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La isla continuó con los escasos habitantes. En 1787 el capitán de fragata [[Julián Terry]] y Lacy presentó al Conde de Santa Clara, Capitán General de Cuba, una voluminosa memoria de los estudios y trabajos, como le fuera encomendado a fin de organizar la colonización. Para esta fecha contaba la isla con 300 habitantes y no obstante el relato minucioso de dicho capitán nada se realizó.
 
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Otra vez se olvidaron los buenos propósitos, hasta que en [[1822]] un aventurero conocido como Pepe el Mallorquín, acompañado de un grupo de bandoleros, se hizo el “amo” de la isla. Fueron los ingleses de dos goletas quienes se atrevieron a enfrentarse con los aventureros del Mallorquín, siendo destrozados por éstos en la primera tentativa, que reanudaron después de obtener permiso de las autoridades españolas de La Habana para una nueva operación, que emprendieron y en la que emplearon hasta un año en acabar con el aventurero.
 
Otra vez se olvidaron los buenos propósitos, hasta que en [[1822]] un aventurero conocido como Pepe el Mallorquín, acompañado de un grupo de bandoleros, se hizo el “amo” de la isla. Fueron los ingleses de dos goletas quienes se atrevieron a enfrentarse con los aventureros del Mallorquín, siendo destrozados por éstos en la primera tentativa, que reanudaron después de obtener permiso de las autoridades españolas de La Habana para una nueva operación, que emprendieron y en la que emplearon hasta un año en acabar con el aventurero.

Revisión del 14:49 21 may 2015

Municipio Especial Isla de la Juventud
Información sobre la plantilla
Municipio especial de Cuba
Bandera de Isla de la Juventud
Bandera

Escudo de Isla de la Juventud
Escudo

Otros nombres: La Isla, MEIJ
Ubicación de la Isla de la Juventud
Ubicación de la Isla de la Juventud
EntidadMunicipio especial
 • PaísBandera de Cuba Cuba
Superficie 
 • Total2 419 27 km²
Población 
 • Total86 256 hab.
 • Densidad35,7 hab/km²
Gentiliciopinero -a
Isla de la juventud2.jpg
Vista Satelital del MEIJ

Isla de la Juventud. Nombre dado el 2 de agosto de 1978 a la antigua Isla de Pinos por decisión de la Asamblea Nacional del Poder Popular y anunciado por el presidente cubano Fidel Castro Ruz en el marco del XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes celebrado en Cuba, en reconocimiento a los miles de jóvenes que allí estudiaron y desarrollaron una labor creadora ante el llamado a desarrollar la Isla y resarcirla de la destrucción provocada por el Huracán Alma en 1966.

La Isla de la Juventud representa el 0,8 por ciento de la población de la República de Cuba con 86 110 habitantes, para una densidad de población de 35,6 habitantes por kilómetro cuadrado.

A lo largo de la historia la actual Isla de la Juventud ha sido conocida también como: Ahao, Camaraco y Siguanea (precolombinos); La Evangelista (dado por Cristóbal Colón en su segundo viaje); Santiago (dado por Diego Velázquez Cuéllar); Santa María; San Pauli; Colonia de la Reina Amalia e Isla de Pinos, (con este nombre aparece en mapas desde 1425 en lo adelante).

En alusiones literarias y popularmente es conocida también como Isla del Tesoro; Siberia de Cuba; Isla de las Cotorras; Isla Olvidada; Isla de los 500 asesinatos e Isla de los Piratas.

Historia

Los aborígenes la llamaban Camarcó cuando Cristóbal Colón descubrió para Europa este territorio el 13 de junio de 1494, durante su segundo viaje al Nuevo Mundo. No obstante, según costumbre de la época, el propio almirante le cambió el nombre aborigen y la denominó La Evangelista, primer nombre que le dio Cristóbal Colón a la isla.

Permaneció desde entonces olvidada por España y los gobernadores de Cuba. En 1627 fue mercedada al capitán Hernando de Pedroso, pasando de tiempo en tiempo a manos de sucesores, quienes en permutas y transacciones fueron obteniendo los pequeños beneficios de tierras. En 1765, el Conde de Ricla se propuso colonizarla, pero no encontró apoyo en la metrópoli y el proyecto fue olvidado. El propietario y gobernador Domingo Duarte tuvo el empeño de hacerlo y realizó no pocos los esfuerzos, pero nadie se interesó por el proyecto.

