José Vento Ruiz

José Vento Ruiz
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Datos personales
Nacimiento3 de julio de 1925
San Francisco, Valencia
PremiosPremio de la Crítica Ateneo de Madrid, Premio Certamen de Artes Plásticas, Madrid, III Bienal del Mediterráneo, Alejandría Fundación March, Premio Nacional de Pintura 1967, Certamen de Pintura "Unión Fenosa", 1995
Premios
 
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José Vento Ruiz . Pintor valenciano representante de la neofiguración española, que evolucionó hacia una abstracción poética que desembocaría, ya en los años noventa, en color puro despojado de cualquier trazo que se interpretase como signo. Miembro del Grupo Zeta y del Grupo Hondo.

Biografía

José Vento Ruiz nació el 3 de julio de 1925 en la casa familiar de la Bajada de San Francisco, calle que desemboca en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia, la más bulliciosa arteria de la ciudad. Hijo de Joaquín Vento Pallardó y María José Ruiz Giner. Su padre era un enólogo formado en Burdeos, heredero, junto a su hermano José, de la empresa de vinos y alcoholes Bodegas Vento fundada por Vicente Vento Aguilar. Joaquín Vento era un hombre creativo y de empuje, inaugurará como empresario el Café Champagne, el primer café-pastelería que permitirá la entrada de las mujeres en un ámbito antes restringido a los hombres.

También introducirá los métodos franceses para el cuidado de los mostos y montará el obrador Fan-Fan que fabricaba y vendía caramelos y dulces con ayuda de modernos métodos de publicidad. Pero la vocación personal de Joaquín se encontraba en las letras, ya escribiendo poesía, cuentos (El amor engaña. Valencia 1914) o pequeñas obras de teatro junto a su amigo Manuel Ferrandis Agulló que publicaban con ilustraciones de Arturo Ballester Marco (18921981). Algunas incluso llegaron a ser representadas (El santo de la casa. Teatro Apolo. Feb. 1911). Su madre era una mujer que dedicará su vida a la atención y cuidado de su familia. María José era hija de un artesano del calzado a medida laureado en la Exposición Universal de Bruselas y nieta del jardinero del Parterre de Valencia.

Infancia

Su infancia transcurre entre Valencia y las poblaciones de Burjassot, a la que su familia se traslada en 1927 y, posteriormente, al Cabañal, pueblo marítimo vecino del Grao de Valencia al que se trasladan en 1930. Allí, en la calle de la barraca, será desde donde Joaquín Vento gestiona los negocios de exportación de vinos y alcoholes, y el café Bonamar que se encontraba en el puerto. José Vento inicia sus estudios de Enseñanza Primaria en 1932, pero al año siguiente contrae una pleuritis tifoidea que lo retiene en reposo por espacio de un año en la localidad de Buñol. Obligado a permanecer en casa, hace del dibujo una distracción que cada día le interesa más y con la que se convierte en espectador del mundo. Al año siguiente, continúa pintando con el aliento de la familia, sorprendida por su talento. Vento se restablece poco a poco y vuelve en 1935 a Valencia, donde, con ritmo pausado, continúa pintando los aledaños del puerto o la Malvarrosa y Nazaret, bien a lápiz, con colores apastelados o con las nuevas pastillas de acuarela. Le cautivan las embarcaciones y los parajes vecinos al mar, sobre todos las acequias y huertos que rodean Valencia. Reinicia los estudios abandonados por la enfermedad, pero en esta nueva etapa de primaria está provisto de su recien experiencia y termina sus estudios básicos adquiriendo prestigio entre sus compañeros por su habilidad como dibujante de caricaturas y retratos.

En 1936 ingresa en el instituto de Enseñanza Media para cursar los estudios de Bachillerato pero la guerra civil los interrumpe dramáticamente. Dos hermanos mayores marchan al frente mientras la familia Vento se traslada a Buñol en 1937 huyendo de los bombardeos. En 1939, la familia Vento regresa a Valencia donde José tiene que contratarse en diversos oficios, mientras pinta y estudia. De vez en cuando presenta los dibujos a la consideración del pintor Ricardo Navarro Povés, amigo de la familia, quien le corrige y anima. En 1940, José Vento se matricula en la Escuela de Artes y Oficios de Valencia en electricidad, hasta que, durante el proyecto del curso, un aparatoso accidente le convence de que no tenía cualidades para la electricidad. Al finalizar el curso decide que su vocación es la pintura y se dedica con intensidad a pintar retratos de familiares y amigos al mismo tiempo que realiza estudios del puerto que le servirán más tarde para llevarlos al óleo. También pinta en el exterior, por las acequias vecinas, entre huertas y cañaverales, con un amigo de su padre, Vicente Tamarit, pintor de imaginación deslumbrante y proceder histriónico.

