José de la Cruz Fernández Licea
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José de la Cruz Fernández Licea. Patriota representativo del Municipio Manatí, integrante del Movimiento 26 de julio.
Síntesis biográfica
Nació en Guayos, provincia Las Villas el 3 de mayo de 1925. Siendo muy pequeño, su familia, buscando un trabajo mejor remunerado, se trasladó para El Gramal en Manatí, municipio de Victoria de Las Tunas. Asistió a la escuela pública en la colonia cañera hasta el 2do grado.
Debido a la precaria situación económica de su padre tuvo que comenzar a trabajar siendo un niño, como machetero en la zafra azucarera y jornalero en la limpia y cultivo de la caña durante el llamado Tiempo Muerto.
En este constante batallar por la supervivencia conoció el rigor con que los colonos y mayorales explotaban al trabajador agrícola; lo que unido a los valores patrióticos que habían formado en él sus padres y a su propio espíritu de rebeldía le profundizaron una conciencia revolucionaria que lo llevó a expresar su apoyo decidido y participación en todas las protestas y paros que se producían en reclamo de los derechos de los jornaleros de la colonia donde trabajaba. Más tarde se trasladó para el Cerro de Caisimú y trabajó en cuanta labor agrícola se presentaba. Allí contrajo matrimonio con Evelinda Toledo con la cual tuvo cuatro hijos.
Trayectoria revolucionaria
En el año 1957 hizo contacto con la dirección local del Movimiento 26 de Julio e ingresó en el mismo. En su seno cumplió tareas relacionadas con la recogida de medicinas, ropas y cartuchos, las cuales cumplió cabalmente.
Estuvo desempeñando este tipo de actividades hasta el 3 de noviembre del propio año cuando se alzó y se incorporó a la pequeña tropa que bajo el mando de Pablo Pupo (Tuto) operaba en la zona de "La Sal" y más tarde en las proximidades de Caisimú, San Eduardo y La Veguita, lugar donde mantenían una posta de emboscada para detectar cualquier intento de avanzada del Ejército Batistiano hacia el territorio ya liberado por las tropas rebeldes.
Muerte
El 11 de diciembre de 1958, junto a otro combatiente habían relevado a sus compañeros en la mencionada posta. Allí fueron sorprendidos por las fuerzas militares de la dictadura y, dada la gran diferencia numérica y de poder de fuego que favorecía al enemigo, se vieron obligados a retirarse.
Mientras su compañero lo hace, lo cubre disparando continuamente, y cuando lo logra, él también comenzó replegarse, retrocediendo de espalda y haciendo fuego con su arma. Accidentalmente su camisa se enganchó y se enredó en los alambres de púas de una cerca; desesperado trató de soltarse, pero el enemigo no perdió tiempo y concentró todo el fuego sobre él hasta que cayó herido de muerte.
Luego lo remataron en el suelo. Aquella tropa cobarde demostraba así su carácter sanguinario, la completa ausencia de valores morales y principios humanitarios en un ejército que no mostraba el más mínimo respeto por el adversario caído valientemente en desigual combate.
Fuente
- Mártires de la revolución en Manatí. Disponible en:Mártires de Manatí.
