Manuel Vicente Mortera

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Plantilla:Personaje histórico

Biografía del Dr. Manuel Vicente Mortera Sánchez

Nació este ilustre hermano el 24 de mayo de 1905, en Zulueta, provincia de Las Villas. Su padre fue un gallego comerciante de buena posición económica y su madre, una humilde señora de color. Era un total de 11 hermanos, su padre los ayudó para que tuvieran una educación adecuada. Varios estudiaron carreras universitarias. Él pasó su educación primaria en Santa Clara y luego de terminar el bachillerato se trasladó para La Habana a estudiar la carrera de Medicina. Como su padre podía le alquiló un cuarto de huésped. Por su bondad y compañerismo llegaron a quedarse, en ocasiones, hasta 11 compañeros a dormir por la noche, los cuales no tenían recursos. En su vida de estudiante hay muchas anécdotas de sus cualidades humanas para con sus compañeros y familiares.

Su vida como médico:

Se graduó al terminar el gobierno de Machado con muy buenas notas y un gran amor por la carrera que había concluido a la que dedicó gran parte de su vida, siempre con desinterés y ayudando, en todo momento, a los más necesitados. Regresó para su pueblo natal, despreciando varias proposiciones que le hicieron en otros lugares, aún con propuestas mejores. Comenzó a trabajar en el municipio con un sueldo mensual de $37,00 como médico de Sanidad Legal. Con ese pobre salario luchó sin vacilaciones ayudando a los que lo necesitaban y a muchos pobres no les cobraba las consultas y en muchos casos hasta le regalaba las medicinas. Salía por los campos bajo la lluvia a hacer partos que en muchos casos eran gratis. Eso motivó que entre los otros médicos existía cierto rechazo hacia él y le decían Mortera, el médico de los pobres en tono no muy amable. Después de 1959 pasó a ocupar la dirección del policlínico de Zulueta donde permaneció por muchos años, siendo muy querido por los estudiantes de Medicina y médicos jóvenes que rotaban por allí, pues en él vieron a un amigo, a un colega. Nunca le hizo daño a nadie, y a los estudiantes que pasaban por allí, de prácticas, con poca experiencia les decía: Cumpla con su deber y cualquier problema que usted tenga, cuente conmigo, que aquí tiene a un amigo para ayudarlo en lo que sea. Tuve el privilegio de conocerlo en el año 1972 en una rotación de un mes allí y quedé impresionado de conocer a aquel hombre alto, a quien todo el mundo quería, que se relacionaba con todos, que no tenía horario de trabajo y siempre le sobraba tiempo para atender a algún enfermo con amor y dedicación, sin interés de ningún tipo. Me brindó su ayuda en todo momento y me invitó a su casa varias veces. En el orden familiar era el que se ocupaba de todos sus hermanos, les brindó atención económica a todos aquellos los que quisieron estudiar. A su hermana Pastora le pasaba $120,00 mensuales para gastos hasta que sus dos hijos terminaran la carrera de Medicina. Además ayudó a muchos amigos que sus hijos querían estudiar y no tenían recursos económicos. Siempre en él tuvimos una mano amiga, desinteresada.


Dr. Mortera como hombre social.

Era un hombre que participaba en toda la vida social de su pueblo desde que se instauró a vivir en él, así como muy aficionado al béisbol, fue primera base del equipo de la Universidad en su época de estudiante, dirigió un gran equipo amateur que compitió en todos los niveles del deporte. En el boxeo también fue uno de sus impulsores. Fue amigo y guía a quien ayudó en todo momento de esa Gran Gloria zulueteña del boxeo profesional que fue Tato Menéndez con quien siempre compartió una amistad sincera. Era gran amigo de los niños, a quienes siempre le dedicaba un tiempo de su agitada vida, los muchachos se ponían a jugar pelota en un plan que había detrás del almacén de la antigua estación de ferrocarril y cuando él pasaba de regreso de su consulta se ponía a jugar con ellos, a veces no empezaban el juego hasta que él no llegara y cuando lo veían venir decían: Ahí viene Tente, que tire la primera bola. Así era como le decían todos. Allí se quedaba jugando un rato con una sencillez natural, con afectos para todos, sin mostrar nunca interés personal que estuviera siempre por encima de sus relaciones sociales con su pueblo que tanto quiso y por el que tanto hizo.


