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*[http://www.cidob.org/es/documentacio/biografias_lideres_politicos/europa/francia/jacques_chirac Biografía Jacques Chirac]
*[http://www.eldiarioexterior.com/imagenes%5Cfotosdeldia%5CJacques%20Chirac.pdf Biografía Jacques Chirac]
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*[http://www.antesydespues.com.ar/jacques-chirac/ Biografía de Jacques Chirac]
 
*[http://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/chirac.htm Biografía de Jacques Chirac]
 
  
 
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Jacques René Chirac
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Jacques René Chirac Presidente de Francia.
Nacimiento1856
Francia Bandera de Francia Francia
Fallecimiento1924 lugar de fallecimiento=Francia

Thomas Woodrow Wilson. Hijo de un administrador de sociedades de clase media. Se diplomó por el Instituto de Estudios Políticos de París. Presidente de la República; ex primer ministro. Duración del mandato: 17 de Mayo de 1995 - 16 de Mayo de 2007. Partido político: UMP.

Jacques René Chirac. Presidente de la República; ex primer ministro

Duración del mandato: 17 de Mayo de 1995 - 16 de Mayo de 2007

Nacimiento: París, distrito V , 29 de Noviembre de 1932

Partido político: UMP

Profesión: Funcionario de la Administración

Hijo de un administrador de sociedades de clase media, recibió la instrucción escolar en los liceos Carnot y Louis-le-Grand de París, y la universitaria en la Summer School de Harvard, Estados Unidos. En 1954 se diplomó por el Instituto de Estudios Políticos de París. En estos años de estudiante participó en agitaciones callejeras y coqueteó con el Partido Comunista (PCF). Prueba de este espíritu inquieto fue su embarque, a los 18 años, en un carbonero que hacía la ruta Sudáfrica-Dunkerque durante el verano.


Heredero y continuador del gaullismo

Prestó el servicio militar en Argelia, entonces escenario de una cruenta guerra de liberación colonial, en el arma de Caballería y entre 1957 y 1959 completó su formación en la afamada Escuela Nacional de Administración (ENA), tradicional cantera de las élites dirigentes del Estado, en la que acabó el número 16 de su promoción.

En agosto de 1959 desempeñó su primera función pública en la Corte de Auditores o Tribunal de Cuentas y meses después pasó a la Secretaría General de Asuntos Argelinos, hasta abril de 1960. Algunas fuentes citan simpatías de Chirac en esta época por los pied noirs y los colonialistas de la metrópoli que se oponían agresivamente a la política del general Charles de Gaulle -aupado a la Presidencia de la flamante V República en enero de 1959 precisamente a raíz del motín militar de Argel contra el Gobierno de la IV República- de negociar con los nacionalistas argelinos la independencia del territorio.

En 1962 Chirac entró en el círculo del primer ministro Georges Pompidou como encargado de misión en su gabinete privado y en la Secretaría General del Gobierno. En 1965 fue nombrado consejero refrendario de la Corte de Auditores, puesto que iba a desempeñar hasta 1993, y obtuvo una concejalía en el ayuntamiento de Sainte-Féréole, Corrèze, en la que se iba a mantener hasta 1977.

Militante de la Unión por la Nueva República (UNR), formada el 1 de octubre de 1958 por los gaullistas a partir de las cenizas del Reagrupamiento por el Pueblo Francés (RPF), en marzo de 1967 obtuvo el acta de diputado por la circunscripción de Corrèze, que iba a ser renovada en todas las convocatorias electorales hasta 1993, y el 9 de abril siguiente le fue concedida la Secretaría de Estado para Asuntos Sociales del Ministerio de Trabajo, con responsabilidades en políticas generadoras de empleo. Entre mayo y julio de 1968 se desempeñó como secretario de Estado de

Economía y Finanzas, y el mismo año representó al cantón de Meymac en el Consejo General de Corrèze, institución para la que fue reelegido hasta 1982 y que presidió entre 1970 y 1979. En 1969 adquirió la labor de tesorero en la Fundación Claude Pompidou, dedicada a la asistencia de ancianos y niños discapacitados. Entre el 7 de enero de 1971 y abril de 1972 fue ministro-delegado responsable de las relaciones con el Parlamento en el gabinete de Jacques Chaban-Delmas. En el ejecutivo de Pierre Messmer sirvió como titular de Agricultura y Desarrollo Rural entre abril de 1972 y el 27 de febrero de 1974, y del Interior desde esa fecha al 27 de mayo de 1974. Cuando Messmer dimitió el 27 de mayo de 1974, Chirac fue nombrado primer ministro por el nuevo presidente, Valéry Giscard d´Estaing, a quién había apoyado en las urnas no obstante la concurrencia de un candidato gaullista, Chaban-Delmas, y renovó el Gobierno de la mayoría presidencial, esto es, la coalición de la Unión de Demócratas por la República (UDR, nueva denominación de la UNR desde 1968), la Federación Nacional de Republicanos Independientes (FNRI) de Giscard y el Centro Democracia y Progreso (CDP) de Jacques Duhamel, siendo no gaullistas las dos últimas formaciones.

