Monasterio de la Cartuja

Monasterio de la Cartuja
Información sobre la plantilla
Obra Arquitectónica  |  (Edificio)
Monasterio-de-cartuja.jpg
Monastero de la Cartuja que se encuentra en Sevilla, España
Descripción
Tipo:Edificio
Estilo:Barroco
Localización:Bandera de España España
Uso inicial:Monasterio
Uso actual:Acoge el Museo de Arte Contemporáneo de Andalucía.
Datos de su construcción
Inicio:Siglo XV

Monasterio de la Cartuja. Llamado así en honor de Santa María de la Defensión, fundado por el caballero jerezano Álvaro Obertos de Valeto y Morla, emparentado familiarmente con el Papa Inocencio IV. Debido a su carácter religioso, Álvaro quiso levantar un edificio religioso que siguiera la regla fundacional de San Bruno.

Ubicación

El Monasterio de Santa María de las Cuevas se encuentra situada sobre la fértil orilla derecha del Guadalquivir frente a la ciudad y en su salida hacia Itálica y el Aljarafe. En este lugar, gracias a las riquezas de sus barros y arcillas, se instalaron numerosos hornos alfareros almohades, y fue en uno de ellos, según se deduce en la actualidad, donde en 1248 apareció la imagen de una Virgen, denominada por ello, la Virgen de las Cuevas. Para venerar esta imagen se instala primero una ermita franciscana y en 1399 Gonzalo de Mena, Arzobispo de la ciudad de Sevilla, funda el Monasterio de la Cartuja y dota de más terreno al Convento.

Historia

En sus cuatro siglos y medio de existencia, la Cartuja ha conocido momentos de gran esplendor y otros de grave crisis. Su situación geográfica, en la margen del río Guadalquivir, ha hecho que el Monasterio estuviera sucesivamente azotado por anuales inundaciones. La Cartuja fue, más que un monumento estable, una ciudad amurallada en continuo cambio.

La isla de la Cartuja era rica en unas tierras de arcilla que los alfareros trianeros extraían para la confección de sus azulejos y cacharros. Según la tradición, en unas de las cuevas formadas por esa extracción fue hallada una imagen de la Virgen que siglos antes se escondió allí intencionadamente para evitar la profranación de los infieles.

Pronto se levantó una ermita y la devoción hacia la imagen, tenida por milagrosa, fue creciendo. Para asistir a devotos y peregrinos, se asentó en sus inmediaciones una comunidad de franciscanos que debieron abandonar el lugar cuando el arzobispo Gonzalo de Mena inició la fundación del Monasterio cartujano en 1400.

En el monasterio vivía una comunidad de monjes y laicos quienes habían hecho voto de silencio. Pasaban sus días rezando, meditando, estudiando y trabajando, y también fabricaban los rosarios de pétalos de rosas que aún se puede comprar en la tienda de al lado. Mientras que los laicos podían salir del claustro una vez a la semana, los monjes solamente salían tres o cuatro veces al año. Su dieta era simple, no comían carne y los viernes solamente comían pan y agua. Normalmente comían en sus celdas pero los domingos y festivos comían en el Refectorio. Los frailes tenían voto de silencio y de pobreza, a pesar de la riqueza del monasterio, gracias a las herencias y las donaciones realizadas. Las propiedades agrícolas eran inmensas, así como la famosa dehesa de caballos que ha dado nombre a los famosos caballos cartujanos de Jerez. Los frailes vivieron en paz hasta el 20 de agosto de 1835, cuando, por real decreto, tuvieron que abandonarlo por imperativo de la Desamortización.

Con el proceso desamortizador del siglo XIX, el Monasterio de la Cartuja pasó a ser propiedad de Charles Pickman, empresario de origen británico que lo convirtió en una fábrica de cerámica de prestigio internacional. Ya a finales del siglo XX y debido a la Exposición Universal de 1992, el inmueble fue restaurado y destinado posteriormente a usos culturales.

En 1810, durante la invasión de las tropas napoleónicas, los monjes fueron expulsados del monasterio siendo éste utilizado por los soldados franceses como cuartel militar. Los monjes huyeron a Portugal y retornaron en 1812, para ser definitivamente expulsados en 1836 durante el periodo de la Desamortización de Mendizábal.

Abandonado y dañado, el monasterio fue adquirido en 1839 por el mercader inglés, Charles Pickman, quien lo convirtió en una fábrica de cerámica y porcelanas en 1841. La adaptación de la Cartuja a las necesidades de la fábrica fueron en un primer momento respetuosas para con el edificio. Sin embargo, poco a poco, las demandas de la producción fabril terminaron con la utilización de todos los restos monásticos sin contemplación. Se construyeron varias chimeneas y diez hornos, cinco de los cuales aún están en pie, y que determinaron la futura concepción visual del monumento. La fábrica de loza y porcelana continuó funcionando con el Monasterio hasta 1982.