Colonización

La isla continuó con los escasos habitantes. En 1787 el capitán de fragata Julián Terry y Lacy presentó al Conde de Santa Clara, Capitán General de Cuba, una voluminosa memoria de los estudios y trabajos, como le fuera encomendado a fin de organizar la colonización. Para esta fecha contaba la isla con 300 habitantes y no obstante el relato minucioso de dicho capitán nada se realizó.

Otra vez se olvidaron los buenos propósitos, hasta que en 1822 un aventurero conocido como Pepe el Mallorquín, acompañado de un grupo de bandoleros, se hizo el “amo” de la isla. Fueron los ingleses de dos goletas quienes se atrevieron a enfrentarse con los aventureros del Mallorquín, siendo destrozados por éstos en la primera tentativa, que reanudaron después de obtener permiso de las autoridades españolas de La Habana para una nueva operación, que emprendieron y en la que emplearon hasta un año en acabar con el aventurero.

A consecuencia de este incidente, el gobierno inglés notificó al de España que guarneciera la isla o la abandonara, en cuyo caso Gran Bretaña la ocuparía. España encomendó entonces al Capitán General Francisco Dionisio Vives para el reconocimiento definitivo de la isla y analizar sus posibilidades estratégicas y militares.

Entre los años 1826 y 1827 a instancias de la Junta Fomento de la Población Blanca y del Capitán General Vives, se realizaron toda una serie de estudios por parte de enviados especializados, como el magistrado José Oduardo Grand Pré; el médico y agrimensor José de Labadía, médico y agrimensor, y el Teniente Coronel, Clemente Delgado y España. Entre las principales valoraciones hechas por los mismos se destacaban:

  • Las ventajas que en el orden productivo pudiera tener la colonia sobre la base del trabajo proletario.
  • La necesidad de organizar una sociedad legal debido a la elemental estructura burocrática representada por un Capitán a Guerra y Juez Pedáneo en una misma persona.
  • Definir la Real y legal posesión de las tierras, para determinar las propiedades del Rey, y en consecuencia, establecer el sistema de propiedad de la tierra en la colonia.
  • Se destacaba la necesidad de la fortificación militar, en oposición de criterios anteriores que la negaban, a partir de las condiciones naturales del territorio, que hacían efectiva su defensa.
  • La posibilidad de ser utilizada como colonia penal y esta a la vez como fuente de fuerza de trabajo para desarrollar la colonia y como futuros ciudadanos libres, a partir de los méritos acumulados.

A partir de las características de este tipo de sociedad donde predominaban hombres sin leyes y a la que se incorporarían presos, se recomendaba una estructura gubernativa con poderes excepcionales, representada por un Comandante Militar. Se evaluaba la posible utilización de la Isla como centro de saneamiento de las tropas españolas que recién llegaban.

Proponía utilizar Puerto Francés como el principal de la Isla, a la vez que contrapartida a la pesca ilegal de caimaneros y jamaicanos.

Un comisionado del Capitán General se dirigió a una pequeña población fundada por Andrés Acosta, a unos nueve kilómetros del embarcadero, y de aquí a Sierra Caballos, en donde residía Clemente Delgado, consiguiendo de este señor que le cediese al Estado una legua de terreno para fundar una población. La repartió gratuitamente distribuida en solares con la obligación de que edificaran viviendas en el plazo de un año. Levantó los planos y así quedó fundada Nueva Gerona.

Al poblado se le dio el nombre de Nueva Gerona, en recuerdo de la defensa que de aquella ciudad catalana había hecho el capitán general Vives en la Guerra de Independencia Española.

La colonia quedó constituida por 592.5 caballerías de tierra. De la Hacienda La Merced, 442 caballerías compradas a Juan Nepomuceno Duarte, 113.5 caballerías donadas por Andrés Acosta en la Sierra Caballos; 30 caballerías de la hacienda San Pedro, donadas por Isabel Urra; 4 caballerías de la hacienda El Rosario enclavada en el Hato Viejo, por donación de Juana Duarte, y 4 caballerías de la Santa Guadalupe de Carapachibey donadas por José A. García.

