Ley de la negación de la negación

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Ley de la negación de la negación
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Concepto:Esta ley expresa la tendencia, la dirección que adopta el desarrollo.

Ley de la negación de la negación. Responder a la pregunta de qué sentido damos a una frase cuando hablamos de la negación de algo. La palabra "negación" tiene, en efecto, este significado. Pero tiene también otro, más profundo y de un contenido muchísimo mayor. Cuanto decimos a continuación les permitirá comprenderlo claramente.

Qué es la negación

En la realidad circundante encontramos en todo momento fenómenos naturales como el envejecimiento, la destrucción y la muerte. Tomen cualquier fenómeno de la naturaleza y verán que tiene su comienzo, es decir, ha surgido en determinado momento; verán también que luego se desarrolla, crece, acumula fuerzas y, después, envejece, caduca. En su obra Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, Engels decía que para la dialéctica no existe nada definitivo, absoluto, sagrado. Ve en todo la impronta de la inevitable negación, de la desaparición, y no deja en pie más que el proceso ininterrumpido del surgimiento y la destrucción, el proceso del ascenso infinito de lo inferior a lo superior.

Como ven, en este sentido, la esencia de la negación consiste en que en el mundo material tiene lugar un proceso constante de renovación, de perecimiento de los viejos fenómenos y de surgimiento de otros nuevos. La sustitución de lo viejo con lo nuevo es su negación..

Puesto que todo fenómeno avanza hacia la vejez podrán decir y la desaparición, resulta que el mundo marcha paso a paso hacia su fin y, en resumidas cuentas, perecerá. Para comprender esto debe tenerse en cuenta que el proceso de negación, de muerte, de los fenómenos caducos reviste formas distintas. Por ejemplo, cualquier máquina se desgasta y es convertida en chatarra. Es un ejemplo de negación en el sentido habitual, cotidiano. Sin embargo, quienes tienen relación con la técnica moderna, en rápido cambio, conocen también otra dependencia mucho más compleja. Durante su funcionamiento, la maquinaria envejece no tanto en el sentido directo, físico, como principalmente en el sentido “moral”. Esto significa que una u otra máquina envejece y pierde su valor como consecuencia de la aparición de medios técnicos más perfectos y de mayor rendimiento, "en la medida en que pueden reproducirse máquinas de la misma construcción a un precio más barato o construirse otras mejores que les hagan la competencia". Si nos limitamos a destruir la máquina, con este acto de negación no crearemos condición alguna para un nuevo desarrollo. En la vida encontramos negaciones semejantes, que, en determinadas condiciones, se hacen incluso indispensables. Por ejemplo, en los primeros años de la invasión fascista alemana, los soviéticos se vieron obligados a quemar el trigo y destruir edificios y máquinas para impedir que cayesen en manos del enemigo. No obstante, la línea fundamental del movimiento histórico es la creación, la continuidad en el desarrollo. Se han encontrado ya con ella cuando nos hemos referido al desenvolvimiento de la técnica, de su perfeccionamiento medíanle la negación de las máquinas anticuadas, llegadas a su término. Precisamente de este género de negación hablaremos al analizar el proceso de renovación.

