Muro

Muros
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Concepto:En las construcciones, los muros son los elementos destinados a soportar cargas o cerrar y dividir espacios, empleando, según los casos, piedra, ladrillo, bloque, madera, hormigón u otros materiales semejantes.

Muros. Son los elementos destinados a soportar cargas o cerrar y dividir espacios, y cuyo espesor es siempre menor que su altura y longitud. Es uno de los elementos constructivos que más ha evolucionado dentro de los sistemas estructurales.

Evolución histórica

En épocas pasadas fue considerado generalmente como ele­mento destinado a soportar cargas, debido a la reducida variedad de materiales empleados y a las limitaciones constructivas de aque­llos tiempos.

En épocas más recientes y en la actualidad, la función del muro hay que concebirla en términos más amplios, ya que aparte de ser un elemento soportante y aislante, se utiliza como elemento divisorio de espacio, tanto interior como exterior. Al considerar el muro como divisor entre el espacio interior y el exterior, nos re­ferimos al muro actuante como elemento de cierre en sistemas estructurales del tipo de armazón o esqueleto.

Otra situación se presenta con las paredes exteriores de vidrio, donde el muro realiza, aparte de la función de límite y aislamiento, la de producir efecto de contacto absoluto entre el espacio interior y el externo, debido a su transparencia. Antes de la aparición de los sistemas estructurales de tipo es­queleto, casi todos los muros podían clasificarse como muros de carga o soportantes; eran de gran espesor, pues aparte de recibir cargas, tenían gran altura, lo que requería aumento de espesor.

Los materiales empleados para construir muros fueron generalmente las piedras, los ladrillos de barro cocido y el hormigón en su forma primitiva. Posteriormente, al ir conociéndose mejor las propiedades de los materiales y al reducirse la altura de los muros, se disminuyó su espesor, según la carga que recibían. Los muros interiores, cuya función era única y exclusivamente la de dividir o separar espacios, y no tenían participación alguna en el sistema estructural, se utilizaron como simple elemento de división llamados muros divisorios o tabiques.

Igual sucedió en la evolución de los muros exteriores. Cuando dejaron de realizar una función estructural como muros de carga y asumieron el papel de elementos de cierre o aislamiento, se fue­ron reduciendo en espesor, se empezaron a usar de diferentes ma­teriales, en otras formas y el carácter de permanencia fue más rígido. El empleo de muros divisorios en sistemas estructurales de armazón o esqueleto, ha aumentado las posibilidades de limitar, conectar y separar espacio, utilizar variedad de formas, hasta llegar a la planta libre y flexible de edificios contem­poráneos.

Clasificación de los muros

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Los muros pueden clasificarse de distintas formas, pero pre­feriblemente se clasifican del modo siguiente:

  • Según su función mecánica
  • Según el material de que están constituidos
  • Según su función aislante
  • Según su forma

Según su función mecánica

Muros de carga, tienen la función primordial de soportar cargas; son un elemento sometido a compresión, por lo que su resis­tencia estará en función del espesor del material que lo constituye y de su altura. En este tipo de muro, las cargas pueden ser gravitatorias o laterales.

Cuando son gravitatorias, forman el muro de carga propiamente dicho, o sea, el elemento que estudiamos en el sistema estructural de muros de carga y son muros que reciben cargas de los elementos que soportan, tales como techos, pisos (en obras de más de una planta), etcétera.

Cuando el muro está sometido a cargas laterales que tienden a desplazarlo horizontalmente, o a volcarlos, estamos en presencia de muros de contención. Estos muros de contención tienen como función contener o confinar distintos materiales como tierra, agua, etcétera. Puede darse también el caso de muros de cargas gravita­torias, trabajando también como muros de contención, como ocurre en algunos sótanos, donde el muro tiene que resistir el peso de ele­mentos superiores de la superestructura y además contener el terre­no exterior. También se considera como cargas laterales el efecto del viento.

Los muros de carga pueden fabricarse de varios materiales y espesores, lo que veremos a continuación.

