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'''Mario Santiago Papasquiaro:''' Poeta mexicano.
 
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Mario Santiago Papasquiaro nació como José Alfredo Zendejas Pineda un 24 de diciembre de 1953 en Mixcoac, un barrio del D.F. aunque más tarde cambiaría su nombre, alegando que en [[México]] sólo podía haber un José Alfredo (por Jiménez, el compositor de rancheras). Unos años después se agregaría el Papasquiaro, para rendir homenaje al pueblo natal de [[José Revueltas]], uno de sus héroes literarios.
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Mario Santiago Papasquiaro nació como José Alfredo Zendejas Pineda un [[24 de diciembre]] de [[1953]] en Mixcoac, un barrio del D.F. aunque más tarde cambiaría su nombre, alegando que en [[México]] sólo podía haber un José Alfredo (por Jiménez, el compositor de rancheras). Unos años después se agregaría el Papasquiaro, para rendir homenaje al pueblo natal de [[José Revueltas]], uno de sus héroes literarios.
 
Vivió una vida dedicada a los excesos y a la poesía. Autor de culto para unos cuantos iniciados, escribió más de dos mil poemas en los márgenes de libros ajenos, servilletas y otros papeles perdedizos, aunque en vida sólo publicó un libro.
 
Vivió una vida dedicada a los excesos y a la poesía. Autor de culto para unos cuantos iniciados, escribió más de dos mil poemas en los márgenes de libros ajenos, servilletas y otros papeles perdedizos, aunque en vida sólo publicó un libro.
 
Fue  mejor que Bukowski, el verdadero poeta de Mixcoac, y le da la vuelta a cualquiera, empezando por Octavio Paz. "Víctor Roura es una basura (y Musacchio también)". Santiago Papasquiaro escribió alguna vez los "Consejos de 1 discípulo de Marx a 1 fanático de Heidegger" (dentro del volumen Muchachos desnudos bajo el arcoíris de fuego, de Editorial Extemporáneos). Para Santiago lo verdaderamente importante es la amistad y, a manera de confirmación, publica Beso eterno (ediciones Al Este del Paraíso), poemario que se presenta en la sede de la Confederación de Educadores Americanos (Donceles 76, Centro Histórico). En extraño pandemonio de palabras, Papasquiaro y esta sección se encontraron en algún lugar de Tlatelolco.
 
Fue  mejor que Bukowski, el verdadero poeta de Mixcoac, y le da la vuelta a cualquiera, empezando por Octavio Paz. "Víctor Roura es una basura (y Musacchio también)". Santiago Papasquiaro escribió alguna vez los "Consejos de 1 discípulo de Marx a 1 fanático de Heidegger" (dentro del volumen Muchachos desnudos bajo el arcoíris de fuego, de Editorial Extemporáneos). Para Santiago lo verdaderamente importante es la amistad y, a manera de confirmación, publica Beso eterno (ediciones Al Este del Paraíso), poemario que se presenta en la sede de la Confederación de Educadores Americanos (Donceles 76, Centro Histórico). En extraño pandemonio de palabras, Papasquiaro y esta sección se encontraron en algún lugar de Tlatelolco.

Revisión del 14:57 14 jun 2012

Mario Santiago Papasquiaro
Información sobre la plantilla
Mariosantiago.jpg
NombreMario Santiago Papasquiaro
NacimientoBandera de los Estados Unidos Mexicanos México
FallecimientoBandera de los Estados Unidos Mexicanos México
Causa de la muerteAtropellado por un auto.
Otros nombresJosé Alfredo Zendejas Pineda
CónyugeRebeca López

Mario Santiago Papasquiaro: Poeta mexicano.

