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|descripción= [[Novela]] escrita por [[Pio Baroja]] que abre la trilogía llamada “La lucha por la vida”, se completa con “La busca”, “Mala hierba” y “Aurora roja”. Su protagonista, el joven Manuel, representa de una manera perfecta al joven de carácter indolente que, a pesar de sentir el impulso de intentar buscar una vida mejor, se deja llevar por la molicie que le empuja cada vez más abajo.
 
   
 
   
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<div align="justify">''' La trilogía “La lucha por la vida” ''' incluye: “La busca” (1904), “Mala hierba” (1904) y “Aurora Roja” (1905). La primera es para muchos la obra más intensa del autor: Cuenta la historia de un muchacho, Manuel, que, venido de un pueblo a Madrid, va pasando por diversos ambientes y oficios hasta terminar en los suburbios de la ciudad, entre mendigos, golfos y vagos, al borde de la delincuencia. Baroja, con intención social testimonial, pinta descarnada y sombríamente, las clases medias bajas y, particularmente, los estratos más miserables de la sociedad madrileña de finales y comienzos de siglo: cuadros de ambiente, tipos de toda calaña – pícaros, prostitutas, criminales, proletarios – , la mendicidad y la miseria; y en medio, Manuel, que por su falta de voluntad y por la total desorganización social, se va degradando cada vez más, aunque no definitivamente, en la difícil lucha por la vida. Mala hierba es la segunda novela de la serie. En ella, Manuel Alcázar se debate entre su tendencia a la abulia, fomentada por la amplia galería de personajes que forman la mala hierba y que Pío Baroja retrata con mano maestra, y su vaga aspiración a encauzar su vida mediante el trabajo regular, que alientan principalmente el estudiante Roberto Hasting y la Salvadora, ejemplo de generosidad y entrega. En Aurora Roja, la tercera novela de la serie, Juan, desencantado, deja el seminario y de dedica a recorrer el mundo con la única consigna de no retroceder ni mirar atrás.  
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<div align="justify">''' La trilogía “La lucha por la vida” ''' incluye: “La busca” ([[1904]]), “Mala hierba” (1904) y “Aurora Roja” ([[1905]]). La primera es para muchos la obra más intensa del autor: Cuenta la historia de un muchacho, Manuel, que, venido de un pueblo a [[Madrid]], va pasando por diversos ambientes y oficios hasta terminar en los suburbios de la ciudad, entre mendigos, golfos y vagos, al borde de la delincuencia. Baroja, con intención social testimonial, pinta descarnada y sombríamente, las clases medias bajas y, particularmente, los estratos más miserables de la sociedad madrileña de finales y comienzos de siglo: cuadros de ambiente, tipos de toda calaña – pícaros, prostitutas, criminales, proletarios – , la mendicidad y la miseria; y en medio, Manuel, que por su falta de voluntad y por la total desorganización social, se va degradando cada vez más, aunque no definitivamente, en la difícil lucha por la vida. Mala hierba es la segunda novela de la serie. En ella, Manuel Alcázar se debate entre su tendencia a la abulia, fomentada por la amplia galería de personajes que forman la mala hierba y que Pío Baroja retrata con mano maestra, y su vaga aspiración a encauzar su vida mediante el trabajo regular, que alientan principalmente el estudiante Roberto Hasting y la Salvadora, ejemplo de generosidad y entrega. En Aurora Roja, la tercera novela de la serie, Juan, desencantado, deja el seminario y de dedica a recorrer el mundo con la única consigna de no retroceder ni mirar atrás.  
 
   
 
   
 
