentos, etc.

La guerra en Las Villas, y sobre todo en este territorio espirituano es uno de los factores principales que inciden en el estado que reflejan las fuerzas españolas en el momento de la intervención norteamericana, caracterizada por un debilitamiento progresivo, lo que demuestra que es posible hablar de la incapacidad de España para derrotar las fuerzas cubanas; así como de las posibilidades de un triunfo cercano para las mismas, pues como acertadamente expresara Gómez “nosotros iniciamos la guerra, a España le toca pagarla”.

Ocupación norteamericana

Cuando a finales de 1898, en las principales ciudades y poblados de la región central, como sucedería en toda Cuba, se efectuaba la evacuación de las tropas española y en los ayuntamientos se bajaba el pendón español para izar otra bandera extranjera; las fuerzas vencidas dejaban, en manos de sus adversarios, una zona prácticamente en ruinas.

El testimonio más evidente de la situación de la comarca, lo daría, ya desde 1896, José Miró Argente, durante el paso de la invasión[78]:
(...) No quedaría un sólo rumiante de tantos miles cómo allí pastaban, ni un solo caballo, ni una sola cría, ¡Ni vestigio de tanta abundancia y fecundidad!, Todo estaría devorado: Únicamente la tierra (...).

Producto de la guerra; la riqueza pecuaria, otrora cualidad de la zona, estaba liquidada. Los campos arrasados, alrededor de 343 fincas se encontraban en estado de abandono, 392 en reconstrucción y solo 157 estaban en producción. Productos de primera necesidad, como la carne y la leche, escaseaba; era difícil encontrar animales de trabajo o de cría[nota 2]; el comercio estaba paralizado y las pocas manufacturas que existían habían cerrado. Los principales accesos, puentes, caminos y vías férreas se hallaban destruidos. La situación no difería en otras comarcas de la región central. En El Jíbaro[nota 3], varios partes oficiales hablan de la crisis de varias fincas como El Cedro, Quemados Nuevos, La Quinta, El Sigual, entre otras.

Durante los primeros días, sin una institución legal que constriñera la conducta humana, reina en los principales pueblos y caseríos la anarquía y el saqueo, producto del hambre y las calamidades de la población civil.

El ejército norteamericano se hizo velozmente del control en las principales ciudades y poblados cabeceras. A las doce meridiano del 30 de noviembre de 1898, se efectuaba la evacuación de las tropas españolas[nota 4] en la ciudad de Sancti Spíritus y hacia el 12 de diciembre hacían su entrada las fuerzas intervencionistas al mando del capitán H. Hanna. Componían estas fuerzas, 6 compañías de voluntarios de Tennessee, una brigada de transporte con avituallamiento y abundante material de guerra; funcionarios civiles, capellanes y algunos educadores.

El 1º de enero de 1899, Estados Unidos entraba formalmente en posesión de Cuba. Se materializaba así una antigua ambición. Se trataba ahora de definir el futuro de Cuba, y cualquiera que este fuese, el gobierno de Washington consideraba conveniente la desaparición de las instituciones representativas del movimiento libertador cubano.

Inmediatamente, los intervencionistas se dieron a la tarea de organizar el gobierno a sus intereses. Conformaron, en la ciudad de Sancti Spíritus, el primer ayuntamiento Santiago García Cañizares, médico y constituyente en Jimaguayú, y un grupo de profesionales, comerciantes e industriales; entre los que se encontraban Joaquín Torralbas, Fernando Cancio Madrigal, Evaristo Tabeada, Cesáreo Cancio, Ceferino Valdivia, Pío Iznaga, Florencio Méndez. El 10 de enero de 1899 el doctor Santiago García Cañizares tomó posesión de su cargo de alcalde, sustituía al Lic. Manuel de Castro Marín. Los investidos fueron obligados a firmar un juramento de fidelidad en español e inglés, donde expresaban ser fieles y guardar obediencia a los Estados Unidos.

En marzo de 1899, los voluntarios de Tennessee fueron sustituidos por tropas de voluntarios de Ohio, dirigidos por el Comandante Stanberry. Estas tropas ignoraron por completo a las autoridades y cometieron abusos contra la población: extorsión a los comerciantes, el no cumplir con el pago de las cuentas en los comercios y la falta de respeto. El capitán Freemont no se dignaba a contestar la correspondencia oficial que se mantenía entre él y el alcalde Santiago García Cañizares, lo cual provocó la protesta de este ante el Gobernador del departamento del centro General Wilson[nota 5].

El 6 de junio de 1899, el brigadier José J. Sánchez informó al pueblo que por orden del general de división José Miguel Gómez, a partir del 27 de junio próximo se procedería al licenciamiento de los miembros del ejército Libertador, perteneciente a la Brigada de Sancti Spíritus.

Se licencióen Sancti Spíritus, el regimiento Castillo compuesto de 200 hombres que llegó con este fin a esta ciudad el 27 de noviembre de 1899 recibiendo cada uno de sus miembros 75 pesos. Se abrieron 3 oficinas para el licenciamiento de los regimientos de caballerías Honorato del Castillo, Martí y Máximo Gómez, a cargo de los tenientes Ramón Solano, Irene Cervantes y Rafael Sorí. Otras fuerzaslicenciadas fueron elregimiento Serafín Sánchez, las guerrillas de Agramonte y Cervantes, también la escolta de la brigada de Sancti Spíritus y la escolta y la banda de la primera división del Cuarto Cuerpo del General José Miguel Gómez. Se licenciaron 985 miembros.

Los mambises recién licenciados se ven forzados a pedir prácticamente limosna y, una gran mayoría, los ayuntamientos los emplearon en la limpieza de calles y letrinas[79]. Se cuenta, solo en la ciudad espirituana, alrededor de 800 desvalidos, por lo que el alcalde García Cañizares decreta el autorizo a las personas a ejercer la mendicidad, previa aprobación de la alcaldía[80].

Debido a la deficiente atención médica y a la falta de higiene, proliferan la epidemias; varias enfermedades como la hidrofobia, la anemia y las fiebres infecciosas, causan estragos entre los sectores más vulnerables de la población. La situación era extraordinariamente crítica en poblados como Cabaiguán, donde las calles se encontraban intransitables por los pantanos existentes, la acumulación de basura en los portales de las tiendas y comercios, los huesos humanos prácticamente al descubierto en los cementerios, cadáveres de animales envenenados por doquier y la carencia de agua potable.

Las fuerzas norteamericanas también son seriamente afectadas por estos males, por lo que las autoridades se ven obligadas a tomar medidas rápidamente. En los principales términos municipales se crean las juntas de sanidad, con la misión de amortiguar las secuelas de las epidemias, fundamentalmente la fiebre amarrilla.

El 24 de diciembre de 1899, el gobernador militar de la Isla, Leonard Wood, nombra a los nuevos alcaldes municipales. Los nombrados en Sancti Spíritus fueron: Alcalde, Tomás Pina Gómez; primer teniente alcalde, don Andrés de Valdivia Betancourt; y segundo teniente alcalde, Félix Mendigutía Madrigal[80].

Los intervencionistas cometieron actos inmorales de todo tipo, se hacían negocios turbios; los soldados y marinos vivían permanentemente ebrios. Los jefes militares eran odiados por el pueblo por lo que en múltiple ocasiones la población castigó las insolencias de los gringos. No convenía pues causar problemas en uno de los más importantes territorios del país ocupado, por lo que en septiembre de 1900, con el pretexto de tratar lo relacionado con una Casa de Mercado, el propio gobernador Leonardo Word informara al alcalde de una posible visita suya[81].

El 16 de julio de 1900 las tropas de ocupación abandonan la ciudad de Sancti Spíritus pero antes celebraron elecciones para elegir un alcalde, un tesorero, un juez y los concejales del ayuntamiento. En comunicación al alcalde municipal de Sancti Spíritus, del 29 de julio de 1900, el general José Miguel Gómez le hace saber que debe acatar los intereses del gobierno militar de Estrados Unidos.

El 9 de septiembre de 1900 el Comité del Partido Republicano en Sancti Spíritus, cuyo presidente era el doctor Rafael García Cañizares celebró un mitin en la plaza Serafín Sánchez.

Entre los siete delegados elegidos por la provincia de Santa Clara, tres correspondían al término municipal de Sancti Spíritus: José Miguel Gómez quien alcanzó la mayor cantidad de votos, los otros fueron Pedro González Llorente y José L. Robau.

La Constituyente tenía como tareas redactar la constitución y establecer las relaciones con los Estados Unidos. Algunos patriotas cubanos, como Juan Gualberto Gómez y Salvador Cisneros Betancourt, miembros de la Asamblea Constituyente, declararon valiente y razonadamente su oposición a la enmienda, denunciando que Cuba sería un país seudo independiente, atado al dominio imperialista. La Enmienda Platt se convertiría en el tema principal en todos los lugares. El pueblo expresó de manera enérgica su repulsa en mítines, manifestaciones de calles y actos públicos. En Sancti Spíritus, en el Teatro Principal, una multitud se reunió para levantar su voz contra la Enmienda Platt, Judas Martínez Moles pronunció un manifiesto en su contra y luego salieron en manifestación por nuestras calles exigiendo la derogación del engendro norteamericano que menoscababa nuestra libertad y soberanía.

En 1901 se ejecutan las obras para la construcción del ferrocarril, esto atrajo al territorio la entrada de nuevo inmigrantes, fundamentalmente de Islas Canarias y de otras regiones del país. Producto a la construcción del ferrocarril central, varios poblados resurgen en sus predios originales; otros se crean a lo largo de la vía. Pueblos, como Zaza, atravesados por la línea férrea van a convertirse en puntos intermedios entre las zonas norte y sur de la región.

En 1899, fueron constituidos los gremios de panaderos, albañiles y carpinteros, los cuales pretendieron crear una liga obrera. Por esta época se desarrolló la primera huelga de los panaderos por mejoras salariales. El 27 de enero de 1901 el gobierno interventor americano liquida la existencia de los gremios obreros en Sancti Spiritus, y ordena una convocatoria obrera para crear una supuesta Liga General Obrera[82]. En junio de ese año se desarrolló en Sancti Spíritus una huelga por los trabajadores dela escogida de Domingo León, quien pretendía trasladar la escogida para Placetas, lo que significaba el desempleo delos obreros que esta trabajaban. En vísperas de inaugurarse la república, el 19 de mayo de 1902, se desarrolló otra huelga, esta vez protagonizada por los cortadores de caña del ingenio Natividad, los cuales demandaban el aumento delos jornales.

Etapa republicana

Primeros años

La república se inició con un panorama desolador. La industria fundamental en manos de intereses foráneos, que se vieron altamente beneficiados con la ocupación de las tropas yanquis, primero y con el Tratado de Reciprocidad Comercial, después.

Sociedad

En los primeros años de establecida la República de Cuba la situación de la sociedad espirituana en cuanto a su vida político-social era parecida o peor a la etapa colonial. Las primeras décadas se caracterizaron por el mantenimiento de las estructuras coloniales. Pero también se dieron pasos y se trazaron proyectos, generalmente con fines políticos de los presidentes de turno, para mejorar la vida de la ciudad y del municipio en general. En el año 1912 se hizo realidad la construcción de un puente de hierro sobre el río Zaza, obra patrocinada por el propio Presidente de la República General José Miguel Gómez con el objetivo de buscar apoyo para sus campañas políticas entre los espirituanos.

En lo referente al ferrocarriel en la región espirituana se puede decir que el 28 de febrero de 1902 se inaugura el chucho del ferrocarril central, logra Cabaiguán su primera vía de comunicación eficiente, por lo que comenzaron a realizarse embarques directos a La Habana, propiciando un desarrollo agrícola y urbano. Ya en 1902 se inscriben como de servicio público las líneas particulares del central Narcisa y en años posteriores se amplían desde la playa Santa Catalina hasta Jobo Rosado, Meneses y la playa Boffil. Estos trenes transportaron tanto pasajeros como mercancías, fundamentalmente azúcar. En 1919 quedo inaugurado el Trinidad a Placetas, donde se unió con el ferrocarril central, bajo la dirección de la Trinidad Cuban Company. El 10 de octubre de 1925 la poderosa familia Valle-Iznaga una de las más acaudaladas del país, vendió a la Trinidad Cuban Company, los derechos de su ferrocarril entre Trinidad y Tunas de Zaza con su entronque al Ferrocarril Central, controlando también la trasnacional de The Tuinucú Sugar Company centro vital económico de Sancti Spíritus.

Sancti Spíritus, en la época de 1917, era una ciudad en completo estado de abandono, como cualquier otra del interior del país. Estaba aislada, prácticamente incomunicada; los caminos que daban acceso eran muy malos y en la temporada de las lluvias se ponían intransitables[83].

