Miguel Mañara

Miguel Mañara
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Caballero y filántropo español. Fundó el Hospital de la Caridad de Sevilla. La leyenda creada en torno a él, con una juventud desordenada y una posterior conversión, llegó a identificar su figura con la de don Juan Tenorio.
NombreMiguel Mañara Vicentelo de Leca
Nacimiento3 de marzo de 1627
Sevilla, Bandera de España España
Fallecimiento9 de mayo de 1679
Sevilla, Bandera de España España
NacionalidadEspañola
CiudadaníaEspañola
OcupaciónFilántropo
CónyugeDoña Jerónima María Antonia Carrillo de Mendoza y Castrillo
PadresTomás Mañara Leca y Colona y Jerónima Anfriano Vicentelo

Miguel Mañara Vicentelo de Leca. Aristócrata licencioso y soberbio que, tras la muerte de su esposa, se arrepintió de sus excesos y se dedicó por completo al cuidado de los pobres enfermos en la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla. Encarna a la perfección el espíritu brillante, terrible y contradictorio que en el siglo XVII va a tener la ciudad de Sevilla donde Mañara nace, vive y muere y que va a experimentar durante esta centuria todos los sinsabores que la iban a transformar de la principal urbe de la Península a una ciudad provinciana y plegada sobre si misma, donde la religión se iba a convertir en el único consuelo y esperanza de la mayoría de la población para escapar de su penosa situación.

Síntesis biográfica

Nace en Sevilla, el 3 de marzo de 1627, hijo de una destacada familia, constituida por oriundos de Córcega. Su padre, Tomás Mañara Leca y Colona, nació en Calvi, perteneciente a la Señoría de Génova, hacia 1574 en el seno de una familia noble aunque venida a menos. Don Tomás había conseguido labrar una sólida fortuna dedicándose al comercio con América, en cuyas tierras pasó la etapa de juventud. Una vez de regreso en Sevilla ocupó destacados cargos y se convirtió en un hombre público ocupando altas magistraturas en la ciudad. Su madre, Jerónima Anfriano Vicentelo, también de familia oriunda de Córcega, nació en Sevilla hacia 1590. Sus padres contrajeron matrimonio a finales de 1611 o principios de 1612 en la sevillana parroquia de San Bartolomé.

Vivieron en las collaciones de Santa María la Blanca y Santa Cruz. En 1616 pasaron a vivir a la de San Nicolás y en 1623 compraron la casa palacio de la calle Levíes, en San Bartolomé, donde nació Miguel Mañara y que llegaría a ser la mansión de la familia una vez encumbrada económica y socialmente. Esta casa ha sido propiedad de la Hermandad de la Santa Caridad hasta hace algunos años, siendo actualmente propiedad de la Junta de Andalucía.

Infancia

La infancia de Miguel Mañara es la propia de un niño que pertenece a una familia sevillana tocada por la fortuna, pues su padre llegó a desempeñar cargos como consiliario del consulado de Cargadores a Indias, familiar del Santo Oficio y hermano mayor de San Pedro Mártir, hermandad creada por miembros del Santo Oficio y que salía del convento dominico de San Pablo. En la procesión llevaba don Tomás el estandarte, como hermano mayor.

Desde muy niño recibió Miguel Mañara una educación propia del estado de caballero, pues su progenitor había logrado para él el hábito de caballero de la Orden de Calatrava, cuando contaba ocho años, siendo investido tras cumplir los diez. Debido al fallecimiento de sus dos hermanos varones mayores se vio con trece años como heredero del importante patrimonio que llevaba aparejado el mayorazgo conseguido por su padre en 1633. Estos años transcurrieron entre la educación que se debía inculcar a un miembro de la baja nobleza y la desgracia de contemplar el cerco de la muerte en su propia familia.

Mañara creció en un ambiente de fe, como muestran los datos conocidos de su familia. En la casa paterna se contaba con un oratorio y con capellán. El entorno familiar era profundamente religioso, y sus padres tenían contacto con miembros del clero, especialmente de la Compañía de Jesús. Su madre, Doña Jerónima, tenía dos hermanas que habían profesado en el convento de Santa Clara.