La promoción de Chirac a la jefatura del movimiento gaullista culminó el 14 de diciembre de 1974 cuando se impuso sobre Jacques Legendre, el candidato de los barones tradicionales como Chaban-Delmas y Michel Debré, en la elección para la Secretaría General de la UDR, donde sustituyó a Alexandre Sanguinetti, si bien las peleas internas en una formación rica en líderes supusieron la cesión del puesto ejecutivo el 15 de abril de 1975 a André Bord, reservándose Chirac el ascendiente con el título de secretario general honorario desde el 15 de junio.

Por lo que respecta al Gobierno, las diferencias en política exterior con Giscard, que tenía un enfoque más constructivo en todo lo relacionado con la CEE y la OTAN, algo que para el gaullismo ortodoxo y populista constituía poco menos que una traición a la obra del fallecido general, condujeron a la dimisión de Chirac el 25 de agosto de 1976 y su sustitución por el economista no adscrito Raymond Barre al día siguiente.

El 5 de diciembre siguiente fue elegido presidente de Reagrupamiento por la República (RPR) en la asamblea fundacional de la formación, versión renovada de la UDR, que pasó a mejor vida. El proyecto del RPR fue interpretado como una maniobra de Chirac para subrayar la independencia del gaullismo, el cual, aun sin abandonar la mayoría presidencial, no iba a ser una mera caja de resonancia de las decisiones de Giscard.

Chirac fue elegido el 20 de marzo de 1977 alcalde de París frente al candidato apoyado por Giscard, Michel d´Ornano, el 1 de mayo de 1979 presidente de la Asociación Internacional de Alcaldes y Responsables de Capitales y Metrópolis

Francoparlantes, y el 10 de junio de 1979 diputado del Parlamento Europeo en las primeras elecciones directas a esta institución comunitaria.


La cohabitación con Mitterrand

En 1980 Chirac abandonó la condición de europarlamentario para preparar su candidatura a las elecciones presidenciales del año siguiente. Proclamado el 5 de febrero de 1981 aspirante oficial del RPR al Palacio del Elíseo sobre Debré (quien, empero, no desistió de concurrir por libre), el 26 de abril quedó tercero con el 18% de los votos tras Giscard y el socialista François Mitterrand. Chirac pidió el voto para este último en la segunda ronda, decisión que no sorprendió por cuanto que sus relaciones con Giscard habían terminado siendo pésimas.

En las legislativas del 14 de junio el RPR vio ensanchada la

brecha que le separaba cel Partido Socialista (PS), que en la

edición del 12 de marzo de 1978 le había arrebatado el puesto

de primer partido del país: si entonces la formación

neogaullista obtuvo el 22,4% de los votos, ahora registró el

20,9%, lo que se tradujo en sólo 83 de los 491 escaños de la

Asamblea Nacional, una pérdida de nada menos que 70 diputados.

Reelegido presidente del RPR en enero de 1982 y alcalde de

París el 20 de marzo de 1983, Chirac regresó a la jefatura del

Gobierno el 20 de marzo de 1986 a resultas de la victoria

obtenida cuatro días atrás por la alianza, sellada en abril de

1985, del RPR y la Unión por la Democracia Francesa (UDF) de

Jean Lecanuet, que, con el 41,2% de los votos y 286 diputados,

se quedó a tres escaños de la mayoría absoluta, iniciando una

inédita cohabitación con Mitterrand, siendo la primera vez en

la V República que el inquilino del Elíseo no se sustentaba en

la mayoría parlamentaria. Chirac formó un gabinete que mantuvo

un escrupuloso equilibrio entre el RPR y todas las formaciones

que integraban la UDF.

Los tratos entre el franco e impulsivo Chirac y el intrigante

e imperturbable Mitterrand solo pudieron discurrir con suma

dificultad. Por de pronto, el presidente socialista se negó a

firmar varios de sus decretos de privatización a gran escala

del patrimonio empresarial del Estado, que eran uno de los

pilares del programa de desregulaciones y austeridad

financiera, e igualmente denunció su proyecto de decreto para

restringir el derecho de los inmigrantes a adquirir la

nacionalidad francesa. El PS se opuso a su vez a la ley de

habilitación económica y social, que facultaba al Estado para

despedir trabajadores públicos incluso sin la autorización

administrativa.

Algunos procedimientos de reforma económica por la vía

expeditiva, popularmente llamados de guillotina, tuvo Chirac

que convertirlos en proyectos de ley y someterlos a la

Asamblea Nacional, donde distaba de tener una mayoría segura.

Así, luego de superar una moción de censura gracias a la

abstención del Frente Nacional (FN) de Jean-Marie Le Pen, el

primer ministro vio sacada adelante en ambas cámaras del

Parlamento la ley sobre privatizaciones, no teniendo

Mitterrand más remedio que estamparle su firma el 6 de agosto

de 1986.

Las políticas neoliberales de Chirac, inspiradas en los

modelos de Margaret Thatcher en el Reino Unido y Ronald Reagan

en Estados Unidos, suscitaron, por su alcance y su tramitación

sin concierto social, fuerte animosidad en las centrales

sindicales. Además del programa de privatizaciones, el

Ejecutivo de Chirac procedió a devaluar el franco, a congelar

los salarios en el sector público, a ahorrar en el presupuesto

y a liberalizar el control de cambios y los precios

industriales.

