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Incontinencia urinaria
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Concepto:La incontinencia urinaria se define como la pérdida involuntaria de orina de intensidad suficiente para constituir un problema sanitario o social. Aunque suele ocultarse y no se discute con los profesionales sanitarios, la incontinencia urinaria es un trastorno extendido, mórbido y caro.

Epidemiología

La mitad de las mujeres jóvenes y de mediana edad sufren incontinencia urinaria, con frecuencia asociada a los partos. En los varones ancianos y de mediana edad la incontinencia urinaria es una manifestación común de la hipertrofia prostática benigna y maligna. La prevalencia y la incidencia de la incontinencia urinaria son mayores en las mujeres y aumentan con la edad. Entre los adultos de 60 años o más relativamente sanos que viven de forma independiente, alrededor de un tercio de las mujeres y del 20% de los varones tienen algún grado de incontinencia urinaria. Alrededor del 10% de personas de ambos sexos tienen episodios frecuentes (al menos uno a la semana) o utilizan compresas protectoras. La prevalencia es de casi el 40% en los ancianos hospitalizados y del 70 al 80% en los adultos ingresados en residencias. Recientemente, se ha definido un síndrome, la vejiga hiperactiva`, que incluye frecuencia urinaria (más de ocho veces en 24 horas), nocturna (despertarse por la noche para orinar) y urgencia (necesidad aguda de orinar), con o sin incontinencia. La prevalencia de este síndrome es de alrededor del 16% entre los adultos de más de 40 años, pero aumenta hasta el 31 % en las mujeres de 75 años o más• y hasta el 42% en los varones de 75 años o más. La incontinencia urinaria produce una considerable morbilidad física y psicosocial y un gran gasto sanitario. Este trastorno es muy molesto y predispone a problemas cutáneos y caídas en los pacientes que tienen que ir deprisa al baño. Es un estigma social y puede dar lugar a turbación, aislamiento y depresión. La incontinencia urinaria suele ser un factor importante que precipita la decisión de ingresar en una residencia para ancianos. Se ha estimado que los gastos sanitarios anuales del tratamiento de la incontinencia urinaria y sus complicaciones superan los 20 millones de dólares.

Patogenia

La continencia requiere una actividad eficaz de las vías urinarias inferiores; movilidad, destreza, cognición y motivación adecuadas para ser continente; y ausencia de barreras iatrogénicas en el entorno. Desde el punto de vista de las vías urinarias inferiores, la incontinencia se produce debido a: 1) el fracaso para almacenar orina debido a hiperactividad de la vejiga o resistencia uretral baja 2) fracaso para vaciar la vejiga debido a obstrucción anatómica o fisiológica o a contractibilidad inadecuada de la vejiga 3) una combinación de estos factores. El envejecimiento no produce incontinencia urinaria, pero los cambios relacionados con la edad predisponen a ella. Entre las mujeres, la resistencia uretral disminuye porque disminuyen los efectos de los estrógenos y se debilitan los músculos periuretrales y pelvianos. En los varones, aumenta la resistencia uretral y disminuye la velocidad del flujo de orina, lo que se asocia a hipertrofia prostática. En ambos sexos, la vejiga tiende a convertirse en hiperactiva, y le afectan las contracciones detrusoras involuntarias (más en los varones que en las mujeres). En muchos ancianos, se produce un deterioro de la contractibilidad de la vejiga que puede dar lugar a un trastorno denominado hiperactividad del detrusor con alteración de la contractibilidad. Por último, la disminución de los mecanismos de concentración renal relacionada con la edad, la pérdida del ritmo normal diurno de arginina y vasopresina, y el aumento de los péptidos natriuréticos auriculares pueden predisponer a los pacientes ancianos a la poliuria nocturna y a la incontinencia durante la noche. Existen varios factores potencialmente reversibles que pueden causar o contribuir a la incontinencia urinaria, especialmente en los pacientes geriátricos (tabla 24-2). Los factores reversibles comunes pueden recordarse utilizando la regla nemotécnica DRIP (delirio; movilidad restringida, retención; infección, inflamación [vaginitis atrófica], impactación de las heces; poliuria, fármacos).

Clasificación

  • De urgencia.
  • De esfuerzo.
  • Por rebosamiento.
  • Funcional.

"La incontinencia urinaria de urgencia": Significa que la orina escapa cuando la vejiga está llena. La persona tiene sensación imperiosa de orinar, seguida de la pérdida de orina antes de llegar al aseo. Es frecuente que se deba a infección leve de las vías urinarias o al uso excesivo de estimulantes en la vejiga, como la cafeína.

