Historia de la filosofía occidental

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Filosofía occidental
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Concepto:Son conjuntos de sistemas, doctrinas, teorías y escuelas de pensamiento que, en el ámbito de la filosofía.
Historia de la filosofía occidental. Son conjuntos de sistemas, doctrinas, teorías y escuelas de pensamiento que, en el ámbito de la filosofía, se han desarrollado a lo largo de toda la historia en el espacio geográfico occidental (entendiéndose por éste el continente europeo y, desde el comienzo de la edad contemporánea, el americano). Antes de afrontar su estudio, es necesario limitar el marco disciplinar de la propia filosofía que, en un principio, se define por ser el estudio racional y crítico de los principios básicos.

Generalmente, la filosofía es dividida en cuatro ramas principales: metafísica (estudio de la realidad última), epistemología (estudio de los orígenes, validez y límites del conocimiento), ética (estudio de la naturaleza de la moral y el juicio) y estética (estudio de la naturaleza de la belleza en las actividades artísticas). Dos son los principales tipos de investigación filosófica: el analítico (estudio lógico de los conceptos) y el sintético (ordenamiento de los conceptos en un sistema unificado).

Filosofía griega

El origen de la filosofía desde el punto de vista territorial o espacial fue motivo de análisis desde la antigüedad. Incluso todavía se cuestiona el origen oriental u occidental de la misma. Es cierto que se encuentran diversas afinidades entre la filosofía originaria de una y otra región del mundo. La filosofía surge cuando se dan las condiciones histórico-sociales y gnoseológicas propicias, cuando la sociedad ha alcanzado un grado de desarrollo económico, social y cultural que permite al hombre reflejar la realidad más allá de las representaciones mitológicas y religiosas, a través de categorías lógicas y que puede intercambiar sus criterios con los demás acerca del mundo y del propio hombre. La filosofía se consolida como tal cuando el pensamiento se convierte en un autoconocimiento y en objeto de estudio y preocupaciones del hombre. La filosofía en su surgimiento se considera como una ciencia general que incluía todos los conocimientos humanos sobre el mundo en su diversidad fenoménica, como una primitiva sistematización de los conocimientos acumulados sobre los fenómenos del universo. Las ideas generales sobre el mundo se han originado y han existido debido a los conocimientos sobre distintos fenómenos concretos, tanto de la naturaleza orgánica como la inorgánica. Lo que surge al principio como algo diferente de la religión, en particular de la mitología, es denominado filosofía. Su contenido real era, una primitiva sistematización de todos los conocimientos acumulados sobre los fenómenos del mundo, tan exiguos que estaban al alcance de una sola persona, quien podía también impulsar su desarrollo. En los griegos, por no haber avanzado hasta la desintegración y análisis de la naturaleza, esta se enfoca como un todo, en sus rasgos generales. La trabazón general de los fenómenos naturales no se comprueba en detalles, sino que es, para los griegos, el resultado de la contemplación inmediata. El pensamiento griego se erige en el primer pensamiento filosófico sistematizado, su nivel de desarrollo y de elaboración hacen que así sea reconocido por todos los autores que se dedican al estudio de la ciencia, filosofía y otras afines. Los griegos logran desarrollar un pensamiento filosófico tan avanzado gracias al esplendor de su cultura y a la asimilación e incorporación hecha de todo lo alcanzado en materia científica de otras culturas como la egipcia, la babilónica y la oriental en general, casi todos los filósofos griegos viajan al oriente, o tuvieron entre sus esclavos ilustres y acrónimos hombres de ciencias que los formaron en los secretos de un pensamiento científico y avanzado.

Sus tres períodos fundamentales

  • Filosofía de la Naturaleza: Explica el universo desde un punto de vista científico, el universo no es un hecho aislado, sino que se considera como un todo y comienza con la escuela de Mileto y cierra con Sócrates, 399 ane.
  • Período antropológico: Época de la democracia esclavista y esplendor de la cultura griega: comienza con la filosofía de los sofistas, aparece la filosofía de Platón y Aristóteles. Se define como antropológico el período, porque la preocupación fundamental está dirigida a buscar el papel del hombre dentro de la sociedad. Aparecen los primeros sistemas filosóficos sistematizados de Platón y Aristóteles.
  • Período de crisis y desintegración: Comienza con la desintegración de la cultura Griega, la filosofía más notable es la helenística, desarrolla el individualismo y los problemas éticos, se descompone el sistema esclavista griego; involuciona con el desarrollo del neoplatonismo romano y se extiende hasta 529 dne, en que se cierra la Academia de Atenas y se prohíbe la filosofía.

