Nicolás Limonta Ferrer

Nicolás Limonta Ferrer
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NombreNicolás Limonta Ferrer
Nacimiento19 de septiembre de 1908
Santiago de Cuba, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento24 de octubre de 1969
Santiago de Cuba, Bandera de Cuba Cuba
Causa de la muerteMuerte natural
NacionalidadCubana
CiudadaníaCubana
EducaciónSuperior
OcupaciónMédico
PadresNicolás Limonta y Francisca Ferrer Cuevas.

Nicolás Limonta Ferrer. Médico de la Revolución Cubana, natural de Santiago de Cuba e hijo de padre carpintero y madre maestra.

Síntesis biográfica

Nació en Santiago de Cuba el 19 de septiembre de 1908. Era hijo de Nicolás Limonta, de oficio carpintero, y Francisca Ferrer Cuevas, maestra. Tuvo los siguientes hermanos: Arístides, Libia, Luís Felipe, René, Irene y Mercedes.

Primeros años

Aprendió las primeras letras con la madre, la cual tenía una escuelita privada antes de entrar como maestra en la escuela pública. El padre quería que Nicolás fuese también carpintero. En una autobiografía el doctor Limonta explica sobre esta época y cual fue su posición:

Como en esos tiempos se tenía el concepto que el verdadera merito de un estudiante pobre era trabajar para pagar o ayudarse a pagar los estudios, yo no podía ser la excepción.

Mi padre quería que yo aprendiera también como él a carpintero, lo que tal ves me sería útil en el futuro; lo que no logré. Mi madre, comadre de Rafael Fernández, industrial, fundador de la tabaquería y fábrica de cigarros El Marino, me colocó allí como despalillador. Tampoco logró sacar nada.

Un primo mío, Benito Grinau, tipógrafo, me llevó a la imprenta de la iglesia Don Bosco; eso me gustaba más y perfiló un por ciento considerable de mi vocación.

Se percibía muy poco dinero como aprendiz, por lo que sin abandonar el ramo, aunque parezca u paso atrás, cogí una plaza de repartidor de periódicos en el Cubano Libre . El ambiente predisponía y pronto me sentí como en mi propia casa: lo talleres y la redacción, me traían más que las aulas del Instituto. Lalo Cabañas, cronista deportivo, me abrió el camino para la pelota manigüera. Yo fui el hombre que pasó sus hazañas de los criollos a la letra de molde.

A principios de la década del 20 de abrió el periódico La Región. Nos hicimos repartidores del mismo al hacernos la oferta de un centavo poro cada periódico repartido. Cuando se cumplió el mes, alcanzamos un mínimo de veinte pesos. Ese mismo día no salí con los periódicos, había dejado de ser repartidor. Ese fue mi primer gesto de rebeldía contra un patrón.

Se me cerraron las puertas de La Región, pero no por mucho tiempo. Raúl Ibarra Albuerne había pasado de El Cubano libre a ser jefe de redacción y deportes del naciente periódico fundado por el periodista oriental Carlos Dellundé. Lalo Cabañas me envió a Raúl Ibarra, quien me enseñó lo suficiente para llegar a ser el sustituto como reportero, redactor, traductor de cables y otras múltiples actividades que exigía el periodismo en aquella época. Llegué a ganarme el afecto de los lectores con mi pseudónimo de El Repórter Fantasma. Mi sueldo llegó a ser de diez pesos semanales.

Nicolás Limonta, a la vez que trabajaba y estudiaba en el Instituto Provincial de Oriente, donde se graduó de Bachiller en Letras el 3 de septiembre de 1927. Durante sus estudios finales de bachillerato tenía idea de matricular medicina en la Universidad de La Habana, pero era poco lo que ganaba y no podía contar con los escasos recursos económicos de sus padres. El mismo señala sobre esta cuestión:

Ya era bachiller y al vencerse el plazo para el pago de la matrícula a la Universidad yo no había hecho efectivo el mismo. Recibí entones la primera muestra de compañerismo proletario. Todo el personal de la redacción y talleres, le hablaron a Don Carlos para que mediera un anticipo a cuneta de mi sueldo para hacer el giro, que habría de convertirme en un alumno más del curso de 1927, de nuestro primer centro docente.