== Prólogo==
 
== Prólogo==
La lucha por la vida, título procedente de las palabras de Darwin en El origen de las especies, es una de las más famosas y significativas trilogías de Pío Baroja. Su primera versión, titulada La busca, apareció por entregas en el diario El Globo, entre el 4 de marzo y el 29 de mayo de 1903, con un total de 59 capítulos. Pero Baroja debió de ir reescribiendo y ampliando la obra casi al mismo tiempo, o muy poco después de concluir la publicación de los folletines en El Globo, puesto que a lo largo de 1904 se editaron, en volúmenes independientes, las tres novelas en que se había convertido aquella primera versión: La busca, Mala hierba y Aurora roja. Entre La busca de 1903 y la trilogía del año siguiente hay abundantes diferencias: cambios de estilo, alteración en el orden de algunos episodios y, sobre todo, una considerable ampliación: de Aurora roja apenas había unas páginas en la versión publicada en El Globo. Sin embargo, una vez que se conoce la versión completa de la trilogía parece evidente que todo lo que Aurora roja aporta al plan primitivo de la obra era necesario para completar la evolución del personaje central.
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La lucha por la vida, título procedente de las palabras de [[Darwin]] en [[El origen de las especies]], es una de las más famosas y significativas trilogías de Pío Baroja. Su primera versión, titulada La busca, apareció por entregas en el diario [[El Globo]], entre el [[4 de marzo]] y el [[29 de mayo]] de [[1903]], con un total de 59 capítulos. Pero Baroja debió de ir reescribiendo y ampliando la obra casi al mismo tiempo, o muy poco después de concluir la publicación de los folletines en El Globo, puesto que a lo largo de 1904 se editaron, en volúmenes independientes, las tres novelas en que se había convertido aquella primera versión: La busca, Mala hierba y Aurora roja. Entre La busca de 1903 y la trilogía del año siguiente hay abundantes diferencias: cambios de estilo, alteración en el orden de algunos episodios y, sobre todo, una considerable ampliación: de Aurora roja apenas había unas páginas en la versión publicada en El Globo. Sin embargo, una vez que se conoce la versión completa de la trilogía parece evidente que todo lo que Aurora roja aporta al plan primitivo de la obra era necesario para completar la evolución del personaje central.
Porque ésta es la cuestión. Numerosos comentaristas se han referido a La lucha por la vida como si se tratara de un gran fresco colectivo, de una radiografía del Madrid suburbial en el tránsito del siglo XIX al XX Los múltiples personajes que pueblan estas páginas y que a veces aparecen sólo fugazmente ayudan, en efecto, a producir la sensación de un mundo hormiguearte y bullicioso era el que la muchedumbre predomina sobre el individuo. Pero, en realidad, la diversidad de sucesos y personajes constituye el fondo -minuciosamente detallado, eso sí- en el que se inscriben los años de adolescencia y juventud de Manuel Alcázar, desde su llegada a Madrid, hacia 1888, hasta 1902, cuando es dueño de una imprenta y acaba de casarse con la Salvadora. Puede considerarse La lucha por la vida como un relato deformación en el que lo esencial, la línea conductora que proporciona cohesión y unidad al conjunto, es el proceso evolutivo de Manuel desde los doce o trece años, esto es, la narración de sus actos, con los errores y las experiencias que van jalonando su progresiva instalación en la sociedad. Manuel se une a esa oleada inmigratoria que, abandonando la periferia o el medio rural comenzó a
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Porque ésta es la cuestión. Numerosos comentaristas se han referido a La lucha por la vida como si se tratara de un gran fresco colectivo, de una radiografía del Madrid suburbial en el tránsito del siglo [[XIX]] al [[XX]] Los múltiples personajes que pueblan estas páginas y que a veces aparecen sólo fugazmente ayudan, en efecto, a producir la sensación de un mundo hormiguearte y bullicioso era el que la muchedumbre predomina sobre el individuo. Pero, en realidad, la diversidad de sucesos y personajes constituye el fondo -minuciosamente detallado, eso sí- en el que se inscriben los años de adolescencia y juventud de Manuel Alcázar, desde su llegada a Madrid, hacia [[1888]], hasta [[1902]], cuando es dueño de una imprenta y acaba de casarse con la Salvadora. Puede considerarse La lucha por la vida como un relato deformación en el que lo esencial, la línea conductora que proporciona cohesión y unidad al conjunto, es el proceso evolutivo de Manuel desde los doce o trece años, esto es, la narración de sus actos, con los errores y las experiencias que van jalonando su progresiva instalación en la sociedad. Manuel se une a esa oleada inmigratoria que, abandonando la periferia o el medio rural comenzó a
 
invadir las ciudades en busca de mejor fortuna durante los últimos años del siglo XIX. Las tres novelas marcan nítidamente los sucesivos estadios por los que transita el personaje. En La busca, cuya historia dura algo más de tres años, Manuel tras intentar con poco éxito varios trabajos ínfimos, se acerca a una pandilla de jóvenes hampones y descuideros de los suburbios con los que participa en pequeños robos, duerme a la intemperie y se relaciona con randas, pícaros y maleantes del inframundo madrileño. No acaba de acostumbrarse a esta forma de vida, y la novela concluye en un amanecer gris, cuando Manuel, considerando el contraste entre los noctámbulos que vuelven a sus refugios y quienes salen a la calle dispuestos a comenzar una nueva jornada de trabajo, se afirma en su propósito de «ser de éstos, de los que trabajan al sol no de los que buscan el placer en la sombra».
 
