Islom Karimov

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{{Ficha_de_Autoridad |nombre = Islom Karimov |imagen = 220px-Islam_karimov.jpg |descripción = Presidente de la República de Uzbekistán |nombre completo = Islam Abduganíyevich Karímov |fecha de nacimiento = 30 de Enero 1938 |lugar de nacimiento = Samarqand, wilaya de Samarqand,Plantilla:Bandera2 República de Uzbekistán |fecha de fallecimiento = |lugar de fallecimiento = |causa muerte = |educación = Ingeniero |alma máter = |ocupación= Político |cargo = Presidente de la Plantilla:Geodatos República de Uzbekistán |inicio = 31 de Agosto |final = en funciones |predecesor = |sucesor = |presidente= |monarca= |primerministro= |vicepresidente = |cargo2 = |inicio2 = |final2 = |sucesor2 = |vicepresidente2 = |presidente2= |monarca2= |primerministro2= |predecesor2= |partido político = O'zlidep |títulos = |creencias = |cónyuge = |hijos = |padre = |madre = |obras = |web = |notas = |conocido=

Síntesis biográfica

Hijo de burócrata que le dejó huérfano a temprana edad, tras completar la educación escolar se formó como ingeniero mecánico en el Instituto Politécnico de Asia Central, y más tarde se graduó en el Instituto de Economía Nacional de Tashkent, la capital de la entonces República Socialista Soviética Uzbeka (RSSU).

Comenzó su carrera profesional en la división de máquina-herramienta del sovjoz (granja estatal) de Tashkent, donde ejerció de capataz. Desde 1960 trabajó de ingeniero proyectista en la planta de montaje de aviones de carga de la capital uzbeka y en 1963 se dio de alta en el Partido Comunista de Uzbekistán (PCU), la rama republicana del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). A partir de 1966 sirvió en el aparato burocrático de la república, donde ascendió en el escalafón desde directivo de departamento hasta primer vicepresidente del Comité de Planificación Estatal (GOSPLAN) de la RSSU.

En 1983, año en que saltó el escándalo de la estafa a Moscú por el todopoderoso primer secretario del PCU desde 1959, Sharaf Rashídov, acusado de falsear los balances económicos, Karímov alcanzó el puesto de ministro de Finanzas del Gobierno de la RSSU. Tres años después, coincidiendo con su alta en el Comité Central del PCUS, se convirtió en vicepresidente del Consejo de Ministros y presidente del Comité de Planificación, subordinado al jefe del ejecutivo, Gayrat Kadyrov. Hasta 1988 siguió desempeñando funciones en el GOSPLAN.

Islom Karimov se convierte en miembro del Congreso de Diputados

El 23 de junio de 1989, al poco de convertirse en miembro del Congreso de Diputados Populares de la URSS (el nuevo superparlamento soviético convocado por Gorbachov), el PCUS le eligió para la Primera Secretaría del PCU, esto es, la primera instancia de poder en la república, sustituyendo a Rafik Nishanov. Karímov pertenecía a la generación de apparatchiks ascendidos en los años de la perestroika de Mihaíl Gorbachov como reemplazo de la vieja guardia brezhnevista, pero su adhesión a las reformas económicas o a la transparencia informativa auspiciadas por el secretario general del PCUS se daba sólo por supuesta. En realidad, como en las demás repúblicas soviéticas de Asia Central, no se produjo ningún cambio significativo en Uzbekistán, república remota, especializada en la producción algodonera y bastión del tradicionalismo y el conservadurismo.

El 24 de marzo de 1990 el Soviet Supremo le eligió para el nuevo cargo de presidente de la república en sustitución de Mirzaolim Ibrahimov. La declaración de soberanía de la RSSU aprobada por el Soviet Supremo el 20 de junio siguiente no tuvo ninguna traslación práctica, pues la república, a pesar de las tensiones étnicas (sangrientos enfrentamientos de uzbekos étnicos con turcos mesjetas y kirguizos) carecía de movimientos nacionalistas.

