Jenízaros

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Jenízaros
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Cuerpo élite de soldados de infantería del ejército otomano
Activa1330-1826
PaísBandera de Turquía Turquía
FidelidadA los sultanes
TipoInfantería
FunciónGuardia especial
TamañoDesde 100 hombres en sus inicios a más de 10 000 en los últimos tiempos
Guerras y batallas
Batalla de Kosovo 1389, Batalla de Varna 1444, Toma de Constantinopla 1453

Jenízaros. Cuerpo de soldados de infantería, cuya misión era la protección del sultán otomano, así como la custodia del palacio imperial. Su nombre proviene del turco “Yeniçeri”, que significa nuevas tropas y fue creado por el sultán Murad I en 1330. Constituía lo que se podría llamar el ejército imperial permanente, siendo una especie de guardia pretoriana similar a la de los emperadores romanos y también los precursores de los cuerpos militares profesionales modernos. Es abolido por el sultán Mahmud II en 1826.

Orígenes

Los orígenes de los jenízaros se pierden a través de la historia. Según la tradición, su fundador fue Orhan I, que reinó desde 1326 hasta 1359. Los historiadores modernos, como Patrick Kinross, ponen la fecha un poco más tarde, hacia 1365, bajo el hijo de Orhan, Murad I, el primer sultán del Imperio Otomano. [1] Es imposible expresar la fecha exacta en la que por primera vez unidades del cuerpo de jenízaros formaron parte del ejército turco otomano. Pero la gran contribución de los jenízaros como soldados de infantería en la batalla de Kosovo en 1389, es un hecho histórico.

Importancia

En el momento de su fundación, el cuerpo de Jenízaros constaba quizás de unos pocos centenares de soldados, quienes constituían la guardia personal del sultán. Sin embargo, su creación dio lugar a un pequeño ejército estable, cuya habilidad en el manejo de las armas y espíritu de cuerpo, adquirido a través de de la convivencia y la lucha común, proporcionaron un centro estable a los ejércitos otomanos. Además, estas tropas tenían la obligación de servir al sultán, con lo que la deserción o la no comparecencia en el campo de batalla, daban lugar a la pérdida del pago. Esto permitía al sultán reclutar en cualquier momento un número previsible de soldados.

En ese papel, eran una fuerza eficaz y, al carecer de otra fuente de protección y patrocinio, razonablemente fiel al sultán. En las últimas fases de la batalla de Ankara en 1402, fueron los jenízaros quienes se quedaron luchando alrededor del sultán, cuando el resto del ejército había desertado. En la batalla de Varna de 1444, cuando la mayor parte de la caballería había abandonado el campo, fueron los jenízaros los que se mantuvieron firmes en torno a Murat II y, de forma crucial, capturaron y mataron al rey húngaro [2]


Reclutamiento

En un principio, el ejército otomano estaba formado principalmente por guerreros libres que dependían de jefes tribales o clanes (al estilo occidental de vasallaje durante la Edad Media). Esto suponía dos grandes problemas: en primer lugar, los soldados no aceptaban casi nunca un destino de infantería debido al riesgo que conllevaba y, en segundo lugar, el carácter de los clanes era muy cambiante, debido a ello, el sultán muchas veces no podía confiar en la lealtad o moral de sus tropas.

En 1380 el Sultán Selim I tuvo la idea de incrementar sus filas como resultado de un impuesto en forma humana denominada “devshirmeh”; mediante la incorporación a filas de hombres seleccionados inicialmente al azar y posteriormente según unos criterios cada vez más severos. Los jenízaros eran, inicialmente, esclavos o súbditos de las regiones yugoslavas, griegas, albanesas y húngaras y por tanto, mayoritariamente cristianos. Esa forma de reclutamiento tenía doble ventaja: debilitaba las poblaciones cristianas y daba al soberano hombres que, debiéndoselo todo, no conocían a nadie más que a él, a quien estaban consagrados en cuerpo y alma. Sin embargo, a partir del siglo XV comenzaron a reclutarse soldados entre los propios turcos, con el propósito de aumentar la población musulmana de las provincias europeas que casi exclusivamente se componían de pueblos cristianos.

Organizados como un cuerpo de infantería en una época en la que en toda Europa prevalecía el reclutamiento feudal, los jenízaros fueron el primer ejército de oficio de los tiempos modernos, ejército cuya disciplina y eficacia sembraban el terror en el campo del adversario.