El veterano dirigente socialista batió nuevamente a Chirac en

las presidenciales de 1988, tanto en la primera vuelta del 24

de abril, por el 34,1% de los votos contra el 19,9%, cuando

resultó perjudicado por la concurrencia de Raymond Barre por

cuenta de la UDF, como en la segunda del 8 de mayo, por el 54%

contra el 45,9%.

El 10 de mayo, de acuerdo con sus prerrogativas, Mitterrand

nombró primer ministro al socialista Michel Rocard, y como

confirmación del renovado empuje socialista, el 5 y 12 de

junio la alianza RPR-UDF, presentándose con la lista común

Unión del Reagrupamiento y el Centro (URC) el algunas

circunscripciones, perdió en la legislativas al caer al 37,6%

de los votos y los 257 escaños. Estos comicios tuvieron visos

de humillación para Chirac, ya que el RPR, con sus 126

diputados, fue superado por la UDF en cuanto a número de

escaños, no obstante haberle aventajado en porcentaje de

votos, con el 19,8.

Chirac fue reelegido alcalde de París el 19 de marzo de 1989 y

presidente del RPR el 11 de febrero de 1990, y de nuevo el 7

de marzo de 1993. Cuando la Unión por Francia (UPF), la nueva

confederación electoral formada por el RPR y la UDF -ahora

presidida personalmente por Giscard- en junio de 1990, venció

contundentemente en las legislativas del 21 y el 28 de marzo

de 1993 con el 39,4% de los votos y 460 de los 577 escaños (de

los que el 20,3% y 247, respectivamente, correspondieron al

RPR), Chirac decidió no ser primer ministro por tercera vez y

cedió el cometido a su correligionario y amigo personal

Édouard Balladur, a fin de preparar esmeradamente su cita con

las presidenciales de 1995.

Chirac exigió tras la primera vuelta de las legislativas la

dimisión de Mitterrand, pero ante las amenazas del jefe

socialista de nombrar un primer ministro de la UDF se apresuró

a aclarar que nadie discutía "el derecho del presidente a

terminar su mandato".


3. Llegada al Elíseo en 1995: en busca de la nueva grandeur El 4 de noviembre de 1994 Chirac dimitió como presidente de

RPR (el secretario general, Alain Juppé, se hizo cargo del

puesto interinamente hasta su confirmación el 15 de octubre de

1995) y lanzó oficialmente su candidatura al Elíseo. Comenzó a

modular su discurso hacia los postulados del gaullismo

original de progreso económico con justicia social, cohesión

nacional, Estado fuerte y nacionalismo en el exterior. También

incluyó en sus propuestas el mantenimiento de un franco

fuerte, la corrección de la "fractura social", tras años de

prácticas económicas liberales, y una política de empleo

activa. Clamorosamente, la cuestión de la construcción europea

quedó relegada a un oscuro segundo plano.

La irrupción, no esperada y para algunos, ingrata, de Balladur

en la contienda electoral puso en algunos apuros a Chirac, que

por culpa de la división del voto conservador quedó detrás del

socialista Lionel Jospin en la primera vuelta del 23 del

abril, con el 20,8% de los sufragios. Sin embargo, en la

segunda ronda del 7 de mayo la unidad del voto más una

fulminante recuperación en los sondeos permitieron a Chirac

imponerse con el 52,6%.

El 15 de mayo dimitió como diputado en la Asamblea Nacional,

el 16 hizo lo propio como alcalde de París, tras 18 años de

ejercicio municipal, y el 17 asumió la Presidencia de la

República en sustitución de Mitterrand, con un mandato de

siete años. Al día siguiente, nombró primer ministro a Juppé,

cuyo plan de austeridad económica, incluyendo alzas

impositivas para reestructurar la cobertura social y la

congelación de los salarios de los funcionarios, apoyó sin

ambages.

Chirac debutó con una reafirmación neogaullista en la política

exterior francesa, sobre la que proyectó su acusada

personalidad. El 13 de junio de 1995 anunció la inmediata

reanudación de las pruebas nucleares en los atolones coralinos

de Mururoa y Fangataufa, en la Polinesia Francesa, generando

un notable revuelo internacional que daño su popularidad

dentro y fuera de Francia. El 29 de enero de 1996, después de

seis detonaciones, el presidente anunció que Francia ya estaba

en situación de simular los tests en el laboratorio y por lo

tanto de suscribir el Tratado de Prohibición Total de Pruebas

Nucleares (CTBT).

Asimismo, en julio de 1995 endureció la postura ante los

serbios de Bosnia con el envío de una Fuerza de Reacción

Rápida para la defensa de los efectivos de la ONU, y a finales

de agosto con la participación de la aviación francesa en los

bombardeos de la OTAN que precipitaron el final de la guerra

civil en la antigua república yugoslava. El 14 de diciembre de

ese año París fue el escenario de la solemne firma (en

realidad, una mera rúbrica de lo suscrito en la ciudad

estadounidense de Dayton el 21 de noviembre anterior) del

acuerdo de paz para Bosnia-Herzegovina, por los tres

presidentes implicados, el serbo-yugoslavo Slobodan Milosevic,

el croata Franjo Tudjman y el bosniomusulmán Alija

Izetbegovic.

