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El recorrido hasta el [[cementerio Santa Ifigenia]] comenzó por la calle Aguilera, pasando frente a la sala de conciertos Dolores y la emisora CMKC hasta la emblemática [[Plaza de Marte]]. Luego se desplazó por las avenidas Victoriano Garzón y de Los Libertadores, hasta enfrentar la [[Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo]], donde tomó la Avenida Patria hasta el cementerio.  
 
El recorrido hasta el [[cementerio Santa Ifigenia]] comenzó por la calle Aguilera, pasando frente a la sala de conciertos Dolores y la emisora CMKC hasta la emblemática [[Plaza de Marte]]. Luego se desplazó por las avenidas Victoriano Garzón y de Los Libertadores, hasta enfrentar la [[Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo]], donde tomó la Avenida Patria hasta el cementerio.  
  
Los restos de Carbonell descansarán en la bóveda familiar, muy cerca de otras renombradas figuras como [[Miguel Matamoros]], [[Ñico Saquito]], [[Compay Segundo]], [[Emiliano Blez Garbey]], [[Félix B. Caignet]] y [[Adolfo Llauradó]].  
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Los restos de Carbonell descansan en la bóveda familiar, muy cerca de otras renombradas figuras como [[Miguel Matamoros]], [[Ñico Saquito]], [[Compay Segundo]], [[Emiliano Blez Garbey]], [[Félix B. Caignet]] y [[Adolfo Llauradó]].  
  
 
== Discografía ==
 
== Discografía ==

Revisión del 08:59 27 mar 2017

Para otros usos de este término, véase Luis Carbonell (desambiguación).

Artículo destacado

Luis Carbonell
Información sobre la plantilla
Luis-Carbonell.jpg
Luis Carbonell en 2008.
Datos generales
Nombre real:Luis Mariano Carbonell Pullés
Fecha de nacimiento:26 de julio de 1923
Santiago de Cuba, Bandera de Cuba Cuba
Fecha de fallecimiento:24 de mayo de 2014
La Habana, Bandera de Cuba Cuba
Ocupación:Declamador, músico, escritor
Información artística
Otros nombres:El Acuarelista de la Poesía Antillana
Premios otorgados:Premio Nacional de Humorismo (2003)[1]
Premio Nacional de Música (2003)[2]

Luis Carbonell. Nombre artístico con el que se conoce a Luis Mariano Carbonell Pullés (Santiago de Cuba, 26 de julio de 1923 - La Habana, 24 de mayo de 2014), destacado artista cubano apodado El Acuarelista de la Poesía Antillana[3] gracias a su inigualable declamación. Carbonell, fue un especialista en el montaje de voces y un repertorista de sólidos conocimientos del trabajo con solistas, a los que acompañó como pianista. Además incursionó en la poesía. Debido a su trayectoria artística, dentro y fuera de su país, fue merecedor de los más importantes premios del arte en Cuba.

Síntesis biográfica

Primeros años

Luis Mariano Carbonell Pullés nació el 26 de julio de 1923[4] en la ciudad de Santiago de Cuba, Provincia de Oriente, Cuba, siendo el séptimo hijo de Luis Carbonell y Amelia Pullés, los seis primeros fueron mujeres.

Su madre se oponía a que fuese declamador como una de sus hermanas pero su amor por la palabra expresada era muy fuerte como el mismo dijese en una entrevista que le hicieron en el 2005[5]:
Mi madre se oponía rotundamente a que yo también fuera declamador. Para mí ella reservaba las carreras de Derecho o en su defecto Medicina. Quise complacerla, pero dentro de mí se imponía cada vez con más fuerza el deseo de recitar.

En su ciudad natal Carbonell estudió piano con Josefina Farré Segura, aprendió inglés y fue profesor de ese idioma años más tarde[6]. Al inicio de sus avatares artísticos solía declamar en fiestas familiares hasta que a la edad de quince años de edad, tras ganar un concurso de aficionados, integró la nómina de la emisora radial CMKC, en la cual se desempeñó como pianista acompañante, director artístico y cultivó el arte de la recitación, al mismo tiempo que actuaba en los teatros Oriente y Cuba.

En 1943, en la santiaguera iglesia de San Francisco, recitó el poema A la Caridad del Cobre, de Manuel Sabater, durante una actuación del mundialmente célebre tenor español Hipólito Lázaro. Gracias a ello comenzó a ser reconocido en el oriente cubano. En La Habana estudia música con Eugenia Rodríguez, adscrita al Conservatorio Orbón.