Negación de la negación

Los nuevos fenómenos que surgen en la naturaleza y en la sociedad recorren también su camino natural: envejecen con el transcurso del tiempo y ceden su puesto a fenómenos y fuerzas más nuevos. Si antes negaban lo viejo, ahora son negados a su vez por algo más joven, nuevo y fuerte. Esto es ya la negación de la negación. Y como en el mundo existe una cantidad infinita de fenómenos, el proceso de negación es constante, infinito, es decir, tiene lugar un proceso ininterrumpido de negación de la negación. ¿A dónde conduce este proceso? El siguiente ejemplo se lo mostrará. El proceso de la cosecha consta de varios períodos: germinación de las semillas, crecimiento y maduración (recolección). Durante la germinación, los granos sembrados dejan de existir, son negados. En su lugar aparecen las plantas que nacen de ellos, los tallos. Pero después, las plantas florecen, son fecundadas y, por último; madura la cosecha. Entonces muere el tallo. Es la segunda negación. Y todo el proceso de obtención de la cosecha es la negación de la negación. En este caso, el proceso de negación ha conducido no sólo a la destrucción de las semillas enterradas, sino también al surgimiento de nuevos granos y, además, en cantidad diez o veinte veces mayor. En este resultado está la esencia de la ley de la negación de la negación. ¿Qué teníamos al principio, en el punto de partida del proceso? Grano. ¿Qué tenemos como resultado? Otra vez grano. El proceso parece repetirse, el "círculo" se cierra. Pero la ley de la negación de la negación muestra que existe el desarrollo. Porque al empezar el proceso disponíamos de determinada cantidad de semillas y, al terminar, disponemos de la cosecha. Está claro que no se trata de una simple repetición. Cierto que hemos llegado a lo mismo de lo que habíamos partido, pero nos encontramos ante una repetición sobre una base nueva, superior. Si los hombres llegaran, al recoger la cosecha, a los mismos resultados cuantitativos y cualitativos iníciales, no merecería la pena cultivar la tierra. En nuestro ejemplo, el comienzo del proceso (.siembra del grano) y el final (recogida de la cosecha) son dos grados de desarrollo cualitativamente diferentes: grado inferior y el superior. Como consecuencia de este desarrollo, el proceso no queda estancado, sino que avanza de lo inferior a lo superior, de lo simple a lo complejo.

Así, pues, la esencia de la ley de la negación de la negación consiste en que, en el proceso del desarrollo, cada grado superior niega, elimina, el anterior y, al mismo tiempo, lo eleva a un grado nuevo y conserva todo el contenido positivo en su desarrollo..

La negación dialéctica de la negación presupone tanto la negación como la conservación, tanto la destrucción como el desarrollo ulterior.