Muros divisorios, su función principal es la de separar o aislar, y no recibir más carga que la producida por su propio peso. Cuando realizan una función aislante de separación o división de espacios interiores, se les llama tabique. Cuando realizan una fun­ción aislante o de cierre al exterior, funcionan como muro de relleno de la estructura.

A los muros divisorios, cuando son interiores, puede exigírseles ciertos requisitos de forma, textura, transparencia, etc., pero cuan­do son exteriores y realizan una función aislante, se tendrán en cuenta factores de impermeabilidad, térmicos, acústicos, etcétera.

Los muros divisorios pueden construirse de varios materiales, los que expondremos más adelante.

Según el material de que están constituidos

Muros de ladrillo

Pueden estar constituidos por ladrillos de barro cocido (macizos y huecos) y por ladrillos de mortero de arena y cemento. En la cons­trucción de los muros de ladrillos se procura que éstos estén lo más entrelazados posible; por lo tanto, se usa el procedi­miento llamado de colocación de muros a matajuntas, es de­cir, evitando que las juntas verticales coincidan. Puede darse el caso de que las juntas verticales coincidan, como sucede en algunos muros ornamentales, y se llaman entonces a jun­tas corridas. Los muros de ladrillos reciben el nombre de acuerdo con la for­ma de colocación de los ladrillos.

Muros de alicatado o panderete

Son muros divisorios que tienen el espesor del grueso de un ladrillo colocado de canto, con una medida nominal de 0,07 m. Se emplean mucho en tabiques interiores, aunque es necesario utilizar un mor­tero más rico en cemento para su colocación, por su esbeltez y re­ducida superficie de asiento ladrillo, se emplean aproximadamente 30 ladrillos por m2 y 0,025 m3 de morteros.

Muros de citara

Otras veces (cuando el muro de carga recibe cargas menores o por economía), se usan los muros de citara y los de citara apilastrada, o sea, muros que tienen el espesor del ancho del ladrillo, con una medida nominal de 0,12 m y son reforzados de tramo en tramo con pilares de ladrillos que forman parte integral del muro, se emplean aproximadamente 50 ladrillos por m2 y 0,050 m3 de morteros.

Muros de citarón o asta

Cuando los muros de ladrillos son usados para el sistema estructural de muros de carga, se procura que tengan el espesor necesario para poder resistir los esfuerzos de compresión a que van a estar sometidos. Generalmente, se em­plean citarones, o sea, muros de un espesor del largo de los ladri­llos, con una medida nominal de 0,25 m, se emplean aproximadamente 100 ladrillos por m2 y 0,100 m3 de morteros.

Muros de asta y media

Cuando hacen falta muros resistentes, se procede a darles mayor espesor; por ejemplo, ladrillo y medio, con una medida nominal de 0,38 m (junta de 0,01 m), se emplean aproximadamente 150 ladrillos por m2 y 0,150 m3 de morteros.

Muros de dos astas

Cuando hace falta una mayor estabilidad y resistencia, se construyen los muros de espesor del largo de dos ladrillos, con una medida nominal de 0,15 m (junta de 0,01 m), se emplean aproximadamente 200 ladrillos por m2 y 0,200 m3 de morteros. En la actualidad estos muros no se usan, ya que resultan caros.

Dosificación para muros de ladrillos

Las proporciones de las dosificaciones de los morteros estarán dadas por la calidad que pre­sentan los materiales aglomerantes e inertes (cemento, cal, arena, etcétera) que intervienen en dicho mortero.

Los morteros que se usan para el asentamiento de ladrillos, bloques u otros materiales que van a estar sometidos a cargas deben poseer la misma resistencia que éstos.

Dosificaciones usuales en la construcción de muros de ladrillo, utilizando corno material aglomerante el cemento y la cal, y como inerte la arena. En estas dosificaciones se mezclan primeramente la arena y la cal o una proporción de una parte de cal y dos de arena, que recibe el nombre de tercio.

  • Para muros de carga de citarón, 1 parte de cemento y 7 partes de tercio (1:7).
  • Para muros de citara, 1 parte de cemento y 5 partes de ter­cio (1:5).