Y, en efecto Nicolás Limonta matriculó el 30 de septiembre de 1927, las carreras de Medicina y Cirugía Dental en la Universidad de La Habana.

Vida Universitaria

La Universidad había sido tomada por Gerardo Machado. El curso de 1927 no empezó hasta marzo de 1928. Sus actividades estudiantiles no podían ser otras que la de todo estudiante pobre: al lado de los que luchan contra la tiranía.

Ya había sido asesinado Julio Antonio Mella el 30 de septiembre de 1930 cae asesinado Rafael Trejo. Clausuran nuevamente la universidad. Regresa a Santiago de Cuba donde el doctor Antonio Béguez César lo acoge como alumno interno, honorario, en su servicio de Pediatría del Hospital Saturnino Lora y don Carlos Dellundé, ahora con el periódico Oriente, capta de nuevo a su Repórter Fantasma.

La lucha contra Machado se va haciendo más cruenta. Sin militancia política determinada prestar su modesta cooperación a ella; aunque sus mejores compañeros de infancia y barriada como Perucho Sandó, Carlos Lezcano y otros, lo hacen abiertamente como militantes del Partido Comunista.

Cae Machado el 1933. Su padre muere ese mismo año. Su madre gana sólo unos centavos, más de treinta peso mensuales como maestra rural en Solís, término de El Cobre.

Se abre nuevamente la Universidad en 1934. La lucha de los estudiantes pobres tiene un carácter más organizativo y es entonces cuando, en el seno del Ala Izquierda Estudiantil, encuentran un marco cabalmente apropiado para la lucha, e inmediata consecución de sus demandas.

El Ala Izquierda Estudiantil luchaba por la vivienda gratis, matrícula gratis, comida y trabajo para los estudiantes pobres.

En una casa de Charles Aguirre, en San Rabel, pegada al Estadio Universitario, funcionaba la vivienda. En ella tuvo siempre un cargo de responsabilidad, ya que también formaba parte de la dirección del Ala Izquierda en su sección universitaria.

A la Habana Electric le arrancaron el otorgamiento de tarjetas para montar gratis en los tranvías, a los estudiantes pobres, resolviéndoles el problema de la comida.

Cuando Mendieta anunció la confección de un nuevo Censo Electoral, la lucha los llevó a obtener cuernitos de puestos, como enumeradores y escribientes del mismo.

El Partido Comunista de Cuba a través del Ala Izquierda, lo designó responsable de Finanzas y Propaganda entre los empleados y estudiantes pobres que habían sido situados en el Censo Electoral.

Huelga de Marzo de 1935

La vivienda estudiantil fue ocupada por la policía. Nuestras humildes pertenencias en parte saqueadas y toda documentación ocupada. Casi todos los estudiantes detenidos y dejados en después en libertad. Sólo no retuvieron a tres: Gilberto Sablón, José Navarrete, activistas y a mí; ya que tenían en su poder mis recibos de entrega de las recaudaciones por concepto de colectas y de la venta de los periódicos clandestinos Línea y Bandera Roja.

El tribunal de Sanciones nos impuso después y cumplimos una condena de seis meses en el Castillo del Príncipe, desde el 13 de marzo al 10 de septiembre de 1935.

La Universidad reabrió sus puertas el año siguiente y el 1939 nos graduamos de doctor en medicina. En ese último año gané una plaza de alumno interno por concurso en el hospital Reina Mercedes. Al mismo tiempo era alumno honorario del hospital de Emergencias, Servicio de Otorrino - Laringología e interno de la Maternidad del hospital América Arias. Fuimos al concurso para médicos internos del hospital Calixto García.

