Nikolái Dobroliúbov

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Nikolái Alexándrovich
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Nikolái Alexándrovich Dobroliúbov, pensador ruso revolucionario, materialista, crítico y publicista
NombreNikolái Alexándrovich Dobroliúbov
Nacimiento5 de febrero de 1836
Nizhni Nóvgorod, Bandera de Rusia Rusia
Fallecimiento29 de noviembre de 1861
San Petersburgo, Bandera de Rusia Rusia
NacionalidadRusa
CiudadaníaRusa
Alma materInstituto Pedagógico Superior de Petersburgo
OcupaciónFilósofo

Nikolái Alexándrovich Dobroliúbov. Pensador ruso revolucionario, materialista, crítico y publicista, compañero de Chernishevski.[1]

Síntesis biográfica

Nace en 1836 su padre era sacerdote (ortodoxo). Terminó sus estudios en el seminario eclesiástico de Nizhni-Nóvgorod (1853) y en el Instituto Pedagógico Superior de Petersburgo (1857).

Desde 1856, colaboró en «El Contemporáneo» del que tuvo a su cargo (1857-61) la sección de crítica y bibliografía.En cinco años de obra creadora, Dobroliúhov escribió muchos artículos sobre ciencia (pedagogía, estética, filosofía) y arte.

Los de más relieve son: «Sobre la importancia de la autoridad en la educación» (1857); «El desarrollo orgánico del hombre en relacióncon su actividad intelectual y moral» (1858); «La civilización rusa ideada por el señor Zherebtsov» (1858); «Pequeñeces literarias del último año» (1859); «Robert Owen» y sus ensayos de reformas sociales» (1859); «¿Qué es el oblomovismo?» (1859); «El reino de las tinieblas» (1859); «¿Cuándo llegará, por fin, el verdadero día?» (1860); «Rasgos para la caracterización de las gentes rusas sencillas» (1860); «Un rayo de luz en el reino de las tinieblas» (1860).

Cuestiones filosóficas

Al tratar de distintas cuestiones filosóficas Dobroliúbov tomaba en consideración los datos de la ciencia natural de su época, defendía el principio de la comunidad genética entre la naturaleza y el hombre, la idea materialista de la unidad de los procesos psíquicos y fisiológicos en el organismo humano: se manifestó contra el dualismo filosófico, luchó contra el agnosticismo y el escepticismo en los problemas del conocimiento.

En este plano, polemizó contra la separación de «alma» y cuerpo –uno de los dogmas de la religión cristiana, cuya crítica constituía la tarea capital de los pensadores rusos de vanguardia a mediados del siglo XIX. Dobroliúbov veía en Feuerbach al fundador de la ciencia sobre el hombre como totalidad, como ser íntegro.

En realidad al prestar atención a las cuestiones sociales y mostrar que las acciones humanas se hallan condicionadas socialmente, Dobroliúbov descubrió la insuficiencia y limitación del principio antropológico. Tendía Dobroliúbov al historicismo, defendía el principio de que la naturaleza y la sociedad se hallaban en constante desarrollo.

Socialismo

En comparación con Chernishevski, trabajaba menos en la investigación de la teoría socialista, pero en lo fundamental mantenía las mismas posiciones que su maestro y luchó para que Rusia se orientara hacia el socialismo. Era un esteta de altos vuelos. Dio un nuevo impulso a la tradición de Belinski, señalaba que la literatura y el arte tienen una misión social: representar lo «absurdo» de las relaciones sociales existentes en aquel entonces, ver las «tendencias naturales» del pueblo, buscar el ideal en la vida.

El principal mérito del escritor como artista estriba en la verdad de sus representaciones, escribió Dobroliúbov. Aunque defendía y razonaba la tesis acerca de la «crítica real» como medio de investigar la vida y entendía que el fin principal de dicha crítica consistía en despertar y desarrollar la conciencia de la sociedad rusa, consideraba que únicamente la revolución, la acción revolucionaria de las propias masas, podía modificar de raíz el orden existente, romper el mecanismo autocrático que se distinguía por su «total podredumbre», acabar con el «reino de las tinieblas» del régimen de servidumbre.

Dobroliúbov denunciaba el carácter falsamente radical de las acusaciones literarias de los liberales. Soñaba con una sociedad en la que «el significado del hombre se determinara por sus méritos personales» y «cada uno adquiriera los bienes materiales en rigurosa dependencia de la cantidad y mérito de su trabajo».

Referencias

  1. Rosental M. y P. Iudin. Diccionario Filosófico. Ediciones Universo, Argentina, 1973, p. 126-127.

Fuentes