Requisitos

Los requisitos para el reclutamiento eran los siguientes:

  • Los chicos para reclutar debían tener entre 8 y 18 años de edad.
  • En caso de que el individuo pudiera satisfacer los demás requisitos, el límite de edad podría extenderse hasta los 20.
  • Era indispensable que los chicos que tuvieran estas edades, gozaran de plena salud y tuvieran rasgos faciales y corporales agradables.
  • El reclutamiento se podía efectuar en todo el país o solamente en una zona limitada.
  • En temporada de reclutamiento, en los pueblos o barrios se reclutaba un joven por cada cuarenta casas.
  • El muchacho para ser reclutado según las normativas, debía de ser uno de cada dos hermanos varones.
  • Aquellos que fuesen el único hijo (varón) de su familia no podrían ser reclutados aunque cumplieran con todos los demás requisitos.
  • No podía ser reclutado, a pesar de cumplir con toda la normativa, aquel muchacho que estuviera casado a pesar de tener menos de dieciocho años de edad [3].

Entrenamiento y educación

Durante el tiempo que duraba su entrenamiento, los muchachos eran recluidos en escuelas militares llamadas Acemi Oğlanı, en las que se le enseñaban tácticas de combate cuerpo a cuerpo y manejo de todo el abanico armamentístico de la época.

Pero no todo eran duros ejercicios físicos en las Acemi Oğlanı. Aparte de las cosas que los futuros soldados iban a necesitar para llevar a cabo su profesión, se les enseñaban otras como literatura, idiomas o cálculo, además de diversos juegos y deportes destinados a favorecer la camaradería y la cohesión entre el futuro escuadrón de jenízaros.

Los alumnos que estudiaban en estas escuelas militares estaban obligados a aprender de memoria el Corán y, pese a que no estaban obligados a ello, la mayoría terminaba convirtiéndose al Islam antes de que llegara el momento que todos esperaban con fervor, el día en el que dejaban de ser niños para convertirse en jenízaros.

Sólo los que hubieran demostrado mayores aptitudes durante el largo periodo de entrenamiento alcanzaban este estatus y, desde ese mismo momento, consagraban su vida al cumplimiento del deber. La única familia de un jenízaro era el resto de su pelotón y su único padre era el sultán del Imperio Otomano.

Los Jenízaros estaban animados por un selecto espíritu de grupo, con emblemas y banderas propios, y disfrutaban, además, de un “fondo” de pensiones para los ancianos y los inválidos, tenían como emblema una marmita, símbolo de la abundante alimentación que recibían.

Estructura

La guardia jenízara estaba organizada en orta (equivalente en turco a regimiento), llegando a contar en su momento de mayor esplendor hasta 196 ortas. El sultán era el comandante supremo de los jenízaros, si bien el cuerpo era organizado y comandado por el ağa (comandante). La guardia jenízara se dividía en tres categorías:

  • Cemaat (tropas fronterizas), con 101 ortas.
  • Beyliks o beuluks (la guardia personal del sultán), con 61 ortas.
  • Sekban o seirnen, con 34 ortas.

Además existían 34 ortas integradas por los acemi (aprendices). En un principio, podían ascender de rango tan sólo dentro de su propia orta y sólo por criterios de antigüedad y jerarquía. Abandonaban la unidad tan sólo para asumir el mando de otra.

El número de integrantes de las tropas jenízaras varió según la época desde 100 a más de 200.000.

Armamentos

En cuanto a las armas, existía una gran variedad. Si bien, en un principio, predominaron las hondas y los arcos, el desarrollo de las armas de fuego, propio de la Edad Moderna, no fue ajeno a estos soldados que pronto pasaron a incorporar pistolas y mosquetes.

Decadencia y final

El cuerpo de jenízaros había sido una fuerza militar de élite dentro del ejército del Imperio Otomano desde mediados del siglo XV, y así se había mantenido a lo largo del siglo XVI, sosteniendo los triunfos militares otomanos de manera decisiva a lo largo de sus guerras contra España, la Casa de Habsburgo y el Imperio Safávida. No obstante, al empezar el siglo XVII la eficacia militar de los jenízaros disminuyó a la par que aumentaban sus ambiciones políticas. Dedicados al comercio, y a la intriga política, perdieron gran parte de su efectividad y prestigio.

Desde mediados del siglo XVII habían dejado de ser una tropa élite para degenerar en una casta militar ineficiente en combate pero dotada de grandes riquezas e influencia política, lo bastante poderosa para imponer condiciones al propio sultán o intrigar con los visires en cuanto a la designación de sucesores al trono otomano, desde sus cuarteles generales en Estambul. Sin embargo, aún tenían fuerza militar suficiente para imponer su poder a los soberanos otomanos, impidiendo todo intento de reforma militar y exigiendo privilegios y riquezas, a imitación de lo ocurrido siglos antes con la Guardia Pretoriana del Imperio Romano. Para inicios del siglo XIX sumaban cerca de 135,000 hombres en todo el Imperio, la mayoría de los cuales ni siquiera eran soldados en activo sino simples civiles adheridos a esta tropa en funciones administrativas.

