La Venus del espejo

La Venus del espejo
Información sobre la plantilla
La Venus del espejo.jpg
Datos Generales
Autor(es):Diego Rodríguez de Silva y Velázquez
Año:16491651
País:Bandera de España España
Datos de la Pintura o dibujo
Dimensiones:1,22 X 1,77 cm
Localización:National Gallery de Londres


La Venus del espejo es un cuadro de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, el pintor más destacado del Siglo de Oro español. El primer registro de esta obra procede de 1651, de la colección del marqués del Carpio, que era hijo del primer ministro del rey.

Significados

La ambivalencia del espejo, uno de los objetos preferidos por Velázquez, esconde en su reflejo multiplicidad de significados. Una de las pinturas representativas de este marco simbólico es La Venus del espejo. Esta obra, la única conservada del artista en la que aparece una mujer desnuda, ha provocado polémica durante años.

Quién es la Venus

Esta es una de las cuestiones más planteadas en torno a La Venus del espejo. Varios expertos confirman que Velázquez pintó el cuadro entorno a 1648, antes de su segundo viaje a Italia, por encargo del rey Felipe II. Otros especialistas piensan que lo realizó durante ese viaje (1648-1650). Este dato es importante porque se podría tratar del retrato de la amante italiana del pintor. Sin embargo, todos los expertos coinciden en que el primer desnudo integral de la pintura española tuvo que contar con el beneplácito del rey, por lo que sólo pudo ser un encargo de algún personaje con poder. De este modo, se podría decir que la Venus es alguna de las amantes de Gaspar Méndez de Haro, sobrino del conde duque de Olivares, ya que aparece en un inventario de sus bienes fechado en 1651.

El símbolo del espejo

En la interpretación del cuadro podemos descubrir que la belleza del cuerpo de la diosa se contradice con la vulgaridad real del rostro desdibujado expuesta por el espejo. Este objeto reviste un doble significado, tanto desde el punto de vista moral como cognitivo. El primero, de naturaleza negativa, representa a la vanidad (mito de Narciso). Por el contrario, este símbolo tiene la aceptación positiva de la verdad, por su fidelidad a reproducir lo que muestra. Asimismo, también se puede analizar el modo en que Cupido sostiene el espejo (manos cruzadas y cinta rosa sobre ellas). Esto podría simbolizar la manera en que el amor permanece junto a la belleza.

Características

El cuadro pudo ser pintado antes del segundo viaje de Velázquez a Italia (1649-1651) o en Italia mismo, desde donde sería enviado a España. El artista creó su propia imagen de la diosa Venus, pero la idea de reclinarla y presentarla de espaldas, con Cupido sujetando el espejo, procede de Tiziano.

En lugar de mostrar fuertes contrastes de luz y sombra y elaborar con fidelidad minuciosa la textura superficial de los objetos para crear una ilusión de realidad, Velázquez llega aquí a pintar lo que el ojo realmente percibe. Los colores se funden unos con otros, los contornos no se destacan y los detalles son sugeridos pero no descritos. El reflejo de la diosa no es real, pues el espejo no puede recoger la cara de Venus desde esta posición. Una tira añadida en la parte superior del lienzo nos indica que la inclusión de Cupido con el espejo fue posterior a la primera realización.

Descripción del cuadro

Los colores del cuadro destacan la realidad de la mujer, que no es una diosa sino una presencia real y física. Los paños azules y blancos contrastan con las cortinas rojas y sensuales, creando un juego erótico de colores fríos y cálidos. La pincelada es suelta y el pintor deja espacio entre los dos personajes del cuadro. El hecho de que haya muy pocos objetos refuerza también la sensación de que en la obra circula el aire. La profundidad se obtiene gracias a la colocación en distintos planos de los cuerpos, la cortina y las sábanas.

Restauración

A la pintura se le hizo una gran limpieza y restauración en 1965–66, lo que demostró que estaba en buenas condiciones y con muy poca pintura añadida más tarde por otros artistas, al contrario de lo que algunos primeros escritores habían afirmado. José López-Rey se mostró crítico con esta restauración, señalando que fue «limpiado exageradamente y restaurado en exceso».

Fuente