invadir las ciudades en busca de mejor fortuna durante los últimos años del siglo XIX. Las tres novelas marcan nítidamente los sucesivos estadios por los que transita el personaje. En La busca, cuya historia dura algo más de tres años, Manuel tras intentar con poco éxito varios trabajos ínfimos, se acerca a una pandilla de jóvenes hampones y descuideros de los suburbios con los que participa en pequeños robos, duerme a la intemperie y se relaciona con randas, pícaros y maleantes del inframundo madrileño. No acaba de acostumbrarse a esta forma de vida, y la novela concluye en un amanecer gris, cuando Manuel, considerando el contraste entre los noctámbulos que vuelven a sus refugios y quienes salen a la calle dispuestos a comenzar una nueva jornada de trabajo, se afirma en su propósito de «ser de éstos, de los que trabajan al sol no de los que buscan el placer en la sombra».
 
En Mala hierba, Manuel intenta cambiar de vida. Trabaja para un escultor y un fotógrafo, y acaba por entrar de aprendiz en una imprenta, con lo que se apunta ya su camino futuro. Pero aún gravita sobre él su pasado más turbio, y un encuentro fortuito con suprimo Vidal y con el Bizco, antiguos cómplices de fechorías, lo devuelve temporalmente al mundo de la delincuencia. El asesinato de Vidal lo impulsa una vez más a escapar de los barrios bajos. Una «sorda irritación contra todo el mundo» le hace prestar atención a las teorías del cajista Jesús, partidario de un anarquismo que conduzca a una sociedad idílica de hombres libres, sin autoridades, sin luchas, sin injusticias. Este cuadro soñado de un ideal
 
En Mala hierba, Manuel intenta cambiar de vida. Trabaja para un escultor y un fotógrafo, y acaba por entrar de aprendiz en una imprenta, con lo que se apunta ya su camino futuro. Pero aún gravita sobre él su pasado más turbio, y un encuentro fortuito con suprimo Vidal y con el Bizco, antiguos cómplices de fechorías, lo devuelve temporalmente al mundo de la delincuencia. El asesinato de Vidal lo impulsa una vez más a escapar de los barrios bajos. Una «sorda irritación contra todo el mundo» le hace prestar atención a las teorías del cajista Jesús, partidario de un anarquismo que conduzca a una sociedad idílica de hombres libres, sin autoridades, sin luchas, sin injusticias. Este cuadro soñado de un ideal
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Está dividida en tres partes, y éstas en capítulos (cuatro, nueve y ocho, respectivamente)
 
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*I. Prámbulo. Conceptos un tanto inmorales de una pupilera Charlas. Se oye cerrar un balcón . Canta un grillo.
 
*I. Prámbulo. Conceptos un tanto inmorales de una pupilera Charlas. Se oye cerrar un balcón . Canta un grillo.
 
*II. La casa de doña Casiana. Una ceremonia matinal. Complot. En donde se discurre acerca del valor alimenticio de los huesos. La Petra y su familia. Manuel: su llegada a Madrid.
 
*II. La casa de doña Casiana. Una ceremonia matinal. Complot. En donde se discurre acerca del valor alimenticio de los huesos. La Petra y su familia. Manuel: su llegada a Madrid.
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*IV. ¡Oh, el amor, el amor!. ¿Qué hace don Telmo?. ¿Quién es don Telmo? En el cual el estudiante y don Telmo toman ciertas proporciones novelescas.
 
*IV. ¡Oh, el amor, el amor!. ¿Qué hace don Telmo?. ¿Quién es don Telmo? En el cual el estudiante y don Telmo toman ciertas proporciones novelescas.
 
   
 
   
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*I. La regeneración del calzado y el León de la zapatería. El primer domingo. Una escapatoria. El Bizco y su cuadrilla.
 
*I. La regeneración del calzado y el León de la zapatería. El primer domingo. Una escapatoria. El Bizco y su cuadrilla.
 
*II. El Corralón o la casa del tío Rito. Los odios de vecindad.
 
*II. El Corralón o la casa del tío Rito. Los odios de vecindad.
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*I. El drama del tío Patas. La tahona. Karl el hornero. La Sociedad de los Tres.
 
*I. El drama del tío Patas. La tahona. Karl el hornero. La Sociedad de los Tres.
 
*II. Una de las muchas maneras desagradables de morirse que hay en Madrid. El Expósito. El Cojo y su cueva La noche en el observatorio.
 
*II. Una de las muchas maneras desagradables de morirse que hay en Madrid. El Expósito. El Cojo y su cueva La noche en el observatorio.
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*I. El taller - La vida de Roberto Hasting. Álex Monzón.
 
