Diferencia entre revisiones de «Martí antimperialista»

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Revisión del 10:54 16 ene 2012

Antimperialismo Martiano
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Concepto:Quehacer antimperialista de José Martí, Héroe Nacional de Cuba.
Antimperialismo martiano. Posición democrática revolucionaria de Martí, que en su caso, lo lleva a una radicalización antimperialista frente a las posiciones expansionistas de los Estados Unidos, una identificación de sus raíces con la América Latina y la necesidad unitaria de ésta para enfrentar los nuevos retos que le imponía el desarrollo del capitalismo a fines del siglo XIX por las ambiciones de la oligarquía norteamericana.

Pensamiento antimperialista

El pensamiento antimperialista martiano se desarrolla a fines del siglo decimonónico (XIX), cuando de forma impetuosa y peligrosa para los pueblos se extiende en los Estados Unidos la fase superior del capitalismo, el imperialismo; ese estadío capitalista en el que las poderosas fuerzas de la oligarquía rebasan el marco de lo nacional para expandirse por las naciones de menor desarrollo y subordinarlas a su modo de producción, bien como mercado de sus productos, fuente de materia primas o sitios de expansión geopolítica.

En medio de este complejo proceso Martí, estudió los fenómenos sociales que se desarrollan en la rica nación del norte. Previó las consecuencias fatales que tendría para los pueblos de América Latina la expansión del imperialismo norteamericano, evidenciándose en uno de los fragmentos de la carta enviada por este a Manuel Mercado:
«[...] ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo—, de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para logradas han de andar ocultas [...]».
Con motivo de la Conferencia Panamericana, José Martí denunció el interés de los yanquis en establecer el control sobre el comercio de Latinoamérica para convertir a estos países en consumidores de sus productos manufacturados.

Su papel antimperialista

Como político de su tiempo, siguió muy de cerca y estudió de modo minucioso y profundo el mundo de su época, sus tendencias principales y su sistema de contradicciones, en función de la tarea histórica que se impuso. Su obra revolucionaria como antimperialista no estuvo limitada solamente a los Estados Unidos, a esa sociedad fue a la que dedicó mayor atención y no por un hecho casual. En su proyecto político revolucionario, el continente americano tenía que desempeñar un singular papel, y eso lo obligaba a estudiar en detalle sus características principales, para trazar una estrategia política correcta. Además, aunque Estados Unidos emergía como una potencia a nivel mundial, hecho de particular importancia para el continente, Martí conocía también el estado de desarrollo de otras áreas capitalistas, como Gran Bretaña, Francia y Alemania.

Entre las obras de Martí donde expone sus valoraciones sobre Estados Unidos, se encuentran sus crónicas publicadas en el periódico "La Nación", de Buenos Aires, y en "La Opinión Nacional", de Caracas, en el período 18811892, y, de manera destacada sus trabajos relacionados con la Conferencia Internacional Americana, en 1889, y la Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América, en 1891. Es en estas últimas donde aparecen con más claridad las tendencias expansionistas del Norte y la denuncia viril del Apóstol de sus posibles y nefastas consecuencias.

Ensayo "Nuestra América"

Es en donde Martí denuncia los peligros internos y externos que rodeaban a América y el peligro externo es, sin lugar a dudas, el acecho de Estados Unidos sobre estas tierras. En cada uno de los fragmentos del ensayo se aprecia su antimperialismo:

«Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.»
«Los que no tienen fe en su tierra son hombres de siete meses.»
«Se ha de tener fe en lo mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él.»
«No hay odio de razas, porque no hay razas.»
«El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser del país. La forma del gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país.»

José Martí desempeñó un papel articulador entre las ideas sociopolíticas del siglo XIX y las del siglo XX y fue un fuerte pilar en la formación ideológica y política de posteriores generaciones de revolucionarios.

Trascendencia de su ideario antimperialista

Tras su muerte en Dos Ríos y la salida de la metrópoli española en 1899 se inicia la intervención norteamericana en Cuba y posteriormente se proclama la República (1902), entidad que nacía quebrantada por las condicionantes neocolonialistas que le impuso la Enmienda Platt. En ese ambiente social las ideas de Martí comienzan a arraigarse y difundirse entre los cubanos.

Este ideario martiano completado con su ética humanista y su pedagogía avanzada y social fue fortalecido al ser retomado por jóvenes que como Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena o Juan Marinello, entre otros, abrazarían el marxismo como ideología social para luchar por los cambios que necesitaba la nación cubana, enriquecidos de modo conciente y creciente con la ideología martiana.

Ellos fueron la base de la continuidad del pensamiento social cubano que entronca con la Generación del Centenario del Apóstol, encabezada por Fidel Castro y Abel Santamaría. El ideario moral de José Martí constituye la cumbre del pensamiento ético, la más elevada expresión de la ética de la liberación nacional en Cuba, es el más alto eslabón en el orden del pensamiento ético pre–marxista en Cuba.

Fuentes