El proyecto de colonización de Isla de Pinos planteaba destinar en calidad de colonos a soldados peninsulares licenciados del Ejército Español, vegueros en número de cuarenta y personas seleccionadas por el gobierno. Estas debían ser fuertes y robustas, pues fungirían como milicia organizadora, por un tiempo no menor de diez años. Las milicias estarían dirigidas por jefes, oficiales en activo o retirados, no se podían armar elementos enemigos del colonialismo español. Tal proposición demuestra que aunque la colonización demandaba del desarrollo agrícola, la fundación de Reina Amalia tenía una finalidad militar.

Cada colono recibiría, por espacio de un año, una asignación de tierras para trabajarlas conjuntamente con una pensión. Los licenciados del Ejército recibirían una igual a las que se pagaba cuando estaban en activo y a los que venían de España una asignación de dos reales diarios, sufragados por la Real Hacienda. En ningún caso las pensiones se recibirían en moneda, sino, en vestuarios, calzados y útiles propios para el trabajo agrícola; víveres, herramientas, animales y aves domésticas. Los lotes de tierra tenían que ser puestos en producción antes de los nueve meses. Al concluir el año se les suspendía la pensión a los vegueros y se trasladaban a nuevos colonos para incrementar los asentamientos y la población, y así sucesivamente por el término de 8 años. Este sistema de colonización también contemplaba la posibilidad de poblar sobre la base de compañías, modalidad empleada por la colonización inglesa en otros territorios del continente.

Con vista a evitar confusiones y litigios futuros en relación con la propiedad de la tierra, se proyectó detallar los terrenos para impedir dificultades en relación con el trazado de caminos reales. Estos serían enmarcados en la misma medida en que se determinaban los lotes a entregar a los colonos. Las bajas que por cualquier motivo se produjesen, en cuanto a asentamiento de los colonos, serían remplazadas por otros nuevos para que la población no decreciese, sino que aumentara sostenidamente. Se propuso la creación de un puerto franco por diez años, es decir, libre de impuestos aduanales, para que el territorio de la Isla quedara exonerado de las contradicciones que generaba el monopolio comercial, se eliminaba así, uno de los obstáculos de la colonización. Se agregaba como medida designar un buque, que además de dedicarse al flete, se utilizara en la transportación de pasajeros entre la Isla de Pinos y la de Cuba. Esta medida pretendía atenuar la dificultad que para su poblamiento significó el aislamiento geográfico del territorio.

El proyecto de colonización de Pinos, no sólo se basaba en el trabajo y la explotación de la tierra, es decir, en el desarrollo de la agricultura, sino también en las actividades marítimas. En cumplimiento de este objetivo se libró una convocatoria a todos los marineros de guerra para que se establecieran aquí, con el compromiso de que se les entregaría licencia gratis y que la institución que convocaba se encargaría de comunicar dicho alistamiento a las dependencias que hasta el momento del mismo habían pertenecido. Los marineros que se acogiesen a esta opción se domiciliarían en la Isla con su familia, gozando de todos los privilegios. Sus servicios podrían brindarlos en buques de guerra, de cabotaje o ejerciendo libremente la pesquería en todos los puertos de Cuba y del extranjero, lo que indicaba que se tuvo presente el gran potencial que en cuanto a la pesca representaban los mares adyacentes poblados de esponjas, tortugas, careyes y otras especies marinas.

Por último, la Real Hacienda dispondría de treinta mil pesos, para que la Real Junta de Fomento los utilizara en la empresa del poblamiento y colonización. Los mandos políticos y militares de Isla de Pinos serían designados por el Capitán General de la Isla de Cuba, al que responderían directamente. El anterior proyecto tenía en cuenta los peligros que representaba mantener sin poblar a Isla de Pinos, las dificultades que al régimen colonial español podría crearle el propio proceso colonizador y los obstáculos reales que podían presentarse a la ejecución del mismo.