*I. El taller - La vida de Roberto Hasting. Álex Monzón.
 
*II. La señorita Esther Volowitch. Una boda. Manuel aprendiz de fotógrafo.
 
*II. La señorita Esther Volowitch. Una boda. Manuel aprendiz de fotógrafo.
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*VII. El berebere se siente profundamente anglosajón. Mingote, mefistofélico. Cogolludo. Despedida.
 
*VII. El berebere se siente profundamente anglosajón. Mingote, mefistofélico. Cogolludo. Despedida.
 
   
 
   
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*I. Sandoval. Los sapos de Sánchez Gómez. Jacob y Jesús.
 
*I. Sandoval. Los sapos de Sánchez Gómez. Jacob y Jesús.
 
*II. Los nombres de los sapos. El director de Los Debates y sus redactores.
 
*II. Los nombres de los sapos. El director de Los Debates y sus redactores.
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*IX. Noche en el paseo de la  Virgen del Puerto. Suena un tiro. Calatrava y Vidal. Un tango de la bella Pérez.
 
*IX. Noche en el paseo de la  Virgen del Puerto. Suena un tiro. Calatrava y Vidal. Un tango de la bella Pérez.
 
   
 
   
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*I. ¿Será la buena?. Proposiciones de Vidal.
 
*I. ¿Será la buena?. Proposiciones de Vidal.
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*VIII. La pista del Bizco. Las afueras. El ideal de Jesús.
 
*VIII. La pista del Bizco. Las afueras. El ideal de Jesús.
 
   
 
   
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*I. Un barrio sepulcral. Divagaciones trascendentales. Electricidad y peluquería. Tipos raros, buenas personas.  
 
*I. Un barrio sepulcral. Divagaciones trascendentales. Electricidad y peluquería. Tipos raros, buenas personas.  
 
*II. La vida de Manuel. La tertulia del Enano. El señor. Canuto y su fraseología.
 
*II. La vida de Manuel. La tertulia del Enano. El señor. Canuto y su fraseología.
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*VII. El amor y la debilidad. Las intermitentes y las golondrinas. El bautizo de S.M. Curda I en una imprenta.
 
*VII. El amor y la debilidad. Las intermitentes y las golondrinas. El bautizo de S.M. Curda I en una imprenta.
 
   
 
   
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*I. Juego de bolos, juego de ideas, juego de hombres.
 
*I. Juego de bolos, juego de ideas, juego de hombres.
 
*II. El derecho. La ley. La esclavitud. Las vacas. Los negros. Los blancos. Otras pequeñeces.
 
*II. El derecho. La ley. La esclavitud. Las vacas. Los negros. Los blancos. Otras pequeñeces.
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*IX. La dama de la toga negra. Los amigos de la dama. El pajecillo, el lindo pajecillo.
 
*IX. La dama de la toga negra. Los amigos de la dama. El pajecillo, el lindo pajecillo.
 
   
 
   
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*I. Las evoluciones del Bolo. Danton, Danton, era el hombre. ¿Anarquía o socialismo? ...Lo que gusteis.  
 
*I. Las evoluciones del Bolo. Danton, Danton, era el hombre. ¿Anarquía o socialismo? ...Lo que gusteis.  
 
*II. Paseo de noche. Los devotos de santa Dinamita. El cerro del Pimiento.
 
*II. Paseo de noche. Los devotos de santa Dinamita. El cerro del Pimiento.

Revisión del 16:19 6 oct 2011

La lucha por la vida.
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La lucha por la vida.jpg
Novela escrita por Pio Baroja que abre la trilogía llamada “La lucha por la vida”, se completa con “La busca”, “Mala hierba” y “Aurora roja”. Su protagonista, el joven Manuel, representa de una manera perfecta al joven de carácter indolente que, a pesar de sentir el impulso de intentar buscar una vida mejor, se deja llevar por la molicie que le empuja cada vez más abajo.
Autor(a)(es)(as)Pio Baroja
GéneroNovela
PaísMadrid, Bandera de España España
La trilogía “La lucha por la vida” incluye: “La busca” (1904), “Mala hierba” (1904) y “Aurora Roja” (1905). La primera es para muchos la obra más intensa del autor: Cuenta la historia de un muchacho, Manuel, que, venido de un pueblo a Madrid, va pasando por diversos ambientes y oficios hasta terminar en los suburbios de la ciudad, entre mendigos, golfos y vagos, al borde de la delincuencia. Baroja, con intención social testimonial, pinta descarnada y sombríamente, las clases medias bajas y, particularmente, los estratos más miserables de la sociedad madrileña de finales y comienzos de siglo: cuadros de ambiente, tipos de toda calaña – pícaros, prostitutas, criminales, proletarios – , la mendicidad y la miseria; y en medio, Manuel, que por su falta de voluntad y por la total desorganización social, se va degradando cada vez más, aunque no definitivamente, en la difícil lucha por la vida. Mala hierba es la segunda novela de la serie. En ella, Manuel Alcázar se debate entre su tendencia a la abulia, fomentada por la amplia galería de personajes que forman la mala hierba y que Pío Baroja retrata con mano maestra, y su vaga aspiración a encauzar su vida mediante el trabajo regular, que alientan principalmente el estudiante Roberto Hasting y la Salvadora, ejemplo de generosidad y entrega. En Aurora Roja, la tercera novela de la serie, Juan, desencantado, deja el seminario y de dedica a recorrer el mundo con la única consigna de no retroceder ni mirar atrás.