En la década del 20 crece la ciudad espirituana, lo mismo hacia el norte que hacia el suroeste, con el desarrollo de los barrios de Colón, Pueblo Nuevo, La Caridad. En el Casco Histórico también se producen transformaciones. La sustitución de plazas coloniales como la del Recreo o de Armas, la cual fue demolida para construir el Parque Serafín Sánchez. Se realizaron nuevas construcciones, se mejoraron algunas vías con el alumbrado eléctrico, se ejecutaron alcantarillas y puentes, se amplió el cementerio y el arreglo de los viejos puentes.

El 22 de enero de 1924 Luis Villanueva, propietario de varios automóviles Ford da inicio a lo que se puede considerar la primera empresa de transporte o de agencia turística. El precio para visitar en excursión a Trinidad era de cinco pesos ida y vuelta, el viaje duraba ocho largas horas[84].

Economía

Por el aislamiento de la zona, el desarrollo económico durante la época se fundamentaba en la agricultura, la ganadería y básicamente el cultivo del tabaco y de la caña de azúcar. Además se realizaban otras prácticas agrícolas destinadas principalmente al autoabastecimiento.

La industria azucarera continúo siendo el sector más importante del municipio espirituano, el cual recibió, durante el primer cuarto de siglo y años posteriores, un fuerte impulso con la penetración del capital norteamericano que controla los ferrocarriles y grandes áreas para el cultivo de la caña. Durante esta etapa el término municipal de Sancti Spíritus contaba con 5 centrales: Mapos, Natividad, propiedad de los herederos de los Valle- Iznaga, Tuinucú, propiedad de la familia Rionda, La Vega y Cabaiguán. Estos dos últimos existían hacia 1917, eran dos pequeños centrales azucareros: La Vega en Guayos y el Cabaiguán, en el lugar que hoy ocupa la Refinería Sergio Soto.

A partir de 1910, posibilitado por el establecimiento definitivo del ferrocarril central unido a la construcción de caminos, se facilita la emigración de españoles, canarios, pinareños (vuelta bajeros) en el territorio, los cuales se dedicaban en lo esencial al cultivo del tabaco y de la caña de azúcar. Por otra parte, gran número de trabajadores asalariados procedentes de las zonas pobladas cercanas, también son atraídos hacia este lugar.

A inicios de la década de 1920 un grupo de empresario fundan la compañía azucarera Edén, con un capital de 2 ½ millones de dólares con el objetivo de adquirir ingenios, comprar tierras, arrendar fincas, etc. El cultivo de la caña alcanzó un desarrollo insólito, elevando los valores de los terrenos hasta el punto que una caballería de terreno baldío subió de 100 a 200 pesos en abril de 1920.

En el primer quinquenio de 1920, el Clan Rionda establece relaciones con el ingeniero La Rosa, quien desarrolla y produce la fórmula para confeccionar papel a partir de la celulosa del bagazo. El central Victoria pasó a ser propiedad de la New Victoria Sugar Company y el Nela dejó de ser hispano-cubano para pertenecer en 1926 a la Robert Company.

A consecuencia de las inversiones del capital extranjero, aumentó la producción azucarera del territorio de forma sostenida hasta 1920. Sin embargo, la situación del trabajador era pésima, como único sostén económico: la zafra en forma de casi 20 horas de trabajo en el corte y alza diarios, con míseros jornales concentrados en una Libranza la mayoría de las veces, la que servía como efectivo para adquirir víveres en las tiendas de los bateyes del ingenio y las colonias. Al aumentar la capacidad de molienda del central, los campesinos fueron desalojados para sembrar más cañas. Sus viviendas se limitaban a bohíos de yaguas o tabla de palma, con techos de guano, pisos de tierra, en lugares apartados del batey, donde los caminos eran intransitables. Mientras, en el batey del central se construían casas de madera y tejas, servicios sanitarios y calles bien trazadas para los dueños, técnicos y administrativos. El central poseía ferrocarriles propios y además utilizaba los llamados Ferrocarriles Nacionales.

Otro de los cultivos fuertes de la economía en esta región los constituyó el cultivo del tabaco. Con el inicio de la República llegaron a Sancti Spíritus numerosos cultivadores de Canarias, los cuales fomentaron vegas en Guayos, Cabaiguán, Neiva, Santa Lucía, Macaguabo, Guasimal, Bijabo, Manacas, Taguasco y Zaza del Medio. El cultivo del tabaco fue desarrollándose hasta convertirse en uno de los principales renglones económicos. Las escogidas permitieron emplear a centenares de mujeres pobres. En el territorio se produce un proceso de modificación en varios terratenientes que se dedicaban al ganado, los cuales comenzaron a producir tabaco en parte de sus fincas. Se establecieron además varias fábricas y chinchales, dentro de los mayores se puede citar La Jicotea de los Hermanos López, El Cohíba de Francisco Mora, entre otros. La cosechas tabacaleras de Fomento Y Cabaiguán, fundamentalmente, tenían bien ganada fama por la calidad insuperable de su hoja, realizándose producciones que en ocasiones superaban los 20.000 tercios.

En El Jíbaro, comienza a desarrollarse nuevo renglón económico: la explotación del Palo Tinta. Aunque se hacía desde épocas bastantes remotas, no es hasta inicios del siglo XX en que este lucrativo negocio va a tomar gran auge.

El comercio alcanza un desarrollo amplio demostrado por la apertura de gran cantidad de establecimientos dedicados al giro de tejidos, ferretería, tiendas mixtas, entre otras. Sus principales propietarios eran de origen canario, español, chino y en menor medida cubanos. En Guayos y Cabaiguán predominaba ampliamente el capital español, en Zaza y Taguasco el canario, muy abundante las tiendas mixtas, con víveres, cafés, cantinas, fondas. En la zona sur Jíbaro, Natividad, Mapos, Tunas de Zaza, Paredes, Guasimal predominaba el capital cubano. El comercio exterior se realizaba por los puertos de Casilda y Tunas de Zaza.

En los principales pueblos se erigió una fuerte red de tiendas mixtas. Se abrieron las primeras boticas; donde los boticarios, en ausencia del médico, vendían o indicaban las medicinas que consideraban podían mejorar el mal de los enfermos. Entre 1910 y 1920 aparecieron otros servicios como panaderías, barberías, teléfonos público, café, bares y cantinas.

Entre 1898 y 1925 las sucursales de los bancos que se establecieron en Sancti Spíritus, está The Royal Bank of Canada, que inició sus operaciones en nuestro territorio el 5 de junio de 1911.

Educación, deporte, cultura y salud

Sancti Spíritus contaba en las primeras dos décadas con varias instituciones escolares, entre ellas se encontraban la Escuela Presbiteriana (1907), La Natividad (1909), Colegio de San Fernando (1913), Colegio Bautista (1915).

La educación comenzó en los principales poblados hacia la segunda década. En Taguasco y Zaza se conoce que comenzó la escuela pública entre 1915 y 1916. En Tuinucú la primera escuela que se conoce antes de construir el local que ocupó la escuela, funcionó en la Sociedad de Instrucción y Recreo allá por el año 1916. En Fomento, en los primeros años de la década de 1920 existieron dos escuelas públicas, una con aproximadamente 5 aulas y otra solamente con una. Existió una academia para jóvenes de raza blanca creada por Baldomero Suárez. Hubo también un colegio católico establecido por las monjas Dominicas, algunas de ellas de nacionalidad mexicana, en la que solo se admitían niños de familias acomodadas.

El desarrollo deportivo era escaso, no se contaba con una infraestructura deportiva. Se destacan la creación de varios clubes amateurs como el de Guasimal. Un hecho novedoso lo constituyó la creación en el Batey Natividad el primer club de Baseball. Este deporte introducido en Sancti Spíritus en las últimas décadas del siglo XIX, había sido considerado exclusivo de los norteamericanos, pero la realidad fue que logró extenderse y en 1915 ya se practicaba en pueblos cercanos como Guasimal. El 21 de julio de 1922 se creó el primer estadio en Sancti Spíritus, con gradas y cercas llamado Yara Park. También se practicaba la esgrima en la Sala de Armas.

Se practicaba el deporte desde los primeros años en Tuinucú, la historia de ese central recoge el primer juego de béisbol que se efectuó en sus terrenos entre un equipo de Marines y uno de Sancti Spíritus, en 1898. Se caracterizó Tuinucú por tener un equipo fuerte de béisbol, se recuerdan figuras como Timbiriche, Cacalote, Linares, Manolo Reyes, Flores Placeres, Felo Acosta y otros. A decir de los aficionados era un tremendo trabuco pues la administración no escatimaba esfuerzos en buscar los mejores peloteros ofreciéndoles trabajo y buen salario, así arribaron muchos que luego se enraizaron constituyendo respetables familias. Se promovían campeonatos internos entre dos equipos, Verdes y Rojos.

El 20 de diciembre de 1908 se publicó el primer número de la Revista Hero, dirigida por el poeta espirituano Anastasio Fernández Morera del Castillo, fue representativa de la expresión más alta de la cultura en Sancti Spíritus durante el primer tercio del siglo.

Desde el verano de 1923 hacía estrago en esta ciudad, principalmente en los hogares de escasos recursos, la tifoidea. La oficina de Salud Pública divulgó instrucciones para evitar el incremento de la epidemia. La vacunación preventiva es imprescindible, pero la inmensa mayoría de la población no podía adquirir el medicamento, cientos mueren de la enfermedad curable.

Política

La pretendida reelección de Estrada Palma, provocó varias manifestaciones de los liberales. En Sancti Spíritus se produjo la renuncia el alcalde municipal Raimundo Sánchez y es elegido Roque de Valdivia Ambrosino, tomando posesión el 5 de julio de 1906.

El 16 de agosto de 1906 se produce en la finca Los Olivos el primer alzamiento liberal por seguidores de José Miguel Gómez. Dos días más tarde es de conocimiento público a través de la prensa el alzamiento en El Caney. Entre el 20 y el 22 de agosto las tropas estradistas se mantuvieron en Sancti Spíritus con patrullas nocturnas, armado como una plaza sitiada. El 21 de agosto el alcalde renuncia y toma el cargo Judas Martínez Moles. Renuncia también el jefe de policías, el tesorero y otros funcionarios del gobierno. La subida de Judas, agudiza el conflicto, debido al marcado carácter liberal de la población espirituana.

Entre las figuras insurrectas estaban Santiago García Cañizares, Tello Sánchez, Juan Velazco, Tomás Alpízar, Raimundo Sánchez, Indalecio Salas y Ruperto Pina.

José Miguel Gómez es detenido en su domicilio de Sancti Spíritus, después de preparar condiciones para un levantamiento en sus propiedades de El Jíbaro, donde dejó varios hombres sobre las armas. El alzamiento liberal culminó al deponer los rebeldes sus armas. Se plantea que hubo dinero de por medio y que el alarde patriótico terminó con una maleta de dinero.

Sistemáticamente sucedían hechos relacionados con rivalidades políticas y personales. El 25 de mayo de 1915 el cienfueguero Joaquín Meruelos, hiere de muerte al alcalde de la ciudad Judas Martínez Moles. El hecho ocurrió a la cinco de la tarde en la antigua plazoleta de Camejo.

Movimiento obrero

En febrero de 1920 el delegado del gobierno de Cabaiguán amenaza a los dirigentes Martín Triana y José Bravo en remitirlos presos en La Cabaña sino solucionaban inmediatamente el conflicto laboral surgido. El 25 de abril de 1920 termina el estado huelguístico por haberse aceptado la tarifa pero continúa la protesta obrera contra la implantación del sistema bomches. El 4 de mayo se discutió una comisión enviada por los trabajadores de Tampa pidiéndole auxilio para mantener un movimiento huelguístico en ese lugar se nombró a una comisión encargada de recolectar fondos para ese fin. El 5 de julio hubo una huelga en protesta para la implantación del sistema de bomches, aún cuando dicha medida fuera contraria a los acuerdos que adoptara la federación de Santa Clara. Ocurre en el sector tabacalero. El 1 de noviembre dio comienzo el movimiento huelguístico, el mismo es considerado el mayor de los ocurridos históricamente hasta esa fecha. El 6 de ese mismo mes el gremio acuerda enviar una comisión de obreros a los gremios de Santa Clara, Camajuaní, Placetas, Zulueta y Sancti Spiritus en demanda de apoyo económico para los obreros en huelgas.

La huelga de mayor magnitud del período la protagonizaron los obreros del Central Narcisa en 1922 y tuvo como principal exigencia la jornada de trabajo de ocho horas, los Fowler, dueños de la fábrica, se precisados a acudir al Tercio Táctico de Santa Clara y elementos rompehuelgas.

Guerrita de la Chambelona

General de División José Miguel Gómez, Presidente de Cuba entre los años 1909 y 1913, y uno de los principales lideres de la Guerrita de la Chambelona en 1917 contra la reelección del entonce presidente Mayor General Mario García Menocal.