Al estudiar la filosofía jónica el primer rasgo común que aflora, es el interés expedito de sus representantes por investigar los fenómenos del mundo o cosmos (naturaleza), del cual derivó lo que los investigadores han denominado problemática cosmológica. Puede afirmarse que es este el primer rasgo que distingue la indagación filosófica de los pensadores jónicos. Ellos, al considerar que el elemento primigenio a partir del cual nació el cosmos posee un carácter material, adoptaron una posición materialista ingenua por el carácter tan elemental y primitivo de su concepción acerca del universo, y fue esta, por su orden, la segunda característica importante de la filosofía jónica. Del mismo modo, la dialéctica espontánea fue uno de los rasgos más sobresalientes del pensamiento filosófico milesio, pues reflejaba de modo espontáneo el devenir de la naturaleza. Los antiguos materialistas griegos admitían la transformación y mutabilidad de los fenómenos naturales. Fue esta la tercera característica más importante de la filosofía milesia. Finalmente, los representantes de la filosofía milesia adoptaron posiciones hilozoístas, al considerar que a los objetos de la naturaleza están dotados de alma, inteligencia o sensibilidad que anima, ilumina y proporciona vida propia a los mismos.

De ahí las características adjudicadas a la filosofía jónica, a partir de la solución ofrecida por sus representantes a la problemática cosmológica.

  1. Desarrollaron sus concepciones filosóficas a partir de la solución que cada uno ofreció a la problemática cosmológica.
  2. Eran materialista ingenuos.
  3. Eran dialécticos espontáneos.
  4. Eran hilozoístas.

Escuela jónica

El primer pensador considerado un filósofo fue Tales de Mileto, originario de esta ciudad, en la costa jónica de Asia Menor, que vivió a finales del siglo VII a.C. y principios del siglo VI a.C. Alabado por las generaciones posteriores como uno de los siete sabios de Grecia, se interesó por los fenómenos astronómicos, físicos y meteorológicos, y sus investigaciones científicas le llevaron a pensar que todos los fenómenos naturales son formas diferentes de una sustancia fundamental (una primera idea sobre el monismo) que él creía era el agua, pues pensaba que la evaporación y condensación eran procesos universales. Anaximandro, discípulo de Tales, mantenía que el primer principio a partir del cual surgen todas las cosas es una sustancia intangible, invisible e infinita que llamó apeiron (‘lo ilimitado’). Comprendió, sin embargo, que en todas las cosas se podía encontrar una sustancia no observable, por lo que su noción de lo ilimitado anticipó la noción moderna de un Universo sin límite. Esta sustancia, afirmaba, es eterna e indestructible. Debido a su movimiento continuo, las sustancias conocidas —como calor, frío, tierra, aire y fuego— evolucionan de una forma ininterrumpida generando a su vez los distintos objetos y organismos que configuran el mundo que conocemos por los sentidos. El tercer gran filósofo jónico, Anaxímenes, volvió a la suposición de Tales de que la sustancia primera es algo conocido y material, pero mantuvo que ésta es el aire en vez del agua. Creía que los cambios que experimentan los objetos se pueden explicar en términos de rarefacción y condensación del aire. De tal modo, Anaxímenes fue el primer filósofo que explicó diferencias cualitativas en términos de diferencias cuantitativas, un método fundamental en la ciencia física. En general, la escuela jónica dio el primer paso radical desde la explicación mítica de los fenómenos naturales a la exposición científica; descubrió los importantes principios científicos de la permanencia de la sustancia, la evolución natural del mundo y la reducción de calidad a cantidad.