El escepticismo

Toda negación es fuente de desarrollo. Engels da un ejemplo muy sencillo, del que hemos hablado ya en parte: en vez do sembrar el grano. Crear las correspondientes condiciones para su desarrollo y, con ello, negarlo dialécticamente, se le puede destruir. Será también una negación, pero no dialéctica. No servir de fuente del desarrollo. Será la destrucción del fenómeno, y nada más. Lenin calificaba de “vana” semejante negación. ¿Existe dicha negación en la vida? Si, y con mucha frecuencia. Por ejemplo, hay personas que lo niegan lodo, que no les gusta nada ni creen en nada. Son los llamados nihilistas. Hay personas que dudan de todo y desconfían de todo. Son los llamados escépticos. Ellos niegan también, pero es precisamente una negación “vana”, escéptica. Lenin combatió siempre esta negación, denominada por él pura y simple. En cambio, la negación dialéctica actúa como un elemento de nexo con e\ grado precedente del desarrollo, como su balance. Expresa la continuidad en el desarrollo. La negación es dialéctica únicamente cuando sirve de fuente de desarrollo, cuando conserva y mantiene todo lo positivo, sano y valioso. La negación no debe ser un fin en sí. Negar por negar es nihilismo. El sentido de la negación dialéctica consiste precisamente en que ésta representa la superación del anterior grado de desarrollo, pero no su omisión o rechazamiento. La negación, si es dialéctica, no interrumpe el proceso de desarrollo, sino que, al contrario, conserva y mantiene todo lo positivo que expresaba. "No es la negación pura y simple —escribía Lenin —, no es la negación vana, no es la negación escéptica, la vacilación, la duda lo característico y esencial de la dialéctica —la cual .contiene, sin duda, y como parte muy importante, el elemento de la negación—; no es eso, sino la negación como factor de vínculo, como factor de desarrollo, conservando lo positivo". Pero ¿cómo proceden los nihilistas y escépticos? La actitud de los políticos burgueses ante los éxitos del régimen socialista nos lo muestra con claridad. Unos condenaron abiertamente la Revolución de Octubre y se negaron luego, durante largos años, a reconocer la existencia del Poder soviético. Los escépticos, por su parte, pusieron en duda en todo momento que los trabajadores fuesen capaces de crear la nueva sociedad. Lenin combatió duramente estas afirmaciones antimarxistas de los ideólogos de la burguesía. Mostró que la cultura proletaria no surge de la nada, sino que es resultado lógico de todo el desarrollo cultural precedente. La cultura socialista niega, destruye la cultura burguesa, pero lo hace de modo que se conserve todo lo valioso creado por ella. Así comprendía Lenin la negación dialéctica del arte burgués. Quienes estudian la filosofía marxista pueden demandar por qué el marxismo condena el escepticismo si, como se sabe, cuando se preguntó a Marx cuál era su aforismo preferido respondió: "De ómnibus dubitandum". Lenin repitió también más de una vez que la dialéctica contiene un elemento de escepticismo. Para no incurrir en equivocaciones en esta cuestión hay que tener presente que, a veces, dichos conceptos son comprendidos con diferente sentido. En las manifestaciones de Marx y Lenin citadas antes se trata de la negación dialéctica y del escepticismo racional. Son, en efecto, un rasgo inalienable del enfoque marxista de los fenómenos de la realidad. La dialéctica está enfilada, por su esencia, contra la fe ciega y el dogmatismo irreflexivo. Lenin enseña que la dialéctica contiene un elemento de escepticismo, pero no se reduce a él. La duda vana no proporciona nada positivo. Es de poco provecho. Vissarión Belinski dijo con gran acierto, refiriéndose a los escépticos de semejante calaña: "Sólo mentes minúsculas, almas míseras presumen de escepticismo como de un traje de moda, se jactan de él como de un mérito. Sólo... los prestidigitadores y bufones de la muchedumbre ociosa, sólo ellos, dudan de todo con facilidad y alegría, divirtiéndose y no sufriendo. .. ¿Qué mérito, puede tener el reírse de todo y censurarlo todo: la ciencia, la razón y el arte?" La comprensión correcta de la naturaleza dialéctica de la negación brinda una garantía segura tanto contra el dogmatismo irreflexivo como contra el escepticismo y el nihilismo. Cuanto queda dicho nos permite revelar más a fondo la esencia de la ley de la negación de la negación, vinculada al carácter ascensional del desarrollo.

Carácter ascensional del desarrollo

El hombre primitivo inició su actividad laboral creando instrumentos de trabajo. En un grado determinado del desarrollo histórico, las herramientas de piedra cedieron su puesto a las de metal. Estas son una especie de negación de aquéllas, pero conservan todo lo valioso que tenían, por ejemplo, la propiedad de cortar, su forma (tanto del hacha de piedra como de la de hierro), etc. La creación de máquinas representó un nuevo progreso en el desarrollo de los instrumentos de producción. Marx señala en El Capital que en el telar mecánico, en su forma originaria, es fácil reconocer el viejo telar a brazo. El telar mecánico es la-negación del telar a brazo. Mas es una negación dialéctica, pues conserva en .cierta medida el principio de funcionamiento del viejo telar a brazo. Así ocurre siempre en la técnica. Los nuevos modelos de máquinas son la negación de los viejos, pero conservan indefectiblemente todo lo valioso conseguido con la precedente experiencia de producción. Deténganse a examinar cómo ha transcurrido el proceso de desarrollo. Al empezar, los hombres disponían únicamente de instrumentos de trabajo rudimentarios (piedra). Ahora, en cambio, se crean centrales nucleoeléctricas, motores de reacción, etc., etc. Vemos, pues, que el proceso de negación consecutiva ha conducido gradualmente, paso a paso, a resultados que están muy por encima de lo que había al principio. El género humano ha recorrido, por tanto, un largo camino de desarrollo. ¿Cómo ha transcurrido este proceso? Tracen mentalmente una línea desde la técnica primitiva hasta la moderna y tendrán una idea clara de cuál ha sido el resultado. Esta línea, como es natural, irá de abajo arriba. Porque la técnica se ha ido perfeccionando sin cesar, ha subido, digámoslo gráficamente, cada vez más alto. No en vano se habla de "técnica superior". El mismo carácter tiene cualquier proceso de desarrollo si es resultado de la negación de la negación. El grado superior se llama precisamente así porque eleva y enriquece el proceso en su conjunto. Esto es lo principal en la negación dialéctica. Y de ello se deduce una importante conclusión: el desarrollo que se efectúa como resultado de la negación de la negación tiene carácter ascensional, progresivo. Esta conclusión afecta por igual al desarrollo de la naturaleza y al de la sociedad humana. En la primera es el paso de la naturaleza inorgánica a un grado más elevado —la orgánica—, la evolución del mundo animal desde los primeros seres vivos hasta la aparición del hombre. En la sociedad es el camino recorrido desde el régimen de la comunidad primitiva hasta el socialismo, primera fase del comunismo. Lo mismo vemos en el desenvolvimiento de la ciencia. No existe punto de comparación entre los conocimientos del mundo que tenía el hombre primitivo y los que proporciona al hombre la ciencia moderna.