Trayectoria artística

Finalmente, en 1942 José Vento ingresa en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos de Valencia. Allí da comienzo una etapa que templará su carácter y conformará su proyecto estético y vital futuro. Como dibujante y pintor con cierta experiencia, llega a la escuela con un gusto y una técnica incipiente pero que choca irremediablemente con el canon académico. Durante su etapa en San Carlos conocería a los que serían sus compañeros y amigos como Manolo Gil (1925-57) y Federico Montañana (1928-2005). En 1944, acompañando a su padre, realiza su primer viaje de estudios a Madrid para visitar los museos y eventos que se desarrollaban en la capital, como la Exposición Nacional de Bellas Artes. En el Museo de El Prado y en la pinacoteca de La Real Academia de San Fernando estudia los principales pintores: Tiziano (1485-1576), El Greco (1541-1614), Velázquez (1599-1660) y Goya (1746-1828). De vuelta en Valencia decide matricularse en Grabado con el profesor Evaristo Furió que, con el tiempo, se convertirá en un amigo entrañable y que respaldaría al Grupo Z. Su formación en dibujo y pintura va progresando mediante su personal empeño ya a contracorriente del gusto de la Escuela, lo que le supone un esfuerzo que, después de períodos de intenso trabajo e investigación, los siguen otros de dudas e incertidumbre sobre su camino en la plástica. Estos ciclos, que se repetirán como un estímulo durante toda su trayectoria, hubieran podido tener catastróficas consecuencias, si no hubiera sido por el reconocimiento de sus compañeros y, incluso, de los propios académicos, quienes le conceden en 1945 y 1946 sendas Medallas de Oro en la Exposición de Arte Universitario en la modalidad de Pintura. En 1947, gana una Beca de Paisaje para completar estudios en la localidad madrileña de El Paular bajo la dirección del pintor y catedrático especializado en paísaje Eduardo Martínez Vázquez (1886-1971), y donde conocerá a otros pensionados como Manolo Mampaso (1924-2001), Antonio Povedano (1918-2008), Carlos Pascual de Lara (1922-58), Antonio Bolaño o la pintora Begoña Villate Ibarra quién será en el futuro su compañera.

Grupo Z

De vuelta de nuevo en Valencia, animado por la experiencia vivida en Madrid y los contactos con otros pintores españoles, funda en 1947 junto a Manuel Gil, Federico Montañana, Jacinta Gil (1917), Carmen Pérez Giner (c.1925), Ricardo Zamorano (1930), Xavier Oriach (1927), Custodio Marco (1925-2003) y Manolo Benet, el Grupo Z, con el que se organiza una nueva estética frente al sorollismo, basada en una apuesta formal y cromática más cercana a los lenguajes de las vanguardias. Posteriormente, el colectivo se ampliará con Carmelo Castellano (1925), José Benedito (1923), Rafael Pérez Contel (1909-90), Adolfo Martínez, Fulgencio García, Francisco Carreño, Ernesto Furió y Vicente Beltrá. Durante dos años, participa en la serie de exposiciones que mensualmente realizará el grupo, primero en la Librería de lance de Salvador Faus (1914-97) en la calle Moro Zeit nº8 y, después, gracias a la mediación de su maestro y amigo Rafael Pérez Contel, en la tienda Muebles Abad, posterior Sala Abad, de la calle Pintor Sorolla de Valencia. En octubre de 1948 se elaboran los estatutos del Grupo que continuará exponiendo con regularidad en Valencia hasta diciembre de 1949, cuando el galerista Vicente Abad muere repentinamente, dejando montada una exposición que no llegó a inaugurarse. Por aquel entonces, en previsión del final de la licenciatura, decidió, como muchos otros pintores, presentarse a la Beca de la Diputación de Valencia. El concurso con un premio de 8000 pesetas de entonces, consistía en la realización de un desnudo, una pequeña composición y un gran cuadro de tema común “la visita del médico a un niño enfermo”. Como becario de la Diputación en 1948 se traslada a Madrid compartiendo pensión con Manolo Mampaso. Se le concede el accésit en el Concurso Nacional de Pintura, con el cuadro “Los jugadores de ajedrez”, actualmente en la Diputación Provincial de Valencia. En el verano de 1949 tras una larga estancia en Ibiza expone individualmente por primera vez su obra en la Sala Abad de Valencia. En 1950 cumple el servicio militar destinado en el Servicio Cartográfico. La total ausencia de prestancia y ardor guerrero hace que se le recomiende vestir de civil y permanecer a disposición del servicio. Frecuenta el café Gijón, donde se incorpora a la tertulia de Pancho Cossio (1898-1970), donde se daban cita una pléyade de creadores, pintores y escritores madrileños. Al año termina el servicio militar elaborando para su coronel la maqueta topográfica de la sierra del Guadarrama.