Escuela pitagórica

Hacia el año 530 a.C., el filósofo Pitágoras de Samos fundó una escuela de filosofía en Crotona, en la Magna Grecia, al sur de Italia, que fue más religiosa y mística que la escuela jónica. Pretendía conciliar la antigua visión mítica del mundo con el creciente interés por la explicación científica. El sistema de filosofía resultante —que se conoció como pitagorismo— aunó las creencias éticas, sobrenaturales y matemáticas en una visión espiritual de la vida. Los pitagóricos enseñaron y practicaron un sistema de vida basado en la creencia de que el alma es prisionera del cuerpo, del cual se libera al morir y se reencarna en una forma de existencia, más elevada o no, en relación con el grado de virtud alcanzado. El principal propósito de los seres humanos tendría que ser la purificación de sus almas mediante el cultivo de virtudes intelectuales, la abstención de los placeres de los sentidos y la práctica de diversos rituales religiosos. Los pitagóricos —que descubrieron las leyes matemáticas del tono musical— dedujeron que el movimiento planetario produce una “música de las esferas” y desarrollaron una “terapia a través de la música” para lograr que la humanidad encontrara su armonía con las esferas celestes. Identificaron la ciencia con las matemáticas y mantuvieron que todas las cosas son reductibles a números y figuras geométricas. Realizaron grandes contribuciones a las matemáticas, la teoría musical y la astronomía.

Escuela de Heráclito

Heráclito de Efeso (544- 487 ane) Continuando la búsqueda de la sustancia primigenia que iniciaron los jonios, afirmó que ésta es el fuego. Observó que el fuego produce cambios en la materia y anticipó la teoría moderna de la energía. También afirmó que todas las cosas se encuentran en un estado de flujo continuo (panta rei), que la estabilidad es una ilusión y que sólo el cambio y la ley del cambio (o logos) son reales. La doctrina del logos de Heráclito, que identificaba las leyes de la naturaleza con una mente divina, evolucionó hacia la teología panteísta del estoicismo. Expresa su concepción dialéctica en las siguientes ideas: todo es y no es, pues todo fluye, se haya en constante trasformación en un incesante nacimiento y caducidad. En él, la dialéctica cobra una expresión más abstracta y elaborada; selecciona como fundamento material del universo al Fuego, como elemento concreto sensible se manifiesta como una racionalidad inherente al mundo “Por tanto, la realidad es un proceso de mutación eterno producido por el conflicto de elementos contrarios”. Aunque Heráclito haya pasado a la historia como el filósofo del devenir, la crítica moderna ha develado un segundo aspecto de su pensamiento, una interpretación más profunda de la realidad conocida como la unidad de los contrarios. De hecho el devenir solo es la apariencia de las cosas, detrás de las que se esconde una armonía más profunda”. “De ahí que el mundo, aparentemente dominado por el desorden, revele en cambio una lógica interna; justamente, para definir esta ley secreta de la armonía. Heráclito usó por primera vez el término logos, que llegó a convertirse en el rasgo característico de todo el pensamiento griego. La doctrina del devenir de Heráclito es una idea filosófica de larga duración que marca el principio de todos los intentos de explicar las transformaciones de la materia y de la naturaleza del movimiento (AUF P. 42 EOE)

Escuela eleática

En el siglo V a.C., Parménides fundó una escuela de filosofía en Elea, colonia griega situada en la Magna Grecia. En su única obra conocida, Sobre la naturaleza, adoptó una actitud opuesta a la de Heráclito en la relación entre estabilidad y cambio, y mantuvo que el Universo o lo que es, es decir, el ente, se puede describir como una esfera indivisible e inmutable y que toda referencia a cambio o diversidad es por sí misma contradictoria. Mantenía que nada puede ser realmente afirmado excepto “lo que es” (el ente). Zenón de Elea, discípulo suyo, intentó probar la unidad del ser afirmando que la creencia en la realidad de cambio, la diversidad y el movimiento lleva a paradojas lógicas. Las aporías de Zenón llegaron a ser enigmas intelectuales que filósofos y lógicos de todas las épocas posteriores han intentado resolver. El interés de los eleáticos por el problema de la consistencia racional propició el desarrollo de la ciencia de la lógica.

Escuela pluralista

La especulación en torno al mundo físico iniciada por los jonios fue continuada en el siglo V a.C. por Empédocles y Anaxágoras, que desarrollaron filosofías que sustituían la descripción jónica de una sustancia primera única por la suposición de una pluralidad de sustancias. Empédocles mantenía que todas las cosas están compuestas por cuatro elementos irreductibles: aire, agua, tierra y fuego, combinados o separados por dos fuerzas opuestas según un proceso de alternancia: el amor y el odio. Mediante este proceso, el mundo evoluciona desde el caos hasta la forma y vuelve al caos otra vez, en un ciclo reiterado. Empédocles consideró el ciclo eterno como el objeto verdadero del culto religioso y criticó la creencia popular en divinidades personales, pero no consiguió explicar cómo los objetos conocidos por la experiencia pueden desarrollarse al margen de factores que son por completo distintos a ellos. Por consiguiente, Anaxágoras sugirió que todas las cosas están compuestas por partículas muy pequeñas o “semillas”, que existen en una variedad infinita. Para explicar cómo se combinan esas partículas para formar los objetos que constituyen el mundo conocido, Anaxágoras desarrolló una teoría de la evolución cósmica. Afirmaba que el principio activo de este proceso evolutivo es una mente universal que separa y combina las partículas, el nous. Su concepto de partículas elementales llevó al desarrollo de una teoría atómica de la materia.