Síntesis biográfica

Mario Santiago Papasquiaro nació como José Alfredo Zendejas Pineda un 24 de diciembre de 1953 en Mixcoac, un barrio del D.F. aunque más tarde cambiaría su nombre, alegando que en México sólo podía haber un José Alfredo (por Jiménez, el compositor de rancheras). Unos años después se agregaría el Papasquiaro, para rendir homenaje al pueblo natal de José Revueltas, uno de sus héroes literarios. Vivió una vida dedicada a los excesos y a la poesía. Autor de culto para unos cuantos iniciados, escribió más de dos mil poemas en los márgenes de libros ajenos, servilletas y otros papeles perdedizos, aunque en vida sólo publicó un libro. Fue mejor que Bukowski, el verdadero poeta de Mixcoac, y le da la vuelta a cualquiera, empezando por Octavio Paz. "Víctor Roura es una basura (y Musacchio también)". Santiago Papasquiaro escribió alguna vez los "Consejos de 1 discípulo de Marx a 1 fanático de Heidegger" (dentro del volumen Muchachos desnudos bajo el arcoíris de fuego, de Editorial Extemporáneos). Para Santiago lo verdaderamente importante es la amistad y, a manera de confirmación, publica Beso eterno (ediciones Al Este del Paraíso), poemario que se presenta en la sede de la Confederación de Educadores Americanos (Donceles 76, Centro Histórico). En extraño pandemonio de palabras, Papasquiaro y esta sección se encontraron en algún lugar de Tlatelolco. Fue líder estudiantil, fundó el comité de lucha en la prepa 1, en San Ildefonso. Fue marxista-leninista Tuvo la oportunidad de conocer a sus 19 años a José revueltas y a Efraín Huerta en sus respectivas casas. Se consideraba hijo de ellos. Por eso su seudónimo de Santiago Papasquiaro, el pueblo de Durango donde nacieron los hermanos Revueltas…Hay dos camadas fundamentales para el, la de los Revueltas y la de los Flores Magón. También tuvo una formación anarquista,

Carrera Literaria

Su primer recital público fue en 1973, cuando tenía 19 años. El escribía desde niño, pero la primera vez que se presentó públicamente fue después de la muerte de su abuela. Entró en marzo de 1971 al taller de poesía de la Universidad (Nacional Autónoma de México) que coordinaba Juan Bañuelos en el décimo piso de la rectoría. Su primer recital personal fue en el Museo de San Carlos el 3 de mayo de 1974. En 1976, junto a Roberto Bolaño y otros amigos, fundó el infrarrealismo, corriente literaria de vanguardia y de verdadera ruptura con el establishment literario mexicano. fue el estridentismo; la vanguardia mexicana fue acogida por los infrarrealistas como uno de sus estandartes. Una antología de sus poemas, editada en México, acaba de llegar a su país. Mario Santiago Papasquiaro era constructor de un poderoso lenguaje poético nutrido por igual de recursos vanguardistas que de giros locales. Es una suerte de lenguaje fusión templado por un tono sumamente personal. A veces este lenguaje cristaliza en poemas o momentos deslumbrantes, a veces se regodea en la autocomplacencia y se precipita en estrepitosas caídas. Su obra dibuja un personaje que oscila entre un santo que obra maravillas y un merolico que en su inagotable flujo verbal intenta dar gato por liebre. Tal vez el emblema donde podría cifrarse toda la poesía de Mario Santiago podamos encontrarlo en una estrofa del largo poema. Esta coexistencia de formas está presente en la poesía de Mario Santiago Papasquiaro, que da cuenta de un momento seminal en las letras mexicanas.

Santiago y Bolaño se conocieron en 1975 en las puertas del café La Habana, con quien sería su amigo de toda la vida. Ellos dos, junto a otros jóvenes como Cuauhtémoc Méndez, Guadalupe Ochoa y Bruno Montané decidieron fundar del Infrarrealismo, aventurero inagotable, poeta tan desmesurado como el Distrito Federal de México que cartografió en sus versos, Santiago también inspiró al personaje Ulises Lima en la célebre novela Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño, lo que fortaleció la leyenda de este poeta nómade, vital e irreductible para una cultural oficial mexicana que lo condenó al silencio y ostracismo.

