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La labor del descubridor la completaría [[Sebastián de Ocampo]] encargado del bojeo a la Isla de [[Cuba]] hacia [[1508]]. Se conoce que entre [[1514]] y [[1518]] otorgó [[Diego Velázquez]] la primera encomienda en terrenos de la periferia norte matancera. Similar proceso debió haber ocurrido en esa fecha en áreas próximas a la [[Bahía de Cochinos, si se tienen en cuenta varias circunstancias, como la indudable preeminencia de la costa sur en estos primeros años; la proximidad de la [[bahía de Jagua]], asiento marítimo de frecuente recalada y que para entonces, aunque con abundantes tramos pantanosos, la extensión litoral de Zapata no era en su totalidad una ciénaga improductiva como lo fue después.
 
La labor del descubridor la completaría [[Sebastián de Ocampo]] encargado del bojeo a la Isla de [[Cuba]] hacia [[1508]]. Se conoce que entre [[1514]] y [[1518]] otorgó [[Diego Velázquez]] la primera encomienda en terrenos de la periferia norte matancera. Similar proceso debió haber ocurrido en esa fecha en áreas próximas a la [[Bahía de Cochinos, si se tienen en cuenta varias circunstancias, como la indudable preeminencia de la costa sur en estos primeros años; la proximidad de la [[bahía de Jagua]], asiento marítimo de frecuente recalada y que para entonces, aunque con abundantes tramos pantanosos, la extensión litoral de Zapata no era en su totalidad una ciénaga improductiva como lo fue después.
  
No hay que descartar como improbable la aseveración de [[ José A. Treserra]], cuando al hacer mención de [[López Conchillos]], secretario del [[Rey Fernando el Católico]], y de un tal Zapata, ministro del mismo monarca, afirma que por aquellos tiempos estos personajes tuvieron encomiendas de indios que por esos entornos le atendían sus estancias de casabe y puercos.
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No hay que descartar como improbable la aseveración de [[José A. Treserra]], cuando al hacer mención de [[López Conchillos]], secretario del [[Rey Fernando el Católico]], y de un tal Zapata, ministro del mismo monarca, afirma que por aquellos tiempos estos personajes tuvieron encomiendas de indios que por esos entornos le atendían sus estancias de casabe y puercos.
  
 
De cualquier manera, las desventajas de la región propiciarán un desarrollo económico y social diferenciado del resto de la actual provincia matancera y de toda la Isla. La península de Zapata será un área relegada, casi marginal en lo tocante a atenciones oficiales. Quizás por esas razones fue ese litoral un recodo propicio para las actividades de corsarios y piratas.
 
De cualquier manera, las desventajas de la región propiciarán un desarrollo económico y social diferenciado del resto de la actual provincia matancera y de toda la Isla. La península de Zapata será un área relegada, casi marginal en lo tocante a atenciones oficiales. Quizás por esas razones fue ese litoral un recodo propicio para las actividades de corsarios y piratas.

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Historia del municipio Ciénaga de Zapata (Provincia Matanzas)
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Ciénaga de Zapata. Es uno de los sitios más singulares de Cuba, donde se agrupan varios tipos de ecosistemas de pantano, medianamente o poco modificados por la acción del hombre. Predominan allí paisajes de llanuras bajas, pantanosas y semi-pantanosas, sobre depósitos turbosos y rocas calizas, con suelos hidromórficos y vegetación de sabanas naturales de alto valor estético y paisajístico, tales como la Laguna del Tesoro y la cuenca del Río Hatiguanico, principal arteria fluvial de la zona, así como Playa Larga y Playa Girón.

En su conjunto, la vegetación de la Ciénaga de Zapata constituye una de las áreas verdes más importantes de Cuba y, por las propias especies de la flora y la fauna que alberga, representa un lugar de interés mundial. Visitar el lugar es sin dudas una extraordinaria aventura para los amantes de la naturaleza y la vida. Cuidarlo significa una responsabilidad vital e inigualable.

Síntesis Histórica

Primeros pobladores

Representación de agroceramistas
Representación de agroceramistas

Las investigaciones arqueológicas al sur de la provincia de Matanzas se remontan al año 1913 cuando el ingeniero Juan Antonio Cosculluela, durante los trabajos de deslinde en la zona, descubre accidentalmente el montículo denominado Guayabo Blanco que más tarde daría nombre a una de las culturas aborígenes de Cuba. Por aquel entonces encuentra en las excavaciones el único cráneo no deformado de aborigen cubano.

Otros hallazgos de gran importancia ocurridos en ese decenio serían los sitios Venero Prieto, Ventura y Cayo de las Estacadas en la Laguna del Tesoro. A mediados de 1940 el doctor [[José Álvarez Conde realiza otros descubrimientos Mientras, a finales de esa década, Antonio González Muñoz reportaba el sitio Punta Perdiz. En 1988, personal de la Academia de Ciencias declaró veintidós nuevos sitios arqueológicos en territorio cenaguero, todos de grupos mesolíticos, con economía de apropiación.

De las culturas agroceramistas o neolíticos solo se reporta el sitio Cocodrilos, descubierto en 1997 por el investigador Adrián Álvarez Chávez. Entre las evidencias colectadas en ese lugar se destacan hachas petaloides, cuentas de cuarcita para collares y fragmentos de burén y vasijas de cerámica.

Descubrimiento y ocupación

Al parecer, fue Cristóbal Colón el primer europeo que fijó su vista en el territorio que después se denominaría Ciénaga de Zapata. Tal hecho ocurrió en su viaje de 1494, cuando el Almirante recorrió parte de la costa sur cubana con evidente propósito de exploración superficial.

La labor del descubridor la completaría Sebastián de Ocampo encargado del bojeo a la Isla de Cuba hacia 1508. Se conoce que entre 1514 y 1518 otorgó Diego Velázquez la primera encomienda en terrenos de la periferia norte matancera. Similar proceso debió haber ocurrido en esa fecha en áreas próximas a la [[Bahía de Cochinos, si se tienen en cuenta varias circunstancias, como la indudable preeminencia de la costa sur en estos primeros años; la proximidad de la bahía de Jagua, asiento marítimo de frecuente recalada y que para entonces, aunque con abundantes tramos pantanosos, la extensión litoral de Zapata no era en su totalidad una ciénaga improductiva como lo fue después.

No hay que descartar como improbable la aseveración de José A. Treserra, cuando al hacer mención de López Conchillos, secretario del Rey Fernando el Católico, y de un tal Zapata, ministro del mismo monarca, afirma que por aquellos tiempos estos personajes tuvieron encomiendas de indios que por esos entornos le atendían sus estancias de casabe y puercos.