Durante la Guerrita de la Chambelona en 1917, enfrentamiento producido como consecuencia del intento de reelección del entonce presidente Mayor General Mario García Menocal al cual se opusieron los seguidores y principales figuras del Partido Liberal, la región fue terreno de constantes movimientos militares, tanto por parte de los insurgentes cómo por el ejército.

El poblado de Taguasco fue zona de transito para las fuerzas de ambos bandos en contienda. A inicios de la guerra transitó por este poblado la columna de Collazo, quien marchaba al encuentro con insurgentes subordinados al General José Miguel Gómez. Mientras que en Tres Guanos se alzó Demetrio Barrios Gil contra la reelección presidencial.

En febrero de 1917 se produce un encuentro armado en Bamburanao, las fuerzas insurgente estaban comandadas por el liberal Enrique Quiñones al frente de casi mil hombres y ocasionaron varias bajas al ejército regular, hubo otra escaramuza en Ojo de Agua, sabotearon una locomotora del central Victoria y en Meneses atacaron al cuartel de la Guardia Rural.

El 15 de febrero de 1917 el comandante Luis Solano, espirituano al mando de 900 hombres se apodera de Sancti Spíritus, siendo derrotadas las fuerzas menocalistas. Dos días después la abandona quedando la ciudad sin autoridades, ni vigilancia, lo cual originó saqueos.

Los vecinos se reúnen y designan a Vicente Castayo y Enrique Pina para que se pongan al frente de la ciudad. El 19 de febrero las tropas de Collazo con 600 hombres entran a la ciudad a la una de la madrugada y ocupan la Cárcel y el cuartel.

En la lomas de Gavilanes, liberales y conservadores escenificaron numerosos hechos de sangre.

El 7 de marzo José Miguel Gómez es hecho prisionero con su Estado Mayor, compuesto de alrededor de 200 hombres.

Entre el Machatado y 1940

El 20 de mayo de 1925 llega al poder en Cuba el presidente Gerardo Machado Morales, un hombre de mano dura que al finalizar las guerras independentistas cubana ostentaba el grado de General del Ejercito Libertador cubano. Gerardo Machado estableció un gobierno dictatorial durante ocho años (1925-1933) que reprimió al pueblo y a cualquier pensamiento que representara una amenaza para su régimen político-militar-social que contaba con el apoyo de los Estados Unidos.

Clase obrera

De 1925 a 1930 experimentó un ascenso considerable el movimiento obrero local, sobre todo desde el punto de vista organizativo e ideológico. En la ciudad cabecera existían varias organizaciones gremiales, dentro de las que se destacaba el Gremio de Escogedores, presidido por Pedro Larrea, que contaba con un local en la calle Martí, esquina Santa Inés desde 1917, construido con dinero recaudado por sus afiliados. Además de sus funciones como gremio tenía también un carácter de sociedad de ayuda mutua para lo que sus afiliados abonaban 20 centavos mensuales. La Casa de los Obreros, como se le conocía, fue un centro de reunión y lucha del proletariado local, ya que desde inicios de la década del 20 fue compartido por la Unión Obrera, máximo organismo aglutinador de esta clase social en la ciudad y en sus locales se realizaron asambleas, congresos, conferencias, actividades culturales, funcionaron escuelas diurnas y nocturnas, etc.

En septiembre de 1925 los trabajadores espirituanos respondieron enérgicamente ante el asesinato en Morón de Enrique Varona con un acto de protesta que se efectuó en su local social. La manifestación fue disuelta por la fuerza represiva, no obstante, desde ese momento una foto del líder ferroviario figuró en la galería dedicada a los héroes y mártires del proletariado[85]

La clase obrera local experimentó un ascenso organizativo en 1929. Se constituyeron la Federación de Plomeros y Maestros Instaladores de Sancti Spíritus, como subdelegación de la Federación Nacional[86] y los gremios de escogedores de tabaco en rama de Zaza del Medio y Taguasco. Estos últimos en el mes de septiembre[87].

La organización Taguasquense fue reconocida por la Federación Provincial y estuvo vinculada con su similar espirituana a través de su máximo dirigente Pedro Larrea. En octubre el gremio presentó ante la patronal la solicitud de que se pagara según la tarifa oficial establecida para todas las zonas tabacaleras de la provincia de Las Villas la que fue rechazada. Ante esta situación obreros se declararon en huelga por su justo reclamo durante 20 días, período en el que recibieron la solidaridad de sus hermanos de la clase espirituana, que hicieron colectas y enviaron mercancías para ayudar a los huelguistas a mantener su actitud[88]. La represión desatada por la fuerza pública y la falta de unidad de los trabajadores llevaron al fracaso de la huelga y la instauración de una nueva directiva, pro patronal, al frente del gremio.

Durante 1929 y 1930 se organizaron también los barberos y peluqueros de varios poblados de la provincia. El 18 de noviembre de 1929 se creó el Gremio de Barberos de Guayos, el 10 de septiembre de este año el de Zaza del Medio, el 1 de abril de 1930 el de Barberos y Peluqueros de Taguasco y en este propio año la Asociación de Barberos y Peluqueros de Cabaiguán, que existió hasta 1932[89].

Junto al desarrollo organizativo avanzó ideológicamente la clase obrera espirituana. En correspondencia con el devenir histórico nacional, en la segunda mitad de la década del 20 y durante la del 30 penetraron en el territorio las ideas marxista – leninista y se efectuó el proceso de constitución del Partido Comunista de Cuba en sus localidades.

Gobiernos constitucionales

De 1937 - 1940 debido a la lucha del pueblo a favor de la democracia y a la situación internacional, entre otras causas se produjo el denominado proceso de democratización en Cuba, mediante el cual el pueblo obtuvo importantes logros, dentro de los que sobresale la convocatoria a la asamblea constituyente. Las elecciones para determinar los delegados se efectuaron en noviembre de 1939 y la misma sesionó de febrero a junio de 1940.

Por Sancti Spíritus fueron candidatos a delegados a la Asamblea Constituyente el Dr. Félix García Roríguez de Acción Republicana, Dr. Manuel Orizondo, por Demócrata Republicano, Dr. Aurelio Fernández por el Partido Nacional Revolucionario (Realista), Ingeniero José A. Mendigutía por el Liberal y Francisco Alomá por Unión Nacionalista, de estos fueron electos para participar en la misma Félix García Rodríguez, que sustituyó a Miguel Mariano Gómez, Manuel Orizondo y José A. Mendigutía, los que representaban a los sectores pendientes de la sociedad espirituana.

De 1940 a 1952 el país se vio inmerso, en el plano político en el período de los llamados gobiernos constitucionales y se efectuaron elecciones para determinar las autoridades locales en 1940, 1944, 1946 y 1950. De forma general en el territorio espirituano hubo un predominio de los partidos que transformaron a nivel de país en los distintos períodos, coalición socialista democrática de 1940-1944 y alianza auténtico-republicana de 1944 a 1952. Es significativo el hecho que el partido comunista bajo las denominaciones de Unión Revolucionaria Comunista de 1939 a 1944 y Partido Socialista Popular de 1944 hasta 1952, logró sacar concejales en el municipio espirituano, como mismo paso en los demás municipios que luego conformarían al actual provincia de Sancti Spíritus.

A inicios de la década del 30 en Sancti Spirítus la población era de 85 583 habitantes. En 1943 esa cifra había aumentado en casi 20 000 habitantes para montarse en 104 578. La densidad poblacional del municipio en ese territorio era de 36,32. Con respecto a la población electoral Sancti Spíritus llegó a ocupar en 1943 el tercer lugar en la provincia de Las Villas en cuanto a porciento de electores. Este dato permite inferir la importancia que los políticos le concedía para sus intereses.[90]

En el plano político tuvieron connotación nacional los sucesos del 8 de mayo de 1942, acaecidos en la villa espirituana. Ese día se efectuó un acto político en los altos del ayuntamiento con la presencia de dirigente obrero y traidor al Partido Comunista Sandalio Junco. La actividad terminó con el enfrentamiento de varias fuerzas políticas en una gran balacera, con el saldo de 3 muertos y varios heridos. En la acción perdieron la vida el mencionado personaje y dos espirituanos José M. Martín y Evangelino Borroto. El día 16 de mayo el Partido Unión Revolucionario Comunista realizó unas declaraciones públicas en la que expone su posición ante dichos sucesos[91].

En el período de 1940-1952 el pueblo espirituano dio muestra de su espíritu internacionalista al pronunciarse contra el fascismo y a favor de la lucha que libraban los países aliados, sobre todo la URSS. Se crearon comités de ayuda a la URSS y el Frente Nacional Antifascista en la mayoría de las localidades las que desarrollaron una importante labor política y de recaudación de varios productos que fueron enviados a los frentes de combate contra el fascismo.

Economía

De 1940 – 1952 se produjo una reanimación económica en el territorio. En el principal sector productivo, el azucarero, se introdujeron cambios tecnológicos en varios centrales y en muchos se construyeron plantas destiladoras y procesadoras de los derivados de la producción principal. Sin embargo los resultados productivos tuvieron altibajos en la mayoría de ellos.

En el municipio de Sancti Spíritus existían 4380 fincas que ocupaban un área total de 248 669 hectáreas, el 13.2 % se encontraban cultivados, el 65.7 % dedicados a pastos naturales, el 6.9 % eran montes, el 8.7 % a otros usos y un 5.5 % estaban cubiertas de marabú. 3813 se utilizaban en la actividad económica principal, la cría de ganado vacuno, se producían además, una gran variedad de frutos menores, que junto a la producción azucarera hacían de la región una de las más próspera de la provincia de las Villas. La fuente de ingreso principal, como se expresó anteriormente, era la ganadería y le seguían las producciones tabacaleras y azucareras, respectivamente[92].

Un elemento representativo del desarrollo ganadero local era la feria de exposición que se efectuaba anualmente. Esto constituye en la actualidad una de las tradiciones y elemento representativo de la identidad del espirituano.

Se mantenían funcionando los 4 centrales a los que se hizo referencia. Se modernizó el central Natividad y se instaló en 1944 la Refinería Paraíso en el central Tuinucú, a la que se le anexó una planta de recuperación de levadura para pienso animal. Existían las dos importantes fábricas de derivados de leche, Nela y Nestlé, se construyeron la fábrica de embutido, varios talleres y tenerías dedicados al sector del calzado y se consolidaron las fábricas de raspaduras, hielo, refresco, tabacos, cigarros, molinos de arroz, maíz, aserríos, tejares, etc.

En la década del 40 se terminó la carretera de Trinidad a Sancti Spíritus.

Un renglón productivo que experimentó crecimiento fue el cafetalero, principal riqueza del Escambray. En 1946 se hallaban 89 caballerías de esta zona en suelo espirituano dedicadas al cultivo del café ya que este montañoso ocupaba el segundo lugar del país en cuanto a la producción de café[93].

Como se puede apreciar el período de 1940-1952 constituyó una etapa de consolidación y estabilización de varios renglones de la economía espirituana, lo que permitió a las clases dominantes incrementar sus ganancias, no obstante, la mayor parte de la población sufrió las consecuencias de la especulación y la bolsa negra, que incrementaron el costo de la vida durante los años de la Segunda Guerra Mundial y estuvo marginada del acceso a los resultados productivos en la posguerra.

Movimiento obrero

Durante la década del 40 y los primeros años de la del 50 el pueblo espirituano y principalmente los obreros desarrollaron varias acciones en defensa de sus intereses.

Bajo el influjo de la creación de la CTC se constituyeron organizaciones obreras en varios sectores laborales de los distintos territorios. En 1940 se constituyó el Sindicato Agrícola del Barrio de Taguasco, y en 1944 se organizó la Sección Sindical del Acueducto de Sancti Spíritus, adscripta al Sindicato Provincial de Trabajadores de Plantas Eléctricas y sus anexos.

Paralelamente a la organización, los obreros espirituanos protagonizaron varias manifestaciones de luchas por sus reivindicaciones. En Cabaiguán se efectuó en octubre de 1942 un importante movimiento huelguístico de los escogedores que exigieron el aumento de la tarifa oficial en un 7 % Jesús Menéndez recorrió el territorio durante la huelga, que logró solo un incremento de la tarifa de 1,08 %. La presencia del líder sindicalista fue bien recibida por los espirituanos y en Taguasco se efectuó en octubre de 1942 una huelga tabacalera que estuvo vinculada con el movimiento que lideró Menéndez en Cabaiguán. La demanda principal fue el aumento de la tarifa la misma terminó con el éxito[94]. En la ciudad de Sancti Spíritus los obreros del sector tabacalero no se quedaron atrás y se vincularon al movimiento huelguístico que organizó Menéndez, terminando con éxito la misma.