Restauración

En 1986 la Junta de Andalucía comenzó los trabajos de restauración y rehabilitación que han, tratado de recuperar para el presente los elementos esenciales de todo su complejo pasado monástico, militar. y fabril. En este nuevo contexto, se crea en 1989 el Conjunto Monumental de la Cartuja de Sevilla, con la misión de tutelar el monumento, transformándolo al mismo tiempo en un centro de investigación y difusión cultural. Las obras de rehabilitación llevadas a cabo, con motivo de la Exposición Universal de 1992, han dotado al inmueble de unas instalaciones expositivas que no tienen paralelo en la Comunidad Autónoma andaluza y suponen una nueva etapa en la historia de este monumento. El último punto referencial de esta nueva funcionalidad museística del Monasterio lo marca el Decreto195/1997, de 29 de julio, de la Consejería de Cultura, por el que el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo toma como sede el Monasterio de la Cartuja, integra y asume la gestión del personal y las colecciones de los antiguos Conjunto Monumental de la Cartuja y Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla, y se aprueban los nuevos estatutos del Centro como Organismo autónomo dependiente de la Consejería de Cultura.

Centro Andaluz de Arte Contemporáneo

De este modo, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo se ha convertido en la institución museística de la Comunidad Autónoma que desarrolla la tutela y acrecentamiento de sus colecciones y el fomento de la creación artística, mediante el desarrollo de programas de actividades en su sede del Monasterio de la Cartuja de Sevilla. Dentro de los objetivos específicos de la institución, estos programas de actividades están encaminados al estudio y fomento de la creación artística contemporánea internacional en sus más variadas expresiones. Exposiciones temporales, seminarios, talleres, conciertos, encuentros y otros eventos, son las herramientas de comunicación para llevar a cabo este propósito con una clara intención educativa. La oferta cultural del Centro se complementa con la visita al propio monumento, contenedor de un importante patrimonio artístico y arqueológico, producto de su dilatada historia. Desde su creación en 1989, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo comenzó a formar una colección de obras de arte, pausadamente, con la vocación de llegar a ser un referente en la Comunidad Autónoma. La reforma de los estatutos en 1997, por medio de la cual se asumía la colección del Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla y todos los fondos de la Junta de Andalucía que en aquel se custodiaban, incrementó enormemente los fondos del Centro acelerando este proceso. Por lo tanto se ha procedido a integrar unos fondos con otros hasta encontrar un trazo común que pudiera articular la colección. Ante la imposibilidad material de abarcar el siglo XX completo, decidimos en primer lugar establecer una fecha, 1957, como inicio teórico de la colección. Ese año fue no sólo el de la creación del grupo El Paso, cuya trascendencia en el arte español es obvia, sino también el de la formación del Equipo 57, cuyo epicentro se hallaba en una ciudad andaluza: Córdoba. Por otra parte se ha tomado la opción de apostar por el arte andaluz. Frente a un contenido generalista, el Centro asume la tarea de recoger la historia contemporánea del arte que se ha hecho en estas tierras, difundiéndolo, estudiándolo y poniéndolo en relación con otras manifestaciones de otros autores y otros lugares.

Arquitectura

El Monasterio de la Cartuja es un ejemplo impresionante de la arquitectura barroca, con sus arcos dóricos y sus elaborados adornos y esculturas, y vale la pena visitarlo. La construcción empezó en 1516 y continuó durante los próximos tres cientos años pero el proyecto nunca se terminó. Al final, se confiscaron los terrenos del monasterio en [[1836] y destruyeron el claustro y las celdas en 1842 y la casa del Prior en 1943.
Desde la misma carretera, tanto del sur como del norte, la figura del Monasterio se muestra como una figura imponente. La puerta de entrada es un arco triunfal de Andrés de Ribera de 1571. Al otro lado de la puerta, detrás de un magnífico patio enlosado de mármol, se halla la capilla de los Caminantes, de mediados del siglo XVIII.
Al fondo del patio enlosado se halla la iglesia de 1667. La fachada tiene cuatro cuerpos, con columnas corintias, estatuas de monjes cartujos y un precioso ático en la parte alta. [[imagen:]] Si se pasa al interior del templo se observa un magnífico retablo, donado por la duquesa de Medina Sidonia, que sustituyó al antiguo de 1639. Lo preside la Virgen de la Defensión y San Bruno, con dos monjes a su lado, y diversas copias de pinturas de Zurbarán que acogían el antiguo retablo. Al lado de la iglesia es posible visitar el claustro, de preciosos azulejos sevillanos. Más allá hay un claustro mayor, conocido como el patio de los arrayanes, donde se encuentran las celdas de los monjes, 29 en total. Atravesando un portal con columnas de mármol, se llega al patio prioral o patio de los jazmines, donde se ubica la celda del prior de la orden y el claustro de los legos.

