Río Trabancos

Río Trabancos
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País(es) que atraviesaBandera de España España
Longitud85 km
Nacimientocerca de la localidad de Blascomillán a unos 1.100 metros de altura

Río Trabancos. es un río transitorio, afluente del río Duero por el sur, que discurre entre el río Zapardiel y el Guareña.

Nace cerca de la localidad de Blascomillán, a unos 1.100 metros de altura. Tiene unos 85 km de longitud y, aunque su cauce es estable, sólo lleva agua cuando se producen lluvias torrenciales.

Pasa por las localidades de Narros del Castillo, Salvadiós, Flores de Ávila, El Ajo, San Cristóbal de Trabancos, Rasueros y Horcajo de las Torres, en la provincia de Ávila; marchando luego hacia la provincia de Valladolid por el Norte.

Descripción

El Trabancos recorre unos 40 km por la provincia de Valladolid, después de recorrer 45 por la de Ávila. Vamos a acompañarle desde su desembocadura en el Duero hasta Villa Luz, en el límite provincias.

Este río tiene su origen en la provincia y partido judicial de Ávila, entre los cerros de Garcipedro y Solana de Rio Almar; corre impetuoso buscando siempre el Norte, por los término de Herreros de Suso, Narros del Castillo, por los valles y prados de Flores de Avila, término del Ajo, La Cebolla, Rasueros, Horcajo de las Torres y otros que deja a su derecha. En el de este último recibe las aguas del Menines y Ragamilla, y siguiendo su primitiva dirección deja a la izquierda los pueblos de Salvadiós y Rágama ; entra en la provincia de Salamanca, la cual pasa rápidamente por los término de Palacios Rubios, Cantalapiedra y Mollorido, y pasando a la de Valladolid atraviesa por los de Fresno, Carpio, Castrejón, Alaejos ,Ébanos de Abajo, Foncastín, Poyos y Castronuño, y desemboca en el Duero, entre estos dos últimos pueblos, en el sitio que llaman Peñas Bermeja. Corre 131/2 leguas, 6 por la de Ávila, 3 por la de Salamanca y 4 por la de Valladolid. Da movimiento con sus aguas a las ruedas de varios molinos harineros.

Es de destacar que este insignificante curso de agua tiene muy escasa importancia hidrográfica, pero, al menos hasta el siglo XIII tiene un papel no desdeñable en la historia de la Meseta Norte española.

Recorridos más significativos

De Bayona a la Cañada

El Trabancos, aunque está muerto desde su nacimiento, muere –técnicamente- en el Duero junto a Bayona, que si antiguamente fue una localidad habitada hoy es una sencilla casa de labor. La maleza nos impide acercarnos a la desembocadura (bayona significa lugar de bayones, carrizos). Entre el Duero y la carretera el cauce atraviesa un ancho prado con alamedas protegido a su vez por pinares.

Y entre los puentes de la carretera y el ferrocarril, una vieja presilla tomaba agua para una acequia, lo cual indica que no siempre estuvo muerto el río. Hoy no serviría, pues la zona represada se ha llenado de piedra y tierras transportadas por la corriente.

Avanzando se ven restos de una noria y, al lado, lo que pudo ser una bodega y restos de una caseta. Un buen talud protege las alamedas de los fríos vientos del Este. Desde arriba se contempla el paisaje del valle. Frente, una gravera se aprovecha de los acopios milenario del río. Se puede ver también una zona de bosque y maleza, llena de vida en cualquier época del año.

El cauce –cantos rodados y arena- indica que, de vez en cuando, en épocas lluviosas, pasa algo de agua. En la orilla derecha se ven los restos de un molino, atravesamos la cañada real de Salamanca muy concurrida hasta mediados del siglo pasado. Villa Lucía abandonada por sus habitantes pero muy bien acompañada por hileras de almendros. Curiosa construcción en cuesta y en forma de triángulo; aun se puede apreciar el material con que se cubrían los establos.

Los ambientes del Trabancos hoy estan llenos de vegetación y vacíos de sus gentes, despoblados.

El viejo Evanejo en sus jóvenes praderas

Al poco el río se abre de nuevo en inmensas praderías, ahora verdes y esmaltadas de chirivitas, con algún bosquete de álamos como la alameda del Conde. Arriba, la tierra de labor es llamativamente roja.

Y los prados nos conducen hasta el primero, para nosotros, de los Evanes: el de Abajo, en el que destaca la construcción de una ermita apoyada en un viejo muro. Ya se les nombra en 1265, como Febam de Suso y Febam de Yuso. Y es que la villa de Eván de Arriba y el lugar de Eván de Abajo debieron conocer su máximo auge en los años en que estuvieron separados los reinos de León y de Castilla (1157-1230). El origen de estas poblaciones pudo estar en sus fortalezas, construidas en tapial, cantos rodados y cal: hoy todavía impresionan sus restos. En 1631 Eván de Arriba contaba únicamente con cinco vecinos, aunque se fueron despoblando con el paso del tiempo hasta convertirse en cotos redondos o fincas privadas, pasando en 1843 a la jurisdicción de Siete Iglesias.

En Eván de Abajo todavía podemos ver los restos de la fortificación, que debió de ser un recito circular de unos 45 metros de diámetro y un torreón, del que subsiste un paredón almenado. A su abrigo se levantó en el XVIII la iglesia de San Miguel, de una sola planta rectangular, testero plano, espadaña a los pies y portada abierta a mediodía, realizada en ladrillo y tapial. En Eván de Arriba se conservan los restos, muy similares a los anteriores, de su fortaleza medieval de planta circular con torreón cuadrado. Muy próxima se encuentra la parroquia de Santa Cecilia, también construida en el XVIII, y muy similar a la vecina de abajo.

Estos dos lugares, junto con Pozuelo y Pinilla, vigilaban los pasos al sur del Duero, en la línea fronteriza con el reino de León, al Oeste.

Conforme nos aproximamos al Eván de Arriba el prado va desapareciendo y en el cauce abundan aguas estancadas y carrizos. El puente de este Eván es una compuerta para detener las aguas del Trabancos. Y por aquí, más vale tomar la carretera general para saltar al otro lado y evitar, al mismo tiempo, las faraónicas obras del AVE.

Por cierto, que el Trabancos se llamó Eván o Evanejo hasta que tomó el nombre de Trabancos, hoy despoblado como luego veremos.

Fuentes