En 1942 y en este propio año se eligieron los delegados del sector tabacalero al III Congreso Nacional de la CTC tanto en el gremio de Escogedores, como en el de despalilladoras. El 17 de junio de 1946 se efectuó una conferencia Regional Tabacalera con representación de los escogedores de Guayos, Taguasco, Sancti Spíritus y Cabaiguán, con el objetivo de luchar contra el clandestinaje. En Julio los escogedores locales hicieron una colecta en los talleres para apoyar a los de Zaza del Medio que se encontraban en huelga contra el mencionado mal[95].

En 1948 los obreros del Central Tuinucú se negaron a iniciar la zafra si no se les pagaba el diferencial de la zafra anterior. Dirigidos por Armando Acosta Cordero tuvieron éxito en su reclamo[96]. En 1950 bajo la dirección de las células locales del Partido Socialista Popular se efectuó la huelga en el sector azucarero en contra de la pretensión de la patronal de rebajar los salarios de los trabajadores. La acción culminó con éxito[94].

El 1951 se efectuó una huelga de los obreros y empleados de la compañía nacional de alimentos por el aumento salarial y contra la subida del precio de los productos de la citada entidad.

El 10 de marzo de 1952 se produjo el golpe de estado de Batista, el cual ininterrumpió el curso constitucional de país y abrió una nueva etapa de lucha para el pueblo espirituano.

Dictadura batistiana

Fulgencio Batista y Zaldívar vistiendo uniforme militar de gala durante su gobierno dictatorial.
El 10 de marzo de 1952 se produjo en Cuba un golpe de estado llevado a cabo por el General Fulgencio Batista y Zaldívar y las fuerzas militares leales a él. Este hecho profundizó más la crisis económica, social y política del país y de los territorios que formaban la actual provincia de Sancti Spíritus. Durante el periodo dictatoria del General Batista (1952-1958) las clases reaccionarios de la oligarquía cubana y el imperialismo yanqui vieron como sus negocios iban hacia su máximo esplendor mientras el pueblo sufría cada vez más[97]:
El golpe mereció aún más la independencia y soberanía de Cuba, abrió en mayor medida los puertos del país a los monopolios yanquis; favoreció plenamente los intereses de los latifundistas urbanos y extranjeros; incrementó la explotación de los obreros, campesinos pequeños y medios, empleados modestos y pequeños comerciantes. Agravó el problema del desempleo crónico de los trabajadores; propició el aumento de los genocidios de las grandes empresas a costa del nivel de vida de las masas; derrochó las divisas de nuestro país; aplastó las pocas libertades democráticas existentes antes del 10 de marzo.

Los defectos o males del gobierno nacional se dejaron sentir en los territorios que hoy forman la provincia de Sancti Spíritus. En aquella etapa abarcaba el municipio de Sancti Spíritus abarcaba 2 879 km2[98] y como en el resto del país se puso en marcha el Plan Truslow, el cual buscaba una mayor apertura a los inversionistas extranjeros, principalmente estadounidenses, y mayor represión contra los trabajadores para evitar que estos se pudieran unir contra los maltratos realizados por las grandes empresas y monopolios transnacionales que tenían sucursales en el país.

Economía (1952-1958)

La aplicación de las recomendaciones del Plan Truslow y en general la política económica del Batistato, se manifestaron de una u otra forma, en las distintas esferas de la economía espirituana en la etapa de 1952 a 1958. La economía de la actual provincia estaba basada en la agricultura, la que daba empleo al 60,8 % de la población económicamente activa[99]. Los principales cultivos de estos territorios eran la caña de azúcar, el tabaco, el arroz, el tomate, el pepino, el café y algunos frutos menores.

También la economía espirituana contaba con algunas industrias entre las que se destacaban los centrales azucareros, la industria láctea, la tabacalera, refinería de petróleo, industria de conserva y otras producciones manufactureras. La ganadería ocupó además un lugar importante en estos territorios de la otrora provincia villareña donde se destacaba la región espirituana. Otros renglones que venían a completar la estructura económica de la actual provincia en ese tiempo fueron la minería, la construcción, el comercio y los servicios representados por una gran cantidad de medios y pequeños establecimientos.

Uno de los renglones agrícolas de la economía espirituana más importantes en este periodo fue la producción azucarera, la principal fuente de ingresos por exportaciones del país. En el municipio de Sancti Spiritus existían tres grandes centrales: Central Tuinucú, Central Amazonas y Central Natividad. Todos ellos produccieron entre los años 1950 y 1958 unas 596 881 toneladas de azúcar, siendo el Tuinucú el mayor productor. El Central Tuinucú era propiedad de The New Tuinucú Sugar Co. de capital estadounidense, el cual realizaba sus ventas a través de la Czarnikow-Rionda Company, Inc de Nueva York[100]. El Central Amazonas era propiedad de la Azucarera Amazona S.A., que tenía como presidente a Antonio M. Aliyores López cuya familia era propietaria de otros latifundios dedicados a la ganadería en la región[101]. El Natividad se encontraba en manos de la compañía Ingenio Natividad S.A. presidida por Estanislao del Valle y Grau, miembro de una poderosa familia espirituana que manejaba otros negocios en la esfera agropecuaria de Sancti Spíritus[102].

Estas fábricas de azúcar recibían el abasto de caña de grandes latifundios que poseían o controlaban sus propietarios los cuales dominaban cientos de caballerías de las mejores tierras cultivables de estas regiones. La mayor parte de estas tierras estaban arrendadas a colonos que se encargaban de abastecer a los centrales de la caña necesaria en cada una de las zafras. Mucha de la caña sembrada no se molía todos los años, pues acorde con la política del gobierno las zafras se fueron reduciendo, lo que imposibilito la utilización de estas inmensas extensiones de tierras. Esto afectaba por demás a los colonos, fundamentalmente a los pequeños que casi siempre estaban a merced de los grandes propietarios nacionales y las compañías extranjeras.

Según datos obtenidos del manual azucarero de Cuba de 1959 donde se describen aspectos esenciales de los centrales azucareros, pueden calcularse alrededor de 8 000 caballerías de tierras dedicadas al cultivo de la caña y la existencia de decenas de colonos encargados de su explotación en condiciones de arrendatarios en el territorio espirituano.

A pesar de que la producción azucarera seguía siendo el renglón más significativo del territorio, también se encontraban sembrados en esta etapa otros cultivos importantes como el tabaco, el café, el arroz y el tomate que tenían cierto paso en nuestra economía. Algunos de ellos como el tabaco era ya tradicionales en estas regiones y otro se vieron favorecidos por la política de diversificación agrícola que había recomendado el informe Truslow y por determinados coyunturas favorables del mercado internacional por la propia demanda para el consumo nacional que aportaba algunos dividendos al territorio. Esto no significa en modo alguno que Sancti Spíritus tuviera un milagro económico en esta etapa y mucho menos que se hubiera emancipado de la condición de región subdesarrollada en el país.

El cultivo del tabaco también tenía una fuerte presencia en el municipio de Sancti Spíritus. En dicha zona se encontraban numerosos cultivos en las tierras fértiles en las tabacaleras localidades de Zaza del Medio y Taguasco, lo que ubicaba a los espirituanos entre los primeros lugares del país. En esta etapa se cultivaban 6 314 hectáreas de tierras distribuidas en alrededor de 380 pequeñas fincas dedicadas al tabaco en las que sembraban anualmente un promedio de 160 millones de posturas. Sancti Spíritus con estas cosechas lograba altos niveles de producción. Baste señalar que en 1957 se produjeron 8 983 835 libras de tabaco. En el torcido se alcanzaron en 1956 la cifra de 58 libras y e4n 1957 la de 59 892 libras. Este municipio procesaba su producto en varias fábricas entre las que se destacaba la Juventud[103].

El café fue otro renglón de la economía espirituana de esta etapa. La producción cafetalera en Cuba, en la década de 1950, había logrado una relativa estabilidad y se dedicaba en gran medida al consumo nacional. Las principales áreas de producción se encontraban en las zonas montañosas de Oriente y Las Villas. En le territorio espirituano se cultivaba café en las montañas del Escambray, pertenecientes a los municipios de Trinidad, Fomento y Sancti Spíritus. En el caso del municipio espirituano este poseía junto a Fomento unas 89 caballerías de café cultivadas.

La producción arrocera fue otro renglón que aportaba la agricultura a la economía espirituana en esta etapa. Es necesario señalar que este cultivo no tuvo un crecimiento notable en Cuba a causa de las presiones ejercidas por los productores norteamericanos, que consideraban a Cuba como un mercado seguro y cercano para sus ventas[104]. Las principales producciones arroceras del territorio se desarrolla en las zonas del Jíbaro y Mapos que en esa etapa pertenecían al municipio Sancti Spíritus, actualmente pertenecen al municipio de La Sierpe. Aunque este cultivo se desarrollada desde la década del 40 no fue hasta la década del 50 que cobra mayor importancia con la política de diversificación económica que recomendó la misión Truslow.

En 1950 el norteamericano George Happer, obtuvo 200 caballerías de tierras, a través de un negocio realizado con la familia Valle, máxima propietaria de la zona del Jíbaro. A este personaje se debe el primer secadero montado en la zona de Romero en El Jíbaro[104]. En ese mismo año llegan a la zona los Hermanos Palacios quienes compran 300 caballerías de tierras a las Valles para dedicar una parte a la cosecha de arroz y la otra a la cría de ganado. Estos fundan la Campaña Fomento Agropecuario, S.A.[105] El cultivo del arroz llegó a convertirse en una de las principales actividades económicas de la localidad y en una importante fuente de trabajo para trabajadores de la zona y otros que venían de diferentes lugares.

Desde la década de 1940 también venían fomentándose en el territorio los cultivos de tomate y del pepino, los que se incrementaron hacia 1950- como parte de los planes de diversificación agrícola. Estos renglones tuvieron su mayor producción en las zonas del Jíbaro y Taguasco, pertenecientes en aquella etapa al municipio de Sancti Spíritus.

La ganadería era uno de los renglones más importantes de la economía espirituana de aquella etapa. Teniendo el municipio de Sancti Spíritus un lugar destacado a escala nacional. Este territorio tenía una gran masa ganadera y una significativa producción láctea, que la ubicaba entre las principales cuencas lecheras de Cuba. Entre los grandes ganaderos de la región se destacaba los sucesores de María Suárez de Argudín, que manejaban un significativo capital español y varios propietarios cubanos como los sucesores de Javier del Valle García Rubio, Orizondo y Rafael Madrigal, quien se dedicaba a la cría de ganado fino y caballos de raza, para la exportación. La cría de ganado vacuno y caballar era en forma extensiva en grandes latifundios. Cabe agregar la utilización de la inseminación artificial y escasez de personal técnico calificado. Según el censo ganadero de 1952 el país contaba con 4 millones de cabezas de ganado vacuno. De estos 199 579 pertenecían al territorio espirituano, para el 4,98% del total nacional.

Movimiento antibatistiano

Una vez establecido el régimen batistiano en el poder comenzó un movimiento obrero y social para defender los derechos de la población humilde y oponerse a los maltratos constantes de la dictadura. En este ambiente se realizó una huelga tabacalera que abarcó Cabaiguán, Sancti Spíritus, Zaza del Medio, Taguasco y Guayos, bajo la organización del Partido Socialista Popular. Esta misma organización política desarrolló una violenta lucha contra el Ejército Constitucional y la Policía Nacional, destacándose la figura del líder obrero Miguel Reyes Castro.

Faustino Pérez Hernández, uno de los hombres importantes del movimiento revolucionario en Cuba y en su tierra natal de Sancti Spíritus.

Mientras esto ocurría en tierras espirituanas, a 500 km de su capital se produce el Asalto al Cuartel Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en Santiago de Cuba y Bayamo respectivamente. Este hecho ocurrió el 26 de julio de 1953 bajo la dirección del abogado revolucionario Fidel Castro Ruz, el cual contó con el apoyo de tres espirituanos: Ricardo Santana Martínez, Antonio Darío López García (fallecidos posterior al triunfo de la revolución) y Remberto Abad Alemán Rodríguez, quien fuera asesinado luego de la acción. Después del Asalto al Cuartel Moncada surgieron las primeras células clandestinas del Movimiento 26 de Julio en Sancti Spíritus y se extendió por el resto de los municipios, donde se destacó el papel de expedicionario del Granma, Faustino Pérez Hernández.

Es Faustino Pérez Hernández, quien en junio de 1955 integró la primera Dirección Nacional del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, bajo la conducción de su máximo líder Fidel Castro Ruz, le confía la misión junto a otros compañeros, de organizar a todo lo largo y ancho del País, las células del MR-26-7, que posteriormente apoyarían con acciones el apoyo al desembarco del Yate Granma que más tarde el 2 de diciembre de 1956 tendría lugar por las costas de la entonces provincia de Santiago de Cuba.

