Diferencia entre revisiones de «Infección en las amígdalas»

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Para prevenir una amigdalitis es muy importante evitar el contacto directo con personas que estén cursando la enfermedad para evitar contagios
 
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Además, se recomienda evitar sustancias que irritan las mucosas, como el humo del tabaco, el polvo o el alcohol.
 
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* http://www.onmeda.es/enfermedades/amigdalitis.html
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*[http://www.onmeda.es/enfermedades/amigdalitis.html Infección en las amígdalas]
 
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Revisión del 09:23 30 sep 2014

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Infección en las amigdalas.jpeg
Concepto:El término amigdalitis hace referencia a la inflamación de las amígdalas palatinas. .

Amigdalitis. La amigdalitis aguda es una infección de las amígdalas causada, normalmente, por virus. Las bacterias también pueden provocar una amigdalitis, especialmente los estreptococos

Causas

Una amigdalitis puede tener varias causas. En caso de una amigdalitis aguda (tonsilitis aguda) las causas se deben generalmente a infecciones provocadas por virus y por determinadas cepas de bacterias. Las bacterias responsables de la mayoría de las amigdalitis bacterianas son los estreptococos del grupo A (estreptococos A). Los neumococos, estafilococos o Haemophilus influenzae son bacterias que también pueden ser los causantes de una amigdalitis. Un estado general debilitado o un sistema inmunitario debilitado favorecen la aparición de una amigdalitis. Entre las causas de un sistema inmunitario debilitado se encuentran el estrés y otras enfermedades. Una amigdalitis aguda que se reproduce con frecuencia puede derivar en una amigdalitis crónica. Las causas de una amigdalitis crónica (tonsilitis crónica) se hallan en una infección constante del tejido amigdalino. Los productos bacterianos y las células muertas se acumulan en las criptas (una especie de canales en las mucosas) del tejido amigdalino, provocando así una inflamación permanente de las amígdalas. Esto provoca que el tejido cicatrice y se fisure, con lo que la amigdalitis sigue avanzando.

Síntomas

Los síntomas de una amigdalitis atienden al tipo de la patología. Dependiendo de si se trata de una amigdalitis (tonsilitis, angina tonsilaris) aguda o crónica, se presentan unos síntomas u otros. La amigdalitis aguda (tonsilitis aguda) se manifiesta casi siempre por un dolo creciente en la zona superior de la garganta. Al tragar o al abrir la boca para bostezar el dolor puede extenderse hasta los oídos. A estos síntomas se añaden otras molestias generales como fatiga, dolor de cabeza y fiebre. En muchos casos, aumenta la producción de saliva y la voz suena opaca. Existen otros gérmenes que también pueden causar una inflamación de las amígdalas. Estos tipos de amigdalitis no suelen ser tan frecuentes. La mononucleosis es una faringoamigdalitis viral causada por el virus Epstein-Barr que, además de los síntomas de inflamación de la faringe y amígdalas, síntomas catarrales, fiebre y malestar general, puede producir exantema, fatiga o hepatoesplenomegalia. La escarlatina, típica infección causada por estreptococo A, produce faringoamigdalitis, síntomas generales y un exantema típico. La escarlatina, típica infección causada por estreptococo A, produce faringoamigdalitis, síntomas generales y un exantema típico. La difteria es la faringoamigdalitis producida por la bacteria Corynebacterium diphtheriae que produce membranas faríngeas. Gracias a la vacunación este tipo de amigdalitis es muy poco frecuente. La angina herpética es una infección de las amígdalas causada por el virus herpes que presenta vesículas. La angina de Plaut-Vincent es un tipo de amigdalitis causado por bacterias aerobias y anaerobias. En la amigdalitis crónica (tonsilitis crónica) apenas se dan síntomas agudos. En ocasiones aparece un sabor desagradable o dolores durante la deglución y halitosis. Además, una amigdalitis crónica puede manifestarse por otros síntomas como la disminución en la capacidad de concentración y de rendimiento. Los ganglios linfáticos pueden estar inflamados de forma permanente sin que el paciente sienta dolor alguno. Es frecuente que una amigdalitis crónica vaya acompañada de rebrotes constantes de amigdalitis aguda. Una amigdalitis puede provocar también enfermedades secundarias. Las bacterias de las amígdalas pueden colonizar otros órganos o bien algunas células de defensa pueden atacar por error tejido del propio cuerpo, lo que puede ocasionar infecciones en otros órganos. La fiebre reumática con la posible implicación del corazón, de las articulaciones y de la piel, así como una nefritis, son algunos ejemplos de dichas enfermedades secundarias. Esto, sin embargo, no es muy común.

Diagnóstico

El diagnóstico de una amigdalitis (tonsilitis, angina tonsilaris) no es complicado. Un examen breve suele ser suficiente para que un médico diagnostique una inflamación de las amígdalas. Si fuera necesario se solicitan pruebas complementarias.

Amigdalitis aguda

El diagnóstico de una amigdalitis aguda (tonsilitis aguda) se realiza haciendo un examen de la boca del paciente. Unas amígdalas enrojecidas e inflamadas, así como una capa purulenta (manchas blancas) en su superficie, son indicios de una amigdalitis aguda purulenta. Cuando el médico palpa el cuello, el paciente suele sentir dolor en la región de los ganglios linfáticos inflamados, lo cual es otro indicio de una posible amigdalitis. Al mismo tiempo, las cavidades amigdalinas pueden estar enrojecidas y la boca sucia con sarro. El diagnóstico de una amigdalitis se emite, casi siempre, por medio de un simple diagnóstico visual y, en la mayoría de los casos, no es necesario realizar pruebas complementarias como un análisis de sangre. Solo en casos concretos se realiza la toma de una muestra faríngea para determinar el agente patógeno responsable de la amigdalitis. Esto solo se suele solicitar si existe sospecha de amigdalitis crónica o si el médico estima oportuno determinar la etiología de una amigdalitis aguda. El test rápido es una prueba que se emplea en las urgencias hospitalarias para determinar si una amigdalitis bacteriana está causada por bacterias de tipo estreptococo A.