De cualquier manera, las desventajas de la región propiciarán un desarrollo económico y social diferenciado del resto de la actual provincia matancera y de toda la Isla. La península de Zapata será un área relegada, casi marginal en lo tocante a atenciones oficiales. Quizás por esas razones fue ese litoral un recodo propicio para las actividades de corsarios y piratas.

La enmarañada geografía posibilitó la actividad ilícita sin límites: cayería abundante, terreno agreste y la ubicación en la costa sur occidental, hicieron de aquella comarca un abrigo natural para las huestes de filibusteros. Primero el español Diego Pérez y después el francés Gilbert Girón, capitanearon hordas en ese territorio, durante la segunda mitad del siglo XVI.

La Colonia

El desarrollo e historia de Ciénaga de Zapata están marcados por dos grandes regiones: la occidental desde Bahía de Cochinos hasta Ensenada de la Broa, y la oriental, desde Cochinos hacia el este. Esta última constituía la región más poblada, donde se encuentran las tierras menos pantanosas y más firmes para el cultivo y otras actividades económicas. Por esta razón dicha área fue objeto de la codicia de geófagos y latifundistas. Ello dio lugar al surgimiento temprano de numerosas haciendas como [[San Blas, La Ceiba, [[San Vicente de Cocodrilos, Santa Teresa, Júcaro Quemado y Guasasa. La Ciénaga Occidental, más extensa y pantanosa, con menos núcleos poblacionales, tuvo entre sus fincas primadas a [[Santo Cristo de los Maneaderos, Cazones y El Maíz.

Entre los mayores propietarios de tierra de la zona en el siglo XIX sobresalieron Manuel Antón Recio de Morales, Ambrosio de Cárdenas y Romero, Miguel de Cárdenas, Francisco Romero y Núñez, Antonio Beitia O'Farrill, Antonio Beitia y Zayas Bazán, Antonio y Joaquín Zayas Bazán. Todos personajes que ostentaban títulos nobiliarios, con excepción de los Zayas-Bazán.

En la centuria decimonónica, con el auge de la industria azucarera, es que comienza a ser objeto de depredación la riqueza forestal de Zapata, sobre todo la porción norte donde se talan bosques para utilizar la madera como combustible, así como para desbrozar terrenos y dedicarlos al cultivo de la caña de azúcar.

A finales del siglo XVIII inciden en la Isla una serie de factores internos y externos que condicionaron el crecimiento acelerado de la industria azucarera, donde azúcar y esclavitud marcharían al unísono. Como era de suponer, por las características del sistema de plantación impuesto a esos hombres esclavizados, sus justas rebeldías no se hicieron esperar. Las condiciones naturales de la Ciénaga, propiciaron su utilización como sitio de refugio. Los evadidos de las dotaciones de esclavos de zonas limítrofes, así como de otros territorios, buscaban amparo en este apartado lugar.

Desde la temprana fecha de 1801 ya se reportaba la destrucción de un palenque de cimarrones en la zona del Hanábana En 1827 aumentaban las noticias sobre palenques y cuadrillas de cimarrones en esa zona. Se reportaba la presencia de cerca de cien apalencados en los bosques, cayos y pantanos de Zapata, armados de machetes calabozos, chuzos e incluso armas de fuego. Ese mismo año, Gregorio Zamora, teniente pedáneo del partido de Macurijes, aseguraba que en fecha bastante anterior (1807), su hermano había perseguido durante dos días a un grupo de veinte cimarrones, los que lograron evadirse al cruzar a nado y auxiliados con sogas, el río Hatiguanico. En 1831 el gobernador de Cienfuegos comisionó al pedáneo de Yaguaramas para que comprobara la presencia de un palenque en Ensenada de Cochinos, cuyo resultado fue la captura de dos bozales en áreas de la hacienda Santa Teresa.

La situación geográfica y peculiaridades naturales de Zapata también propiciaron que la zona fuera escogida como punto de introducción clandestina de africanos a cargo de traficantes que, burlando la vigilancia establecida, lograban sus objetivos. Generalmente, este comercio de hombres tenía lugar por las inmediaciones de Bahía de Cochinos, y ya concretado, escogían los lotes para enviarlos en pequeñas partidas hacia los ingenios de destino, casi siempre matanceros.

El tráfico negrero llegó a desarrollarse con tanta frecuencia en la zona, que mantuvo en jaque a las autoridades de la Isla, desde los capitanes pedáneos hasta el Capitán General. Así lo evidencia la carta fechada en Cienfuegos el 27 de octubre de 1831, en la que el Gobernador de la villa notificaba al pedáneo de Yaguaramas, que había recibido una comunicación del tesorero de la colonia, relativa al contrabando de hombres por Ensenada de Cochinos. Sin embargo, los arribos clandestinos continuarían, como lo demuestra el arribo de mil doscientos bozales, acaecido el 18 de mayo de 1853.

Lucha en pos de la Independencia Nacional

Aunque la guerra de los Diez Años se desarrolló fundamentalmente en Oriente, Camagüey y Las Villas, Matanzas también participó en la misma. El 10 de febrero de 1869, el grupo de matanceros sublevados, encabezado por Gabriel García-Menocal, administrador del ingenio Australia, y el coronel mexicano José Inclán, se dirigió a Jagüey Grande, ocupándolo por espacio de tres horas. Al tornarse insostenible esa posición, Inclán decidió internarse en la Ciénaga de Zapata con alrededor de doscientos efectivos.

El gobierno colonial movilizó todos sus recursos disponibles. Envió varios batallones hacia esa zona; unidas las fuerzas de Cárdenas, Matanzas y Colón, cercaron desde Cantabria hasta Caimito del Hanábana; mientras que por mar situaban varias cañoneras. Estas medidas resultaron inútiles, los insurrectos no pudieron ser aniquilados en la Ciénaga, ni los jefes claudicaron. García-Menocal, José Inclán, Agustín Rodríguez y cerca de doscientos insurrectos más continuaron operando en Zapata y en la jurisdicción de Cienfuegos.

El 9 de marzo de 1869, el oficial insurrecto Jesús del Sol, procedente de Cienfuegos, incursionó en la Ciénaga. Operó en las proximidades de Jagüey Grande y Colón, lo que creó una difícil situación a las fuerzas españolas encargadas de eliminar los focos mambises refugiados en esa zona. Con Jesús del Sol se iniciaban los avances invasores hacia el sur matancero.