El 5 de diciembre de 1995 Chirac comunicó el progresivo

retorno de Francia a las estructuras militares de la OTAN, de

las que estaba ausente desde 1966 por decisión del general de

Gaulle, lo que eliminó los últimos impedimentos técnicos para

la participación gala, con un gran dispositivo militar, en las

operaciones bélicas y de pacificación de la Alianza en Kosovo

a partir de marzo de 1999, luego de fracasar unas

negociaciones de paz en Rambouillet, cerca de París, que

fueron supervisadas por él personalmente.

En este capítulo, Chirac se sumó a los dirigentes occidentales

partidarios de la máxima dureza con Milosevic, al que en

octubre de 1996 había recibido en el Elíseo. Ello quebró el

tradicional vínculo de Francia con el Estado yugoslavo

(Belgrado rompió las relaciones diplomáticas el 25 de marzo de

1999, un día después del inicio de los bombardeos aliados), si

bien la derrota militar, luego electoral y finalmente el

derrocamiento de Milosevic en el alzamiento popular de octubre

de 2000 devolvió la normalidad diplomática.

Desde el inicio de su mandato, Chirac cursó varias visitas a

Oriente Próximo, destacando por su carácter histórico las

realizada a Líbano en abril de 1996 y a Israel en octubre de

1996, donde, en el curso de una gira regional, protagonizó un

inusual incidente, abroncando a los policías israelíes que en

un exceso de celo trataban de separarle de la multitud

palestina que le aclamaba.

Estas visitas buscaron subrayar la independencia de la

diplomacia francesa en un proceso de paz conducido básicamente

por Estados Unidos (mientras duró aquel, ya que la segunda

intifada palestina y el estado bélico casi permanente que se

instaló en los territorios autonómos y ocupados hicieron

añicos una década de negociaciones y acuerdos) y, como

contrapeso del eje con Israel potenciado por la superpotencia

americana, mostraron un matiz proárabe y propalestino

evidente.

Por ejemplo, el Gobierno israelí tachó de parcial la

interpretación por el Elíseo del levantamiento palestino

iniciado en septiembre de 2000, a cuya reconducción Chirac

trató de contribuir convocando en París, el 4 y el 5 de

octubre, una reunión de urgencia entre el presidente Yasser

Arafat y el primer ministro Ehud Barak.

Chirac realizó sus primeros encuentros oficiales con el

presidente ruso Borís Yeltsin en París el 20 de octubre 1995,

con el estadounidense Bill Clinton tres días después en la

sede de la ONU en Nueva York, con motivo de la 50ª Asamblea

General, y con el primer ministro británico John Major en

Londres el 6 de noviembre de 1995. Su primer acto exterior fue

para con el canciller alemán Helmut Kohl en Estrasburgo el 18

de mayo de 1995.

Bien pronto quedó de manifiesto que las relaciones

franco-alemanas se resintieron por la falta de sintonía entre

ambos líderes, tanto en el proceso de construcción europea

como en la coordinación de las políticas de defensa, irritando

a Kohl, por no haberle sido consultado al respecto, el anuncio

por Chirac el 22 de febrero de 1996 de la profesionalización y

la reducción de las Fuerzas Armadas francesas. Asimismo,

Chirac estrenó visitas oficiales a Alemania el 25 de octubre

de 1995, a Estados Unidos el 31 de enero de 1996 (primera de

un presidente francés desde 1984), a Rusia el 19 de abril de

1996 y a China el 15 de mayo de 1997.

Por otro lado, ha sido el anfitrión de destacadas reuniones

internacionales, entre las que se destacan: el Consejo Europeo

de Cannes, el 26 y 27 de junio de 1995; la 22ª Cumbre del G-7,

en Lyon del 27 al 29 de junio de 1996; la adopción del Acta

Fundacional sobre las relaciones OTAN-Rusia, en París el 27 de

mayo de 1997; la II Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno

del Consejo de Europa, en Estrasburgo el 10 y 11 de octubre de

1997; la 20ª Conferencia Franco-Africana, en París el 27 y 28

de noviembre de 1998; y, la cumbre fundacional del Nuevo

Partenariado para el Desarrollo de África (NEPAD), en París el

8 de febrero de 2002.

En la Cumbre del Consejo de Europa en Estrasburgo sostuvo un

encuentro trilateral con Yeltsin y Kohl del que salió un

acuerdo para crear un nuevo eje de cooperación

Francia-Rusia-Alemania con cumbres anuales, que él presentó

como una iniciativa para frenar la influencia de Estados

Unidos en Europa. Ahora bien, las relaciones con Moscú se

enfriaron luego a raíz de la segunda campaña militar rusa

contra la república secesionista de Chechenia, desde

septiembre de 1999, a la que Chirac no ahorró críticas.

