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José Gutiérrez de la Concha
Información sobre la plantilla
Josesenadorv.jpg
NombreJosé Gutiérrez de la Concha
Nacimiento4 de junio de 1809
Córdoba de Tucumán
Fallecimiento5 de noviembre de 1895
Madrid, Bandera de España España
TítuloMarqués de La Habana y Vizconde de Cuba.

José Gutiérrez de la Concha. Marqués de La Habana. Militar español, de convicciones moderadas. Optó por la carrera de las armas, participó en diferentes episodios militares y políticos, alcanzó el grado de capitán general y presidió el Senado durante varios años.

Síntesis biográfica

Nació en Córdoba de Tucumán el 4 de junio de 1809, cuando su padre, marino de guerra, estaba destinado en las colonias americanas.

Era hijo de Juan Antonio Gutiérrez de la Concha y Mazón y de Petra de Irigoyen. Se trasladó a España con el resto de la familia cuando contaba con cinco años. En 1822 ingresó en la Academia de Artillería, de la que se licenció en 1826 con el grado de subteniente. Su primer destino fue el 5º Regimiento de Artillería. Impartió clases en el Colegio de Artillería entre 1829 y 1830. Permaneció en el cuerpo de artillería hasta 1837, año en el que pasó al cuerpo de caballería.

Trayectoria militar

Se formó en la Academia de Artillería. Sus primeros ascensos en la carrera militar, como sucedió con otros militares españoles del momento, se dieron en la primera Guerra Carlista, en la que fue ayudante de los generales en Jefe del Ejército del Norte, Valdés, Córdoba y Espartero. Este último le nombró Jefe de los escuadrones de su escolta, además de Coronel, y le relacionó con la que sería su mujer: la hermanastra de la propia mujer de Espartero.

El fusilamiento, por Espartero, en 1841 de su compañero de armas y amigo, general Diego de León, le llevó al retiro, y sólo se reintegró cuando Espartero partió para el exilio en 1845. En los años de la "década moderada" pasó desde Brigadier hasta Teniente General, desempeñando distintos cargos militares, tales como Capitán General de las provincias vascongadas (1845), comandante general de las tropas destinadas a sofocar la rebelión de Galicia (1846), Director General de Caballería (1847 y 1853), Capitán General de la Isla de Cuba (1850). Durante todo el año anterior al bienio progresista intrigó contra el Gobierno por lo que tuvo que partir para el exilio, aunque fuera por poco tiempo.

Se destacó en las batallas de Arlabán en 1836, Galarreta, Legutiano y Goa; por su acción en esta última plaza obtuvo la Cruz de Segunda Clase de San Fernando y el ascenso a comandante. Combatió en las batallas de Legarda y Belascoain, por las cuales obtuvo el grado de teniente coronel. Al final de la guerra poseía el grado de coronel y se le concedió el mando del Regimiento de Caballería de Borbón que operaba en el Ejército del Centro. Se enfrentó con Espartero y junto al general León participó en 1841 en un fracasado intento de derrocar al regente, tras el cual solicitó su retirada del ejército.

Gutiérrez de la Concha permaneció alejado de la vida militar y política durante la regencia de Espartero. Se reincorporó a la carrera militar en 1843, cuando comenzó la Década Moderada. Ese mismo año fue ascendido a brigadier. En 1844 reprimió con dureza las revueltas de Zaragoza y Cartagena, por lo que obtuvo el cargo de mariscal de campo y una nueva Cruz de San Fernando. Posteriormente fue trasladado a Madrid, donde colaboró en la redacción del reglamento táctico del arma de Caballería. Fue nombrado capitán general de Vascongadas en 1845, año en el que obtuvo el acta de diputado por Logroño, lo que supuso el inicio de su carrera política. Volvió a reprimir una revuelta en 1846, esta vez en Galicia y fue ascendido a teniente general ese mismo año.

Trayectoria política

El gobierno de Gutiérrez en Cuba

La Isla de Cuba estaba conturbada cuando, en 13 de noviembre de 1850, tomó posesión de su mando, como Capitán General, José Gutiérrez de la Concha. La simiente revolucionaria abonada con la acción tiránica y omnímoda de Tacón, O'Donnell había germinado. La azarosa situación del país demandaba la presencia de un hombre de carácter firme, resolución severa y talento previsor. El general Concha distaba mucho de hallarse en el disfrute de tan señaladas prendas humanas.

En una alocución al país dirigida al posesionarse de la Capitanía General dijo Concha que abrigaba la firme resolución de aplicar todo el rigor de las leyes militares a cuantos se atreviesen a atentar contra los derechos, que juzgaba por supuesto sagrados, de la rama borbónica por él representada. El hombre que hablaba así se hallaba precedido en Cuba de la fama de liberal sincero, sin dobleces ni titubeos.

Las gentes honradas, teniendo por cierto y valedero cuanto las trompetas de la fama habían anunciado respecto de José Gutiérrez de la Concha, lo acogieron, aun después de los desplantes de su alocución, con respetuoso afecto. Su liberalismo se tradujo en muy poco. Creyó él que había transpuesto los linderos de la prudencia o que por lo menos se había excedido en bondades permitiendo, por el precio de una grande ovación, que, de concierto con el texto del dúo de Los Puritanos, se dijese en un escenario libertad, y no lealtad, como la ridícula censura exigía, y admitiendo en su trato y amistad a un hombre de ideas avanzadas, Ramón Pintó, catalán con familia respetable y arraigo hondo en La Habana. Concha fue gobernante irresoluto, a la par que desposeído de un verdadero criterio de justicia, hasta dejar, en abril de 1852, el mando de Cuba.