El proyecto de fundación de la colonia Reina Amalia contemplaba fomentar la población sólo sobre la base de hombres y mujeres blancos, españoles, isleños y otros extranjeros católicos. Esta determinación de carácter aparentemente étnico, tenía un basamento sociopolítico, pues ponía de manifiesto el temor, no sólo al esclavo, sino al predominio de la población negra sobre la blanca. A la vez, el temor a que esta Isla se poblara con blancos criollos que ya en esta época expresaban sus contradicciones con los peninsulares. Realmente debía constituir para España un gran peligro que una población predominantemente negra y criolla se orientara hacia una isla que a través de las acciones de corso se relacionaba con representantes de las nacientes repúblicas latinoamericanas recientemente independizadas de la Metrópoli española. Esta situación se agravó por la existencia de proyectos independentistas en relación con Cuba por repúblicas como la de México y Colombia y en particular, por personalidades como la de José de Sucre y Simón Bolívar.

El 5 de octubre de 1827 el Capitán General de Cuba, Vives, da cuenta a Fernando VII de las disposiciones que ha tomado para fortificar Isla de Pinos enviándole una descripción de la misma, así como otros elementos de interés tomados todos ellos de los informes realizados por Tirry, Lavadía, Delgado y Oduardo Grand Pré fundamentalmente. El 7 de noviembre de 1828 recibió orden de dar cumplimento a la propuesta aprobada por el monarca español, a través de la Real Cédula del 7 de agosto de ese mismo año.

En venta la hacienda La Merced, limítrofe a la legua que había obtenido el gobierno, fue adquirida por la Hacienda Real y en 1830 se levantó acta de colonización, denominándola Colonia de la Reina Amalia, en obsequio a la tercera esposa de Fernando VII.

Esta acta fue publicada en el Diario de La Habana el 22 de diciembre del mismo año. Del documento tienen gran relevancia histórica los artículos 1, 2, 11 y 13 en que se exponen los principios de la colonización:

“Artículo 1. Aprobar el plano topográfico de Nueva Gerona levantado por el Comandante Militar D. Clemente Delgado y España, el que determina la ubicación de edificios públicos, puntos de defensa, solares que se asignan gratuitamente y en propiedad a los colonos, a condición de que en el término de un año levanten fábricas

Artículo 2. Ubicación de 10 caballerías de tierras contiguas al pueblo para la creación de egidos comunes, para uso y necesidades de todos los vecinos y 400 varas yermas en toda la orilla del mar a disposición del uso que estime el gobierno Artículo 11. Creación de un cementerio a sotavento de la ciudad y a una distancia tal que a pesar del incremento poblacional que experimentara la ciudad quedara siempre a suficiente distancia de la misma.

Artículo 13. Que mientras el incremento poblacional no lo exija, se mantendrán en sus respectivos locales el cuartel y otras dependencias y que los recursos para su mantenimiento deberán proceder del propio territorio.”

Los primeros hombres enviados por España a la isla tras la fundación de la colonia fueron una compañía de guarnición y un crecido número de presidiarios, levantándose a poco un cuartel para unos y una cárcel para los últimos. No obstante esto, la bondad de las aguas y lo saludable del clima atrajeron a las familias más pudientes de La Habana, dando pie a que se crearon hoteles y viviendas para temporadistas y con ello un aumento de la población civil.

Tanto el proyecto de colonización de Isla de Pinos, concretado posteriormente en la colonia Reina Amalia, como el acta de colonización del referido territorio, confirman que la fundación de Reina Amalia y de la ciudad de Nueva Gerona son parte de un mismo proceso.

El gobierno colonial español desarrolló una activa campaña de divulgación sobre la nueva colonia con el fin de atraer labradores para sus tierras, con ello pretendía hacer pasar por una realidad innegable el citado proyecto que, en realidad, resultaba utópico por la propia naturaleza económica y socio política del gobierno llamado a ponerlo en práctica. La propaganda no surtió los efectos deseados, incluso determinados inmigrantes que se establecieron como colonos abandonaron los lotes recibidos.

Muchos de los antiguos colonos pasaron a productores independientes. La colonia Reina Amalia fue dividida en 140 lotes en su parte norte, de ellos fueron entregados 110, no así el resto, por su mala calidad.