Otros jefes insurrectos que en este período utilizaron los predios cenagueros como centro de acción, fueron Miguel Madruga y el general Antonio de Armas. Con el comienzo de 1870 continuaron las acciones combativas, al tiempo que se recrudecía la ofensiva del ejército español. José Inclán, en coordinación con el mando supremo de la guerra, inició en los meses de enero a febrero la invasión hacia la región matancera. Había partido de su jefatura localizada en Ciénaga de Zapata y avanzó hasta las proximidades de la ciudad de Matanzas.

Uno de los hechos más importantes de este período lo constituyó el cruce por esos parajes del grupo invasor que, al mando del general de Brigada Luis de la Maza Arredondo, se dirigía hacia La Habana en cumplimiento de la orden recibida del general Adolfo Fernández Cavada. La decisión estratégica del mando mambí, defensor de la necesaria invasión a occidente, se puso de manifiesto cuando fue designado Luis de la Maza para realizar esa arriesgada misión.

Numerosos cenagueros habían participado en la contienda de la Guerra Grande. Uno de ellos, Eulogio Lobato González, quien por su entrega a la causa independentista resultó deportado a Ceuta, regresaría a Cuba luego de firmarse el Pacto del Zanjón. Cuando las fuerzas cubanas requirieron la asistencia de prácticos, pudieron contar con los coterráneos y el auxilio oportuno. Comenzaba así la Ciénaga a escribir su historia de luchas políticas a favor de la independencia nacional.

Germinaba un nuevo enfrentamiento de los cubanos contra el dominio español. La Guerra Chiquita constituyó un hito dentro de las luchas cubanas por la liberación nacional. En Matanzas, varias partidas permanecieron en pie de combate, entre ellas, las del coronel Cecilio González. Del mismo modo que en la década anterior, durante todo el período conocido como Tregua Fecunda, la Ciénaga de Zapata se comportó como retaguardia natural. En noviembre de 1879 la zona de Zapata fue testigo del levantamiento del veterano mambí Cecilio González, quien acampado en la Ciénaga, incrementó las acciones bélicas a pesar de la persecución imperante.

También merece mención el fenómeno del bandolerismo que asumió en la Ciénaga de Zapata una significación especial. Además de José Álvarez Matagás, operaron Regino Alfonso y Nicasio Matos, El Tuerto, así como otros bandidos que transitaron por un proceso de maduración hacia posiciones independentistas. Pero de todos, resultó José Álvarez el que más se distinguió en esos territorios donde consolidó la base de su campo de acción.

Fundamentado en la experiencia histórica de las dos contiendas bélicas anteriores, José Martí y Máximo Gómez elaboraron la estrategia de la Guerra del 95. Coincidente con el alzamiento ocurrido en Ibarra, el 24 de febrero se produjeron en Matanzas y al este de Cienfuegos, otras dos sublevaciones. Una de ellas tuvo lugar en la finca La Sirena, en Jagüey Grande, dirigida por el Dr. Martín Marrero y los hermanos José Agustín y Aurelio Rodríguez, al frente de alrededor de cuarenta hombres. Dos días después, en Palmar Bonito, se produjo el primer enfrentamiento armado de la gesta de 1895 en todo el occidente. El 27 de febrero, Martín Marrero decidió internarse en la Ciénaga para esperar las órdenes pertinentes.

El otro levantamiento tuvo lugar en Sabana de Los Charcones, en las proximidades de Aguada de Pasajeros, donde se sublevó ese 24 de febrero el teniente coronel Joaquín Pedroso, junto a diez hombres más. Aunque éste alzamiento no se produjo en territorio matancero, en el mismo tomaron parte patriotas nacidos en Matanzas y sus hombres utilizaron el refugio cenaguero.

El 6 de noviembre de 1895, partidas insurrectas bajo las órdenes de Pérez Garoz y el general José Lacret se enfrentaron a fuerzas españolas en Cayo Espino, al sur de Amarillas, zona contigua a Ciénaga de Zapata. La presencia a finales de 1895 de mambises en el centro y al este de Ciénaga de Zapata preocupaba a la jefatura militar española, al punto que dispuso una serie de medidas defensivas. Una de ellas fue acantonar al General de Brigada Luis Prats Braudagan con sus tropas en el poblado de Amarillas; y con el fin de frustrar cualquier intento de arribo de expediciones cubanas por esa zona, levantaron un fuerte en Caleta del Rosario.

Entre el 9 y el 10 de marzo de 1896, territorios limítrofes con Zapata fueron recorridos por Antonio Maceo. El 10 se reunió con Máximo Gómez en El Galeón, en lo que sería su última entrevista; y en su marcha hacia la provincia habanera, enrumbó hacia el oeste por la costanera occidental de la ciénaga.

La importancia estratégica que le conferían las autoridades militares a la Ciénaga de Zapata se evidencia cuando el 31 de marzo de 1897 llevaron a cabo una expedición militar que desembarcó un día después en el territorio, por tres puntos vitales. La fuerza, que tenía como objetivo destruir y eliminar la base de apoyo que representaba la región para los mambises, contó con tres columnas de soldados: una desembarcó por Ensenada de la Broa; la otra lo hizo por Cazones y la tercera en la propia Bahía de Cochinos. Además, reforzaron la operación de desembarco con el despliegue de un batallón en Yaguaramas para impedir la retirada de los insurrectos por la parte de Cienfuegos, y responsabilizaron a la Brigada de Matanzas con la vigilancia de los límites con esa jurisdicción. Esta maniobra de hostigamiento, así como la vigilancia de los movimientos de los insurrectos hacia y desde el territorio cenaguero, se extendieron hasta finales de abril de 1897.

Un año más tarde, el 24 de enero de 1898, el Secretario de Guerra del Consejo de Gobierno de la República en Armas elevó a sus superiores un proyecto militar. El mismo fundamentaba el fortalecimiento de la contienda en Matanzas mediante la organización de una expedición que desembarcara por el sur. La maniobra perseguía incrementar las fuerzas insurrectas que combatían en Ciénaga de Zapata y dotarlas de armamento, para hacer de éste un punto estratégico, como lugar de refugio y centro de operaciones de los mambises en occidente.

Eulogio Lobato González. Comandante del Ejército Mambí. Patriota insigne de Ciénaga de Zapata.
Eulogio Lobato González. Comandante del Ejército Mambí. Patriota insigne de Ciénaga de Zapata.