En la región espirituana se efectuó la constitución de las células del MR-26-7 entre los meses de julio y noviembre de 1955, en la organización de las mismas jugó un importante papel Faustino y su hermano Carlos, no solo en Cabaiguán, sino en lo que es hoy prácticamente la actual provincia de Sancti Spíritus.

Por otra parte el Partido Socialista Popular al frente del Movimiento Sindical, continuó desarrollando una incansable lucha contra el mujalismo, por mejoras económicas, políticas y sociales a favor de la unidad y organización creándose los Comités de Defensa de las demandas obreras, que jugaron un rol importante dentro de los sindicatos mujalistas.

Guerra de Liberación Nacional

Alzamiento de la Llorona

Una vez iniciada la Guerra de Liberación Nacional, las montañas espirituanas también fueron escenario de los combates entre las fuerzas guerrilleras y el ejército batistiano. Una de las acciones más importantes en el territorio en 1957 fue el Alzamiento de La Llorona que tuvo su génesis en la huelga general espontánea que se extendió por toda la nación en protesta por el asesinato de Frank País García en Santiago de Cuba el día 30 de julio de este año. Al conocerse la noticia en la localidad, la Dirección del MR-26-7 dio la orden a las distintas células de iniciar el paro y preparar a los grupos armados que ya estaban constituidos para que lo secundaran. Con este objetivo se orientó la recogida de las armas que el movimiento tenía localizadas, además de la ubicación de grupos en varios lugares cercanos de la ciudad para tomar las entradas y salidas de la misma. También se impartió la orden teniendo en cuenta que desde inicio de años venia trabajándose por crear las condiciones para ejecutar un levantamiento armado y establecer un nuevo frente de combate en la región montañosa del Guamuhaya.

El día 3 de agosto varios miembros de la organización establecieron contactos en la zona de Neiva con Félix Hurtado Manso, jefe de acción y sabotaje del MR-26-7 en Cabaiguán. En esta reunión se acordó partir en diferentes grupos a recoger las armas que se emplearían en la acción y encontrarse en un punto convenido para coordinar la misma. En el cumplimiento de esta tarea el grupo dirigido por Félix Hurtado tuvo algunos contratiempos que le impidieron efectuar el encuentro con los demás, por lo que enviaron un compañero a la ciudad que trajo la orden del comité de huelga de suspender el plan y desmovilizar a los hombres. No obstante Hurtado tomó la decisión de abrir un frente de combate en el Escambray y así lo comunico a sus compañeros, que con la excepción de uno aceptaron la idea.

A partir de ese momento el grupo se trasladó a varios lugares, contactó con los campesinos de la zona y trató de establecer la línea de colaboración con los revolucionarios de la ciudad que serian los encargados de suministrar armamento, medicinas, alimentos, nuevos combatientes, etc.

El 6 de agosto acamparon en un lugar conocido como Loma de la Llorona donde pasaron la noche. Posteriormente establecieron contactos con el campesino Santos Piñero quien se comprometió a prepararles comida. Los sobrevivientes suponen que este los delató a las autoridades y el grupo de aproximadamente 16 hombres fue sorprendido por el ejercito y dispersado en un desigual combate.

Beremundo Paz Sánchez, uno de los mártires de La Llorona.

Durante La acción y los días posteriores murieron 8 alzados contra la tiranía batistiana sus nombres son:

Sobrevivieron 8 compañeros:

En estos acontecimientos es asesinado el guía del pequeño grupo Dionisio Rodríguez, apresado por los guardias después de haber hecho contacto con el campesino delator, torturado y ultimado al comenzar el encuentro con los jóvenes rebeldes.

Zona de operaciones guerrilleras

Una de las organizaciones que más peso tuvo en el enfrentamiento a las fuerzas batistianas en las montañas del centro de Cuba fue el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, el cual operó en esta parte del país junto al MR-26-7 y al PSP. Como paso previo a las operaciones guerrilleras se ordenó enviar algunos hombres a Guahumaya con la misión de preparar las condiciones de una base guerrillera y la recepción de una expedición que llegaría a Cuba con los máximos jefes del Directorio Revolucionario, sus pertrechos lo constituían armas recuperadas después del fallido ataque al Palacio Presidencial y las provenientes del exilio y otras vías.

En los trabajos preparatorios del Frente desempeñaron un destacado papel Ramón Pando Ferrer, coordinador de la organización y presidente de las FEU en las Villas, y Enrique Villegas Martínez, máximo representante del DR-13-3, en Sancti Spíritus. Ambos se dedicaron de lleno a vincular a campesinos y otros compañeros en la lucha guerrillera, explorar terrenos, preparar campamentos, armas y municiones, según se requiriera y asegurar que la guerrilla acopiara medicinas y abastecimientos diversos, así como a trasladar y mantuviera una constante comunicación con su retaguardia.

El 24 de enero de 1958, mientras trasladaba un grupo de hombres y armas hacia uno de los campamentos, Enrique Villegas Martínez fue sorprendido por fuerzas del ejercito de la tiranía el la finca El Naranjo, en las estribaciones del Guahumaya y en el combate que se estableció perdió la vida, el joven revolucionario. La caída de Enrique Villegas resulto un duro golpe para la guerrilla y acelero la salida de la expedición. Al día siguiente la prensa habanera anunciaba la muerte de Villegas, primer mártir de la zona del Escambray. Tres días mas tarde el compañero Faure Chomón Mediavilla anunciaba oficialmente la apertura del Frente guerrillero en el Escambray y daba a conocer públicamente algunos planteamientos de principios, durante un acto celebrado en Miami como homenaje a José Martí.

El 30 de enero zarpo el yate ESCAPADE a bordo del cual venían 16 expedicionarios, entre ellos Faure Chomón Mediavilla, Secretario General del Directorio Revolucionario y Jefe de la expedición, Julio García Oliveras, José Pepin Naranjo Morales, Eduardo García Lavandero, Raúl Díaz Argüelles, Enrique Rodríguez Loeches. Siguiendo los planes iniciales, el ESCAPADE cubrió el recorrido hasta cayo Ranccon Cay, donde los revolucionarios probaron las armas, vistieron los uniformes y se aprestaron a tomar la goleta San Rafael que, conducida por Gustavo Machin, los guío hasta el cayo Ballenato Grande y allí abordaron el yate Yaloven. Aproximadamente a las 22:00 horas del 8 de febrero de 1958 desembarcaron por la Playa Santa Rita, en la Bahía de Nuevitas, mientras el ESCAPADE regreso a Miami llevando a Pepin Naranjo, quien portaba varias fotos tomadas durante la operación y que días mas tarde serian publicadas. Después del desembarco las armas fueron trasladadas rápidamente hacia Camaguey en un camión lechero y varios automóviles.

En horas de la tarde del 13 de febrero de 1958 salió rumbo a Jatibonico el camión que trasladaba los pertrechos de guerra y a los revolucionarios. En ese lugar fueron recibidos, en horario nocturno, por Piro Abreu, Coyuco Fariñas y otros compañeros más, quienes se habían ocupado de la vigilancia de este tramo de la Carretera Central. El convoy continuó su marcha por una ruta libre de soldados atravesado las estrechas calles de Sancti Spíritus, donde se unieron a la caravana los revolucionario Ramón Pando Ferrer, Clodomira Acosta Ferrels, María Josefa Suárez y Ana Lidia Brizuela, a continuación prosiguieron su rumbo por la carretera de Trinidad hacia las estribaciones de las lomas cercanas a Banao. Tres kilómetros antes de llegar al Cuartel de Banao el camión se detuvo al borde de la carretera de Trinidad en las inmediaciones de el Cacahual, justamente en el lugar que los esperaban un grupo de alzados. El camión se atravesó prácticamente en la vía, custodiado por varios combatientes, su cama se inclinó hacia atrás, dejando correr arena. Inmediatamente un grupo de barbudos y expedicionarios comenzó a desembarcar las armas, municiones y demás pertrechos.

Bien entrada la noche del día 13 de febrero arribaban triunfantes a las montañas del Escambray el Comandante Faure Chomón Mediavilla y otros miembros del Directorio Revolucionario 13 de Marzo, conduciendo aquella valiosa expedición que propiciaba iniciar las operaciones militares y con ello dejar constituido oficialmente, el Segundo Frente en el País en la lucha contra la tiranía de Batista, concebido, organizado y creado por el Directorio Revolucionario 13-3, y para lo cual estuvieron involucrados de una forma u otra todos los heroicos combatientes. Al Escambray se enviaron 50 carabinas italianas, 5 ametralladoras de mano, 17000 cartuchos de distintos calibres, medios de comunicación, mochilas y casas de campaña.

Al amanecer del 14 de febrero, los expedicionarios llegaron al campamento del Cacahual, Sancti Spíritus, donde se efectuó la primera reunión del Estado Mayor, a fin de trazar nuevos planes, fijar la táctica y estrategia a seguir, así como discutir y dar a conocer el primer manifiesto del frente guerrillero. En esos momentos se aproximó una tropa enemiga perteneciente al Escuadrón 38 de la Guardia Rural y se produjo el primer combate del destacamento rebelde, con el saldo de un soldado herido. Los guerrilleros dividieron internarse en el Escambray y el 19 de febrero, sostuvieron un nuevo enfrentamiento en la finca La Diana, causando más de 20 bajas al enemigo, entre muertos y heridos.

A su llegada los expedicionarios detectaron una serie de irregularidades ocasionada por la presencia de elementos oportunistas y seudo revolucionarios. Además, se hizo evidente que el jefe de operaciones Eloy Gutiérrez Menoyo, mantenía una actitud divisionista y traidora al establecer relaciones con la Organización Autentica que dirigía el ex presidente Carlos Prío Socarrás y admitir la incorporación de un grupo de individuos carente de doctrina revolucionarias, ideal de lucha y espíritu de sacrificio, con la cual contribuyo a iniciar una campaña de intrigas y de difamación de los verdaderos dirigentes del Directorio Revolucionario.

Los elementos citados habían cometidos actos no acordes con los principios que enarbolaba el Directorio Revolucionario, por lo que el Comandante Faure Chomón Mediavilla decidió citar una reunión con los principales oficiales y jefes. Como resultado fueron expulsados de la organización los cabecillas y sus seguidores quienes formaron el denominado Segundo Frente Nacional del Escambray usurpando el nombre que ya había concebido el DR-13-3 para sus fuerzas. A partir de entonces establecieron campamentos separados y dieron riendas sueltas a sus ambiciones.

El DR 13-3 se fortaleció y de inmediato se dio a la tarea de llevar a la práctica la lucha contra la tiranía, y a la vez, la implantación de leyes revolucionarias en los territorios ocupados, creación de nuevos comandos y unidades de comunicaciones, servicios médicos, y de asuntos jurídicos, y emprendió la construcción de escuelas y armerías. La labor desarrollada por la organización elevo su prestigio y constituyo una firme base para la unidad revolucionaria entre todas las fuerzas rebeldes.

A la llegada del Che al territorio, el DR 13-3 realizo importantes acciones combativas para distraer al enemigo. El 13 de octubre, se lleva a cabo una operación comando en Fomento por las Tropas del Directorio Revolucionario 13 de marzo, Faure Chomón Mediavilla le hablo al pueblo por la radio emisora local y hubo mítines en las calles. Esta acción sirvió de apoyo a la Invasión de Camilo y el Che a Las Villas, encomendó a varios combatientes la misión de hacer contacto con la Columna Invasora No. 8. Ciro Redondo. Tras múltiples vicisitudes, el contingente dirigido por el Che llego a Paso del Diez, a 9 kilómetros del Jíbaro, (actual municipio de La Sierpe, Sancti Spíritus.) el 12 de octubre de 1958. El DR 13-3 y el MR-26-7 desarrollaron relaciones fraternales, de cooperación y muy pronto aunaron sus fuerzas para iniciar la ofensiva final en la provincia.

En octubre el Comandante en Jefe impartió nuevas instrucciones en las que señalaba las misiones que el Ejército Rebelde debía cumplir para enfrentar la farsa electoral del 3 de noviembre. En aquella ocasión ordeno invadir los campos y ciudades, destruir las vías de comunicaciones, hostigar constantemente al enemigo e iniciar operaciones militares de envergadura para obligar al adversario a movilizar sus tropas. Esto ultimo debería ejecutarse en los momentos en que el Ejercito Rebelde se sintiera lo suficientemente fuerte y su contrario lo bastante débil, desmoralizado y acosado para que no puedan liberarse de los cercos, a la vez se fueran creando instituciones revolucionarias en cada pueblo y una organización civil acorde con las instrucciones de la Sierra Maestra.

Los especialistas del Centro de Estudios de Historia Militar del MINFAR, Enrique Buznego Rodríguez y Luis Rosado Eiro, describen la estrategia utilizada por el guerrillero heroico contra la ofensiva del Pedrero en el artículo publicado en el Periódico Granma del 3 de enero de 1983:
Después de derrotar a las fuerzas armadas de la tiranía en la Ofensiva de Verano de Mayo a Agosto de 1958, lanzada por esta contra la Sierra Maestra, el ejército rebelde tomo la iniciativa estratégica y la mantuvo hasta alcanzar la victoria (...)

