Diferencia entre revisiones de «Iglesia Parroquial Mayor San Gerónimo de Victoria de Las Tunas»

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A esta reconstrucción también le han sucedido varias mejoras al inmueble de corte ecléctico. En los años [[1945]] según un proyecto que se realiza se plantea una reforma del inmueble que nunca se llegó a realizar; en los años 1954 –1955 se realiza un entresuelo en la parte trasera para destinarla a vivienda de los sacerdotes y más tarde en los años 1962-1963 por encargo del Cura Párroco P. Eulogio Vázquez s.j. se realiza la reforma interior del templo. Desde su destrucción en 1897 solo cuenta con una nave.
  
 
 
 
 
 
Todavía en [[1910]], podían verse las ruinas de la Iglesia cargadas de historia, y no fue hasta 1911 que comienza la reconstrucción el entonces Cura Párroco de la misma P. Juan Mayola Prats quien no quería reconstruirla en el lugar que siempre había ocupado y decide pedir seis solares del Municipio y 60,000 ladrillos para levantar una nueva Iglesia Católica, petición que fue denegada.
 
A esta reconstrucción también le han sucedido varias mejoras al inmueble de corte ecléctico. En los años [[1945]] según un proyecto que se realiza se plantea una reforma del inmueble que nunca se llegó a realizar; en los años 1954 –1955 se realiza un entresuelo en la parte trasera para destinarla a vivienda de los sacerdotes y más tarde en los años 1962-1963 por encargo del Cura Párroco P. Eulogio Vázquez s.j. se realiza la reforma interior del templo. Desde su destrucción en 1897 solo cuenta con una nave.
 
 
==Obispos de Cuba que tuvieron especial vinculación con la Parroquia==
 
==Obispos de Cuba que tuvieron especial vinculación con la Parroquia==
 
Don Gerónimo Valdés Sierra, que se caracterizó por su preocupación por los aspectos asistenciales y educacionales de la evangelización. Fundador del Seminario de San Basilio Magno (1722), en [[Santiago de Cuba]], de notable importancia en el fomento de la fe cristiana. Como fiel seguidor del Evangelio no fue insensible ante la injusticia social, por eso se solidariza con los vegueros habaneros cuando éstos se enfrentan al gobierno español.
 
Don Gerónimo Valdés Sierra, que se caracterizó por su preocupación por los aspectos asistenciales y educacionales de la evangelización. Fundador del Seminario de San Basilio Magno (1722), en [[Santiago de Cuba]], de notable importancia en el fomento de la fe cristiana. Como fiel seguidor del Evangelio no fue insensible ante la injusticia social, por eso se solidariza con los vegueros habaneros cuando éstos se enfrentan al gobierno español.

última versión al 12:14 1 feb 2024

Iglesia Parroquial Mayor San Gerónimo de Victoria de Las Tunas
Información sobre la plantilla
Obra Arquitectónica  |  (Iglesia)
Parroquia San Jeronimo Las Tunas.jpg
Templo católico
Descripción
Tipo:Iglesia
Localización:Las Tunas, Cuba

Iglesia Parroquial Mayor San Gerónimo de Victoria de Las Tunas. El catolicismo, como parte de la religiosidad del cubano, tiene su presencia desde el mismo momento en que arriban los españoles a la Isla en el siglo XV. La fundación de villas y ciudades estuvo marcada por el establecimiento de templos cristianos. En Las Tunas sucede desde tiempos remotos hasta su consolidación con la conclusión del templo en 1709 y su denominación como San Gerónimo.