En la Ciénaga las prefecturas se esparcían por el territorio; se establecieron en San Blas, Santa Teresa, Punta Perdiz, Soplillar, Manjuarí y Bartolina. En esa última, conocida por La Herrería, existió un taller de armería y un hospital. A la existencia de numerosos bancos de sangre, hospitales y enfermerías en el territorio cenaguero, se agregaban los localizados en Manjuarí, Sabanetón y Blanquizal, en los que los necesitados encontraban refugio.

La Guerra del 95 constituyó un período de consolidación y reafirmación de la nacionalidad cubana, resumen de treinta años de luchas en pos de la fundación de una República libre y soberana. A ese propósito es justo reconocer el aporte brindado por la Ciénaga de Zapata, materializado en el establecimiento de hospitales de sangre y enfermerías, campamentos, refugios y en los hombres incorporados al Ejército Libertador; lo que incuestionablemente contribuyó a la consumación de la victoria mambisa frente al poder colonial. No se puede olvidar que Bahía de Cochinos, fue rebautizada por los insurrectos cubanos como “Bahía de la Independencia”; en tanto, los españoles le aquilataron su valor estratégico.

República e Inurrección

El 1 de enero de 1899 comenzaría oficialmente el primer período del gobierno interventor norteamericano en Cuba. En Ciénaga de Zapata, esa etapa de 1899 a 1902 solo le aportó un aspecto positivo por su impacto en la economía local, el movimiento inversionista asumido ─fundamentalmente─ por los inmigrantes españoles. Éstos, que representaban un porcentaje apreciable dentro de la población local, se dedicaron a fomentar las líneas estrechas de ferrocarril, y acondicionaron canales fluviales y embarcaderos, en beneficio directo de la explotación forestal, principal actividad de la zona.

Cachucha impulsada con pértiga. Al fondo el tradicional varaentierra de los carboneros. Río Gonzalo, 1954.

Las potencialidades económicas de la Ciénaga de Zapata eran prometedoras. Sin embargo, la República no condicionó su desarrollo; por el contrario, la aletargó entre bosques y manglares sometidos a una explotación anárquica. Como en el resto del país los grandes latifundios improductivos en manos de personajes que en su mayoría no residían en el territorio, determinó su estructura agraria y, en consecuencia, su devenir socioeconómico. Se iniciaba una historia de demandas por linderos, geofagia, proyectos de desecación frustrados, penetración de capitales foráneos y establecimiento de compañías agrícolas.

Desde los albores del siglo XX, los índices de progreso socioeconómico en Ciénaga de Zapata se comportaban con una marcada lentitud. Una de las principales limitantes en el desenvolvimiento de las relaciones de producción, radicaba en el bajo nivel de desarrollo de las comunicaciones. Las vías de comunicación internas estaban asociadas a la propia Naturaleza. Veredas a través de los tupidos montes, caminos flotantes, los canales de Santo Tomás, Muñoz, El Maíz —entre otros— y el curso de los ríos, cual el Hatiguanico que atravesaba casi toda la región de este a oeste, vertiendo en Ensenada de la Broa. Botes, cachuchas y chalanas largas remolcadas por lanchas de motor o impulsados por pértigas, circulaban por el sistema de canales y compuertas, construidos por la mano del hombre. Asimismo preparaban carriles sobre el diente de perro aplanado con mandarria para que permitiera transitar.

El intercambio con el exterior se podía realizar por los embarcaderos, que se multiplicaron desde finales del siglo XIX y durante la primera mitad de la siguiente centuria. Entre los puntos más importantes de embarque prevalecieron Punta Perdiz (comercio con Batabanó y Cienfuegos) y Caleta Buena (comercio con Cienfuegos).

Carro de línea. Ferrocarril Australia-Ensenada de Cochinos.
Carro de línea. Ferrocarril Australia-Ensenada de Cochinos.

En plena Primera Guerra Mundial, incentivados por el alza del precio del azúcar y el incremento de la demanda en el mercado internacional, los productores nacionales ampliaron las plantaciones cañeras hasta áreas cenagueras nunca antes utilizadas para ese cultivo. Consecuente con las necesidades de esa producción, caminos para el azúcar,en 1914 se fomentó la línea que unió el central Covadonga con Viradero. Tres años después, en 1917, se terminó la línea Australia-Ensenada. Vinculados a las empresas ferroviarias Covadonga-Viradero y Australia-Ensenada de Cochinos, funcionaban teléfonos de hilo directo o magneto en algunos de los bateyes comprendidos en sus rutas, propiedad privada de las industrias de referencia. Su principal función consistía en controlar el recorrido de vagones y locomotoras por ambas vías. A estos medios de transporte se unió a finales de los años de 1940 un ómnibus que procedente de Juraguá, rendía viaje en Punta Perdiz.

La principal actividad económica en Zapata fue la explotación de la madera dura que se empleaba en la construcción de viviendas, traviesas de vía férrea, cujes de casas de tabaco, estacas de carretas y postes de cercas; así como la elaboración del carbón vegetal con maderas blancas. En el transcurso del tiempo y de modo indiscriminado se cazaban cocodrilos y manatíes para vender sus carnes y pieles.

Entre otras de las actividades económicas se situaba en primer lugar la ganadería extensiva, principalmente localizada en la parte nororiental, hacia Aguada de Pasajeros, zona de tradición pecuaria; así como el cultivo de arroz en dicha zona. Las incipientes plantaciones azucareras nunca llegaron a constituir un renglón de importancia en la económica cenaguera, como tampoco lo fue la esporádica explotación del henequén. En cambio, sí tuvo liquidez la producción de cera y miel.

El consumo de la sal acumulada de forma natural en los lagunatos formados en las costas fue usual en el territorio hasta que, a partir de los años de 1940, se inició su producción con fines comerciales en las Salinas de Brito. En tanto, la agricultura y la pesca constituyeron prácticas de subsistencia. Las áreas boscosas desmontadas eran utilizadas en el cultivo de frijoles, boniato, yuca, calabaza, maíz y plátanos.

Los primeros pasos a fin de desarrollar el turismo se concretaron, cuando en 1958 la Ciénaga fue declarada Zona de Atracción Turística. Pero, no se acometió la preparación de la infraestructura necesaria para iniciar esa actividad económica que hubiera mejorado el nivel de vida de los cenagueros vinculados a ella. En tanto, los cenagueros seguirían dependientes de la explotación forestal.