Escuela atomista

Fue un paso natural el que condujo desde el pluralismo hasta el atomismo, interpretación según la cual toda materia está compuesta por partículas diminutas e indivisibles que se diferencian sólo en simples propiedades físicas como el peso, el tamaño y la forma. Este paso se dio en el siglo IV a.C. con Leucipo y su colaborador más conocido, Demócrito de Abdera, a quien se le atribuye la primera formulación sistemática de una teoría atómica de la materia. Su concepción de la naturaleza fue materialista de un modo absoluto, y explicó todos los fenómenos naturales en términos de número, forma y tamaño de los átomos. Redujo las cualidades sensoriales de las cosas (como calor, frío, gusto y olor) a las diferencias cuantitativas de los átomos. Las formas más elevadas de existencia, como la vida de las plantas y animales e incluso la humana, fueron explicadas por Demócrito en términos físicos en sentido estricto. Aplicó su teoría a la psicología, la fisiología, la teoría del conocimiento (epistemología), la ética y la política, y presentó así el primer planteamiento amplio del materialismo determinista que afirma que todos los aspectos de la existencia están determinados de forma rígida por leyes físicas.

Los sofistas

Hacia finales del siglo V a.C., un grupo de maestros itinerantes llamados sofistas alcanzó un gran renombre en toda Grecia. Los sofistas tuvieron un papel importante en la evolución de las ciudades-estado griegas desde unas monarquías agrarias hasta su consolidación como democracias comerciales. Conforme crecieron la industria y el comercio helénicos, una nueva clase de ricos comerciantes, poderosos en el ámbito económico, empezó a controlar el poder político. Careciendo de la educación de los aristócratas, quisieron prepararse para la política y el comercio pagando a los sofistas a cambio de enseñanzas en el arte de hablar en público, el razonamiento legal y la cultura general. A pesar de que lo mejor de los sofistas contribuyó enormemente al pensamiento griego, el grupo en su conjunto adquirió una reputación de falaz, hipócrita y demagogo. De ahí que la palabra sofisma represente esas deficiencias morales. La famosa máxima de Protágoras, uno de los sofistas más importantes, “el hombre es la medida de todas las cosas”, es representativa de la actitud filosófica de esta escuela. Sus componentes mantenían que los individuos tienen el derecho de juzgar por sí mismos todos los asuntos; negaban la existencia de un conocimiento objetivo en el que se supone que todo el mundo debe creer, mantuvieron que la ciencia natural y la teología tienen poco o ningún valor porque carecen de relevancia en la vida diaria, y declararon que las reglas éticas sólo tenían que asumirse cuando conviene al propio interés.

Filosofía socrática

Sócrates (en una copia de un busto atribuido al escultor griego Lisipo) fue un filósofo y maestro griego que vivió en Atenas en el siglo V a.C. Modificó en profundidad el pensamiento filosófico occidental a través de la influencia que desarrolló en su alumno más famoso, Platón, quien transmitió las enseñanzas de Sócrates en sus escritos, en forma de diálogos. Sócrates pensaba que toda persona tiene pleno conocimiento de la verdad última contenida dentro del alma y sólo necesita ser estimulada por reflejos conscientes para darse cuenta de ella. Su crítica de la injusticia de la sociedad ateniense le costó su procesamiento y una sentencia de muerte por corromper a la juventud de Atenas. Tal vez la mayor personalidad filosófica en la historia haya sido Sócrates. Nacido alrededor del año 470 a.C., practicó un diálogo continuo con sus alumnos hasta que fue sentenciado a muerte, condena que cumplió bebiendo cicuta en el 399 a.C. A diferencia de los sofistas, Sócrates se negó a aceptar dinero por sus enseñanzas, afirmando que no tenía ninguna certidumbre que ofrecer excepto la conciencia de la necesidad de más conocimiento. Sócrates no dejó ningún escrito, pero sus enseñanzas fueron preservadas para las generaciones posteriores en los diálogos de uno de sus más famosos discípulos, Platón, y también aparecen en los escritos de Jenofonte. Sócrates enseñó que cada persona tiene pleno conocimiento de la verdad última dentro de su alma y que sólo necesita llevarlo a la reflexión consciente para darse cuenta. Por ejemplo, en Menón (un diálogo platónico) Sócrates plantea a través de una ficción la forma en que un esclavo ignorante puede llegar a la formulación del teorema de Pitágoras, demostrando así que el conocimiento está innato en el alma, en vez de ser implícito o indisociable de la experiencia. Sócrates creía que el deber del filósofo era provocar que la gente pensara por sí misma, en vez de enseñarle algo que no supiera. Por eso se decía partero o alumbrador de ideas. Su contribución a la historia de la filosofía no fue una doctrina sistemática, sino un método de reflexión, la mayéutica, y un tipo de existencia. Hizo hincapié en la necesidad de un examen analítico de las creencias de cada uno, de definiciones claras de los conceptos básicos, y de un planteamiento racional y crítico de los problemas éticos.