Refiere el padre Cárdenas que no acudió a estudiar a lugar alguno, y que no aprendió latín, aunque su formación era sólida. No obstante, lo común en familias como la de Mañara era contar con preceptores o profesores en la propia casa, quienes velaban por la formación instrumental básica en un ambiente en el que se procuraba inculcar un conjunto de valores cristianos, de una moral propia de quienes habían de blandir el honor como uno de los bastiones del comportamiento.

Trayectoria

Con poco más de veinte años es miembro de la junta de gobierno de La Hermandad de La Soledad de San Lorenzo (Sevilla), lo cual habla por si de un comportamiento acorde con la moral católica, dado lo estricto que era figurar en tal oficio y las condiciones de buena vida cristiana exigidas.

A los cuatro meses de la muerte de su padre, con veintiún años, contrajo matrimonio por poderes, en agosto de 1648, con Doña Jerónima María Antonia Carrillo de Mendoza y Castrillo, nacida en Guadix en 1628, a quien se dedicó por entero, en total felicidad, al tiempo que ocupaba notables cargos en la municipalidad, el Concejo y la Universidad de Mercaderes. Aquí Miguel Mañara se dedica a asuntos públicos con un alto grado de compromiso con la ciudad de Sevilla y con la Iglesia.

Tras el motín de la Feria, de 1652, no aparece su nombre entre los de los caballeros que intervinieron en el control del suceso. Mañara ocupaba desde el año anterior (1651) el cargo de Provincial de la Santa Hermandad y era uno de los alcaldes mayores de Sevilla, por lo que cabría verle en la sofocación del motín. Sin embargo, hacía unos meses que su madre había fallecido y tal vez esto le llevó a ausentarse de Sevilla, pudiendo ser Montejaque el lugar de duelo.

A partir de 1649 tenía Mañara 22 años, aparece Don Miguel en diferentes documentos recogidos en los Archivos Municipal y de Protocolos Notariales de Sevilla, como persona pública, de autoridad, en negocios del Concejo y de la Universidad de Mercaderes, elegido diputado de la defensa de la tierra de Sevilla, de la Casa de la Moneda, de la visita de boticas, de las llaves del Archivo y del agua, de la Cárcel Real y de la Casa de Inocentes, y diputado de los gremios de chapineros, guarnicioneros, roperos, olleros y peineros.

Es miembro en las juntas del Consulado de 1655 a 1666. En 1656 viajó a Madrid comisionado por el Consulado para realizar gestiones en la corte. En 1657, dio el pésame a la familia del duque de Osuna, muerto siendo virrey de Sicilia, en nombre de la ciudad. En enero de 1658 vuelve a Madrid como caballero veinticuatro de Sevilla, con otro tal y dos jurados para felicitar a los reyes por el nacimiento de Felipe Próspero, hijo de Felipe IV de España.

Como contraste con esta miseria en la ciudad se continuaban levantando palacios suntuosos donde vivía una nobleza decadente y una clase mercantil que, con la riqueza atesorada por el comercio de indias, se iba a intentar incorporar al carro de los cargos nobiliarios y al poder social.

Estos contrastes van a suponer que en esta época de ocaso la ciudad muestre su máximo esplendor artístico, manifestado sobretodo en las realizaciones de carácter religioso. La Sevilla que conoce Mañara es la de Zurbarán, Murillo, Valdés Leal, Martínez Montañés, Pedro Roldán, Bernardo Simón de Pineda, Ortíz de Zuñiga. Pero también es la de la crisis económica, la de las carestías, epidemias, intransigencias y muertes.

Como todo poderoso de la época, Mañara aparece imbuido de la religiosidad y, sobre todo del temor a la muerte, desgraciadamente tan presente en la Sevilla del momento. En 1649, cuando Mañara cuenta con 22 años de edad, va a sufrir Sevilla una espantosa epidemia de peste que sesgará la vida de unas 50.000 personas; casi la mitad de la población total de la ciudad. La Sevilla que surgirá en este momento no tendrá nada que ver con aquella que mostrara Cervantes o Lope de Vega, y se acercan mucho mas con la que ilustran los cuadros de la Iglesia del Hospital de la Caridad.