Provisionalidad en la vida doméstica. Desembocadura del río Gonzalo. 1954

De ahí, que una particular distintiva de ese extenso territorio fuera el aislamiento. En los albores del siglo XX, los mayores bateyes de la zona oriental eran La Ceiba, Cayo Ramona y Viradero, beneficiados por la ruta del ferrocarril de Covadonga. En la región occidental, solo estuvo Buenaventura. El resto eran bohíos diseminados en el paisaje.

En lo social predominaba la vida seminómada, realidad que originó el rústico rancho cenaguero, versión ampliada de un varaentierra, de carácter totalmente provisional, destino natural de los carboneros. Los pobladores, nombrados por algunos historiadores como los “zombis del pantano”, carecían tanto de la posibilidad de inscribir el nacimiento, como la de recibir la muerte. En resumen, cero electricidad, registros civiles, cementerios, acueductos, entidades administrativas, templos religiosos, centros culturales y asistenciales, instalaciones militares; ni la más elemental infraestructura urbana.

El acceso al sistema de enseñanza vigente en el país, incluso el derecho de aprender a escribir y leer, constituía un privilegio de pocos en la Ciénaga de Zapata. A finales de la década de 1930 surgieron las únicas escuelas rurales que existieron hasta 1959. Localizadas en Cayo Ramona, La Ceiba, Bermejas, San Blas, Helechal y Soplillar ─por diversas razones ─ no siempre pudieron cumplir las funciones que les dieron origen. Mientras, desde Juraguá hasta Punta Perdiz, a lo largo de 63 km de costa, no funcionaba ni un solo centro educacional.

Pero si pobre e insuficiente resultó el apoyo estatal a la educación, huérfana absoluta fue la atención a la salud en el vasto humedal. Un índice elocuente resulta del estimado de la tasa de mortalidad infantil en 1958, ascendente a 75 por cada mil nacidos vivos; más del doble de la del país, fijada en 32,5‰. El territorio se adentró en la segunda mitad del siglo XX con la disposición de un botiquín en Cayo Ramona y otro en Santo Tomás, la frustración de la construcción de un hospital en Cayo Ramona y los más los altos índices de fallecimientos por enfermedades curables.

Para completar el panorama social de la Ciénaga republicana no podía faltar uno de los fenómenos presente en la historia de Cuba en ese período: el desalojo campesino. Uno de los máximos exponentes de esa práctica en la región fue el terrateniente José Rafael Castellanos Pérez de la Peña.

Burreador en plena faena en el Canal de Muñoz, 1954.

Las fuentes de empleo en el territorio estaban estrechamente vinculadas a la actividad forestal, centrada en la producción de carbón vegetal, tala de árboles para labrar y en menor escala, la extracción de madera dura utilizada para la construcción de viviendas y muebles. Los obreros forestales constituían según estimados, el 87% de la fuerza laboral de la zona, y específicamente, en la elaboración de carbón, se empleaba el 75,6%. El hachero, fue otra de las ocupaciones principales en la región, así como la de burreador. En cuanto al trabajo, la mujer se diferenciaba poco de los hombres, porque la necesidad la obligaba a compartir en la elaboración del carbón y en el corte de leña.

El movimiento obrero cenaguero contó con líderes de prestigio, los que en medio de las limitaciones que ofrecía el entorno en el que se desempeñaban, se dedicaron desde 1934 a defender los intereses de su clase. Ejemplo de ello fue la labor de Antonio Mouriz, del Sindicato Nacional de Obreros Forestales y la “huelga de la suba”, a mediados de 1940. En esa misma época, Antonio Pereira Costa, destacado dirigente obrero, integró la primera cooperativa de carboneros. Ésta, aunque de vida efímera, abortada por los patronos y transportistas, significó un paso de avance en la conciencia social de los cenagueros. A partir del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 la labor sindical se hizo más difícil y el primer golpe recibido fue el asesinato de Antonio Pereira, acaecido el 23 de junio de 1952.

La ascendencia del partido marxista en la zona se limitó a la labor de la dirección municipal de Aguada de Pasajeros, a través de sus afiliados en el central Covadonga. También incidió la labor de los miembros del Partido Revolucionario Cubano (Auténticos), sobre todo en períodos de elecciones. Mientras, el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxos) ─con mayor influencia─, contó con un delegado de barrio, Alejo Álvarez López, El Moro. Éste, además de los compromisos partidistas, realizó un encomiable trabajo social.

Casi un año después de haberse integrado el Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR-26-7) a nivel nacional y en la provincia de Matanzas, el 7 de julio de 1956 el ortodoxo Alejo Álvarez recibió en Aguada de Pasajeros las orientaciones que marcarían el inicio de la actividad de la organización clandestina en la Ciénaga de Zapata. Desde ese momento quedó definido que por las características de aislamiento y dispersión de sus pobladores, no se crearían organismos de base, se captarían militantes, los que serían dirigidos desde Aguada de Pasajeros o por medio de la célula del central Covadonga. Además, una zona costera recibió atención de la Dirección Municipal del MR-26-7 en Cienfuegos. En cambio, sobre los posibles vínculos de lucha entre la Ciénaga y Jagüey Grande existen pocas evidencias.

Desde mediados de 1957 hasta el triunfo de la Revolución, en la Ciénaga se cumplió con la venta de bonos del 26 de Julio y la distribución de la propaganda del MR-26-7, procedente fundamentalmente, de Aguada de Pasajeros. También el territorio fue testigo de sabotajes, aunque se realizaron por iniciativa de sus combatientes, ya que la estrategia era resguardar la zona como refugio de luchadores de otras aéreas, acosados por las fuerzas represivas del régimen. No obstante, entre enero y febrero de 1957, fueron quemados cañaverales en Bermejas.

De las acciones realizadas en 1958 cabe destacarse por su significación para esa región, el izamiento de una bandera del 26 de Julio en Punta Perdiz y el sabotaje a la guagua de línea del central Covadonga. Finaliza ese año cuando comenzó a operar un comando de nueve hombres pertenecientes a una célula del central Covadonga y otro de Aguada de Pasajeros respaldados por colaboradores en La Ceiba con el objetivo de requisar armas para enviar al Ejército Rebelde.

Para esa época, el Secretario General del PSP y la dirección del MR-26-7 en la provincia de Las Villas, orientaron crear condiciones para apoyar el cruce de la Columna № 2 Antonio Maceo en su marcha hacia La Habana, si se hacía necesario.

Al amanecer del 1 de enero de 1959, la noticia de la caída de la tiranía batistiana fue recibida en la Ciénaga como solo podía hacerlo uno de los rincones más olvidados del país. La Revolución renovaría desde los cimientos hasta la superestructura de la sociedad, todo los males heredados de la República.