Filosofía platónica

Platón fue un pensador más sistemático que Sócrates, pero sus escritos, en especial los primeros diálogos, pueden ser considerados como una continuación y elaboración de las ideas socráticas. Al igual que Sócrates, Platón consideró la ética como la rama más elevada del saber, y subrayó la base intelectual de la virtud al identificar virtud con sabiduría. Esta idea llevó a la llamada “paradoja socrática” por la que “ningún hombre hace el mal por propia voluntad”, como dice Sócrates en Protágoras. Más tarde, Aristóteles advertiría que una conclusión así no da lugar a la responsabilidad moral. Platón exploró también los problemas fundamentales de la ciencia natural, la teoría política, la metafísica, la teología y la epistemología, y enriqueció conceptos tales como el conocimiento (en Teeteto), el origen y esencia del lenguaje (en Crátilo), la justicia (en La República) o la belleza (en El Banquete), entre otros muchos, que posteriormente se erigieron en fundamentos permanentes del pensamiento occidental. La base de la filosofía de Platón es su teoría de las ideas, o doctrina de las formas. La teoría de las ideas (que queda expresada en muchos de sus diálogos, sobre todo en La República y Parménides) divide la existencia en dos esferas o mundos, una “esfera inteligible” de ideas o formas perfectas, eternas e indivisibles, el Topos Uranos, y una “esfera sensible”, de objetos concretos y conocidos. Los árboles, las piedras, los cuerpos humanos y en general los objetos que pueden ser conocidos a través de los sentidos son para Platón irreales, sombríos y copias imperfectas de las ideas. Llegó a esta, en apariencia, extraña conclusión por las elevadas reglas que adjudicó al conocimiento, por ejemplo, que todos los objetos auténticos de conocimiento fueran descritos sin contradicciones. Como todos los objetos percibidos por los sentidos experimentan cambios, una afirmación hecha respecto a esos objetos en un instante no será válida en un momento posterior. Según Platón, esos objetos no son del todo reales. Las creencias que se derivan de la experiencia de esos objetos son, por lo tanto, imprecisas e inconstantes, mientras que los principios de las matemáticas y la filosofía —elaborados a partir de la meditación interior sobre las ideas— constituyen el único saber digno de ese nombre. En La República, Platón expuso su famoso mito de la caverna, en el cual muestra cómo la humanidad, prisionera en una caverna, confunde las sombras proyectadas en una roca con la realidad y en el que considera al filósofo como la persona que penetra en el Universo fuera de la caverna de la ignorancia y alcanza una visión de la verdadera realidad, el mundo de las ideas. El concepto de Platón del bien absoluto —que es la idea más elevada y engloba a todas las demás— ha sido una fuente principal de las doctrinas religiosas panteísta y mística en la cultura occidental. La teoría de las ideas de Platón y su visión racionalista del conocimiento son la base de su idealismo ético y social. El mundo de las ideas eternas facilita las normas o ideales según los cuales todos los objetos y acciones han de someterse al juicio del hombre. La persona filosófica, que se abstiene de los placeres sensuales y busca en su lugar el conocimiento de los principios abstractos, encuentra en esos ideales los modos para regir la conducta personal e intervenir en las instituciones sociales. La virtud personal consiste en una armónica relación entre las facultades del alma. La justicia social consiste entonces en la armonía entre las distintas clases de la sociedad. El estado ideal de una mente sana en un cuerpo sano requiere que el intelecto controle los deseos y las pasiones, así como el estado ideal de la sociedad requiere que los individuos más sabios controlen a las masas buscadoras de placer. Para Platón, la verdad, la belleza y la justicia coinciden en la idea del bien. Por lo tanto, el arte que expresa los valores morales es el mejor. En su programa social, Platón apoyó la censura en el arte, por estimarla como un instrumento para la educación moral de la juventud.

