José María Martínez Tamayo

José María Martínez Tamayo Plantilla:Personaje histórico

José María (Papi) como cariñosamente le decían, nació el 31 de marzo de 1936 en la calle Antonio Guiteras # 211, en Mayarí. Oriente. Hijo de José Ramón Martínez y Lucia Tamayo. Aprendió las primeras letras adquiriendo el primer grado en la escuela Julio E Carballo.

Labor revolucionaria

Comienza a trabajar como ayudante de tractorista, tarea que desarrollaba con dificultades, debido a la poca edad y a lo pesado del trabajo y las herramientas que tenia que utilizar. Se hace tractorista y magnifico aprendiz de pala mecánica. Del producto de su trabajo contribuye con buenas cantidades al Movimiento 26 de Julio. En el tiempo muerto trabajaba en la Habana en la Compañía de la Chell como soldador, oficio que aprendió con perfección para ganar lo suficiente y ayudar a la familia.

Era la imagen del revolucionario conciente, forjado con dureza en la lucha durante años; pero a la vez lleno de sentimientos, de una gran modestia y sensibilidad, manifestándose en medio de vicisitudes y peligros, sin olvidar en ningún momento su patria, padres, hijos, hermanos, ni el cumplimiento del deber revolucionario.

Al terminar la guerra presta servicios en una compañía de tanques en Managua, luego pasa al Departamento de investigaciones del Ejército Revolucionario y más tarde, al crearse el Ministerio del Interior es uno de los primeros que lo integra.

En la Crisis de Octubre, pone a prueba una vez más el carácter, el arrojo y la decisión de lucha que hay en él.

Internacionalismo

Mientras que la Humanidad estaba atenta a los acontecimientos que se desarrollaban en el Caribe, él burlando el estrecho bloqueo que en esos momentos ha puesto alrededor de Cuba la Flota Yanqui, va a cumplir una misión de importancia a favor del movimiento revolucionario en Guatemala. Dos años mas tarde Papi acepta y solicita autorización al Ché para incorporarse al movimiento de liberación nacional de Argentina. Su trabajo revolucionario se concreta a la Organización de las bases necesarias para el ingreso a Salta en la Argentina, partiendo de Tarifa a Bolivia.

Desde Tarifa, como base operacional, Papi utiliza su falsa identidad Boliviana, para trasladase a distintos puntos del país y a la Argentina, donde personalmente hace los contactos, organiza redes de comunicación y suministro, realiza reconocimientos en zonas donde operan los guerrilleros. Una vez establecido el foco guerrillero en la provincia de Salta, Papi pretende incorporarse definitivamente a éste, no recibiendo la autorización solicitada, regresa a su patria.

Nuevamente Papi inicia en abril de 1965 una nueva misión, es elegido esta vez para aportar sus conocimientos guerrilleros en El Congo también la historia recoge su destacada participación junto al comandante Ernesto Guevara en la gesta liberada en tierras del continente africano.

Guerrilla boliviana

Su trayectoria le permitió ser uno de los seleccionados para integrar la gloriosa guerrilla internacionalista que encabezó el Che en Bolivia. Lo hizo en 1966, bajo documentos colombianos que le permitió ser el primer cubano que arriba a Bolivia para trabajar en el recibimiento de Ernesto Ché Guevara, junto a Tamara Bunke, Tania y otros revolucionarios cubanos. De inmediato se dio a la tarea de crear las condiciones idóneas para facilitar la llegada del Che y de los otros compañeros de la nación sudamericana. Sentó las bases operativas necesarias para el inicio de la guerrilla boliviana, a la cual se incorpora posteriormente.

Al realizar una intensa actividad como combatiente internacionalista usando indistintamente los seudónimo de Papi, Ricardo y Chinchú.

Cuando la guerrilla se encontraba en las márgenes del río Rosita, se produjo un choque con el ejército. El grupo logró atravesar el río, pero en el cruce Papi fue herido. Al ir en su rescate Alberto Fernández Montes de Oca, Pacho, también resultó herido y Raúl Quispaya cayó muerto.

Muerte

El 30 de julio de 1967, para dolor de sus compañeros de armas, desaparecería físicamente uno de los guerrilleros más queridos, más respetados, más admirados. Maestro en el fuego, José María Martínez Tamayo cumplió con su madre cuando le prometiera que por él siempre iba a poder caminar con la frente muy alta porque cayó gloriosamente, luchando junto al Guerrillero Heroico por la segunda y verdadera independencia de América.

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