Luis Carlos López

Luís Carlos López
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Nacimiento1883
Cartagena de Indias
Fallecimiento30 de octubre de 1950
Cartagena de Indias
Otros nombresTuerto López
Obras destacadasDe mi Villorrio, Posturas difíciles, Por el atajo

Luís Carlos López. Poeta colombiano. Llamado popularmente el Tuerto López, a causa de su estrabismo, su obra se sitúa en la órbita del postmodernismo.

Biografía

Estudió en el Colegio La Esperanza y en la Universidad de Cartagena, donde tuvo que abandonar sus estudios de medicina cuando fue preso durante la guerra de los Mil Días. Simultáneamente recibió cursos de dibujo y pintura en la Escuela de Bellas Artes. Desde 1901 dirigió la revista literaria Juventud, y luego, en compañía de su hermano José Guillermo, fundó el diario La Unión Comercial; colaboró además en las revistas literarias Líneas y Rojo y Azul. Su obra periodística se caracteriza por su claro compromiso político. Aunque su carrera diplomática fue breve, se desempeñó como Cónsul de Colombia en Munich (1928) y en Baltimore (1937). Dedicó gran parte de su vida a administrar un almacén que le dejó su padre. Una enfermedad circulatoria le llevó a la tumba, en su natal Cartagena, la ciudad de su caricaturesca poesía. La inclinación escéptica de López le permitió confeccionar una obra irreverente, a veces anticlerical, siempre realista y sonora, poblada de un alegre grotesco, lleno de ironías, retratos psicológicos y paisajes que muestran el provincianismo colombiano de su tiempo. Su humor posmodernista remite, en parte, a José Asunción Silva. Las influencias que conforman su lírica abarcan desde los clásicos grecolatinos a Voltaire, Nietzsche y Shopenhauer, pasando por los poetas orientales. Con un lenguaje travieso y burlesco desde su misma rítmica, su poesía excluye todo idealismo romántico y se ocupa en cambio de lo intrascendente y lo monótono, de la pacatería y del destino cursi, protagonistas, al fin y al cabo, de la vida cotidiana, aceptando y a la vez escamoteando lo trivial. Con su gracia, entre divertida y demoledora, el poeta disuelve lo pomposo y trascendente, ya como estilo, ya como actitud. La introducción de registros carnavalescos (la fiesta, el juego, la burla) muestra una escritura que prefiere el malabarismo de tinte malicioso y la desacralización como maniobra del lenguaje. Parte de su producción no llegó a ver la luz en vida, pero sus méritos fueron reconocidos por poetas contemporáneos como Miguel de Unamuno, Gerardo Diego, Rubén Darío y Vicente Huidobro. En Madrid publicó De mi Villorrio (1908), Posturas difíciles (1909), Varios a varios (1910) y, más tarde, Por el atajo (Cartagena, 1920). Reeditado en varias ocasiones entre 1956 y 1985, la Biblioteca Ayacucho recogió posteriormente la totalidad de su Obra poética (1994).

Director de revista

Con su inquietud, López Escauriaza, en 1901, dirigió la revista literaria "Juventud" y siete años más tarde, publicó su primer poemario, titulado De mi villorrio, donde se asoma evidentemente lo que de ahí en adelante será la constante de su poesía: “personajes cotidianos presentados con delicada ironía, parodia, sátira, antipoesía”, lo que él mismo reconocía al definirse como «bisoño y medio cínico», «conmovido por dentro y burlón por fuera». En la recopilación de su obra poética, vemos que luego publica: Posturas difíciles (1909) y Por el atajo (1920). Varios a Varios, en 1910, publicado conjuntamente con Abraham López Penha y Manuel Cervera.

Poeta posmodernista

El Tuerto López es considerado un poeta posmodernista. Sus versos son una crítica al modernismo y al romanticismo y a todo lo que oliera a rancio, a vetusto, a desaliñado, a rigidez cadavérica, a falsedad, a vanidad, a vaciedad. Fue irreverente con todo, incluso consigo mismo.

Post festum, sus poemas fueron recopilados en: Sus Versos (1973) y Obra poética (1984). Su obra irreverente, ha sido traducida a diversos idiomas y es admirada mundialmente. Poetas contemporáneos, españoles y americanos, entre ellos don Miguel de Unamuno, Gerardo Diego, Rubén Darío, Vicente Huidobro, vieron en "el Tuerto" uno de los grandes creadores de Hispanoamérica.

La envidia provinciana de algunos de sus contemporáneos y coterráneos, fastidiada por su franqueza, su manoseo creativo de la palabra y la rima, nunca perdonó a este inteligente y algunos se fueron lanza en ristre y llegaron a calificarlo de simple versificador de chistes, “grosero y audaz”, “sonetista pueblerino”…

Periodismo

Fundó en 1915, en compañía de su hermano José Guillermo, el periódico "La Unión Comercial", que cerró al año y medio, asfixiado por aquellos que ostentaban el poder y tenían el dinero, ardidos con la franqueza de López. Fue también colaborador de las revistas literarias "Líneas” y “Rojo y Azul", y de los periódicos "La Juventud" y "La Patria". Fue cónsul en Munich en 1928 y en Baltimore en 1937. Pero, su mayor tiempo se lo dedicó a administrar el almacén de su padre y a las tertulias literarias de El Bodegón y Casanalpe, mientras sorbió sus tragos cortos de anís de coco y mantenía en su boca el cigarrillo humeante.

Muerte

"El tuerto López" dejó de existir en Cartagena el 30 de octubre de 1950, la ciudad que amaba como sus zapatos viejos, desde su sentir de hombre caribe, que se quedó a dormir el sueño eterno en la ciudad dormida de sus ancestros y de sus amores y donde se había casado y tenido tres hijos y unos amigos de juergas que lo adoraban y temían. En una de las pocas declaraciones que dio a los periodistas "el tuerto López afirmo: "Soy eminentemente anfiscio y Cartagena lo es en grado sumo". Al definirse como tal el poeta fijaba una posición ante el mundo, nunca quiso ser otra cosa que un hombre del trópico, un residente de Cartagena de Indias, ciudad cómoda como un par de zapatos viejos, tema de un soneto memorable.

Cartagena no solo quedó retratada en los poemas del Tuerto López. El es su profeta inamovible, La Ciudad cambia de apariencia pero su vida urbana se quedó escrita en los libros del Tuerto. Cambian los personajes, algunos edificios, algunas calles, pero las vainas siguen iguales.

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