Antecedentes de la evangelización en la zona tunera

La irrupción del mundo europeo en el continente americano conmovió los cimientos y estructuras de la vida de los habitantes del llamado Nuevo Mundo. Es interesante el hecho de que, al menos en Cuba, los primeros catequistas, impulsados por las circunstancias, realizaran su labor espontáneamente y con métodos inspirados en la fe católica pero desprovistos de una preparación especializada para ese fin. Y es significativo que ese primer momento de la evangelización en Cuba recibiera la impronta de la devoción mariana. Corría el año 1509. Una tormenta tropical interrumpió el viaje de reconocimiento que realizaban Sebastián de Ocampo y sus hombres, arrojándolos sobre las costas del suroeste de la región oriental. Una marcha seguramente difícil los condujo a los poblados de Macana y Cueibá, cuyos caciques y vecinos les brindaron hospedaje. Uno de aquellos marineros, peligrosamente enfermo, tuvo que permanecer en el primer poblado al cuidado de aquella gente buena y sencilla. Aprendió él cuanto pudo de aquella lengua extraña, empeñado en transmitirles lo que sabía de la doctrina cristiana, iluminado por el Señor de la Historia. El improvisado catequista, devoto de la Madre de Jesús, les presentó una pequeña estampa que la representaba, explicándoles cuanto sabía de la Virgen María. Tan bien supo llegar al sentimiento de sus “alumnos” que ellos, con mucho esmero, construyeron una pequeña capilla para colocar la imagen de papel, tan pequeñita como linda. Y ante ella acudían, dos veces al día, porque aprendieron a rezar con el saludo angélico y a tener confianza y fe en la Señora del Cielo que también era Madre de ellos. Perduró la devoción hacia María a pesar de la ausencia de aquel marinero, devenido catequista, ya restablecido. Así, en 1511, cuando don Alonso de Ojeda llegó a los dominios del cacique Comendador -con ese nombre había sido bautizado-, éste lo condujo con sano orgullo hasta la modesta capilla, contándole lo sucedido. Más tarde, Ojeda y sus acompañantes, náufragos en terribles circunstancias por las costas de Jagua (Cienfuegos), cuando regresaban de San Sebastián de Curabá con dirección a La Española a causa de una terrible tormenta, hicieron el voto de dejar una imagen de la Madre del Señor que los acompañaba, que había recibido de manos del Obispo Don Juan Rodríguez, en el primer poblado que les acogiera. Y así lo cumplieron: construyeron en Cueibá una Ermita para que allí quedase dicha imagen; y como seguramente esto no era suficiente para agradecerle su inmensa ayuda, también ellos enseñaron la doctrina cristiana. Allí, andando el tiempo, celebraría misa y bautizaría a los niños el Padre Bartolomé de las Casas. El año 1511 devino significativo en el proceso de evangelización en Cuba: María, Madre de la Iglesia, fue la puerta por la que entró la fe cristiana en nuestros primeros moradores. Llegaron, además los primeros frailes franciscanos y dominicos para realizar las misiones evangelizadoras. El siglo XVII halló desolador el panorama de la tierra más hermosa que Colón contemplara: economía precaria, población diezmada, ataques continuos de corsarios y piratas, una Iglesia pobre en recursos humanos y materiales (hasta el siglo XVI solo había 14 presbíteros en toda la Isla), lo cual, irremediablemente, repercutía en la evangelización que parece que nunca pasó de una catequesis sacramental. Y aunque era oficial la “estrecha alianza entre el trono y el altar” eran frecuentes los conflictos entre los eclesiásticos y los oficiales reales. La inseguridad en que se vivía en Cuba tornaba más compleja la obra evangelizadora. Por estos años, 1612, ocurrió un hecho trascendental para los hijos de esta tierra y su Iglesia: apareció en la bahía de Nipe la imagen de la Virgen de la Caridad, preludio maravilloso de otros momentos que denotan la bendición del Señor. ¿Puede interpretarse como un hecho casual que fuesen representantes de los más humildes hijos de Cuba -los hermanos indios Juan y Rodrigo de Hoyos y Juan Moreno, el esclavo criollo de 10 años de edad- quienes percibieron aquella hermosa visión sobre la espuma del mar?... Después vendría la ermita, los milagros, la veneración de los esclavos de Santiago del Prado, primero, para llegar a ser objeto de devoción general en la provincia oriental y, con el pasar de los años, en Cuba entera. En aquella humilde ermita de guano y tablas de palma, construida en el Cerro de las Minas porque Ella eligió ese lugar, el hermano Mathias de Olivera, de cuya existencia no hay dudas, enseñó religión a los esclavos de la zona.