Filosofía aristotélica

Aristóteles, que empezó a estudiar en la Academia de Platón con 17 años, en el 367 a.C., es considerado el más ilustre discípulo de Platón y se sitúa junto con su maestro entre los más profundos e influyentes pensadores de la historia de Occidente. Después de asistir durante varios años a la Academia, se convirtió en el preceptor de Alejandro Magno. Más tarde regresó a Atenas para fundar el Liceo, una escuela que, al igual que la Academia de Platón, fue durante siglos uno de los grandes núcleos de enseñanza en Grecia. En sus conferencias, Aristóteles definió los conceptos y principios básicos de muchas de las ciencias teóricas, como la lógica, la biología, la física y la psicología. Al establecer los rudimentos de la lógica como ciencia, desarrolló la teoría de la inferencia deductiva, representada por el silogismo (proposición deductiva que utiliza dos premisas y una conclusión), y un conjunto de reglas para fundamentar lo que habría de ser el método científico. En su Metafísica, Aristóteles discutió la separación que hizo Platón de idea y materia, y afirmó que las ideas o esencias están contenidas dentro de los objetos mismos que las ejemplifican. Para Aristóteles, cada cosa real es una mezcla de potencia y acto; en otras palabras, cada cosa es una combinación de aquello que puede ser (pero que todavía no es) y de aquello que ya es (también distinguido como materia y forma), porque todas las cosas cambian y se convierten en otra cosa diferente de lo que son, excepto los intelectos activos humanos y divinos, que son formas puras. Para Aristóteles, la naturaleza es un sistema orgánico de cosas cuyas manifestaciones comunes hacen posible ordenarlas en clases de especies y géneros; cada especie tiene una forma, propósito y modo de desarrollo en cuyos términos se puede expresar. El fin de la ciencia teórica es definir las actitudes, propósitos y modos esenciales de desarrollo de todas las especies y disponerlos en su orden natural de acuerdo con sus complejidades según su forma, siendo los principales niveles el inanimado, el vegetativo, el animal y el racional. El alma, para Aristóteles, es la forma o realidad del cuerpo, y los humanos, cuyo espíritu racional constituye una forma más elevada que la de las demás especies terrenales, la más elevada dentro de las perecederas. Los cuerpos celestes, compuestos de una sustancia imperecedera o éter, y movidos en un perfecto movimiento circular por Dios, son todavía más altos en el orden de la naturaleza. Esta clasificación jerárquica de la naturaleza fue adoptada por muchos teólogos cristianos, judíos y musulmanes en la edad media como una visión de la naturaleza. La filosofía política y ética (ésta última desarrollada en Ética a Nicómaco) de Aristóteles surgió también de un examen crítico de los enunciados platónicos. Las normas de conducta personal y social, según Aristóteles, pertenecen al estudio científico de las tendencias naturales de los individuos y las sociedades en vez de contemplarse en la esfera celeste de las ideas puras. Menos insistente que Platón en una conformidad rigurosa respecto a los principios absolutos, Aristóteles consideró las reglas éticas como guías prácticas para alcanzar una vida feliz y plena. El énfasis que puso en la felicidad, como el cumplimiento de las capacidades naturales, expresó la actitud hacia la vida que mantuvieron los griegos cultos de su tiempo. En teoría política adoptó una posición más realista que Platón. Se mostró conforme con el modelo de una monarquía gobernada por un rey sabio que llegaría a representar la estructura política ideal, pero reconocía asimismo que las sociedades difieren en sus necesidades y tradiciones, y creía que una democracia limitada conforma y ordena el mejor compromiso concebible. En su teoría del conocimiento, Aristóteles rechazó la doctrina platónica por la que el saber es innato e insistió en que sólo puede adquirirse mediante la generalización desde la experiencia. Interpretó el arte como una vía al servicio del placer y de la ilustración intelectual en lugar de ser un instrumento de educación moral. Su análisis de la tragedia griega en Poética es considerado el hito fundacional de la crítica literaria.

Fuentes