Laguna San Ignacio

Laguna San Ignacio
Información sobre la plantilla
Laguna San Ignacio OK.jpg
Laguna declarada Patrimonio de la Humanidad
PaísBandera de los Estados Unidos Mexicanos México
LocalizaciónOcéano Pacífico
Superficie175 Km ²

Laguna San Ignacio. Laguna costera de México se encuentra en el Océano Pacífico, en la desértica región central de la Península de Baja California, dentro de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno. Esta laguna es uno de los santuarios de invierno de la Ballena gris del Pacífico en sus tranquilas aguas nace una buena parte de las ballenas grises del planeta. Fue incorporada en 1993 por la UNESCO a su lista de sitios Patrimonio Natural de la Humanidad. Durante más de media década (1994-2000) este sitio escenificó uno de los debates ambientales más significativos y trascendentes de carácter mundial del siglo xx.

Historia

La laguna San Ignacio fue descubierta por el capitán ballenero Jared Poole. La primera expedición de caza de ballenas en la laguna San Ignacio se produjo en 1860. Aunque muchos capitanes balleneros no se arriesgaban a perder sus naves en los bancos de arena y los estrecho pasajes de aguas poco profundas en la laguna, algunos capitanes balleneros si lo hicieron y ello trajo consigo el comienzo de la casi extinción de la ballena gris del Pacífico.

Características

La laguna tiene un largo de 16 kilómetros y una anchura máxima de cinco millas, se divide en tres secciones: la superior es la parte menos profunda y se conoce como el área de parto donde las ballenas hembras embarazadas viajan a fin de tener a sus crías; en la laguna del medio se encuentran las madres que viajan con sus hijos recién nacidos, y que se preparan para unirse a la mayoría del grupo; en la inferior se encuentra la mayoría de los cetáceos y es donde se produce la mayor parte del comportamiento social. Aquí, machos y hembras se congregan en busca de pareja. Además, los recién nacidos viajan con sus madres a lo largo de la laguna inferior preparándose para el largo viaje al norte hasta sus zonas de alimentación de verano en el Océano Ártico.

Importancia de la laguna

En 1988, México estableció la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno que incluye la laguna San Ignacio, que es el santuario de vida silvestre más grande de América Latina. La laguna de San Ignacio no solo es un santuario de la ballena gris, sino que es el último y único lugar de cría sin desarrollar en el mundo de tales ballenas. La laguna de San Ignacio es también un hábitat para berrendo o antílope americano que se encuentra en peligro de extinción y un hábitat importante de alimentación para cuatro de las siete especies tortugas marinas: tortuga laúd, tortuga carey, tortuga verde y tortuga golfina todas en peligro de extinción. En 1993, las Naciones Unidas declararon la laguna de San Ignacio como un sitio Patrimonio de la Humanidad debido a su importancia para la comunidad mundial.

Debate ambiental

En 1994, la Exportadora Mexicana de Sal, S.A. sometió ante las autoridades ambientales una manifestación de impacto ambiental (MIA) para extender sus actividades de extracción y comercialización de sal a la Laguna San Ignacio y con ello incrementar su producción en 6 millones de toneladas al año. De esta manera, México se convertiría en el primer exportador de sal del mundo. La Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca mexicana negó la autorización. Sin embargo, la empresa reinició la gestión del proyecto y solicitó a la autoridad los términos de referencia necesarios para elaborar una MIA adecuada a estas condiciones especiales. Para la formulación de dichos términos de referencia se estableció un comité científico en el que participaron siete reconocidos especialistas de diversas nacionalidades; tres de ellos eran integrantes del Comité Científico de la Comisión Ballenera Internacional. El compromiso de las autoridades ambientales fue el de someter a la consideración del comité internacional la nueva manifestación que presentaría la empresa respetar el criterio que adoptara el comité al respecto.La constitución de un comité científico de esta envergadura y su actuación pública en la evaluación de una manifestación de impacto ambiental no tenía precedente en el país.

El proyecto fue rechazado desde el principio por un gran número de organizaciones no gubernamentales, sociedades científicas, instituciones académicas y destacadas personalidades, tanto nacionales como extranjeras. En junio de 1998 se integró una comisión de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, formada por 12 diputados electos entre las cinco fracciones parlamentarias, para investigar el impacto ambiental. Dicha comisión visitó en febrero de 1999 la Laguna San Ignacio para evaluar la situación y expresó su preocupación por los posibles impactos, pero avaló el procedimiento adoptado para su evaluación. El tema se politizó y se polarizó. Las autoridades se mantuvieron en lo dicho: el comité científico daría su opinión.

Paralelo al trabajo del comité científico, dos organizaciones llevaron a cabo sendos análisis cuidadosos y bien fundamentados. El Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO designó a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza para realizar una evaluación del estado de conservación del sitio. El resultado fue una serie de consideraciones muy pertinentes y, sobre todo, destacaron la unicidad paisajística del sitio. El Fondo Mundial para la Naturaleza elaboró un estudio de los riesgos del desarrollo urbano en torno al proyecto, de la insuficiencia de agua, del crecimiento poblacional y de la demanda de recursos no existentes en la región, así como de los pocos beneficios que dejaría al país, incluso en empleos, elementos que complementaron de manera muy sustantiva el análisis del tema.

El presidente de la República, después de conocer los informes mencionados y escuchar a muchos actores claves, visitó la Laguna San Ignacio. Cuatro días después, en Los Pinos, el 2 de marzo de 2000, anunció, ante la comunidad conservacionista, la cancelación del proyecto. El Ejecutivo federal tenía esa facultad por tratarse de una empresa mayoritariamente estatal.

Se trata de una historia muy poco común, en la que se polarizó de un modo sin precedente el sector ambiental a escala mundial, en la que la prioridad de la conservación de un espacio natural único se antepuso como un valor superior a un proyecto de menor relevancia para el desarrollo del país, a pesar de la presión económica de una empresa trasnacional

Fuentes

  • Carabias, Julia, et al. (coords.), 2010. Patrimonio natural de México. Cien casos de éxito. México, Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. Rojas, Lorenzo, De la Cueva, Horacio. p.44-45.
  • laguna San Ignacio] Disponible en: “es.wikipedia.org” Consultado: 11 de febrero de 2015.