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Marco Aurelio Valerio Majencio (en latín, Marcus Aurelius Valerius Maxentius) emperador romano de Occidente del [[306]] al [[312]], era hijo de Maximiano, y yerno de Galerio.
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Majencio, nacido aproximadamente en el año 278, era hijo del emperador Maximiano, de Occidente, quien fuera el augusto que acompañó a [[Diocleciano]], emperador de Oriente, en la Tetrarquía (sistema de gobierno compuesto por dos augusto y dos césares) y su compañero de armas.
 
Majencio, nacido aproximadamente en el año 278, era hijo del emperador Maximiano, de Occidente, quien fuera el augusto que acompañó a [[Diocleciano]], emperador de Oriente, en la Tetrarquía (sistema de gobierno compuesto por dos augusto y dos césares) y su compañero de armas.

última versión al 18:43 8 jul 2019

Marco Aurelio Valerio Majencio
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Marco Aurelio Valerio Majencio. (en latín, Marcus Aurelius Valerius Maxentius) emperador romano de Occidente del 306 al 312, era hijo de Maximiano, y yerno de Galerio.

Biografía

Majencio, nacido aproximadamente en el año 278, era hijo del emperador Maximiano, de Occidente, quien fuera el augusto que acompañó a Diocleciano, emperador de Oriente, en la Tetrarquía (sistema de gobierno compuesto por dos augusto y dos césares) y su compañero de armas.

Cuando en el año 305 Diocleciano renunció a su cargo, convenció a Maximiano de que hiciera lo mismo, debiendo asumir, de acuerdo a lo establecido, los césares como augustos. Estos césares eran Galerio y Constancio Cloro (padre de Constantino) respectivamente. Como nuevos césares fueron designados Maximino Daya (de Galerio) y Severo (de Constancio Cloro). Quedaban fuera de las aspiraciones imperiales tanto Majencio, hijo de Maximiano y yerno de Galerio, como Constatino, hijo de Constancio Cloro. Sin embargo, ambos no se resignarían a ser relegados.

A la muerte de Constancio Cloro, Constantino fue proclamado emperador por sus tropas; y en Roma, Majencio también se encaramó al poder como “prínceps”, con la ayuda de sus tropas de Italia y África, el 28 de octubre del año 306. A esta designación se opusieron Severo y Galerio, que odiaba a su yerno porque no lo respetaba y según su criterio, no poseía espíritu guerrero. Majencio fue considerado usurpador, y para forzar su derrocamiento se envió a Severo con sus tropas. Sin embargo los hombres con los que pensaba combatir Severo eran los mismos que antes habían obedecido a Maximiano, y rechazaron combatir contra el hijo del viejo emperador. Además recibieron donativos de plata de parte de Maximiano. Ante esas circunstancias, Severo se rindió y fue asesinado a pesar de que Majencio había prometido respetarle la vida.

En el año 307, junto a su padre, Majencio se confirió la categoría de augusto (Maximiano la de bis augusto). Sin embargo Maximiano realizó un acuerdo con Constantino, quien al casarse con una hija de Maximiano se convirtió en su yerno, quedando Majencio fuera del mismo, aunque luego perecería Maximiano en su celda, a la que fue conducido por Constantino acusado de traición.

Dueño de Italia y de África, Majencio se alió a Maximino Daya, augusto de Oriente tras la muerte de Galerio en el año 311, quien había dictado el Edicto de Tolerancia para impedir la persecución de los cristianos.

Mientras en la parte occidental del imperio, Constantino y Licinio daban publicidad al edicto de Tolerancia, Maximino lo resistió, y aunque suspendió las persecuciones, usó la táctica de las difamaciones, torturando a los cristianos para obtener la admisión de actos monstruosos.

Para legitimarse en el poder usó la memoria de su padre, haciéndose llamar “Felicis Divi Maximiani”. Sin embargo el pueblo no lo aceptó pues el alza de precios e impuestos creo gran disgusto popular y también en el Senado.

Viendo en decadencia su imagen intentó congraciarse con los cristianos, devolviéndoles los bienes confiscados, pero fue inútil. Constantino, por escrito le exigió que abdique, y luego, ante la negativa, le declaró la guerra, enfrentándose ambos en la batalla de Puente Milvio, donde Constantino, habiendo recibido la protección del Dios cristiano cuyos símbolos grabó en sus escudos, venció a Majencio, quien falleció en la huida al derramarse el puente construido para esos fines.

Política interna

Los asuntos internos del reino de Majencio son en su mayoría de carácter oscuro, pues no hay fuente que se ocupa de su reinado explícitamente y que no haya sido manipulada más tarde por la propaganda de Constantino I. La base principal de su reinado estaba en su aceptación en la ciudad de Roma, aún reconocida teóricamente como capital del imperio, y (como con cada emperador) el ejército; y en cierta manera hasta el 308, por la autoridad de su padre.

Intentó asegurar su posición concediendo privilegios y demostrando el papel renovado de la ciudad de Roma como capital por un extenso programa de construcción. Por otra parte, no pudo evitar enteramente apoyarse sobre los recursos financieros del pueblo romano, y probablemente tuvo que imponer impuestos sobre Roma, también. Cuando la rebelión en África impidió la importación de grano a la ciudad, el hambre explotó, minando su autoridad, y los alborotos parecen haber acabado con cerca de 6.000 vidas.

Las relaciones con el Senado fueron buenas al principio, pero se deterioraron cuando Majencio obligó a los senadores a apoyar su reinado con donaciones.

En asuntos religiosos, Majencio toleró a cristianos en su reino, aunque él mismo apoyó la religión tradicional (pagana), que traía a la memoria el pasado glorioso de Roma. Veneró especialmente a Marte, la deidad que más a menudo se asociaba con su padre Maximiano. Durante su reinado, las consecuencias de la persecución de cristianos bajo Diocleciano condujeron a conflictos en la Iglesia bajo los obispos Marcelo I y Eusebio, dando como resultado el destierro de ambos por el emperador.

Legado

Después de la victoria de Constantino I, Majencio fue vilipendiado y presentado como un tirano cruel, sanguinario e incompetente. Aunque no se le contó entre los perseguidores de los cristianos por las fuentes tempranas como Lactancio, la propaganda cristiana oficial tardía puso a Majencio bajo aquellos que fueron hostiles con el cristianismo. Este punto de vista ha permanecido y dominado las fuentes que hablan de Majencio aún cuando el uso y análisis más extenso de fuentes no literarias tal como monedas e inscripciones ofrecen una imagen más completa de su figura.

Fuentes