El 14 de julio de 1990 Karímov entró como miembro pleno en el Buró Político del PCUS, la suprema instancia del partido, y en los meses siguientes fue uno de los dirigentes republicanos más incondicionalmente ligados al proyecto de Gorbachov de renovar el Tratado de la Unión para dar acomodo a las reivindicaciones nacionalistas en una URSS verdaderamente federal. Ahora bien, cuando el 19 de enero de 1991, en la víspera de la firma del tratado por nueve presidentes más Gorbachov, se produjo el movimiento involucionista en Moscú, Karímov adoptó una posición de inequívoca simpatía por el Comité golpista.

Cuando la intentona naufragó el 21 de agosto, Karímov se apresuró a subirse a la vorágine anticomunista desatada en toda la URSS: el día 23 abandonó el Comité Central y el Buró Político del PCUS sólo horas antes de que Gorbachov anunciara su disolución, y el 31 hizo que el Soviet Supremo proclamara la independencia de Uzbekistán, la primera de las cinco repúblicas centroasiáticas en hacerlo. El 1 de septiembre Karímov se convirtió presidente de la República de Uzbekistán, desprovista ya de las condiciones de socialista y soviética. En los meses siguientes Karímov se apuntó sin reservas a los sucesivos esquemas propuestos por Gorbachov y las autoridades rusas para salvaguardar algún tipo de Unión política y económica entre estados soberanos, hasta que las imparables dinámicas disgregadoras acabaron con esta pretensión.

Así, el 13 de diciembre Karímov y sus cuatro colegas centroasiáticos reunidos en la capital de Turkmenistán, Ashjabad, solicitaron ser incluidos en la Comunidad de Estados Independientes (CEI) anunciada por Rusia, Ucrania y Bielarús cinco días atrás. Las entradas tuvieron lugar el 21 de diciembre con la suma también de Moldova, Armenia y Azerbaidzhán, dando a la sazón el golpe de gracia a la URSS.

A pesar de su ruptura con la doctrina comunista y la asunción de un programa nacional uzbeko, Karímov mantuvo intactos los cuadros dirigentes y burocráticos, que simplemente se dieron de alta en el nuevo Partido Democrático Popular (CDP) creado en noviembre como reemplazo del PCU. El 29 de diciembre Karímov arrolló en las primeras elecciones presidenciales directas con el 86% de los sufragios al candidato del partido Erk ("Libertad"), Muhammad Salih, pese a que las encuestas auguraban unos resultados muy igualados. Simultáneamente, se sometió a plebiscito la declaración de independencia y los votos afirmativos alcanzaron el 98,2%.

De los nuevos estados de la región, el Uzbekistán de Karímov fue, junto con el Turkmenistán de Saparmurad Niyazov, el que más cautela y conservadurismo exhibió a la hora de establecer un modelo económico. El mantenimiento de los sistemas de control y planificación soviéticos sólo refrenó parcialmente el derrumbe de la producción, pero dejó las reformas estructurales pendientes. En 1992 Karímov aparecía como el dirigente ex soviético más apegado al antiguo régimen, descartando la privatización de la tierra y manteniendo la política de subvenciones. Dentro de la CEI aún era un colaborador entusiasta de Rusia y sus sucesivas propuestas de integración e institucionalización de una entidad que tenía muchas dificultades para evolucionar a algo más que un mero ámbito de cooperación intergubernamental.

La pugna en Tadzhikistán entre los clanes neocomunistas por un lado y la alianza de reformistas e islámicos por el otro despertó en Karímov fuertes aprensiones sobre la reproducción de un escenario similar en Uzbekistán, hogar de importantes minorías tadzhikas deseosas de autogobierno, en Samarkanda y Bujara, y de un movimiento musulmán, activo en los terrenos religioso, cultural y político, muy bien asentado en el valle de Fergana. Ante este panorama, la respuesta del dirigente uzbeko fue doble.

