Los tres monos sabios

Para otros usos de este término, véase Los tres monos sabios (desambiguación).
Los tres monos sabios
Información sobre la plantilla
Tres-monos-sabios.jpg
Concepto:Los tres monos sabios Mizaru, Kikazaru y Iwazaru en una de las esculturas que les han realizado:
Escultura de madera realizada por el artista japonés Hidari Jingoro en 1636 (santuario de Toshogu, Tokio Japón).

Los tres monos sabios, en japonés san saru (三猿), también conocidos como ¨los tres monos místicos¨ que significan «no ver, no oír, no decir», expresión de origen japonés que no especifica lo que los monos no ven, no oyen o no dicen.

Significado y origen

Los nombres japoneses de los tres monos son Mizaru (見猿), Kikazaru (聞か猿), Iwazaru (言わ猿) que significan «no ver, no oír, no decir», sin especificar lo que los monos no ven, oyen o dicen. Tradicionalmente se ha entendido como «No ver el Mal, no escuchar el Mal y no decir el Mal»; el dicho tuvo su origen en la traducción del código moral chino del santai, la filosofía que promulgaba el uso de los tres sentidos en la observación cercana del mundo observable.

Posteriormente este código moral se vinculó con los tres monos; dicha asociación se atribuye a Denkyo Daishi (conocido también como Saicho (767-822)), fundador de la Tendaishu, la rama japonesa de la Escuela Budista del Tiantai durante el Período Heian (794-1185). Esta asociación proviene de la homonimia que se da entre zaru, que aparece tres veces en el código moral, y la palabra japonesa para mono, saru, que se convierte en zaru cuando se combina con ciertas palabras. El motivo de los tres monos se volvió muy popular entre el pueblo japonés durante el periodo Kamakura (1185-1392).

Otros orígenes y enseñanza

  • Algunas fuentes señalan un origen de estos populares animales en un proverbio que dice: “No veas lo malvado, no escuches lo malvado, no digas con maldad”, y que, al parecer, proviene de las escrituras de Confucio.
  • Otra que el mono que se cubre la boca (Iwazaru), está relacionado con los tres filtros de Sócrates, método para no transmitir el mal. Las personas que se andan siempre con chismes pueden resultar amenas al principio, pero quienes las escuchan se ponen inmediatamente en guardia, ya que temen –acertadamente– ser el objeto de las críticas en una próxima ocasión. Por lo tanto, hablar mal de los demás nos desacredita.

Fuentes