Su vida masónica

Se inició siendo joven recién graduado de médico, trabajando ya en Zulueta, ocupando su primer cargo de orador, así comenzó a interesarse por la vida de insignes masones patriotas de nuestra independencia, adquiriendo una cultura masónica amplia y perfeccionando su oratoria que luego la utilizó en muchos actos de su Logia y en otras, destacándose como un masón de cultura amplia. Fue Venerable Maestro por muchos años, siendo premiado con el mayor de los títulos que concede la masonería, el premio Andrés Puentes Badel. Fue Diputado de Distrito por muchos años, hasta su fallecimiento. Miembro de Honor de varias logias, Garante de Amistad de otras tantas. Miembro de los Cuerpos Filosóficos llegando al Grado 33. En los años 70 cuando la Logia se encontraba en crisis económica a punto de batir columnas, puso una suma de dinero de su peculio personal, logrando su recuperación, aumentando su membresía y luchó por todos los medios para que se fortaleciera la Masonería y ocupara un lugar destacado dentro de la vida social de ese pequeño pueblo. Permaneció en la Masonería por espacio de 51 años, hasta su fallecimiento el día 10 de noviembre de 1992.

Dr. Mortera en las fiestas tradicionales.

Fue presidente del Ayuntamiento por muchos años, jamás habló de política ni le pidió el voto a nadie. Fue impulsor del Día del zulueteño ausente y era siempre el orador de ese acto, con un verbo elocuente hacía que todos prestaran atención a sus palabras que llevaban un mensaje de fraternidad, amor y cariño sincero a todos los allí presentes. Era un gran entusiasta de las Parrandas, de los barrios La Loma y Guanijibe. Era lomero. Fue su presidente vitalicio. Los 31 de diciembre envuelto en una bandera roja, la de su barrio, por la madrugada, junto al ritmo de una ¿bunga?, tiraba el primer palenque de su barrio, y nunca perdía, pues si su barrio perdía él entonces decía lo contrario: “Gané, porque ganó Zulueta, y que viva La Loma. Así era él. Nunca tuvo disgusto con sus adversarios de las parrandas, pues veía más que el orgullo personal por salir ganador, la fraternidad entre los hombres, sin rencores, sin intrigas, sin odios, celebrando una fiesta popular de todo un pueblo unido. Así son los Masones, porque son ejemplos de amor entre todos los hombres por un bien común: la Fraternidad Universal . Por esta vida tan sencilla que siempre llevó, se ganó el afecto y cariño de todo un pueblo. Practicó los preceptos masónicos en todo su esplendor. Fue un ejemplo para todos los jóvenes del pueblo. Luchador incansable por la fraternidad entre los hombres, amigo de todos, hombre sin intereses personales, alegre, cordial, respetuoso y servicial en todo momento. Los años pasaron y a los 87 años partió hacia el Eterno Oriente. Su sepelio fue un acto de duelo de todo un pueblo, allí se reunieron todos para decirle el último adiós, a ese hombre extraordinario desfilaron acompañándolo hasta el cementerio, todas las escuelas, las iglesias, las instituciones fraternales, los masones, el pueblo en general, muchos lloraban sin ser familiares allegados, tanto demoró el entierro que llegaron de noche al cementerio y habían rodeado todo el lugar de tableros de fuegos artificiales y lo encendieron junto todos, fue un acto imborrable en la mente de todos los allí presentes. Así daban el último adiós a un hombre de cualidades especiales con todas sus virtudes que le acompañaron en su vida, que se ganó el cariño de todos. Así hoy todos los masones nos sentimos orgullosos de que un hombre así perteneciera a nuestra Institución , y a la vez sirva de ejemplo para todas las nuevas generaciones de masones que debemos luchar por tener siempre de ejemplo a hombres que como él han aportado a la institución guía espiritual para seguir los principios de la Fraternidad Universal.


Fuentes

  • PRIMER CONGRESO PROVINCIAL MASÓNICO.

Respetable y Meritoria Logia “Obreros del Yayabo”. Provincia de S. Spíritus. 16 de noviembre de 2003.


Vínculos Externos