Juan Ramón Molina

Juan Ramón Molina
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Poeta hondureño
Nacimiento17 de abril de 1875
ciudad de Comayagüela,
municipio de Tegucigalpa,
República de Honduras Bandera de la República de Honduras
Fallecimiento2 de noviembre de 1908 (33 años)
ciudad de San Salvador,
República de El Salvador Bandera de El Salvador
Nacionalidadhondureña
Ciudadaníahondureña
Ocupaciónpoeta
Obras destacadasEl Águila, Salutación a los poemas brasileños

Juan Ramón Molina (Tegucigalpa, 17 de abril de 1875 - San Salvador, 2 de noviembre de 1908) fue un poeta, cuentista, diplomático y militar hondureño (alcanzó el grado de capitán en el Ejército de Honduras).

Fue el primer poeta de ese país que salió de Centroamérica para embeberse en las corrientes culturales de otras latitudes. Es uno de los grandes exponentes del modernismo en Centroamérica y su obra de gran calidad literaria lo consagra como el escritor hondureño más universal.

Síntesis biográfica

Nació en Comayagüela, cerca del puente Mallol. Sus padres eran Federico Molina (inmigrante español), y Juana de Molina.

Sus padres lo enviaron a estudiar el bachillerato a Guatemala. Ingresa en la Universidad de Guatemala para estudiar Derecho. Desde esa época comenzaron sus problemas con el alcoholismo. En esos años conoció a Rubén Darío y trabó con él fuertes lazos de amistad. Abandonó sus estudios de Derecho para dedicarse de lleno a la literatura.

Trayectoria profesional

Es considerado, después de Rubén Darío, como el más grande poeta modernista de Centroamérica. Al igual que otros de sus contemporáneos, como Froylán Turcios, llevaba el periodismo en la sangre. En este campo, fundó en Tegucigalpa el diario El Cronista que más tarde (en 1899), al fundirse con El Diario, dio origen al Diario de Honduras.

En Guatemala editó El Bien Público (1893) y colaboró con La Ilustración Guatemalteca (1896).

Se casó con Dolores Inestroza, quien muere muy joven. Con ella tuvo dos hijos: Bertha y Marco. Bertha se terminará suicidando muy joven, y Marcos se convertirá en un alcohólico al igual que su padre, y también morirá joven.

Otros hitos en su vida periodística fueron la fundación del diario El Día (en 1904) y, ―en compañía de Augusto C. Coello― la revista literaria Espíritu.

Unos meses antes de morir fundó en El Salvador, con Julián López Pineda, la revista Ritos.

En 1906 fue nombrado secretario de la delegación hondureña que asistió a la Conferencia Panamericana de Río de Janeiro, Brasil. Ahí, se encontró nuevamente con Rubén Darío y elaboró su magnífica y conocida composición poética «Salutación a los poetas brasileros», que el mismo Darío consideró como superior a la suya. Su obra ha tenido, póstumamente ―porque en vida no publicó libro alguno―, un justo reconocimiento, como lo atestiguan los ensayos y escritos de Miguel Ángel Asturias, Rubén Darío, Rafael Heliodoro Valle, Max Henríquez Ureña, Hugo Lindo, William Chaney y Enrique González Martínez, entre otros.

Admiró a William Shakespeare, a quien dedicó varios sonetos.

Fue Juan Ramón Molina hombre activo, personal y políticamente, quemó su vida en el afán de vivirla intensamente. Fue colaborador de la candidatura del general Terencio Sierra, de quien se consideraba amigo. Sierra alcanzó la presidencia de Honduras entre 1899 y 1903.[1]

Molesto por una publicación que hizo Molina en el Diario de Honduras, lo mandó a picar piedra, encadenado, en la carretera que se construía al sur del país. El artículo que tanto lo había molestado “Un hacha que afilar”, era un conocido apólogo de Benjamín Franklin, que los acólitos de Sierra consideraron alusivo, hostil y digno de ser castigado con la prisión del poeta.[1]

«Panfletista y periodista, coronel, político, diplomático, hombre que alcanzó altos cargos públicos y que hubo de seguir la ruta del exilio, donde murió».[1]

A pesar de esta vida activa no pudo rehuir el pesimismo y el hastío tan común a los poetas hondureños y que él, como su más elevado representante tuvo en grado sumo por “La fatiga que le producía el peso ABRUMADOR DE LO INFINITO”, que muestra en el sentido macabro de sus versos “Después que muera” o en el pesimismo vital de su soneto “Madre Melancolía”. Falleció en San Salvador El Salvador el 2 de noviembre de 1908.[1]

Fallecimiento

En el exilio en San Salvador, su esposa Otilia Matamoros tuvo un hijo varón que falleció a los cuatro meses de edad, lo cual contribuyó más a la tristeza que por esa época embargaba al poeta, y lo arrastraba al alcoholismo.

En El Salvador se entera de que una amante suya, Pastora Castillo, en Tegucigalpa había dado a luz una hija de él, Aída, a la que nunca conoció y fue la única descendiente de Molina que no tuvo un trágico final.

Las deudas, la frustración, la humillación, el alcoholismo y la desesperanza llevaron al poeta a morir en un estanco de las afueras de San Salvador, que los clientes llamaban Estados Unidos, por intoxicación etílica y de morfina el día 2 de noviembre de 1908, a los 33 años.[2]

Publicaciones

Entre sus obras se destacan:

  • 1905: Una muerta (poema elegíaco publicado en Tegucigalpa.
  • 1906: prefacio a la novela Annabel Lee, de Froylán Turcios, basada en el poema Annabel Lee de Edgar Allan Poe.
  • El águila.
  • Autobiografía
  • Río Grande
  • Metempsicosis
  • Águilas y cóndores
  • Salutación a los poemas brasileños.
  • El rey Lear (dedicada a la novela homónima de Shakespeare).
  • Ofelia.
  • Yago.
  • El Chele (cuento).
  • Tréboles de Navidad (poema), similar al poema Rosa niña de Rubén Darío
  • El poema del optimista, posiblemente el poema que, aisladamente, más haya influido en toda la literatura contemporánea en habla castellana.[1]
  • Pesca de sirenas (soneto).
  • Después que muera (poemas)
  • Madre Melancolía (soneto)
  • 1911 (póstumo): Tierras, mares y cielos, libro de poemas cuya compilación y selección fue realizada por Froylán Turcios en Tegucigalpa.

Homenajes

El 13 de enero del 2009, Rodolfo Pastor Fasquelle, secretario de Estado en los Despachos de Cultura, Artes y Deportes renombró la Biblioteca Nacional de Honduras con el nombre de Juan Ramón Molina.[1]

Fuentes