Surgimiento de la Parroquia San Gerónimo

A pesar de los avatares del tiempo, la semilla de fe que don Alonso de Ojeda plantó en la región tunera, continuaba plantada en las tierras de la tuna brava. Fue entonces como surgió el antiguo hato de Las Tunas, a orillas del Camino Real del centro y a la izquierda del río Hormiguero en la ranchería que los naturales denominaban “Cueibá”, fue primer lugar en Cuba donde se erigió por primera vez templo católico y también por primera vez se rendía culto a la Virgen María; aunque se reconoce como primera Iglesia en 1512 a Baracoa (antes Macaca) bajo el patronazgo de Nuestra Señora de la Asunción, siendo así la primera Villa fundada por Diego Velázquez.

Desde 1603 Juan Rivero González (cuarto abuelo de Vicente García por línea materna), había obtenido por Real cédula el primer Hato de Las Tunas. Hacia 1612, ya había ocurrido el hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad por los hermanos indios Juan y Rodrigo de Hoyos y un esclavo negro criollo de 10 años de edad a quien todos llamaban Juan Moreno, que les servía de lanchero. Dada la creciente devoción a la Madre del Cielo de los pobladores de las minas de El Cobre por los favores concedidos, el rumor se fue corriendo de pueblo en pueblo. En 1690 que se edificó oficialmente la primera ermita católica, después de la conquista y colonización de Cuba, que en esta localidad le correspondió a Francisco de Morales.

Posteriormente las tierras obtenidas por Juan Rivero González pasaron a ser propiedad de Don Diego Clemente del Rivero y su hermana Elisa; y más tarde Diego adquirió la parte que le correspondía a su hermana, quedando como único dueño. Con el paso del tiempo, la ermita de Las Tunas se había destruido, al no tener un cura en propiedad, pues solo se utilizaba para albergar a los peregrinos que iban hacia Santiago del Prado (hoy del Cobre) a pagar sus promesas a la Virgen de la Caridad del Cobre. En 1707, cuando la visita eclesiástica al Puerto del Príncipe del Obispo Don Gerónimo Valdés Sierra, el heredero del hato de Las Tunas -Don Diego Clemente del Rivero-, pidió autorización a dicho Obispo para re-erigir la ermita que se había construido 17 años atrás y que estaba ya ruinosa.

Con la autorización de Valdés Sierra se iniciaron los trabajos y el templo quedó concluido dos años después en 1709, al que Clemente Rivero dio por nombre San Gerónimo en honor al Obispo y el Partido pedáneo tomó el nombre de San Gerónimo de Las Tunas, enriqueciéndose el toponímico de esta comarca. Para 1761, San Gerónimo de Las Tunas, contaba con 40 familias, 211 almas y 51 sirvientes, que al ir desarrollando su economía agropecuaria se convirtió en un partido de la extensa región de Bayamo, quedando la Iglesia con el nombre de San Gerónimo y el partido pedáneo con el de Tunas de Bayamo.

Ya por esa época existía, en las inmediaciones de Cauto el Paso, la Iglesia de Yaguanabos, de donde todos los años por la Cuaresma venía el cura a administrar los sacramentos a los vecinos. Que dicha Iglesia oficiaba misa debajo de una Ceiba, de la cual pendía una campana y que más tarde se conoció por los Corrales de San Gregorio, hacienda también de la propiedad de Don Diego Clemente del Rivero.

En el año 1752, el Obispo Don Agustín Morell de Santa Cruz, concedió el traslado del Curato de Yaguanabos para la Ermita de Las Tunas, obligando Don Diego Clemente del Rivero a sostener al Cura y darle lo necesario para el culto. Con este motivo los mayorales de los sitios colindantes, levantaron varios bohíos que llamaban pajares y donde se hospedaban los días de fiestas.

El nombre de Las Tunas surgió en la hacienda de un ganadero llamado Jesús Gamboa donde había plantas de Tuna brava y a partir de ese momento los comerciantes comenzaron a decir: “vamos a la hacienda de las tunas” “vamos a las tunas”; ese nombre se fue generalizando y con el tiempo se convirtió en el que actualmente lleva la ciudad. Al nombre de la ciudad se le adhirió el apéndice de “Victoria de Las Tunas” debido a la victoria española sobre los cubanos el 16 de agosto de 1869, nombre que se le mantuvo hasta 1976.