Revolución en el Poder

Fidel Castro celebra la Nochebuena con los carboneros. Soplillar, 24 de diciembre de 1959.

La primera misión cumplida por miembros del MR-26-7 en la Península de Zapata, una vez confirmada la huida de Fulgencio Batista, respondió a la Circular firmada por Ernesto Che Guevara desde Santa Clara. Urgía impedir la escapada de elementos vinculados al régimen batistiano por parajes de la costa sur matancera, y la recuperación de armas. A ello respondió la inmediata detención del ex jefe de la Policía Marítima de Cienfuegos comandante Alejandro García Olayón. En tanto, un operativo ocupaba en el puesto militar del central Covadonga una relación de oponentes a la dictadura, residentes en esa zona, en Cocodrilos y en Guasasa.

Con jurisdicción administrativa de la provincia Las Villas, la Ciénaga de Zapata transitó por los tres estilos del Gobierno Provisional Revolucionario. Plácido Rouco Vázquez, residente en Aguada de Pasajeros, inició la primera etapa del Comisionado con las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI); modelo gubernamental extendido hasta 1961, al surgir la Junta de Coordinación, Ejecución e Inspección (JUCEI). Autoridad otorgada en 1968 al Poder Local de Jagüey Grande con la integración de la Península a la región Victoria de Girón, oficialmente denominada Seccional Héroes de Girón.

Por vez primera, Matanzas obtenía la administración jurídica del territorio, aunque sin estatus municipal; derecho encauzado con el experimento del Poder Popular en la provincia en junio de 1974. El municipio fue legalizado por la Nueva División Político-Administrativa, establecida en la Constitución Socialista Cubana de 1976. Éste fungió, representado en marzo de 1978, por cuatro miembros del Poder Popular: uno profesional de Cayo Ramona y el resto de La Ceiba, Santo Tomás y Guasasa.

El triunfo revolucionario cubano de 1959, acometió cambios profundos; proyectos sui géneris concebidos a partir de la presencia sistemáticas en el humedal del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, la combatiente Celia Sánchez Manduley y el capitán del Ejército Rebelde, Antonio Núñez Jiménez, científico cubano considerado cuarto descubridor de Cuba.

La tarea inmediata fue la construcción de viales terrestres internos y con puntos colindantes: del Central Australia a Playa Larga; de aquí, a Santo Tomás; del Central Covadonga a Playa Girón y de este punto, hacia Cienfuegos. Con las carreteras, se adquirió el transporte adecuado y se inició la electrificación de algunas zonas. Estas obras, junto a la recuperación de tierras baldías, aprovechamiento de las aguas subterráneas, siembra de arroz y el Plan de Desarrollo de Centros Turísticos, contribuyeron al progreso local sin marginar la principal fuente económica del territorio, la explotación forestal.

Favorecido el territorio con la creación de cooperativas de carboneros y leñadores, días después de la promulgación de la Primera Ley de Reforma Agraria, entre el 24 y el 27 de mayo, se fundaron las primeras doce, controladas por el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA). Al frente de estas estuvo primero, al capitán del Ejército Rebelde, Rolando Tomás Varona Escardó, Jefe del Plan de Rehabilitación y delegado de la Zona 17 de Las Villas; remplazado por Ángel Fernández Vila, cuando a Escardó se le asignó una misión a cumplir en Isla de Pinos.

A partir de la Segunda Ley de Reforma Agraria en 1963, controladas por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), aumentó el número de cooperativas y de las Tiendas del Pueblo, incorporadas a las mismas. El incremento de la comercialización del producto de las cooperativas de pescadores, determinó crear en 1976 el centro de acopio deCayo San Diego, dos fábricas de hielo para la conservación y la Estación Piscícola dedicada a la reproducción, cría y ceba de la tilapia. Esa última era una dependencia de la Subdirección de Piscicultura en la provincia, subordinada al Instituto Nacional de la Pesca (INP). Éste organismo también atendía el Parque Nacional, asi como el criadero de cocodrilos en Boca Guamá y velaba por la restricción de su caza y comercialización, en beneficio del aumento de la reproducción de las variedades rhombifer (cocodrilo cubano Perla) y el acutus (conocida como cocodrilo americano).

Con el fin de proteger la actividad silvícola, esta se integró a una empresa gestora, encargada de la repoblación forestal y el control de la tala; determinante en la conservación y protección de los recursos naturales, y del incremento del personal de guardabosques.

Con un ecosistema boscoso, propiciador de incluir la apicultura en los planes de desarrollo económico, desde 1960 se escogió la zona de Santo Tomás por la disponibilidad de alimentación para las abejas con la que contaba. Entre 1960 y 1970, colmenas en lugares de floración melífera productoras de miel y cera, atendidas por la Industria Nacional de Desarrollo Agrícola y Forestal (INDAF), garantizaron alrededor de 700 toneladas de miel por año.

Aldea Taina. Laguna del Tesoro.

Otra opción de trabajo fue el desarrollo de la artesanía. Ese proyecto socioeconómico, alentado por Celia Sánchez, se inició con la formación de ceramistas en la escuela-taller creada en la ciudad de La Habana y las prácticas en el primer taller de modelado en barro ubicado en Boca de Guamá. Vajillas de barro, bisutería confeccionada con semillas, madera, caracoles u otros recursos naturales y las piezas de taxidermia producidas en el segundo taller, instalado en Cayo Ramona, se emplearon en la ornamentación de las instalaciones turísticas y en la comercialización. Esculturas evocadoras de los asentamientos aborígenes en la zona, integraron la Aldea Taina en la Laguna del Tesoro; obra de la profesora y artista de la plástica Rita Longa Aróstegui.

La Cafetería-Restaurante de Boca de Guamá, primera instalación turística del Parque Nacional, ubicada en el kilómetro 16 de la carretera Central Australia-Playa Larga, empezó a dar servicios el 23 de diciembre de 1960. Conjuntamente se crearon las condiciones de hospedajes. En Playa Girón se construyeron dos moteles, ciento cincuenta y dos cabañas confortables y ciento cincuenta taquillas para bañistas ocasionales, incluido un acueducto. Obras similares, en Playa Larga]] ─aunque dañadas por la invasión en abril de 1961 por Bahía de Cochinos]] ─, quedaron inauguradas en acto masivo tres meses después. Fidel Castro oficializó la apertura de las tres instalaciones turísticas el 27 de julio: Guamá, Playa Girón y Playa Larga; Infraestructura atendida por el Instituto Nacional de la Industria Turística (INIT), completada con las pistas de aterrizaje en Girón]], Soplillar y en el Central Australia]].

