Museo de Sitio Chorro de Maíta

Museo de Sitio Chorro de Maíta
Información sobre la plantilla
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Imagen tomada del sitio de Casa de Iberoamérica
Información geográfica
PaísBandera de Cuba
CiudadHolguín
Información general
Inauguración1 de noviembre de 1990
TipoMuseo de sitio y centro de investigaciones arqueológicas
Información visitantes
DirecciónCerro de Yaguajay. Banes.

Museo de Sitio Chorro de Maíta. Enclavado al sureste del Cerro de Yaguajay, en el municipio Banes, Holguín, se inaugura el 1 de noviembre de 1990. Su origen se debe al hallazgo de cinco sitios de habitación y un cementerio taíno a cielo abierto —el mayor encontrado en Cuba— . El Chorro de Maíta fue declarado Monumento Nacional el 26 de octubre de 1991, durante la celebración del V Centenario del Encuentro de las Dos Culturas.

Historia

El sitio arqueológico Chorro de Maíta coincide con una aldea de aborígenes agricultores cubanos que habitaron el noreste de la Isla desde el año 800 de n.e. Los nativos aprovechaban la abundancia de agua y las tierras fértiles de la zona, así como la cercanía del mar.

Hacia 1510 llegaron los españoles a este paraje. A pesar de que el período llamado encomendero–minero no resultó próspero en la zona, los foráneos provocaron la paulatina desintegración y el exterminio de sus pobladores originales.

Así, se verifica un parcial despoblamiento hasta la segunda mitad del siglo XVIII, momento en que el incipiente cabildo holguinero, comienza a conceder haciendas a colonos criollos.

Se afirma que en esa época vivió una propietaria apodada Maíta, en cuya parcela manaba un surtidor de agua. Es de creer que desde entonces los vecinos comenzaron a identificar este territorio como Chorro de Maíta.

A inicios del siglo XX se empieza a tener evidencias de los asentamientos aborígenes que existieron a lo largo de la Cordillera del Maniabón. Desde 1930 comienzan las exploraciones en El Chorro de Maíta. Los vecinos del lugar, aficionados y estudiosos realizan discretas excavaciones.

García Castañeda explora el lugar desde 1927. También incursionan especialistas en la materia, entre ellos, García Robiou e Irving Rouse.

Este último publica, en 1942, en la Universidad de Yale, el artículo Arqueología de las lomas de Maniabón, en el que describe minuciosamente los hallazgos hechos en el Chorro de Maíta.

Rouse se refiere, por ejemplo, a osamentas humanas, conchas, pedazos de pedernal, fragmentos de cerámicas, asas antropomórficas y zoomórficas decoradas con incisiones, platos, burenes, artefactos líticos, percutores, pendientes de concha y piedra, morteros, majaderos y sumergidores de redes.

El investigador cubano José Manuel Guarch, al frente de un quipo del Departamento Centro Oriental de Arqueología de la Academia de Ciencias de Cuba, realiza, en la segunda mitad de la década del 70, el censo arquelógico del municipio Banes.

Los numerosos relatos sobre la aparición de osamentas humanas en Chorro de Maíta, que salieron a luz durante esa labor, estimularon las búsquedas científicas en el sitio.

En el año 1986, Guarch y su grupo hallan un cementerio de gran proporción, el primero que se ubica en Cuba en un sitio de habitación de los agricultores ceramistas. Este descubrimiento constituye la génesis del proyecto del Museo.

Evidencias antropológicas

Los arqueólogos de la Academia de Ciencias de Holguín practicaron varias unidades de excavación en la zona habitacional y en una plaza central del sitio arqueológico Chorro de Maíta.

En las primeras etapas no se encontraron restos antropogénicos, aunque se sabía de la extracción de restos humanos de aborígenes pertenecientes a no menos de 17 individuos. A finales de 1986, en esa plaza central, se efectuó el más importante descubrimiento arqueológico de la región al ubicarse un cementerio de proporciones considerables, el primero de su magnitud encontrado en el país.

En campañas sucesivas se rescataron evidencias que permitieron un estudio detallado de la raza, la etnia, las enfermedades padecidas por el grupo humano que aquí se asentó. Además, a través del análisis de estos hallazgos se pudieron aclarar muchos aspectos sobre los ritos funerarios de los nativos y otros pormenores del período de contacto entre estos y los españoles.

Durante las excavaciones realizadas se encontraron 108 entierros de hombres, mujeres y niños; 107 de ellos muestran características que los identifican como individuos de la raza mongoloide americana. Uno de los restos humanos presenta una estatura de 1.76 m, medida que sobrepasa la que promediaban los aborígenes.

Entre las evidencias de la vida material descubiertas en el cementerio, resulta significativa la ofrenda que acompaña el enterramiento de una joven, constituida por un collar en el que se aprecian cuentas de oro, piedra calcita y perlas, así como otros elementos atípicos, que hacen pensar en préstamos culturales procedentes de alguna zona de la América continental.

Montaje

Colección de evidencias materiales del Museo de Sitio Chorro de Maíta.
En el Museo de Sitio Chorro de Maíta, se exhiben 56 de los 108 enterramientos encontrados.

El Museo de Sitio Chorro de Maita, único de su tipo en Cuba, recrea fundamentalmente la excavación arqueológica central, aunque los trabajos realizados fueron más amplios. El proyecto del Museo se concibió de manera que parte del área excavada quedara contenida dentro del edificio.

Desde sus galerías se aprecia la parcela arqueológica, de 22 000 m², y el cementerio. Este último se considera uno de los más importantes enterramientos aborígenes hallados en Cuba. Se trata de un recinto sepulcral de 2000 m², en el que se localizan 56 entierros agroalfareros dispuestos en la misma forma, lugar y profundidad en que fueron descubiertos.

Se exponen, también, otras evidencias materiales de la cultura agroalfarera indocubana extraídas del lugar.

Fuentes