En este triste ambiente, al que se suma la muerte de su esposa, Mañara se replantea su vida y decide ingresar en la Hermandad de la Caridad. Un año mas tarde es nombrado Hermano Mayor y a partir de estos instantes la vida de Mañara será un exclusivo dedicarse a la institución y a la causa de los pobres.

De igual manera Mañara se vuelca en el embellecimiento y enriquecimiento de la Iglesia del Hospital de la Caridad, para lo que contó la mejor aportación de artistas del momento; Bartolomé Esteban Murillo, Valdés Leal, Bernardo Simón y Pedro Roldán, que supieron plasmar en sus obras el ideario y espíritu que Mañara quería para la institución de la Caridad.

Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla

El noble sevillano de origen corso solicitó su ingreso en la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla en 1662, pero no debía de tener entonces muy buena fama en la ciudad cuando los hermanos, todos aristócratas, tardaron tres meses en aceptar su petición. Claro que él mismo es, en parte, responsable de su propia reputación con palabras como estas que escribió en su testamento:
"...los más de mis malogrados días ofendí a Dios... Serví a Babilonia y al demonio su príncipe con mil abominaciones, soberbias, adulterios, juramentos, escándalos y latrocinios, cuyos pecados y maldades no tienen número..."

Hospital de la Caridad

Los inicios del Hospicio fueron humildes, como su persona, y con el propósito de salvar de las crudas noches en la calle a tantos pobres que vagaban por Sevilla, arrendó una dependencia de las antiguas atarazanas reales y en ella se dispuso un hogar donde calentarse. Se prestaba servicio solo por las noches y desde el día 14 de septiembre, festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, hasta el 23 de abril, festividad de San Jorge, recogiéndose allí a un notable número de menesterosos.

Posteriormente se ampliaría el concepto de Hospicio, con la fundación del Hospital, la construcción de las actuales edificaciones, y la fijación en la Regla de la Hermandad de unas pautas por las cuales se obligaban los hermanos a organizar y sostener la asistencia a los desvalidos.

Dándose cuenta de lo mucho que le exigía su dedicación a la Hermandad de la Santa Caridad, presentó su renuncia a los cargos públicos que ocupaba. Así lo haría, en 1666, con los de alcalde mayor y provincial de la Santa Hermandad, unas funciones de la máxima responsabilidad en la estructura administrativa del momento. Mañara se dispone a sufragar gran cantidad de los gastos generados en el Hospicio aportando de su propia fortuna.

El caballero ante la necesidad de los más pobres no duda en recurrir a su patrimonio personal, en un gesto de auténtica raíz evangélica. La Santa Caridad progresa y acomete tareas de caridad para con los enfermos e indefensos, aparte de enterrar a los pobres desamparados fallecidos: trasladar a los hospitales a los pobres enfermos en sillas de mano (dedicó a ello dos sillas y cuatro hombres, quienes trabajaban sin cesar); sustentar a los menesterosos en las riadas ocasionadas por el Guadalquivir; dar limosnas a los conventos pobres, hospitales, niños expósitos y presos de la cárcel; dádivas de ropas y dineros a los más necesitados, etc.

Muerte

Murió el 9 de mayo de 1679. Los pobres perdían a una especie de padre en quien buscaban amparo en los momentos más difíciles. Para los sevillanos de entonces Miguel Mañara era un santo. Declarado Venerable, se le puede considerar como un seglar de honda espiritualidad, y gran baluarte de la caridad y la acción social de la Iglesia.

El proceso seguido para su causa de beatificación se encuentra en curso, y su figura y ejemplo cuentan con gran número devotos, hijos y seguidores.

Monumento

Obra póstuma del genial Antonio Susillo que finalizara en 1896 año, en el que murió, porque así lo escogió él. El magnifico pedestal de mármol es obra del marmolista Manuel Garica Lama sobre el que reza la siguiente lápida:

Monumento eregido en Sevilla a la memoria de Miguel Mañara
Al venerable Don Miguel Mañara

Fundador de la Santa
Caridad de Sevilla
La hermandad le dedicó
Este monumento en memoria
de sus muchas virtudes
En el año
De nuestro Señor Jesucristo

DE MDCCCCII (1902)

Situado frente por frente al Hospital que fundara y que en dintel se puede leer:

Domus pauperum scala coeli
(Casa de los pobres escalera para subir al Cielo )

Fuentes