Panteísmo

Panteísmo
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El panteísmo es una creencia o concepción del mundo y una doctrina filosófica según la cual el Universo, la naturaleza y Dios son equivalentes.

Panteísmo (del griego pan-todos y theos-dios). Doctrina filosófica que niega la existencia de un dios personal sobrenatural y reconoce la de un espíritu impersonal internamente inherente a la naturaleza, que funde a esta con dios en un todo único.

El panteísmo, cuya fuente hay que buscar en la filosofía de los estoicos y noplatónicos, desempeñó un papel progresista en la época del feudalismo, pues constituyó una oposición a las ideologías religiosas oficiales, no sólo por haberse desviado de los dogmas eclesiásticos, sino por las tendencias materialista y naturalista que contenía.

La conclusión lógica que se desprende del panteísmo son las ideas de la no creación del mundo por dios en el tiempo, de ls infinitud del universo y de la sujeción a leyes naturales de la naturaleza. El panteísmono era homogéneo: pueden diferenciarseen él las líneas ateístas y religioso-mística.[1]

Origen

El origen de las religiones y los sistemas panteístas: El Panteísmo (creer que todo es Dios) prevaleció en numerosas culturas antiguas. La creencia de que el universo mismo era divino fue tipificada en las creencias animistas de las culturas africanas y de los indios americanos, la última religión egipcia bajo los faraones, y el Budismo, Confucianismo, y Taoísmo en las culturas del Lejano Oriente.

Creencias panteístas están también teniendo resurgimiento entre varios movimientos de la Nueva Era. Generalmente, el panteísmo es el principio de que dios está en todo, y todo es dios. Por lo tanto, la naturaleza es también parte de dios. Debemos estar en armonía con la naturaleza. Debemos nutrirla y nutrirnos de ella, La humanidad no se diferencia de cualquier otro animal. Debemos vivir en armonía con ellos, entenderlos, y aprender de ellos, enfocándonos en la relación entre la humanidad y los elementosde la naturaleza.

Variantes

  • Panteísmo acomista:el acomismo concibe a Dios como única realidad verdadera a la cual se reduce el mundo, el cual es concebido como manifestación, desarrollo, emanación o incluso proceso.
  • Panteísmo ateo: para el panteísmo ateísta el mundo es considerado como una realidad verdadera de manera tal que se reduce a Dios. En este sentido la divinidad es concebida como la unidad del mundo, principo orgánico de la naturaleza que no es otro que el mismo fin de la naturaleza entendida como la naturaleza del mundo.

Representantes

Giordano Bruno

La cosmovisión de Bruno bien puede ser entendida como un "panteísmo ateo", con ciertos rasgos específicos de "pan -psiquismo".En su obra de la causa, el principio y el uno es donde se encuentran sus ideas fundamentales sobre la realidad natural. Una forma o esquema general del universo es la denominada "alma del mundo", cuya preponderante facultad es un intelecto completo y universal, que todo lo llena y todo lo ilumina.

La materia constituye el segundo principio de la naturaleza, por la cual la totalidad de las cosas se hallan conformadas. Los aspectos de los entes pueden mudar, variar o divergir, pero es siempre la misma materia la que se sostiene y perdura por debajo de las exteriores transformaciones.

Baruch Spinoza

Ha sido usual en la época moderna considerar la filosofía de Baruch Spinoza como el más eminente y radical ejemplo de panteísmo, constituyendo de esa forma, el modelo de todos los panteísmos que le seguirán. Esto sedebe principalmente a sus afirmaciones sobre el monismo de la sustancia y del estatuto modal de los individuos finitos, en especial el hombre: «Todo cuanto es, es en Dios, y sin Dios nada puede ser ni concebirse» (Ética, I, XV).

El spinozismo, sin embargo, debe ser considerado más bien como un panenteísmo, porque para el filósofo holandés todo está en Dios y el Ser supremo no se confunde ni con el mundo ni con la totalidad de sus modos, al conservar Spinoza la distinción de orden escolástico entre natura naturans (Dios como principio de ser y de su vida irreductible a todo viviente particular) y la natura naturata, conjunto de modos infinitos y finitos. Estando constituido Dios por una infinidad de atributos de los que sólo conocemos dos (el pensamiento y la extensión), la metafísica spinoziana no puede interpretarse ni como un panteísmo materialista ni como un panteísmo espiritualista.

