La motivación hacia el estudio

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La motivación hacia el estudio. Abordar la motivación hacia el estudio como un proceso significa comprenderla en su integridad, a partir de sus nexos y contradicciones, dados en sus componentes y relación con la actividad externa. Es entenderla como bien asevera A. Maquire, (2003), no solo como un proceso "esotérico y complicado, sino "complejo y alcanzable".

Definición de motivación hacia el estudio

Más que arribar a un concepto, se debe tener en cuenta aquellos elementos que la distinguen y que son esenciales en ella. La motivación hacia el estudio:  Es un proceso psíquico superior predominantemente afectivo, que se manifiesta en la relación entre las necesidades y disposiciones para estudiar y el reflejo cognoscitivo de la realidad docente del alumno.  Con el objetivo de regular la dirección, el grado de activación y sostén del comportamiento del estudiante.  En la asimilación cognitiva de los contenidos que aporta y exige la escuela como representante de la sociedad.

Estructura del proceso de motivación hacia el estudio

La motivación hacia el estudio es un proceso que se da en estrecha relación y penetración recíproca con la personalidad y con la actividad externa y que mantiene su propia estructura. Esta estructura está constituida por elementos esenciales (necesidades, disposiciones y motivos).

Las necesidades constituyen, un estado de carencia del individuo que lo lleva a su activación con vistas a su satisfacción, en dependencia de las condiciones de su existencia”. A esta definición se le agrega que las necesidades expresan la interacción del sujeto con su medio y organismo biológico, en el cual la necesidad es excitada, incentivada, frustrada o satisfecha. En este caso el medio fundamental lo es el proceso de enseñanza aprendizaje.

Los motivos son el reflejo psíquico del objeto - meta de la actividad, como algo que puede ser obtenido en dependencia de las circunstancias externas e internas (psíquicas)”. Las disposiciones, propiedad psíquica caracterológica de la personalidad que consiste en la estructuración estable de sus necesidades en una orientación motivacional respecto a un determinado fin o meta, al propio sujeto o un objeto o situación. La combinación entre necesidades y motivos mediada por las disposiciones, como centro del proceso motivacional, requiere para que ocurra dicho proceso del reflejo cognoscitivo de los objetos (contenido) del mundo real, aportado por el resto de los procesos psíquicos. Así entonces, las emociones movilizan patrones de comportamiento, es decir, actúan como motivación, por ejemplo, en el caso del miedo o la ira, energético, movilizan un comportamiento determinado (un alumno inseguro ante una respuesta en colectivo es invadido por el miedo de actuar inadecuadamente y puede elegir no responder).

Estructura del proceso de motivación hacia el estudio
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Es decir, dicho proceso sucede como consecuencia de la interrelación entre las necesidades para la actividad de estudio de los alumnos, sus disposiciones como orientación situacional o estable para alcanzar las metas propuestas en dicha actividad, teniendo en cuenta la situación real que este vive y los motivos que dinamizan su comportamiento y sostienen la actividad motivada, con una determinada persistencia, estabilidad, satisfacción en su actuación.

Fases del proceso de motivación hacia el estudio

1- Fase de la necesidad pasiva y comienzo de la actividad orientadora

En esta fase la necesidad de estudiar puede existir potencialmente como propiedad de la personalidad, capaz de reaccionar con determinadas actividades psíquicas, según la situación. La nueva situación (social u orgánica), dada en determinado momento histórico, es reflejada por los procesos cognoscitivos del sujeto, afectando positiva o negativamente sus necesidades. Luego estas son excitadas y se manifiestan en tendencias (impulsos o deseos de estudiar), emociones y sentimientos para con la actividad de estudio y una valoración afectiva de esta, expresada en sus percepciones y pensamiento en el plano mental o interno.

2- Fase del tránsito de la necesidad pasiva a la activa y a la actividad orientada

Esta fase contiene el reflejo psíquico del objeto meta - contenido – Tarea docente, como algo posible de obtener en dependencia de las circunstancias de la actividad docente - educativa (clima motivacional) y las circunstancias psíquicas del escolar (valoración de sus posibilidades funcionales, habilidades, capacidades, etc., expresadas en la imagen que tiene de sí mismo y de su jerarquía de necesidades- disposición). Este reflejo no solo moviliza, sino que dirige e impulsa la actividad del alumno hacia la satisfacción de sus necesidades de estudio. Lo anterior evidencia que no todos los reflejos cognoscitivos motivantes producen motivos de estudio.

3- Fase de la necesidad activa y de la actividad ejecutora

Finalmente una necesidad activa preñada de sentimientos, conocimientos, convicciones, etc.- como formas de expresión de las disposiciones - impulsa la actividad ejecutora y se transforma en necesidad satisfecha, conteniendo la actividad orientadora. Por lo que es en esta etapa del proceso de motivación hacia el estudio donde se materializa la orientación, regulación y sostén de la actividad motivada; expresándose en la sistematicidad o persistencia, estabilidad, satisfacción motivacional del alumno en los diferentes actos que la componen. Esta fase tres aunque independiente, guarda una estrecha relación con la fase dos, existe como una continuación de la misma evidenciándose en ella también la fase número uno.