Las aves endémicas en la zanja de Santo Tomás, las cuevas de los peces y otros tesoros cenagueros, estimularon el turismo de naturaleza. Ese fue un factor decisivo en la instalación de las primeras cabañas en Playa La Gallina, atendidas por el Campismo Popular.

La posible explotación de millones de metros cúbicos de turba con fines energéticos, impulsó estudios desde mediados de 1961, asumidos por geólogos soviéticos dirigidos por A. S. Olenin y con la atención directa del Che, Ministro de Industria. Pero, los resultados apuntaron a desestimar esa posibilidad que generaría un proceso de salinización de las aguas. Sin embargo, su utilización como combustible, fertilizante o en la industria de asbesto-cemento sin afectaciones del medio ambiente, estimuló investigaciones en todos los humedales del país, asumidas por el Centro Nacional del Fondo Geológico de Cuba adscrito al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).

Entre las manifestaciones de cambios inmediatos en la sociedad, disponibilidad de nuevos empleos, entrega gratuita de medicamentos, erradicación del analfabetismo y la recuperación de tierras en desuso, destaca la ocupación estatal por dignificar el estatus legal de los pobladores, derecho de todo ciudadano. En ese sentido, la Operación Familia dirigida por el Ministro de Justicia, doctor Alfredo Yabur Maluf; recibió el apoyo de alumnos y profesores de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana.

Antecedida de una amplia labor educativa e informativa, se inició en octubre de 1959 con la realización de los primeros cincuenta y dos casamientos, más la correspondiente certificación de nacimiento de sus descendientes. Los asentamientos en folios y tomos fueron asumidos por profesionales de Aguada de Pasajeros, Amarillas y Yaguaramas. Los trámites continuaron, celebrándose en febrero de 1961 el trámite más numeroso en [[Playa Girón: trescientos diecinueve uniones matrimoniales de residentes en Horquita, [[ Helechal, Viradero, San Manuel de Pita, Guasasa, Los Güiros, Bermejas]], Corojal, La Ceiba, El Maíz, San Blas, Santana]], Covadonga, Buenaventura, Cayo Ramona y del propio Girón. En total, se registró trescientas mil ochenta y cinco inscripciones de nacimientos; dato demográfico exigente de acciones de primera instancia en la educación y la salud pública.

La ubicación de maestros entre febrero y marzo de 1959 hizo realidad, por primera vez, el derecho ciudadano a la educación. Colaboradores del Departamento de Asistencia Técnica Material y Cultural de Ayuda al Campesinado (DATMCAC) del Ejército Rebelde y la incorporación de integrantes del primer contingente de Maestros Voluntarios, inició el plan urgente de alfabetización en todos los bateyes, caseríos y cooperativas. La erradicación total del analfabetismo, lograda durante la Campaña de Alfabetización de 1961; contó con el esfuerzo mancomunado de los maestros, y las Brigadas de Alfabetización Conrado Benítez, Alfabetizadores Patria o Muerte y personal de las organizaciones políticas y de masas. Juntos contribuyeron a que el 16 de diciembre de 1961 se declarara la Ciénaga, Territorio Libre de Analfabetismo.

Educación gratuita y obligatoria sin fronteras hasta sexto grado, originó las aulas de seguimiento, la existencia de nuevos centros educacionales como el Internado de Primaria de Cayo Ramona en septiembre de 1964 con maestros, procedentes en su mayoría de [[Playa Girón y una matrícula aproximada de setecientos nueve alumnos hasta la década de 1980. Además, la Escuela Técnica de Mar inaugurada el 18 de mayo de 1962 y con su primera graduación, en 1964, de cuatrocientos cuarenta motoristas o patrones de altura; cifra aumentada cuatro años después, a un total de seiscientos treinta y nueve egresados.

Escuela Primaria Iluminado Rodríguez. Pálpite.

En funcionamiento, el territorio contó con quince escuelas, dotadas de material humano y escolar: libros de textos, cuadernos de trabajo, libretas, lápices, uniformes. Al establecerse la doble sesión, se garantizó el almuerzo de alumnos y profesores. El Plan de Escuelas en el Campo, iniciado en la década de 1970 en el municipio de Jagüey Grande, aseguró la continuidad de estudios en los niveles de Secundaria Básica y Preuniversitaria. Además, podían optar por matrícula en institutos de enseñanza técnica y formación de obreros calificados, Escuela Militar Camilo Cienfuegos, Escuela Formadora de Maestros, Escuelas Deportivas y escoger carreras universitarias. El gran detonante en la Ciénaga de finales del siglo XX, fue la llegada de la Universalización.

La intuición de Celia Sánchez en la formación de artesanos, marcó un factor positivo en la futura evolución cultural del territorio. Pasos influyentes serían, la llegada de la Biblioteca Viajera del Capitolio Nacional con libros de la literatura nacional y universal ─prestados o comprados─ y la participación en las actividades de sus promotores; las proyecciones a cielo abierto del Cine Móvil del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC) con siete proyectores de 16 mm y dos de 35 mm en función de poblados y bateyes. Sorprendente fue, el protagonismo de los cenagueros en el documental “Tierra olvidada” del realizador Oscar Torres, con fotografías de Harry Tanner y música de Nilo Rodríguez, estrenado el 31 de julio de 1960]] en la capital del país.

La ubicación de dos instructores de teatro y danza en 1961, impulsó el movimiento de aficionados surgido desde 1960 al calor del Consejo Nacional de Cultura del Ministerio de Educación. El primer resultado, la puesta en escena de la obra teatral “Patria o Muerte” protagonizada por artistas cenagueros, promotores de nuevos integrantes de grupos de teatro, danza, pintura y agrupaciones musicales. Resultó notorio el trío de voces con guitarristas de la escuela Técnica de Mar, como lo fue la tradición que sentó su precedente en el territorio: la selección de una joven como Flor Carbonera y de sus Pétalos, para matizar la Feria del Carbón o Festival del Carbón.

En 1980, la Brigada XX Aniversario asumió la atención directa del movimiento de aficionados; tarea urgente, el rescate y preservación de las actividades culturales y recreativas en decadencia. Para esa época se creaba la Casa de Cultura “19 de abril” de Playa Girón. Estas perspectivas culturales se ampliarían por el proyecto Korimacao; concebido por el Comandante Faustino Pérez Hernández y materializado por el artista Manuel Porto el 13 de agosto de 1991. En el floreció la danza, el teatro, la música; además de ser una vía formativa de diversas manifestaciones artísticas en el humedal y diseminador de cultura en el hábitat.