Por una parte, ultimó los retoques de un Estado estrictamente laico inspirado en el modelo turco y restringió severamente la articulación de un sistema de partidos apelando a argumentos paternalistas -socorridos también en Turkmenistán y con menos insistencia en Kazajstán y Kirguizistán- sobre la prevención del orden social. Fue tal la cortapisa al libre desenvolvimiento democrático que en 1992 él mismo auspició la puesta en marcha del partido Progreso de la Patria (VT), integrado por intelectuales y hombres de negocios progubernamentales, como la alternativa formal al CDP.

Dos partidos genuinamente opositores, los centristas Erk y Birlik, fueron desde el primer momento excluidos del juego político "para preservar la paz étnica" y sus líderes forzados al exilio. A pesar del talante liberal de la Constitución adoptada el 8 de diciembre de 1992, en Uzbekistán se implantó un presidencialismo autoritario que sólo toleraba los partidos avalados por el poder. Por otro lado, Karímov compatibilizó su laicismo con la reivindicación de lo musulmán como pilar de la identidad nacional, para sustraerle el discurso al díscolo Partido del Renacimiento Islámico, basado en Fergana.

Karímov se sumó de buen talante al Tratado de Seguridad Colectiva (TSC) que seis repúblicas de la CEI adoptaron en Tashkent el 15 de mayo de 1992, en virtud del cual en octubre de aquel año unidades uzbekas se unieron a las tropas rusas que facilitaron la caída en Dushanbé del Gobierno de coalición dominado por los islamistas y la subida a la presidencia del prorruso Inomali Rajmónov. Aunque Tadzhikistán volvía a tener un régimen afín, Karímov exploró las posibilidades geopolíticas de su país y ofreció a sus autoridades determinadas garantías de protección y seguridad, más allá de los compromisos adquiridos en el seno de la CEI en forma de una brigada de pacificación de la frontera tadzhiko-afgana, junto con tropas rusas, kazajas, kirguizas. Esta oferta entró en colisión con los intereses de Rusia.

La clara reacción de Moscú contra lo que parecía la finta de un país con vocación de potencia regional principió una etapa de mutuas suspicacias y a corto plazo el distanciamiento. Karímov aspiraba a que Rusia le reconociera a Uzbekistán un rol paritario en la vigilancia de Asia Central, considerando su peso demográfico y económico (por ejemplo, su PIB era sensiblemente inferior al de Kazajstán, pero en cuanto a población le superaba en seis millones de personas, pese a tener menos de una quinta parte de su extensión).

Si esta pretensión era inaceptable en un heredero de la URSS que cada vez concebía más a la CEI como un mero instrumento de su reafirmación imperial, las otras cuatro repúblicas centroasiáticas hicieron lecturas aprensivas en torno a una hegemonía regional uzbeka, a la que Karímov parecía aludir cuando mencionaba la necesidad de "descubrir el potencial" de su país. Pero Uzbekistán podía permitirse menos hipotecas con Rusia porque no compartían frontera y porque los ciudadanos rusófonos no representaban más que el 5% de la población. Los instrumentos de presión de Moscú eran, por tanto, limitados.

A Karímov le costó establecer un sistema de alianzas regional para consolidar su independencia de Moscú. Sin mucha convicción, en 1995 sacó a colación el concepto de un Turquestán unificado de las cinco repúblicas que no podría basarse ni en la dependencia rusa ni en lo pantúrquico, ya que este referente excluiría al Tadzhikistán persáfono.

La identificación de lazos culturales e históricos como soporte de esta entidad no convenció ni en Alma-Atá, ni en Bishkek ni en Dushanbé, que no renunciaban a delegar en Rusia la seguridad de sus fronteras (Ashjabad, como en todo lo demás, prefirió ir por libre) ni dejaban de recelar de la autoproclamación por Tashkent como heredero directo del imperio levantado por el caudillo turcomongol Tamerlán en Asia Central en el siglo XIV. De hecho, existían ya tensiones con Kazajstán por litigios territoriales y con Kirguizistán por la situación de la minoría uzbeka en la ciudad fronteriza de Osh.

