Persona Vidente

- La bola de cristal.

Un vidente se define como una persona que afirma poder percibir los sucesos futuros. Por ejemplo hay personas que afirman que conceben una visión de la realidad por intermedio de sus sueños.

No existe ninguna evidencia (científica o de otro tipo) de que tal capacidad exista, sólo existen testimonios de personas que se adjudican a sí mismas esta capacidad.

La clarividencia se diferenciaría de la telepatía porque el clarividente no adivinaría los pensamientos de otra persona sino que adivinaría hechos futuros.

Ideología de los autodenominados "videntes"

Por lo general, solo personas que se dedican a las ciencias ocultas, al esoterismo, la parasicología o la astrología afirman poseer la clarividencia.

Pseudohistoria de la clarividencia

El estafador colombiano Samael Aun Weor (Víctor Manuel Gómez Rodríguez, 1917​-1977) afirmaba que en el Rig-veda (el texto más antiguo de la India, de mediados del II milenio a. n. e.) se hablaba de yoguis videntes del futuro.[1]

Esa afirmación es incorrecta, ya que en ninguno de los cuatro Vedas se habla de yoga ni de asanas (posturas del yoga).

La primera aparición del concepto de yoga y meditación aparece por primera vez en los Upanishad, compuestos un milenio más tarde.

Herramientas para la clarividencia

Se emplean los sueños, las cartas de tarot, la escritura automática o la bola de cristal.

La bola de cristal

Según los vendedores de bolas de cristal, el origen de la utilización de la bola de cristal data desde las tribus célticas que habitaban en la isla de Gran Bretaña en los primeros siglos de nuestra era, y que fueron unificadas por parte de los druidas, quienes fueron uno de los primeros grupos en utilizar la bola de cristal como método de clarividencia.

Durante la edad media en Europa Central muchos hechiceros, videntes, magos, gitanos y médiums utilizaron como instrumento a la bola de cristal, tanto para ver el pasado como el presente y el futuro de sus clientes consultantes. Debido a su naturaleza transparente, el berilio de Escocia era uno de lo materiales mas utilizados para fabricar las bolas de cristal. De todas formas aunque las primeras bolas de cristal fueron fabricadas con este elemento, en la actualidad se utiliza el cristal de roca ya que resulta ser mucho más transparente.

En Latinoamérica, los estafadores y parapsicólogos afirman (sin aportar ninguna evidencia a sus dichos) que la bola de cristal se inventó en el antiguo Egipto (hacia el 2000 a. n. e., o que se utilizó en la cultura maya (hacia el 1200 n. e.), en la isla de Fiyi (en el océano Pacífico), en la cultura azteca y en la cultura inca.

También afirman que la reina Isabel I había contratado a un astrólogo de apellido Dee, quien utilizaba una bola de cristal con el fin de mostrarle los sucesos del pasado.

Problemas físicos

Existen numerosos argumentos físicos que sugieren que la clarividencia es muy poco plausible:

  • Medio de transmisión, de acuerdo con el principio de causalidad, para que un evento sea observado se requiere que algún tipo de entidad material sea transmitida desde la fuente (en el futuro) al observador (en el presente). La clarividencia requeriría que algún tipo de partícula material o algún tipo de señal se propagase desde el futuro hacia el presente. Ese tipo de partículas tendrían una componente temporal de su vector cuadrimomento negativa, y de acuerdo con el teorema CPT de ser partículas másicas serían de tipo antipartículas que sufrirían aniquilación con partículas del mismo tipo, impidiéndose su propagación al pasado. Naturalmente el argumento no se aplica a partículas sin masa como fotones moviéndose hacia el pasado.
  • Medio de percepción, aún asumiendo que algún tipo de partícula o señal se propagase en el espacio-tiempo hacia el pasado, queda el problema de cómo detectar dicha partícula o señal y de cómo reconstruir esas señales de manera coherente. La vista y el olfato han evolucionado para detectar partículas materiales y convertirlas en señales nerviosas mediante órganos sensoriales complejos. Ninguna estructura cerebral o de otro tipo parece que pudiera detectar partículas o señales que se mueven hacia atrás en el tiempo. Tampoco existe ninguna estructura cerebral que se parezca lo más mínimo a un órgano sensorial complejo capaz de convertir señales de ese tipo en una corriente nerviosa interpretable por el cerebro.

Véase también

Referencias