La lucha por la vida, título procedente de las palabras de Darwin en El origen de las especies, es una de las más famosas y significativas trilogías de Pío Baroja. Su primera versión, titulada La busca, apareció por entregas en el diario El Globo, entre el 4 de marzo y el 29 de mayo de 1903, con un total de 59 capítulos. Pero Baroja debió de ir reescribiendo y ampliando la obra casi al mismo tiempo, o muy poco después de concluir la publicación de los folletines en El Globo, puesto que a lo largo de 1904 se editaron, en volúmenes independientes, las tres novelas en que se había convertido aquella primera versión: La busca, Mala hierba y Aurora roja. Entre La busca de 1903 y la trilogía del año siguiente hay abundantes diferencias: cambios de estilo, alteración en el orden de algunos episodios y, sobre todo, una considerable ampliación: de Aurora roja apenas había unas páginas en la versión publicada en El Globo. Sin embargo, una vez que se conoce la versión completa de la trilogía parece evidente que todo lo que Aurora roja aporta al plan primitivo de la obra era necesario para completar la evolución del personaje central. Porque ésta es la cuestión. Numerosos comentaristas se han referido a La lucha por la vida como si se tratara de un gran fresco colectivo, de una radiografía del Madrid suburbial en el tránsito del siglo XIX al XX Los múltiples personajes que pueblan estas páginas y que a veces aparecen sólo fugazmente ayudan, en efecto, a producir la sensación de un mundo hormiguearte y bullicioso era el que la muchedumbre predomina sobre el individuo. Pero, en realidad, la diversidad de sucesos y personajes constituye el fondo -minuciosamente detallado, eso sí- en el que se inscriben los años de adolescencia y juventud de Manuel Alcázar, desde su llegada a Madrid, hacia 1888, hasta 1902, cuando es dueño de una imprenta y acaba de casarse con la Salvadora. Puede considerarse La lucha por la vida como un relato deformación en el que lo esencial, la línea conductora que proporciona cohesión y unidad al conjunto, es el proceso evolutivo de Manuel desde los doce o trece años, esto es, la narración de sus actos, con los errores y las experiencias que van jalonando su progresiva instalación en la sociedad. Manuel se une a esa oleada inmigratoria que, abandonando la periferia o el medio rural comenzó a invadir las ciudades en busca de mejor fortuna durante los últimos años del siglo XIX. Las tres novelas marcan nítidamente los sucesivos estadios por los que transita el personaje. En La busca, cuya historia dura algo más de tres años, Manuel tras intentar con poco éxito varios trabajos ínfimos, se acerca a una pandilla de jóvenes hampones y descuideros de los suburbios con los que participa en pequeños robos, duerme a la intemperie y se relaciona con randas, pícaros y maleantes del inframundo madrileño. No acaba de acostumbrarse a esta forma de vida, y la novela concluye en un amanecer gris, cuando Manuel, considerando el contraste entre los noctámbulos que vuelven a sus refugios y quienes salen a la calle dispuestos a comenzar una nueva jornada de trabajo, se afirma en su propósito de «ser de éstos, de los que trabajan al sol no de los que buscan el placer en la sombra». En Mala hierba, Manuel intenta cambiar de vida. Trabaja para un escultor y un fotógrafo, y acaba por entrar de aprendiz en una imprenta, con lo que se apunta ya su camino futuro. Pero aún gravita sobre él su pasado más turbio, y un encuentro fortuito con suprimo Vidal y con el Bizco, antiguos cómplices de fechorías, lo devuelve temporalmente al mundo de la delincuencia. El asesinato de Vidal lo impulsa una vez más a escapar de los barrios bajos. Una «sorda irritación contra todo el mundo» le hace prestar atención a las teorías del cajista Jesús, partidario de un anarquismo que conduzca a una sociedad idílica de hombres libres, sin autoridades, sin luchas, sin injusticias. Este cuadro soñado de un ideal utópico cierra Mala hierba y prepara el terreno a la historia de Aurora roja, donde el sector del hampa y el de los artesanos dejan paso, en una gradación paralela al ascenso social de Manuel, al ámbito de los obreros asalariados y de las núcleos anarquistas. Es aquí donde cobra relieve un nuevo personaje: Juan, el hermano de Manuel, que ha abandonado el seminario y predica una especie de fraternidad universal casi mística en la que parecen encarnarse las aspiraciones del anarquismo más idealista. La muerte de Juan al final de la novela simboliza también el final de un sueño. Baroja recalca en las últimas líneas de la obra el sonido de las paletadas de tierra en la tumba donde queda enterrado Juan y la vuelta de los obreros a sus casas -ala