En estas circunstancias, la adición de Uzbekistán a diversas fórmulas de integración comercial y económica, tanto bilaterales como subregionales, obedeció a necesidades eminentemente prácticas. El 2 de marzo de 1994 Karímov suscribió con Borís Yeltsin en Moscú un acuerdo de liberalización comercial ruso-uzbeko; días después se avino a una unión aduanera centroasiática con el kazajo Nursultán Nazarbáyev y el kirguizo Askar Akáyev; y el 3 de noviembre de 1995 decidió sumarse a la Unión Aduanera de la CEI creada por Rusia, Bielarús y Kazajstán meses atrás y a la que ahora se incluyeron también Kirguizistán y Tadzhikistán.

Ahora bien, el uzbeko se marginó del acuerdo ruso-bielorruso-kazajo-kirguizo adoptado el 29 de marzo de 1996 para desarrollar un mercado común y coordinar las políticas económicas (desde 2000 este marco, con la incorporacion de Tadzhikistán, se llamó Comunidad Económica Euro-Asiática), ya que ambicionaba algo más que una unión aduanera y dotarse de una ligazón jurídica. Tashkent seguía rechazando la participación en cualquier estructura con vocación de supranacionalidad en la que tomara parte Rusia y apostando por el eje a tres con Kazajstán y Kirguizistán. La constatación de sus diferencias no fue óbice para que Karímov, Nazarbáyev y Akáyev adoptaran en Bishkek el 10 de enero de 1997 un Tratado de "Amistad Eterna" entre los tres países.

El caso es que desde la independencia los intercambios con los países CEI no han hecho más que disminuir, y para mediados de la década Uzbekistán ya comerciaba más con el resto del mundo. La determinación de Karímov era escapar de la zona rublo y obtener la autosuficiencia energética y alimentaria. Así, el 1 de julio de 1994 entró en circulación la nueva divisa nacional, el som, que sustituyo a una unidad de cuenta tan provisional como fallida, el som-cupón.

Para estabilizar el som Karímov recurrió a la asistencia financiera del FMI, lo que a su vez forzó el despegue de las reformas estructurales y la liberalización de la economía. A través de sucesivos decretos presidenciales se procedió a la subida de salarios y precios de productos de primera necesidad, la privatización de empresas estatales y la captación de inversiones para diversificar las exportaciones, que desde la URSS estaban abrumadoramente dominadas por el algodón (del que Uzbekistán es el segundo productor mundial), con los hidrocarburos y la automoción.

Con todo, las relaciones con el FMI han estado tachonadas de dificultades por la reluctancia de Karímov a introducir reformas decisivas como la privatización de la tierra y la total liberalización de los precios, sin duda por temor a su impacto social y porque atentarían contra el sistema tradicional de fidelidades y privilegios.

A medida que crecían las susceptibilidades con Rusia y los vecinos centroasiáticos, Karímov tendió puentes de colaboración con países como Estados Unidos, Francia, Turquía y China, todos los cuales ha visitado, si bien aclarando que no deseaba patrocinios de nadie y que el país seguiría una línea autónoma en las relaciones internacionales. Como sucedió con otros países de la CEI, Washington se aproximó a Tashkent por su negativa a caer en la órbita de Moscú y accedió a mantener un importante nivel de cooperación con inclusión de los aspectos militares.

Karímov se solidarizó con el embargo estadounidense

Karímov se solidarizó con el embargo estadounidense a Irán y se interesó por el ambicioso proyecto, grato a Occidente, de exportar los hidrocarburos del mar Caspio por la vía azerí-turca, en competencia con la red rusa de oleoductos en servicio. Así, el 29 de octubre de 1998 unió en Ankara su firma a las de sus colegas de Turquía, Georgia, Azerbaidzhán y Kazajstán para integrarse en el proyecto del oleoducto que partirá desde la capital azerí, Bakú, y terminará en el puerto turco de Ceyhan, en el Mediterráneo.

