Diferencia entre revisiones de «Luis Pacheco de Narváez»

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==Bibliografía==
 
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Luis Pacheco de Narváez, natural de Baeza, fue muy conocido entre la nobleza española durante los reinados de Felipe III y Felipe IV, dedicando al primero sus libros y enseñando al segundo el manejo de las armas bajo el honorable título de maestro mayor del Rey. No existe ningún rastreo biográfico de Pacheco y sólo se conocen las referencias que filtra en su producción. Se nombra “vecino de Gran Canaria” hacia 1600, pero es de suponer que tenía contactos en los cenáculos literarios de Madrid, pues en sus obras escriben Lope de Vega, Zárate, Calderón, Pérez de Montalbán, Vélez de Guevara, Pellicer y otros muchos, además de publicar en la capital casi todos los libros. Se le encuentra firmando diversos documentos en Sevilla hacia 1602, según Rodríguez Marín, y ostentando los cargos de sargento mayor en las islas de Lanzarote y Fuerteventura, aunque se desconoce la veracidad de los datos y el tiempo en que se empleó como tal. Su nombre se imprime por vez primera en 1600 con la publicación del Libro de las grandezas de la espada, obra con la que inicia una serie de tratados sobre la esgrima, como las Cien conclusiones o formas de saber la verdadera destreza fundada en ciencia (1608), el Modo fácil y nuevo para examinarse los maestros en la destreza de las armas (1625), las Advertencias para la enseñanza de la filosofía y destreza de las armas así a pie como a caballo (1642), y algunas otras, que hacen de él un hombre célebre hasta el punto de citarlo Quevedo en el Buscón, en los Sueños y en su poesía festiva, casi siempre parodiado, burlándose de sus curiosas teorías sobre el manejo de las armas. En 1635, a raíz de una academia literaria, se estrena como escritor de novela de ficción con Las dos constantes mujeres españolas, libro que, según Ripoll, pretende reivindicar la naturaleza fiel y constante del sexo femenino, tan vilipendiado en otras colecciones barrocas.
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Luis Pacheco de Narváez, natural de Baeza, fue muy conocido entre la nobleza española durante los reinados de Felipe III y Felipe IV, dedicando al primero sus libros y enseñando al segundo el manejo de las armas bajo el honorable título de maestro mayor del Rey. No existe ningún rastreo biográfico de Pacheco y sólo se conocen las referencias que filtra en su producción. Se nombra “vecino de Gran Canaria” hacia 1600, pero es de suponer que tenía contactos en los cenáculos literarios de Madrid, pues en sus obras escriben Lope de Vega, Zárate, Calderón, Pérez de Montalbán, Vélez de Guevara, Pellicer y otros muchos, además de publicar en la capital casi todos los libros.  
  
Fue elogiado por escritores de primera línea, como Lope de Vega, Ruiz de Alarcón, Vélez de Guevara, Suárez de Figueroa, Pérez de Montalbán, Polo de Molina, José de Valdivielso, Baltasar Gracián, Francisco Santos, Calderón de la Barca, Rojas Zorrilla, F. López de Zárate, Juan Bautista Diamante...; aunque también encontró la enemistad frontal y manifiesta de Quevedo, situación que ambos mantuvieron de por vida. Contra el autor madrileño escribió la obra dialogística Peregrinos discursos y tardes bien empleadas (manuscrito fechado en 1640 y que la muerte le impidió dar a la estampa). También se atribuye al baezano El tribunal de la justa venganza, una crítica despiadada contra el autor del Buscón, publicada bajo el seudónimo de Arnaldo Franco-Furt (Valencia, Herederos de Felipe Mey, 1635).
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Se le encuentra firmando diversos documentos en Sevilla hacia 1602, según Rodríguez Marín, y ostentando los cargos de sargento mayor en las islas de Lanzarote y Fuerteventura, aunque se desconoce la veracidad de los datos y el tiempo en que se empleó como tal.
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Su nombre se imprime por vez primera en 1600 con la publicación del Libro de las grandezas de la espada, obra con la que inicia una serie de tratados sobre la esgrima, como las Cien conclusiones o formas de saber la verdadera destreza fundada en ciencia (1608), el Modo fácil y nuevo para examinarse los maestros en la destreza de las armas (1625), las Advertencias para la enseñanza de la filosofía y destreza de las armas así a pie como a caballo (1642), y algunas otras, que hacen de él un hombre célebre hasta el punto de citarlo Quevedo en el Buscón, en los Sueños y en su poesía festiva, casi siempre parodiado, burlándose de sus curiosas teorías sobre el manejo de las armas.
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En 1635, a raíz de una academia literaria, se estrena como escritor de novela de ficción con Las dos constantes mujeres españolas, libro que, según Ripoll, pretende reivindicar la naturaleza fiel y constante del sexo femenino, tan vilipendiado en otras colecciones barrocas.
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Fue elogiado por escritores de primera línea, como Lope de Vega, Ruiz de Alarcón, Vélez de Guevara, Suárez de Figueroa, Pérez de Montalbán, Polo de Molina, José de Valdivielso, Baltasar Gracián, Francisco Santos, Calderón de la Barca, Rojas Zorrilla, F. López de Zárate, Juan Bautista Diamante...; aunque también encontró la enemistad frontal y manifiesta de Quevedo, situación que ambos mantuvieron de por vida.  
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Contra el autor madrileño escribió la obra dialogística Peregrinos discursos y tardes bien empleadas (manuscrito fechado en 1640 y que la muerte le impidió dar a la estampa). También se atribuye al baezano El tribunal de la justa venganza, una crítica despiadada contra el autor del Buscón, publicada bajo el seudónimo de Arnaldo Franco-Furt (Valencia, Herederos de Felipe Mey, 1635).
  