realidad- para concluir con una nota simbólica: «Había oscurecido». Porque, como en otras obras de Baraja, los elementos del paisaje adquieren un sentido que trasciende la mera función descriptiva. En La busca, por ejemplo (tercera parte, capítulo II), Manuel ha pasado la noche guarecido con otros golfos en el pórtico del Observatorio. Al amanecer anota el narrador- «el cielo, aún oscuro, se llenaba de nubes negruzcas». Se mencionan a continuación los edificios y «los ejércitos de chimeneas, todo envuelto en la atmósfera húmeda, fría y triste de la mañana, bajo un cielo bajo de color de cinc». La mirada se extiende hacia las afueras de la ciudad y la descripción concluye así: «Por encima de Madrid, el Guadarrama aparecía como una alta muralla azul, con las crestas blanqueadas por la nieve». La visión de la sierra nevada como una cima distante de pureza, contemplada por un observador que se ha hundido entre golfos, prostitutas y delincuentes, desencadena en la frase siguiente una nota de júbilo: «En pleno silencio, el esquilón de una iglesia comenzó a sonar alegre, olvidado en la ciudad dormida». Ésta es tina de las innovaciones radicales de la novelística barojiana: la asimilación de los rasgos del paisaje al estado de ánimo del personaje o del contemplador, frente a su antigua función, propia de la narrativa decimonónica, de elementos decorativos y estáticos. La complejidad de personajes y escenarios de las tres novelas no es gratuita ni se halla dispuesta mediante la simple acumulación de episodios. Todo lo que Baroja introduce en la historia tiene una repercusión directa o indirecta en la formación de Manuel, en su difícil adolescencia, en la resolución de sus dudas y en el rumbo de sus acciones. Manuel se debate desde el principio entre influencias contrarias, entre personajes que lo incitan a construirse una vida honrada, laboriosa y digna, como Roberto y la Salvadora -cuyo nombre no es una casualidad-, y otros que, por el contrario, constituyen una fuerza negativa y procuran su hundimiento moral, como Vidal y el Bizco. El influjo bienhechor acaba por triunfar, pero Manuel conoce otros casos de personajes que finalmente escogen la senda equivocada, como la Justa, que pasa de ser una muchachita atractiva a convertirse en «una mujerona de burdel». Existen otros fracasos, como el de Leandro, que se deja arrastrar por la pasión de unos celos enfermizos, o el de Vida¡, víctima de su ambición desmedida. De otro signo es el ejemplo de Juan, espíritu puro y generoso, defensor de unos ideales de imposible realización en una sociedad mediocre, insolidaria y egoísta. Juan es, en este sentido, el personaje quijotesco por antonomasia de la literatura barojiana. En el polo opuesto se sitúa don Alonso, representación del español que vive en el pasado, absorto en las grandezas pretéritas, como la caricatura degradada de un viejo hidalgo empobrecido, fuera del tiempo y de la realidad. Junto a ellos, una multitud de personajes diestramente retratados, cada uno con sus características y su peculiar historia, forman un conjunto sin parangón alguno en la literatura narrativa de la época. Mujeres como la Petra, madre de Manuel o la Salomé, tienen perfiles inconfundibles. Y lo mismo podría decirse del señor Custodio, el trapero, del cínico Mingote, del periodista Langairiños, de los anarquistas Prats y el Libertario. Variadísimo es el friso de chulos y valentones de arrabal -el Valencia, el Pastiri, el Carnicerín, el Cojo, el Tabuenca-, al igual que el de prostitutas -la Rubia, la Chata, la Mellrí, la Rabanitos, etc.-, cuya caracterización lingüística, repleta degiros coloquiales, tics propios, vulgarismos y voces jergales, es de extraordinaria precisión. Comparada con el dibujo del mundo suburbial madrileño que Galdós trazó en su novela Misericordia, o con el Madrid de mendigos y maleantes en que Blasco Ibáñez situó poco después La horda, la trilogía barojiana ofrece una.variedad mayor de tipos y ambientes. Su vigencia permanece intacta casi cien años después, cuando la ciudad y la sociedad han cambiado mucho, precisamente porque el propósito de La lucha por la vida no era componer una crónica histórica, sino relatar la formación de un ser humano en un medio hosco y adverso. Y la existencia de holgazanes, pícaros, estafadores, personas laboriosas, seres desvalidos y gentes de espíritu generoso no es algo exclusivo de una época. Esta atención a lo inmutable y esencial, esa intuic ión narrativa para seleccionar lo perdurable, dejando a un lado los rasgos más externamente costumbristas y perecederos de la historia, es lo que proporciona a La lucha por la vida, como a todas las grandes novelas, su carácter inmarcesible.