El encuentro con el nuevo inquilino del Kremlin, Vladímir

Putin, en París el 29 de octubre de 2000 en la víspera de la

VI Cumbre Unión Europea-Rusia, sirvió para superar

discrepancias, encontrando los líderes en el rechazo tajante a

la impugnación por Estados Unidos del Tratado sobre

Antimisiles Balísticos (ABM) de 1972 para desarrollar sin

estorbos su sistema de Defensa Nacional Antimisiles (NMD),

estrategia que juzgaron lesiva para los esfuerzos

internacionales contra la proliferación nuclear, un buen

asidero para reponer el diálogo franco-ruso en su nivel

anterior.


4. Liza con Alemania por la reforma de la UE El 11 de junio de 1997 Chirac recibió en París al nuevo primer

ministro británico, el laborista Tony Blair, y el 30 de

septiembre de 1998 al canciller alemán electo, el

socialdemócrata Gerhard Schröder, con el que celebró la 72ª

Cumbre Franco-Alemana en Potsdam los días 30 de noviembre y 1

de diciembre. El presidente galo, que había tenido su última

diferencia con Kohl en mayo de 1998 en torno a la adopción de

euro como el nombre de la moneda común europea, se avino a

recomponer el eje franco-alemán con Schröder, que compartía la

tesis de concluir la reforma de las instituciones de la UE

antes de proceder al ingreso de una docena de estados de

Europa central y oriental a partir de 2004/2005.

En la cumbre bilateral celebrada en Berlín el 27 de junio de

2000, Chirac, por otra parte receptivo a las posturas de

dureza contra Austria por la formación de un gobierno de

coalición entre los populares de Wolfgang Schüssel y la

extrema derecha de Jörg Haider, preconizó una "gran

transición" de la UE a partir de la Conferencia

Intergubernamental de Niza, consagrada a la reforma pendiente

de las instituciones, en lo que resaltó el papel vertebrador

del "grupo pionero", esto es, Francia y Alemania.

Su petición de clarificar el reparto de competencias

nacionales y comunitarias se interpretó como un esfuerzo de

conciliar los nuevos ímpetus supranacionales provenientes de

Alemania con el irrenunciable concepto francés de la soberanía

nacional. Por lo demás, su defensa en la práctica de un modelo

de construcción europea de dos velocidades marcó el abandono

de sus anteriores reticencias y prudencias ante una

organización tal como la había conformado Mitterrand. Pero,

más todavía, el 9 de febrero de 2001, durante una cumbre

franco-británica con Blair en Cahors, rompió un tabú de la

diplomacia gala al vislumbrar una UE funcionando como una

"federación de estados-nación".

El alarde moderadamente federalista de Chirac causó sorpresa

general, ya que se situaba en las antípodas de las esencias

originales del gaullismo -las cuales aseguraba atesorar el

partido soberanista y euroescéptico Reagrupamiento por Francia

(RPF), formado en noviembre de 1999 por Charles Pasqua,

antiguo colaborador suyo en el gobierno de 1986-1988 antes de

disentir y finalmente romper con el RPR, siguiendo la pauta

del soberanista liberal Philippe de Villiers, al frente del

Movimiento por Francia (MPF) desde 1994- y sobrepasaba las

declaraciones al respecto hechas por el PS.

Pero además, se producía cuando aún resonaban los ecos de las

escaramuzas libradas en los Consejos Europeos de Biarritz y

Niza en el segundo semestre de 2000, cuando Francia ostentó la

presidencia de turno de la UE. La sumamente espinosa reforma

de las instituciones comunitarias, imprescindible para dar

acomodo a la docena de estados solicitantes en los primeros

años del nuevo siglo, se ventiló en Niza en un consejo con una

duración excepcional: del 8 al 11 de diciembre.

Chirac sostuvo en la ciudad mediterránea un duro rifirrafe con

Schröder a propósito del reparto de votos en el Consejo de la

UE para la toma de decisiones que precisan de mayoría

cualificada, ya que el canciller aspiraba a que Alemania se

diferenciara de los demás estados grandes atendiendo a su

mayor peso demográfico. El presidente se negó en redondo a

conceder esta primacía germana, argumentando la condición de

Francia de país fundador de la Comunidad y hasta la posesión

de armas atómicas como un elemento de superioridad

cualitativo. Finalmente, se impuso la posición francesa de

mantener la paridad de votos (29 ahora) con Alemania, Italia y

el Reino Unido, tal como quedó expuesta en la declaración

anexa al Tratado firmado por el Consejo de Ministros el 26 de

febrero de 2001.

En el Consejo de Biarritz, el 13 y 14 de octubre de 2000,

Chirac, no obstante los comentarios ardientemente europeístas

que iba a realizar al cabo de poco, se encargó de acotar los

vislumbres de una organización con preeminencia de lo

supranacional sobre lo intergubernamental al rechazar que la

nueva Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea,

embrión de una hipotética Constitución Europea, tuviera fuerza

jurídica vinculante mediante su incorporación al Tratado de la

Unión.


5. La segunda e inversa cohabitación con Jospin En el plano interior, al poco de asumir, Chirac hubo de

desdecirse de varias de sus promesas electorales y reconoció

que sin resolver previamente el problema del déficit

presupuestario no se liberaría dinero suficiente para sufragar

las políticas de empleo. El caso es que la muy impopular

reforma de la Seguridad Social presentada por Juppé, que

generó una vasta protesta social y dos huelgas generales del

sector público antes de terminar 1995, le salpicó en los

sondeos de opinión.