Amigdalitis crónica

La amigdalitis crónica (tonsilitis crónica) se manifiesta por unas amígdalas con una superficie perforada. Las amígdalas pueden haber aumentado o disminuido. Al presionarlas puede salir pus o una masa grumosa (productos de la descomposición de las células, el denominado detritus). Para reforzar el diagnóstico, puede tomarse una muestra de la superficie de las amígdalas, así como efectuar una prueba de anticuerpos contra los correspondientes gérmenes patógenos en la sangre.

Tratamiento

El tratamiento de una amigdalitis depende de la evolución, de los síntomas y de la etiología de la inflamación de las amígdalas.

Amigdalitis aguda

En caso de una amigdalitis aguda el tratamiento consiste, en primer lugar, en medicamentos analgésicos y antipiréticos pautados por el médico. En caso de amigdalitis se recomienda ingerir únicamente alimentos blandos y no demasiado picantes y especiados. Es importante beber mucho líquido. Lo más recomendable es evitar las bebidas gaseosas y elegir agua, infusiones y zumos de fruta, por su alto contenido en vitamina C. Aun así, los ácidos de los zumos pueden irritar aún más las amígdalas inflamadas y hacer que se sienta quemazón en la garganta. Las bebidas frías o el hielo pueden aliviar las molestias en la deglución pero teniendo una infección no es prudente tomar hielo o cosas demasiado frías. Se recomienda renunciar al tabaco porque la nicotina agrava los síntomas propios de la enfermedad. La curación completa de una amigdalitis aguda puede durar entre una y seis semanas. En caso de amigdalitis aguda o recurrente el tratamiento de elección suele ser antibiótico, por lo general la penicilina. El antibiótico acelera el proceso de curación pero no puede evitar que las molestias se agraven y que se forme eventualmente una acumulación de pus (absceso). Este caso puede presentarse si el tratamiento se ha iniciado demasiado tarde o el antibiótico no es el adecuado contra este tipo de bacteria. La prescripción a tiempo de antibióticos permite que sea menos frecuente la aparición de complicaciones en el corazón o en los riñones. En caso de complicaciones o de amigdalitis recurrentes es efectiva la extracción quirúrgica de las amígdalas (operación de las amígdalas o tonsilectomía).

Amigdalitis crónica

En caso de amigdalitis crónica (tonsilitis crónica), el tratamiento de mayor éxito consiste en extraer definitivamente las amígdalas por medio de una tonsilectomía. De este modo, los afectados no tienen que luchar constantemente con amigdalitis recurrentes ni con otras enfermedades asociadas. La eliminación del foco infeccioso también puede ayudar a reducir en gran medida el riesgo de enfermedades secundarias por estreptococos en otros órganos.

Posibles complicaciones

Tanto en una amigdalitis aguda como en una amigdalitis crónica pueden producirse abscesos como posible complicación. En este caso, el pus se acumula en el tejido próximo. Se habla entonces de absceso peritonsilar. Los indicios pueden ser fuertes dolores durante la deglución, incapacidad de deglutir, una apertura de boca dolorosa y difícil (rigidez de la mandíbula o trismo) o una prominencia irregular del paladar blando. Las amígdalas están muy hinchadas y empujan la campanilla hacia un lado. El peligro radica en que los gérmenes accedan al torrente sanguíneo y se extiendan por todo el cuerpo (sepsis), lo que puede provocar graves enfermedades en otros órganos. En este caso siempre se administran antibióticos intravenosos. Si se forma un absceso es necesaria una intervención quirúrgica rápida.

Amigdalitis aguda

En una amigdalitis aguda, las amígdalas pueden aumentar de tamaño y provocar asfixia. Esta situación, sin embargo, no es muy frecuente. Hay que tener especial precaución con los niños porque durante la infancia las amígdalas están dilatadas de por sí (hiperplasia tonsilar) y esto puede dificultar la respiración.

Amigdalitis crónica

En caso de amigdalitis crónica también pueden darse complicaciones por agentes patógenos. Esto se debe a la presencia permanente de bacterias por la infección crónica. Por esta razón, las amígdalas inflamadas pueden ser el origen de enfermedades secundarias. Así, una amigdalitis causada por estreptococos puede causar fiebre reumática, nefritis, inflamaciones cardiacas, inflamaciones de las articulaciones (reumatismo articular) o dermatosis progresiva. En estos casos pueden producirse daños permanentes en los órganos afectados como, por ejemplo, un defecto valvular).

Pronóstico

La evolución de una amigdalitis suele ser buena si no se producen complicaciones. Una amigdalitis aguda (tonsilitis aguda) tiene, por lo general, un buen pronóstico. Una amigdalitis aguda se resuelve sin complicaciones tras una o dos semanas si el tratamiento es el adecuado. Sin embargo, una amigdalitis crónica (tonsilitis crónica) permanece. La extirpación quirúrgica de las amígdalas mejora los síntomas y el estado general de salud del paciente.

Prevención

Una amigdalitis solo se puede prevenir indirectamente. Es importante reforzar el sistema inmunitario haciendo deporte de forma regular y con una alimentación rica en vitaminas y equilibrada. De este modo se reduce el riesgo de padecer una amigdalitis. Para prevenir una amigdalitis es muy importante evitar el contacto directo con personas que estén cursando la enfermedad para evitar contagios Además, se recomienda evitar sustancias que irritan las mucosas, como el humo del tabaco, el polvo o el alcohol.

Fuentes