Nahum (profeta)

Nahum
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NacimientoElcos
NacionalidadIsrael
Conocido porProfeta Nahum

Profeta Nahum. Vivió en el siglo VII a. C.; según la tradición judía, bajo el rey Manasés (693-639), o quizá Josías (638-608), y profetizó contra Nínive, capital del reino de los asirios. Fuera de este oráculo no poseemos nada de su actividad profética, la cual está colocada entre la de Isaías, de quien cita varios pasajes (cf. 1, 4 = Is. 33, 9; 1, 15 = Is. 52, 7; 3, 5 = Is. 47, 3 y 9); y la de Jeremías que, a la inversa cita a nuestro profeta (cf. 1, 13 = Jer. 30, 8; 3, 5, 13, 17 y 19 = Jer. 13, 12 ss.; 50, 37; 51, 30, etc.

Síntesis biográfica

Trayectoria profética

  • El libro

El Libro de Nahúm profetiza la inminente desaparición del Imperio Neo-asirio y la destrucción de Nínive su capital. Aunque es imposible ser preciso en cuanto a la fecha exacta de la composición del libro, el término a que puede ser fijado en 663 a. C., mientras que el término parece ser 612 a. C. La caída de Tebas en el 663 a. C. se considera como un evento pasado reciente (3:8-10), mientras que la caída de Nínive en el 612 AC y el extremo final del Imperio en el 609 a. C. parecen ser o representa eventos futuros.

Que el libro de Nahúm esté exactamente comprendido entre el 663-612 a. C. es algo que aun se debate. 2 Sin embargo, varios factores pueden contribuir a aclarar los hechos. En primer lugar, Nahúm anunció que nunca más sería subyugado por Asiria (1:12) ni invadir Judá (1:15 [2:1]). Así que probablemente pronunció sus oráculos después de 640 a. C., la fecha de la última campaña Asiria conocida en la zona occidental; cuando el asirio Ashurbanipal temporalmente reafirmó la soberanía sobre Judá y otras como Siria-Palestina vasallos. En segundo lugar, Nahúm presenta a Asiria como un fuerte tirano imperialista que aplastaba a sus enemigos y opresores en homenaje de la extracción de sus vasallos (1:12, 2:13, 3:1). Esto probablemente refleja la situación antes de la meteórica caída.

El libro de Nahúm aparece unos cien años después de la profecía de Jonás. Durante este tiempo, Nínivel se arrepintió de su arrepentimiento y comenzó a hacer de nuevo las mismas cosas que habían suscitado la amenaza del juicio de Dios por medio del profeta Jonás. El profeta Nahúm fue enviado a llevar a cabo su ministerio en el reino del sur de Judá en los tiempos de la invasión del rey asirio Senaquerib. El rey Senaquerib, que venía de Nínive, la capital de Siria, invadió Israel en los tiempos del profeta Isaías, y fue de esta gran ciudad en el norte de donde vinieron con frecuencia los ejércitos sirios contra la tierra de Judá y de Israel, pero Dios se movió con el fin de proteger a su pueblo, haciendo frente y destruyendo a estos enemigos del rey de un día para otro.

Nahúm significa "consolación o "consuelo y estando el ejército asirio extendido alrededor de la ciudad de Jerusalén, el profeta recibió un mensaje de consuelo. Se puede imaginar el gran consuelo que sería cuando los ejércitos se encontraban allí, con su terrible reputación como guerreros implacables, quemando y destruyendo, violando y saqueando, matando a los niños sin perdonarle la vida a nadie, tener a este profeta en Jerusalén, declarándoles que Dios destruiría a Nínive, la capital de sus enemigos.

Esta es una de esas partes de la profecía, en la Escritura, que se ha cumplido ya, aunque todavía queda mucha escritura por cumplirse y muchas de las predicciones de los profetas del Antiguo Testamento van más allá de nuestro propio tiempo, a un tiempo en el que el Señor volverá de nuevo, pero al leer este libro, se encuentra con profecías que hace mucho que ya se cumplieron. Esta es una de las grandes pruebas de que el Libro de Dios es, efectivamente, de Dios, porque aquí tenemos una descripción exacta de cómo sucedería esta destrucción, que fue anunciada muchos años antes de que se produjese. Aquellos que están interesados en la apologética podrán usar esto para hablar con los que desafían el hecho de que la Palabra de Dios es profética.