"La incontinencia urinaria de esfuerzo": Es la salida de orina al aumentar la presión intraabdominal, con la tos, risa, saltos o levantamientos de objetos pesados. Suele ser el resultado de la insuficiencia del esfínter.

"La incontinencia urinaria funcional": Es la pérdida de orina secundaria debido a factores ajenos a las vías urinarias inferiores. Las causas comunes son la demencia grave, problemas músculo-esqueléticos graves, factores psicológicos y psiquiátricos.

Manifestaciones clínicas

La incontinencia urinaria puede aparecer de forma súbita. En los pacientes geriátricos, la aparición repentina suele asociarse a una enfermedad aguda o a uno o más factores potencialmente reversibles (v. tabla 24-2). Con más frecuencia, la incontinencia urinaria es un problema crónico, y pueden pasar varios años hasta que los pacientes se deciden a hablar de ello con un profesional sanitario. Por este motivo, los médicos deben hacer preguntas específicas periódicamente sobre los problemas de control de la vejiga. La incontinencia urinaria persistente puede clasificarse en cuatro tipos básicos (tabla 24-3). La incontinencia de esfuerzo es mucho más frecuente en las mujeres que en los varones, entre los que sólo se produce tras lesión del esfínter debido a cirugía o radiación. La incontinencia de urgencia es el tipo de incontinencia sintomática más común y más molesto en la población geriátrica, y suele asociarse a otros síntomas de hiperactividad de la vejiga. Los signos y síntomas de la incontinencia por rebosamiento son inespecíficos y pueden imitar los síntomas y signos de los tipos de esfuerzo y de urgencia. Los varones, los pacientes con diabetes mellitus y los pacientes con trastornos neurológicos tienen más riesgo de incontinencia urinaria por rebosamiento. La incontinencia funcional se refiere a los pacientes con pérdidas de orina involuntarias relacionadas predominantemente con un deterioro de la movilidad o cognitivo. Estos tipos básicos de incontinencia urinaria coexisten con frecuencia. Una proporción importante de mujeres tienen síntomas de incontinencia de urgencia y de incontinencia de esfuerzo (generalmente, se denomina tipo mixto). Los pacientes geriátricos frágiles suelen tener incontinencia de urgencia con hiperactividad de la vejiga y deterioros funcionales que contribuyen al problema-de incontinencia.

Diagnóstico

La evaluación básica de los pacientes con incontinencia incluye una anamnesis dirigida (que puede mejorarse con la micción diaria), la exploración física específica, análisis de orina y determinación de la orina residual tras la micción (fig. 24-1), que es esencial en casi todos los pacientes porque los síntomas de la incontinencia de rebosamiento son inespecíficos, y la exploración física sola no es sensible para detectar la retención urinaria significativa (es decir, orina residual tras la micción de más de 200 mi). Existe un ecógrafo portátil que puede proporcionar una estimación no invasiva y precisa del volumen de la vejiga. Los objetivos de esta evaluación básica son: 1) identificar los factores potencialmente reversibles; 2) determinar, si es posible, los tipos más probables y las causas subyacentes, y 3) identificar a los pacientes que pueden requerir una evaluación más completa. Los pacientes seleccionados pueden beneficiarse de una evaluación urológica, ginecológica y urodinámica más completa. Debe considerarse hacer una citología urinaria y una cistoscopia a los pacientes con hematuria estéril. Las mujeres con prolapso pelviano grave deben remitirse a un ginecólogo, que con-126 ~ Capítulo 24 Incontinencia urinariasiderará si es necesario colocarles un dispositivo intrauterino o si necesitan ci-rugía. En las mujeres y los varones con incontinencia de esfuerzo grave debe considerarse la intervención quirúrgica. Hay que tener en cuenta si debe realizarse una evaluación urodinámica en los pacientes con retención urinaria significativa, los pacientes con un trastorno neurológico como esclerosis múltiple o lesión de la médula espinal y los pacientes en los que el tratamiento inicial fracasa. Las pruebas urodinámica complejas (cistometría multicanal, estudios de presión-flujo, presión del punto de fuga) pueden ayudar a determinar la presencia de un proceso fisiopatológico subyacente concreto en las vías urinarias inferiores y a establecer el tratamiento específico basado en los hallazgos. byacente.