La fundación del curato de Las Tunas, calificado de ingreso, data del año 1754. Fue la Iglesia el núcleo en cuya órbita gravitó la fundación y evolución del pueblo tunero. La fundación de la Parroquia parece haber ocurrido hacia el año 1762, aunque se cita como primer Párroco en 1763 al Presbítero José Antonio Vázquez, aunque el primero que aparece como Cura Interino es Nicolás Rodríguez Piña, en la apertura de los libros sacramentales el día 31 de enero de 1787. Aunque hay quienes afirman que sucedió en 1769 bajo la mitra del Obispo D. Santiago Joseph de Echevarría y Elguezúa, sucesor de Morell de Santa Cruz.

Vista panorámica de la calle Real para el año 1829. Nótese el templo católico al fondo , a la izquierda

En 1790, -80 años después de haberse construido la Ermita- fue reedificada la parroquia, manteniéndose el nombre de San Jerónimo de Las Tunas. En torno de la Iglesia se desarrollaban las festividades religiosas y los vecinos de hatos y corrales residentes en zonas alejadas del templo, iniciaron las construcciones de casas de yagua y guano alrededor de la misma

En 1829 se edifica el nuevo templo de mampostería y tejas, con una espadaña; y se le tituló Vicaría Eclesiástica.

En 1835, el Presbítero D. José Rafael Fajardo (tío materno de Juan Cristóbal Nápoles y Fajardo “El Cucalambé”) decía que la Vicaría de las Tunas confinaba al Norte con Manatí, al Sur con el Río Cauto, al Este hasta la jurisdicción de Holguín y por el Oeste con Puesto Príncipe, dividiendo el Rio Jobabo.

Detalle de la campana de 1837

En 1837, el propio presbítero D. José Rafael Fajardo, bendice la campana principal de la torre campanario. Era muy común que las campanas de fundación o las primeras campanas de una iglesia se hacían por colectas de la ciudad. Para equiparar el valor de la campana, se fundían también en la masa de la fundición objetos de valor como monedas, joyas, artículos preciosos que pertenecían a familias de la ciudad, la cual lleva siempre alguna inscripción sobre la fundación de la iglesia o datos del donante.

Estas inscripciones se ponían en el faldón de la campana con el título de a quien fue dedicada, también tenían un lugar importante la orientación geo-posicional en el campanario, en este caso se encuentra orientada al Norte. las tres campanas restantes se construyen entre 1862 y 1863; ubicadas al Este, Sur y Oeste respectivamente. Las campanas de la Iglesia de San Jerónimo sonaban los domingos dándole alma y vida a la naciente ciudad.

En 1863, el templo parroquial contaba con tres naves y capacidad para seiscientas personas. En 1865 el cura de la parroquia tenía por auxiliares un ecónomo y un sacristán mayor, sin embargo, en 1866 no estaba el templo totalmente construido, pues carecía de torre, construida luego y de la que se cita en el ataque de 1876-, aunque ya era Parroquia de Ascenso con el personal y asignaciones que le correspondían por tal jerarquía.

Vista de las campanas tras el asalto a la ciudad por el mayor general Vicente García en 1876

El 23 de septiembre de 1876, terminada la edificación, sufre un serio quebranto, al producirse el ataque a la ciudad por las fuerzas del mayor general Vicente García. Según Rabí, citado por Manuel Sanguily en su Crónica sobre la toma de Las Tunas “…no dejamos en pie siquiera la torre de la Iglesia que derrumbamos con dos minas de a quince libras de pólvora…”

Este fue el singular hecho que produjo que hoy las dos campanas fabricadas en 1863 se encuentren agrietadas; pero están ahí vigentes a través del tiempo como testigo del hecho que produjo su descenso de la torre. Durante varios siglos llamaron a la oración, a la misa, o por alguna situación particular de la ciudad: fuego, ataques, etc., repiques de alegría, celebraciones, años nuevos, etc. Siempre van a ser testigos de un acontecimiento especial. La mayor operación bélica en la Guerra de 1895 en el territorio fue el asalto y toma de Victoria de Las Tunas los días 28, 29 y 30 de agosto de 1897, planeado y dirigido por el mayor general Calixto García Iñiguez, hecho que marca la destrucción total del edificio religioso. Al evacuar la población la fuerza mambisa no dejó en pie más que una casa la que ocupaba la familia de Don Juan Maestre.

