Proclama de Simón Bolívar

Proclama de Simón Bolivar
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Simón Bolívar
Fecha:15 de junio de 1813 al 26 de noviembre de 1820
Lugar:Bandera de la República Bolivariana de Venezuela Venezuela
Descripción:
Proclama manuscrita con un mensaje de guerra a muerte.
Líderes:
Simón Bolivar
Ejecutores o responsables del hecho:
Ejército del Norte

Proclama de Simón Bolivar. Proclama manuscrita con un mensaje de guerra a muerte. Estuvo vigente hasta la firma del Pacto de Trujillo por parte de Simón Bolívar y Pablo Morillo el 26 de noviembre de 1820.

Antecedentes

Después de su fulminante victoria de Cúcuta, Bolívar decidió penetrar en Venezuela a pesar de la oposición de su jefe, el general colombiano Manuel Rodríguez Torices y de su segundo al mando, Castillo. El Libertador, recién nombrado ciudadano de la federación de Nueva Granada y ascendido a general de brigada por el Congreso de Tunja, estaba seguro de que era imprescindible aprovechar la coyuntura en que Domingo de Monteverde, capitán general de Venezuela se movería hacia el este, en dirección a Cumaná y Maturín, para atacarlo desde el oeste, aprovechando que de la población local saldrían los contingentes de venezolanos que se sumarían a su pequeña fuerza y las vituallas que los mantendrían. Sin embargo, los montañeses escucharon sus arengas libertarias con silencio, indiferencia, muy pocos hombres y menos abastecimientos.

Entonces Bolívar decidió deslindar los campos, y al amanecer del 15 de mayo de 1813, en las paredes de las casas de Trujillo aparecieron proclamas manuscritas -debido a que en la región no había imprentas- con un terrible mensaje de guerra a muerte.

La proclama

" Proclama de Simón Bolívar

Brigadier de la Unión, General en Jefe del Ejercito del Norte, Libertador de Venezuela

A sus conciudadanos

Venezolanos: Un ejército de hermanos, enviado por el soberano Congreso de la Nueva Granada, ha venido a libertaros, y ya lo tenéis en medio de vosotros, después de haber expulsado a los opresores de las provincias de Mérida y Trujillo.

Nosotros somos enviados a destruir a los españoles, a proteger a los americanos, y a restablecer los gobiernos republicanos que formaban la Confederación de Venezuela. Los Estados que cubren nuestras armas, están regidos nuevamente por sus antiguas constituciones y magistrados, gozando plenamente de su libertad e independencia; porque nuestra misión sólo se dirige a romper las cadenas de la servidumbre, que agobian todavía a algunos de nuestros pueblos, sin pretender dar leyes, ni ejercer actos de dominio, a que el derecho de la guerra podría autorizarnos.

Tocado de vuestros infortunios, no hemos podido ver con indiferencia las aflicciones que os hacían experimentar los bárbaros españoles, que os han aniquilado con la rapiña, y os han destruido con la muerte; que han violado los derechos sagrados de las gentes; que han infringido las capitulaciones y los tratados más solemnes; y, en fin, han cometido todos los crímenes, reduciendo la República de Venezuela a la más espantosa desolación. Así pues, la justicia exige la vindicta, y la necesidad nos obliga a tomarla. Que desaparezcan para siempre del suelo colombiano los monstruos que lo infestan y han cubierto de sangre; que su escarmiento sea igual a la enormidad de su perfidia, para lavar de este modo la mancha de nuestra ignominia, y mostrar a las naciones del universo, que no se ofende impunemente a los hijos de América.

A pesar de nuestros justos resentimientos contra los inicuos españoles, nuestro magnánimo corazón se digna, aún, abrirles por la ultima vez una vía a la conciliación y a la amistad; todavía se les invita a vivir pacíficamente entre nosotros, si detestando sus crímenes, y convirtiéndose de buena fe, cooperan con nosotros a la destrucción del gobierno intruso de España, y al restablecimiento de la República de Venezuela.

Todo español que no conspire contra la tiranía en favor de la justa causa, por los medios más activos y eficaces, será tenido por enemigo, y castigado como traidor a la patria y, por consecuencia, será irremisiblemente pasado por las armas. Por el contrario, se concede un indulto general y absoluto a los que pasen a nuestro ejército con sus armas o sin ellas; a los que presten sus auxilios a los buenos ciudadanos que se están esforzando por sacudir el yugo de la tiranía. Se conservarán en sus empleos y destinos a los oficiales de guerra, y magistrados civiles que proclamen el Gobierno de Venezuela, y se unan a nosotros; en una palabra, los españoles que hagan señalados servicios al Estado, serán reputados y tratados como americanos.

Y vosotros, americanos, que el error o la perfidia os ha extraviado de las sendas de la justicia, sabed que vuestros hermanos os perdonan y lamentan sinceramente vuestros descarríos, en la íntima persuasión de que vosotros no podéis ser culpables, y que sólo la ceguedad e ignorancia en que os han tenido hasta el presente los autores de vuestros crímenes, han podido induciros a ellos. No temáis la espada que viene a vengaros y a cortar los lazos ignominiosos con que os ligan a su suerte vuestros verdugos. Contad con una inmunidad absoluta en vuestro honor, vida y propiedades; el solo título de americanos será vuestra garantía y salvaguardia. Nuestras armas han venido a protegeros, y no se emplearán jamás contra uno solo de nuestros hermanos.

Esta amnistía se extiende hasta a los mismos traidores que más recientemente hayan cometido actos de felonía; y será tan religiosamente cumplida, que ninguna razón, causa, o pretexto será suficiente para obligarnos a quebrantar nuestra oferta, por grandes y extraordinarios que sean los motivos que nos deis para excitar nuestra animadversión.

Españoles y Canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de América. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables.

Cuartel General de Trujillo, 15 de junio de 1813. "

Vigencia de la Proclama

El decreto de guerra a muerte estuvo vigente hasta que el 26 de noviembre de 1820, tras la segunda victoria independentista de Carabobo, Simón Bolívar y Pablo Morillo firmaron el Pacto de Trujillo, que regularizó la guerra.

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