En 1826, tras la humillante derrota en la Guerra de independencia de Grecia, el sultán Mahmut II emitió un edicto informando que se estaba constituyendo un nuevo ejército, llamado Nizam-ı Cedid, organizado y entrenado con técnicas europeas, y basado en reclutas de etnia turca. Parece ser que la intención de Mahmut II era provocar una sublevación de los jenízaros, que jamás aceptarían la formación de una nueva tropa de élite.

La fecha de publicación del edicto fue el 11 de junio de 1826, siendo recibido con gran oposición de los jenízaros. Tal como Mahmut II y sus ministros habían previsto, las tropas de jenízaros de Estambul, las principales del Imperio Otomano, se sublevaron en las calles de la capital, siendo reducidas por tropas de caballería sipahi. Las tropas leales al gobierno, mejor armadas y entrenadas, sofocaron la revuelta de los jenízaros y bombardearon sus cuarteles con artillería moderna, matando a cerca de 4,000 jenízaros rebeldes tras tres días de lucha. Otros miles más fueron masacrados por las tropas del Nizam-ı Cedid en las calles.

El 16 de junio, tras exterminar a los últimos jefes jenízaros, el sultán ordenó la expropiación de los bienes de los jenízaros y disolvió oficialmente este cuerpo, privando a sus miembros de todo rango y equipo militar, y exiliando a los sobrevivientes a provincias lejanas del Imperio. Gran cantidad de jenízaros lograron sobrevivir a la revuelta, escondidos de las autoridades y migrando discretamente a otros oficios.

Los jenízaros en la literatura

  • El árbol de los jenízaros de Jason Goodwin: novela histórica y detectivesca, ambientada en el Imperio Turco de 1830.
  • La sublime puerta de Jesús Sánchez Adalid: narra las aventuras de un soldado español, apresado por los turcos.

Referencias

  1. Kinross, Patrick. The Ottoman Centuries: The Rise and Fall of the Turkish Empire. London: Perennial, 1977, p. 54.
  2. Imber, Colin. El Imperio Otomano 1300-1650. Ediciones B, S.A.: Barcelona, 2004, p. 270.
  3. Reşat Ekrem Koçu, Yeniçeriler. Jenízaros. Ediciones Koçu: İstanbul, 1964, p.19.

Fuentes

  • Jenízaros. Consultado el 12 de noviembre de 2013.
  • Jenízaro. Consultado el 12 de noviembre de 2013.
  • Los jenízaros. El primer ejército profesional de la historia. Consultado el 12 de noviembre de 2013.
  • Los Jenízaros. Consultado el 12 de noviembre de 2013.
  • Los jenízaros. Guardia pretoriana del sultán. Consultado el 12 de noviembre de 2013.
  • Jenízaros. Consultado el 12 de noviembre de 2013.
  • Jenízaros, los de la Sublime Puerta. Consultado el 12 de noviembre de 2013.
  • Cervantes y Jenízaros. Consultado el 12 de noviembre de 2013.
  • Los Jenízaros. Consultado el 12 de noviembre de 2013.
  • Los Jenízaros. Consultado el 12 de noviembre de 2013.
  • Incidente Afortunado. Consultado el 12 de noviembre de 2013.
  • Brehier, Louis. Vida y muerte de Bizancio. México: UTEHA, 1956.
  • Goodwin, J. El árbol de los jenízaros. España: Seix Barral, 2007.
  • Imber, Colin. El Imperio Otomano 1300-1650. Ediciones B, S.A.: Barcelona, 2004.
  • Önalp, Ertuğrul. El acercamiento de Cervantes a la realidad otomana. Historia 16, número 275, año XXIII,
  • Öztuna, Yılmaz. Hojas de la historia turca. Ediciones del Ministerio de Educación: İstanbul, 1999.
  • Sáez Abad, R. El sitio de Viena, 1529. Zaragoza: HRM Ediciones, 2013.
  • Uzunçarşili, İsmail Hakki. Los cuerpos dependientes de la Sublime Puerta en la organización estatal otomana. Ankara: Ediciones de la Sociedad Turca de Historia, 1988.
  • Veiga, Francisco. El turco: diez siglos a las puertas de Europa. España: Editorial Debate, 2006