Meteco

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En la Antigua Grecia, el término meteco significaba simplemente un extranjero.

Debían pagar un impuesto especial (τὸ μετοίκιον [to metoíkion]) y no podían disponer de propiedades inmobiliarias, excepto si tenían el privilegio de la ἰσoτέλεια [isotéleia] (‘igualdad de impuestos’). Carecían de derechos políticos, pero estaban obligados a las mismas cargas que los ciudadanos en razón de su riqueza. Se dedicaban a actividades económicas no agrícolas (comerciantes, artesanos).

Estatutos

Un tratado bilateral de hospitalidad (ξενία [xenía]) puede ser establecido entre dos ciudades. El extranjero de paso puede convertirse en meteco al cabo de un mes de residencia. Si el meteco ateniense puede quedarse en Atenas toda su vida, los metecos de otras ciudades son menos favorecidos: las expulsiones no son raras, Esparta practicaba regularmente la xenelasia, expulsión general de extranjeros.

Según las ciudades, el meteco puede ser obligado a las liturgias, como la coregía. A cambio, está exento de la trierarquía, que implica el mando de un trirreme.

Los metecos suficientemente acomodados deben a la ciudad un servicio hoplítico, que es llevado a cabo en una guarnición. Es muy raro que los metecos participen en campañas. Es sometido siempre a controles, pero más o menos importantes según el carácter cosmopolita o no de la ciudad, y según las convenciones judiciales bilaterales eventuales entre ciudades.

Los metecos de Atenas

Para establecerse como meteco en Atenas, el extranjero debe encontrar un protector, el προστάτης [prostates]. Este último tiene la tarea inicial de hacer inscribir a su protegido en un demo.

Puesto que el meteco no puede poseer ni casa ni tierras en el Ática, el prostates es bastante a menudo su arrendador. Cuando el meteco es un esclavo liberado, tiene casa o tierras para el prostates, su antiguo dueño.

En el plano judicial, el meteco se beneficia de garantías, que son inferiores a aquellas de que goza el ciudadano. Puede intentar un proceso civil ante el polemarca y el penal ante el tribunal del Paladión. A cambio, no puede tomar parte en un tribunal. Debe recurrir a un fiador, el prostates, si es acusado en un proceso civil. En un proceso criminal, es encarcelado antes del veredicto. El asesinato de un meteco, por ejemplo de un esclavo, es condenable sólo al exilio, mientras que el de un ciudadano conduce a la muerte.

Referencias