Del gobierno de Concha quedaron en Cuba infaustas memorias. Puerto Príncipe y Trinidad sufrieron los efectos de sus procedimientos draconianos. Con ensañamiento sofocó los brotes de patriotismo dirigidos por Narciso López, a quien hizo ejecutar en garrote. Su público proceder estuvo acorde con el tono de su alocución del 13 de noviembre de 1850. Las amenazas fulminadas tuvieron fatal realización.

Tras la revolución de julio de 1854 fue, de nuevo, enviado a Cuba, donde gobernó la isla hasta 1859, rodeado de problemas sociales, económicos y políticos que no supo resolver. Durante su mandato tuvo lugar el asesinato del independentista Castañeda y las ejecuciones de Etampes y Pintó. Abandonó la isla en 1859, sin haber encontrado solución a la mayoría de los problemas.

En 1868 tuvo que huir tras presenciar la derrota de Alcolea, en Córdoba. Regresó a España en 1874, con la subida al trono de Alfonso XII, y fue designado por tercera vez, Gobernador de Cuba en abril de 1874, cargo del que tuvo que dimitir a causa de algunos escándalos administrativos.

Por su victoria contra los rebeldes fue galardonado con la Gran Cruz de San Fernando y los títulos de Vizconde de Cuba y Marqués de La Habana.

Vida política de Gutiérrez en España

Inició su carrera política como Diputado a Cortes por el Distrito de Logroño. Los diputados del Congreso le eligieron vicepresidente de la Cámara en 1847. El 1 de abril del mismo año fue nombrado director general de Caballería, cargo que ocupó hasta septiembre de 1850. En septiembre de 1853 volvió a ser nombrado director general de Caballería. Gutiérrez de la Concha y otros generales jóvenes de ideología moderada comenzaron a mostrarse contrarios a la política del gobierno de Luis José Sartorius, Conde San Luis. Mostró su desacuerdo votando en contra del gobierno en el Congreso, por lo que fue destinado a Palma de Mallorca. Esta decisión molestó bastante a Gutiérrez de la Concha por lo que pidió su paso al retiro o una suspensión de empleo, pero su petición fue desestimada. Se vio obligado a exiliarse durante un breve período de tiempo en París tras la revolución de julio de 1854. Ocupó la cartera de Guerra en el gabinete presidido por, Manuel Pando y Fernández de Pinedo, Marqués de Miraflores, desde el 2 de marzo de 1863 hasta el 17 de enero de 1864, cuando fue sustituido por Francisco Lersundi.

Desde el 23 de junio de 1863 ocupó de forma interina el Ministerio de Ultramar, que pasó a desempeñar de forma definitiva a partir del 29 de noviembre hasta el 17 de enero de 1864. Ocupó en 1867 la capitanía general de Castilla la Nueva. Al estallar la Revolución de 1868, La Gloriosa, Isabel II le puso al frente de sus tropas y el 19 de septiembre de 1868 le nombró presidente del Consejo de Ministros. Gutiérrez de la Concha se reservó las carteras de Guerra y Marina, y al frente de los demás ministerios situó a subsecretarios y directores generales. El general no supo defender los intereses de la monarca, y su gobierno fue el último de Isabel II.

Después del triunfo de la Revolución se exilió en Francia. Fue elegido senador en 1871, pero no llegó a tomar posesión del cargo. Regresó a España poco después de la Restauración, el 3 de enero de 1874.

Fue nombrado Senador Vitalicio en 1877. Sus posiciones políticas variaron mucho durante la Restauración. Comenzó el período afiliado al Partido Liberal conservador de Cánovas del Castillo, para unirse posteriormente a los fusionistas encabezados por Sagasta. Entre 1881 presidió el Senado y el Consejo Supremo de Guerra y Marina. Presidió nuevamente el Senado en 1886.

Escritos de Gutiérrez de la Concha sobre la Isla de Cuba

Sus tres mandatos como Capitán General de la Isla de Cuba le hicieron un especialista en este tema. Su primer libro impreso en 1853 lo hace con el título de Memoria acerca del estado político, gobierno y aspiraciones de la isla de Cuba. Después de su segundo mandato como Capitán General de Cuba publicó en 1859 Ensayo sobre la situación política de la Isla de Cuba. Su tercer mandato se cerró con la publicación de Memoria sobre la guerra de la isla de Cuba.

La familia de Gutiérrez de la Concha

Casado con Vicenta Fernández de Luco y Santa Cruz los contrayentes declararon no tener bienes en el momento de su boda. Aunque su patrimonio se incrementaría sobre todo con las diversas herencias que recibió su esposa, entre ellas la de sus padres y sobre todo la de su hermanastra Jacinta Martínez de Sicilia y Santa Cruz (esposa de Baldomero Espartero), la nota negativa fue que se le tachó de poca sensibilidad al reclamar con “demasiada prontitud” los bienes que le correspondía.

La alta posición social del marqués de La Habana propició que sus tres hijas ennoblecieran con sus matrimonios: Carmen se casó con el marqués de Guadalest, Vicenta con el conde de Torrejón y Jacinta con el duque de Bivona y conde de Xiquena.

Muerte

Murió en Madrid el 5 de noviembre de 1895.

Fuentes

  • Calcagno, Francisco. Diccionario biográfico cubano; compendio hasta 1878: New York:Impr. y Librería de N. Ponce de León, 1878.
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