En 1847 se edificó una iglesia, bajo la advocación de Nuestra Señora de los Dolores, dos escuelas de primeras letras y otros edificios para servicios públicos. En 1864 la población contaba ya con 2 067 personas. El término municipal fue creado en 1874 segregado de Bejucal a cuya jurisdicción pertenecía. En noviembre de [1908]] se hizo por acuerdo del ayuntamiento la división territorial.

Revolución en el poder

Tras el triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959 el nuevo gobierno comenzó a preocuparse por el desarrollo económico y social del territorio de la Isla de Pinos. En junio de ese mismo año 1959, el Primer Ministro Fidel Castro realizó una visita a la Isla y anunció la creación de un plan mínimo para la rehabilitación del territorio. Entre los objetivos del mismo estaban la eliminación del Presidio Modelo, la rebaja de los pasajes marítimos y aéreos entre Nueva Gerona y la isla de Cuba, la construcción de una carretera desde Santa Fe hasta Punta del Sur, el establecimiento de un criadero nacional para ganado cebú y un plan de fomento turístico nacional e internacional[1].

En la Isla se construyeron una importante cantidad de escuelas que acogieron a becarios extranjeros. Jóvenes de 37 países recibieron la posibilidad de terminar la enseñanza primaria, cursar la secundaria e ingresar posteriormente a los centros tecnológicos o preuniversitarios para finalmente acceder a las carreras universitarias[2].

Geografía

Situada en el Golfo de Batabanó y al norte del Mar Caribe, en la región occidental de Cuba, en los 21°42’ de latitud norte y los 82°50’ de longitud oeste. Ocupa una extensión de 2 419.27 Km2 y representa el 2.2 por ciento de la superficie total de la República de Cuba. Limita al Norte con las aguas del Golfo de Batabanó; al Este con las de la plataforma insular del sur de Matanzas; al Sur con el Mar Caribe y al Oeste con las aguas de la plataforma insular del sur de Pinar del Río.

En la naturaleza de la Isla de la Juventud se destacan dos paisajes muy bien diferenciados: Las llanuras y alturas del norte, con un área de 1 312 km2 y las llanuras del sur, que abarcan una superficie de 850 km2 muy llana y carente de ríos, separados ambos cual frontera natural por la Ciénaga de Lanier (38 km2) y que los lugareños han bautizado bajo el genérico de “el Sur”, como forma de realzar sus rasgos diferenciantes. Un estrecho puente natural de rocas calizas sostiene la única vía terrestre de comunicación entre ambas regiones en la zona de Cayo Piedra.

Geología

En los cayos e islas resulta interesante la geología de la Isla de la Juventud, con un macizo antiguo del Jurásico y Cretácico en la llanura del Norte, que forma, básicamente, un complejo terrígeno metamórfico en el que se destacan las elevaciones marmóreas de las sierras de Casas y Caballos, mientras que en la llanura del Sur aparecen rocas carbonatadas del Mioceno, separados ambos complejos por sedimentos cuaternarios holocénicos, fundamentalmente, aluviales y de turbas; en el resto de los cayos predominan sedimentos arcillosos-aluviales y carbonatados del Pleistoceno.

Isla de la Juventud está unida a Cuba por un banco (o plataforma) submarino de poco fondo. Predominan los suelos hidromórficos en las costas, hacia el centro ferralíticos y al sur húmicos calcimórficos. El suelo es rico en minerales de todas clases, como cristal de roca, hierro, mármoles, oro y otros.

Los mismos producen frutos de la mejor calidad, como toronjas, naranjas, melones y buena cosecha de frutos menores. La parte meridional es una llanura pedregosa desde la Ciénaga de la Siguanea, que la separa del norte.

Clima

El clima se corresponde con el que impera en casi todo la República de Cuba. Su tipo es el de llanuras y alturas con humedecimiento estacional relativamente estable, alta evaporación y altas temperaturas. Como resultado, se observan dos estaciones bien marcadas, una lluviosa (de mayo a octubre) y otra de seca o menos lluviosa (de noviembre a abril).