El mantenimiento de las barreras a las inversiones y la petrificación del régimen político han terminado por enfriar las relaciones uzbeko-estadounidenses, pero en el ámbito CEI han progresado los vínculos con otras repúblicas resueltas a fortalecer su emancipación de Rusia. El 24 de abril de 1999, con motivo de la cumbre especial de la OTAN en Washington conmemorando el 50º aniversario de la Alianza, Karímov decidió con los homólogos de Georgia, Ucrania, Azerbaidzhán y Moldova la entrada de Uzbekistán en el marco GUAM (sigla tomada de las iniciales de los cuatro países, que en adelante se llamaría GUUAM), un alineamiento subregional en la CEI, de naturaleza no institucional todavía, que aúna intereses económicos y estratégicos y que presenta una clara orientación prooccidental y proatlantista.

Al menos hasta finales de 1997, Uzbekistán gozó de estabilidad y careció de grandes retos a su seguridad. Pero la victoria militar de la milicia integrista Talibán en Afganistán, certificada con la caída del bastión uzbeko de Mazar-e-Sharif en 1998, y las primeras manifestaciones de subversión armada en Fergana por un movimiento islámico que hasta entonces había canalizado lo esencial de su activismo religioso en lo cultural, pusieron en guardia a Karímov, que vio arruinadas sus ambiciones de supremacía regional.

Con sus intrigas a varias bandas en Tadzhikistán (en noviembre de 1998 Rajmómov le acusó de azuzar una rebelión contra su gobierno de coalición de neocomunistas e islámicos) y Afganistán (protegiendo al general uzbeko Rashid Dostum, uno de los líderes de la alianza norteña antitalibán, que a raíz de la caída de Mazar-e-Sharif hubo de escapar a Turquía), el dirigente uzbeko creyó al menos haber conjurado un "segundo Tadzhikistán" en su país.

A lo largo de 1998 y 1999 se sucedieron una serie de incidentes violentos que definitivamente acabaron con la noción de Uzbekistán como remanso de estabilidad en una zona de turbulencias. En el triángulo formado por Fergana, el saliente sudoccidental de Kirguizistán y la región tadzhika de Khujand (ex Leninabad), en el extremo norte de este país, se asentó un trasiego de militantes islámicos uzbekos que causaron graves trastornos en los tres estados. Pero el verdadero aldabonazo se produjo el 16 de febrero de 1999 cuando el mismo Karímov escapó ileso a un aparatoso atentado con bombas en el centro de Tashkent, que no obstante mató a 15 personas.

La respuesta del presidente fue draconiana: tras culpar sin vacilar del intento de magnicidio a "fundamentalistas wahhabíes" (designación completamente abusiva, aplicada hoy por hoy a cualquier musulmán practicante sospechoso de deslealtad al régimen) lanzó una vasta represión en los ambientes organizados que acarreó cientos de detenciones y enjuiciamientos tanto de activistas religiosos como laicos, acentuó el control gubernamental sobre las mezquitas y seminarios musulmanes y cerró a cal y canto las sinuosas y permeables fronteras con Tadzhikistán y Kirguizistán.

El repliegue y el endurecimiento por razones de seguridad resultaron muy perjudiciales para los intercambios comerciales e inversiones de Uzbekistán, y no menos para las relaciones con Kirguizistán, pese a compartir el problema. El bombardeo en agosto de 1999 por la aviación uzbeka de pueblos kirguizos tomados por guerrilleros de Fergana levantó las iras de Bishkek, que ya venía siendo instada por Tashkent a coordinar una respuesta firme.

Desde entonces, Karímov ha reiterado las acusaciones a Afganistán y sus protectores de Arabia Saudí y Pakistán de instigar los movimientos integristas sunníes regionales e incluso ha denunciado una conexión chechena, todo lo cual conformaría una "conspiración internacional" para crear un Estado islámico en Asia Central. Aunque la hostilidad al régimen Talibán de Kabul ha puesto teóricamente a Uzbekistán en el mismo bando que Rusia, Irán, Tadzhikistán y Kirguizistán, Karímov ha insistido en continuar sus padrinazgos particulares en los dos últimos países citados y en Afganistán, así como en rechazar cualquier exhibición de fuerza por Rusia.