Se puede dividir el libro de Nahúm en cuatro secciones y cada una de ellas es una descripción de la ira de Dios. La manera más sencilla de describir esta primera sección, esta visión de la ira de Dios, es simplemente usando la palabra "terrible. Estas son preciosas expresiones poéticas, pero ofrecen una visión poderosa de la ira de Dios (capítulo 1, versículos 2-6):

"¡Dios celoso y vengador es Jehová y está indignado. Jehová se venga de sus adversarios y guarda su enojo contra sus enemigos. Jehová es lento para la ira y grande en poder. De ninguna manera dará por inocente al culpable. Jehová marcha en el huracán y en la tempestad; las nubes son el polvo de sus pies. Reprende al mar y hace que se seque, y reseca todos los ríos. Basan y el Carmelo se marchita; se marchita la flor del Líbano. Las montañas se estremecen delante de él y las colinas se derriten. Ante su presencia queda desolada la tierra, el mundo y todos los que lo habitan. ¿Quién resistirá delante de su ira? ¿Quién quedará en pie ante el furor de su enojo? Su ira se vierte como fuego, y se desmenuzan las peñas delante de él."

!Qué tremenda descripción! El profeta ve a Dios en su ira mirando sobre los ejércitos de Asiria. Hay algunos hombres y mujeres que viven con un perpetuo mal genio y su genio se manifiesta a la menor provocación, pero lo interesante es que normalmente la gente no le teme a una persona así. Más bien les tienen lástima o hacen chistes a su costa. Hay otras personas que son más tranquilas y pacíficas por naturaleza y cuesta mucho trabajo conseguir que se enfaden.

Soportan la irritación durante mucho tiempo, pero cuando se les ha acabado la paciencia y su ira está a punto de estallar, mucho cuidado porque su ira es espantosa. Esa es la imagen que nos ofrece aquí el profeta, de un Dios infinitamente paciente. Como dice el profeta:

"lento para la ira que no actúa de una manera precipitada. Le ha estado dando a esta ciudad una oportunidad tras otra para que se arrepientan y le ha mandado a un profeta tras otro. Hubo un profeta en el que sí creyeron y se arrepintieron de sus malos caminos y Dios desistió del juicio que dijo que habría de caer sobre ellos, pero se arrepintieron de su arrepentimiento y esa es una de las cosas más terribles que pueden hacer los hombres. Habiéndose vuelto de su mal camino, volvieron a aquello que habían dicho que abandonarían y eso es lo que hace que por fin caiga sobre ellos el juicio de Dios."

Dios está furioso y no se trata de una ira caprichosa, como la de un niño. No hay nada de caprichoso ni de egoísta en la ira de Dios. Es una ira controlada, pero terrible y temible de contemplar. Se puede hacer una idea de lo terrible de la ira divina si se tiene en cuenta el hecho de que todas las palabras hebreas que significan ira aparecen en estos seis versículos. Las palabras son: celos, venganza, enojo, ira, indignación, fiereza y furor. Todas ellas describen la ira de Dios.

Los celos son ese celo consumidor por una causa que se siente en lo profundo del corazón. Y no se refiere aquí a esos celos tontos de los que en ocasiones se hace gala, sino de la preocupación sobrecogedora que siente Dios por lo que ama. Su venganza o retribución es: su ira, esa ira que se desencadena, que se describe aquí con toda su negrura. ¡La palabra ira significa literalmente "echar espuma por la boca! Estos son términos muy pintorescos. La palabra ferocidad quiere decir literalmente en hebreo "calor y la palabra furia" que quema. Y todo ello para describir a un Dios que es terrible en su ira, llevado por fin al punto de derramar su ira sobre aquello que la ha despertado. Es decir, Dios en una pasión ardiente, llevado a una ira terrible y destructora.

Fuentes