Estructura de la novela

La lucha por la vida I, La busca

La busca

Está dividida en tres partes, y éstas en capítulos (cuatro, nueve y ocho, respectivamente)

Primera parte:

  • I. Prámbulo. Conceptos un tanto inmorales de una pupilera Charlas. Se oye cerrar un balcón . Canta un grillo.
  • II. La casa de doña Casiana. Una ceremonia matinal. Complot. En donde se discurre acerca del valor alimenticio de los huesos. La Petra y su familia. Manuel: su llegada a Madrid.
  • III. Primeras impresiones de Madrid. Los huéspedes. Escena apacible. Dulces y deleitosas enseñanzas.
  • IV. ¡Oh, el amor, el amor!. ¿Qué hace don Telmo?. ¿Quién es don Telmo? En el cual el estudiante y don Telmo toman ciertas proporciones novelescas.

Segunda parte:

  • I. La regeneración del calzado y el León de la zapatería. El primer domingo. Una escapatoria. El Bizco y su cuadrilla.
  • II. El Corralón o la casa del tío Rito. Los odios de vecindad.
  • III. Roberto Hasting en la zapatería. Procesión de mendigos. Corte de los Milagros.
  • IV. La vida en la zapatería. Los amigos de Manuel.
  • V. La taberna de la Blasa.
  • VI. Roberto en busca de una mujer. El Tabuenca y sus artificios. Don Alonso o el Hombre-boa.
  • VII. La kermesse de la calle de la Pasión. El Lechuguino. Un café cantante.
  • VIII. Las vacilaciones de Leandro. En la taberna de la Blasa. El de las tres cartas. Lucha con el Valencia.
  • IX. Una historia inverosímil. Las hermanas de Manuel Lo incomprensible de la vida.


Tercera parte:

  • I. El drama del tío Patas. La tahona. Karl el hornero. La Sociedad de los Tres.
  • II. Una de las muchas maneras desagradables de morirse que hay en Madrid. El Expósito. El Cojo y su cueva La noche en el observatorio.
  • III. Encuentro con Roberto. Roberto cuenta el origen de una fortuna fantástica.
  • IV. Dolores la Escandalosa. Las engañifas del Pastiri. Dulce salvajismo. Un modesto robo en despoblado.
  • V. Vestales del Arroyo. Los trogloditas.
  • VI. El señor Custodio y su hacienda. A la busca.
  • VII. El señor Custodio y sus ideas. La Justa, el Carnicería y el Conejo.
  • VIII. La plaza. Una boda en la Bombilla . Las calderas del asfalto.


La lucha por la vida II, Mala hierba.

Mala Hierba


Está dividida en tres partes, y éstas en capítulos (siete, nueve y ocho, respectivamente)


Primera parte:

  • I. El taller - La vida de Roberto Hasting. Álex Monzón.
  • II. La señorita Esther Volowitch. Una boda. Manuel aprendiz de fotógrafo.
  • III. La Europea y La Benefactora. Una colocación extraña.
  • IV. La baronesa de Aynant, sus perros y su mulata de compañía. Se prepara una farsa.
  • V. Vida y milagros del señor de Mingote. Comienza la dulce explotación de don Sergio.
  • VI. Kate, la niña blanca. Los amores de Roberto. El pundonor militar. Las cucas. Disquisiciones antropológicas.
  • VII. El berebere se siente profundamente anglosajón. Mingote, mefistofélico. Cogolludo. Despedida.