Fama internacional

En busca de un mejor horizonte, a mediados de 1946 viajó a Nueva York, Estados Unidos, donde trabajó en una joyería. Pero su irrefrenable vocación artística lo llevó a presentarse en veladas familiares, la Casa Galicia y los clubes Internacional y Tropicana como pianista acompañante o recitador, e incluso en ambas modalidades en un mismo programa, cargado de prestigiosas figuras, entre ellas la declamadora Eusebia Cosme.

Al siguiente año coincidió en Nueva York con Esther Borja y Ernesto Lecuona, a quien en una fiesta íntima impactaron la buena dicción, la entonación exacta, el gesto preciso y el original estilo del novel artista en sus interpretaciones de la poesía afroantillana. Mediante el apoyo y recomendaciones del maestro —que anticipándose a muchos lo conceptuó entonces «un genio de la poesía negra»—, el 20 de diciembre de 1947 Luis Carbonell daría en tierras estadounidenses su primer paso profesional de relevancia, al ser entrevistado y actuar en un programa especial de la NBC transmitido a todo el continente americano.

Igualmente gracias a Lecuona, conoció a la artista puertorriqueña de mayor popularidad en aquellos momentos en Norteamérica: Diosa Costello, que en febrero de 1948 lo incluyó una semana en su espectáculo en el Teatro Hispano. En respuesta a las incontables demostraciones de admiración que recibiera en aquellos días de la colonia latina de Nueva York, el 11 de marzo de 1948 ofreció su recital Poesía afroantillana en el Carnegie Hall, en el cual declamó textos de los cubanos Nicolás Guillén, Emilio Ballagas, José Zacarías Tallet, Félix B. Caignet, Rafael Esténger, Vicente Gómez Kemp y Raúl Vianello, del puertorriqueño Luis Palés Matos, el venezolano Manuel Rodríguez Cárdenas y los españoles Federico García Lorca y Alfonso Camín[7]. Un periodista del rotativo neoyorquino América en Marcha afirmó en aquella fecha:
Llegar al Carnegie Hall cuando no media otro motivo de impulso que las magnificencias de un arte incomparable, significa un triunfo, y Luis Mariano Carbonell puede decir que se ha anotado un triunfo, que ha puesto una pica en Flandes, al llevar el verso antillano, en la voz varonil, hasta los espaciosos salones del Carnegie Hall. La meta de los triunfos artísticos.

Regreso a Cuba

Luis Carbonell en un programa radial del Circuito CMQ.
Avalado por ese éxito, regresó a Cuba en los últimos meses de 1948. El 27 de enero de 1949 debutó en los espectáculos que dirigía el actor y productor argentino Adrián Cúneo en el cine-teatro Warner (actual Yara), en los cuales obtendría un triunfo extraordinario y empezó a acompañar sus declamaciones con instrumentos musicales, cantantes y bailarines. Según el escritor Reynaldo González:
(…) Sus manos ofrecían una novedosa expresividad al recitar, pero también ganaban la resonancia del piano con una ligereza y un oficio insólitos; su acendrado paladeo de la música ayudaba a sus presentaciones. Traía en la voz algo de bongosero tradicional, decantado por un refinamiento criollo, la flexibilidad de lo vivido y asumido. Sonaba distinto. Era inimitable.
Durante un homenaje al cantante cubano René Cabel, celebrado en el Teatro Auditórium Amadeo Roldán el humorista, acróbata y artista de variedades argentino, Pepe Biondi, cuando vio actuar a Carbonell le dijo[5]:
Usted no recita. Usted dibuja los versos, los pinta. Usted es un acuarelista de la poesía.

Sus éxitos en tierras cubanas los reiteró el 25 de febrero de 1949 al estrenarse el programa radial De fiesta con Bacardí, del Circuito CMQ, espacio en el que se mantuvo casi siete años y consolidó su prestigio a escala nacional. En su primera actuación ante esos micrófonos surgió un calificativo que generalmente aún lo identifica «El Acuarelista de la Poesía Antillana». Durante sus años en el programa De fiesta con Bacardí compartió el escenario con figuras y agrupaciones de fama mundial como: Josèphine Baker, Jorge Negrete, Pedro Vargas, Nini Marshall, Luis Sagi-Vela, la actriz y cantante española Paquita Rico, el conjunto folklórico vasco Los Xey y el trío mexicano Los Panchos, entre otros.

En octubre de 1949, el entusiasmo de los espectadores hacia el arte de Luis Carbonell concitó otro momento de singular interés al presentarse en el Teatro América en un espectáculo de Ernesto Lecuona en el que participaban, además, Sara Escarpanter, Olga Guillot, Orlando de la Rosa y Carlos Barnet.