Así, pues, vemos por doquier la misma tendencia, la misma ley: el desarrollo tiene carácter ascensional, es decir, va de lo inferior a lo superior, de lo simple a lo complejo. Tal es la esencia de la ley de la negación de la negación.

Esta tendencia, esta ley determina un importante rasgo de la concepción marxista-leninista del mundo: su carácter optimista. Dicho rasgo dimana directamente de la concepción dialéctica de la negación. Coincidan con nosotros en que quien no reconozca, la negación vana, quien comprenda que la negación es la “partera” del desarrollo, llegara sin falta a una concepción optimista de las cosas. Así es, precisamente, nuestra concepción del mundo. Quienes se guían por la concepción del mundo idealista, burguesa, comprenden las cosas de una manera diametralmente opuesta. Dicha concepción está impregnada de pesimismo, es decir, de una opinión sombría y triste de la vida. Al ver que el mundo capitalista se desploma, algunos filósofos y sociólogos burgueses intentan presentar el ocaso de este sistema social como una crisis de la cultura, del pensamiento y del humanismo en general. Hablan de "la catástrofe atómica”, "el fin de la civilización”, "el fin del mundo”, etc. Esto les hará ver a ustedes a qué está vinculada la negación del progreso, hoy de moda en Occidente, la negación del desarrollo ascensional de la sociedad humana. Allí, incluso el término “progreso” es con frecuencia perseguido. En el III Congreso Sociológico Internacional, el sociólogo burgués Leopold von Wiese propuso que fuera sustituido con el término “cambio”, argumentando que a la humanidad, que ha sufrido la tragedia de dos guerras mundiales, le conviene muchísimo más esta expresión comedida y escéptica. Pero la ciencia y la práctica refutan tales afirmaciones de los filósofos burgueses. El desarrollo ascensional, progresivo, de la naturaleza y de la sociedad humana es una ley objetiva e inalterable.