La temperatura media anual es de unos 25.4 ºC; el mes más cálido es el de julio, con un promedio de temperatura de unos 27,9ºC y el más frío es febrero, en el cual se registran como promedio unos 18.3 ºC. La temperatura histórica más alta que se ha registrado en la Isla de la Juventud es de 35. 1ºC, el 29 de julio de 1986 en el poblado de Santa Fe y la más baja de 6.1 ºC en el mismo lugar el 1 de enero de 1970.

Estas temperaturas son atenuadas por los vientos locales fundamentalmente las brisas y el terral que ejercen un efecto beneficioso al hombre, al refrescar los rigores que impone el régimen térmico. La zona de mayores precipitaciones está localizada en la porción centro occidental la cual comprende La Demajagua, Mina de Oro y La Victoria. Se inicia el período lluvioso en la isla en tres momentos diferentes en el propio mes de mayo. En la primera decena de mayo corresponde a la parte central (zona de la Sierra de La Cañada) y su comienzo se desplaza hasta fines del mes en la periferia. Como tendencia general en la distribución espacial de las lluvias, se observa un incremento gradual de la costa hacia el interior.

Los meses de máximas precipitaciones son junio y septiembre con 206.7 y 207 mm respectivamente como promedio histórico. Las menores se registran en marzo y diciembre con 31.3 y 34.8 mm, en ese orden. En el período seco las precipitaciones son aportadas por los sistemas frontales o frentes fríos, como también se les conoce, y que tienen su mayor incidencia en los meses de enero y febrero.

Biota

Flora

Según el criterio de clasificación para Cuba de Capote-Berazaín (1984), se pueden distinguir 5 formaciones vegetales. Estas son:

Formaciones arbóreas, 44% del territorio está cubierto de árboles, algo más de 107 000 ha. Están presentes el bosque semideciduo micrófilo y mesófilo típicos del sur, la mayor área boscosa del territorio y una de las mejor conservadas de Cuba, que en el pasado constituyó una apreciable fuente de carbón y de cujes que eran enviados a Pinar del Río para las labores asociadas al tabaco; el bosque de ciénaga, los de galería y el manglar, que ocupa todo el perímetro de la porción septentrional. La protección y conservación de este ecosistema es necesaria por los múltiples beneficios que brinda: protege la línea costera, contribuye a la formación del litoral, su sistema radicular deviene refugio de los juveniles de las más diversas especies marinas a la vez que hábitat de otras y es una potencial fuente de recursos energéticos y terapéuticos. Por último los pinares, constituidos por el pino macho y hembra, pinus caribea y pinus tropicalis respectivamente y su vegetación acompañante palmas, peralejos, hicacos, etc. Grandes extensiones fueron taladas por muchos años y en otros casos de los pinos se extrajo su resina.

También se presentan en la Isla de la Juventud formaciones arbustivas, representadas por matorrales xeromorfos costeros y subcosteros en los que se incluyen las áreas de arenas blancas cuyo suelo está básicamente constituido por arenas cuarzosas de extrema blancura y pureza sobre la que se asienta una vegetación típica. Desde el punto de vista botánico es de gran interés. Su área más representativa está ubicada en Los Indios, al Suroeste de la llanura central, una de las mejor conservadas del mundo.

Abundan en Isla de la Juventud las formaciones herbáceas, a la cual pertenecen las comunidades vegetales de agua dulce, el herbazal de ciénaga y el de la orilla de arroyos y ríos; complejos de vegetación, de mogotes, observable en los cerros marmóreos. Presenta una flórula bien contrastante identificada por el bombacopsis cubensis, ceibón de la sierra, eritrina cubensis, piñón de la sierra y otras especies; de costa arenosa y de costa rocosa.

Existen además formaciones de vegetación secundaria, formaciones vegetales degradadas a causa de la actividad antrópica, por ejemplo, la zona de Sabana Grande al Noroeste con signos de degradación y donde predominan elementos selváticos y de sabana no comunes con el pinar.

Fauna

La fauna del municipio es abundante y diversa, incluyendo formas de gran valor biológico y ornamental. Dentro de los invertebrados, los grupos mejor representados son: poríferos (esponjas); celenterados (corales, medusas y gorgonias) y equinodermos (estrellas, erizos y pepinos de mar) los cuales le confieren gran diversidad al paisaje marino.