Por su conocimiento acerca de la táctica guerrillera y la experiencia adquirida en los combates en que había participado en la Sierra Maestra, el Comandante Guevara comprendía la necesidad de crear una base de operaciones que sirviera de apoyo a las acciones combativas. Esta quedo establecida en la zona del Pedrero en las alturas de Sancti Spíritus, lugar estratégicamente ubicado, inaccesible para el enemigo y de fácil defensa para los revolucionarios. Desde el mismo podía contra las principales vías de comunicación, tanto al sur como al centro de la provincia, e importantes localidades como Sancti Spíritus, Placetas, Fomento, Guayos y Cabaiguán.

Ofensiva del Pedrero

A pesar de la crítica situación de las fuerzas armadas de la tiranía, el Estado Mayor Conjunto, creado por la Ley No. 16 del 22 de noviembre de 1957, decidió defender a toda costa el territorio Villareño. El objetivo fundamental era detener la ofensiva rebelde para mantener el centro y occidente del país y entregarlo posteriormente al presidente impuesto en la falsa electoral Andrés Rivero Agüero.

El plan contemplaba entre otras medidas, desarrollar una ofensiva contra las alturas de Sancti Spíritus para destruir la base de operaciones de los rebeldes, y retirar fuerzas y medios de Oriente, trasladándolas por vía marítima hacia la región central. Incluso se pensó en la intervención del ejercito de los EE.UU. y efectivos de las fuerzas armadas de República Dominicana brindadas por el dictador de ese país, Rafael Leonidas Trujillo, para iniciar la ofensiva contra la zona del Pedrero, el Estado Mayor del Ejercito Constitucional de Cuba, ordeno la concentración de unos mil soldados y elaboro un plan de operaciones en el que indicaba la idea de las acciones, unidades participantes, reservas, cooperación, administración y logística, así como mandos y comunicaciones.

Las unidades designadas eran los Batallones de Combate Contra Guerrilla (BCCG) Nos 11 y 22, que tenían como reserva las compañías 33 A Y 36. Esta fuerzas fueron creadas y entrenadas para la guerra irregular y habían adquirido experiencia combativa durante la Ofensiva de Verano en la Sierra Maestra. De esta agrupación formaban parte efectivos del Tercer Distrito Militar de Santa Clara. Como medios agregados contaban con seis blindados M 3ª1 General Stewart, incorporados por parejas a las unidades de combate.

El apoyo, antes y durante la ofensiva, lo brindarían las Fuerzas Aéreas del Ejército, cumpliendo misiones de bombardeo y ametrallamiento. La infantería estaba armada de distintos tipos de fusiles, entre ellos, automáticas, carabinas, ametralladoras calibre 30, bazucas 4,2 pulgadas y morteros de 60 milímetros. El plan preveía avanzar por tres direcciones (sin precisar la del golpe principal) y finalizar la misión ofensiva en la zona del Pedrero.

Defensa Rebelde

El Comandante Ernesto Guevara, previo que el enemigo atacaría con todos sus medios, lo que confirmo posteriormente por informaciones que le fueron suministradas. Para ello analizo la situación y tomo medidas tendientes a asegurar la defensa de la zona, entre otras: fortificación de posiciones en las vías de acceso, construcción de refugios antiaéreos, colocación de minas y creación de reservas.

Los rebeldes fueron distribuidos en pequeños grupos y situaron emboscadas de contención y desgaste en los accesos lejanos a la zona. En caso necesario se replegarían hasta llegar a la línea de defensa principal, en la que combatirían sin retroceso. El Puesto de Mando del Che quedo instalado en Manacas Ranzola, cerca del Pedrero.

El jefe guerrillero contaba con un aproximado se 150 combatientes, con armas diversas. Se trataba, en su mayoría, de invasores con experiencia y alta moral combativa. La reserva se creo, en lo fundamental con hombres que se encontraban en la Escuela de Reclutas Ñico López, fundada por el Che en Caballete de Casa, y seria utilizada en dependencia del desarrollo de las acciones. El único medio con poder de fuego era la bazuca que los había acompañado durante la invasión.

Las fuerzas revolucionarias quedaron distribuidas en Manacas, el Comandante Guevara con parte de su Estado Mayor; Santa Lucia el Teniente Manuel Hernández, Las Tunitas, el Capitán Joel Iglesias; Sipiabo fuerzas del capitán Víctor Bordón, y el Pedrero, el Teniente Rogelio Acevedo y el Comandante Camilo Cienfuegos, que había acudido a la zona con varios de sus hombres para entrevistarse con el jefe de la Columna Ciro Redondo.

Acciones combativas

Para iniciar el asalto sobre los revolucionarios en la Ofensiva del Pedrero, las fuerzas de la tiranía se concentraron en Fomento y Cabaiguán, pero el plan inicial del ejército vario y en lugar de atacar por tres direcciones lo hizo por dos, formando una agrupación con el batallón 22 y tropas del 3er Distrito Militar.

Los aviones bombardearon la zona durante los días 28 y 29 de noviembre de 1958, en apoyo de la ofensiva del régimen, que comenzó el día 30 con el avance de la infantería. El batallón 11 salio de Cabaiguán con la misión de llegar a Santa Lucia donde se dividiría en 2 columnas. La primera avanzaría por La Victoria, Arroyo, Las Cruces, Mota, Arroyo, Berraco, Loma Carpintero, Pedrero; y la segunda seguiría el itinerario Santa Lucia, Las Tunitas, Camino del Arriero, El Pedrero.

En Santa Lucia la fuerza batistiana choco con la avanzada del Ejército Rebelde que ante la superioridad del enemigo, se replegó y estableció un nuevo punto de resistencia en La Victoria. La primera columna del Batallón 11 continuó su avance. Posteriormente los rebeldes abandonaron esa posición por igual razón y se retiraron hacia la profundidad de la defensa. Ante lo crítico de la situación en esa dirección, la jefatura rebelde envió un grupo de combatientes, bajo el mando del Teniente Luis Alfonso Zayas, con la misión de detener al enemigo. Al llegar al área de combate, Zayas decidió pasar a la defensa y fortificar la posición en Loma Carpintero.

Al arribar a Santa Lucia la segunda columna del Batallón 11, avanzo en dirección sur hacia las Tunitas, caserío que era defendido por una pequeña unidad bajo el amando del capitán Joel Iglesias, quien al percatarse de que el enemigo había rebasado Santa Lucia, comenzó a crear condiciones para replegarse y evitar ser envueltos por la retaguardia. Sin embargo, al enfrentarse a la vanguardia de la columna, esta desistió del ataque y se retiro.

Ese mismo día, fuerzas combinadas del batallón 22 y del 3er Distrito Militar que cubría el itinerario Fomento-Sipiabo-El Pedrero, se desplazaron hacia la finca Buena Vista. En su avance fueron atacadas por efectivos dirigidos por el Comandante Camilo Cienfuegos y el Teniente Rogelio Acevedo, y por el Capitán Víctor Bordón, las cuales detuvieron al enemigo en sus líneas defensivas y le destruyeron, además, un Tanque T-17.

Guerrilleros firmantes del Pacto de El Pedrero.

Durante el 1 de diciembre, los soldados batistianos trataron de romper la defensa, pero no lo consiguieron. Ese mismo día, en medio de esta ofensiva, se firmo en el Escambray el Pacto de El Pedrero, entre las fuerzas del Movimiento Revolucionario 26 de Julio y las del DR-13-3. Poco después, el Partido Socialista Popular se suma al Pacto.

El día 2, el ejército del régimen decidió, no avanzar en la dirección Sipiabo dada la gran cantidad de bajas sufridas, y dispuso la retirada de las tropas que allí operaban. Antes esa circunstancia los revolucionarios pasaron al contraataque y después de destruir un tanque T-17, y ocupar un vehículo blindado, armas y municiones, lo obligaron a retirarse hacia Fomento. En su huida, los efectivos gubernamentales incendiaron 21 viviendas campesinas.

A pesar de la derrota sufrida por las tropas de la tiranía en la dirección Sipiabo, el Batallón 11 se reagrupo el día 3 en la zona de Santa Lucia y con el apoyo de la aviación ocupo nuevas posiciones para reiniciar el ataque. Utilizando una nueva táctica, no avanzo hacia las Tunitas, sino que a mitad de camino, se desvió a la derecha y a campo traviesa paso por Mota y salio a San José, donde los rebeldes que defendían esa posición contraatacaron y lo obligaron a retirarse hacia Santa Lucia, apoderándose ellos del caserío de Mota.

Luego de este nuevo fracaso, las fuerzas de la tiranía intentaron recuperar Mota el 4 de diciembre, pero al avanzar cayeron en una emboscada en Arroyo de las Cruces, que dirigía el Tte. Luis Alfonso Zayas y el Capitán Roberto Rodríguez, El Vaquerito, aprovechando la confusión provocada el hacer estallar una bomba de 100 libras, los rebeldes contraatacaron y el enemigo se retiro definitivamente hacia Cabaiguán, dejando tras de si 8 muertos y 3 heridos, una ametralladora calibre 30, 3 fusiles ametralladoras Browning, 8 fusiles M-1 y abundante parque, En esta ofensiva los revolucionarios sufrieron una baja, el combatiente del Ejercito Rebelde Sergio Soto Valdés, caído el 4 de diciembre de 1958 en Mota, Santa Lucía, Cabaiguán.

El genio militar del Che y el valor desplegado tanto por el como por sus fuerzas, convirtieron en aplastante derrota lo que fue la ultima ofensiva del ejercito de la tiranía, y sumaron otro importante triunfo a las victorias obtenidas por el Ejercito Rebelde tras el rechazo a la Ofensiva de Verano. Todo quedaba listo para el avance final en el territorio esperituano.

Batallas finales

El 16 de diciembre de 1958 inicio la ofensiva rebelde en el territorio de la actual provincia espirituana. El lugar escogido para este inicio fue el poblado de Fomento, posición enemiga de considerable importancia y muy próxima a las estribaciones del Escambray. Para ello el Che contacto a simpatizantes con los rebelde y obtuvo información de la cantidad de fuerzas y medios del enemigo, su estado político moral; fortificaciones, posiciones defensivas fuera del cuartel, lugares desde los cuales podría ser reforzados; medios de comunicación y características de la población; y realizó un análisis de las fuerzas que el dirigía, unidades que lo apoyarían y la cooperación de otras tropas.

Además efectuó cambios en la forma de lucha. Hasta entonces solo atacaban pequeñas posiciones y después se retiraban, y el enemigo, con la experiencia adquirida en sus incursiones por la Sierra Maestra y el Escambray, había adoptado la forma de defenderse en las ciudades pensando que los rebeldes no disponían de fuerzas ni medios para ese tipo de combate y que allí era vulnerable, a ello debe agregarse sus excelentes planes de defensa.

El 28 de diciembre de 1958 las misiones asignadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz al Comandante Ernesto Guevara de la Serna Che, habían sido cumplidas: la isla se encontraba dividida en dos partes y la Carretera Central interrumpida por la voladura del puente de Falcón, tanto en la carretera como en el ferrocarril y otros puentes entre Placetas a Sancti Spiritus, con lo que se había impedido el paso por tierra del enemigo hacia las provincias orientales. Las fuerzas de las Columnas 2 y 8, en estrecha colaboración con las del Directorio Revolucionario 13 de Marzo y las del Partido Socialista Popular, tenían tomados Fomento, Guayos, Cabaiguán, Placetas, Caibarien, Remedios, Sancti Spiritus, Zulueta, Meneses y Yaguajay que tras diez días de intensos combates, se rindió a las fuerzas del Inolvidable comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán, Manicaragua, Báez, y otros pequeños poblados, así como todos los centrales azucareros, en esa región. Además asediaban otras importantes posiciones de la provincia. Esto implicaba que Santa Clara, principal y más importante zona militar de aquel territorio, se encontraban prácticamente aislados.

El Ejército Rebelde, fue liberando pueblos y ciudades hasta el primero de enero de 1959, en que se inicia una nueva etapa, la región espirituana, aportó al martirologio de la Patria en su lucha por la última y definitiva independencia a más de cien de sus mejores hijos.

Liberación de Sancti Spíritus

La liberación del poblado de Sancti Spíritus se concretó el 23 de diciembre de 1958 como parte de las acciones emprendidas por las fuerzas guerrilleras comandadas por Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos en la antigua provincia de Las Villas. La liberación fue exitosa gracias al arrojo y la entereza de un reducido grupo de guerrilleros junto al apoyo de los pobladores del territorio. Las fuerzas revolucionarias estaban al mando de Armando Acosta, hombre de confianza del Che.