La figura de Carbonell llegó también a la televisión convirtiéndose en uno de los fundadores de espacios artísticos de ese medio de difusión en Cuba. Se presentó en los principales programas de variedades de la década de los años cincuenta, en espectáculos concebidos por él mismo en los cuales declamaba, secundado indistintamente por piano, guitarra, percusión, orquesta, bailarines y conjuntos vocales —o reuniendo algunos de esos elementos—, para propiciar un ambiente sonoro que enriquecía sus actuaciones. Coadyuvaron a sus magníficos logros el coreógrafo Alberto Alonso y los cuartetos de Facundo Rivero, Orlando de la Rosa y Aida Diestro. También participó en una película cubana de los directores Raúl Medina y Juan José Martínez Casado, estrenada en el intervino de 1950 bajo el título de ¡Qué suerte tiene el cubano!.

Década de 1950

Gira por Iberoamérica

Gracias a su fama comenzó a recibir invitaciones de diversos países de habla hispana para que llevara su arte a sus escenarios. Primero viajo a Venezuela, donde el Departamento de Cultura Obrera, del Ministerio del Trabajo de ese país, lo invito en 1952 para que actuara en el Teatro Municipal de Caracas y en Radio Continental. Su presentación fue avalada por el gran escritor cubano Alejo Carpentier, quien opinó:
El afroamericanismo alcanza, luego de la actividad precursora de la magnífica Eusebia Cosme, el plano de vastos empeños de Luis Carbonell, el famoso recitador cubano. Y hablo de vastos empeños porque con la noble ambición de su talento, nos ofrece algo nuevo, que puede prestarse a un desarrollo de alta jerarquía.

En 1953 le toca el turno a México, donde Carbonell sería contratado por la Emisora XEW para realizar varias presentaciones en ese lugar. Ese mismo año integró la compañía de Ernesto Lecuona que se presentó en el madrileño Teatro Álvarez Quintero. Terminados sus compromisos con el pianista y compositor cubano, recitó en el Pavillón y, a seguidas, en el teatro Cómico, de Barcelona, en la revista musical Delirio en el Cómico, protagonizada por sus coterráneos Carlos Pous, Hilda de Carlo y Esther Borja, y la actriz española Mary Santpere, entre otros. De allí actuó junto a la Borja en Radio Madrid. Y para la firma Montilla hizo las coordinaciones y redactó las notas incluidas en Rapsodia de Cuba, primer disco de larga duración grabado por la cantante cubana.

Segunda mitad

Otra meritoria faena discográfica suya fue la placa Esther Borja canta a dos, tres y cuatro voces canciones cubanas, que en 1955 grabó la firma Kubaney. Resultado de una idea de Luis Carbonell —convertida en realidad por el ingeniero Medardo Montero—, su realización marcó un hecho sin precedentes en la historia de las grabaciones discográficas en Cuba, pues aún no existían las llamadas técnicas mediante «pistas» que mucho después resultarían comunes. Para tal empeño acometió los arreglos musicales de las diez piezas cubanas escogidas, el montaje de las voces a la intérprete, el acompañamiento pianístico, junto con Numidia Vaillant, analizó meticulosamente los resultados de cada una de las obras procesadas para el disco y redactó las notas de la carátula.

La constante búsqueda de novedosos senderos profesionales, lo llevó a convertirse en pionero de la narración oral escénica en Cuba. Su primer experimento en tal sentido lo hizo realidad, en enero de 1957, en la sala Hubert de Blanck. Distanciándose por completo de los textos costumbristas con los que lograra la consagración popular, se impuso una meta más alta: contar cinco cuentos —asumiendo los respectivos personajes— de igual número de autores cubanos: Miguel de Marcos, Miguel Ángel de la Torre, Lydia Cabrera, Félix Pita Rodríguez y Virgilio Piñera. Precedidos cada uno de ellos por grabaciones de música criolla, realizadas al piano por el propio Carbonell, se sumaron al éxito de su espectáculo unipersonal los decorados de Andrés García Benítez y los recursos de iluminación a cargo de María Julia Casanova y Carlos Lafont. Luis Amado Blanco escribió por aquellos días en el periódico Información:
(...) A nadie, antes que a él, se le había ocurrido que los cuentos de los autores modernos tenían dentro de sí esta posibilidad maravillosa. (...).

(...) Claro que para llegar a esto hay que ser un gran artista. Y si es verdad que antes, Luis Carbonell era para nosotros un afortunado cultivador de un género sin mayor importancia, hay que convenir que ahora, por la sola fuerza de su genio, ha logrado incorporar e incorporarse a un orden de máxima categoría que de seguro ha de popularizarse para bien de los autores y del prestigio de la cuentística.

