Pizarra

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Concepto:La pizarra es un medio de enseñanza perteneciente a los tableros didácticos. En ella se representa la información por medios de textos e imágenes.

La pizarra. Uno de los medios de enseñanza más utilizados en el mundo es la pizarra, es tan común en las escuelas que algunos especialistas la consideran un equipamiento escolar, o sea, que sin ella no puede hablarse de escuela. A continuación se explican algunas características de su construcción, ubicación y se brindan recomendaciones para su uso eficiente.

Origen

El término “pizarra”, en español, identifica a una roca metamórfica de color gris que se parte en lajas planas que se utilizaron desde tiempos muy antiguos en países de Europa, fundamentalmente, para techar y también para construir lápices y tablas de escribir. De allí la designación de “pizarra” o “pizarrón” al tablero que se hacía con ese material y posteriormente a cualquier tablero o encerado que se utilizara con esos fines.

Es tan común identificar a la pizarra con un aula, que si miramos una fotografía de un grupo de personas bajo un árbol, podremos pensar que se trata de una reunión de cualquier tipo, pero si está presente una pizarra, enseguida identificamos esa actividad con un proceso de enseñanza aprendizaje, aunque falten los demás elementos tradicionales del aula, incluyendo al mobiliario, las paredes y el techo.

Por ello, de acuerdo con esta serie de artículos sobre los medios de enseñanza, promovidos por la Asociación de Pedagogos de Cuba, dedicaremos este espacio a recomendar algunas medidas para la mejor utilización de este antiguo y eficaz medio.

Construcción

Hoy las pizarras se construyen de diversos materiales, que pueden ser tableros de madera recubiertos de hule, planchas de cartón prensado, planchas metálicas, de plástico, etc. Muchas de ellas se recubren de pintura especial, denominada así “pintura de pizarra”, que es espesa y de un acabado mate para evitar los reflejos sobre la pizarra. Los colores predominantes pueden ser el verde, el negro o el gris.

En cuanto a su construcción, las más tradicionales tienen forma de un rectángulo, generalmente con un marco de madera o metal. Pueden estar provistas de anaqueles o cajas en su parte inferior para guardar el borrador o las tizas con las que se escriben en ellas. Hay otras más elaboradas que tienen piezas corredizas que permiten ocultar partes del contenido y aumentan la superficie útil. Las hay de secciones que suben y bajan, de libro que pueden abrirse, de acordeón que se pliegan, traslúcidas en las que se proyecta por detrás, de acrílico, etc.

Aunque la mayoría se apoyan sobre la pared frontal del aula, algunas tienen sus propios soportes que las hacen muy móviles y pueden servir para locales improvisados de clases, como un salón de reuniones y otros. Hay pizarras que se utilizan como tableros de avisos, pero aquí nos referiremos solamente a las que tienen un uso docente.

Los medios más comunes para escribir en las pizarras son las tizas, especies de lápices hechos con una pasta de yeso. Las tizas se fabrican en blanco y en diversos colores. Hoy en día, las pizarras más modernas, son de plástico blanco, y se escribe en ellas con unos plumones especiales de colores que eliminan el polvo que generan las tizas, una de sus principales desventajas. Este tipo de pizarras son costosas, así como los materiales para escribir en ellas, por lo que no abundan en países subdesarrollados.

Ubicación en el aula

Las pizarras, dentro de los medios de enseñanza de utilización directa, pertenecen a los llamados tableros didácticos, entre los cuales se encuentran el franelógrafo, el cuadro de pliegues o componedor, el plastígrafo y otros. Su ubicación es sumamente importante al frente del aula. La mayoría de los expertos dicen que su borde inferior debe estar a la altura de los hombros de los estudiantes sentados, pues lo que se escriba más abajo estará en el “área ciega” de la pizarra. Es decir, que no podrá ser leído por los alumnos.

Obviamente, al seguir esta recomendación, resulta que la pizarra queda un poco alta y si consideramos que una gran parte de los docentes son mujeres, la parte superior se convierte también en un área desaprovechada. Paras remediar este inconveniente se construyen estrados de madera o con losas en los cuales el docente y los estudiantes se pueden subir para escribir en la pizarra.

También se ha buscado otra alternativa haciendo la pizarra más estrecha, pero más larga, lo que le da al docente una mayor superficie útil de trabajo. Esta última solución a veces no ha sido muy feliz, porque los alumnos situados en los extremos frontales, no pueden ver lo que se escribe en el extremo opuesto de la pizarra, si están muy cercanos a la misma y además los reflejos de puertas y ventanas laterales dificultan la observación.