Segunda parte:

  • I. Sandoval. Los sapos de Sánchez Gómez. Jacob y Jesús.
  • II. Los nombres de los sapos. El director de Los Debates y sus redactores.
  • III. El parador de Santa Casilda. La historia de Jacob. La Fea y la Sinforosa. La chica sin madre. Mala Nochebuena.
  • IV. La Navidad de Roberto. Gente del Norte.
  • V. Paro general - Juergas. EL baile del Frontón. La iniciación del amor.
  • VI. La nieve. Otras historias de don Alonso. Las Injurias. El asilo del Sur.
  • VII. La Casa Negra - Incendio. Fuga.
  • VIII. Las cuevas del Gobierno Civil. El repatriado. La sopa del convento.
  • IX. Noche en el paseo de la Virgen del Puerto. Suena un tiro. Calatrava y Vidal. Un tango de la bella Pérez.

Tercera parte:

  • I. ¿Será la buena?. Proposiciones de Vidal.
  • II. El Garro. Marcos Calatrava. El Maestro. Confidencias.
  • III. La Flora y la Aragonesa. La Justa. La inauguración del Salón París.
  • IV. Un fusilamiento. En el puente del Sotillo. El destino.
  • V. El calabozo del juzgado de guardia. Digresiones. La declaración.
  • VI. Lo que pasaba en el despacho del juez. La Casa de Canónigos.
  • VII. La Fea y la Salvadora. Ortiz. Antiguos conocidos.
  • VIII. La pista del Bizco. Las afueras. El ideal de Jesús.

La lucha por la vida III, Aurora roja.

Aurora roja

Está dividida en tres partes, y éstas en capítulos (siete, nueve y nueve, respectivamente)

Primera parte:

  • I. Un barrio sepulcral. Divagaciones trascendentales. Electricidad y peluquería. Tipos raros, buenas personas.
  • II. La vida de Manuel. La tertulia del Enano. El señor. Canuto y su fraseología.
  • III. Los dos hermanos. Juan, charla. Recuerdos de hambre y de bohemia.
  • IV. El busto de la Salvadora. Las impresiones de Kis. Malas noticias. La Violeta. No todo es triste en la vida.
  • V. A los placeres de Venus. Un hostelero poeta. ¡Mátala! Las mujeres se odian. Los hombres también.
  • VI. Las vagas ambiciones de Manuel. Las mujeres mandan. Roberto. Se instala la imprenta.
  • VII. El amor y la debilidad. Las intermitentes y las golondrinas. El bautizo de S.M. Curda I en una imprenta.

Segunda parte:

  • I. Juego de bolos, juego de ideas, juego de hombres.
  • II. El derecho. La ley. La esclavitud. Las vacas. Los negros. Los blancos. Otras pequeñeces.
  • III. No hay que confiar en los relojes ni en la milicia. Las mujeres son buenas. Aun las que dicen que son malas. Los borrachos y los perros.
  • IV. El inglés quiere dominar. Las razas. Las máquinas. Buenas ideas, bellos proyectos.
  • V. El buen obrero socialista. Los esparcimientos de Jesús ¿Para qué sirven los muertos?
  • VI. El francés que canta - El protylo. Cómo se llegan a tener las ideas - Sinfonía en rojo.
  • VII. Un paraíso en un Camposanto. Todo es uno y lo mismo.
  • VIII. Como cogieron al Bizco y no vino la buena. Nunca viene la buena para los desdichados.
  • IX. La dama de la toga negra. Los amigos de la dama. El pajecillo, el lindo pajecillo.

Tercera parte:

  • I. Las evoluciones del Bolo. Danton, Danton, era el hombre. ¿Anarquía o socialismo? ...Lo que gusteis.
  • II. Paseo de noche. Los devotos de santa Dinamita. El cerro del Pimiento.
  • III. El mitin en Barbieri. Un joven de levita. La carpintería del arca de Noé. ¡Viva la literatura!
  • IV. Gente sin hogar. El Mangue y el Polaca. Un vendedor de cerbatanas. Un gitano. El Corbata. Santa Tecla y su mujer. La Filipina. El oro escondido.
  • V. Esnobismo sociológico. Anarquistas intelectuales. Humo.
  • VI. Miedos pueriles. Los hidalgos. El hombre de la Puerta del Sol. El enigma de Passalacqua.
  • VII. Otra vez Roberto. La lucha por la vida. El regalo del inglés. El amor.
  • VIII. La coronación. Las que encarecen los garbanzos. El final del señor Canuto.
  • IX. La noche. Los cuervos. Amanece. Ya estaba bien. Habla el Libertario.


Fuentes

  • La lucha por la vida I La busca.
  • La lucha por la vida II. Mala hierba.
  • La lucha por la vida III. Aurora roja.


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