Los moluscos tienen gran variedad de formas marinas, fluviales y terrestres. Hasta el presente, hay más de setenta formas (con un endemismo que supera el 80%) Se destacan la presencia de los géneros Priotocatella, Cerion, Ligus y Pineria, (tornillo pinero), este último endémico entre las formas terrestres.

Entre los artrópodos, los arácnidos que se destacan son la Latrodectus mactans (viuda negra), Euriperma sp. (araña peluda) y Mastigoproctus sp. (vinagrito). Resulta también interesante la presencia de numerosas especies de diplópodos (milpiés y mancaperros), resaltando como especies endémicas: amphelictogon pinetorum y sphariodesmus pinetorum (ciempiés). Existen algunas especies de insectos endémicos y los crustáceos (jaibas, cangrejos y langostas), constituyen un grupo importante por su gran valor económico. La fauna de los vertebrados es relativamente abundante, ya que suman alrededor de trescientas formas. El nivel de endemismo es muy bajo, sólo 21 de ellas cumplen con esta característica: dos peces de agua dulce; un anfibio; dieciséis reptiles; siete aves y cuatro mamíferos, que en su mayoría son endémicos a nivel subespecífico, lo que evidencia su reciente evolución.

Hidrografía

Ríos

Manantial La Cotorra

La red hidrográfica tiene una distribución radial y está representada por los ríos Las Nuevas, San Pedro, Júcaro y Las Casas, el cual se encuentra represado y conforma el embalse Las Casas Dos.

De los numerosos ríos y corrientes que atraviesan la isla en todas direcciones, sólo el de Las Nuevas, Sierra de Casas y Santa Fe son navegables. El de Las Nuevas, que es el más caudaloso, corre de norte a sur y se forma en la hacienda de su nombre de las aguas del Callejón y del Piedras.

Manatiales

Un recurso hídrico de enorme importancia lo constituyen los manantiales minero medicinales los que en un principio eran explotados de manera muy primitiva. A mediados del siglo pasado constituyeron un factor que reorientó la economía pinera de la agricultura hacia el turismo y hoy constituyen un potencial perspectivo de envergadura. Se destacan lo situados en los alrededores de La Fe, “La Cotorra” de reconocido prestigio para agua de mesa y los del Rosario en La Demajagua, con fines terapéuticos.

Embalses

Un total de trece presas embalsan casi 170 000 000 de metros cúbicos de agua. En estas se cultivan especies de gran valor económico sobre todo, procedentes de otros continentes. Los embalases de la Isla se nombran: embalse del Medio-Las Nuevas, Presa Cristal, Presa Viet Nam Heroico, embalse El Abra, Presa Los Indios, embalse El Enlace, embalse La Fe, embalse Casa Dos, embalse La Guanábana, embalse Mal País uno y Mal País Dos y embalse Sierra Maestra.

Plataforma insular

Playa en Cayo Largo

Alrededor de dos tercios de los mares que rodean la isla son someros. Desde Cabo Francés al oeste, abarcando todo el litoral occidental, norte y oriental hasta la altura de Punta del Este, pertenecientes al Golfo de Batabanó, las profundidades raras veces superan los diez metros y su promedio es de siete metros. Estos mares de escasa profundidad (asentados sobre porciones sumergidas de la región suroccidental de la plataforma insular y que abarcan un área de 34 145 Km2), condicionan grandes aportes de vapor de agua y tienden a elevar el calor latente y en consecuencia incrementan los regímenes diarios y anuales promedio de temperatura, precipitación y humedad.

A la altura de Punta del Este y hacia el oriente, la plataforma insular está festonada de bellos cayos de gran interés ecológico, pues se ha demostrado que constituyen refugio de valiosas especies de flora y fauna. La extensión de sus playas y la finura de sus blancas arenas le confieren un elevado valor turístico. Desde este punto de vista, se integran como región al sur de la Isla. Se destacan de (oeste a este): Cayo Matías (6,7 km2), Cayo Campos (7,9 km2), Cayo Aguardiente, Cantiles (con 17 km de extensión y 35 km2), Rosario (10 km de largo y 18 km2) y Cayo Largo (24 km de longitud y 37 km2), este último importante polo de desarrollo turístico de alcance nacional e internacional con perspectivas dirigidas a la fotocaza y pesca submarina, así como al yatismo y diversas modalidades de turismo ecológico.