En esta tesitura, el 21 de abril de 1997 convocó elecciones

legislativas anticipadas para los días 25 de mayo y 1 de

junio, con la esperanza de revalidar una mayoría suficiente,

pese a que la alianza RPR-UDF ya gozaba de una mayoría

abrumadora en la Asamblea Nacional, y afrontar con

tranquilidad los retos del futuro inmediato.

No obstante, el electorado emitió contra Chirac una sanción

imprevista y otorgó la victoria al PS de Jospin, que se

convirtió en primer ministro el 3 de junio. Los partidos del

Gobierno sumaron el 29,9% de los sufragios y 242 escaños (el

15,7% y 134 para el RPR), los más flojos resultados de una

mayoría presidencial desde 1959. Chirac, primer presidente de

la V República que convocaba unas legislativas sin una crisis

de Gobierno que las justificara y luego las perdía, se

encontró, pues, con una cohabitación que se auguraba incierta,

habiendo de escuchar demandas de dimisión por provocar una

situación que a nadie agradaba.

Ahora bien, en uno de sus inveterados lances acomodaticios, el

10 de junio se aprestó a salir en defensa del nuevo primer

ministro en su cuestionamiento de los mecanismos de disciplina

a aplicar a la futura moneda común europea, además de sentirse

vindicado con la propuesta del dirigente socialista de

imprimir un giro social a la construcción económica europea.

En cuanto a la política interna del bloque de centro-derecha,

vapuleado en las elecciones regionales y cantonales, el 23 de

marzo de 1998 el RPR rompió su silencio sobre los polémicos

pactos de algunos dirigentes regionales de la UDF con el FN,

calificando de racista y xenófobo a este partido y criticando

duramente a sus inesperados aliados.

Por lo que se refirió a la crisis ideológica del RPR,

escenificada en el congreso extraordinario del 31 de enero y 1

de febrero de 1998, Chirac movilizó a sus incondicionales para

frustrar la propuesta del presidente del partido desde el 6 de

julio de 1997 en sustitución del dimitido Juppé, Philippe

Séguin, ex ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, y

presidente saliente de la Asamblea Nacional, de modernizarlo y

de desvincularlo de las prácticas corruptas, cambio que los

chiraquianos y los tradicionalistas equipararon con la

asunción de los planteamientos liberales de la UDF y la

desvirtuación de las peculiaridades gaullistas, lo que a la

larga, en su opinión, conduciría a la fusión de ambos partidos

por asimilación doctrinal del chico al grande.

Aunque había encarnado una tendencia del neogaullismo en la

acepción prístina del movimiento puesto en marcha por el

general en 1947, es decir, con apelaciones a lo social y lo

popular, reacia a los dogmas liberales y las estructuras

supranacionales, y aunque, como Pasqua, había pedido el no en

el referéndum del 20 septiembre de 1992 sobre el Tratado de

Maastricht (entonces, si bien la dirección del RPR dio la

libertad de voto a los afiliados, Chirac, Juppé y Balladur

recomendaron hacerlo en sentido afirmativo), Séguin, a raíz

del descalabro en las urnas en 1997, se había aliado con

Balladur y otro dirigente del ala liberal, Nicolas Sarkozy, en

la defensa de una regeneración del partido que pasaba por el

apartamiento de residuos doctrinales como la planificación

industrial, el culto al Estado y el dirigismo centralizado, y

la asunción del liberalismo sin reservas, es decir, más

achicamiento del Estado como actor económico, más

privatizaciones, más desregulación, la reducción de la función

pública y el estímulo de las iniciativas de empleo y los

fondos de inversión privados.

La plataforma impulsada por Séguin fue derrotada en el

congreso, dejando a su promotor tocado sin remisión. El 16 de

abril de 1999, Séguin dimitió por sorpresa y la presidencia

del RPR la asumió en funciones Sarkozy, que ostentaba la

Secretaría General desde hacía dos años. El 4 de diciembre de

1999, la conducción orgánica del RPR se la llevó, en una

elección interna abierta a los afiliados, la alcaldesa de San

Juan de Luz, Michèle Alliot-Marie, considerada próxima a

Chirac.

En agosto de 1998, Chirac, semanas después de desatarse un

entusiasmo en el país desconocido desde la Liberación en 1944

por la victoria de la selección nacional en el Campeonato

Mundial de Fútbol celebrado en casa -euforia que, siempre

atento a las oportunidades de cara a la galería, él se aprestó

a capitalizar-, vio estrecharse el cerco judicial en derredor

por el caso de los empleos ficticios gestionados por el

Ayuntamiento de París, al descubrirse que su firma como

alcalde había validado algunos contratos de militantes del

RPR, los cuáles se habrían beneficiado del salario

correspondiente a un trabajo no desempeñado.

