Lapidario

Lapidario
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Lapidario es un tratado médico y mágico acerca de las propiedades de las piedras en relación con la astronomía mandado escribir por el rey castellano Alfonso X el Sabio y redactado hacia 1250, aunque pudo ser traducido de nuevo, enmendado, añadido y reorganizado entre 1276 y 1279.[1]

El libro se constituye en una summa de tratados griegos, helenísticos y árabes recopilados y traducidos, al parecer, por Yehuda ben Moshe ha-Kohen (Yehuda Mosca o «Mosca el Coheneso»), médico real y destacado astrónomo. Este tratado está considerado como el primer manuscrito científico escrito en una lengua romance (lengua castellana). El manuscrito que lo ha transmitido (Ms. h.I.15 de la Biblioteca de El Escorial) está iluminado mediante alrededor de cincuenta miniaturas de animales del zodíaco en un total de 638 ilustraciones e iniciales policromadas, con gran variedad de letras capitales historiadas. En este tipo de tratados medievales de origen árabe (aunque la versión principal original fuese en siríaco, lengua de la familia del idioma arameo del siglo VII) sobre las virtudes curativas y mágicas de las piedras, la astrología desempeñaba un gran papel, pues modificaba las propiedades de éstas.La obra fue ampliada en 1279 con el Libro de las formas e imágenes que están en los cielos, más conocido como Tablas del Lapidario, conservado también en la Biblioteca del Escorial con la signatura h.I.16.

Estructura

El Lapidario contiene en realidad cuatro libros distintos, según los grados de los signos del zodíaco, las fases de los signos, la conjunción de las planetas y ordenadas por el ABC (es decir, alfabéticamente).

En el Lapidario figuran las reseñas de 360 piedras, tantas como grados del círculo zodiacal, y sus cualidades y utilizaciones farmacológicas.

Aristóteles, que fue más cumplido de los otros filósofos, y el que más naturalmente mostró todas las cosas por razón verdadera, y las hizo entender cumplidamente según son, dijo que todas las cosas que son sólo velos se mueven y se enderezan por el movimiento de los cuerpos celestiales, por la virtud que han de ellos, según lo ordenó Dios, que es la primera virtud y mostró que todas las cosas del mundo son como trabadas, y reciben virtud unas de otras; las más viles, de las más nobles. Y esta virtud parece en unas más manifiesta, así como en las animalias y en las plantas; y en otras más escondida, así como en las piedras y en los metales y de éstas hicieron los sabios libros en que dijeron de los cuerpos celestiales que no son compuestos de los cuatro elementos; y eso mismo de los otros que de ellos se componen, así como de animalias, que son todas las cosas vivas que han alma de sentir y de mover. Y otrosí de las plantas que son de los frutos que nacen de la tierra, así como árboles y yerbas.

Ediciones

  • BREY MARIÑO, María, Lapidario, [Valencia], Castalia (Odres Nuevos), 1968.
  • LAPESA, Rafael y RODRÍGUEZ MONTALVO, Sagrario, (ed. introd. y pról.) "Lapidario" : (según el manuscrito escurialense H.I. 15), Madrid, Gredos (Biblioteca Románica Hispánica, IV: Textos, 14), 1981.
  • Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2004 (edición digital).

Referencias

  1. "El Libro de la ochava esphera, el Libro de la alcora, el Libro de la açafeha, el Lapidario fueron «transladados» una primera vez en los años 1250-1259 y traducidos de nuevo, «emendados» cuando no «capitulados» entre 1276 y 1279", Georges Martin, «Los intelectuales y la Corona: la obra histórica y literaria», en Manuel RODRÍGUEZ LLOPIS (dir.), Alfonso X y su época, Murcia, Carroggio, 2002, p. 259-285.

Fuentes