No pido permiso para hacer

No Pido Permiso Para Hacer
Información sobre la plantilla
200 × 300 píxeles
PORTADA DEL LIBRO
Título originalNo Pido Permiso Para Hacer
Autor(a)(es)(as)Alexis Castañeda Pérez de Alejo
Editorial:Producciones gráficas Villa Clara
GéneroTestimonio
ISBN978-959-229-140-9
PaísBandera de Cuba Cuba

No Pido Permiso Para Hacer Este libro fue redactado por Alexis tiene, sobre todas las demás, la virtud de regodearse con deleite en el Ramón Silverio de El Mejunje, porque ese espacio (tan impensable e imposible como soñado y posible es) devino puerto para todas sus travesías. La iluminada tozudez del capitán que nunca abandona la nave ni le entrega las armas al enemigo, nos alumbra. Con lenguaje cotidiano ambos (autor y actor) nos presentan, por sus nombres y apellidos, a aquellos que, desde la misma trinchera que no es la misma, que no es igual— no calibraban quilates a su utopía. De esa forma chocamos con los arrecifes que debió sortear El Mejunje para llegar a ser este espacio que hoy expide por fuerza, sensibilidad y paciencia revolucionarias pasaporte, para toda la ciudad y sus noctámbulos, hacia cientos de fronteras invisibles.

Argumento

Es imposible poner punto final a todo lo que El Mejunje representa. Marta Abreu se hubiera subido cuidadosamente las faldas para bailar con Los Fakires o, tal vez, quitado los zapatos para dejar sus huellas junto a las de ese benefactor de los tiempos modernos de Santa Clara ( y que Dios permita siga mejuneando), el no sustituible Ramón Silverio.

Fragmentos

De loma en loma. Siempre mantuve la idea de trabajar para los campesinos, pero mi estancia en el Experimental no me lo permitía. Por eso, cuando el grupo se divide, retomo el proyecto y se lo propongo al director de Cultura del municipio de Manicaragua. A él le pareció muy bien, era ya 1986 y yo tenía otro grupo de teatro al que sí le interesaba este trabajo. Siempre he partido de esta premisa: la voluntariedad para que los actores disfruten y no lo hagan por obligación.

Detalles

Por este libro, desde la ingenua mirada del niño campesino que fue Ramón Silverio, pasa la bondad de una revolución con cuyos días iniciales tuvo el privilegio de sorprenderse— porque de ella recibió su caudal de esperanzas, la certeza de que lo imposible sucumbe ante su antónimo siempre que a este último lo anime una voluntad forjada con el fragor de los sueños. Una revolución a la que debe también, como filosofía, la firmeza de no entregar las esencias a cambio de nada. Una sola afirmación (que no aparece en el libro, pero es frecuente en el discurso “silveriano”) bastaría para confirmarlo: “En el Mejunje todo se oferta en moneda nacional —afirma con orgullo— porque el día en que el dólar entre aquí, por donde mismo él entra, salgo yo”.

Este texto cuenta sobre antiguas sedes, desaparecidas peñas y otros personajes de la vieja guardia cultural, política y hasta callejera que alguna vez rondó y se adhirió al Mejunje. Las descargas nacidas en el Guiñol, el patio de la biblioteca y el edificio Santa Rosalía; el Club del Poste y las excursiones, entre otros espacios del recuerdo. Hasta los primeros graffitis de sus paredes resurgen desde la memoria con las luces y apagones de otros tiempos.

Datos del autor

Alexis Castañeda Pérez de Alejo. Graduado de Historia y Periodismo por el Instituto Superior Pedagógico “Félix Varela” y ha cursado estudios de post grado de Periodismo. Especialista de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en Villa Clara. Trabaja como especialista en el Comité Provincial da la UNEAC de Villa Clara.

Poeta y Crítico. Ha incursionado en el ensayo. Graduado de Historia,

Fuentes