En los muros de alicatado o panderete, por su poca estabilidad y debido al espesor de éstos se recomienda usar siempre mortero hidráulico en una proporción de 1 parte de cemento y 3 de arena (1:3).

Estas dosificaciones también pueden ser realizadas sustituyendo la cal por recebo en una proporción de 1,5 partes de recebo por cada parte de arena.

El mortero, para las últimas hiladas del enrase, debe ser el mis­mo con que se levantan los muros, reforzando el mortero con un 15 % de cemento.

Muros de bloque de mortero

Pueden tener varios espesores según sea la función a que se va a destinar el muro. Los bloques vienen de varios tamaños.

  • Bloques de 0,20 m - 0,20 m x 0,40 m x 0,20 m
  • Bloques de 0,15 m - 0,15 m x 0,40 m x 0,20 m
  • Bloques de 0,10 m - 0,10 m x 0,40 m x 0,20 m

También hay bloques de esquina para que éstas queden lisas y simplificar la operación del repello, de obligatorio uso si las pare­des van a quedar sin repellar.

En un metro cuadrado de pared caben 12,5 bloques, aunque en el cálculo se piden 13 por los desperdicios al cortarlos, además de los que se rompen en el acarreo. La cantidad de mortero de asentamiento varía con el espesor del bloque, en la proporción siguiente:

  • Bloque de 0,20 m ......... 0,025 m3
  • Bloque de 0,15 m ......... 0,018 m3
  • Bloque de 0,10 m ......... 0,012 m3

Existen bloques en forma de U para arquitrabes, los cuales, puestos unos a continuación de los otros, constituyen el cofre del arquitrabe.

Igualmente se fabrican bloques del tipo C para columnas, con la ventaja de que, además de quedar revestidas, una vez fundido el hormigón no necesitan cofre.

Dosificación para muros de bloque

En la construcción de muros de bloque, las dosificaciones usuales son:

  • En muros de carga de bloques de 0,20 m X 0,40 m X 0,20 m y en los de 0,15 m x 0,20 m X 0,40 m se utiliza una propor­ción de 1 parte de cemento, 3 partes de arena y 2 de recebo.
  • En muros de bloques de 0,10 m x 0,40 m x 0,20 m se utiliza mortero hidráulico a una proporción de 1 parte de cemento y 3 partes de arena.

En las hiladas de replanteo de cualquier tipo de muro, se debe utilizar mortero hidráulico a una proporción de 1 parte de cemen­to y 3 de arena. En las últimas hiladas del enrase, aunque se rea­lizan con el mismo mortero que el resto del muro, se le debe agre­gar un 15 % de cemento.

Muros de piedra natural

En la construcción de muros de piedra natural existen principalmente dos sistemas: uno cuando se utiliza la piedra tal y como viene de la cantera, es decir, de forma irregular (se conoce con el nombre de mampuesto, de donde recibe el muro el nombre de mam­postería); el otro, cuando la piedra se labra, es decir, se pro­ducen en forma de paralelepípedo rectangular y sus exterio­res forman planos lisos o con relieves regularizados que reciben el nombre de muros de sillería.

Los muros de mampostería pueden ser de tres tipos: ordinaria, careada y concertada.

  1. Mampostería ordinaria: Está compuesta mediante el empleo de mampuestos o rajones de diferentes tamaños, y en ella es im­posible que el muro presente un paramento exterior plano, ya que las piedras o mampuestos se disponen en la construcción, tal y como vienen de la cantera, se asientan con mortero y se trata de ir coordinando unas con otras para lograr su amarre.
  2. Mampostería careada: El material y la construcción es igual que en la ordinaria, pero después de construido el muro y median­te el empleo de hachas de cantería, cinceles, etc., se rebajan los salientes para lograr una superficie plana.
  3. Mampostería concertada: Se diferencia de las anteriores por utilizar piedras que tienen formas regulares, pero de distintos ta­maños y, por lo tanto, están dispuestas sus juntas de un modo uniforme.