La liberación de la ciudad de Sancti Spíritus comenzó con la ofensiva rebelde que llagó hasta los cercanos poblados de Guayos y Cabaiguán, para evitar la llegada de refuerzos desde Sancti Spíritus, para ellos las fuerzas rebeldes destruyeron el el puente de La Trinchera, en la Carretera Central.

Con todo listo el Che le ordena a Armando Acosta tomar la ciudad y el 22 de diciembre el jefe guerrillero y sus hombre comienzan a realizar ataques contra los más importantes centros militares y políticos del régimen batistiano en la villa, el primero objetivo fue la cárcel de la ciudad. Las fuerzas revolucionaria no llegaban a 50 combatientes, mientras que la ciudad era defendida por más de 400 soldados de la tiranía. Otro de los puntos atacados fue la jefatura de policía, ubicada junto a la Alcaldía, y el edificio de la Colonia Española, donde se apostaba el enemigo. La oscuridad de la noche hacía creer al jefe batistiano que eran miles los atacantes, lo que junto a su conocimiento sobre el cerca guerrillero y los reportes de la toma de otros asentamientos poblacionales de la zona por las fuerzas insurgentes, le hacían creer que a la ciudad había llegado un gran contingente militar rebelde. Un refuerzo de la escuela guerrillera de Caballete de Casa, con armas ocupadas en las poblaciones liberadas, llega a la ciudad, mientras un pequeño grupo de rebeldes rinde la estación de policía y con el armamento conquistado se equipa a milicianos locales.

En la mañana del día 23 de diciembre solo quedaba en poder del ejército batistiano el cuartel militar. Las fuerzas insurgentes y el pueblo revolucionario continúa el asedio contra la institución militar mientras que a la aviación del tirano lanza sus bombas y balas contra las fuerzas rebeldes. Sobre las cinco de la tarde del propio día 23, la guarnición batistiana huye, protegida por el bombardeo de una avioneta militar, hacia Jatibonico, distante 30 kilómetros al este. Tras este hecho Sancti Spíritus es proclamada ciudad liberada, no todo es alegría pues los guerrilleros lloran la muerte del mártir local Antonio Rodríguez, pero ya la ciudad es libre y las banderas del Movimiento 26 de Julio ondean en ella. En Placetas el Che conoce por el propio Acosta de la toma de Sancti Spíritus.

Catorce días después de liberada la cuidad, los espirituanos jubilosos recibían a la Caravana de la Libertad, encabezada por el Comandante en Jefe Fidel Castro, líder principal de las fuerzas revolucionarias, quien aquella fría madrugada del seis de enero habló por vez primera a la población reunida en el parque central de la ciudad.

Revolución en el poder

La Caravana de la Victoria haciendo su entrada a la ciudad Sancti Spíritus a inicios de 1959.

Al triunfar en enero de 1959 una revolución social radical, permitió a la clase obrera, junto al pueblo, conquistar en toda su magnitud el poder político. Sin embargo, para consolidar ese poder y defender la victoria obtenidas por las fuerzas políticas que lo representaban, la clase obrera tuvo que llevar a cabo una reestructuración económica que coadyuvara al afianzamiento de la Revolución triunfante.

El problema del poder en Cuba fue resuelto desde la aplicación de las primeras medidas; pues como veremos más adelante, se aplicó una de las formas de la dictadura democrática revolucionaria de la clase obrera y el campesinado, aunque le correspondió a la primera el papel dirigente, pasando todo el poder ejecutivo y legislativo a manos del órgano de esa dictadura, el gobierno revolucionario.

En esta parte de la región central, al igual que en el resto del país, las primeras medidas de la revolución para destruir el viejo aparato estatal burgués y pro imperialista, entre otras fueron:

  • Declarar cesantes en sus cargos al Presidente, el Vice-Presidente, los Senadores, Representantes, Gobernadores, Alcaldes y Concejales del antiguo régimen.
  • Disolución del Congreso de la República, la supresión de los Tribunales de Urgencia y la Sala Segunda de lo Criminal del Tribunal Supremo.
  • Constitución de los Tribunales Revolucionarios para juzgar y sancionar a los esbirros, delatores y criminales de guerra.
  • Promulgar la Ley fundamental de la República, la que restauró en esencia la constitución de 1940 introduciendo cambios que correspondían a la nueva situación revolucionaria.

En la instancia provincial y municipal, el aparato estatal también sufriría profundas transformaciones. La ley 36, del 29 de enero de 1959, y Posteriormente la Ley 121 del 3 de marzo de ese propio año, establecieron que la organización estatal estuviera regido por un comisionado designado por el Ministro de Gobernación, con funciones similares de los antiguos gobernadores y concejales provinciales.

Era prerrogativa del Ministro de Gobernación –el que ejercía la elección de los comisionados en las diferentes instancias; además de la facultad de designar y sustituir a los mismos, podía anularlas Resoluciones de éstos, así como adoptar cuantas disposiciones complementarias respecto a la forma de gobierno de la provincia y municipios, considerara.

Movimiento contrarrevolucionario

Desde el inicio mismo de la llegada al poder de los dirigentes revolucionarios cubanos que defendían la idea de establecer en Cuba un sistema de gobierno socialista y popular, la cúpula administrativa y militar de los Estados Unidos vieron a la nación cubana como su enemiga en la zona y un posible ejemplo para los pueblos que en América reclamaban justicia social, por lo que el gobierno de entonces se dio a la tarea de organizar planes subversivos y militares con el único fin de derrocar la naciente Revolución Cubana.

El ciclo de la intensa actividad enemiga, caracterizado por las distintas facetas de la acción global del imperialismo y de la CIA contra la Revolución, se observó en el período comprendido de 1959 a 1965, teniendo a la región central de Cuba como su principal área de operaciones opositoras y terroristas.

Así surge en esta región un grupo de organizaciones contrarrevolucionarias entre ella: La Rosa Blanca, que comenzó sus actividades desde los primeros meses de 1959. Detectándose en Sancti Spíritus, Trinidad, Fomento y Cabaiguán. No había cifras exactas de su membresía, pero tuvo cierta influencia como primer intento organizado de combatir la Revolución. En esta organización se nuclearon ex militares de la policía y el ejército del depuesto Régimen Batistiano, elementos politiqueros, desplazados del poder y disgustados con las primeras leyes revolucionarias. Su estructura era civil, constituida nacionalmente. Servía como enlace entre algunos municipios y dirección nacional, el cabecilla Luis Santana Gallardo (conocido por Luis Vargas), bajo el amparo de esta organización contrarrevolucionaria fomentó los primeros brotes de alzados en el Escambray.

El principal plan en los inicios de La Rosa Blanca consistía en apoyar la lucha armada contra Fidel Castro, contando con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos, de los generales y senadores exiliados de tiranía batistiana y de la CIA. Fue la organización con la cual contó el dictador de Santo Domingo, Rafael Leonidas Trujillo, como punto de apoyo para preparar una fuerza invasora en 1959. El objetivo era llegar a Trinidad, donde serían esperados y ayudados por fuerzas opositoras a la Revolución, y desde allí dirigir una revuelta nacional. El plan fracaso, las fuerzas trullijistas fueron capturadas en el Aeropuerto de Trinidad el 13 de agosto de 1959 por fuerzas revolucionarias bajo la dirección directa de Fidel Castro.

Otra de las organizaciones opositoras a la Revolución fue el II Frente Nacional del Escambray, el cual tuvo su origen en la lucha insurreccional bajo la dirección de Eloy Gutiérrez Menoyo y William Morgan. En 1959, sus dirigentes principales comenzaron a conspirar, instando a los combatientes del 1958 a que se alzaran en las propias zonas donde habían luchado con el régimen de Batista. La estructura del II Frente en 1960 combinaba la dirección civil y la militar, afectó a Sancti Spíritus, Trinidad y Cabaiguán. El principal cabecilla en Sancti Spíritus fue Rodolfo Santos Lara y el sub. Coordinador Ulises Misas; tuvo 70 miembros aproximadamente. Sus primeras actividades fueron agresivas, alentó la lucha armada en el Escambray.

En la segunda mitad de 1959 comenzó sus actividades contrarrevolucionarias el Movimiento de Recuperación Democrática, su constitución obedeció en gran medida a la atención de la ciudadana Flora Espinosa Martínez, repatriada, quien tenía el seudónimo de María Antonieta –mantenía vínculos con la CIA y fungía como enlace con la Dirección Nacional de esta organización, llegó a nuclear a 110 elementos, fundamentalmente trabajadores de la salud, ex combatientes contra la tiranía y miembros de la pequeña burguesía. Su jefe era el médico Francisco Delgado Barrenas.

El Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR) fue una de las organizaciones contrarrevolucionarias que más delineó su estructura e influencia en este territorio. Se detectó desde los primeros meses de 1960 en los municipios de Trinidad, Sancti Spíritus, Yaguajay y Cabaiguán, sus miembros se calculaban en 150, procedentes de diversas capas sociales que le dan composición heterogénea y contradictoria (aparecen personeros de la tiranía Batistiana, gente de la pequeña burguesía y obreros confundidos). Este movimiento se estructuró con coordinadores civiles y militar; creando células en zonas y centros de trabajo. Tuvo propaganda, finanzas, bonos, abastecimiento al bandidísimo, acciones de sabotajes, recolecta de armas, etc.

Los principales cabecillas del MRR en Sancti Spíritus fueron Francisco González de la red a quien sustituyó Dagoberto Viciado Pérez; en Trinidad, Rafael Bastida Ferrer y en Yaguajay, Antonio Guzmán Cruz. La actividad principal de esta organización fue la creación de bandas en el Escambray y la zona norte de Las villas y también desarrollaron sabotajes contra objetivos económicos y sociales. Esta organización aparece vinculada al alzamiento del bandido Osvaldo Ramírez en este territorio. En Trinidad se detectó que esta organización mantenía vínculos con el clero falangista, especialmente el párroco de la Iglesia de la Santísima Trinidad, quien participó en el alzamiento del cura Francisco López Velásquez.

Una conspiración de los últimos meses del año 1960 en Sancti Spíritus fue la del Espíritu Santo, apoyada y surgida dentro del clero falangista. En ese propio año se detectó en Sancti Spíritus otra organización contrarrevolucionaria cuyos integrantes procedían de la pequeña burguesía y la aristocracia obrera; el Directorio Revolucionario Estudiantil (D.R.E.), sus cuadros dirigentes eran Kemel Jamis Bernal, coordinador en Las Villas, y Edel Causo Echemendia, coordinador de acción y sabotaje, ambos residían en Sancti Spíritus. Era una agrupación extremadamente reaccionaria y agresiva, mantenía contactos con el clero católico y el cura de la Iglesia de Sagua La Grande les suministraba bombas caseras. El D.R.E. mantuvo su independencia orgánica y posteriormente se integró al Frente Nacional Democrático.

El Movimiento 30 de Noviembre (M-30 Nov.) surgió aproximadamente en los últimos meses de 1960 en todos los municipios de la actual provincia espirituana, aunque con mayor incidencia en Sancti-Spíritus, Trinidad, Cabaiguán y Yaguajay. Respondía a una Dirección Nacional con carácter civil pero tenía entre sus coordinadores un militar. Esta organzaición estaba agrupada en la región espirituana por cerca de 100 miembros, en su mayoría de la pequeña burguesía, propietaria, empleada, privilegiada y elementos del II Frente Nacional del Escambray.

Sus dirigentes eran en Sancti Spíritus Gaspar Martínez, en Cabaiguán Julio Denis Leiva, primero y después Nolasco Curbelo Ramos, Orlando Pérez en Fomento, Eduardo García en Jatibonico, Dagoberto Cañizarez en Tuinucú, Roberto Méndez en Guayos, Hermes Hernández en Zaza del Medio y como Jefe de todas las brigadas Germán Rodríguez Medina. Estos contrarrevolucionarios realizaron acciones de sabotajes, pintaban letreros, suministraron armas a los alzados, hicieron contactos con el bandido Osvaldo Ramírez y mantuvieron ocultos en Fomento a los bandidos Ramonín Quezada y Merejo Ramírez para sacarlos hacia La Habana. Los contrarrevolucionarios del M-30 Nov. trabajan principalmente en las zonas rurales y uso de sus integrantes, Francisco Casadeval, era agente de la C.I.A.

Organización territorial

El paso de la etapa socialista de la Revolución no constituyó para el país una conmoción política. La definición del Poder Real desde los inicios de1959 y la continuidad de la dirección revolucionaria, permitieron la radicalización del proceso por parte de las cohesionadas fuerzas populares, sin traumatismo sociales.

