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=Reynaldo García Pérez 
 

Reynaldo García Pérez


Nació en San Antonio de las Vegas[1] el 18 de julio de 1919, hijo de padres humildes, cursó sus primeros estudios en la escuela de esta localidad[2] hasta el sexto grado, no pudiendo continuar por problemas económicos.

Café Colón


Comenzó a trabajar en el Café Colón[3] en el crucero del ferrocarril de Arroyo Apolo, como su mayor anhelo era estudiar comercio, matricula en la escuela de comercio de La Habana simultaneando el estudio con el trabajo lo que solo pudo hacer el primer año. En estos quehaceres lo sorprende el Golpe de Estado del 10 de marzo y desde ese momento comienzan sus inquietudes revolucionarias.

Cuando se organiza el Movimiento 26 de julio comienza a militar en él, integrando la célula a la que pertenecía la heroína del Moncada Haydée Santamaría, derrochando valor y decisión realiza sus actividades en la zona de la Víbora.[4]

Tarja en honor a Reynaldo, puesta en el Café Colón

Entregado a estas labores es sorprendido por las fuerzas represivas cuando realizaban acciones en recordación del 26 de julio, precisamente el 26 de julio de 1957 es conducido a la 14 Estación Valdés Delgado donde fue interrogado y registrado su cuarto, al no encontrarle nada lo pusieron en libertad.

Poco después es detenido nuevamente y llevado a la estación donde al registrarlo le encontraron dinero, un cuño y los bonos del 26 de julio en los zapatos, mientras esto sucedía miembros de la Radio Motorizada provistos de picos y barretas levantaron el piso del cuarto pues tenían la confidencia de que allí había armas enterradas, las que no encontraron pues fueron trasladadas la noche anterior.

Esto provocó el enfurecimiento de los sicarios los que se ensañaron en él torturándolo salvajemente sin que dijera una sola palabra, lo que cada vez hacían más fuertes las torturas, ya el 30 de julio estaba moribundo en los sótanos de la estación, pero sus familiares que sabían de los hechos presentaron a los tribunales un recurso de Habeas Corpus y se ven obligados a declarar su detención y lo trasladan al Hospital de la Policía, allí por la presión realizada, el Director autoriza al hermano a verlo, con la condición de que no podían acompañarlo periodistas, fotógrafos o mujeres, a pesar de la situación en que se encontraba dijo a su hermano:"Dile a mis compañeros que no hablé, que me porté como un hombre". Allí fallece antes de cumplirse 48 horas de asistencia médica.

Casa de Reynaldo

Murió el 1ro de agosto cuando solo contaba 39 años, fue velado en este pueblo[5] y sepultado en el cementerio de la localidad bajo la vigilancia de las fuerzas de la dictadura.


Cinta de la corona enviada a Reynaldo García por sus compañeros del Movimiento 26 de Julio.


Crucifijo que acompañaba el ataúd del mártir Reynaldo García.




La verdadera historia de cómo lo asesinaron (contada por sus amigos)

Documento que relata la historia

Por no conocer el pueblo todo el calvario sufrido por Reynaldo García Pérez, víctima de la tiranía de Batista, es por lo que nos hemos decidido a escribir estas líneas.

Reynaldo, hijo de una modesta familia de San Antonio de las Vegas, llegó muy joven a La Habana, donde comenzó a trabajar en el Café Colón del Crucero del Ferrocarril en Arroyo Apolo, creando en toda esa zona verdaderos afectos. A raíz del funesto 10 de Marzo, vinieron las inquietudes de la juventud y cuando se creo el Movimiento 26 de Julio comenzó a prestar sus servicios valientes y desinteresados a la causa revolucionaria, entregándose en cuerpo y alma a todo acto que redundara en beneficio a la caída de la dictadura.

Llega el día 26 de Julio de 1957, y siendo las cuatro de la tarde, los delegados del funesto Capitán de la 14 Estación, Valdés Delgado, lo interrogan y registran su habitación por primera vez, dejándolo en libertad.

Pasada media hora de ese hecho lo vuelven a detener por confidencias de algún “CHIVATO” de esa zona del Café Colón y le ocupan en los bolsillos dinero, y en la planta de los pies, bonos del M-26-7, así como un cuño; vienen de nuevo los esbirros del referido capitán y miembros de la Radio Motorizada y hacen otro registro en su cuarto detrás de la tienda y provistos de picos, hacen huecos en el piso en busca de armamentos (según la delación hecha), pero para suerte de la causa revolucionaria ya se había trasladado todo el cargamento de armas que había la tarde anterior. Cuando llegaron esos asesinos a la Estación y vieron a pesar de las torturas que Reynaldo no hablaba estuvieron desde ese día hasta el día 30 dándole palos y golpes con una soga de barco, dejándolo por muerto en el sótano de la Estación de donde fue sacado a virtud de unHabeas Corpus presentado en el Tribunal de Urgencias por el Dr. Emilio Ortega y trasladado a otro sótano, el del Hospital de la Policía, donde el Director del Hospital lo dejo ver bajo la condición que no lleváramos periodistas, fotógrafos y mujeres.

Duró apenas 48 horas con asistencia médica, pues estaba destrozado, pudiendo hablar solamente con un hermano estas palabras:

                                  “El Capitán me dijo que me iba a sembrar cáncer en la cabeza”
                                              “Dile a Ezequielito que quedé como un hombre”

muriendo después como a las cinco horas, siendo su cadáver llevado al Cementerio de San Antonio de las Vegas.

Pero en manos de la justicia revolucionaria esta el Capitán asesino, y el tristemente celebre “NIÑO VALDES” vigilante de esa estación; muerto al resistirse cuando fue a ser detenido el porrista “CORVITO” huyendo el sargento desertor Clauset.

                                                                                                          AMIGOS DE REYNALDO GARCIA


  1. Consejo Popular, perteneciente al municipio San José de las Lajas
  2. Escuela Primaria "Teresa Cantón Pérez"
  3. Víbora, Ciudad Habana
  4. Ciudad Habana
  5. Se refiere al pueblo San Antonio de las Vegas


Bibliografía

  • Aquel 26 de julio, en revista Bohemia, (pp. 4 - 19), 9 septiembre de 1966.
  • Colectivo de autores.: Semillas de fuego, Editorial Ciencias Sociales, Ciudad de La Habana, 1990.
  • Comisión de Historia de la lucha clandestina. La victoria de enero de 1959 y el control revolucionario de la capital. La Habana. 1998.
  • Díaz Pendás, Horacio.: Aprendiendo Historia en el museo, Editorial Pueblo y Educación, Ciudad de La Habana, 1990.
  • González – Lanuza Rodríguez, Gaspar.: Clandestinos: héroes vivos y muertos. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2000.
  • González, Luís Jesús.: La ruta marcada con su sangre, en periódico el Habanero, (p. 3), 1988.
  • Marel García – Pérez, Gladys.: Crónicas. Guerrillas del Occidente, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2005.
  • Oltuski Ozacki, Enrique, Héctor Rodríguez Llompart y Eduardo Torres – Cueva.: Memorias de la Revolución. Ediciones Imagen Contemporánea, La Habana, 2007.