Tratamiento

El método más común de tratar la incontinencia urinaria es el uso de compresas o pañales para adultos. Aunque muchos de estos productos están bien diseñados y son útiles, son inespecíficos y caros. Muchos pacientes no pueden permitirse pagar estos productos y se diseñan sus propios sustitutos, que suelen ser poco higiénicos. El uso de compresas y de pañales para adultos puede servir simplemente para ocultar un problema que puede curarse o que es potencialmente grave o para fomentar la dependencia de los pacientes geriátricos frágiles. General-mente, estos productos deben utilizarse como complementos de inter-venciones más específicas, y debe animarse a los pacientes a que se realicen al menos una evaluación básica de este trastorno. Los factores reversibles que pueden identificarse en la evaluación básica que se ha resumido aquí deben tratarse (v. tabla 24-2). En algunos pacientes, la incontinencia urinaria se resuelve tras el tratamiento de uno o más de estos factores. Los tratamientos primarios para los tipos persistentes de incontinencia urinaria se enumeran en la tabla 24-3. En ensayos clínicos controlados, aleatorizados, se ha demostrado que varios tratamientos conductuales son muy eficaces para determinados pacientes. Los pacientes funcionales, motivados, con incontinencia de esfuerzo, de urgencia o mixta suelen responder bien a las intervenciones conductuales. Estas intervenciones incluyen educación, automonitorización de las micciones diarias, modificaciones de la ingestión de líquidos, diversas técnicas de entrenamiento de la vejiga (p. ej., micción a horas determinadas y estrategias para manejar la urgencia) y ejercicios musculares pelvianos. Muchos pacientes tienen dificultades para aislar los músculos pelvianos adecuados, por lo que las técnicas complementarias, como la biorretroalimentación (utilizando la electromiograffa superficial de los esfínteres y los músculos abdominales), los pesos vaginales y la estimulación eléctrica (que puede ayudar a identificar y ejercitar los músculos pelvianos, y ayuda a inhibir la actividad de la vejiga, dependiendo de la frecuencia del estímulo) son beneficiosas para ellos. En algunos pacientes con deterioro de la movilidad o deterioro cognitivo, que viven en residencias o de forma independiente, los dispositivos para recordar-les que deben ír a orinar (o alguna otra forma de ayuda sistemática para ir al baño) pueden ser muy eficaces para el tratamiento de la incontinencia urinaria. El tratamiento farmacológico es eficaz y puede combinarse con las intervenciones conductuales para obtener información sobre los fármacos específicos y su posología). En las mujeres con incontinencia de esfuerzo, los fármacos a-adrenérgicos pueden mejorar la contracción de los músculos lisos periuretrales. La seudoefedrina puede ser útil en algunas pacientes, pero debe utilizarse con cuidado en las mujeres con enfermedades cardiovasculares subyacentes. La duloxetina, un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina que está aprobado en Estados Unidos para el tratamiento de la depresión, también puede ser eficaz para el tratamiento de la incontinencia de esfuerzo porque aumenta el tono a-adrenérgico de la uretra a través de un mecanismo de la médula espinal; sin embargo, la Food and Drug Administración no ha aprobado este fármaco para esta indicación. Los estrógenos tópicos también pueden ser útiles para las mujeres con incontinencia de esfuerzo y de urgencia o con síntomas de hiperactividad de la vejiga y que muestran signos de atrofia vaginal grave o de vaginitis atrófica en la exploración pelviana. Aunque los resultados de los ensayos clínicos amplios indican que los estrógenos orales con progestina pueden aumentar el riesgo de desarrollar incontinencia y de empeorar su gravedad, 11 los estrógenos tópicos deben considerarse en las mujeres mayores posmenopáusicas con síntomas molestos de hiperactividad de la vejiga o incontinencia.


Recomendaciones

  • Acudir al médico para que realice un diagnósticos minucioso, un adecuado examen físico y los medios de diagnósticos necesarios.
  • Debe tratarse la causa, si ésta se ha precisado.
  • El uso de medicamentos lo determina el médico en dependencia de las manifestaciones clínicas.
  • Realizar ejercicios específicos: se inicia contrayendo los músculos de la pelvis, como se haría para inhibir la defecación o detener el flujo de orina. Se descansa y luego se repiten las contracciones. Hay que hacerlo 20 a 30 veces. Se descansa 10 segundos entre cada ejercicio.
  • Debe repetirse la serie varias veces al día.
  • No han de realizarse en el baño al orinar.
  • Vaciar con mayor frecuencia la vejiga.
  • Orinar antes de acostarse.
  • Inclinar el tronco al orinar, para que la vejiga se vacié de forma más completa.
  • Disminuir el consumo de alimentos y bebidas que contengan cafeína.
  • Nunca pensar que es propio de la vejez, sino acudir la médico.

Fuentes