Es decir, que la ubicación y tamaño de la pizarra debe responder a las características del aula, de los docentes y de los alumnos que escribirán en ella, teniendo como objetivo la mayor y mejor visibilidad posible.

Recomendaciones para el mejor uso

  • Limpie bien la pizarra antes de comenzar a utilizarla. El borrado se hace de arriba hacia abajo, verticalmente y levantando el borrador al llegar abajo para generar la menor cantidad de polvo posible. Enseñe a sus alumnos a borrar correctamente.
  • Escriba primero los elementos centrales que deberán permanecer todo el tiempo en su actividad docente, como la fecha, nombre de la asignatura, etc.
  • Planifique, en lo posible, su actividad en la pizarra. Recuerde que los dibujos, esquemas, etc. requieren de tiempo. Para el trazado de líneas, figuras, etc. utilice los instrumentos que se fabrican especialmente para este fin, como reglas, cartabones, semicírculos y compases de pizarra. No confíe en la improvisación y el dibujo a mano alzada si usted no tiene habilidades para ello.
  • Cuando termine de escribir en la pizarra sitúese a un lado para no estorbar la observación de los alumnos. Dele tiempo para que puedan copiar la información.
  • Utilice letra clara y de tamaño adecuado. Se recomienda una altura mínima de 5 cm para las minúsculas. Practique para evitar la “caída” de los renglones. Emplee mayúsculas y minúsculas ya que está demostrado que la percepción óptima se logra cuando el perfil es más irregular.
  • Deje espacio de una letra entre las palabras, evite el amontonamiento de las palabras, sobre todo cuando se acerca a los extremos. Recuerde que en la pizarra no se pueden “justificar“los renglones como hace una computadora. Enseñe a sus alumnos a separar correctamente las palabras a final de renglón.
  • Abandone la costumbre de leer todo lo que escribe en la pizarra, así no enseña a sus alumnos a tener buena ortografía. Tampoco se debe ir leyendo lo que va escribiendo, escriba en silencio, hágase a un lado y luego comente o amplíe lo que escribió o dibujó. Es importante mantener la boca cerrada mientras se escribe o se borra, pues el polvo de la tiza es irritante para la garganta.
  • No llene totalmente la pizarra, siempre es conveniente dejar espacios para algún término, fecha, número, etc. que surja como una explicación accesoria. Evite señalar con el dedo, utilice un puntero o en su defecto válgase de una regla, lápiz u otro objeto que le permita separarse de lo que está señalando para mejorar la visibilidad de sus alumnos.
  • No mantenga la información por más tiempo del necesario en la pizarra. Recuerde que distrae a los alumnos. Cuando termine su clase borre o mande a borrar la pizarra para entregarla en disposición de uso inmediato al docente que le sigue.
  • Los adornos, carteles, fotografías, etc. alrededor de la pizarra son innecesarios, pues tienden a desviar la atención de los alumnos, a no ser que estén específicamente orientados por las instancias pedagógicas correspondientes.

Los patrones perforados

Cuando es necesario trazar en la pizarra dibujos complejos, siluetas de mapas, y otros elementos gráficos y el docente no posee las habilidades necesarias para ello, puede valerse de los patrones perforados. En una lámina de cartón, cartulina o papel grueso de tamaño adecuado se traza el dibujo que se desea realizar en la pizarra.

No importa si ya está escrito o impreso como un afiche, por ejemplo, entonces por las líneas principales se comienzan a hacer perforaciones con un punzón o clavo, separadas por uno o dos centímetros aproximadamente, de manera que cuando lo ponemos a trasluz podemos distinguir perfectamente la silueta.

En el momento de la clase se pone el patrón sobre la pizarra y se sacude el borrador, dándole golpecitos sobre las líneas agujereadas, tratando de no levantar mucho polvo. Cuando retiramos el patrón nos queda sobre la pizarra una serie de punticos blancos que podemos unir con líneas y ya tenemos de una forma rápida y adecuada nuestro dibujo. Es una forma de utilizar racionalmente el tiempo y de aprovechar muchos carteles y afiches que quedan obsoletos después que han cumplido la función para la que fueron diseñados.

Véase también

Fuentes

  • González Castro, Vicente. Teoría y Práctica de los Medios de Enseñanza. Editorial Pueblo y Educación. La Habana.
  • Ledo Llorella, Artemio. Conferencias sobre Medios de Enseñanza impartidas en el Instituto de Perfeccionamiento Educacional de Camagüey.(inédita)