Miguel Juan Pascual

Miguel Juan Pascual
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NombreMiguel Juan Pascual
Nacimiento1505
Castellón, Bandera de España España
Fallecimiento1561
Castellón, Bandera de España España
NacionalidadEspañol
CiudadaníaEspañol
Alma materUniversidad de Valencia
Universidad de Alcalá
OcupaciónMédico

Miguel Juan Pascual. Médico español.

Trayectoria profesional

Nace en Castellón, alrededor del año 1505.

Se graduó de bachiller en artes en la Universidad de Valencia (1528) y de bachiller en medicina en la de Alcalá (1531), y amplió a continuación en Montpellier su formación como médico.

De regreso a la península hacia 1535, se asentó en Valencia, donde consiguió muy pronto un sólido prestigio profesional. A partir de 1539 fue nombrado en diversas ocasiones examinador de médicos y en 1542, profesor de cirugía de la universidad. Al crearse en 1548 la nueva cátedra de práctica, pasó a ser uno de los profesores que ocuparon de modo rotatorio las tres cátedras médicas más importantes. De esta forma, durante catorce años, explicó sucesivamente principios simples y anatomía, y práctica.

Obra

Miguel Juan Pascual publicó dos libros. El primero de ellos fue una traducción castellana del tratado de cirugía de Giovanni da Vigo, aparecida por vez primera en 1537 y reeditada después hasta comienzos del siglo XVIII. La obra de Vigo corresponde al galenismo arabizado en una línea directamente basada en Avicena. En su versión castellana, Pascual la completó con "addiciones marginales" que ofrecen noticias y comentarios muy diversos, en general criticando o rectificando la orientación avicenista. En el capítulo anatómico, por ejemplo, resulta muy significativo que cite con frecuencia a Berengario de Carpi, el más importante de los anatomistas prevesalianos. Enfrenta sus opiniones con las de Avicena e incluso con las de Mondino de Luzzi, en detalles como los lóbulos hepáticos, la irrigación venosa del recto o la del yeyuno. En una ocasión recurre incluso a su propia experiencia disectiva. Frente a los que negaban la existencia del colédoco en el organismo humano normal, afirma:
"Es falsa esta opinión porque la cosa monstruosa pocas veces se halla y esta vía muchas veces la vemos. Y yo la he visto."
Aunque su principal maestro en Alcalá había sido el avicenista Diego de León, el ambiente complutense favorable al humanismo y la estancia en Montpellier condujeron a Pascual a abandonar el enfoque de la patología propia del galenismo arabizado.

Más tarde su convivencia en el claustro valenciano con autores como Miguel Jerónimo Ledesma, Pedro Jaime Esteve y Luis Collado, le llevaron a adoptar una postura cercana al galenismo "hipocratista". Dicha postura se refleja en su segunda obra, Morborum internorum fere omnium et quorumdam externorum curatio breve methodo comprehensa (1555), uno de los mejores tratados de medicina práctica publicados en la España del siglo XVI. Estudia las enfermedades en el orden habitual "a capite ad calces", dedicando una segunda parte a las fiebres. De acuerdo con la orientación citada, no solamente se basa en la observación clínica, sino también en el ambientalismo hipocrático, ofreciendo información acerca de las "enfermedades dominantes" en Valencia en años determinados. El libro fue muy apreciado en su tiempo, alcanzando once ediciones en poco más de un siglo. A partir de la cuarta (1579), fue impresa con los Scholia que redactó Pedro Pablo Pereda, otro médico valenciano. Además, su capítulo sobre la sífilis fue reproducido en la conocida colección de textos venereológicos del italiano Luigi Luvigini.

Unido a su tratado, como apéndice final del mismo, Pascual publicó un breve opúsculo titulado Medicina disputatio. An cannabis et agua in qua mollitur possint aerem inficere, que aparece ya en la edición de 1555. Se trata de un temprano texto sobre un problema concreto de higiene pública, que examina si la fetidez resultante de la maceración del cáñamo en balsas puede "inficionar" el aire y ser causa de epidemias. Lo redactó a petición de los inquisidores valencianos, de los que era médico, con motivo de haber opinado alguno de sus colegas que la causa de las "numerosas y graves fiebres" padecidas durante el otoño anterior en Valencia y su comarca era la fetidez de las balsas en las que se maceraba cáñamo. Aduce las opiniones de Galeno y otros autores clásicos y contradice, como buen seguidor del galenismo "hipocratista", las de Avicena. Sin embargo, se basa ante todo en la experiencia, "en la cual hay que confiar principalmente". Su dictamen es que "la causa de estas afecciones no puede ser atribuída a las balsas en las que se macera el cáñamo" y que, en su opinión, "no hay que preocuparse por ellas, sino de otras aguas que rodean la comarca; la zona cercana al mar es la más insalubre, como la ocupada por el palacio rel y por todas las casas entre el camino de Sagunto y el mar... si se considera desagradable el olor del cáñamo, mucho más lo es el de las bestias y gusanos de que está llena Valencia; si es ingrato el olor del cáñamo, peor es el de los excrementos humanos, de cuya evacuación no podemos prescindir y que es más abundante por las innumerables cloacas que exhalan un pésimo olor y siempre están abiertas".

Muere en su ciudad natal en 1561.

Fuente