I Bienal Hispanoamericana de Arte

En 1951, José Vento participa en la I Bienal Hispanoamericana de Arte celebrada en Madrid. El 30 de septiembre de 1952 se casa con Begoña Villate, trasladando su residencia a Ibiza, donde permanecerán dos años. En 1953 expone individualmente por primera vez en Madrid en la Galería Bucholz, situada en el Paseo de Recoletos nº3. Ese mismo año expone en Barcelona, ​​en la sala Caralt. En 1954, participa en la II Bienal Hispanoamericana de Arte en La Habana y disfruta de una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores para continuar estudios en Italia. En la Academia de España en Roma, dirigida en esa época por el político, historiador y crítico de arte Juan de Contreras y López de Ayala, Marqués de Lozoya (1893-1978) y con el arquitecto y pintor Joaquín Vaquero (1900-98) como secretario, conocerá a los pintores Ramón Lapayese (1928-94), Mariano Villalta (1927-84), Manolo Mompó (1927-92), Lucio Muñoz (1929-98), Arcadio Blasco (1928-2013), a los compositores y pianistas Ataulfo Argenta (1913-58) y Esteban Sánchez (1934-97), a los directores de cine Luis García Berlanga (1921-2010), Ricardo Muñoz Suay (1917-97) y Antonio Navarro Linares, entre otros muchos y entrará en contacto con la vanguardia pictórica europea de posguerra.

Bienales del Mediterráneo

El museo de Arte Contemporáneo de Madrid adquiere una obra suya en 1954. Vento participa en las tres primeras Bienales del Mediterráneo en Alejandría, Egipto (1955, 57, 59). En 1955 realiza murales para la Universidad Laboral de Tarragona y participa en la última Bienal Hispanoamericana de Arte en Barcelona (1955-56). En 1957, participa en la IV Bienal de São Paulo, como uno de los artistas representantes de España junto con los pintores Francisco Capuleto (1926-2009), Luis Feito (1929), Josep Guinovart (1927-2007), Manuel Rivera (1927-95), Manolo Millares (1926-72), Antonio Quirós (1912-84), Antoni Tàpies (1923-2012) y los escultores Jorge Oteiza (1908-2003) y José Planes (1891-1974). En 1959, se le concede el segundo Premio de Pintura de la III Bienal del Mediterráneo. En 1960 participa en la XXX Bienal de Venecia.

En 1963, Vento se une junto a Carlos Sansegundo (1930-2010) al Grupo Hondo tras la segunda exposición del grupo en la Biblioteca Nacional de Madrid organizada por la Sociedad de Amigos del Arte. Este colectivo se creó para reaccionar contra la total abstracción propia del informalismo, aplicando unas técnicas rápidas, automáticas y libres a un estilo expresionista neo-figurativo en el que prima la crónica de la realidad española, caracterizada por la brutal utilización del poder y por el terror de la opresión.

Premio Nacional de Pintura

En 1967, se le concede el Premio Nacional de Pintura. En 1970, comienza sus experiencias con el collage. A partir de 1971 compagina la pintura con la docencia de dibujo y plástica. Inicia la serie de “Los Insolidarios”. A partir de 1977 deja la docencia y vuelve a la pintura con renovadas fuerzas. Inicia la serie del “Milenio” en los que irrumpen figuraciones simbólicas como irónicas metáforas de trasunto existencial y político. Entra en un período de crisis ante la transformación de las ideologías progresistas y del mundo del arte, lo que le lleva alejarse paulatinamente de tertulias y exposiciones. Su pintura camina cada vez más hacia la abstracción pura, abandonando la neofiguración y el expresionismo.