Actuaciones urbanísticas relacionadas:

La recuperación y puesta en valor del monasterio de la Cartuja tiene su punto de partida en una de las actuaciones urbanísticas más importantes de Sevilla: La Exposición Universal de 1992. Sede de exposiciones, el pabellón Real y el Pabellón del siglo XV durante la muestra, su recuperación total dejó a la ciudad de Sevilla un espacio inigualable y de gran valor artístico y patrimonial.

Diseños del espacio

El Monasterio de la Cartuja de Santa María de las Cuevas se ve articulado en varias partes:

  • El jardín de las esculturas, que se encuentra delante de la fachada principal del monasterio (Avda. Américo Vespucio) y que posee una colección de esculturas de arte contemporáneo pertenecientes a la colección permanente del CAAC en una gran extensión de cesped salpicada por diversas especies vegetales y dos lagos delante de la portada.

La zona de acceso principal, con la Puerta de Tierra y la Capilla de Afuera. La portada está concebida a la manera de un arco de triunfo, y la capilla, de una sola nave y de líneas sencillas, destaca por su cúpula. El monasterio propiamente dicho, lleno de atrios, claustros, patios y pequeñas capillas, hoy es sede del CAAC. Entre el conjunto, destaca:

  • La Iglesia, en la que destaca el rosetón y la azulejería del siglo XVI. Construida en el siglo XV, es de estilo gótico con bóvedas de crucería.
  • La Capilla de Santa Ana, dentro de la propia Iglesia, lugar donde reposaron los restos de Cristóbal Colón entre 1509 y 1536.
  • La Sacristía, uno de los pocos ejemplos del estilo rococó andaluz, con decoraciones basadas en yeserías barrocas y una preciosa cúpula.
  • El Claustrón, con algunos elementos de estilo mudéjar, rodea a las dependencias centrales del monasterio y su disposición se debe a la sucesión de las celdas individuales de los monjes.
  • La huerta era, y hoy sigue siendo, un lugar de retiro y descanso, plagado de cipreses y naranjos, acequías, fuentes y pequeños pabellones.
  • La zona de los Legos, que eran los hermanos de la comunidad, aquellos que sostenían a los monjes, pues éstos estaban dedicados por completo a la vida de oración. Hoy es sede del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH):
  • Una adición posterior, de cara a la muestra de 1992, fue el Pabellón del Siglo XV, en la zona más oriental del conjunto. Respetuoso con el conjunto, se trata de un edificio de planta rectangular sobre el que descansa otro de forma octogonal, que queda totalmente integrado en el espacio global. Hoy es sede del Conservatorio Superior de Danza.

El diseño del monasterio responde a las exigencias que la construcción de este tipo de edificios exigía en su época: Iglesia, celdas individuales para los monjes, claustros, dependencias para la vida de los padres (refrectorio, sala capitular, capillas, zonas de servicio...), huerta para el abastecimiento propio. Hoy en día, se ha heredado un conjunto en el que el paso del tiempo ha ido dejando un calado muy visible, pero también un espacio donde todos los añadidos encajan con naturalidad. Estilos, usos y espacios quedan mezclados en un monasterio cuya silueta es reconocible por los chimeneones de la fábrica de loza. El diseño del conjunto y de los espacios que lo integran quedó alterado con las diferentes intervenciones. Así, los usos y configuraciones cambiaron según el momento histórico: La Iglesia se utilizó como almacén de loza (Siglos XIX y XX), la sala Capitular como carpintería, la sacristía como carnicería (ocupación francesa de principios del S.XIX), el claustrón fue el lugar elegido para ubicar los hornos de cerámica (S.XIX)... Sin embargo, la belleza y originalidad del conjunto reside en la mezcla que el tiempo impuso y la maestría con la que el conjunto se presenta en la actualidad.

Curiosidades del Monasterio

  1. Cristóbal Colón vivió en el Monasterio de la Cartuja durante varios años. Este hecho influyó en la decisión, de que la isla de la Cartuja fuera el recinto de celebración de la Expo'92.
  2. Tras ser monasterio y fábrica de loza y cerámica, actualmente el recinto queda ocupado por diversas entidades: el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), la Universidad Internacional de Andalucía (UIA) y el Conservatorio Superior de Danza.
  3. Fue en esta Cartuja donde se depositaron los restos de Cristóbal Colón durante treinta años, dado que el almirante era asiduo visitante del Monasterio, en cuya hospedería preparó su segundo viaje.
  4. Santa María de las Cuevas fue también retiro espiritual de Felipe II y la frecuentaron personales como Arias Montano y Teresa de Jesus y todos los reyes españoles de paso por Sevilla.
  5. En el aspecto artístico el Monasterio se enriqueció con importantes colecciones de Alejo Fernández, Durero, Pace Gazini y Aprile de Carona; Montañés y Mesa; Murillo, Cano y Zurbarán;, Pedro Roldán, Duque Cornejo, etc.
  6. El hijo de Cristobal Colón plantó en el patio un árbol que aún es visitado por las personas que se acercan a ver las maravillas de este monasterio.

Fuentes