Mary Barreda

Mary Barreda
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Felipe Barreda y Mary Barreda eran cristianos adinerados y tradicionales, padres de 6 hijos. Miembros del Consejo Pastoral de Estelí.
NombreMary Barreda

Mary Barreda. Cristiana revolucionaria fue secuestrada, torturada y asesinada en Nicaragua, junto a su esposo Felipe Barreda entre el 28 de diciembre de 1982 y el 7 de enero de 1983.

Biografía

Historia

Felipe Barreda y Mary Barreda eran cristianos adinerados y tradicionales, padres de 6 hijos. Miembros del Consejo Pastoral de Estelí, impulsaron obras sociales, cooperativas, desde 1975, fueron colaboradores del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Participaron activamente en comités de barrios y en comunidades cristianas donde se reflexionaba y se fue gestando la insurrección contra la dictadura de Anastasio Somoza Debayle. Felipe y Mary llegaron a hipotecar sus bienes para colaborar con el FSLN. Después del triunfo, Mary integró la Primera Junta de Gobierno Municipal, mientras trabajaba en el barrio más pobre de Estelí. Felipe militó en las filas del Frente Sandinista. En diciembre de 1982 Mary y Felipe se sumaron a los miles de voluntarios cortadores de café. Trabajaban en el sector El Ural, departamento de Nueva Segovia

Secuestro

Los meses de Diciembre y enero son los meses del corte del café en Nicaragua, y eran también los de los ataques de la contra para impedir que se cortara. El peligro era sobre todo en la zona fronteriza con Honduras, porque desde allí entraban ellos a secuestrar y matar. Por eso había escasez de mano de obra para el corte. Pero la revolución no podía resignarse a dejar de colectar ese café. Por eso el Frente Sandinista hizo un llamado a sus militantes para que fueran a cortar café a esas partes, como una tarea partidaria. Y los esposos Barreda fueron, sabiendo del peligro que corrían, porque sentían que debían dar el ejemplo. Y fueron hacia la muerte.

Desde el cafetal, Mary escribió una carta el 24 de diciembre a sus amigos del barrio Omar Torrijos, en aquel entonce era el barrio más pobre de Estelí, y por lo mismo el barrio favorito de ella, que a diario llegaba a verlo, tratando de darles toda la asistencia que podía, les dice que la cortada de café que estaba haciendo era el regalo de Navidad para ellos, porque ese café se convertiría en salud, vestido, techo, caminos, educación, comida. Y por eso lo estaba cortando con todo el amor y el entusiasmo de que era capaz.

El 24 de diciembre por la noche se les había preguntado a todos si estaban dispuestos a seguir más adelante, porque se les necesitaba, y los Barreda fueron los primeros en decir que sí, que irían adonde se les necesitara. Al verlos a ellos tan decididos, a su edad, todos los demás decidieron también ir, y eran como 80.

El 28 de diciembre estaban cortando café en ese nuevo lugar, cuando les gritaron a todos: “¡Salgan, que viene la contra!”. Cuando los contras los empezaban a rodear alguien se ofreció a ayudar a salir a los Barreda, y Mary le dijo que se fueran, que mejor los dejaran allí en vez de que murieran más; y que si ellos tenían que morir, los dos morirían juntos.

Después del 28 de diciembre

Lo que les pasó a los Barreda a partir del 28 de diciembre Lo sucedido fue contado por los jóvenes que fueron secuestrados junto con ellos y más tarde se lograron escapar. Felipe iba herido, y Mary bañada en sangre con una hemorragia. Allí un jefe preguntó: “¿Aguantará a la tropa esa vieja?”. Se echaron a reír y algunos contestaron que sí. Y dijo el jefe: “Ah, pues déjenla aquí”. Y la dejaron en un corral.

A Felipe y los muchachos los obligaron a seguir avanzando por territorio hondureño. Felipe casi no podía caminar. A veces iba de rodillas, y lo pateaban en el pecho. Ya no lo pudieron hacer subir un cerro, y lo amarraron a un caballo. Estaba amaneciendo, y llevaba sangre en la cara, el pecho, las rodillas y los codos, porque lo iban arrastrando sobre las piedras con el caballo; la ropa se le había desgarrado y estaba casi desnudo. Él les pedía que lo mataran, pero lo seguían arrastrando. Por la tarde llegaron a un campamento en Honduras donde estaba “El Muerto”, y él ordenó que los amarraran desnudos a unos árboles, y los hizo pasar así la noche en un lodazal bajo la gran lluvia. Al día siguiente los llevaron a una cárcel, donde siempre “El Muerto” los estuvo interrogando. A Felipe lo golpeaba brutalmente; él le decía que era un cristiano comprometido con su pueblo y por eso había ido a cortar café; y eso provocaba que “El Muerto” lo golpeara más en la cara con la cacha de su pistola y lo hiciera sangrar más.

A los tres días llevaron desnuda a Mary con una fuerte hemorragia, y evidentemente había sufrido una violación colectiva. Allí la interrogó también “El Muerto” dándole patadas en el pecho y golpeándola en la frente con su pistola.

Varios días estuvieron desnudos bajo la lluvia padeciendo el gran frío de esas montañas. Uno de los muchachos dijo que siempre había quedado recordando el rostro lívido de “El Muerto”, su mirada gélida, y su voz lastimera pero que también se volvía furiosa.

A esos muchachos los llevaron aparte para integrarlos a la contra, y entonces es que se escaparon. Lo último que vieron de los esposos Barreda fue cuando ellos le pedían a uno de los contras que le ayudaran a ponerse de rodillas para rezar un Padrenuestro antes de morir. El guardia se tiró una carcajada y le dio a Felipe una patada en la espalda. Él cayó boca abajo, y decía: “Dios mío dame fuerza”.

A los jóvenes se los llevaron vendados mientras los esposos quedaban allí, y oyeron que “El Muerto” daba orden que cavaran dos sepulturas. Por mucho tiempo los familiares estuvieron haciendo toda clase de gestiones, incluyendo cartas al Papa, al Nuncio, al embajador de Honduras. Sucedió entonces la llegada del Papa a Nicaragua, y un hijo y una hija de los esposos Barreda lograron acercársele en León, pidiéndole que se interesara por el caso, y él dijo: “Oraré por ellos”. Le dijo la hija: “Eso ya lo hemos hecho nosotros”. No sabían que hacía como dos meses habían muerto. Brutalmente torturados son atados desnudos a un árbol, hasta ser asesinados. Felipe y Mary, unidos en la vida y en el martirio viven resucitados en medio de su pueblo

Véase también

Fuentes