(...) la construcción del socialismo significa: superar todo tipo de propiedad privada sobre los medios de producción en la economía social y, con ello la formación de un sistema único de la economía en el que sólo existen formas sociales colectivas de propiedad sobre los medios de producción; alcanzar un alto nivel de desarrollo de las fuerzas productivas en que la producción social se base en la mecanización de los procesos productivos fundamentales, tanto industrial como agropecuarios, conjugando las ventajas del socialismo con los logros de la Revolución Científica Técnica y obtener los correspondientes niveles de productividad del trabajo social; lograr que la ideología marxista-leninista sea simplemente dominante en la mente de la mayoría del pueblo, se convierta en convicción norme, predominantemente, la conducta social de los hombres. Representa alcanzar la victoria total y definitiva sobre las antiguas clases explotadas.

El 16 de abril de 1961 se proclamó en el entierro de las víctimas del ataque de aviación imperialista del día 15, el camino socialista de la Revolución. Ello revistió enorme importancia en la definición internacional de la Revolución y desde el punto de vista interno despejó las últimas dudas sobre el objetivo final de la Revolución. Sin embargo, en la práctica del pueblo cubano parece evidente que lo más importante en el camino socialismo no fue tanto su proclamación oficial, como la previa aplicación de Leyes Revolucionarias dirigidas a la nacionalización de toda la gran propiedad capitalista, tanto nacional como extranjera, y su revestimiento hacia el control popular.

En Cuba se dio la particularidad histórica de que en el paso de la etapa democrática-popular, agraria y antiimperialista a la socialista, transcurrió en un breve período; no existiendo por tanto una discontinuidad de una fase a la otra. También la etapa socialista se manifestó como dictadura del proletariado, en alianza con los campesinos, trabajadores y demás capas de la sociedad, opuestos al régimen capitalista.

Una vez establecida la revolución y decidido el rumbo a seguir, se puso en practica la reforma de las estructuras estatales y administrativas en cada provincia y municipio del país para hacer su trabajo más efectivo, surgen de esta manera las regiones. Para entender el funcionamiento de las mismas hay que recordar la división político administrativa que heredó la Revolución en enero de 1959, cuando aún Sancti Spíritus era un municipio de la otrora provincia de Las Villas, provenía de la división político-administrativa creada en 1878 con seis provincias en Cuba y ciento veintiséis municipios con una constitución (la de 1940) que le asignaba muy pocas funciones o prácticamente ninguna a las provincias, mientras que los municipios tenían carácter autónomo y gran cantidad de funciones administrativas, de prestación de servicios, de urbanismo y facultades para fijar y cobrar impuestos.

Ante esta situación, y los cambios que traía consigo la aplicación de las leyes de Reforma Agraria que modificaron de modo revolucionario el régimen de tenencia y explotación de los suelos y abrieron las posibilidades para la modernización y especialización de la agricultura, se hacía necesario aplicar una nueva estructuración administrativa en el país. En 1962, ante "la incapacidad de la división político administrativa heredada desde la época colonial, para asimilar las nuevas condiciones de dirección y organización político-administrativa creadas por las transformaciones revolucionarias, se forman las regiones, como un eslabón intermedio entre las provincias y los municipios".

Región Sancti Spíritus

Como antes señalamos la Revolución buscó las vías de aplicar una estructura administrativa que respondiera a las exigencias del desarrollo multifacético que requería el país, atendiendo a los propósitos, criterios y características de cada territorio, que a diferencias de la división existente, eran imposible lograr; surge así la Región Sancti Spíritus en 1962. Esta región estaba integrada a su vez por diversos poblados y municipios con gran importancia para la misma.

Municipios o Poblados Superficie (Km2) Habitantes Densidad poblacional
Cabaiguán 292,9656 34805 118,80
Jíquima de Peláez 227,8764 9194 40,34
Taguasco 460,6898 19079 41,41
Zaza del Medio 147,3510 14872 100,92
Guayos 94,5636 12502 132,20
Sancti Spíritus 305,6847 66588 217,83
Jíbaro 812,0610 8831 10,87
Mapos 259,4207 5349 20,61
Guasimal 310,8766 12921 41,56
Banao 325,4989 6758 20,76
Jatibonico 538,4989 25508 47,36
Arroyo Blanco 182,3936 5130 28,12
Región Sancti Spíritus[106] 3957,942 221537 55,97
Organizaciones políticas y de masas

Una vez establecidas las fuerzas rebeldes en el poder, comenzó una lucha de clases entre las clases populares que impulsaron la nueva revolución y las clases minoritarias burguesas que contaban con privilegios en el antiguo régimen. Este hecho motivo al gobierno revolucionario a la movilización de las masas para que contribuyeran a la preservación de las conquistas alcanzadas por las fuerzas gubernamentales. Para tener mejor organizado al pueblo surgen una seria de organizaciones políticas y de masas.

Una de las primeras organizaciones de masas creadas fueron los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) con el objetivo de vigilar y combatir al enemigo. Para cumplir con esta tarea orientada por Fidel Castro el 28 de septiembre de 1960; en Sancti Spíritus, se comienza a crear cuadra por cuadra, los Comités de Vigilancia, que tenían como tarea número uno, vigilar día y noche las calles de la ciudad, los objetivos económicos, las casas y las vidas de los vecinos entre otras, no menos importante, evitando así que los opositores al nuevo gobierno llevaran a cabo actos vandálicos o desestabilizadores.

En 1961 se crea el Comité Regional de los CDR con sus respectivos seccionales, funcionando este Comité Regional inicialmente, en la calle Máximo Gómez, frente al parque Mayor General Serafín Sánchez Valdivia, en la ciudad de Sancti Spíritus. El Primer Coordinador del territorio espirituano fue Arturo Martínez.

Provincia cubana

El 2 de julio de 1976, luego de ser aprobada por el Consejo de Ministros de la República de Cuba la Ley 1304 sobre la nueva división político-administrativa y su publicación en la Gaceta Oficial de la República de Cuba el 3 de julio del mismo año, comenzó a regir la nueva división geográfica y política del país y las 14 provincias nacidas tras esa decisión se denominaron de Occidente a Oriente: Pinar del Río, La Habana, Ciudad de La Habana, Matanzas, Villa Clara, Cienfuegos, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Camagüey, Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo. A la actual Isla de la Juventud se le confirió la condición de municipio especial para que fuera atendido por el gobierno central considerando sus características geográficas y económicas, así como los planes perspectivos a desarrollar en el territorio. De esta forma nacía la provincia espirituana con la fusión de territorios segregados de las regiones Escambray y Caibarién, pertenecientes hasta esa fecha a la provincia de Las Villas.

En el mes de agosto del propio año 1976, se celebró en todo el país las primeras elecciones verdaderamente democráticas de los órganos del Poder Popular, donde el pueblo por primera vez en la historia del país, nominaba a sus representantes (por circunscripciones) en el órgano de gobierno, que se constituiría posteriormente.

La Ley Electoral establecía que por cada circunscripción debían ser propuestos no menos de dos y no más de ocho candidatos, además las elecciones tendrían dos vueltas; para los candidatos que no alcanzasen el ( 50 + 1) de los votos. Otro aspecto de la referida Ley, es que las elecciones se efectuarían por el voto universal, secreto, directo e igual de los mayores de dieciséis años. Precisaba también que la edad mínima para los diputados a la Asamblea Nacional era de 18 años y para la provincia y municipios de 16 años. Mientras que el período de mandato para los Delegados a las Asambleas Municipales se fijó para dos años-, en tanto en la provincia y la nación por cuatro años. Los diputados son elegidos en una proporción de un Delegado por cada 1 000 habitantes de una población de más de 50 000 personas, y a la Asamblea Nacional un Diputado por cada 20 000 habitantes de una población que supera las 100 000 personas.

Para la realización de tan trascendental acontecimiento se crearon en el territorio 615 circunscripciones electorales. La nominación de candidatos estuvo precedida de todo un proceso previo de asambleas a nivel de circunscripciones que se efectuaron entre los días 16 al 29 de agosto de 1976 y que contó con la participación activa de las organizaciones políticas y de masas, así como el pueblo en general, principal protagonista de tan importante acontecimiento, siendo elegidos 1487 candidatos a delegados. El siguiente cuadro estadístico nos muestra el comportamiento de las asambleas efectuadas por municipios y la asistencia del pueblo, para nominar a los candidatos a Delegados al Poder Popular[107].

Municipios Asambleas Celebradas Asistencia de la población % de Asistencia
Sancti Spíritus 313 43,977 81,0
Trinidad 221 26,517 82,0
Cabaiguán 182 28,512 83,3
Yaguajay 156 25,253 78,0
Taguasco 125 14,685 72,0
Jatibonico 111 15,698 79,0
Fomento 78 15,493 87,0
La Sierpe 59 6,217 82,0
TOTALES 1 245 176,352 81,0

Los candidatos a delegados se enfrentaron en las elecciones celebradas el 10 de octubre, según lo establecido en la Ley Electoral. Para ello se habilitaron en toda la provincia un total de 889 Colegios Electorales, 394 urbanos, 472 rurales y 23 circunscripciones especiales. Como resultados de las elecciones en la primera y segunda vuelta (10 y 17 de octubre), se eligieron a los 616 Delegados a la Asamblea Municipal. El 31 de octubre de 1976, se constituyeron en cada municipio la Asamblea Municipal del Poder Popular donde resultaron electos por el voto directo y secreto, los compañeros presidentes de cada una de las Asambleas Municipales:

A las Asambleas Municipales debían asistir 616 delegados, asistiendo 609, para el 98,9 %. En este proceso de Constitución se eligieron a 40 delegados a la Asamblea Provincial-, 18 de ellos no eran Delegados elegidos en circunscripciones, o sea el 45 %. El resto que representaban el 55 % fueron elegidos en sus respectivas circunscripciones.

El 7 de noviembre de 1976, se efectúa en el territorio espirituano la constitución de la Asamblea Provincial del Poder Popular. En esta sesión solemne a la que asistieron 47, de los 48 delegados, para un 97,9 % de asistencia; se procedió a dar lectura por parte del Presidente de la Comisión de Candidatura ante los Delegados a la Asamblea Provincial, las normas y procedimientos seguidos para todo el proceso de elaboración y propuesta de candidatura a Miembros del Comité Ejecutivote la Asamblea Provincial del Poder Popular. Tras este procedimiento, se dio paso a la actuación del Presidente de la Masa de Edad, quien invitó a los Delegados a proponer y elegir en votación abierta a la comisión de credenciales, la que quedó integrada por un Presidente, la compañera Zoe Díaz González, Marcelino Hernández Valdés como Secretario y los vocales Dagoberto Ibarra González, Emeterio Hernández Perdomo y Juan Rodríguez Pita. Inmediatamente, se procedió a la presentación de la candidatura, con la propuesta para miembros del Comité Ejecutivo.

De la candidatura de 14 candidatos para elegir 11 resultaron electos, estos compañeros fueron::

  • Aramís Arteaga Pérez
  • Alicia Crespo Díaz
  • Wilfredo Massó Batle
  • Carlos M. Gómez Becerra
  • Hipólito Rodríguez Migollo
  • José Azcanio Ruiz
  • Víctor A. González Fernández
  • Severino Ruiz Bermúdez
  • Pablo Otero González
  • Dagoberto Ibarra González
  • Delio Cruz Valdivia

Finalmente, el Comité Ejecutivo propuesto nombraron para Presidente del Órgano de Gobierno a Hipólito Rodríguez Migoyo, Vice-Presidente José Azcanio Ruiz y como Secretario a la compañera Alicia Crespo Díaz. En la propia asamblea se eligieron por el voto secreto y directo a un total de 21 diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular. Cierra así todo un proceso democrático, iniciado en la base, con la participación entusiasta y masiva del pueblo, dándosele cumplimiento a uno de los acuerdos del I Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Es importante señalar que las elecciones de los Delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular se celebran cada dos años y medio el mismo día en todo el territorio nacional y los Delegados a la Asamblea Provincial, cada cinco años, el mismo día en todo el territorio nacional, después de constituidas las Asambleas Municipales del Poder Popular, en la fecha que fije el Consejo de Estado.

Notas

  1. Luis Lagomasino Alvarez. Se levanta en armas en mayo de 1895; se mantiene en la guerra hasta mediados de 1896. Por contradicciones con los generales Carrillo y José Miguel Gómez, abandona la lucha y marcha para México; donde se mantiene vinculado con la causa cubana. Todo parece indicar que no regresó más al país.
  2. Producto a esta situación el gobierno interventor dictó leyes restrictivas para la matanza y exportación de ganado.
  3. Territorio correspondiente al actual municipio de La Sierpe.
  4. Serían evacuados los batallones de Covadonga, Tetuán, el Regimiento de la Reina y un escuadrón de la Guardia Civil, los cuales acamparían en las cercanías de la ciudad espirituana.
  5. Durante la ocupación norteamericana, Sancti Spíritus estaba supeditado al cuartel general del departamento de Matanzas y Santa Clara con sede en la primera y cuyo comandante era el general Wilson

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