Muros de sillería

En Cuba se emplean generalmente piedras calizas blandas como las de Jaimanitas o, calizas muy duras como las de Capellanías aunque puede emplearse cualquier otro tipo de piedra que presente suficiente resistencia y tenga poca absorción de agua.

Estas piedras se labran mediante herramientas tales como hachas especiales, cinceles, distintos tipos de cepillos metálicos, escofinas, etcétera, y se cortan con serrotes especiales en unos casos, o con sierras eléctricas (también especiales) en otros casos, según sea su dureza. El personal empleado es un personal espe­cializado, ya que la cantería es una verdadera artesanía, donde se requiere habilidad, precisión y cuidado, para producir un trabajo lo mejor acabado posible.

La colocación de los sillares se realiza del modo siguiente: se alinean, nivelan y aploman correctamente los sillares mediante el empleo provisional de cuñas de madera; después de estar coloca­dos en posición, se les introduce el mortero por todo el borde o juntas exteriores (esta operación se llama calafatear las juntas). Cuando el mortero ha adquirido cierta consistencia, se procede a retirar las cuñas, rellenar con mortero los huecos que dejan y, echar un derretido de cemento (pasta fluida de cemento y agua) para que descienda por las juntas verticales, llene completamente las horizontales y garantice una adherencia y asiento correcto entre los sillares.

Las cuñas de madera deben estar bien mojadas para que se hinchen, ya que al secarse será más fácil su extracción posterior.

Los muros de sillería pueden tener diversos acabados, segur sea el relieve que deseamos utilizar. Unas veces se emplean ter­minaciones o acabados completamente lisos, otras veces se usan texturas más gruesas a base de trabajar la piedra con distintos tipos de cincelado. Otras veces las juntas se dejan planas, a ras de los sillares, y también pueden rehundirse. Podemos ver estos trabajos de sillares, llamados también piedra de cantería, en edi­ficios coloniales o en numerosos trabajos de panteones que existen en los cementerios.

Muros de hormigón

Estos pueden cons­truirse de hormigón simple, hormigón armado o de hormi­gón ciclópeo, según el caso.

Cuando se emplean como muros de cargas, generalmente van reforzados con acero (depende de su esbeltez y de las cargas que resistan). Por su rapidez de ejecución y gran resistencia, se em­plean mucho como muros de contención de sólidos y líquidos. Igual que en las estructuras dé hormigón, su construcción necesita el empleo de encofrados, lo suficientemente reforzados para impe­dir que se abran durante la fundición del muro.

En los muros de hormigón simple, que son los que no llevan refuerzos, se recomienda fundirlos de tramo en tramo para evitar agrietamientos por temperatura.

En los muros de hormigón ciclópeo, se sigue una técnica simi­lar a la de los muros de hormigón simple, pero los cabezotes (pie­dra de rajón) deben estar libres de polvo, ser humedecidos antes de introducirlos en la masa del hormigón (durante el proceso de fundición o vaciado) para facilitar su adherencia.

En los muros de hormigón armado o reforzado, aparte de seguir las técnicas correspondientes a este tipo de construcción, debemos tener la precaución de dejar colocado antes de la fundición, cual­quier tipo de instalación y, además, cerciorarnos de dejar el recu­brimiento especificado, para evitar la oxidación del acero.

Muros de madera

Su empleo se reduce hoy en Cuba a cons­trucciones económicas. Generalmente están compuestos por una serie de elementos verticales (columnas, puntales, para­les) y forrados con tablas, ya sea a una cara o dos caras.

Las ensambladuras o empalmes de madera se resuelven algunas veces con el auxilio de pernos pasantes y tuercas, o simple­mente clavándolas con puntillas o atornillándolas.

Los muros de madera deben preservarse de la humedad y de los organismos vivos que los atacan. Tienen un uso grande en muros divisorios interiores, se usan barnizados o pintados con aceite, combinados con superficie de vidrio, plástico, etc. Poseen la ven­taja de estar construidos de un material que en cualquier momen­to, se puede desplazar o eliminar sin grandes complicaciones. Tam­bién pueden utilizarse como celosías.