El desarrollo discurre en espiral

¿Quién no ha oído esta expresión: "La historia se repite" En ella se señala un rasgo del proceso histórico. La humanidad inició su desarrollo existiendo la propiedad social, colectiva, de los instrumentos de trabajo. Pasaron milenios y en el socialismo, en el comunismo, se repite lo mismo: los miembros de la sociedad poseen colectivamente los resultados de su trabajo. Existe, en efecto, cierta repetición. Podrían citarse muchos ejemplos semejantes, que sirven de base a los filósofos burgueses y a los clericales para afirmar que el desarrollo del mundo se produce en círculo. Según ellos, no hay nada nuevo: sólo la repetición eterna, la rotación circular. El filósofo italiano Juan Bautista Vico (fines del siglo XVII y comienzos del XVIII) fue el representante de la teoría circular. A su juicio, todos los pueblos atraviesan por tres períodos, análogos a los de la vida de cada individuo: infancia, adolescencia y madurez. Pasado el período de florecimiento, la sociedad decae, vuelve al estado primitivo y el círculo se cierra. La sociedad empieza un nuevo ciclo de su desarrollo. Pero es análogo al viejo. Las concepciones de Vico contenían algunos elementos progresivos: el filósofo reconocía, en particular, que la marcha de la historia está determinada por leyes objetivas y no le era ajeno el optimismo histórico. En cambio, los historiadores y filósofos burgueses contemporáneos desarrollan los aspectos reaccionarios de la teoría circular. Por ejemplo, el historiador inglés Arnold Toynbee dice que la historia de la sociedad humana se divide en una serie de civilizaciones independientes, cada una de las cuales pasa por las mismas fases de nacimiento, crecimiento y destrucción. Esta teoría carece de toda base real, pues el desarrollo progresivo de la sociedad es hoy evidente para todos. Sí, el retorno a lo viejo se observa, en efecto, cuando se trata de la negación de la negación. Recordemos, aunque sólo sea, el ejemplo de la propiedad social en el régimen de la comunidad primitiva y en el comunismo. Pero este proceso parece el retorno a lo viejo únicamente en su aspecto externo. En el fondo, se trata sólo de una apariencia que vela una dependencia muchísimo más compleja. La realidad es que en dicho proceso no hay ningún movimiento retrógrado. La propiedad social en el comunismo, con su elevada técnica y sus extraordinarias posibilidades, se diferencia tanto de la que existió en el régimen de la comunidad primitiva como la vida de los constructores de la sociedad comunista de la que llevaron los hombres primitivos. No se trata en modo alguno de la vuelta a lo viejo. Por consiguiente, tras ese "movimiento retrógrado" aparente hay que distinguir un verdadero proceso ascensional. Chernishevski decía, a este respecto: "El grado superior del desarrollo parece, por la forma, el retorno al comienzo inicial del desarrollo. No hace falta decir que, pese a la semejanza de la forma, el contenido es al final infinitivamente más rico y elevado que al comienzo". Lenin destacaba que el resultado de la negación de la negación es supuestamente el retorno a lo viejo. Pero sólo en la forma parece la vuelta a lo viejo; en el fondo, ese retorno no existe, pues el proceso ha sido enriquecido y elevado a un grado superior. Como ven, el aforismo de que "la historia se repite" abarca correctamente un determinado aspecto del proceso real del desarrollo, pero sería un grave error comprenderlo al pie de la letra. En el desarrollo ascensional de la historia no puede haber dos fases absolutamente idénticas. Como resultado de la negación de la negación, se repiten, renacen en una etapa más elevada sólo algunos rasgos y peculiaridades de la forma histórica inicial. Esto prueba que el desarrollo no se produce en círculo. Puede surgir, a este respecto, una pregunta: si el proceso de desarrollo tiene carácter ascensional, de lo inferior a lo superior, ¿no se realizará en línea recta? ¿O se trata de un proceso más complejo? El marxismo, que defiende la tesis del carácter ascensional del desarrollo, no considera en modo alguno que ei movimiento sea rectilíneo. En la historia se dan también movimientos retrógrados. En esos momentos, en uno u otro país e incluso en una serie de países vencen las fuerzas reaccionarias, y no las progresistas, como ocurrió, por ejemplo, en la Alemania fascista. Pero cierto movimiento de retroceso no puede modificar la dirección general del desarrollo de la historia, el cual sigue, en su conjunto, una línea ascensional, progresiva. ¿Qué es lo que puede ofrecernos una idea más gráfica del desarrollo de la naturaleza y de la sociedad? Este desarrollo recuerda, sobre todo, una espiral. Tiene gran número de círculos, pero éstos no coinciden, no se repiten.- ¿Han visto ustedes alguna vez cómo sube una persona por una escalera de caracol? Parece que camina trazando círculos, pero, en realidad, tras esa apariencia, lo que hace es elevarse más y más. Y eso ocurre porque sube en espiral. Esta comparación expresa la esencia de la ley de la negación de la negación.

Así, pues, el desarrollo se produce en espiral, y con cada una de sus espiras surge algo cualitativamente nuevo, que eleva el proceso a un peldaño superior..

