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'''Materialismo francés (Siglo XVIII)'''. Materialismo francés del siglo XVIII. Fue un movimiento ideológico que representó una etapa nueva y superior en el desarrollo de la ideología materialista no sólo a escala nacional, sino, además, a escala internacional en comparación con el materialismo del siglo XVII.
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'''Materialismo francés (Siglo XVIII)'''. Materialismo francés del siglo XVIII. Fue un movimiento ideológico que representó una etapa nueva y superior en el desarrollo de la ideología materialista no sólo a escala nacional, sino, además, a escala internacional en comparación con el materialismo del siglo XVII.
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Sus teorías tenían como fin instruir y armar ideológicamente a una amplia parte de la sociedad: a la burguesía, a los artesanos, a la intelectualidad burguesa y a los hombres avanzados dela intelectualidad aristocrática.  
 
   
 
   
 
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Revisión del 12:43 22 oct 2011

Materialismo francés (Siglo XVIII)
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Grandes figuras del materialismo francés fueron, La Mettire, Helvecio, Diderot y Holbach

Materialismo francés (Siglo XVIII). Materialismo francés del siglo XVIII. Fue un movimiento ideológico que representó una etapa nueva y superior en el desarrollo de la ideología materialista no sólo a escala nacional, sino, además, a escala internacional en comparación con el materialismo del siglo XVII. Sus teorías tenían como fin instruir y armar ideológicamente a una amplia parte de la sociedad: a la burguesía, a los artesanos, a la intelectualidad burguesa y a los hombres avanzados dela intelectualidad aristocrática.

Materialismo francés del siglo XVIII

A diferencia del materialismo inglés del siglo XVII que reflejaba en gran parte, el compromiso entre la burguesía y la nobleza, el materialismo francés era la concepción del mundo que tenía la burguesía francesa progresiva; sus teorías tenían como fin instruir y armar ideológicamente a una amplia parte de la sociedad: a la burguesía, a los artesanos, a la intelectualidad burguesa y a los hombres avanzados de la intelectualidad aristocrática. Las grandes figuras del materialismo francés, La Mettrie, Helvecio, Diderot y Holbach no expusieron sus ideas filosóficas en forma de ilustrados tratados en lengua latina, sino en francés, en forma de ediciones accesibles a un amplio público diccionarios, enciclopedias, panfletos, artículos polémicos, etc. Las fuentes ideológicas del materialismo francés eran la tradición materialista nacional representada en el siglo XVII por Gassendi, así como también, y sobre todo, por el materialismo mecanicista de la física de Descartes y el materialismo inglés. Tuvieron singular importancia para el materialismo francés, la teoría de Locke sobre el origen experimental del saber, la crítica de la doctrina cartesiana acerca de las ideas innatas y también la concepción, materialista en su conjunto, de la experiencia misma. No fue menor la influencia de las ideas pedagógicas y políticas de Locke, según el cual la perfección de la personalidad está condicionada por la educación y por la organización política de la sociedad. Pero el materialismo francés no se limitó a asimilar la teoría lockiana del sensualismo, y del empirismo materialistas, sino que la liberó de sus vacilaciones hacia el racionalismo de Descartes. Para los materialistas franceses, la base científica principal, al lado de la mecánica que conservaba su significado rector gravitaba en la medicina, en la [[fisiología] y en la biología. Ello hace que en las teorías de los materialistas franceses se desarrollaran ideas nuevas en comparación con el materialismo del siglo XVII. Las más importantes, entre ellas, fueron los elementos de la dialéctica y de la teoría de la naturaleza en Diderot. Aun son más originales las teorías éticas y político-sociales del materialismo francés. Prosiguiendo, también en este terreno, la obra de Hobbes, Spinoza y Locke, dicho materialismo libera en gran medida las correspondientes concepciones éticas y político-sociales de la limitación abstracto-naturalista: a diferencia, por ejemplo, de Hobbes, en quien la tendencia rectora del hombre a la autoconservación se infiere de la analogía con la inercia mecánica del cuerpo físico, en Helvecio y en Holbach, el «interés» se concibe ya como motor específicamente humano de la conducta. El materialismo francés rechazó las formas de compromiso del panteísmo y del deísmo, hizo una propaganda abierta del ateísmo basándose en las conclusiones de la ciencia sobre la naturaleza y el hombre. Lenin encomió sin reservas la viva e ingeniosa crítica que de la religión hicieron los materialistas franceses y recomendó utilizar los modelos de tal crítica en la propaganda ateísta actual. Marx, en su libro «La Sagrada Familia», hizo una exposición concisa, sumamente enjundiosa, de la historia del materialismo francés. En «Materialismo y empiriocriticismo», Lenin puso de relieve el magno papel del materialismo francés en la elaboración de las bases filosóficas comunes a todo materialismo y explicó a la vez Ia limitación teórica de aquél: su carácter metafísico y el idealismo de algunos de sus pensadores en la elucidación de los fenómenos del desarrollo social y del progreso. El materialismo del siglo XVIII, que adquirió principalmente su desarrollo en Francia, es debido al extraño enlace del materialismo inglés del siglo XVII con el escepticismo de los franceses. Holbach, La Mettrie, y los filósofos enciclopedistas deducen las últimas consecuencias de la hipótesis materialista.