 
==Trayectoria deportiva==
 
==Trayectoria deportiva==

Revisión del 18:19 27 ene 2021

Luis Pacheco de Narváez
Información sobre la plantilla
Luis Pacheco de Narváez.jpg
Nacimiento1570
Beaz, España
Fallecimiento1640
Nacionalidadespañola
OcupaciónEsgrimista, escritor y maestro de esgrima.

Luis Pacheco de Narváez (Baeza, 1570- Madrid, 1640) fue un noble y militar español, así como figura primordial de la escuela de esgrima española denominada Verdadera Destreza.

Bibliografía

Luis Pacheco de Narváez, natural de Baeza, fue muy conocido entre la nobleza española durante los reinados de Felipe III y Felipe IV, dedicando al primero sus libros y enseñando al segundo el manejo de las armas bajo el honorable título de maestro mayor del Rey. No existe ningún rastreo biográfico de Pacheco y sólo se conocen las referencias que filtra en su producción. Se nombra “vecino de Gran Canaria” hacia 1600, pero es de suponer que tenía contactos en los cenáculos literarios de Madrid, pues en sus obras escriben Lope de Vega, Zárate, Calderón, Pérez de Montalbán, Vélez de Guevara, Pellicer y otros muchos, además de publicar en la capital casi todos los libros.

Se le encuentra firmando diversos documentos en Sevilla hacia 1602, según Rodríguez Marín, y ostentando los cargos de sargento mayor en las islas de Lanzarote y Fuerteventura, aunque se desconoce la veracidad de los datos y el tiempo en que se empleó como tal.

Su nombre se imprime por vez primera en 1600 con la publicación del Libro de las grandezas de la espada, obra con la que inicia una serie de tratados sobre la esgrima, como las Cien conclusiones o formas de saber la verdadera destreza fundada en ciencia (1608), el Modo fácil y nuevo para examinarse los maestros en la destreza de las armas (1625), las Advertencias para la enseñanza de la filosofía y destreza de las armas así a pie como a caballo (1642), y algunas otras, que hacen de él un hombre célebre hasta el punto de citarlo Quevedo en el Buscón, en los Sueños y en su poesía festiva, casi siempre parodiado, burlándose de sus curiosas teorías sobre el manejo de las armas.

En 1635, a raíz de una academia literaria, se estrena como escritor de novela de ficción con Las dos constantes mujeres españolas, libro que, según Ripoll, pretende reivindicar la naturaleza fiel y constante del sexo femenino, tan vilipendiado en otras colecciones barrocas.

Fue elogiado por escritores de primera línea, como Lope de Vega, Ruiz de Alarcón, Vélez de Guevara, Suárez de Figueroa, Pérez de Montalbán, Polo de Molina, José de Valdivielso, Baltasar Gracián, Francisco Santos, Calderón de la Barca, Rojas Zorrilla, F. López de Zárate, Juan Bautista Diamante...; aunque también encontró la enemistad frontal y manifiesta de Quevedo, situación que ambos mantuvieron de por vida.

Contra el autor madrileño escribió la obra dialogística Peregrinos discursos y tardes bien empleadas (manuscrito fechado en 1640 y que la muerte le impidió dar a la estampa). También se atribuye al baezano El tribunal de la justa venganza, una crítica despiadada contra el autor del Buscón, publicada bajo el seudónimo de Arnaldo Franco-Furt (Valencia, Herederos de Felipe Mey, 1635).

Trayectoria deportiva

Obras Litararias

  • Antiguos Tratados De Esgrima (Siglo Xvii) Nuevamente Impresos
  • Peregrinos discursos y tardes bien empleadas
  • Las cien conclusiones

(Ms. Phill. 1941)

  • Libro de las Grandezas de la espada , en que se declaran muchos secretos del que compuso el Comendador
  • Gerónimo de Caranza
  • Ta ekató simperásmata
  • Las cien conclusiones (Ms. Phil. 1941)
  • Las cien conclusiones
  • Compendio de la filosofía y destrezas de las armas. De Gerónimo de Caranza
  • Antiguos tratados de esgrima siglo XVIII nuevamente impresos
  • Antiguos Tratados De Esgrima (Siglo Xvii) Nuevamente Impresos
  • Libro de las grandezas de la espada...
  • Engaño y desengaño de los Errores que se han querido introducir en la destreza de las armas
  • El Tribunal de la Justa Venganza

Fuente