Formas religiosas

En la India

Hinduismo y Budismo. Alguien ha considerado a la India como el país de origen del panteísmo religioso, ya que en sus principales formas históricas de religión, Hinduismo y Budismo, se establece una serie de identificaciones que culminan en la reducción de todo cuanto existe a dos principios supremos, el Atman o espíritu del pensante y el Brahman o espíritu del mundo. Identificados estos dos principios, en último término, el espíritu de quien los conoce se convierte en Brahman o alma del mundo, dueño y señor de todas las cosas.

El hinduismo centra toda su doctrina en la idea de salvación. En la literatura védica (2000 a. C.), el Atman humano tiene su origen y destino en el Atman superior, principio de todo cuanto existe. Paralelo a él aparece el Brahman, elemento absoluto y eterno, al cual se reintegra el Áman propio de cada persona humana, convenientemente purificado, a la hora de su muerte. Los Upanishads (600-800 a. C.) identifican ya estos dos principios, al advertir que la realidad suprema, origen y fin del universo (Brahman), es la misma que el hombre descubre como la más profunda y permanente de su ser (Atman), con la que se identifica definitivamente. No puede haber ser verdadero desligado del ser divino. De ahí que aquello que no está referido a la causa divina sea superficial y aparente. Pura ilusión carente de ser. Existen, no obstante, dentro de este credo religioso algunas escuelas, sobre todo de orden práctico, que defienden la transcendencia y la personalidad de Dios'.

En sus movimientos principales, Hinayana o pequeño vehículo (salvación sólo para los privilegiados) y Mahayana o gran vehículo (salvación para todos), el budismo articula su enseñanza en torno al nirvana o realidad verdadera, donde quedan suprimidas las diferencias entre los seres y se alcanza la comunión perfecta por vía de unidad.

Para llegar a este estado de intemporalidad, no de aniquilamiento, el alma tiene que adquirir plena conciencia de su núcleo divino. De esta manera obtiene la madurez necesaria para unirse a Dios, realidad absoluta o estado supraexistencial, que algunos entienden como la identificación total del alma particular con el alma universal.

En China

Taoísmo. La sabiduría de China establece un paralelismo neto entre los acontecimientos cósmicos y la conducta humana, de forma que toda la realidad forma una unidad viviente integrada por el cielo, la tierra y el hombre. Laotze (604 a. C.) hace del tao la fuerza creadora y el principio armónico de este proceso universal. Además de ser realidad metafísica fundamental, es ley impersonal por la que todo se rige y a la que se reintegran todas las cosas al término de su recorrido histórico. Bajo su acción terminan por armonizarse el conocimiento subjetivo y el mundo objetivo. «Todos los seres llevan en sí al quieto yin y abarcan al móvil yang. El hálito vital, mediador, opera la unión armónica». El Tao es, además, inmanente a la naturaleza, en cuanto que las diversas formas de ésta no son más que distintas variaciones de la única realidad y conciencia universal.

Formas filosóficas

Estoicismo y Neoplatoicismo

El problema de la filosofía ha sido desde siempre la explicación de lo uno y de lo múltiple. Los antiguos griegos la centraron sobre el ser, principio eterno y realidad sustantiva de las cosas. Esta realidad adquiere en el estoicismo el carácter de logos o razón del universo, inmanente a la naturaleza, que contiene las raíces de todo y hacia donde retornan los diversos entes por inexorable necesidad. El neoplatonismo, por su parte, acentúa la impersonalidad del Sumo Bien de Platón y del acto puro de Aristóteles, haciendo del uno, realidad suprema y rebosante, el principio único de donde proceden todos los seres por emanación y hacia donde todos ascienden como centro de consumación y síntesis superadora de todas las diferencias y oposiciones.