Esta afirmación puede llevarles a preguntar: si cualquier proceso asciende a un peldaño superior como resultado de la negación de la negación, ¿qué habrá después del comunismo?, ¿no estará sometida también a negación la sociedad comunista? Es una pregunta que se formulan con frecuencia los lectores. El marxismo responde como sigue: la implantación de las relaciones comunistas no es un simple paso de una formación económico-social a otra, sino el paso de la prehistoria de la sociedad, que abarca varias formaciones, a su verdadera historia. El proceso de desarrollo es la lucha de lo nuevo contra lo viejo p Cualquiera que sea la rama de la actividad humana que tomen —la ciencia, el arle, la vida política, etc.—, verán que en ella se libra una lucha constante de lo nuevo contra lo viejo y caduco. Ahora bien, ¿qué debe entenderse por nuevo? p En la vida corriente se entiende por nuevo lo que se crea por vez primera, lo que ha surgido hace poco. Pero el sentido filosófico de este concepto es algo distinto, más profundo. Por ejemplo, si en Occidente aparece una "nueva" escuela filosófica que, encubriéndose con la careta de la objetividad, pretende simplemente resucitar ideas vetustas, caduca.-, hice mucho, no podrá ser calificada en modo alguno de fenómeno nuevo. Al contrario, se tratará de un fenómeno viejo, caduco, sin futuro. En la vida es frecuentísimo que lo viejo se disfrace de nuevo. Es una forma muy extendida y, además, velada de lucha de lo viejo contra lo nuevo. Un ejemplo. Todos los oportunistas y revisionistas critican las tesis marxistas supuestamente “envejecidas” y afirman que ellos son lor, verdaderos innovadores. Sin embargo, bajo la apariencia de innovación, minan las bases de la teoría marxista. Al inventar “nuevas” vías que conducen al socialismo, los revisionistas rechazan el camino seguido por el pueblo soviético, declarándolo anticuado. Pero semejante afirmación no es más que una vieja mentira con nuevo ropaje. Merece especial atención el intento de los actuales cabecillas del mundo capitalista de presentarlo como un capitalismo “nuevo”, “moderno”. Mas también en este caso, como suele decirse, hay mucha novedad, pero poca utilidad. El capitalismo ha envejecido, camina hacia su muerte. Habrán podido convencerse de que en filosofía se da un sentido determinado al concepto de nuevo.

El marxismo-leninismo entiende por nuevo el proceso o fenómeno que expresa las tendencias progresivas del desarrollo. Lo nuevo es lo avanzado, lo progresivo, lo que está unido necesariamente a la renovación, al desarrollo de lo inferior a lo superior, de lo simple a lo complejo.

¿Qué relación existe, pues, entre los fenómenos viejos y los nuevos? En primer lugar, son contrarios. Pero ustedes saben ya que los contrarios se encuentran en unidad y, a la vez, en lucha. De ahí que sea imposible separar uno de otro a estos contrarios, de la misma manera que es imposible evitar la lucha entre ellos. En efecto, lo nuevo no surge aparte de lo viejo, fuera de lo viejo, sino en sus entrañas: precisamente ahí aparecen de ordinario los gérmenes, los embriones de lo nuevo o las condiciones para su surgimiento. A la par con el desarrollo, lo viejo se hace decrépito, se debilita, pierde fuerzas, en tanto que lo nuevo crece y se fortalece. Por eso lo nuevo es siempre la negación dialéctica de lo viejo. El proceso de negación dialéctica transcurre siempre como lucha de contradicciones. En esta lucha, lo nuevo, lo avanzado, lo progresivo vence (niega) lo viejo, lo caduco. La invencibilidad de lo nuevo es ley del desarrollo histórico.

Fuentes

  • C. Marx, El Capital, t. I, pág. 410, ed. en ruso.
  • V. Lenin, Obras, t. 38, págs. 218–219.
  • V. Lenin, Una gran iniciativa. Véase la recopilación La ideología y la cultura socialistas, ed. en español, Moscú, pág. 20.

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