En 1980, un desprendimiento de retina hace necesaria una urgente operación que le impide pintar. Después de casi un año, la pintura se hace de nuevo el camino de su recuperación. Nueva etapa: “Los Encuentros” en los que inicia una indagación dialéctica partiendo de la inmediata expresividad emergente en la materialidad de la obra. La propia elaboración de la obra plástica sirve de campo en el que se despliegan la objetividad, subjetividad y la conciencia del arte. En 1982 su pintura es plenamente abstracta. Trabaja sobre la expresividad pictórica de la grafía y el plano. Su paleta se hace más ligera y colorista. Vento busca la Ironía y el lirismo como propuesta expresiva. Desde 1986 comparte sus experiencias con jóvenes artistas que siguen prácticas de pintura en su estudio. Se materializa su ideal de taller humanista.

Década de los 90

A partir de 1990 inicia una nueva etapa centrada en el análisis estructural sobre la composición geométrica. Destacan series como “del 6 y el 4”, “Azulfabeto”, “Del Rojo I, II y III”, etc. La década de los 90 fue de gran actividad, llevando a cabo muchas exposiciones en España, destacando las exposiciones de 1991 en el Palacio de Viana de Córdoba y del Palacio de la Madraza, exposición organizada por la Universidad de Granada en 1995. Su trabajo sobre la composición basada en el cromatismo se acentúa, al tiempo que retoma la expresividad del gesto y la luminosidad de la materia. Los trazos son breves y vigorosos pero siempre se supeditan a la expresión cromática. Abandona gradualmente la delimitación gráfica y geométrica, con lo que el espacio se vuelve fantasmagórico, alargando sus dimensiones más allá del cuadro. Cumple cincuenta años de actividad profesional en 1998, lo que celebra con una exposición en la Galería Aritza que difunde el arte de las vanguardias en Euskadi.

En el 2000 expone en la Galería Italia de Alicante. En esta muestra se puede observar como cada cuadro retoma una y otra vez los recursos plásticos de anteriores etapas. La paleta utiliza tonos más fríos, con lo que el cuadro requiere de mayor atención y luz para volcar su riqueza. La pintura trata de dotarse de máxima expresividad con el menor énfasis, aunque el gesto sigue presente con un trazo breve pero acentuado, en cuyo interior anida una intensa vibración cromática que emerge exaltada por los espacios de color cuya reverberación dota al conjunto de una emoción simple y serena. Desde el 2002 comienza a experimentar a su exploración cromática la investigaciones matemáticas de composición basados en la regla aurea, tratando de indagar sobre el valor del ritmo y las emociones en la pintura desde un percepción musical. En Octubre del 2004 expone su última obra en el Museo Salvador Victoria de la localidad turolense de Rubielos de Mora.

Fallece

José Vento falleció a los 79 años de edad en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid el 16 de marzo de 2005, a causa de una enfermedad cardiaca que padecía, y su cuerpo fue incinerado un día después en una ceremonia privada en el cementerio de la Almudena de Madrid. Su estilo pictórico varió a lo largo de su carrera, pasando de un estructuralismo influido por el pintor Paul Klee (1879-1940) a un neoconstructivismo de sutiles grafismos, para reaccionar posteriormente, con el grupo Hondo, potenciando el nacimiento de la nueva figuración española, de la que ha sido uno de sus impulsores y cultivadores más destacados. Partiendo de una figuración transgresora y desafiante con el establishment plástico, evolucionó hacia una abstracción poética que confluiría, ya en los noventa, en color puro despojado de cualquier trazo que pudiera interpretarse como signo. Artista de fuerte personalidad no se sintió cómodo en ningún grupo o movimiento que coartase su libertad y a pesar de ser reconocido tempranamente por crítica y público, siempre se mantuvo apartado de fastos y celebraciones que, según él, no aportaban nada al arte. Decepcionado por la que consideraba una progresiva mercantilización del arte, se alejó voluntariamente de la prensa, de los círculos y tertulias artísticas, incluso de exposiciones, encerrándose en su particular mundo hasta desaparecer de la vida pública (se cuenta la anécdota de que en los años ochenta un periodista llegó a citarle como realmente muerto). Había elegido vivir “con” la pintura antes que vivir de la pintura.

Fuentes