La Iglesia cubana en el siglo XX

Cuando la “guerra necesaria” organizada por José Martí estaba moralmente ganada por los cubanos, se produce la irrupción de las tropas militares norteamericanas en la contienda. La pujanza de sus efectivos militares, precipitaron las cosas. Cesa en 1899 del dominio de España en Cuba; pero el gobierno de Estados Unidos -que había firmado con la antigua metrópoli el Tratado de París, mantuvo sus tropas de ocupación y nombró un gobernador. Había terminado también el patronato Regio. La reorganización de la Iglesia en Cuba, en aquellas circunstancias difíciles, se mostraba incierta. La ocupación militar norteamericana se extendió hasta 1902. Durante esos años, la Iglesia tuvo que enfrentar situaciones complejas, consecuencias muchas de ellas de haber existido sometida a la voluntad y decisión de la Corona.

Con el advenimiento de la añorada República el 20 de mayo de 1902, la Iglesia Católica Cubana, -con un escaso clero debido a la crítica situación del siglo anterior y a la clausura temporal de los Seminarios- tuvo que afrontar un anticlericalismo tenaz, cuyas raíces estaban en el cercano pasado. En esas condiciones nacieron, por iniciativa de algunos religiosos y laicos, las instituciones laicales que lograrían dar vitalidad a nuestra Iglesia.

La reconstrucción de la Parroquia

Vista panorámica de la reconstrucción del templo católico en 1911

Todavía en 1910, podían verse las ruinas de la Iglesia cargadas de historia, y no fue hasta 1911 que comienza la reconstrucción el entonces Cura Párroco de la misma P. Juan Mayola Prats quien no quería reconstruirla en el lugar que siempre había ocupado y decide pedir seis solares del Municipio y 60,000 ladrillos para levantar una nueva Iglesia Católica, petición que fue denegada.

A esta reconstrucción también le han sucedido varias mejoras al inmueble de corte ecléctico. En los años 1945 según un proyecto que se realiza se plantea una reforma del inmueble que nunca se llegó a realizar; en los años 1954 –1955 se realiza un entresuelo en la parte trasera para destinarla a vivienda de los sacerdotes y más tarde en los años 1962-1963 por encargo del Cura Párroco P. Eulogio Vázquez s.j. se realiza la reforma interior del templo. Desde su destrucción en 1897 solo cuenta con una nave.

Obispos de Cuba que tuvieron especial vinculación con la Parroquia

Don Gerónimo Valdés Sierra, que se caracterizó por su preocupación por los aspectos asistenciales y educacionales de la evangelización. Fundador del Seminario de San Basilio Magno (1722), en Santiago de Cuba, de notable importancia en el fomento de la fe cristiana. Como fiel seguidor del Evangelio no fue insensible ante la injusticia social, por eso se solidariza con los vegueros habaneros cuando éstos se enfrentan al gobierno español. Don Pedro Agustín Morell de Santa Cruz, muy preocupado por la evangelización inculturada de los africanos. Emprendedor de un fuerte trabajo pastoral. Visitaba los cabildos de negros bozales y rezaba a coro con ellos el rosario y las letanías. Para mantener esta misión nombró capellanes que se ocuparan de enseñar a los esclavos la doctrina cristiana. Preocupado por los campesinos, erigió Curatos para mantener a la población de “monte adentro” propagando entre ellos la devoción al Santísimo Sacramento. Don D. Santiago Joseph de Echevarría y Elguezúa, el primer pastor cubano, que aportó a su patria la creación del Seminario de San Carlos y San Ambrosio que desempeñaría un importante rol en la formación y desarrollo de la cultura y la nacionalidad cubanas.

Fuentes

Fondo Iglesia Parroquial Mayor de San Jerónimo de Las Tunas. Sección Documentos Generales. “Apuntes sobre el surgimiento de la Iglesia Parroquial Mayor de San Jerónimo de Victoria de las Tunas”. Autores: Iglesia Parroquial Mayor de San Jerónimo de Las Tunas y Vicente Ignacio Álvarez Morell, 2023.