En pos de separar al hombre del mito y como justa reparación al veto editorial que sufrió en vida, el Fondo de Cultura Económica editó en España Jeta de santo, una cuidada antología que acaba de llegar a su país de origen que abarca toda su trayectoria poética (1974-1997), seleccionada por su mujer, Rebeca López, y el poeta Mario Raúl Guzmán.

A los 18 años había leído todos los libros, visto todas las películas, escuchado todos los discos. Con Héctor Apolinar, Roberto Bolaño y otros iconoclastas. Inspirados en el beat, el surrealismo, la patafísica y, sobre todo, en rebeldías poéticas latinoamericanas como el nadaísmo y el grupo del Techo de la Ballena. Aunque escribía con furor grafómano, publicó su primer libro en 1995, el delgado volumen Beso eterno en ediciones Al Este del Paraíso. En el colofón puso la fecha de su nacimiento: 24 de diciembre de 1953. El libro era una epifanía y, en cierta forma, el inicio de su despedida. El verdadero poeta es el que siempre está abandonándose”, decía el manifiesto infra. Santiago lo tomó al pie de la letra y en 1976 soltó amarras rumbo a Europa. “Fue trabajador comunitario en un kibutz, clochard y pescador en Francia, jornalero agrícola en España, y poeta, siempre poeta”, le contó a PERFIL su hermano Héctor Zendejas. Rastros de esos viajes pueden leerse en poemas como Arte poética X, Esta es París la reina del mundo o Visión en el Sinaí, y conforman el registro ácido de un poeta lumpen latinoamericano perdido en el mundo. Santiago regresó a México a fines de los 70, pero no encontró mejores condiciones para su obra: un campo literario fuertemente institucionalizado y entramado con el régimen priísta jamás le perdonaría sus desplantes de juventud. No obstante el rechazo oficial, continuó componiendo sin pausa en cuadernos, hojas sueltas o en los márgenes de los libros que sus amigos le prestaban y él devolvía llenos de versos. También era un excelente declamador, que recitaba sus versos sin reparar en formalidades.

A pesar del cerco de silencio tendido a su alrededor, a lo largo de los años, sus poemas gotearon a pequeñas publicaciones y antologías infrarrealistas como Pájaro de calor y Muchachos desnudos bajo el arcoiris de fuego; y sobre el final de su vida llegaron sus dos únicos libros: Beso eterno (1995) y Aullido de cisne (1996), editados bajo su propio sello independiente: Al Este del Paraíso. El póstumo Jeta… permite evaluar el abanico de sus influencias, que abarcan desde la Beat Generation hasta vanguardias europeas como el surrealismo o la poesía eléctrica de Michel Bulteau, pasando por el grupo peruano Hora Zero, Oliverio Girondo o César Vallejo, entre otros nombres de los que el poeta mexicano abrevó para construir su propia voz.

Autor de una poesía vital, de intensidad inusitada, Santiago fue también un flanear privilegiado en el laberinto del D.F. Podía pasar horas caminando y en esos pasos se tramaba el zurcido invisible de sus versos, o cómo él mismo afirmó en una entrevista: “A mí sólo me interesa la poesía que surge de los laberintos incendiados”..

Santiago ni por un segundo dejó de ser fiel a su forma de entender la poesía, es decir, la vida: “El poeta es el géiser de su propio ser”.

El autor de Beso eterno solía presumir un recorte del periódico El Financiero en el que se hablaba de él, no tanto como un alarde de vanidad, algo que siempre repudió, sino como un insólito documento de su existencia. Muchos de los recursos formales que emplea Mario Santiago en su poesía son herencia de la vanguardia: elisión de los signos de puntuación, sustitución de letras por números, inserción de diagonales u otros símbolos, uso de neologismos, fragmentariedad, relaciones inconexas, entre otras. Formalmente, no cabe hablar de novedad, la concepción del poeta respecto a la poesía se hace evidente a lo largo de toda su obra: llevar al límite a las palabras y, en muchos casos, dejar que éstas se derrumben para no decir nada. En este sentido, el poema tiende a caer en el hermetismo; su lenguaje críptico dificulta una cabal comprensión del texto. Respecto a esta experimentación posvanguardia, muchos estudiosos han apuntado severas críticas.