Muros de otros materiales diversos

Los muros se pueden hacer, además, de otros materiales como celosía de piezas de barro cocido o de mortero, de bloques de vidrio o combinados.

  • Celosías de piezas de barro cocido. Se emplean como elementos divisorios. Pueden ser de distintos tipos: hexagonales, circulares, etcétera y pueden formarse numerosas combinaciones agradables y estéticas.
  • Celosías de piezas de mortero fundido. Tienen un uso parecido al material anterior, pero son de mayor espesor y más pesadas. Existen infinidad de modelos.
  • Muros de bloques de vidrio. Se emplean en muros divisorios, tanto interior como exteriormente. Son resistentes y permiten el paso de la luz. Existen bloques de vidrio de distintos tamaños. Generalmente son huecos en su interior.
  • Muros metálicos combinados con plástico o con vidrio. A veces, cuando las circunstancias lo requieren, se combinan muros de ma­teriales metálicos (hierro, aluminio o bronce) con paños de vidrio 3 materiales plásticos (lisos, acanalados, etc.). Se pueden emplear arito en interior como en exterior, aunque los combinados con plásticos generalmente se emplean interiormente por ser menos resistentes que los combinados con vidrio. Estos tipos de muros se emplean como muros divisorios.

Según su función aislante

  • Exteriores
  • Interiores

Muros exteriores

A los muros exteriores se les exige las si­guientes condiciones: resistencia al viento, resistencia a las fuerzas gravitatorias externas (casos de los muros de carga exteriores), impermeabilidad, aislamiento térmico, apariencia externa e inter­na, etc. Por eso debemos tener especial cuidado al seleccionar ma­teriales que reúnan estas cualidades.

Muros interiores

Cuando son interiores, podemos prescindir de la impermeabilidad y de la resistencia al viento y aún a la resis­tencia a las fuerzas gravitatorias (si no son muros de carga), pero a veces es fundamental la función de aislamiento acústico o de aislamiento visual. El estudio de los muros permite resolver am­pliamente los problemas que se presenten, la función que se les encomiende, etc., y por eso es indispensable conocer las propieda­des de sus materiales componentes, así como su peso y valor económico.

Según su forma

  • Rectos
  • Curvo

Partes de un muro

En todo muro podemos apreciar el pie o base, el muro propia­mente dicho y el enrás o coronamiento. Cuando los muros presentan uno de sus extremos, o ambos, libres, y cuando en ellos existen vanos de puertas o ventanas, se aprecian los derrames y cerramientos parciales.

Muros refractarios

ladrillos refractarios.jpg

Los muros refractarios son aquellos que se construyen con ma­teriales especiales capaces de soportar grandes cambios de tempe­ratura.

Todo muro refractario debe reunir las propieda­des siguientes:

  • Refractoriedad: Es la propiedad que posee un material ca­paz de soportar temperaturas sin sufrir deformación alguna.
  • Refractoriedad bajo carga: Esta propiedad, llamada también resistencia a la compresión a temperaturas elevadas, es de gran importancia para el constructor de hornos, ya que le indica la temperatura máxima a que puede ser sometido un ladrillo refractario bajo la acción deuna carga determinada.
  • Resistencia a los cambios de temperatura: Es la propiedad que tienen los productos refractarios de soportar cambios bruscos de temperatura sin recibir agrietamientos o transformación alguna.
  • Porosidad: Existen dos métodos para hallar la porosidad de un producto refractario: el de la capacidad de absorción de agua o porosidad aparente y el de la porosidad real.

Porosidad aparente es la relación existente entre el volumen ocupado por los poros y el volumen total de la muestra tomada.

  • Porosidad real representa el volumen total del aire encerrado en los polos, expresando en tanto por ciento el volumen del ladrillo o muestra.