Componentes básicos de la motivación hacia el estudio

La motivación participa en la regulación de la personalidad. En tal sentido orienta, regula y sostiene la actividad motivada; condiciones estas que presuponen en ella la existencia de tres componentes básicos fundamentales:

Componente orientador: Tiene como finalidad la orientación del alumno hacia determinados contenidos (objetos meta de la realidad docente con los que interactúa) y que al ser reflejados cognoscitivamente por este activan su disposición, condicionando la aparición del motivo - fin (de matiz positivo, negativo o contradictorio) que lo moviliza y direcciona. En este sentido los contenidos son considerados como “(...) aquello que refleja el individuo de acuerdo con la época histórica y las condiciones de vida que le ha tocado vivir”. Estos contenidos, pueden ser de orientación social, personalmente significativa o de orientación individual de carácter social, los cuales se estructuran en cada sujeto con determinada jerarquía (estructura jerárquica motivacional).

Componente regulador: Se refiere fundamentalmente a la manera en que un estudiante realiza sus operaciones cognitivas en el marco de su personalidad y cómo sus procesos de pensamiento, junto a sus necesidades y motivos logran conciliarse en una autorregulación determinada, es decir, es la forma en que los contenidos desempeñan un papel regulador y autorregulador en el funcionamiento motivacional de los alumnos. El papel regulador de los contenidos en la motivación de los escolares se observa en los motivos – estímulos externos o internos, orgánicos, por ejemplo, una conversación interesante con el profesor.

El componente regulador también se expresa en niveles;  existen tres niveles de la regulación de la motivación hacia el estudio: reactiva, adaptativa y autónoma.

Nivel reactivo: Cuando el alumno estudia solo bajo la influencia directa de una situación externa que lo obliga o estimula a estudiar. Por ejemplo, cuando el profesor exige la respuesta o solución a un problema planteado.

Nivel adaptativo: Cuando el estudiante realiza la tarea por el fin último de obtener recompensas, o sea, bajo la presión indirecta del medio sobre él. En este nivel al igual que en el anterior la funcionalidad se torna emocional y la motivación reactiva y adaptativa, según resultados investigativos y criterios expuestos sobre regulación y autorregulación funcional de la motivación de los adolescentes hacia la actividad de estudio, tipificándose así una regulación funcional reactiva (RFR).

Nivel autónomo: Cuando responde a proyectos elaborados personalmente por el estudiante, a intereses cognoscitivos, a sentimientos y convicciones sobre el estudio y su importancia para el desarrollo de su personalidad. Esta autonomía, máxima expresión del carácter activo de la personalidad, puede ser de orientación social, individual o la combinación de ambas. En ella la voluntad se manifiesta como actividad volitiva, con realización de esfuerzos personales. En este caso la funcionalidad es reflexiva y la motivación autónoma, tipificándose una autorregulación funcional reflexiva (AFR).

Componente sostenedor: La motivación hacia el estudio como proceso es interna, propia de la actividad psíquica, pero es imposible su desarrollo total sin el vínculo con la actividad docente donde esta se evidencia. Ello se corrobora con la idea de que “el estudio de la motivación requiere forzosamente de la actividad motivada externa en que esta se expresa y manifiesta”. Expresándose como: comportamiento afectivo, procedimental o comportamiento formal.

Lo antes expuesto es expresión de que la motivación hacia el estudio, así como su génesis procesal, el proceso psíquico motivación, poseen un carácter autónomo, determinado por su propia dinámica interna, a partir del funcionamiento de su estructura y manifestación en la actividad motivada, en este caso (el estudio), todo ello en estrecha relación sistémica con los demás procesos psíquicos personológicos.

FUENTES

1. MAQUIRE, T., (2003). Aportación Jesús. A. Tapia. [En línea]. En: Motivación y aprendizaje escolar. Junio 1990. Disponible en: http: // www. Ciberaula. Es/ amigos / milani. Ht. [Consulta: septiembre 18, 2003].

2. Márquez, J. L. (1999): La comunicación pedagógica. Una alternativa metodológica para su caracterización. Tesis presentada en opción al grado científico de doctor en Ciencias Pedagógicas. Ciudad Habana. P: 20.

3. González Luis A. Tesis de Doctorado(2002). Modelo teórico metodológico para la evaluación de la motivación hacia el estudio en Secundaria Básica. CDIP. UCP Rafael María de Mendive.

4. González, V., (1985): Psicología para educadores. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. P: 97.

5. González, D., (1995): Teoría de la Motivación y Práctica Profesional. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. P: 31. 6. González, D., (1995): IBÍDEM. P: 30. González, D., (1995): IBIDEM: 31.

7. Amador, M. A. y otros. (1995): El adolescente cubano. Una aproximación al estudio de su personalidad. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. P: 27.

8. González, D., (1995): IBIDEM P: 311--13. 8. González, D., (1995): IBIDEM. P: 3.

Enlaces externos

http: // www. Ciberaula. Es/ amigos / milani. Ht. Consulta: septiembre 18, 2003.