Literatura infantil

Literatura infantil
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Recorrido por la historia de la literatura infantil. Los libros infantiles son un fenómeno relativamente reciente. Prácticamente hasta el siglo XIX, los autores no pensaban en los niños a la hora de escribir sus obras. Eso no quiere decir que antes de esa época no hubiera libros interesantes y apropiados para los niños; pero sus autores no los escribieron pensando en ellos.

Definición

La literatura infantil incluye libros muy diversos, desde obras clásicas de la literatura a libros ilustrados y relatos de fácil comprensión escritos exclusivamente para los niños. Los géneros más frecuentes y más apreciados por los más pequeños son los Cuento de de hadas, las fábulas, las canciones de cuna y los cuentos populares, transmitidos, generalmente, de forma oral.

En los inicios los libros que se elegían para los niños, eran sobre todo aquellos que podían tener un contenido moral o didáctico, es decir, que podían servir de enseñanza o permitían aprender normas de conducta o comportamiento.

Historia

Una de las primeras obras escritas pensando en los niños es Mundo visible en dibujos (1658), del humanista Comenio, que presentaba una novedad de enorme importancia para el futuro, pues acompañaba cada palabra de una figura. De alguna manera, puede considerarse el primer libro ilustrado para niños en la historia de la literatura infantil. A finales del siglo XVII y durante el XVIII se publicaron tres obras que, a pesar de que no fueron pensadas para los niños, se convirtieron, con el paso del tiempo, en grandes clásicos de la literatura infantil. La primera, publicada en 1697, es Cuentos del pasado, subtitulada Cuentos de Mamá Oca, del escritor francés Charles Perrault, que recopiló cuentos populares franceses y también narraciones italianas. Al final de cada cuento añadió una moraleja. Con estos cuentos maravillosos, Perrault introdujo y consagró el mundo de las hadas en la literatura infantil. Algunos de esos cuentos son conocidos por casi todos los niños, como: La Cenicienta, Pulgarcito, El gato con botas, La bella durmiente, Caperucita Roja o Piel de asno, entre otros.

Además, en el siglo XVIII, en concreto entre 1704 y 1717, se tradujeron, por primera vez en Occidente, los cuentos de Las mil y una noches,

Las mil y una noches

que pronto se hicieron famosos en toda Europa. Dos de las innumerables historias incluidas en ese libro son Los viajes de Simbad el marino y Aladino y la lámpara maravillosa.

La fecha de 1745 también es importante, ya que, ese año, John Newberry abrió en Londres la primera librería y editorial para niños La Biblia y el Sol, y en 1751 lanzó la primera revista infantil del mundo.

El siglo XIX: Siglo de Oro de la literatura infantil.

A principios de este siglo, se publicaron en toda Europa recopilaciones de cuentos y leyendas populares, transmitidas de manera oral de generación en generación. Dos colecciones son particularmente importantes. La primera la publicaron en Alemania los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm,

Hermanos Grimm

más conocidos por Los Hermanos Grimm, y lleva el título de Cuentos para la infancia y el hogar (1812-1815). La colección, aumentada en 1857, se conoce como Cuentos de hadas de los hermanos Grimm. En esos cuentos aparecen personajes que se harían famosos en todo el mundo, como Blancanieves, Barba Azul, Cenicienta y Caperucita Roja. En algunas ocasiones los cuentos de unos escritores coinciden con los de otros, pues en muchos casos se basan en leyendas similares y tradiciones comunes.

La otra gran colección de cuentos del siglo XIX es Cuentos para niños (1835), del escritor danés Hans Christian Andersen, que combinó una gran sensibilidad con una extraordinaria fantasía. Algunos de sus cuentos son El patito feo, El Soldadito de plomo, La Sirenita o La vendedora de fósforos. Dentro de esa tendencia fantástica, se destaca un libro único y extraordinario, Alicia en el país de las maravillas, publicado en 1865. Su autor, Lewis Carroll, además de escritor, era un notable matemático, de ahí esa mezcla tan original que aparece en Alicia de lógica y fantasía. Carrol escribió el libro para la hija de un amigo suyo. A lo largo del siglo XIX se desarrolla también una literatura infantil de tendencia más realista, que no incluye elementos fantásticos, como brujas o hadas, y se basa principalmente en las aventuras y los viajes. Dentro de esa corriente, los libros más importantes son La isla del tesoro (1883), del escritor escocés Robert Louis Stevenson, que cuenta la búsqueda de un tesoro por parte de un niño y el astuto pirata John Long Silver, o Aventuras de Huckleberry Finn (Libro) (1884), de Mark Twain, autor también de Las aventuras de Tom Sawyer (1876).

En el siglo XIX se publicaron muchos otros clásicos de la literatura infantil, entre los que destacan Canción de Navidad (1843), de Charles Dickens, Pinocho (1883), de Carlo Collodi, que narra la historia de un muñeco de madera que acaba convirtiéndose en un niño de carne y hueso, o El libro de la selva (1894), de Rudyard Kipling, en el que se cuentan The Jungle Book, un niño criado en la selva por animales salvajes llenos de sabiduría. También es importante destacar el desarrollo de una nueva corriente dentro de la literatura infantil: la ciencia ficción. El representante más conocido e importante de esa tendencia es el escritor Julio Verne, que adelantó en sus novelas muchos de los descubrimientos, logros e invenciones que más tarde se harían realidad, como queda reflejado en De la Tierra a la Luna (1865) o Veinte mil leguas de viaje submarino (1870).

El siglo XX: Pleno florecimiento de la literatura infantil.

Harry Potter

La literatura infantil alcanzó su pleno desarrollo en el siglo XX. A partir de entonces, cada vez más escritores han tenido en cuenta los gustos y las necesidades de los niños y han escrito específicamente para ellos.

En general, la literatura infantil ha evolucionado desde las obras de contenido moral o educativo de los primeros tiempos a obras de simple entretenimiento o diversión. Además, en el siglo XX se ha ampliado de manera significativa la naturaleza y el tipo de los personajes de las historias, que ya no están protagonizadas solo por niños o animales que hablan, sino también, por seres fabulosos, como los héroes de los cómics, por criaturas fantásticas e incluso por juguetes y muñecas. Muchos de esos personajes se han hecho enormemente populares a través del cine o de la televisión, como es el caso de Pippa Mediaslargas(1945), de la escritora sueca Astrid Lindgren, o Peter Pan (1904), creado por el escritor James Matthew Barrie. Algunos de los libros infantiles más importantes y populares entre los niños son El viento en los sauces (1908), de Kenneth Grahame; Winnie Pooh (1926), de Alan Alexander Milne; Mary Poppins (1935), de Helen Lyndon Goff, o El Principito (1943), del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry. También algunos personajes de cómics se han hecho famosos en todo el mundo, como Tintín, Astérix, Batman o Mafalda. Se destaca, de forma más reciente, el caso de la escritora británica J. K. Rowling, cuyos libros, protagonizados por un aprendiz de mago llamado Harry Potter, se han convertido en todo un fenómeno de masas en los primeros años del siglo XXI.

Fuentes

  • Elizagaray, Alga Marina. Niños, autores y libros. La Habana: Ed. Gente Nueva, 1981
  • Cubaliteraria