En la filosofía musulmana y judía

A partir del siglo IX la filosofía musulmana, bajo la influencia del neoplatonismo y del pensamiento de la India, ofrece claros indicios panteístas en algunos de sus representantes. Alfarabi (870-950) admite la existencia de un entendimiento agente único para todos los hombres, concebido como término del proceso de emanación y origen, a su vez, de las formas sustanciales del mundo. Todas las cosas proceden de Dios según el siguiente orden: el autoconocimiento de Dios produce la primera Inteligencia; ésta, al conocerse a sí misma, engendra otras Inteligencias idénticas a ella, las cuales prosiguen el mismo proceso en su acción emanadora. En esta doctrina tiene cabida una tríada, semejante en parte a la Trinidad cristiana, formada por Dios, por la primera Inteligencia y por las otras Inteligencias, que animan a los cuerpos. En todo este movimiento creador la generación y la procesión no se oponen a la igualdad de sus términos., Este pensamiento repercute en la teoría de Avicena sobre la jerarquía de los seres emanados unos de otros y en la de Averroes sobre el entendimiento agente único para toda la especie humana. Hay que decir, sin embargo, que la transcendencia y la personalidad de Dios quedan fuera de duda en estos dos filósofos.

Una concepción análoga se observa en determinados filósofos judíos que, como Acicebrón, interpretan a su modo el neoplatonismo y ofrecen una teoría de la emanación propia de la Cábala de esta época. Según este pensamiento, Dios es el transfondo de todas las cosas y la creación del mundo no es obra directa suya, sino de su voluntad o Verbo, que imprime la forma a la materia corporal.

En la filosofía medieval cristiana

Algunos filósofos cristianos de la baja edad media expresaron en categorías ontológicas neoplatónicas la verdad de fe sobre el origen y la consumación de la creación en Dios. Entre ellos destacan, por sus ribetes panteístas, Nicolás de Cusa (1401-1464) y Jordano Bruno (1548-1600), que consideraron el mundo como mera teofanía. El Cusano, que rechaza la emanación estricta defendiendo la distinción entre Dios y las criaturas, concibe el universo como la explicación de la esencia divina por la que cada cosa aparece como una infinitud finita y la totalidad de ellas como el Deus sensibilis. Y todo ello porque en Dios, pura subjetividad, se identifican el que ve, lo visto y el ver. Remitiéndose al de Cusa, Jordano Bruno comprende a Dios y al mundo en la relación de un todo único, cuyo principio inmanente y vivificador es Dios mismo.

En la filosofía moderna

  • El Idealismo alemán. Un siglo después, Fichte (1762-1814), llevando hasta el extremo la herencia kantiana, opta por un «Yo» absoluto: sujeto, objeto y fin de todo saber y obrar. Autoconciencia ideal, este «yo» se identifica con la actividad divina creadora del «yo» individual y del «no-yo». Consiste en actividad pura y espontánea que sustenta por sí misma, a la vez que la manifiesta y la realiza, la vida una e infinita, en la que son superadas la dualidad sujeto-objeto y las contradicciones de la dinámica histórica hacia su cumplimiento en el «Yo-absoluto».
  • Hegel (1770-1831), en su intento de explicar las relaciones de Dios con el mundo, identifica a

Dios, Idea, con el dinamismo de la naturaleza y el devenir de la historia humana. Estas constituyen la exteriorización necesaria de Dios, que no es más que la culminación de un proceso dinámico de orden dialéctico de tesis, antítesis y síntesis, cuya máxima expresión es el hombre consciente de la presencia del absoluto en él. Dicha conciencia adquiere plena clarividencia en Cristo, divinización del hombre y humanización de Dios. En la medida en que las etapas evolutivas de la realidad constituyen los peldaños de la autorrealización del Absoluto, se difumina la idea de creación en favor de un [Supra, I] panteísmo, en el que Dios es el punto culminante de la realidad evolutiva. No es que el mundo sea Dios en sentido estricto, sino Dios en desarrollo o lo que llega a ser la humanidad en su crecimiento como espíritu, esto es, la historia consumada en libertad y solidaridad. Hegel concibe la historia como el proceso del despliegue y del repliegue de Dios; como su realización fuera de sí.

Referencias

  1. Novikov, M. P. Breve diccionario de Ateísmo.Editorial de Ciencias Sociales. Ciudad de La Habana, 1981.

Fuentes