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La Bóveda Celeste

Si en una noche oscura y despejada nos situamos en un lugar alejado de la iluminación que las ciudades dispersan hacia la atmósfera y desprovisto de árboles u otros obstáculos, podemos contemplar en toda su magnificencia el espectáculo de la «esfera o bóveda celeste». Dos o tres millares de puntos luminosos que parpadean debido a la turbulencia atmosférica, se proyectan en una imaginaria esfera de radio infinito.


Esos puntos corresponden a las estrellas, objetos de naturaleza análoga a nuestro Sol, pero situados a distancias mucho mayores. Con frecuencia se distinguen, también a simple vista, unos pocos astros de brillo más estable pero cuyas posiciones cambian en pocos días; son mayores o más cercanos planetas ya conocidos en la antigüedad: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno,que giran alrededor del Sol como la Tierra.

El brillo que vemos de una estrella no sólo depende de su emisión de luz y su luminosidad, sino también de distancia que la separa de nosotros. Para medir el brillo aparente de las estrellas se usa la «magnitud estelar relativa o aparente». A las estrellas muy brillantes como Aldebarán y Altair se les denomina como de primera magnitud, mientras que las estrellas las cuales vemos en el límite de la visión como de sexta magnitud. Para definir la escala de magnitudes se toma el criterio que una estrella de primera magnitud es 100 veces más brillante que una estrella de sexta magnitud.

Constelaciones


Se le da el nombre de constelación a la selección de una agrupación de estrellas brillantes que sirve para identificar un área de la esfera celeste y una orientación en el espacio, muchas constelaciones fueron establecidas hace miles de años.


En una constelación las estrellas se observan visualmente agrupadas, no obstante el establecimiento del grupo y de sus límites es a criterio y convenio de los astrónomos. Sus estrellas están a diferentes distancias de nosotros, de más luminosidad pueden estar cientos o miles de veces más distantes que las más cercanas. La imagen de una constelación no se conforma como la imagen de la Luna llena, pues la luz que usted percibe de las diferentes partes de la Luna fue emitida casi a la vez, al formarse la imagen de una constelación nos llega luz emitida en diferentes tiempos, según la distancia que la luz tiene que viajar desde cada una de las estrellas hasta nosotros.


Muchas de las estrellas brillantes que forman las constelaciones tienen nombres que se les atribuyen a los caldeos, los egipcios, a los griegos, a los romanos y a otras culturas antiguas. Nuestros antecesores asociaron esas estrellas brillantes a otras próximas dando al conjunto una forma figura en la que creyeron ver representados los contornos de objetos o animales que les eran conocidos o a personajes de los mitos y leyendas. Unas 47 de las 88 constelaciones que se definen hoy día.


Esas constelaciones eran las siguientes

Osa Mayor, Orión, Toro, Can Mayor, Boyero, Osa Menor, Dragón, Hércules, Acuario, Capricornio, Sagitario, Flecha, Delfín, Liebre, Erídano, Ballena, Pez Austral, Corona Austral, Centauro, Lobo, Hidra Hembra, Copa, Cuervo, Balanza, Cabellera de Berenice, Cruz del Sur, Caballo menor, Corona Boreal, Ofiuco, Escorpión, Virgen, Gemelos, Cangrejo, León, Cochero, Cefeo, Casiopea, Andrómeda, Pegaso, Carnero, Triángulo, Peces, Perseo, Lira, Cisne, Águila y Can Menor.

Es importante distinguir entre las constelaciones zodiacales y los denominados signos zodiacales, utilizados como basamento de la falsa ciencia de la Astrología, con la cual la Astronomía moderna no tiene relación alguna. Los signos consisten en una división de la banda zodiacal en 12 partes arcos iguales de 30 grados de extensión cada uno y que se designan con el nombre de la constelación con la que aproximadamente coincidían cuando fueron definidos hace más de dos mil años. Como resultado del movimiento de la Tierra, denominado precesión y el corrimiento en la posición de las constelaciones a que da lugar, actualmente ya no concuerdan en fecha la posición del Sol en las constelaciones con su signo zodiacal. Así por ejemplo, el Sol a fines de marzo se ubica no en Aries, sino delante de la constelación de los Peces, y hacia el año 2600 en igual fecha se hallará en la dirección de Acuario.