Usos: Los muros refractarios se usan en la construcción de calderas de vapor, hornos industriales, estufas, etc., es decir, se usar en todos los lugares que sufran cambios bruscos de temperatura

Estos muros se construyen con ladrillos refractarios utilizan en su construcción formas similares a la construcción de muros de ladrillos ordinarios.

Nomenclatura utilizada en la construcción de muros

Hilada: Hilera horizontal de elementos múltiples colocados en un mismo plano.

Ladrillo a soga: Ladrillo colocado con su mayor longitud para­lela al cordel en el mismo plano.

Ladrillo a tizón: Ladrillos colocados con su mayor longitud perpendicular al cordel.

Amarre en cadena: Se utiliza en la construcción de muros de ladrillo de citarón y consiste en colocar un ladrillo a tizón y dos a soga en un mismo plano.

Mortero de unión: Mezcla o argamasa utilizada para unir entre sí las piedras naturales y artificiales o para unirlas a otros cuerpos.

Pilar: Columna de piedra natural o artificial de poca esbeltez (también se conoce por pilastra cuando va adosada a los muros).

Reglas que rigen el aparejo o amarre de los muros

Para efectuar un buen amarre de las piezas que componen el muro, es necesario tener en cuenta las reglas siguientes:

Todas las juntas deben ser uniformes, las horizontales deberán ser paralelas y continuas, es decir, matando juntas; cada pieza debe matar junta al centro, o sea, siempre la junta vertical debe coincidir con el centro de la cara de la pieza de la hilada que sigue.

En todo amarre debe evitarse el desperdicio. Si se usa un tres cuartos de pieza, el propio amarre debe demandar el uso del cuar­to restante de la pieza. En las figuras 4.16, 4.17, 4.18, 4.19, 4.20, 4.21, 4.22 y 4.23, se pueden observar algunos amarres usados en muros de ladrillo y bloques.

Técnica para la construcción de muros

Para levantar paredes o muros se requieren tres operaciones básicas:

  • Comprobar niveles
  • Replantear
  • Levantar

Para replantear y levantar se realizan tres operaciones elementales:

  • Tender
  • Asentar
  • Alinear

Generalmente se utilizan uno o dos operarios (o más, según tamaño de la obra) para el replanteo y alineado de las primeras hiladas, para así poder responsabilizar a un grupo pequeño cor1 esta operación tan delicada.

Cuando existen estructuras, esta operación es más fácil para los albañiles, pues la misma estructura sirve para comprobar alineación y los plomos.

En estructura es recomendable el uso de perpendículas.

Colocadas las primeras hiladas del replanteo, se traslada el plomo a la placa o arquitrabe, se clava un puntero o puntilla, colocan dos cordeles de la parte inferior a la parte superior o inversa; uno sirve para alineación y el otro para mantener la verticalidad junto a la columna o muro. Cuando son paredes de carga, enton­ces hay que redoblar las precauciones, porque no sólo hay que pro­ceder al replanteo, sino a la alineación, aplome y nivelación de las hiladas.

También hay que tener la precaución de utilizar un mortero de mayor resistencia en las hiladas de replanteo y en las tres o cuatro últimas hiladas del enrase

La operación de tender o extender se realiza siempre que situe­mos una capa de mortero entre una serie de piezas (ladrillos, blo­ques, losas hidráulicas, piezas prefabricadas, etc.) o superficies ver­ticales (repello, masilla, etcétera)

Se consigue con esta operación, en el primer caso, la construc­ción de elementos tales como muros y, en el segundo caso, recubrir toda clase de superficies en evitación del deterioro y por motivos estéticos. La finalidad de tender es siempre una de estas dos opera­ciones, pero la forma de realizarla varía según el caso.

La operación de asentar se produce al colocar piezas (bloques, ladrillos, losas hidráulicas, azulejos, tejas, etc.), sobre una capa de mortero de un espesor de 1 cm a 2 cm. Cuando este mortero se endurece por la acción química del agua sobre el cemento o por la evaporación del agua, se produce su fraguado. Cuando el mor­tero contiene cal y ningún cemento, las piezas quedan unidas entre sí a través del mortero endurecido, que aunque no constituya nun­ca un solo cuerpo, la adherencia del mortero los une más o menos rígidamente.