Los fundados indicios y sospechas de que Chirac estaba al

tanto de estas irregularidades, relacionadas con la

financiación ilegal del RPR, dieron pie a exigencias de

procesamiento, pero el 11 de enero de 2000 el Tribunal de

Apelación de Versalles dictaminó que, según la Constitución,

el jefe del Estado es penalmente irresponsable y sólo puede

ser procesado por el Alto Tribunal de Justicia por el supuesto

de traición a la patria.

Algo más tarde, el 24 de septiembre, Chirac volvió a errar con

una apuesta de tipo electoral, cuando se sometió a referéndum

una reforma constitucional para recortar el mandato

presidencial de los siete a los cinco años. Aunque la

iniciativa salió adelante con el 73% de los votos afirmativos,

Chirac no obtuvo la expresión de apoyo popular que esperaba al

alcanzar la abstención el 70%. La consulta era del todo

innecesaria, ya que tanto el RPR como el PS habían asumido la

reforma y su aprobación por la vía parlamentaria estaba

sobradamente garantizada.


6. Un año político en clave preelectoral Desde la presidencia de la UE en el segundo semestre de 2000,

Chirac acentuó su primacía en la conducción de la política

exterior francesa, tomando la delantera a Jospin en

posicionamientos de calado y con un ojo siempre atento a su

imagen pública, pues en 2002 tocaba una doble cita con las

urnas, presidencial y parlamentaria, y nadie dudaba que

acudiría de nuevo a la primera lid.

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 de la

organización Al Qaeda contra Nueva York y Washington, Chirac

fue el primer mandatario europeo que visitó al presidente

George W. Bush, el 18 de septiembre, para expresarle sus

condolencias por las víctimas y ofrecerle la "total

colaboración" de Francia en la estrategia de respuesta militar

en el seno de una coalición mundial contra el terrorismo,

aunque Estados Unidos prefirió las intervenciones por su

cuenta sobre las acciones multilaterales con mandato de la

OTAN, donde Francia y los demás aliados europeos invocaron la

autodefensa colectiva.

Así refrenada la alerta de combate inicial, la contribución

gala a la campaña militar en Afganistán en octubre de 2001

contra la red terrorista del saudí Osama bin Laden y el

régimen talibán afgano consistió en el envío, vía Uzbekistán,

de un contingente de retaguardia para asegurar el estratégico

aeropuerto de la ciudad norteña de Mazar-i-Sharif y de algunos

comandos para ayudar a los estadounidenses en misiones de

rastreo e interceptación por tierra.

En otro orden de cosas, en el verano de 2001 retornaron al

primer plano los sumarios sobre las sinecuras en el

ayuntamiento parisino, la adjudicación irregular de viviendas

sociales por la misma corporación, y el pago entre 1992 y 1995

con fondos de dudoso origen de viajes privados de Chirac y su

familia. La hija y consejera de comunicación del presidente,

Claude, fue llamada a testificar por el juez instructor del

sumario de los viajes y durante unas semanas se creyó que la

primera dama, Bernadette Chirac, podría ser también citada.

En su discurso a la nación el día de la fiesta nacional del 14

de julio, Chirac rebatió las "insinuaciones" y "calumnias" de

las que eran objeto su familia y su círculo de allegados,

apuntó al PS como instigador de las investigaciones judiciales

en curso y rechazó que los magistrados pudieran llamarle a

declarar. Como hiciera el Tribunal de Apelación año y medio

antes, el Tribunal de Casación zanjó en octubre que el jefe

del Estado gozaba de inmunidad penal mientras durara su

mandato presidencial.


7. Abrumadora reelección en 2002 con regusto de victoria

pírrica El 11 de febrero de 2002 Chirac presentó su candidatura a la

reelección y desgranó las propuestas de su programa, que,

reflejando lo que decían las encuestas sobre la jerarquía de

preocupaciones de los franceses, estaba coronado por los temas

de la delincuencia y la inseguridad ciudadana. El líder

neogaullista prometió una "tolerancia cero" con los

delincuentes, la reforma del sistema judicial y la dotación de

más medios a las fuerzas del orden.

En lo económico, propuso una política de reactivación fundada

en recortes sustanciales de los distintos tramos del impuesto

sobre la renta y del impuesto de actividades económicas, y en

la exoneración de cargas sociales a los empresarios que

contrataran a jóvenes. La semana laboral de 35 horas

establecida por Jospin sería respetada, pero como regulación

estrictamente voluntaria y particular de cada empresa, para no

dañar las iniciativas privadas de mayores cotas de trabajo y

producción.

Chirac no convenció a dos líderes del centroderecha, François

Bayrou, presidente de la UDF y del principal de sus

componentes, la democristiana Fuerza Democrática (FD), y Alain

Madelin, presidente de Democracia Liberal (DL, el antiguo

Partido Republicano de Giscard, que abandonó la UDF en 1998),

de que renunciaran a presentar sus candidaturas

presidenciales, aunque tampoco les presionó en demasía, ya que

nadie imaginaba en vísperas de la primera vuelta del 21 de

abril un escenario de voto tan fraccionado como para poner

siquiera en peligro el paso a la segunda vuelta de los dos

postulantes principales del centroderecha y la izquierda.