Como las plazas eran pocas logramos arrancarle una ampliación de las mismas al doctor Costales Latatú, entonces Ministro de Salubridad, así pudimos disfrutarla durante unos cuantos meses, ya que cunado menos lo pensamos, compuso una luz roja diciéndonos que se había acabado el crédito.

El doctor Limonta nunca tuvo un suspenso ni desaprobado durante le transcurso de su carrera de Medicina. Se graduó como médico el 25 de junio de 1938. Al revisar su expediente universitario se observa que cuenta con un gran número sobresalientes y que obtuvo el Premio de Obstetricia en su clínica durante el curso 1936 a 1937

Vida postuniversitaria

En 1939 se trasladó para Santiago de Cuba y empezó a ejercer como médico.

Nuestras luchas estudiantiles fueron continuadas en el campo político. Empezó la organización del Partido Unión Revolucionaria. Presidí el Comité del barrio de Medina y, acompañaba casi siempre a Arnaldo Escalona. Joaquín Ordoqui, Leonardo Fernández Sánchez, Salvador García Agüero, Luzardo, Jorge García Gallo, Juan Marinello, Manuel Navarro Luna y otros dirigentes, en la constitución de nuevos comités del partido.

Ya en Santiago trabajé políticamente en al organización de Unión Revolucionaria, que presidí y, más tarde a Unión Revolucionaria Comunista. Fui electo concejal.

Después pasé a formar fila en el Partido Revolucionario Cubano (Autentico), por el que fui electo también como concejal hasta 1954.

En Santiago de Cuba seguía con mi consulta privada y como médico honorario del hospital Saturnino Lora (laringólogo). Organizador y mantenedor de los servicios de Otorrino-laringología del hospital infantil de Emergencias.

El 10 de marzo de 1952 se inició una nueva etapa de la tiranía, el terror pasó a ser ley, surgió el gesto heroico del 26 de julio.

No obstante, alguno sectores políticos creyeron que podía utilizarse la convocatoria a elecciones generales hecha por Batista, para liberar al pueblo de tan afrentosa situación.

La línea insurreccional crecía. La oposición al régimen estaba fraccionada y desorganizada, pero al surgir el Movimiento 26 de Julio como organización abiertamente insurrecionalista, seguido del desembarco del Yate Granma y la presencia el líder Fidel Castro en la Sierra Maestra, no quedaba otro camino que la lucha armada para conseguir la ansiada libertad. Sin militancia cooperamos en la medida de nuestras posibilidades y cuando el compañero Raúl Castro solicitó la cooperación de médicos para el II Frente Oriental Frank País García, Abandonamos Santiago de Cuba.

Al doctor Limonta se le envió entonteces al Tercer Frente Oriental Mario Muñoz, bajo la jefatura del comandante Juan Almeida. Fue situado en el hospital de Monacal, donde realizó operaciones y atenciones a heridos, entre estos al que fuera luego comandante Fernando Vecino Alegret, así como a Arquímedes Fonseca y a otros miembros del Ejército Rebelde. Así mimo atendió a los campesinos de la zona. Pertenecía a la columna no. 10 René Ramos Latour, que era dirigida pro el entonces comandante René de los Santos.

Al triunfar la Revolución Cubana los acompañó (1ro de enero de 1959), al doctor Limonta se le designó para que se ocupara, junto con el entonces médico capitán Eduardo Reyes Cos, del hospital militar Doctor Joaquín Castillo Duany, perteneciente al Cuartel Moncada, de Santiago de Cuba. En este centro asistencial ayudaba a organizar la Sanidad Militar y atendía a los rebeldes que llegaban de los frentes heridos o enfermos.

Muerte

Cuando prestaba sus valiosos servicios en la consulta y salón de operaciones del hospital militar de Santiago de Cuba, el 24 de octubre de 1969 lo sorprendió la muerte como consecuencia de un colapso.

Este valiosos médico cubano forma parte del grupo de profesionales que pusieron en manos de la Revolución toda su devoción y su espíritu revolucionario en bien de la salud del pueblo.

Fuentes