El materialismo como certidumbre espontánea de todas las personas en la existencia objetivo del mundo exterior, se distingue del materialismo como concepción filosófica del mundo, concepción que representa la profundización y el desarrollo científicos del punto de vista del materialismo espontáneo.

El materialismo filosófico afirma el carácter primario de lo material y el carácter secundario de lo espiritual, de lo ideal, lo cual significa que el mundo es eterno, que no ha sido creado, que es infinito en el tiempo y en el espacio. El materialismo entiende que la conciencia es un producto de la materia y la concibe como un reflejo del mundo exterior, con lo cual afirma que la naturaleza es cognoscible.

En la historia de la filosofía, el materialismo, por regla general, ha sido la concepción del mundo de las clases y capas avanzadas de la sociedad, interesadas en que el mundo se reflejara acertadamente, en que se intensificara el dominio del hombre sobre la naturaleza.

Sus primeras doctrinas aparecen cuando nace la filosofía en las sociedades esclavistas de la India, China y Grecia antiguas, varios siglos antes de nuestra era, debido al progreso de los conocimientos científicos en astronomía, matemáticas y otras ciencias.

Fue un mérito del materialismo antiguo él haber ideado la hipótesis de la estructura atómica de la materia (Leucipo, Demócrito). Muchos materialistas de la Antigüedad eran dialécticos espontáneos.

En la Edad Media y en el Renacimiento, las tendencias materialistas se presentaban en forma de nominalismo, de teorías panteístas y de otras que sostenían la “coeternidad de naturaleza y Dios”. Este materialismo surgió sobre la base del capitalismo en gestación y del avance consiguiente de las fuerzas productivas, de la nueva técnica, de la ciencia. Los materialistas, como ideólogos de la burguesía, progresiva en aquellos tiempos, combatieron a la escolástica medieval y a las autoridades eclesiásticas, tomaron la experiencia como maestro y la naturaleza como objeto de la filosofía.

El materialismo de los siglos XVII-XVIII se halla vinculado a la mecánica y a la matemática, entonces en impetuoso crecimiento, y a ello se debe su carácter mecanicista.

Otra de sus particularidades estriba en su tendencia al análisis, a la división de la naturaleza en esferas y objetos de investigación aislados, desligados entre sí, y en examinarlos sin tener en cuenta su desarrollo. Entre los representantes de la filosofía materialista del período indicado, ocupan un lugar especial los materialistas franceses del siglo XVIII (La Mettrie, Diderot, Helvecio y Holbach).

La conexión orgánica que existe entre todo materialismo y el ateísmo se manifestó con singular relieve en los materialistas franceses del siglo XVIII. En Rusia y en otros países de la Europa Oriental, dan un nuevo paso en el desarrollo del materialismo los demócratas revolucionarios de la segunda mitad del siglo XIX. Con su filosofía (Belinski, Herzen, Chernishevski, Dobroliúbov, Márkovich, Botev, y otros); se basaban enla tradición de Lomonósov, Radíshchev y otros, y en varios aspectos se elevaron sobre el estrecho horizonte del antropologismo y del método metafísico. La forma superior y más consecuente del materialismo es el materialismo dialéctico creado por Marx y Engels a mediados del siglo XIX. Con él no sólo se superan las insuficiencias del viejo materialismo recién indicadas, sino además, la concepción idealista de la historia, propia de todos ellos. En la ulterior historia del materialismo, ya se distinguen nítidamente dos tendencias por principio diferentes: el desarrollo del materialismo dialéctico e histórico por una parte y distintas variedades simplistas y vulgarizadoras del materialismo por otra.

Entre estas última la más típica ha sido el materialismo vulgar próximo al positivismo; hacia el positivismo se inclinaban también las variedades del materialismo vulgar que surgieron en la linde de los siglos XIX y XX como acontecimiento del materialismo dialéctico (revisión mecanicista del marxismo y otras). En la segunda mitad del siglo XIX el materialismo en sus formas maduras resultó incompatible con los estrechos intereses de clase de la burguesía. Los filósofos burgueses acusan al materialismo de amoral, de no comprender la naturaleza de la conciencia y lo identifican con las variedades primitivas del primero. Algunos de ellos, sin embargo, aunque rechazan el ateísmo militante y el optimismo cognoscitivo, se han visto obligados a admitir, con vistas al desarrollo dela producción y de la ciencia natural, ciertos elementos de la concepción materialista del mundo.