Luego de actuaciones en Puerto Rico, en 1959 realizó otro espectáculo de esa índole en la sala Arlequín, de El Vedado, con cuentos de autores cubanos. En una etapa de plena madurez artística, había trascendido el epíteto que años antes le otorgaran de El Acuarelista de la Poesía Antillana.

Carrera después de 1959

Luis Carbonell en su residencia de La Habana.

Tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959 se reafirma como un exponente de la cultura popular cubana.

El 30 de mayo de 1960 brindó un recital en el Town Hall, en respuesta a una invitación del consulado cubano en Nueva York y la Federación Cultural de Sociedades Cubanas. Desde ese instante se convertiría en un artista popular ye llevaría su arte a programas de televisión, teatros, centros nocturnos, casas de cultura, museos, peñas artísticas e instituciones, acercando más su declamaciones a la población humilde de Cuba. En 1961 participó en la formación del Cuarteto del Rey, con el que debutó Pablo Milanés; en el de Los Bucaneros, dirigido por Roberto Marín, y Los Cañas.

En 1972 se presentó, de manera especial, en la Casa de las Américas, donde dio un recital de dos horas de duración llamado Luis Carbonell en tres tiempos, en el cual ejecutó al piano piezas de Lecuona, Cervantes, Bach y Rajmaninov, entre otros compositores; narró cuentos de renombrados escritores de América y Europa, y terminó con algunas de sus estampas y poemas afroantillanos.

Durante este periodo siguió llevando el arte cubano a todos los rincones del mundo presentándose en escenario de Puerto Rico, México, Venezuela, Panamá, República Dominicana, Colombia, Estados Unidos, Nicaragua y España, entre otros. Ha sido invitado a formar parte del claustro de profesores de las escuelas de música del Ministerio de Cultura, covirtiendose en profesor de varias generaciones de cantantes cubanos.

En 1985, hizo tres discos con la firma Cubaney y la EGREM le grabó varias placas, algunas de las cuales han sido comercializadas en el extranjero.

En 1999, al recibir la Réplica del Machete de Máximo Gómez como reconocimiento a su obra afirmó[5]:
Este reconocimiento me hace sentir muy honrado. Es un símbolo de patriotismo y de lealtad a la Patria. Haberlo merecido me hace sentir todavía más orgulloso de ser cubano.

En el 2003 le fue otorgado el Premio Nacional del Humor y el Premio Nacional de Música.

Muerte

Falleció en horas de la madrugada del sábado 24 de mayo de 2014 en la ciudad de La Habana. A los 90 años de edad.[8]

Inhumación en Santiago de Cuba

El 27 de marzo de 2017, fecha que por enmarcar el Día Internacional del Teatro, recibió el tributo del pueblo santiaguero para que sus restos descansen definitivamente en la tierra que lo vio nacer[9].

Respondiendo a un anhelo manifiesto en vida, el homenaje se inició con la exposición de sus restos en el Salón de la Ciudad, del otrora Ayuntamiento y sede de la Asamblea Municipal del Poder Popular.

Sus restos fueron expuestos en una urna confeccionada por Carlos Raúl Díaz Estrada, artesano del poblado contramaestrense de Baire, con madera preciosa de majagua azul y ácana, que conforman sobre la tapa la bandera cubana,

El recorrido hasta el cementerio Santa Ifigenia comenzó por la calle Aguilera, pasando frente a la sala de conciertos Dolores y la emisora CMKC hasta la emblemática Plaza de Marte. Luego se desplazó por las avenidas Victoriano Garzón y de Los Libertadores, hasta enfrentar la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo, donde tomó la Avenida Patria hasta el cementerio.

Los restos de Carbonell descansan en la bóveda familiar, muy cerca de otras renombradas figuras como Miguel Matamoros, Ñico Saquito, Compay Segundo, Emiliano Blez Garbey, Félix B. Caignet y Adolfo Llauradó.

Discografía

Entre los disco que ha grabado Luis Carbonell se encuentran[10][11]:

  • Esther Borja canta a dos, tres y cuatro voces (1955)
  • Estampas de Luis Carbonell
  • Sonata de San Joaquín
  • Luis Carbonell en la poesía antillana
  • Luis Carbonell. Poemas y palabras de Andrés Eloy Blanco
  • Luis Carbonell dice cuentos cubanos
  • Luis Carbonell. La Rumba y otros poemas
  • Luis Carbonell, estampas de ayer y de hoy
  • La mulata, ñáñigo al cielo y otros poemas
  • El gran tesoro de la música cubana. Vol. IV (2004)
  • Las Voces del Siglo. Luis Carbonell (2006)
  • 45 D' lujo. Vol. IV (2010)
  • 45 D' lujo. Vol. V (2010)

Reconocimientos

Referencias