Cuando no se moja adecuadamente, tanto la superficie de asen­tamiento como el material que se va a asentar, su avidez de agua les hace absorber rápidamente la que contiene el mortero, evitando su fraguado, con lo cual quedan sueltas las piezas. El cemento tiene la particularidad química de endurecerse al ponerse en contacto con el agua, por lo que se dice que los morteros que lo contienen son hidráulicos por su necesidad de agua.

Alinear es poner un objeto determinado en posición de esta­bilidad y reposo dentro de los límites señalados. Esos principios son imprescindibles en la construcción, para que una edificación conserve su posición vertical y estabilidad.

Para edificar es necesario dotar al edificio de horizontalidad y verticalidad. El primero de estos requisitos se logra con la ayuda del nivel. El segundo de los requisitos señalados, es decir, vertica­lidad, se alcanza con la plomada.

Orden de operaciones para construir muros

Una vez comprobados los niveles de la zapata:

  1. Seleccione útiles y herramientas.
  2. Seleccione materiales y dispóngalos listos para usarlos.
  3. Utilizando el plano o croquis y mediante el uso de la escua­dra, el metro o la cinta métrica o lienza, compruebe los pun­tos de alineación de los muros y marque los ejes de los mis­mos y sus espesores en los extremos y puntos de cruce, lo mismo en la zapata en planta baja, que sobre la placa en planta alta.
  4. Bárrase y mójese la zapata, o la placa si estamos en planta alta, donde se van a colocar las piezas (ladrillos, bloques, etcétera) y mójense también éstos, pero sin exceso pues en­tonces aflojan el mortero de asiento y quedarán casi sin mortero.
  5. Auxiliado de un cubo de mortero y la cuchara, asiente una pieza (ladrillo, bloque, etc.) en cada ángulo o esquina, de acuerdo con el grueso del muro. Estas piezas deben quedar a nivel y alineadas perfectamente. Deben coincidir con el eje del muro, de manera que quede la mitad hacia cada lado previamente trazado. Al asentarlas se llevan a su posición correcta con un movimiento a su largo, haciendo presión con la mano en caso de ser ladrillo; si es bloque, se le darán golpes con una maceta para su total asentamiento.
  6. Coloque cordeles, de una a otra pieza de los extremos, bien tensos y por las caras que se van a trabajar. Los cordeles se amarran de unos puntos a otros cuidando que vayan por los cantos de las piezas, separados aproximadamente por el espesor de una moneda de un centavo. Esta holgura se debe mantener durante la colocación de to­das las demás piezas que intervengan en la hilada de re­planteo.
  7. En los cruces deben comprobarse los ángulos con la escua­dra.
  8. La primera hilada debe quedar perfectamente a nivel, corri­giendo con ello cualquier imperfección que se descubra en la zapata, para así facilitar el trabajo posterior de las suce­sivas hiladas, cuyo nivel puede comprobarse tomando me­didas a partir de esta primera hilada.
  9. Después de construida la hilada de replanteo, coloque pun­tos en ambos extremos del muro, los cuales deben quedar a plomo con respecto a la primera hilada.

Coloque el cordel de punto y asiente las demás piezas. Esta operación se repetirá hasta lograr el enrase total del muro. Cuando se tiene cierta habilidad, se pueden levantar muros de forma escalonada, de varias hiladas. Cuando se trabaja en estructuras de hormigón, se recomien­da el uso de perpendículas, ya que evita el tener que aplo­mar en los extremos del muro; solamente habrá que realizar esta operación en los vanos de puertas o ventanas, en caso que existan.

Fuentes

  • Tecnología y práctica de Albañilería, Gustavo Domínguez y Orge Hernández, Editorial Pueblo y educación, 1980, páginas 45 a 69.
  • Materiales y procedimientos de construcción ii, Diana, México D.F
  • programaswarez.com
  • Tutorial de albañilería
  • [1]
  • [2]