Ibrahim Álvarez Céspedes
Ibrahim Álvarez Céspedes.
Joven revolucionario que desde muy temprana edad mostró su inconformidad con el régimen imperante en la época y decidió incorporarse a la lucha insurreccional. Su muerte fue uno de los crímenes más viles cometidos por la misma tiranía contra la que luchó.
Inicios
Nació en [[[Municipio_Frank_País|Cayo Mambí]]] el 2 de mayo de 1938, hijo de Nicolás Álvarez y Flora Céspedes, una familia que tenía una situación económica regular, lo cual permitió que Ibrahin a los 7 años de edad comenzara sus estudios asistiendo a la Escuela Pública José Martí, donde alcanzó el 7mo grado.
Siempre fue un joven valiente y decidido, con muchos amigos y dado a las buenas relaciones con todos sus compañeros, motivo por el cual todos lo querían.
Actividades Revolucionarias
A los 18 años de edad inició sus actividades revolucionarias por encontrase inconforme con el régimen existente, en 1957 se incorpora a las filas del Movimiento 26 de Julio, en el cual cumple numerosas tareas y misiones.
Por cuestiones de seguridad y al ser reconocido como luchador clandestino recibe la orden de pasar a las filas del Ejército Rebelde, incorporándose en 1958 a la Columna #6 al mando del jefe inmediato Cesar Roselló, pasando más tarde al [[[Segundo_Frente_Oriental|Segundo Frente Oriental]]] bajo el mando del Comandante Belarmino Castilla Más (Aníbal).
Acciones en las que participó
Participó en los combates de Moa, La Zanja, La Caridad, Los Indios y Río Grande, en este último pierde la vida junto a su compañero Joaquín Díaz Cominche.
Muerte
El 19 de septiembre de 1958 Ibrahin, junto con un grupo de compañeros mal armados, se encontraba en la zona de Río Grande, cuando un ciudadano los delató y fueron sorprendidos por el Ejército Batistiano, con unos 50 hombres bien armados, cayendo Ibrahim junto con un compañero llamado Joaquín Díaz Cominche.
Sus cadáveres fueron trasladados al cuartel de Cayo Mambí, y más tarde al Vivac de Sagua de Tánamo, donde un capitán del Ejército de la tiranía autorizó a dos guardias a atarlos y arrastrarlos por las calles de Sagua para que el pueblo los viera, siendo esta unas de las atrocidades más viles realizadas por el ejército de la tiranía.
Después de muchas súplicas de su padre el cadáver de Ibrahim y Joaquín les fue entregado, sepultándolos a ambos en el cementerio San Fernando de Sagua de Tánamo. Actualmente sus restos reposan en el mausoleo del Segundo Frente Oriental Frank País García.
Fuente.
Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, Museo Municipal