Desarrollo Social

Cultura

Monumentos Nacionales

La Isla de la Juventud, a pesar de ser pequeña en extensión territorial cuenta con cuatro Monumentos Nacionales que recogen la historia, cultura e identidad pineras y al mismo tiempo constituyen fuente de conocimientos para los pobladores del Municipio: Las cuevas de Punta del Este, conocida como la Capilla Sixtina del Arte Rupestre Caribeño, El barco Pinero, La Finca Museo El Abra y el Presidio Modelo.

Punta del Este
Pictografías aborigenes en las cuevas de Punta del Este

Forman un conjunto cavernario que es muy conocido por las pinturas rupestres que se han encontrado en sus paredes, dejadas allí por los aborígenes en tiempos precolombinos. Algunas de ellas fueron descubiertas en el Siglo XX por un francés que naufragó, y hoy es un sitio arqueológico muy importante en el Caribe.

El estudio de las pictografías descubiertas en las cavernas del sur pinero demuestra, que el caso de la Isla de la Juventud es muy singular. Se trata de una verdadera cosmogonía que tiene en Punta del Este su más acabada expresión gráfica, plástica y abstracta, como un reto de quienes, sin poseer escritura, se adelantaron en el tiempo y plasmaron su filosofía mediante círculos concéntricos y otros símbolos asociados, casi totalmente incomprensibles en la actualidad.

En la llanura meridional los referidos motivos representan más del 90% de cuanto dibujó el aborigen y, además, alternan en varias combinaciones el rojo y el negro, juntos o separados.

Memorial Pinero
Mnumento Nacional El Pinero

En el mismo centro de Nueva Gerona, cerca del malecón que rodea el río Las Casas, que atraviesa en dos a la ciudad se encuentra situado el Monumento Nacional El Pinero, nombre de la nave de la Marina de Guerra de Cuba que trasladó a Batabanó a los jóvenes de la Generación del Centenario tras su excarcelación en 1955. Hoy sólo se puede observar el casco de la embarcación, actualmente enclavado en tierra firme en la plaza del mismo nombre.

A pesar de existir otras embarcaciones que hacían la travesía hacía Cuba, El Pinero llegó a ser el barco insignia de los pobladores, quienes esperaban el arribo y salida como un verdadero acontecimiento. El 10 de octubre de 1978 por resolución del Ministerio de Cultura fue declarado como Monumento Nacional.

Presidio Modelo
Circulares del Presidio Modelo

La Instalación se encuentra al sur del poblado Delio Chacón y a unos 5 kilómetros de Nueva Gerona. Ocupa un área aproximada de 25.8 hectáreas y una superficie edificada de unos 29 360 metros cuadrados.

Por la monumentalidad y forma panóptica es único en América Latina, destacándose 34 edificaciones componentes, además de las garitas del sistema de vigilancia y la cerca perimetral que enmarca todo el conjunto. El proyecto estuvo basado en la cárcel de Jolliet, situada en el estado de Illinois, Estados Unidos y el ingeniero jefe a cargo del proyecto original fue el arquitecto César E. Guerra. Este penal fue construido entre los meses de octubre de 1925 y febrero de 1932, bajo el régimen del presidente Gerardo Machado, quien colocó la primera piedra el 1 de febrero de 1926. En sus instalaciones estuvo recluido el líder de la Revolución Cubana tras los sucesos del Moncada de julio de 1953.

Finca Museo El Abra
Instalaciones de la Finca Museo El Abra

Finca donde residió el Héroe Nacional cubano, José Martí a su salida de presidió y donde esperó su salida hacia el destierro.

El museo abrió sus puertas el 28 de enero de 1944 con una colección formada por el mobiliario de la casa, donado por los descendientes de la familia Sardá. A partir de esta fecha y hasta 1974 el museo estuvo bajo el auspicio de la Academia de Ciencias de Cuba. Desde 1975 pasó como instancia del Ministerio de Cultura que hizo un estudio pormenorizado del inmueble y sus exposiciones, haciéndose una renovación de estas con un criterio más acorde con la ciencia museológica.

Referencias

Fuentes