Anécdotas sobre Mario Santiago

  • Un maestro lo puso en la secundaria a hacer investigación sobre los Flores Magón y le gustó. Creía que son las familias más preclaras que han existido en México.
  • Su mujer, Rebeca, se conocieron el 29 de agosto de 1987 en un recital que hizo en la cafetería de Bellas Artes. Muchos de sus amigos han muerto porque no hubo nadie que les tirara un lazo. El tuvo la suerte de que algunas mujeres tuvieron fe en el, sino también ya se hubiera ido de allí. "
  • En diciembre de 1987, lo invitó Óscar Oliva (que estaba entonces como director de literatura en Bellas Artes) a participar en el centenario de Manuel Acuña en el vestíbulo de Bellas Artes. Fue su primer recital público. Siempre había vivido fuera del mundo y no entendía por qué lo invitaban a dar un recital en Bellas Artes y además le pagaban 300 pesos, que para el se hacía absurdo. No entendía que a alguien le pagaran por leer un poema. Y, además, fue su primer poema por encargo. Le dijo Óscar Oliva: Tienes quince días ¿lo puedes hacer? Sólo le bailaba la onda de los 300 pesos y le dijo que si, y escribió un poema como de 60 cuartillas. Fue su primer poema de largo aliento
  • Para trabar relaciones con desconocidos recurría al elemental expediente de la injuria; sin embargo, después de un par de mentadas protocolarias se transformaba en un conversador cálido y memorioso.
  • Durante los trepidantes cierres de edición de La Jornada Semanal, se presentaba a contar el viaje que hizo a Israel en busca de una mujer amada; su voz se alzaba con teatralidad, como si acabara de descubrir la historia que habíamos repasado infinidad de veces.
  • José Alfredo Zendejas era el más brillante alumno del taller de poesía de Juan Bañuelos. Cada dos o tres miércoles visitaba a los narradores en calidad de temible turista. Criticaba con poca piedad y mucho humor. Cuando un autor que había escuchado demasiadas canciones de Mercedes Sosa trató de retratar la pobreza extrema haciendo que todos sus personajes comieran tortas de fideo, Mario le dijo: Lo que te interesa no es contar algo sino demostrarnos que tus personajes tienen muy mala dieta. Pero el fideo es bastante sabroso. Las tortas más pobres están rellenas de migajón.
  • Fue inmortalizado en Los Detectives Salvajes de Roberto Bolaño como Ulises Lima, un poeta viajante y aventurero opuesto como sus compañeros del Movimiento Infrarrealista.

Muerte

En uno de esos paseos por el lado salvaje lo encontró la muerte: falleció la noche del 10 de enero de 1998, atropellado por “un coche que se dio a la fuga, mientras Mario se daba a la muerte”, Entre la calzada ZARGOSA Y BOULEVAR PUERTO AEREO AL ORIENTE DEL D.F. a los 44 años, Su familia encontró un poema escrito unos días antes, que lleva por título sus iniciales y equivale a un testamento poético. Mario Santiago Papasquiaro es el único poeta peruano por convicción que conoce, aunque haya nacido en México. Pocos años antes de morir ofreció la siguiente entrevista a un diario mexicano en la que afirmó "Yo en realidad soy un poeta peruano nacido en México. Hora Zero de Perú es el movimiento poético más radical de América Latina en este siglo; y nosotros fundamos el movimiento infrarrealista (chavos de menos de 20 años) precisamente cuando conocimos a estos cuates". La poesía peruana debe incorporar como suya -entonces y aunque sea en su memoria- a la poesía de quien en vida fuera José Alfredo Zendejas Pineda o Mario Santiago Papasquiaro, un poeta mayor de México.

Fuentes