De imprescindible, en la conservación y divulgación del patrimonio local, provincial y nacional, resultó la inauguración del Museo de Girón el 19 de abril de 1976. Su tema principal: la victoria militar del pueblo cubano frente al imperialismo norteamericano.

La distribución de la prensa incentivó nuevos senderos; apuntalados posteriormente por la radio y la televisión, accesibles gracias a la instalación el 18 de julio de 1974 de una torre de 400 en San Miguel de los Baños, sistema de antena omnidireccional extendida hasta la Península.

El Ministerio de Salud recuperó el mal llamado hospital de Cayo Ramona. En virtud de la Ley No.383 de junio de 1959 del Gobierno Provisional Revolucionario, se dejó sin efecto la propiedad del mismo registrada a nombre de la Organización Nacional de Dispensarios Infantiles (ONDI). La disposición fue cumplida por el delegado del INRA, Rolando Escardó, el [[Ministro de Salud Pública, doctor Serafín Ruiz de Zárate y el Dr. Orlando Fernández Adán, director de Asistencia Hospitalaria. Con la presencia de un galeno y un enfermero procedentes de Cienfuegos, y abastecida, de fármacos, equipos, instrumental médico, se brindaron en agosto las primeras asistencias en el hospital, denominado Antonio Guiteras Holmes.

La instalación de salud brindaba servicios de rayos X, estomatológicos y vacunación; mientras que, para los residentes en lugares muy apartados, acudía un consultorio móvil. En 1960 empezó a funcionar un gabinete dental y una farmacia; en septiembre, se inició un Plan Nutricional en Cayo Ramona con la intención de resolver la depauperación heredada de años de abandona.

El enfrentamiento a los invasores en abril de 1961, demostró la necesidad de contar con más dependencias sanitarias en la Ciénaga; días de urgencia médica, exigieron crear la Sanidad Militar, Puestos Médicos y la instalación de un hospital de sangre en Playa Larga. El contacto directo con los sanitarios en pleno bregar combativo, del personal de las ambulancias y los hospitales en función, estampó en la historia de la medicina universal, la aplicación por vez primera en Cuba de la Cirugía de Guerra. A partir de ese momento el territorio testigo de la Victoria del pueblo cubano, contó con una ambulancia y nuevos servicios de salud.

El sistema de policlínicos surgido en la segunda mitad de la década de 1960 en Cuba, se materializó con unidades básicas en Cayo Ramona, Playa Girón, Playa Larga, Santo Tomás y en veintidós bateyes de la zona oriental y occidental. También se sumó la atención en el propio territorio a mujeres embarazadas. El posterior surgimiento del movimiento de Servicio Médico Rural Piti Fajardo, requirió más personal con estancia permanente; la presencia de alumnos internistas de las Ciencias Médicas, sentó las bases de la Universidad en la Ciénaga. Beneficiado por el desarrollo de la infraestructura de salud pública, participó activamente en campaña contra el mosquito Aedes Aegypti y pudo enfrentar la epidemia del dengue hemorrágico, las enfermedades del hábitat, la mortalidad infantil y otras morbilidades.

Nuevos estilos de viviendas sustituyeron los tradicionales bohíos, ranchos y vara entierra; incluso propiciaron el surgimiento de nuevos poblados. La luz brillante, el gas licuado y la electricidad sustituyó el empleo de leña y carbón para cocinar; el agua directa o indirecta del acueducto, el uso de equipos electrodomésticos, la Unidad Móvil de Correos con tres unidades de Servicio Postal, dos Centros de Telégrafos y dos Plantas Satélites: una en Playa Larga y otra en Girón, las líneas telefónicas, entre otros beneficios, transformaron la vida en el humedal.

Muestra de apoyo a las medidas y leyes revolucionarias, fue la integración de pobladores de ambos sexos, a las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR), Comités de Defensa de la Revolución (CDR), Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Sindicatos, Organización de Pioneros José Martí (OPJM); Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y el Partido Comunista de Cuba (PCC.).

Dos acontecimientos cruciales en la historia del proceso revolucionario de la segunda mitad del siglo XX, pusieron a prueba la disposición y patriotismo de los habitantes del humedal: las operaciones de bandas contrarrevolucionarias en el territorio y la invasión por Bahía de Cochinos en abril de 1961.

Civiles o militares en cumplimiento de misiones internacionalistas en otros países integraron el martirologio cenaguero; uno de ellos, Bárbaro Rodríguez Hernández, quien partió del Internado de Primaria de Cayo Ramona para incorporarse a la Campaña de Alfabetización desarrollada en Nicaragua, sufrió la muerte en el hermano pueblo latinoamericano. [[Mozambique, país del continente africano, también acogió la influencia educativa e instructiva de los maestros cubanos; entre ellos, Alberto Morales Rodríguez, quien enfermo regresó a su terruño, donde murió.

Aproximadamente hasta 1980, cumplieron misiones internacionalistas en Angola, Etiopía, El Congo y Mozambique, treinta y ocho civiles y setecientos ochenta oficiales procedentes de la Ciénaga. En Angola, se inmortalizarían Pedro Juan Pérez Herrera, José Antonio García Jiménez, Eddy Gómez Planeyes, Rubén Moreira Alvariño y Antonio Dorta Cazola; mientras otros continuaron incrementando la hornada de honor de los cenagueros.

A más de medio siglo del triunfo del 1º de Enero de 1959, hay razones suficientes para afirmar que el concepto de Revolución en Cuba, adquiere un nivel excepcional en el zapato sureño. Los cenagueros se ganaron el derecho de ser conocidos no solo por la hazaña de Girón, sino porque se graduaron de héroes en otras tierras y se alistaron para enfrentar los retos de los nuevos tiempos. La continuidad de los proyectos encauzados por el Estado cubano en el municipio de Ciénaga de Zapata, constituye el principal compromiso de sus pobladores con la Patria Grande: Cuba.

Bibliografía

  • Álvarez Chávez, Adrián; Clara Emma Chávez Álvarez, Aida Domínguez de la Nuez, Jesús Fonte Álvarez, Faustino Gómez Brunet, Isabel Hernández Campos, Urbano Martínez Carmenate, Gladys Miguelina Pérez Rivero y Carlos Roque García. Ciénaga de Zapata. (En proceso de edición).