Y sin embargo, lo que sucedió fue aún más perturbador y

espectacular: con el 16,9% de los votos, Le Pen, que maximizó

los beneficios de su campaña contra los inmigrantes y la clase

política con las habituales soflamas xenófobas, chovinistas y

antieuropeas, descabalgó a Jospin para la segunda ronda,

sumiendo al PS en la mayor humillación electoral de su

historia. Chirac sólo superó en tres puntos al jefe del FN y

registró el más bajo resultado obtenido por un candidato

cabecero desde la instauración del voto presidencial directo

en 1965.

Aunque pírrica, la victoria de Chirac frente a Le Pen el 5 de

mayo estaba asegurada, y sólo faltaban por conocer los

porcentajes. Así, se dio la extraordinaria paradoja de que el

presidente en ejercicio con menos apoyo popular en la V

República iba a arrasar en el ballotage gracias al respaldo

masivo de sus opositores políticos con el único objeto de

frenar a un tercer candidato en discordia, que era percibido

como un peligro para la democracia.

Todas las fuerzas del Gobierno de la izquierda plural, que

tenía los días contados, a saber, los socialistas, los

comunistas, los verdes, los radicales de izquierda y los

soberanistas de izquierda de Jean-Pierre Chevènement (el ex

ministro de Defensa y del Interior era un detractor furibundo

del actual jefe del Estado) llamaron a votar por Chirac en la

segunda vuelta con distintos grados de acrimonia y

resignación, pero como una "reacción republicana espontánea"

que no admitía dudas sobre lo que se jugaba el país y lo que

tocaba hacer.

Satisfecho de que se aceptara su llamada al cierre de filas

táctico en torno a su candidatura, Chirac diseñó una

estrategia que concedía atención preferente a las legislativas

de junio, las cuales había que ganar también para zafarse de

la fastidiosa cohabitación con las izquierdas y para

desarrollar su proyecto de presidencia reforzada, adquiriendo

atribuciones en política interior, fundamentalmente en la

seguridad pública, y copando el protagonismo en las políticas

exterior y de defensa.

Sin pérdida de tiempo, el 23 de abril se anunció la creación

de la Unión por la Mayoría Presidencial (UMP), concebida no

meramente como una alianza entre el RPR y la UDF para la

presentación de listas electorales conjuntas, sino como el

embrión de un gran partido unitario del centroderecha al

servicio del presidente. El proyecto venía fraguándose desde

hacía meses e implicó al RPR, la DL y dos fuerzas hasta

entonces pertenecientes a la UDF, el Partido Radical de

François Loos y el Partido Popular por la Democracia Francesa

del ex ministro de Exteriores Hervé de Charette. Sólo la

familia política de Bayrou declinó unirse y optó por mantener

a flote la sigla de la UDF.

Mejorando los pronósticos, el 5 de mayo Chirac se deshizo de

Le Pen con un apabullante 82,2% de los sufragios (sobre una

participación del 79,7%) y al día siguiente, usando su

atribución constitucional, aceptó la dimisión de Jospin, sobre

la mesa desde la noche de la primera vuelta, y nombró primer

ministro a uno de los dirigentes de la DL más próximos al

Elíseo y entregados al proyecto UMP, Jean-Pierre Raffarin,

presidente regional de Poitou-Charentes. El 7 de mayo tomó

posesión el Gabinete, de equilibrio entre el RPR, la UDF y la

DL, pero con predominio de los chiraquianos de confianza y la

presencia añadida de algunos nombres independientes con poso

intelectual.

El 16 de mayo Chirac prestó juramento de su segundo mandato,

por cinco años esta vez, confiado de poder trasladar los ecos

de su renovación triunfal a la composición de la Asamblea

Nacional. Ciertamente, los comicios del 9 y el 16 de junio de

2002 redondearon el éxito de Chirac al recibir la UMP una

confortable mayoría absoluta de 357 escaños con el 33,7% de

los votos. Un éxito, eso sí, un tanto fortuito y mermado de

legitimidad política, ya que el malestar de la ciudadanía con

las instituciones y los dirigentes de la V República seguía

intacto, siendo la mejor prueba la abstención registrada en la

segunda vuelta del día 16, el 39,3%, altísima para los

estándares franceses.

A mayor abundamiento, el efecto Le Pen tocó techo y el FN,

perjudicado por el sistema mayoritario, no obtuvo ningún

escaño al encontrar bloqueado el ballotage en sus

circunscripciones más fuertes por las listas comunes del

centroderecha. Así las cosas, el 17 de junio Raffarin fue

confirmado al frente del Gobierno por Chirac.

El presidente francés está en posesión de la Gran Cruz de la

Legión de Honor, la Gran Cruz de la Orden Nacional del Mérito,

la Cruz al Valor Militar, la Gran Cruz del Mérito de la Orden

Soberana de Malta, la Medalla de la Aeronáutica y la Orden de

Servicios a la Patria de Rusia. Es igualmente caballero del

Mérito Agrícola, de las Artes y las Letras, de la Estrella

Negra, del Mérito Deportivo y del Mérito Turístico. Ha escrito

los libros Discours pour la France à l´heure du Choix, La

Lueur de l´espérance: réflexion du soir pour le matin (1978),

Une nouvelle France, réflexion 1 (1994) y la France pour tous

(1995).

Fuentes