El materialismo francés del siglo XVIII no se limita a proseguir las tradiciones materialistas alumbradas por el desarrollo histórico-social de Inglaterra, Francia y Holanda, sino que las lleva adelante y presenta nuevas ideas. La Mecánica y la Astronomía son la base científica esencial de los grandes materialistas del siglo XVII. La de los materialistas franceses, además de la Mecánica, es la Medicina, la Fisiología y la Biología. Los descubrimientos y las concepciones de Newton, de Euler, Laplace, Lavoisier, Buffon y otros hombres de ciencia son el basamento científico-natural de las generalizaciones filosóficas de los materialistas franceses del siglo XVIII.

Julien Offray de la Mettrie

Julien Offray de la Mettrie

El iniciador del materialismo francés del siglo XVIII es Julien Offray de la Mettrie (1709-1751), que en forma general expuso casi todas las ideas que más adelante serían enriquecidas y concretadas por Helvecio, Diderot, Holbach y algunos científicos naturalistas como Buffon, Maupertius y otros.

La Mettrie sostiene que toda forma es inseparable de la materia y que toda materia está relacionada con el movimiento. La materia despojada de la facultad de movimiento es pura abstracción. En último término, la substancia no es sino materia, en cuya naturaleza radica la aptitud de movimiento y la facultad potencial universal de sensibilidad o percepción. No obstante la doctrina de Descarte, La Mettrie no sólo afirma que los animales están dotados de alma, sino que indica el carácter material de sea animación en los brutos y en el hombre. Aunque en la actualidad (dice el autor) no comprendemos todavía el mecanismo por el que se dota a la materia de la propiedad perceptiva, no cabe duda que todas nuestras aprehensiones obedecen al nexo de los sentidos (a través de los nervios) con la substancia material del cerebro. Por ello no pueden surgir ninguna sensación ni cambio en la ya imprimida sin producir un cambio específico en el correspondiente órgano de la percepción sensorial.

La Mettrie no hace más que apuntar las ideas fundamentales, sin un desarrollo sistemático y circunstanciado de las mismas.

Paul Henri Holbach

Paul Henri Holbach

Divulgador más sistemático de las doctrinas filosóficas del materialismo francés (1723-1789). Fruto de un intercambio de ideas con sus colegas es “El sistema de la Naturaleza (1770), obra en la que participan con él Diderot, Naigeon y otros, que es la más importantes de las suyas sobre la teoría del materialismo.

La idea central de este tratado consiste en la reductibilidad de los fenómenos todos de la naturaleza a formas diversas del movimiento de partículas materiales que, en su conjunto, forman la naturaleza eterna e increada. Holbach rechaza todos los perjuicios teológicos e idealistas respecto al carácter de las fuerzas que operan en la naturaleza y sus causas.

La materia y su propiedad de movimiento es la base de todos los procesos de la naturaleza. En “El sistema de la naturaleza” se distinguen dos clases de movimiento: 1) el movimiento de las masas materiales gracias al cual cambian su composición los cuerpos, y 2) el movimiento interior y oculto dependiente de la energía propia del cuerpo, esto es, de la acción y reacción de invisibles moléculas de la materia constitutivas de ese cuerpo. Holbach se remite a Toland para sostener la universalidad del movimiento en la naturaleza. En el Universo se encuentra todo en movimiento. La esencia de la naturaleza consiste en actuar; si reparamos con atención es sus partes veremos que ninguna de ellas se encuentra en estado de reposo absoluto. Las que nos parece privadas de movimiento se hallan en reposo relativo. En contra de Descartes, para quien el movimiento lo ha impreso Dios a la materia, Holbach sostiene que la naturaleza es poseedora por sí misma, y sin ninguna causa extra-material, de movimiento, pues la naturaleza es el gran todo fuera del cual nada puede existir. La materia se mueve eternamente, el movimiento es el modo necesario de su existencia y fuente de todas sus propiedades primigenias, como extensión, peso, impenetrabilidad, figura, etc.

Enlaces externos

Fuentes

  • Historia de la Filosofía. Tomo I. Historia de la Filosofía Premarxista. Segunda Edición. Ed. Progreso Moscú. 1983. Cap. II. Pág. 263.

V. I. Lenin. Sobre el significado del materialismo militante. O. C. t. 45. Pág. 26.