En mayo de 1998 estuvo de acuerdo con Yeltsin en Moscú que era perentoria una coordinación contra el "peligro fundamentalista", pero en vísperas del atentado de 1999 anunció que su país no iba a renovar la participación en el TSC de la CEI. En 2000 menudearon los enfrentamientos del Ejército uzbeko con las partidas de un Movimiento Islámico de Uzbekistán (MIU) organizado como guerrilla en Fergana y liderado por el misterioso Djuma Namangani, pero Karímov rechazó de Rusia tanto la oferta de tropas para neutralizar esta subversión como la propuesta de bombardear posiciones de los talibán en el norte de Afganistán desde territorio uzbeko.

En todo este tiempo, Karímov exhortó a los gobiernos kirguizo y tadzhiko el desarrollo de una capacidad militar y de vigilancia de las fronteras autónoma y coordinada para combatir al enemigo común. Todavía en esta línea de dar prelación absoluta a las consultas sobre seguridad, el 5 de julio de 2000 asistió en Dushanbé por primera vez como invitado a una cumbre de presidentes del denominado Grupo de Shanghai, foro que reúne a Rusia, China, Kazajstán, Kirguizistán y Tadzhikistán y que empezó a interesarle por ampliar su marco en origen comercial a los temas de fronteras y seguridad regional

En la política interior el mandatario uzbeko no ha dejado un resquicio a la oposición. En las elecciones legislativas a tres vueltas del 25 de diciembre de 1994 y el 8 y 22 de enero de 1995 sólo el domesticado VT fue autorizado a competir, dando lugar a un reparto de los 83 escaños del nuevo Oli Majlis o Asamblea Nacional abiertos al sufragio universal. Otros 167 diputados fueron nominados por las autoridades locales, que a su vez habían sido nombradas por el presidente. El 26 de marzo siguiente el 99,6% de los votantes refrendó la prolongación del mandato de Karímov que expiraba en 1997 en otros tres años, con el objeto de "sincronizar" las elecciones presidenciales y legislativas en 2000.

Las segundas elecciones legislativas tuvieron lugar el 5 y 19 de diciembre de 1999 y además del CDP obtuvieron representación otros cuatro partidos, todos progubernamentales y más que sospechosos de haber sido directamente creados por el poder; el resto de fuerzas quedaron vetadas o simplemente ya estaban prohibidas, circunstancia en la que se apoyó la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) para descalificar los comicios. Karímov dictaba las reglas del juego, y en las presidenciales del 9 de enero de 2000 se impuso con el 91,9% de los votos a un contrincante de circunstancias, Abulchafiz Dzjalalov, filósofo y secretario general del CDP.

Dzjalalov había sustituido en junio de 1996 al frente del partido a Karímov, que oficialmente se desvinculó de cualquier adscripción partidista. Aunque era irrelevante al caso, la candidatura de Karímov en la consulta de 2000 fue avalada por dos de los partidos aceptados para el juego político, Adolat (Justicia) y Fidokorlar (Autosacrificio). La OSCE, en lo que se le unió Estados Unidos, declaró que las segundas elecciones presidenciales de la independencia no habían sido "ni libres ni limpias", considerando la proscripción de otros aspirantes al cargo, la inexistencia de una prensa libre y la coacción de la población por las fuerzas de seguridad. El 22 de enero de 2000 Karímov tomó posesión con un mandato quinquenal que constitucionalmente debía ser el último.

Islam Karímov está en posesión de la orden nacional Emir Timur, es doctor honorífico por varias universidades extranjeras y, además de varios escritos técnicos, ha publicado algunos ensayos de índole político, como (título traducido al español) Uzbekistán en el umbral del siglo XXI, de 1997.

Fuentes